viernes, 22 de febrero de 2019

LECTURA 22 DE FEBRERO

SEMANA 8 DÍA 6 (LEVÍTICO 26-27)

LEVÍTICO CAPÍTULO 26

BENDICIONES POR LA OBEDIENCIA

1 No se hagan ídolos, ni levanten en su tierra imágenes talladas ni columnas sagradas ni piedras esculpidas para rendirles culto. Yo soy el SEÑOR su Dios.
2 Deben guardar mis días de descanso y mostrar reverencia por mi santuario. Yo soy el SEÑOR.
3 Si siguen mis decretos y se aseguran de obedecer mis mandatos,
4 les enviaré las lluvias de temporada. Entonces la tierra les dará sus cosechas y los árboles del campo producirán su fruto.
5 La temporada de la trilla continuará aun después del comienzo de la cosecha de la uva, y la cosecha de la uva continuará aun después de la temporada de la siembra del grano. Comerán hasta saciarse y vivirán en seguridad dentro de su tierra.
6 Les daré paz en la tierra y podrán dormir sin temor alguno. Libraré la tierra de animales salvajes y mantendré a sus enemigos fuera del país.
7 De hecho, perseguirán a sus enemigos y los masacrarán a filo de espada.
8 ¡Cinco de ustedes perseguirán a cien, y cien de ustedes perseguirán a diez mil! Todos sus enemigos caerán bajo su espada.
9 Los miraré con agrado, los haré fértiles y multiplicaré su pueblo. Cumpliré mi pacto con ustedes.
10 ¡Tendrán tal abundancia de cosechas que será necesario deshacerse del grano viejo para que haya lugar para la nueva cosecha!
11 Viviré entre ustedes y no los despreciaré.
12 Caminaré entre ustedes; seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo.
13 Yo soy el SEÑOR su Dios, quien los sacó de la tierra de Egipto para que ya no fueran esclavos. Yo quebré de su cuello el yugo de la esclavitud, a fin de que puedan caminar con la cabeza en alto.

