jueves, 30 de abril de 2015

LECTURA 30 DE ABRIL

DÍA 120

30 DE ABRIL (2º REYES 18:1-20:21)

CAPÍTULO 18

EZEQUÍAS Y EL RETORNO A JEHOVAH

1 Aconteció que en el tercer año de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías hijo de Acaz, rey de Judá. 2 Tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 29 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Abi hija de Zacarías.

3 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre David. 4 Quitó los lugares altos, rompió las piedras rituales, cortó los árboles rituales de Asera e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta aquel entonces los hijos de Israel le quemaban incienso. Y la llamó Nejustán.

5 Ezequías puso su esperanza en Jehovah Dios de Israel. Ni antes ni después de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá, 6 porque fue fiel a Jehovah y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehovah había mandado a Moisés. 7 Jehovah estaba con él, y tuvo éxito en todas las cosas que emprendió. Se rebeló contra el rey de Asiria y dejó de servirle. 8 Derrotó a los filisteos hasta Gaza y sus territorios, desde las torres de los centinelas hasta la ciudad fortificada.

CAÍDA DE SAMARIA

9 Aconteció en el cuarto año del rey Ezequías, que era el séptimo año de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, que Salmanazar, rey de Asiria, subió contra Samaria y la sitió. 10 La tomaron al cabo de tres años; es decir, Samaria fue tomada en el sexto año de Ezequías, que era el noveno año de Oseas, rey de Israel.

11 El rey de Asiria llevó cautivos a los israelitas a Asiria y los puso en Halaj y en el Habor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos; 12 por cuanto no obedecieron la voz de Jehovah su Dios, sino que quebrantaron su pacto. No escucharon ni pusieron por obra todas las cosas que había mandado Moisés, siervo de Jehovah.

EZEQUÍAS Y LA INVASIÓN DE SENAQUERIB

13 En el año 14 del rey Ezequías subió Senaquerib, rey de Asiria, contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó. 14 Entonces Ezequías, rey de Judá, envió a decir al rey de Asiria, en Laquis: "Yo he fallado. Apártate de mí, y pagaré lo que me impongas."

El rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, 300 talentos de plata y 30 talentos de oro. 15 Entonces le dio Ezequías toda la plata que se hallaba en la casa de Jehovah y en los tesoros de la casa del rey. 16 En aquel tiempo Ezequías desmanteló las puertas del templo de Jehovah y sus marcos, que el mismo Ezequías, rey de Judá, había recubierto de oro, y se los dio al rey de Asiria.

LAS AMENAZAS DEL RABSACES

17 Después el rey de Asiria envió al Tartán, al Rabsaris y al Rabsaces, con un poderoso ejército, desde Laquis al rey Ezequías, en Jerusalén. Subieron y llegaron a Jerusalén. Y habiendo subido y llegado, se detuvieron junto al acueducto del estanque de arriba, que está en el camino del Campo del Lavador. 18 Luego llamaron al rey, y salieron hacia ellos Eliaquim hijo de Hilquías, el administrador del palacio; Sebna, el escriba; y Jóaj hijo de Asaf, el cronista. 19 Entonces les dijo el Rabsaces:

—Decid a Ezequías que así ha dicho el gran rey, el rey de Asiria: "¿Qué confianza es esa en que confías? 20 Tú has dicho tener plan y poderío para la guerra, pero sólo son palabras de labios. Pero ahora, ¿en quién confías para que te hayas rebelado contra mí? 21 He aquí que ahora tú confías en Egipto, en ese bastón de caña cascada, que a cualquiera que se apoye sobre ella, le entrará por la mano y se la atravesará. Así es el faraón, rey de Egipto, para todos los que confían en él. 22 Pero si me decís: ’Confiamos en Jehovah nuestro Dios’, ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: ’Delante de este altar adoraréis en Jerusalén’?"

23 »Ahora pues, comprométete con mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré 2.000 caballos, si acaso tú puedes proveer quienes cabalguen sobre ellos. 24 ¿Cómo podrás resistir a un oficial de uno de los más insignificantes servidores de mi señor, confiando en Egipto por carros y jinetes? 25 Y ahora, ¿acaso he subido contra este lugar para destruirlo sin que haya intervenido Jehovah? Jehovah me ha dicho: "Sube contra esa tierra y destrúyela."

26 Entonces Eliaquim hijo de Hilquías, Sebna y Jóaj dijeron al Rabsaces:

—Por favor, habla a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos. No hables con nosotros en hebreo, a oídos del pueblo que está sobre la muralla.

27 Pero el Rabsaces les dijo:

—¿Acaso me ha enviado mi señor para decir estas palabras sólo a tu señor y a ti? ¿No les concierne también a los hombres que están sobre la muralla, quienes, como vosotros, han de comer sus propios excrementos y beber su propia orina?

28 Entonces el Rabsaces se puso de pie, gritó a gran voz en hebreo y habló diciendo:

—¡Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria! 29 Así ha dicho el rey: "No os engañe Ezequías, porque él no os podrá librar de mi mano. 30 Tampoco os haga confiar Ezequías en Jehovah, diciendo: ’Ciertamente Jehovah nos librará, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria.’ " 31 ¡No escuchéis a Ezequías! Porque así ha dicho el rey de Asiria: "Haced la paz conmigo y rendíos a mí. Y comerá cada uno de su vid y de su higuera, y beberá cada uno de las aguas de su pozo, 32 hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas, tierra de aceite de olivo y de miel. Así viviréis y no moriréis. No escuchéis a Ezequías, porque os engaña diciendo: ’Jehovah nos librará.’ 33 ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones libró su tierra de la mano del rey de Asiria? 34 ¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim, de Hena y de Ivá? ¿Acaso libraron éstos a Samaria de mi mano? 35 ¿Cuáles de entre todos los dioses de estas tierras libraron sus tierras de mi mano, para que Jehovah libre a Jerusalén de mi mano?"

36 Pero el pueblo calló y no le respondió ni una palabra, porque había una orden del rey que decía: "No le respondáis." 37 Entonces Eliaquim hijo de Hilquías, el administrador del palacio; Sebna, el escriba; y Jóaj hijo de Asaf, el cronista, fueron a Ezequías con sus vestiduras rasgadas, y le declararon las palabras del Rabsaces.

CAPÍTULO 19

ISAÍAS ANUNCIA LA LIBERACIÓN

1 Aconteció que cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestiduras, y cubierto de cilicio entró en la casa de Jehovah. 2 Luego envió, cubiertos de cilicio, a Eliaquim el administrador del palacio, a Sebna el escriba y a los ancianos de los sacerdotes a donde estaba el profeta Isaías hijo de Amoz. 3 Y le dijeron:

—Así ha dicho Ezequías: "Este día es día de angustia, de reprensión y de vergüenza; porque los hijos están a punto de nacer, pero no hay fuerzas para dar a luz. 4 Quizás Jehovah tu Dios habrá escuchado todas las palabras del Rabsaces, al cual ha enviado su señor, el rey de Asiria, para afrentar al Dios vivo; y le reprenderá a causa de las palabras que Jehovah tu Dios ha escuchado. Eleva, pues, una oración por el remanente que aún queda."

5 Fueron, pues, a Isaías los servidores del rey Ezequías, 6 e Isaías les dijo:

—Así diréis a vuestro señor: "Así ha dicho Jehovah: ’No temas por las palabras que has oído, con las que me han injuriado los criados del rey de Asiria. 7 He aquí, yo pondré en él un espíritu, y oirá un rumor y se volverá a su tierra. Y haré que en su tierra caiga a espada.’ "

ISAÍAS Y LAS CARTAS DE SENAQUERIB

8 Cuando el Rabsaces oyó que el rey de Asiria había partido de Laquis, regresó y halló al rey combatiendo contra Libna. 9 Luego el rey oyó hablar acerca de Tirhaca, rey de Etiopía: "He aquí que él ha salido para combatir contra ti."

