jueves, 28 de febrero de 2019

LECTURA 28 DE FEBRERO

SEMANA 9 DÍA 5 (NÚMEROS 11-13)

NÚMEROS CAPÍTULO 11

EL PUEBLO SE QUEJA ANTE MOISÉS

 1 Poco después el pueblo comenzó a quejarse de las privaciones que enfrentaba, y el señor oyó todo lo que decían. Entonces el enojo del señor se encendió contra ellos y envió un fuego que ardió entre ellos y destruyó a algunos en las afueras del campamento.
 2 Así que el pueblo pidió ayuda a gritos a Moisés, y cuando él oró al señor, el fuego se apagó.
 3 Después, ese lugar fue conocido como Tabera (que significa el lugar que arde), porque el fuego del señor ardió allí entre ellos.
 4 Entonces la gentuza extranjera que viajaba con los israelitas comenzó a tener fuertes antojos por las cosas buenas de Egipto. Y el pueblo de Israel también comenzó a quejarse: ¡Oh, si tuviéramos un poco de carne! — exclamaban.
 5 Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto y teníamos todos los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos que queríamos.
 6 ¡Pero ahora lo único que vemos es este maná! Hasta hemos perdido el apetito.
 7 El maná era parecido a pequeñas semillas de cilantro, y era de un color amarillo claro como goma de resina.
 8 La gente salía a recogerlo del suelo. Con el maná se hacía harina en los molinos de mano o se machacaba en un mortero. Luego se hervía en una olla para hacer panes planos que sabían a pastelitos horneados con aceite de oliva.
 9 Durante la noche, el maná caía sobre el campamento juntamente con el rocío.
10 Entonces Moisés escuchó los lloriqueos de las familias a la entrada de sus carpas y el señor se enfureció. Moisés también estaba muy molesto,
11 y le dijo al señor: —¿Por qué me tratas a mí, tu servidor, con tanta dureza? ¡Ten misericordia de mí! ¿Qué hice para merecer la carga de todo este pueblo?
12 ¿Acaso yo los engendré? ¿Los traje yo al mundo? ¿Por qué me dijiste que los llevara en mis brazos como una madre a un bebé de pecho? ¿Cómo puedo llevarlos a la tierra que juraste dar a sus antepasados?
13 ¿De dónde se supone que voy a conseguir carne para toda esta gente? No dejan de quejarse conmigo diciendo: «¡Danos carne para comer!».
14 ¡Solo no puedo soportar a todo este pueblo! ¡La carga es demasiado pesada!
15 Si esta es la manera como piensas tratarme, sería mejor que me mataras. ¡Hazme ese favor y ahórrame esta miseria!

MOISÉS SELECCIONA SETENTA LÍDERES

16 Entonces el señor le dijo a Moisés: —Reúne delante de mí a setenta hombres que sean reconocidos como ancianos y jefes de Israel. Llévalos al tabernáculo para que permanezcan junto a ti.
17 Yo descenderé y allí hablaré contigo. Tomaré del Espíritu que está sobre ti y lo pondré sobre ellos también. Llevarán la carga del pueblo junto contigo, y de esa manera no tendrás que soportarla tú solo.
18 También dile al pueblo: «Purifíquense, porque mañana tendrán carne para comer. Ustedes gemían y el señor oyó sus quejidos: “¡Oh, un poco de carne! ¡Estábamos en mejores condiciones en Egipto!”. Ahora, el señor les dará carne y tendrán que comérsela.
19 Y no será sólo un día, ni dos, ni cinco, ni diez, ni aun veinte.
20 La comerán durante un mes entero, hasta que les produzca náuseas y estén hartos de tanta carne. Pues han rechazado al señor que está aquí entre ustedes y han lloriqueado diciendo: «¿Por qué dejamos Egipto?»».
21 Entonces Moisés respondió al señor: —¡Hay seiscientos mil soldados de infantería aquí conmigo y aun así dices: «Yo les daré carne durante un mes entero»!
22 Aunque matáramos a todos nuestros rebaños y manadas, ¿podría eso satisfacerlos? O si pescáramos todos los peces del mar, ¿alcanzaría?
23 Entonces el señor le dijo a Moisés: —¿Acaso mi brazo ha perdido su poder? ¡Ahora verás si mi palabra se cumple o no!
24 Así que Moisés salió y comunicó al pueblo las palabras del señor. Juntó a los setenta ancianos y los colocó alrededor del tabernáculo.
25 Después el señor descendió en la nube y le habló a Moisés. Entonces les dio a los setenta ancianos del mismo Espíritu que estaba sobre Moisés; y cuando el Espíritu se posó sobre ellos, los ancianos profetizaron; pero esto nunca volvió a suceder.
26 Sin embargo, dos hombres, Eldad y Medad, se habían quedado en el campamento. Ellos estaban incluidos en la lista de los ancianos, pero no se presentaron en el tabernáculo. Aun así, el Espíritu también se posó sobre ellos y profetizaron allí en el campamento.
27 Un joven corrió y le informó a Moisés: ¡Eldad y Medad están profetizando en el campamento!
28 Entonces Josué, hijo de Nun, que era ayudante de Moisés desde su juventud, protestó: —Moisés, mi señor, ¡detenlos!
29 Pero Moisés respondió: —¿Estás celoso por mí? Ya quisiera que todos los del pueblo del señor fueran profetas y que el señor pusiera su Espíritu sobre todos.
30 Entonces Moisés regresó al campamento con los ancianos de Israel.