CASTIGOS POR LA DESOBEDIENCIA

14 Sin embargo, si no me escuchan ni obedecen todos estos mandatos,
15 y si rompen mi pacto al rechazar mis decretos, al tratar mis ordenanzas con desprecio y al rehusar obedecer mis mandatos,
16 yo los castigaré. Traeré sobre ustedes terrores repentinos: enfermedades debilitantes y altas fiebres que harán que sus ojos fallen y que su vida se consuma poco a poco. Sembrarán sus cosechas en vano porque sus enemigos se las comerán.
17 Me volveré contra ustedes, y sus enemigos los derrotarán. Aquellos quienes los odian los gobernarán, y ustedes huirán, ¡aun cuando nadie los esté persiguiendo!
18 Y si a pesar de todo esto, todavía me desobedecen, los castigaré siete veces por sus pecados.
19 Quebrantaré su espíritu orgulloso al hacer que el cielo sea tan rígido como el hierro y la tierra tan dura como el bronce.
20 Todo su trabajo será en vano, porque la tierra no dará cosechas y los árboles no producirán fruto.
21 Si aun así permanecen hostiles conmigo y rehúsan obedecerme, aumentaré siete veces el desastre a causa de sus pecados.
22 Enviaré animales salvajes que los privarán de sus hijos y destruirán su ganado. Ustedes disminuirán en número y sus caminos quedarán desiertos.
23 Y si todavía no aprenden la lección y continúan su hostilidad hacia mí,
24 entonces yo mismo seré hostil con ustedes, y los castigaré siete veces con calamidades por sus pecados.
25 Enviaré ejércitos en su contra que llevarán a cabo la maldición del pacto que violaron. Cuando corran a sus ciudades buscando seguridad, les enviaré una plaga para destruirlos ahí mismo, y serán entregados en manos de sus enemigos.
26 Destruiré su provisión de alimentos, al punto de que diez mujeres necesitarán un solo horno para preparar el pan de sus familias. Ellas racionarán el alimento por peso, y aunque coman, no se saciarán.
27 Si, a pesar de esto, todavía rehúsan escuchar y aún permanecen hostiles hacia mí,
28 entonces yo descargaré toda mi hostilidad. Yo mismo los castigaré siete veces por sus pecados.
29 Entonces comerán la carne de sus propios hijos e hijas.
30 Destruiré sus santuarios paganos y derribaré sus lugares de culto. Dejaré sus cuerpos sin vida apilados sobre sus ídolos sin vida,  y los despreciaré.
31 Haré que sus ciudades queden desoladas y destruiré sus lugares de culto pagano. No me agradaré de sus ofrendas, las cuales deberían ser un aroma agradable para mí.
32 Yo mismo devastaré su tierra, y los enemigos que vengan a apoderarse de ella quedarán horrorizados de lo que verán.
33 Los dispersaré entre las naciones y sacaré mi espada contra ustedes. Sus ciudades quedarán en ruinas y su tierra desolada.
34 Entonces, cuando quede desolada, mientras estén desterrados en la tierra de sus enemigos, al fin la tierra gozará de los años de descanso que le fueron negados. ¡Por fin descansará y gozará de los años de descanso que perdió!
35 Todo el tiempo que la tierra permanezca en ruinas, gozará del descanso que nunca le permitieron tener cada séptimo año que vivieron en ella.
36 En cuanto a aquellos de ustedes que sobrevivan, los desmoralizaré en la tierra de sus enemigos. Vivirán en tanto temor que el sonido de una hoja llevada por el viento los hará huir. Correrán como si huyeran de una espada, y caerán aun cuando nadie los persiga.
37 Aunque nadie vaya tras de ustedes, tropezarán unos con otros, como si huyeran de una espada. No tendrán fuerza para hacerles frente a sus enemigos.
38 Morirán en las naciones extranjeras y serán devorados en la tierra de sus enemigos.
39 Aquellos de ustedes que sobrevivan se consumirán en las tierras de sus enemigos a causa de sus pecados y de los pecados de sus antepasados.
40 Sin embargo, al fin mi pueblo confesará sus pecados y los pecados de sus antepasados por traicionarme y por ser hostiles hacia mí.
41 Cuando yo haga que su hostilidad se vuelva contra ellos y los lleve a la tierra de sus enemigos, entonces, por fin, su obstinado corazón será humillado y pagarán por sus pecados.
42 Entonces me acordaré de mi pacto con Jacob, de mi pacto con Isaac y de mi pacto con Abraham, y me acordaré de la tierra.
43 Pues la tierra tendrá que ser abandonada para que goce de sus años de descanso mientras quede desolada. Al fin el pueblo pagará por sus pecados, pues continuamente ha rechazado mis ordenanzas y despreciado mis decretos.
44 A pesar de todo esto, cuando estén desterrados en la tierra de sus enemigos no los despreciaré ni los rechazaré por completo. No cancelaré mi pacto con ellos destruyéndolos, porque yo soy el SEÑOR su Dios.
45 Por amor a ellos me acordaré de mi antiguo pacto con sus antepasados, a quienes saqué de la tierra de Egipto a los ojos de todas las naciones, para ser su Dios. Yo soy el SEÑOR.
46 Estos son los decretos, las ordenanzas y las instrucciones que el SEÑOR dio por medio de Moisés en el monte Sinaí como evidencia de la relación entre él y los israelitas.