Entonces volvió a enviar mensajeros a Ezequías, diciendo: 10 "Así diréis a Ezequías, rey de Judá: ’No te engañe tu dios, en quien tú confías, al decirte que Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria. 11 He aquí, tú has oído lo que los reyes de Asiria han hecho a todos los países, destruyéndolos por completo. ¿Y serás librado tú? 12 ¿Acaso los dioses de las naciones, que mis padres destruyeron, libraron a Gozán, a Harán, a Resef y a los hijos de Edén que estaban en Telasar? 13 ¿Dónde están el rey de Hamat, el rey de Arfad y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Ivá?’ "

14 Entonces Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros, y la leyó. Luego Ezequías subió a la casa de Jehovah, y la extendió delante de Jehovah. 15 Y Ezequías oró delante de Jehovah y dijo: "Oh Jehovah Dios de Israel, que tienes tu trono entre los querubines: Sólo tú eres el Dios de todos los reinos de la tierra; tú has hecho los cielos y la tierra. 16 Inclina, oh Jehovah, tu oído y escucha; abre, oh Jehovah, tus ojos y mira. Escucha las palabras que Senaquerib ha mandado decir para afrentar al Dios vivo. 17 Es verdad, oh Jehovah, que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras, 18 y que han entregado al fuego sus dioses y los destruyeron; porque éstos no eran dioses, sino obra de manos de hombre, de madera y de piedra. 19 Ahora pues, oh Jehovah, Dios nuestro, por favor, sálvanos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo tú, oh Jehovah, eres Dios."

JUICIO DIVINO CONTRA SENAQUERIB 

20 Entonces Isaías hijo de Amoz mandó a decir a Ezequías: "Así ha dicho Jehovah Dios de Israel: ’He escuchado lo que me has pedido en oración acerca de Senaquerib, rey de Asiria. 21 Esta es la palabra que Jehovah ha hablado acerca de él: " ’La virgen hija de Sion te menosprecia; hace burla de ti. Mueve su cabeza a tus espaldas la hija de Jerusalén. 22 ¿A quién has afrentado e injuriado? ¿Contra quién has levantado la voz y alzado tus ojos con altivez? ¡Contra el Santo de Israel!

23 " ’Por medio de tus mensajeros has afrentado al Señor y has dicho: Con la multitud de mis carros yo ascendí a las cumbres de los montes, a las regiones más remotas del Líbano. Corté sus más altos cedros y sus cipreses escogidos. Llegué hasta su morada más lejana, al bosque más exuberante. 24 Yo cavé y bebí aguas extranjeras, y con las plantas de mis pies hice secar todas las corrientes de Egipto.

25 " ’¿Acaso no lo has oído? Hace mucho tiempo que lo determiné; desde los días de la antigüedad lo dispuse. Y ahora he hecho que suceda, para hacer de las ciudades fortificadas montones de ruinas. 26 Y sus habitantes, sin poder hacer nada, son aterrorizados y avergonzados. Son como la planta del campo o el verdor del pasto, como la hierba de los terrados que es quemada antes de madurar.

27 " ’Yo conozco tu sentarte, tu salir y tu entrar, y también tu furor contra mí. 28 Porque te has enfurecido contra mí y tu arrogancia ha subido a mis oídos, pondré mi gancho en tu nariz y mi freno en tus labios. Y te haré regresar por el camino por donde has venido.’

29 "Y esto te servirá de señal, oh Ezequías: Este año comeréis de lo que brote de por sí, y el segundo año de lo que crezca de aquello. Pero en el tercer año sembrad y segad; plantad viñas y comed de su fruto. 30 Y los sobrevivientes de la casa de Judá, los que habrán quedado, volverán a echar raíces por debajo y a dar fruto por arriba. 31 Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte Sion los sobrevivientes. ¡El celo de Jehovah de los Ejércitos hará esto!

32 "Por tanto, así ha dicho Jehovah acerca del rey de Asiria: ’No entrará en esta ciudad; no tirará en ella ni una sola flecha. No vendrá frente a ella con escudo, ni construirá contra ella terraplén. 33 Por el camino por donde vino, por él se volverá; y no entrará en esta ciudad, dice Jehovah. 34 Pues defenderé esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a mi siervo David.’ "

35 Aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehovah e hirió a 185.000 en el campamento de los asirios. Se levantaron por la mañana, y he aquí que todos ellos eran cadáveres. 36 Entonces Senaquerib, rey de Asiria, partió y regresó, y permaneció en Nínive. 37 Pero sucedió que mientras adoraba en el templo de Nisroc, su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer lo mataron a espada y huyeron a la tierra de Ararat. Y su hijo Esarjadón reinó en su lugar.

CAPÍTULO 20

JEHOVAH SANA A EZEQUÍAS

1 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Entonces el profeta Isaías hijo de Amoz fue a él y le dijo:

—Así ha dicho Jehovah: "Pon en orden tu casa, porque vas a morir y no vivirás."

2 Entonces él volvió su cara hacia la pared y oró a Jehovah diciendo:

3 -Oh Jehovah, acuérdate, por favor, de que he andado delante de ti en verdad y con corazón íntegro, y que he hecho lo bueno ante tus ojos.

Ezequías lloró con gran llanto. 4 Y sucedió que antes que Isaías saliese del patio central, le vino la palabra de Jehovah, diciendo:

5 -Vuelve y di a Ezequías, el soberano de mi pueblo: "Así ha dicho Jehovah, Dios de tu padre David: ’He oído tu oración y he visto tus lágrimas. He aquí, te voy a sanar; al tercer día subirás a la casa de Jehovah. 6 Añadiré quince años a tus días, y libraré a ti y a esta ciudad de mano del rey de Asiria. Defenderé esta ciudad por amor a mí mismo y por amor a mi siervo David.’ "

7 Entonces Isaías dijo:

—Tomad pasta de higos…

La tomaron y la pusieron sobre la llaga; luego sanó. 8 Entonces Ezequías preguntó a Isaías:

—¿Cuál será la señal de que Jehovah me sanará y de que subiré a la casa de Jehovah al tercer día?

9 E Isaías respondió:

—Esta señal tendrás de parte de Jehovah, de que él hará esto que ha dicho: ¿Puede avanzar la sombra diez gradas o retroceder diez gradas?

10 Ezequías respondió:

—Es cosa fácil que la sombra avance diez gradas; pero no que retroceda diez gradas.

11 Entonces el profeta Isaías invocó a Jehovah, y él hizo que la sombra retrocediese diez gradas, por las gradas que había avanzado en la gradería de Acaz.

EZEQUÍAS Y LA EMBAJADA DE BABILONIA

12 En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un presente a Ezequías, porque había oído que Ezequías había estado enfermo. 13 Ezequías se alegró por ellos y les mostró toda la casa de sus tesoros: la plata, el oro, los perfumes y los ungüentos finos, su armería y todo lo que había en sus depósitos. No hubo cosa que Ezequías no les mostrase en su casa y en todos sus dominios. 14 Entonces el profeta Isaías fue al rey Ezequías y le preguntó:

—¿Qué dijeron aquellos hombres, y de dónde vinieron a ti?

Ezequías respondió:

—Han venido de un país lejano, de Babilonia.

15 El preguntó:

—¿Qué han visto en tu casa?

Y Ezequías respondió:

—Han visto todo lo que hay en mi casa; nada hay en mis depósitos que no les haya mostrado.

16 Entonces Isaías dijo a Ezequías:

—Escucha la palabra de Jehovah: 17 "He aquí, vienen días en que todo lo que hay en tu casa, lo que tus padres han atesorado hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia. No quedará nada, ha dicho Jehovah. 18 Y de tus hijos que procederán de ti, que tú habrás engendrado, tomarán para que sean eunucos en el palacio del rey de Babilonia."

19 Ezequías dijo a Isaías:

—La palabra de Jehovah que has hablado es buena.

Porque pensó: "¿No habrá paz y estabilidad en mis días?"

20 Los demás hechos de Ezequías y todo su poderío, cómo construyó el estanque y el acueducto, e introdujo las aguas en la ciudad, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 21 Ezequías reposó con sus padres, y su hijo Manasés reinó en su lugar.


CONOCIENDO LO BUENO Y LO MALO QUE ES PERMITIDO POR DIOS


REFLEXIÓN

¿Acaso no lo has oído? Hace mucho tiempo que lo determiné; desde los días de la antigüedad lo dispuse. Y ahora he hecho que suceda, para hacer de las ciudades fortificadas montones de ruinas (2Rey. 19:25)

Todo se mueve por el designio de la voluntad de Dios, nada es casualidad él determina que la cosas sucedan. Tampoco nada se le escapa de sus manos, eso lo creemos nosotros. Según nuestro parecer algo puede parecer malo y ciertamente puede serlo, pero aún esas cosas suceden por voluntad de Dios. Dios permite que esas cosas malas acontezcan, pero no nos equivoquemos no son generadas directamente por él. Para eso está el mal en este mundo, para ejecutar esa cosas malas que tienen que suceder. Si pudiéramos entender esto claramente, entonces tendríamos una perspectiva más clara de nuestro presente y nuestro futuro.