EL SEÑOR ENVÍA CODORNICES

31 Ahora bien, el señor envió un viento que trajo codornices desde el mar y las dejó caer por todo el campamento. Las codornices volaban por kilómetros en todas las direcciones a la altura de un metro sobre la superficie de la tierra.
32 Así que el pueblo salió y atrapó codornices todo ese día, a lo largo de la noche y también todo el día siguiente. ¡Nadie recogió menos de dos mil kilos! Entonces las pusieron a secar por todo el campamento.
33 Pero mientras se saciaban de carne —cuando aún estaba en sus bocas— el enojo del señor se encendió contra el pueblo y los castigó con una plaga muy grave.
34 Así que ese lugar fue llamado Kibrot-hataava (que significa tumbas de glotonería) porque allí enterraron a la gente que codiciaba la carne de Egipto.
35 Después, los israelitas viajaron de Kibrot-hataava a Hazerot, donde se quedaron por algún tiempo.

NÚMEROS CAPÍTULO 12

QUEJAS DE MIRIAM Y AARÓN

 1 Mientras estaban en Hazerot, Miriam y Aarón criticaron a Moisés porque se había casado con una cusita.
 2 Dijeron: ¿Ha hablado el señor solamente por medio de Moisés? ¿Acaso no ha hablado también a través de nosotros? Y el señor los oyó.
 3 (Ahora bien, Moisés era muy humilde, más que cualquier otra persona en la tierra).
 4 Así que, el señor llamó de inmediato a Moisés, a Aarón y a Miriam y les dijo: ¡Vayan los tres al tabernáculo!; y los tres fueron allí.
 5 Entonces el señor descendió en la columna de nube y se detuvo en la entrada del tabernáculo. ¡Aarón y Miriam!, llamó él. Ellos dieron un paso al frente
 6 y el señor les habló: Escuchen lo que voy a decir: Si hubiera profetas entre ustedes, yo, el señor, me revelaría en visiones; les hablaría en sueños.
 7 Pero no con mi siervo Moisés. De toda mi casa, él es en quien confío.
 8 Yo le hablo a él cara a cara, ¡con claridad y no en acertijos! Él ve al señor como él es. ¿Entonces, por qué no tuvieron temor de criticar a mi siervo Moisés?
 9 El señor estaba muy enojado con ellos y se fue.
10 Cuando la nube dejo de estar encima del tabernáculo, allí estaba Miriam, con su piel tan blanca como la nieve, leprosa. Cuando Aarón vio lo que había pasado con ella,
11 clamó a Moisés: ¡Oh, mi señor! ¡Por favor no nos castigues por este pecado que tan neciamente cometimos!
12 No dejes que ella sea como un bebé que nace muerto y que ya está en descomposición.
13 Entonces Moisés clamó al señor: —¡Oh Dios, te suplico que la sanes!
14 Pero el señor le dijo a Moisés: —Si el padre de Miriam tan sólo la escupiera en la cara, ¿no duraría su contaminación siete días? Por lo tanto, mantenla fuera del campamento durante siete días y después podrá ser aceptada de nuevo.
15 Así que Miriam permaneció fuera del campamento durante siete días, y el pueblo esperó hasta que la trajeron para continuar su viaje.
16 Fue entonces cuando salieron de Hazerot y acamparon en el desierto de Parán.