LEVÍTICO CAPÍTULO 27

RESCATE DE LAS OFRENDAS OFRECIDAS AL SEÑOR

1 El SEÑOR le dijo a Moisés:
2 Da las siguientes instrucciones al pueblo de Israel: si uno de ustedes hace un voto especial para dedicar a alguien al SEÑOR mediante el pago del valor de esa persona,
3 esta es la escala de valores que emplearán. Un hombre de entre veinte y sesenta años tendrá el valor de cincuenta siclos de plata, según el siclo del santuario.
4 Una mujer de esa edad tendrá el valor de treinta siclos de plata.
5 Un joven de entre cinco y veinte años tendrá el valor de veinte siclos de plata; una joven de esa edad, diez siclos de plata.
6 Un niño de entre un mes de edad y cinco años tendrá el valor de cinco siclos de plata; una niña de esa edad, tres siclos de plata.
7 Un hombre de más de sesenta años tendrá el valor de quince siclos de plata; una mujer de esa edad, diez siclos de plata.
8 Si deseas hacer esa clase de voto, pero no te alcanza para pagar la cantidad requerida, lleva a la persona al sacerdote. Él determinará la cantidad que debes pagar de acuerdo a tus posibilidades.
9 Si el voto implica dar un animal aceptable como una ofrenda al SEÑOR, toda ofrenda al SEÑOR será considerada santa.
10 No se te permite cambiarlo o sustituirlo por otro animal, ya sea un animal bueno por uno malo o uno malo por uno bueno. Pero si cambias un animal por otro, entonces tanto el primer animal como el sustituto se considerarán santos.
11 Si tu voto tiene que ver con un animal impuro —uno que no es aceptable como ofrenda al SEÑOR— tendrás que llevar el animal al sacerdote.
12 Él fijará el valor, y su valuación será definitiva, ya sea alta o baja.
13 Si deseas recuperar el animal, tendrás que pagar el valor fijado por el sacerdote, más un veinte por ciento.
14 Si alguien dedica una casa al SEÑOR, el sacerdote irá para valorarla. El cálculo del sacerdote será definitivo, ya sea alto o bajo.
15 Si la persona que dedicó la casa quiere volver a comprarla, tendrá que pagar el valor fijado por el sacerdote, más un veinte por ciento. Entonces la casa volverá a ser suya.
16 Si alguno le dedica al SEÑOR una porción de su propiedad familiar, el valor será determinado de acuerdo con la cantidad de semilla que se necesita para sembrarla: cincuenta siclos de plata para un campo sembrado con doscientos veinte kilos de semilla de cebada.
17 Si se dedica el campo al SEÑOR en el año de jubileo, entonces será aplicable la valoración total.
18 Pero si dedican el campo después del año de jubileo, el sacerdote hará el cálculo del valor del terreno en proporción con el número de años que falte para el siguiente año de jubileo. Su valor calculado se reduce cada año.
19 Si la persona que dedicó el campo desea volver a comprarlo, tendrá que pagar el valor fijado por el sacerdote, más un veinte por ciento. Entonces el campo volverá a ser suyo legalmente.
20 Pero si no desea volver a comprarlo, y el campo se vende a otro, ya no se podrá recuperar.
21 Cuando el campo quede libre en el año de jubileo, este será santo, un campo especialmente apartado para el SEÑOR y llegará a ser propiedad de los sacerdotes.
22 Si alguien le dedica al SEÑOR algún campo que haya comprado, pero que no es parte de su propiedad familiar,
23 el sacerdote establecerá su valor basado en el número de años que falten hasta el siguiente año de jubileo. Ese mismo día, tendrá que dar el valor del campo como un donativo sagrado al SEÑOR.
24 En el año de jubileo el campo tendrá que ser devuelto al que lo vendió, la persona que lo heredó como una propiedad familiar.
25 (Todos los pagos se harán calculados según el peso del siclo del santuario], que equivale a veinte geras).
26 No se te permite dedicarle al SEÑOR el primogénito de los animales, porque la primera cría del ganado, de las ovejas y de las cabras ya le pertenece al SEÑOR.
27 Sin embargo, podrás volver a comprar el primogénito de un animal ceremonialmente impuro al pagar el valor establecido por el sacerdote, más un veinte por ciento. Si no lo vuelves a comprar, el sacerdote lo venderá por el precio establecido.
28 No obstante, todo lo que se haya apartado especialmente para el SEÑOR — ya sea una persona, un animal o una propiedad familiar— nunca deberá ser vendido ni rescatado. Todo lo que se consagre de esta manera ha sido apartado como santo y le pertenece al SEÑOR.
29 Ninguna persona apartada especialmente para destrucción podrá ser rescatada. Esa persona será ejecutada.
30 La décima parte de los productos de la tierra, ya sea grano de los campos o fruto de los árboles, le pertenece al SEÑOR y debe ser apartada, es santa para el SEÑOR.
31 Si deseas volver a comprar esa décima parte del grano o de la fruta que pertenece al SEÑOR, tendrás que pagar su valor, más un veinte por ciento.
32 Cuenta uno de cada diez animales de tus manadas y rebaños, sepáralo, es santo para el SEÑOR.
33 No podrás ser exigente entre animales buenos y malos, y no podrás sustituir uno por otro. Pero si intercambias un animal por otro, tanto el primer animal como el sustituto serán considerados santos y no podrás comprarlos de nuevo.
34 Estos son los mandatos que el SEÑOR dio por medio de Moisés a los israelitas en el monte Sinaí.


REFLEXIÓN

APRENDIENDO LA LECCIÓN

Y si todavía no aprenden la lección y continúan su hostilidad hacia mí, entonces yo mismo seré hostil con ustedes, y los castigaré siete veces con calamidades por sus pecados. (Levítico 26:23-24)

Tenemos que estar conscientes siempre que al desobedecer a Dios y ponernos a un lado de sus decretos y ordenanzas, quedamos fuera de su protección y ayuda. Al quedar fuera de su protección y ayuda, vendrán sobre nosotros calamidades. Al estar en las misma nos toca darnos cuenta y aprender la lección, arrepentirnos, volver a la senda correcta y permanecer en ella. De lo contrario no habrá perdón de Dios ni tampoco restitución de su parte, no esperemos una nueva oportunidad que nos pueda dar a pesar de nuestra rebelión. Continuarán las calamidades y se pondrán peores. Entonces la formula sería: Rebelión de nuestra parte, calamidad como consecuencia, aprendemos la lección, nos arrepentimos y dejamos nuestras malas prácticas a un lado.

ORACIÓN

Mi Dios te pido sabiduría para mantenerme siempre en tus caminos y en tu verdad. Amén.

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