ORACIÓN

Mi Señor que pueda entender tu voluntad, que siempre pueda ver tu mano manejando todo en mi vida. Amén.





miércoles, 29 de abril de 2015

LECTURA 29 DE ABRIL

DÍA 119

29 DE ABRIL (2º REYES 15:1-17:41)

CAPÍTULO 15

AZARÍAS, REY DE JUDÁ

1 En el año 27 de Jeroboam, rey de Israel, comenzó a reinar Azarías hijo de Amasías, rey de Judá. 2 Tenía 16 años cuando comenzó a reinar, y reinó 52 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jecolía, de Jerusalén.

3 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre Amasías. 4 Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, y el pueblo aún ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares altos. 5 Jehovah hirió al rey, y quedó leproso hasta el día de su muerte, habitando aislado en una casa. Jotam, hijo del rey, tenía a su cargo la casa del rey y gobernaba al pueblo de la tierra.

6 Los demás hechos de Azarías y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 7 Azarías reposó con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en la Ciudad de David. Y su hijo Jotam reinó en su lugar.

ZACARÍAS, REY DE ISRAEL

8 En el año 38 de Azarías, rey de Judá, Zacarías hijo de Jeroboam reinó sobre Israel en Samaria seis meses.

9 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, como habían hecho sus padres. No se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel. 10 Entonces Salum hijo de Jabes conspiró contra él, lo hirió en presencia del pueblo y lo mató; y reinó en su lugar.

11 Los demás hechos de Zacarías, he aquí que están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.

12 Esta fue la palabra que Jehovah había hablado a Jehú, diciendo: "Tus hijos se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación." Y fue así.

SALUM, REY DE ISRAEL

13 Salum hijo de Jabes comenzó a reinar en el año 39 de Azarías, rey de Judá. Y reinó en Samaria un mes. 14 Entonces Menajem hijo de Gadi subió de Tirsa y fue a Samaria, e hirió a Salum hijo de Jabes en Samaria; lo mató y reinó en su lugar.

15 Los demás hechos de Salum y la conspiración que hizo, he aquí que están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.

MENAJEM, REY DE ISRAEL

16 Por aquel entonces Menajem atacó Tifsaj y a todos los que estaban en ella y en sus territorios, desde Tirsa. La atacó porque no le habían abierto las puertas, y abrió el vientre a todas sus mujeres encintas.

17 En el año 39 de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar Menajem hijo de Gadi sobre Israel, y reinó 10 años en Samaria.

18 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah. En todos sus días no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel.

19 Entonces Tiglat-pileser, rey de Asiria, vino contra el país, y Menajem dio a Tiglat-pileser 1.000 talentos de plata para que le ayudara a consolidar el reino en su mano. 20 Menajem exigió el dinero a Israel, es decir, a todos los pudientes, 50 siclos de plata a cada uno, para dárselo al rey de Asiria. Así que el rey de Asiria regresó y no se detuvo allí en el país.

21 Los demás hechos de Menajem y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 22 Menajem reposó con sus padres, y su hijo Pecaías reinó en su lugar.

PECAÍAS, REY DE ISRAEL

23 En el año 50 de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar Pecaías hijo de Menajem sobre Israel en Samaria, y reinó dos años.

24 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah. No se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel.

25 Contra él conspiró Pécaj hijo de Remalías, que era un comandante suyo; e hirió a Pecaías en Samaria, en la ciudadela de la casa del rey, junto con Argob y Arié. Con él iban cincuenta hombres de los hijos de Galaad. Le dio muerte y reinó en su lugar.

26 Los demás hechos de Pecaías, y todas las cosas que hizo, he aquí que están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.

PÉCAJ, REY DE ISRAEL

27 En el año 52 de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar Pécaj hijo de Remalías sobre Israel en Samaria, y reinó 20 años.

28 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah. No se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel.

29 En los días de Pécaj, rey de Israel, vino Tiglat-pileser, rey de Asiria, y tomó gente de Ijón, Abel-bet-maaca, Janóaj, Quedes, Hazor, Galaad, Galilea y de toda la tierra de Neftalí; y la llevó cautiva a Asiria.

30 Oseas hijo de Ela hizo una conspiración contra Pécaj hijo de Remalías, y lo hirió y le dio muerte. Y reinó en su lugar en el año 20 de Jotam hijo de Azarías. 31 Los demás hechos de Pécaj, y todas las cosas que hizo, he aquí que están escritos en las crónicas de los reyes de Israel.

JOTAM, REY DE JUDÁ

32 En el segundo año de Pécaj hijo de Remalías, rey de Israel, comenzó a reinar Jotam hijo de Azarías, rey de Judá. 33 Tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jerusa hija de Sadoc.

34 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre Azarías. 35 Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, y el pueblo aún ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares altos.

El edificó la puerta superior de la casa de Jehovah.

36 Los demás hechos de Jotam, y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 37 En aquel tiempo Jehovah comenzó a enviar contra Judá a Rezín, rey de Siria, y a Pécaj hijo de Remalías. 38 Jotam reposó con sus padres y fue sepultado con ellos en la Ciudad de David, su padre. Y su hijo Acaz reinó en su lugar.

CAPÍTULO 16

ACAZ, REY DE JUDÁ

1 En el año 17 de Pécaj hijo de Remalías, comenzó a reinar Acaz hijo de Jotam, rey de Judá. 2 Acaz tenía 20 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén.

El no hizo lo recto ante los ojos de Jehovah su Dios, en contraste con su padre David. 3 Anduvo en el camino de los reyes de Israel, y aun hizo pasar por fuego a su hijo, conforme a las prácticas abominables de las naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel. 4 Asimismo, ofreció sacrificios y quemó incienso en los lugares altos, sobre las colinas y debajo de todo árbol frondoso.

5 Entonces Rezín, rey de Siria, y Pécaj hijo de Remalías, rey de Israel, subieron a Jerusalén para hacer la guerra. Sitiaron a Acaz, pero no pudieron vencerle. 6 En aquel tiempo Rezín, rey de Siria, recuperó Eilat para Siria, y echó de Eilat a los judíos. Después los edomitas fueron a Eilat y habitaron allí hasta el día de hoy.

7 Entonces Acaz envió mensajeros a Tiglat-pileser, rey de Asiria, para decirle: "Yo soy tu siervo y tu hijo. Sube y defiéndeme de mano del rey de Siria y de mano del rey de Israel, que se han levantado contra mí." 8 Acaz tomó la plata y el oro que se hallaban en la casa de Jehovah y en los tesoros de la casa del rey, y envió al rey de Asiria un presente. 9 El rey de Asiria le atendió; subió el rey de Asiria contra Damasco, la tomó y llevó cautivos a sus habitantes a Quir. Y también mató a Rezín.

Innovaciones de Acaz en el templo

10 El rey Acaz fue a Damasco, al encuentro de Tiglat-pileser, rey de Asiria. Y cuando vio el altar que estaba en Damasco, el rey Acaz envió al sacerdote Urías el diseño y el modelo del altar, conforme a toda su construcción. 11 El sacerdote Urías construyó el altar de acuerdo con todo lo que el rey Acaz había enviado de Damasco. Así lo hizo el sacerdote Urías antes que el rey Acaz volviera de Damasco.

12 Cuando el rey volvió de Damasco y vio el altar, el rey se acercó a él y ofreció sobre él un holocausto. 13 Quemó su holocausto y su ofrenda vegetal, derramó su libación y esparció la sangre de sus sacrificios de paz sobre el altar.

14 El altar de bronce que estaba delante de Jehovah, él lo quitó de delante del templo, de entre su altar y la casa de Jehovah, y lo puso en el lado norte de su altar. 15 Luego el rey Acaz dio orden al sacerdote Urías, diciendo: "En el altar grande quema el holocausto de la mañana y la ofrenda vegetal de la tarde, así como el holocausto del rey y su ofrenda, el holocausto de todo el pueblo de la tierra y su ofrenda y su libación. Esparce sobre él toda la sangre del holocausto y toda la sangre del sacrificio. Pero el altar de bronce será mío, para que yo determine." 16 Y el sacerdote Urías hizo conforme a todas las cosas que le ordenó el rey Acaz.

17 El rey Acaz también desmontó los marcos de las bases de las pilas móviles y quitó de encima de ellas las pilas. También bajó la fuente de encima de los bueyes de bronce que estaban debajo de ella, y la puso sobre el pavimento de piedra. 18 Asimismo, a causa del rey de Asiria, quitó de la casa de Jehovah el dosel para el sábado que habían hecho en la casa y el pasadizo exterior del rey.

19 Los demás hechos de Acaz, las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 20 Acaz reposó con sus padres y fue sepultado con ellos en la Ciudad de David. Y su hijo Ezequías reinó en su lugar.

CAPÍTULO 17

OSEAS Y LA CAUTIVIDAD DE ISRAEL

1 En el año 12 de Acaz, rey de Judá, comenzó a reinar Oseas hijo de Ela sobre Israel en Samaria, y reinó 9 años.

2 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, aunque no como los reyes de Israel que habían reinado antes de él.

3 Salmanazar, rey de Asiria, subió contra él, y Oseas fue hecho su siervo y le pagaba tributo. 4 Pero el rey de Asiria descubrió que Oseas conspiraba, porque éste había enviado mensajeros a So, rey de Egipto, y porque no había pagado el tributo anual al rey de Asiria. Por ello el rey de Asiria lo detuvo y le metió preso en una cárcel.

5 Después el rey de Asiria invadió todo el país. Subió contra Samaria y la sitió durante tres años. 6 En el noveno año de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria, llevó cautivos a los israelitas a Asiria y los estableció en Halaj y en el Habor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos.

CAUSAS ESPIRITUALES DE LA CAUTIVIDAD

7 Esto aconteció porque los hijos de Israel pecaron contra Jehovah su Dios, que los había sacado de la tierra de Egipto, del poder del faraón, rey de Egipto, y porque veneraron a otros dioses. 8 También anduvieron según las prácticas de las naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel, y en las que establecieron los reyes de Israel. 9 Los hijos de Israel hicieron secretamente cosas no rectas contra Jehovah su Dios; se edificaron lugares altos en todas sus ciudades, desde las torres de los centinelas hasta las ciudades fortificadas. 10 Se erigieron piedras rituales y árboles rituales de Asera sobre toda colina alta y debajo de todo árbol frondoso. 11 Quemaron allí incienso en todos los lugares altos, así como las naciones que Jehovah había desterrado de delante de ellos. Hicieron cosas malas provocando a ira a Jehovah, 12 pues rindieron culto a los ídolos, acerca de los cuales Jehovah les había dicho: "Vosotros no haréis tal cosa."
13 Jehovah advertía a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos los videntes, diciendo: "Volveos de vuestros malos caminos y guardad mis mandamientos y mis estatutos, conforme a toda la ley que mandé a vuestros padres y que os envié por medio de mis siervos los profetas."

14 Pero ellos no obedecieron, sino que endurecieron su cerviz, como la cerviz de sus padres, los cuales no creyeron en Jehovah su Dios. 15 También desecharon sus leyes y el pacto que él había hecho con sus padres, y sus amonestaciones con que los había amonestado. Fueron tras la vanidad y se hicieron vanos. Imitaban a las naciones que estaban a su alrededor, de las cuales Jehovah les había mandado no actuar como ellas. 16 Abandonaron todos los mandamientos de Jehovah su Dios, se hicieron dos becerros de fundición y un árbol ritual de Asera, se postraron ante todo el ejército de los cielos y sirvieron a Baal. 17 Hicieron pasar por fuego a sus hijos y a sus hijas, practicaron los encantamientos y las adivinaciones, y se entregaron a hacer lo malo ante los ojos de Jehovah, provocándole a ira.

18 Por tanto, Jehovah se enojó en gran manera contra Israel, y los quitó de su presencia. No quedó sino sólo la tribu de Judá. 19 Pero tampoco Judá guardó los mandamientos de Jehovah su Dios, sino que anduvieron en las prácticas que Israel había establecido.

20 Jehovah desechó a toda la descendencia de Israel. Los afligió y los entregó en mano de saqueadores, hasta echarlos de su presencia. 21 Cuando arrancó a Israel de la casa de David, proclamaron rey a Jeroboam hijo de Nabat; pero Jeroboam apartó a Israel de seguir a Jehovah y les hizo cometer un gran pecado. 22 Los hijos de Israel anduvieron en todos los pecados que cometió Jeroboam, sin apartarse de ellos, 23 hasta que Jehovah quitó a Israel de su presencia, como lo había dicho por medio de todos sus siervos los profetas. E Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, hasta el día de hoy.

ORIGEN DE LOS SAMARITANOS

24 El rey de Asiria trajo gentes de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Hamat y de Sefarvaim; y las estableció en las ciudades de Samaria en lugar de los hijos de Israel. Ellas tomaron posesión de Samaria y habitaron en sus ciudades. 25 Y aconteció, cuando comenzaron a habitar allí, que como no reverenciaban a Jehovah, envió Jehovah contra ellas leones que las mataban. 26 Entonces ellas enviaron a decir al rey de Asiria: "Las gentes que tú trajiste cautivas y estableciste en las ciudades de Samaria no conocen la costumbre del dios del país, y él ha enviado leones contra ellas. Y he aquí que las matan, porque no conocen la costumbre del dios del país."

27 El rey de Asiria mandó decir: "Llevad allí a uno de los sacerdotes que trajisteis cautivos de allá. Que vaya y habite allí, y que les enseñe la costumbre del dios del país."

28 Entonces fue uno de los sacerdotes que habían sido llevados cautivos de Samaria y habitó en Betel. El les enseñó cómo debían reverenciar a Jehovah. 29 Pero cada pueblo seguía haciendo sus propios dioses y los ponía en los santuarios de los lugares altos que habían hecho los de Samaria. Cada pueblo hizo así en la ciudad donde habitaba. 30 Los hombres de Babilonia hicieron una imagen de Sucot-benot; los de Cuta hicieron una imagen de Nergal; los de Hamat hicieron una imagen de Asima; 31 los aveos hicieron imágenes de Nibjaz y de Tartac; y los de Sefarvaim quemaban a sus hijos en el fuego en honor de Adramelec y Anamelec, dioses de Sefarvaim.

32 También temían a Jehovah e hicieron para sí, de entre ellos mismos, sacerdotes de los lugares altos, que oficiaban por ellos en los santuarios de los lugares altos. 33 Temían a Jehovah, pero servían a sus dioses, según las prácticas de los pueblos de donde habían sido trasladados. 34 Hasta el día de hoy persisten en sus prácticas antiguas: No temen a Jehovah; no actúan conforme a sus estatutos ni a sus decretos, ni conforme a la ley y los mandamientos que Jehovah mandó a los hijos de Jacob, a quien puso por nombre Israel, 35 y con quienes Jehovah hizo un pacto y les mandó diciendo: "No temeréis a otros dioses, ni los adoraréis, ni los serviréis, ni les ofreceréis sacrificio. 36 Más bien, a Jehovah, que os sacó de la tierra de Egipto con gran poder y con brazo extendido, a él temeréis, a él adoraréis y a él ofreceréis sacrificios. 37 Cuidaréis siempre de poner por obra los estatutos, los decretos, la ley y los mandamientos que escribió para vosotros; y no temeréis a otros dioses. 38 No olvidaréis el pacto que hice con vosotros ni temeréis a otros dioses. 39 Sólo temed a Jehovah vuestro Dios, y él os librará de mano de todos vuestros enemigos."

40 Pero ellos no escucharon; antes bien, hicieron según su antigua costumbre. 41 Así aquellos pueblos temían a Jehovah, y al mismo tiempo rendían culto a sus imágenes. Lo mismo hicieron sus hijos y los hijos de sus hijos; como hicieron sus padres, así hacen ellos hasta el día de hoy.


CUANDO LLEGAMOS A COLMAR LA PACIENCIA DE DIOS


REFLEXIÓN

Por tanto, Jehovah se enojó en gran manera contra Israel, y los quitó de su presencia (2Rey. 17:18)

El pueblo que Dios escogió para engrandecer su nombre en este mundo, y no lo supo apreciar hasta que se desvaneció por completo. Después de ver la gloria de Dios, después que Dios los bendijo aun estando en pecado; no pudieron apreciar la gracia de Dios. Debemos tener cuidado de abusar de la gracia de Dios, de seguir actuando en nombre de Dios pero creyendo y practicando filosofías de hombres infiltradas en medio de su pueblo. Yo pienso que Dios deja que todo esto pase, primeramente porque su nombre está en juego; y también por la necesidad que hay en las personas. Pero cuídate de no llegar hasta el punto de provocar el enojo de Dios, y entonces te quite de delante de él.

ORACIÓN

Mi Dios enséñame a agradarte en todo lo que haga, y ayúdame a someterme a tu voluntad incondicionalmente. Amén.





martes, 28 de abril de 2015

LECTURA 28 DE ABRIL

DÍA 118

28 DE ABRIL (2º REYES 12:1-14:29)

CAPÍTULO 12

1 Joás comenzó a reinar en el séptimo año de Jehú, y reinó 40 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Sibia, de Beerseba.

JOÁS RESTAURA EL TEMPLO

2 Joás hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, todo el tiempo en que le instruyó el sacerdote Joyada. 3 Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, y el pueblo aún ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares altos.

4 Entonces Joás dijo a los sacerdotes:

—Todo el dinero de las cosas consagradas que se trae a la casa de Jehovah, tanto el dinero estipulado a cada hombre (el dinero del rescate de las personas) como todo el dinero que cada uno traiga voluntariamente a la casa de Jehovah, 5 tómenlo para sí los sacerdotes, cada uno de parte de su administrador, y reparen ellos las grietas del templo donde éstas se encuentren.
6 Pero sucedió que hasta el año 23 del rey Joás, los sacerdotes aún no habían reparado las grietas del templo. 7 Entonces el rey Joás llamó al sacerdote Joyada y a los demás sacerdotes, y les dijo:

— ¿Por qué no reparáis las grietas del templo? Ahora pues, no toméis el dinero de vuestros administradores, sino dadlo para reparar las grietas del templo.

8 Los sacerdotes consintieron en no tomar dinero del pueblo, ni reparar las grietas del templo. 9 El sacerdote Joyada tomó un cofre, le hizo una abertura en la tapa y lo puso junto al altar, a la derecha, según uno entra en la casa de Jehovah. Los sacerdotes que guardaban la puerta depositaban en él todo el dinero que era llevado a la casa de Jehovah. 10 Y sucedía que cuando veían que había mucho dinero en el cofre, el escriba del rey y el sumo sacerdote iban y contaban el dinero que se hallaba en la casa de Jehovah, y lo guardaban en bolsas. 11 Entregaban el dinero contado en manos de los que hacían la obra, los que estaban encargados de la casa de Jehovah; y ellos lo gastaban en pagar a los carpinteros y a los constructores que reparaban la casa de Jehovah, 12 a los albañiles y a los canteros, y para la compra de madera y piedra labrada, a fin de reparar las grietas de la casa de Jehovah, y para todo lo que se gastaba en la reparación del templo. 13 Pero con el dinero que se llevaba a la casa de Jehovah no hacían tazas de plata, ni despabiladeras, ni tazones, ni trompetas, ni ningún otro objeto de oro ni de plata para la casa de Jehovah, 14 porque lo daban a los que hacían la obra y con él reparaban la casa de Jehovah. 15 Tampoco se pedían cuentas a los hombres en cuyas manos era entregado el dinero para darlo a los que hacían la obra, pues ellos actuaban con honestidad.

16 El dinero del sacrificio por la culpa y el dinero del sacrificio por el pecado no era traído a la casa de Jehovah, porque era para los sacerdotes.

ULTIMOS AÑOS Y MUERTE DE JOÁS

17 Por aquel entonces subió Hazael, rey de Siria, combatió contra Gat y la tomó. Luego Hazael decidió subir contra Jerusalén. 18 Y Joás, rey de Judá, tomó todas las cosas sagradas que habían consagrado Josafat, Joram y Ocozías sus padres, reyes de Judá, las que él mismo había consagrado y todo el oro que se halló en los tesoros de la casa de Jehovah y de la casa del rey, y las envió a Hazael, rey de Siria. Así se alejó éste de Jerusalén.

19 Los demás hechos de Joás y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 20 Sus servidores se levantaron, hicieron una conspiración y mataron a Joás en Bet-milo, en el camino que desciende a Sila. 21 Sus servidores Josacar hijo de Simeat y Jozabad hijo de Somer lo hirieron, y murió. Luego lo sepultaron con sus padres en la Ciudad de David. Y su hijo Amasías reinó en su lugar.

CAPÍTULO 13

JOACAZ, REY DE ISRAEL

1 En el año 23 de Joás hijo de Ocozías, rey de Judá, comenzó a reinar Joacaz hijo de Jehú sobre Israel en Samaria, y reinó 17 años.

2 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah y siguió tras los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel; no se apartó de ellos. 3 Por eso se encendió el furor de Jehovah contra Israel, y los entregó en mano de Hazael, rey de Siria, y en mano de Ben-hadad hijo de Hazael, por mucho tiempo. 4 Pero Joacaz imploró el favor de Jehovah, y Jehovah le escuchó, porque vio la opresión de Israel, pues el rey de Siria los oprimía. 5 Entonces Jehovah dio un libertador a Israel, y salieron del dominio de los sirios. Así habitaron los hijos de Israel en sus moradas, como antes. 6 Sin embargo, no se apartaron de los pecados de la casa de Jeroboam, quien hizo pecar a Israel; y anduvieron en ellos. También el árbol ritual de Asera seguía en pie en Samaria.

7 No le había quedado gente a Joacaz, salvo 50 jinetes, 10 carros y 10.000 hombres de infantería. Porque el rey de Siria los había destruido y los había dejado como polvo de la trilla.

8 Los demás hechos de Joacaz, todas las cosas que hizo y su poderío, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 9 Joacaz reposó con sus padres, y lo sepultaron en Samaria. Y su hijo Joás reinó en su lugar.

JOÁS, REY DE ISRAEL

10 En el año 37 de Joás, rey de Judá, comenzó a reinar Joás hijo de Joacaz sobre Israel en Samaria, y reinó 16 años.

11 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah. No se apartó de todos los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel, sino que anduvo en ellos.

12 Los demás hechos de Joás, todas las cosas que hizo y el poderío con que luchó contra Amasías, rey de Judá, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 13 Joás reposó con sus padres, y Jeroboam se sentó en su trono. Y Joás fue sepultado en Samaria, con los reyes de Israel.

ELISEO PREDICE LA VICTORIA SOBRE SIRIA

14 Eliseo se enfermó de la enfermedad de la que moriría. Entonces Joás, rey de Israel, descendió a él y llorando en su presencia, dijo:

—¡Padre mío, padre mío! ¡Carro de Israel, y sus jinetes!

15 Eliseo le dijo:

—Toma un arco y flechas.

El tomó un arco y flechas, 16 y Eliseo dijo al rey de Israel:

—Pon tu mano sobre el arco.

Cuando puso su mano, Eliseo puso sus manos sobre las manos del rey. 17 Luego dijo:

—Abre la ventana que da al oriente.

El la abrió, y Eliseo dijo:

—¡Tira!

Y él tiró. Entonces Eliseo dijo:

—¡Flecha de victoria de Jehovah! ¡Flecha de victoria contra Siria! Porque derrotarás a Siria en Afec, hasta acabar con ella.

18 Volvió a decir:

—Toma las flechas.

Las tomó, y Eliseo dijo al rey de Israel:

—¡Golpea la tierra!

El golpeó la tierra tres veces y se detuvo. 19 Entonces el hombre de Dios se enojó contra él y dijo:
—De haber golpeado cinco o seis veces, entonces habrías derrotado a Siria hasta acabar con ella. Pero ahora la derrotarás sólo tres veces.

LOS RESTOS DE ELISEO

20 Murió Eliseo, y lo sepultaron. Al año siguiente llegaron al país unas bandas armadas de los moabitas. 21 Y aconteció que mientras algunos sepultaban a un hombre, he aquí que vieron una banda armada y arrojaron al muerto dentro del sepulcro de Eliseo. Y cuando el muerto cayó y tocó los restos de Eliseo, aquél revivió y se puso de pie.

JOÁS DERROTA TRES VECES A LOS SIRIOS

22 Hazael, rey de Siria, oprimió a los israelitas todos los días de Joacaz. 23 Pero Jehovah fue generoso con ellos y les mostró misericordia. Se volvió hacia ellos a causa de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob, y no quiso destruirlos ni echarlos de su presencia hasta ahora.

24 Después murió Hazael, rey de Siria, y su hijo Ben-hadad reinó en su lugar. 25 Entonces Joás hijo de Joacaz volvió a tomar de mano de Ben-hadad hijo de Hazael las ciudades que éste había tomado en la guerra, de mano de su padre Joacaz. Tres veces lo derrotó Joás y recuperó las ciudades de Israel.

CAPÍTULO 14

AMASÍAS, REY DE JUDÁ

1 En el segundo año de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel, comenzó a reinar Amasías hijo de Joás, rey de Judá. 2 Tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 29 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Joadán, de Jerusalén.

3 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, aunque no como su padre David. Hizo conforme a todas las cosas que había hecho su padre Joás. 4 Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, y el pueblo aún ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares altos.

5 Sucedió que cuando el reino se consolidó en su mano, mató a sus servidores que habían herido de muerte al rey, su padre. 6 Pero no dio muerte a los hijos de los que le habían dado muerte, conforme a lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés, donde Jehovah mandó diciendo: Los padres no serán muertos por culpa de los hijos, ni los hijos serán muertos por culpa de los padres; sino que cada cual será muerto por su propio pecado.

7 El derrotó a 10.000 edomitas en el valle de la Sal. También tomó Sela por medio de la guerra y la llamó Jocteel, hasta el día de hoy.

8 Por aquel entonces Amasías envió mensajeros a Joás hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, diciendo: "¡Ven, y veámonos las caras!"

9 Y Joás, rey de Israel, mandó a decir a Amasías, rey de Judá: "El cardo que está en el Líbano mandó a decir al cedro que está en el Líbano: ’Da tu hija a mi hijo por mujer.’ Entonces pasó una fiera salvaje del Líbano y pisoteó el cardo. 10 Ciertamente has derrotado a Edom, y tu corazón se ha envanecido. Disfruta de tu gloria, pero quédate en tu casa. ¿Por qué provocas un mal en que puedas caer tú y Judá contigo?"

11 Pero Amasías no quiso escuchar. Entonces Joás, rey de Israel, subió; y se enfrentaron él y Amasías, rey de Judá, en Bet-semes, que pertenece a Judá. 12 Los de Judá fueron derrotados ante Israel y huyeron, cada uno a su morada.

13 Entonces Joás, rey de Israel, prendió en Bet-semes a Amasías, rey de Judá e hijo de Joás, hijo de Ocozías; y vino a Jerusalén. Y abrió una brecha en el muro de Jerusalén, desde la puerta de Efraín hasta la puerta de la Esquina, 400 codos. 14 Luego tomó todo el oro, la plata y todos los utensilios que se hallaban en la casa de Jehovah y en los tesoros de la casa del rey. También tomó rehenes y regresó a Samaria.

15 Los demás hechos de Joás, las cosas que hizo, su poderío y cómo luchó contra Amasías, rey de Judá, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 16 Joás reposó con sus padres y fue sepultado en Samaria, con los reyes de Israel. Y su hijo Jeroboam reinó en su lugar.

17 Amasías hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel. 18 Los demás hechos de Amasías, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 19 Hicieron una conspiración contra él en Jerusalén. Huyó a Laquis, pero enviaron gente tras él a Laquis, y lo mataron allí. 20 Después lo llevaron sobre caballos, y fue sepultado en Jerusalén con sus padres, en la Ciudad de David.

21 Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Azarías, que tenía 16 años de edad, y lo proclamaron rey en lugar de su padre Amasías. 22 El reedificó Eilat y la restituyó a Judá, después que el rey reposó con sus padres.

JEROBOAM II, REY DE ISRAEL

23 En el año 15 de Amasías hijo de Joás, rey de Judá, comenzó a reinar en Samaria Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel, y reinó 41 años.

24 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, y no se apartó de todos los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel.

25 El restauró las fronteras de Israel, desde Lebo-hamat hasta el mar del Arabá, conforme a la palabra que Jehovah Dios de Israel había hablado por medio de su siervo, el profeta Jonás hijo de Amitai, de Gat-jefer. 26 Porque Jehovah vio la aflicción de Israel que era muy amarga, y que no había nadie, ni esclavo ni libre, que diese ayuda a Israel. 27 Jehovah no había determinado borrar el nombre de Israel de debajo del cielo; por eso los libró por medio de Jeroboam hijo de Joás.

28 Los demás hechos de Jeroboam, todas las cosas que hizo, el poderío con que combatió y cómo restituyó Damasco y Hamat a Israel, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 29 Jeroboam reposó con sus padres, con los reyes de Israel. Y su hijo Zacarías reinó en su lugar.


LOS CAMINOS PERFECTOS DE DIOS


REFLEXIÓN

Hicieron una conspiración contra él en Jerusalén (2Rey. 14:19)

Al igual que a su padre, le hicieron una conspiración también a Amasías. Los dos reyes que trataron de hacer lo recto delante de Dios, como que no se quería que se hiciera lo bueno sino lo malo. O era permitido por Dios, para que viniera sobre ellos la destrucción. Nunca fue idea de Dios esta monarquía, él sabía que todo este mal acontecería. Como hemos podido leer en su palabra, Judá permaneció por promesa hecha a David de perpetuar su nombre. Israel permanece por la promesa hecha a Abrahan, a Isaac y a Jacob, pero esta monarquía llegaría a su fin y no ha podido ser restaurada hasta el día de hoy. Ciertamente los caminos de Dios son misteriosos, y u pensamientos están bien alejados de nosotros. Solo nos queda contemplar los acontecimientos, y a las generaciones futuras sacar las cuentas.

ORACIÓN

Mi Señor que a pesar de las circunstancias, me pueda mantener firme en creer en ti. Amén.





lunes, 27 de abril de 2015

LECTURA 27 DE ABRIL

DÍA 117

27 DE ABRIL (2º REYES 9:1-11:21)

CAPÍTULO 9

JEHÚ ES UNGIDO REY DE ISRAEL

1 Entonces el profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas y le dijo:

—Cíñete los lomos, toma este frasco de aceite en tu mano, y vé a Ramot de Galaad. 2 Cuando llegues allá, verás allí a Jehú hijo de Josafat, hijo de Nimsi. Entra, haz que se levante de entre sus compañeros y llévalo a una habitación interior. 3 Luego toma el frasco de aceite y derrámalo sobre su cabeza diciendo: "Así ha dicho Jehovah: ’Yo te he ungido rey de Israel.’ " Luego abre la puerta y escápate. ¡No esperes!

4 Aquel joven, el criado del profeta, fue a Ramot de Galaad. 5 Entonces entró, y he aquí que los jefes del ejército estaban sentados. Y dijo:

—Jefe, tengo un mensaje para ti.

Jehú preguntó:

—¿Para cuál de todos nosotros?

Y él respondió:

—Para ti, jefe.

6 Jehú se levantó y entró en la casa, y el joven derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo:
—Así ha dicho Jehovah Dios de Israel: "Yo te he ungido rey del pueblo de Jehovah, de Israel. 7 Tú herirás a los de la casa de Acab, tu señor, para que yo vengue la sangre de mis siervos los profetas y la sangre de todos los siervos de Jehovah derramada por mano de Jezabel. 8 Toda la casa de Acab perecerá; exterminaré a todo varón de Acab en Israel, tanto a los esclavos como a los libres. 9 Yo haré a su casa como a la casa de Jeroboam hijo de Nabat y a la casa de Baasa hijo de Ajías. 10 Y a Jezabel la comerán los perros en la parcela de Jezreel. No habrá quien le dé sepultura."

En seguida abrió la puerta y huyó.

EL EJÉRCITO PROCLAMA REY A JEHÚ

11 Después Jehú salió a donde estaban los servidores de su señor, y le preguntaron:

—¿Todo va bien? ¿Para qué vino a ti ese loco?

Y él les dijo:

—Vosotros conocéis a ese hombre y sus palabras.

12 Ellos dijeron:

—¡Mentira! ¡Decláranoslo, por favor!

Y él dijo:

—Así y así me habló diciendo: "Así ha dicho Jehovah: ’Yo te he ungido rey de Israel.’ "

13 Entonces tomaron rápidamente cada uno su manto y lo tendieron debajo de Jehú sobre las gradas desnudas. Luego tocaron la corneta y proclamaron:

—¡Jehú reina!

14 Así conspiró Jehú hijo de Josafat, hijo de Nimsi, contra Joram.

JEHÚ ELIMINA A JORAM REY DE ISRAEL

Joram había estado guardando Ramot de Galaad con todo Israel, por causa de Hazael, rey de Siria. 15 Pero el rey Joram había regresado a Jezreel para curarse de las heridas que le habían ocasionado los sirios cuando combatía contra Hazael, rey de Siria. Entonces Jehú dijo:

—Si es vuestro deseo, que nadie se escape de la ciudad para ir a dar las noticias en Jezreel.

16 Luego Jehú mismo cabalgó y fue a Jezreel, porque Joram estaba allí, en cama. También Ocozías, rey de Judá, había descendido para ver a Joram.

17 Entonces el centinela que estaba apostado en la torre de Jezreel vio al grupo de gente de Jehú que venía, y dijo:

—¡Veo un grupo de gente!

Joram dijo:

—Toma un jinete y envíalo a su encuentro, y que les pregunte: "¿Hay paz?"

18 Fue el jinete a caballo a su encuentro, y le dijo:

—Así ha dicho el rey: "¿Hay paz?"

Y Jehú respondió:

—¿Qué te importa a ti la paz? ¡Vuélvete conmigo!

Entonces el centinela informó diciendo:

—¡El mensajero llegó hasta ellos, pero no regresa!

19 Envió otro jinete a caballo, el cual llegó hasta ellos y dijo:

—Así ha dicho el rey: "¿Hay paz?"

Y Jehú respondió:

—¿Qué te importa a ti la paz? ¡Vuélvete conmigo!

20 También el centinela informó diciendo:

—¡Ese llegó hasta ellos, pero no regresa! Y la manera de conducir del que viene es como la de Jehú hijo de Nimsi, porque conduce como un loco.

21 Entonces Joram dijo:

—¡Unce el carro!

Cuando unció su carro, Joram rey de Israel y Ocozías rey de Judá, cada uno en su carro, salieron al encuentro de Jehú, y lo encontraron en la parcela de Nabot de Jezreel. 22 Y cuando Joram vio a Jehú, le preguntó:

—¿Hay paz, Jehú?

Y él respondió:

—¿Cómo va a haber paz, mientras continúen las fornicaciones y las muchas hechicerías de tu madre Jezabel?

23 Entonces Joram, volviendo las riendas, huyó diciendo a Ocozías:

—¡Traición, Ocozías!

24 Pero Jehú puso la flecha en su arco e hirió a Joram por la espalda. La flecha le atravesó el corazón, y él cayó sobre sus rodillas en su carro. 25 Luego Jehú dijo a Bidcar, uno de sus comandantes:

—¡Tómalo y arrójalo en la parcela del campo de Nabot de Jezreel! Acuérdate que cuando tú y yo íbamos juntos cabalgando detrás de su padre Acab, Jehovah pronunció contra él esta sentencia: 26 "Ciertamente vi ayer la sangre de Nabot y la sangre de sus hijos, dice Jehovah. Y tengo que darte la retribución en esta parcela, dice Jehovah." Ahora pues, tómalo y arrójalo en la parcela, conforme a la palabra de Jehovah.

JEHÚ ELIMINA A OCOZÍAS REY DE JUDÁ

27 Al ver esto Ocozías, rey de Judá, huyó por el camino de Bet-hagan, y Jehú lo persiguió diciendo:

—¡Matad también a ése!

Y le hirieron en el carro en la cuesta de Gur, junto a Ibleam; pero huyó a Meguido, donde murió. 28 Entonces sus servidores le llevaron a Jerusalén en un carro, y le dieron sepultura con sus padres en su sepulcro en la Ciudad de David.

29 En el año 11 de Joram hijo de Acab había comenzado a reinar Ocozías sobre Judá.

JEHÚ ELIMINA A JEZABEL

30 Jehú fue después a Jezreel. Y cuando lo oyó Jezabel, se pintó los ojos, arregló su cabello y miró por la ventana. 31 Cuando Jehú entraba por la puerta de la ciudad, ella dijo:

—¿Cómo le va a Zimri, asesino de su señor?

32 Jehú levantó la cara hacia la ventana y dijo:

—¿Quién está conmigo? ¿Quién?

Miraron hacia él dos o tres funcionarios, 33 y él les dijo:

—¡Echadla abajo!

La echaron, y parte de su sangre salpicó la pared y los caballos, los cuales la atropellaron. 34 Luego entró, y después que comió y bebió, dijo:

—Ocupaos de esa maldita y sepultadla, pues es hija de rey.

35 Pero cuando fueron para sepultarla, no hallaron de ella más que el cráneo, los pies y las palmas de las manos. 36 Volvieron y se lo informaron. Y él dijo:

—¡Esta es la palabra que Jehovah habló por medio de su siervo Elías el tisbita, diciendo: "En la parcela de Jezreel, los perros comerán la carne de Jezabel; 37 y el cadáver de Jezabel será como estiércol sobre la superficie del campo en la parcela de Jezreel, de modo que nadie pueda decir: ’Esta es Jezabel.’ "

CAPÍTULO 10

JEHÚ ELIMINA A LOS HIJOS DE ACAB

1 Acab tenía setenta hijos en Samaria. Y Jehú escribió cartas y las envió a Samaria a los principales de la ciudad, a los ancianos y a los tutores de los hijos de Acab, diciendo:

2 Ahora, cuando esta carta llegue a vosotros, puesto que tenéis con vosotros a los hijos de vuestro señor, y tenéis con vosotros los carros, los caballos, una ciudad fortificada y las armas, 3 mirad cuál es el mejor y más apto de los hijos de vuestro señor, y ponedlo en el trono de su padre, y combatid por la casa de vuestro señor.

4 Pero ellos tuvieron mucho temor y se dijeron: "He aquí que dos reyes no pudieron resistirle; ¿cómo podremos resistir nosotros?" 5 Entonces el administrador del palacio, el alcalde de la ciudad, los ancianos y los tutores enviaron a decir a Jehú: "Nosotros somos tus siervos y haremos todo lo que nos digas. No pondremos a ninguno como rey; haz lo que te parezca bien."

6 Entonces les escribió una segunda carta diciendo:

Si estáis de mi parte y obedecéis mi voz, tomad las cabezas de los hijos varones de vuestro señor y venid a mí mañana a estas horas, a Jezreel.

Los hijos del rey, setenta hijos varones, estaban allí con los principales de la ciudad que los criaban. 7 Y sucedió que cuando les llegó la carta, tomaron a los hijos del rey y degollaron a los setenta hijos varones. Luego pusieron sus cabezas en canastas y las enviaron a Jehú, a Jezreel. 8 Entonces llegó el mensajero y le informó diciendo:

—Han traído las cabezas de los hijos del rey.

Y él dijo:

—Ponedlas en dos montones a la entrada de la puerta de la ciudad, hasta mañana.

9 Cuando llegó la mañana, Jehú salió, se puso de pie y dijo a todo el pueblo:

—Vosotros sois inocentes. He aquí, yo soy el que ha conspirado contra mi señor y lo he matado. Pero, ¿quién ha matado a todos éstos? 10 Sabed, por tanto, que de la palabra de Jehovah, de lo que ha hablado Jehovah contra la casa de Acab, nada caerá a tierra; y que Jehovah ha hecho lo que había dicho por medio de su siervo Elías.

11 Así Jehú mató a todos los que habían quedado de la casa de Acab en Jezreel, a todos sus principales, a sus amigos íntimos y a sus sacerdotes, hasta no dejarle ningún sobreviviente.

JEHÚ ELIMINA A LOS HERMANOS DE OCOZÍAS

12 Jehú partió y se dirigió a Samaria, y en el camino llegó a Bet-equed de los pastores. 13 Y Jehú encontró allí a los hermanos de Ocozías, rey de Judá, y les preguntó:

—¿Quiénes sois vosotros?

Ellos respondieron:

—Somos hermanos de Ocozías y hemos descendido para saludar a los hijos del rey y a los hijos de la reina madre.

14 Entonces él dijo:

—¡Prendedlos vivos!

Y después que los prendieron vivos, degollaron junto al pozo de Bet-equed a cuarenta y dos hombres, sin dejar con vida a ninguno de ellos.

JEHÚ ELIMINA A LA FAMILIA DE ACAB

15 Jehú partió de allí y encontró a Jonadab hijo de Recab, que venía a su encuentro. Y después de saludarle, le preguntó:

—¿Es recto tu corazón, como mi corazón es recto con tu corazón?

Jonadab respondió:

—Sí, lo es.

Entonces Jehú dijo:

—Si lo es, ¡dame la mano!

Y le dio la mano. Luego le hizo subir con él al carro, 16 y dijo:

—Ven conmigo y verás mi celo por Jehovah.

Y le hizo subir a su carro. 17 Entonces, cuando Jehú llegó a Samaria, mató a todos los de Acab que habían quedado allí, hasta exterminarlos, conforme a la palabra que Jehovah había hablado a Elías.

JEHÚ ELIMINA A LOS PROFETAS DE BAAL

18 Entonces Jehú reunió a todo el pueblo y les dijo:

—Acab sirvió poco a Baal; Jehú le servirá mucho. 19 Ahora pues, convocadme a todos los profetas de Baal, a todos sus siervos y a todos sus sacerdotes, sin que falte ni uno; porque voy a ofrecer un gran sacrificio a Baal. Cualquiera que falte no vivirá.

Jehú hacía esto con astucia, para destruir a los que rendían culto a Baal. 20 Entonces dijo Jehú:

—¡Consagrad una asamblea festiva para Baal!

Y ellos la convocaron. 21 Entonces Jehú envió mensajeros por todo Israel, y todos los siervos de Baal llegaron, sin que nadie dejase de venir. Y entraron en el templo de Baal, el cual se llenó de extremo a extremo.

22 Entonces Jehú dijo al que estaba a cargo del vestuario:

—Saca vestiduras para todos los siervos de Baal.

Y él sacó las vestimentas para ellos. 23 Luego entró Jehú con Jonadab hijo de Recab en el templo de Baal, y dijo a los siervos de Baal:

—Buscad y ved que no haya aquí entre vosotros ninguno de los siervos de Jehovah, sino sólo los siervos de Baal.

24 Cuando entraron para ofrecer los sacrificios y los holocaustos, Jehú colocó afuera ochenta hombres diciéndoles:

—¡Cualquiera que deje escapar a alguno de los hombres que yo he puesto en vuestras manos, su vida responderá por la de él!

25 Y sucedió que cuando ellos acabaron de hacer el holocausto, Jehú dijo a los de su escolta y a los comandantes:

—¡Entrad y matadlos; que no salga ninguno!

Los de la escolta y los comandantes los mataron a filo de espada y los echaron fuera. Avanzaron hasta el interior del templo de Baal, 26 sacaron el árbol ritual del templo de Baal y lo quemaron. 27 Destrozaron la piedra ritual de Baal, destrozaron el templo y lo convirtieron en letrina hasta el día de hoy. 28 Así Jehú erradicó a Baal de Israel.

OTROS HECHOS DE JEHÚ

29 Con todo eso, Jehú no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel. Jehú no se apartó de ir en pos de los becerros de oro que estaban en Betel y en Dan. 30 Entonces Jehovah dijo a Jehú:

—Porque has actuado bien haciendo lo recto ante mis ojos y has hecho a la casa de Acab conforme a todo lo que estaba en mi corazón, tus hijos se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación.

31 Pero Jehú no se cuidó de andar con todo su corazón en la ley de Jehovah Dios de Israel, ni se apartó de los pecados de Jeroboam, quien hizo pecar a Israel.

32 En aquellos días Jehovah comenzó a reducir a Israel. Hazael los derrotó en todo el territorio de Israel, 33 desde el Jordán al oriente, en todas las tierras de Galaad, Gad, Rubén y Manasés; y desde Aroer, que está junto al río Arnón, hasta Galaad y Basán.

34 Los demás hechos de Jehú, todas las cosas que hizo y todo su poderío, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 35 Jehú reposó con sus padres, y lo sepultaron en Samaria. Y su hijo Joacaz reinó en su lugar. 36 El tiempo que reinó Jehú sobre Israel en Samaria fue de 28 años.

CAPÍTULO 11

ATALÍA USURPA EL TRONO DE JUDÁ

1 Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, se levantó y exterminó a toda la descendencia real. 2 Pero Josabet, hija del rey Joram y hermana de Ocozías, tomó a Joás hijo de Ocozías, lo sacó a escondidas de entre los hijos del rey a quienes estaban dando muerte, y puso a él y a su nodriza en un dormitorio. Así lo escondió de Atalía, y no fue muerto. 3 Y estuvo escondido con ella en la casa de Jehovah seis años. Entre tanto, Atalía reinaba en el país.

JOÁS ASCIENDE AL TRONO DE JUDÁ

4 Al séptimo año, Joyada trajo a los jefes de centenas de los careos y de los de la escolta real, y los llevó con él a la casa de Jehovah. Entonces hizo un convenio con ellos, les hizo prestar juramento en la casa de Jehovah y les mostró al hijo del rey. 5 Y les mandó diciendo:

—Esto es lo que habéis de hacer: Una tercera parte de vosotros, los que entráis de turno el sábado, tendréis la guardia de la casa del rey. 6 Otra tercera parte estará junto a la puerta Sur, y la otra tercera parte estará en la puerta detrás de la escolta real. Así guardaréis el palacio por turno. 7 Y dos partes de vosotros, todos los que salís de turno el sábado, tendréis la guardia de la casa de Jehovah junto al rey. 8 Formaréis un círculo alrededor del rey, cada uno con sus armas en su mano. Cualquiera que se meta en las filas morirá. Estaréis con el rey cuando salga y cuando entre.

9 Los jefes de centenas hicieron conforme a todo lo que había mandado el sacerdote Joyada. Tomaron cada uno a sus hombres, a los que habían de entrar el sábado y a los que habían de salir el sábado, y fueron al sacerdote Joyada. 10 El sacerdote dio a los jefes de centenas las lanzas y los escudos que habían sido del rey David, y que estaban en la casa de Jehovah. 11 Entonces los de la escolta real se apostaron, cada uno con sus armas en su mano, desde el lado sur del templo hasta el lado norte del templo, entre el altar y el templo, alrededor del rey.

12 Luego Joyada sacó al hijo del rey, le puso la corona y le dio el testimonio; y le proclamaron rey. Lo ungieron y le aplaudieron diciendo:

—¡Viva el rey!

13 Cuando Atalía oyó el bullicio de la escolta y de la gente, se acercó a la gente en la casa de Jehovah. 14 Y cuando miró, he aquí que el rey estaba de pie junto a la columna, según la costumbre. Los magistrados y los que tocaban las trompetas estaban junto al rey. Todo el pueblo de la tierra se regocijaba y tocaba las trompetas. Entonces Atalía rasgó sus vestidos y gritó:

—¡Conspiración! ¡Conspiración!

15 Luego el sacerdote Joyada dio orden a los jefes de centenas que estaban al mando del ejército, y les dijo:

—¡Sacadla de entre las filas; y al que la siga, matadle a espada!

Porque el sacerdote había dicho que no la matasen en la casa de Jehovah. 16 Entonces le echaron mano, y cuando ella llegó a la casa del rey, por el camino de la entrada de los caballos, allí fue muerta.

17 Joyada hizo un pacto entre Jehovah, el rey y el pueblo, de que serían el pueblo de Jehovah. También hizo pacto entre el rey y el pueblo. 18 Después todo el pueblo de la tierra entró en el templo de Baal, y lo destruyeron. Rompieron por completo sus altares y sus imágenes, y delante de los altares mataron a Matán, sacerdote de Baal.

Luego el sacerdote designó oficiales para la casa de Jehovah. 19 Después tomó a los jefes de centenas, a los careos, a los de la escolta real y a todo el pueblo de la tierra; e hicieron descender al rey desde la casa de Jehovah. Entraron en la casa del rey por el camino de la puerta de los de la escolta real. Entonces el rey se sentó en el trono real. 20 Todo el pueblo de la tierra se regocijó, y la ciudad estaba en calma, después que a Atalía le habían dado muerte a espada en la casa del rey.

21 Joás tenía 7 años cuando comenzó a reinar.


EN LA JUSTICIA DE DIOS NO HAY MISERICORDIA


REFLEXIÓN

…y has hecho a la casa de Acab conforme a todo lo que estaba en mi corazón (2Rey. 10:30)

La palabra de Dios siempre se cumple, cuando llega su justicia no se detiene hasta que se cumpla todo lo que decretó. Pasaron muchas cosas, pasó mucho tiempo, pero Acab seguía haciendo lo malo ante los ojos de Dios. Elia demostró delante de él quién era el verdadero Dios, degolló a los cuatrocientos profetas de Baal; pero Acab los volvió a restituir. Así que durante el tiempo de la justicia de Dio no se espera compasión, durante la misericordia Dios espera que cambiemos de actitud. Pero al ejecutar la justicia, no se detiene hasta completar su obra. Así que tenemos tiempo de obra para enmendar todo, mientras estamos en el tiempo de la misericordia. La misericordia no está presente porque Dios está aprobando nuestras obras, la misericordia tiene el propósito de hacernos recapacitar para que cambiemos de actitud. A Acab hasta le fue enviado en muchas ocasiones a Elías, que le anunciaba de parte de Dios lo que estaba mal. Pero así muchas veces somos nosotros, creemos que el profeta de Dios es el que está hablando por su propia cuenta.

ORACIÓN

Mi Dios ayúdame a reconocer tu voz en todo tiempo, a reconocer tu misericordia, a cambiar mi conducta que no te agrada. Amén.