NÚMEROS CAPÍTULO 13

DOCE ESPÍAS EXPLORAN CANAÁN

 1 El señor le dijo a Moisés:
 2 Envía hombres a explorar la tierra de Canaán, la tierra que les daré a los israelitas. Envía a un jefe de cada una de las doce tribus de sus antepasados.
 3 Entonces Moisés hizo lo que el señor le ordenó y envió a doce hombres desde el campamento en el desierto de Parán, todos jefes de las tribus de Israel. 
 4 Estas eran las tribus y los nombres de sus jefes:
     Tribu                             Jefe
     de Rubén Samúa, hijo de Zacur
  5 de Simeón Safat, hijo de Hori
  6 de Judá Caleb, hijo de Jefone
  7 de Isacar Igal, hijo de José
  8 de Efraín Oseas, hijo de Nun
  9 de Benjamín Palti, hijo de Rafú
10 de Zabulón Gadiel, hijo de Sodi
11 de Manasés, hijo de José Gadi, hijo de Susi
12 de Dan Amiel, hijo de Gemali
13 de Aser Setur, hijo de Micael
14 de Neftal Nahbi, hijo de Vapsi
15 de Gad Geuel, hijo de Maqui
16 Estos son los nombres de los hombres que Moisés envió a explorar la tierra. (A Oseas, hijo de Nun, Moisés le dio el nombre de Josué).
17 Moisés envió a los hombres a explorar la tierra y les dio las siguientes instrucciones: Vayan al norte a través del Neguev hasta la zona montañosa.
18 Fíjense cómo es la tierra y averigüen si sus habitantes son fuertes o débiles, pocos o muchos.
19 Observen cómo es la tierra en que habitan. ¿Es buena o mala? ¿Viven en ciudades amuralladas o sin protección, a campo abierto?
20 El terreno, ¿es fértil o estéril? ¿Abundan los árboles? Hagan todo lo posible por traer muestras de las cosechas que encuentren. (Era la temporada de la cosecha de las primeras uvas maduras).
21 Así que subieron y exploraron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rehob, cerca de Lebo-hamat.
22 Yendo al norte, atravesaron el Neguev y llegaron a Hebrón donde vivían Ahimán, Sesai y Talmai, todos descendientes de Anac. (La antigua ciudad de Hebrón fue fundada siete años antes de la ciudad egipcia de Zoán).
23 Cuando llegaron al valle de Escol, cortaron una rama con un solo racimo de uvas, tan grande, ¡que tuvieron que transportarlo en un palo, entre dos! También llevaron muestras de granadas e higos.
24 A ese lugar se le llamó el valle de Escol (que significa racimo) por el racimo de uvas que los israelitas cortaron allí.

INFORME DE LOS ESPÍAS

25 Después de explorar la tierra durante cuarenta días, los hombres regresaron
26 a Moisés, a Aarón y a toda la comunidad de Israel en Cades, en el desierto de Parán. Informaron a toda la comunidad lo que vieron y les mostraron los frutos que tomaron de la tierra.
27 Este fue el informe que dieron a Moisés: Entramos en la tierra a la cual nos enviaste a explorar y en verdad es un país sobreabundante, una tierra donde fluyen la leche y la miel. Aquí está la clase de frutos que allí se producen.
28 Sin embargo, el pueblo que la habita es poderoso y sus ciudades son grandes y fortificadas. ¡Hasta vimos gigantes allí, los descendientes de Anac!
29 Los amalecitas viven en el Neguev y los hititas, los jebuseos y los amorreos viven en la zona montañosa. Los cananeos viven a lo largo de la costa del mar Mediterráneo y a lo largo del valle del Jordán.
30 Pero Caleb trató de calmar al pueblo que se encontraba ante Moisés. — ¡Vamos enseguida a tomar la tierra! —dijo—. ¡De seguro podemos conquistarla!
31 Pero los demás hombres que exploraron la tierra con él, no estuvieron de acuerdo: —¡No podemos ir contra ellos! ¡Son más fuertes que nosotros!
32 Entonces comenzaron a divulgar entre los israelitas el siguiente mal informe sobre la tierra: La tierra que atravesamos y exploramos devorará a todo aquel que vaya a vivir allí. ¡Todos los habitantes que vimos son enormes!
33 Hasta había gigantes, los descendientes de Anac. ¡Al lado de ellos nos sentíamos como saltamontes y así nos miraban ellos!


REFLEXIÓN

COMUNICANDO LA VERDAD DE DIOS
Pero Moisés respondió: —¿Estás celoso por mí? Ya quisiera que todos los del pueblo del señor fueran profetas y que el señor pusiera su Espíritu sobre todos. (Número 11:29)

Un profeta es alguien que es tomado por Dios, Él pone su Espíritu sobre esa persona, le da que decir y este lo comunica a los demás. Hoy en día es diferente que en aquellos días, el Espíritu de Dios ya esta en aquel que le recibe como Señor y Salvador. Pero el principio sigue siendo el mismo con las profecías, se toma de Dios lo que él quiere comunicar y se comunica en público. No se habla lo que esta en tu corazón, ni tampoco lo que tu razonamiento lógico desea comunicar. Te dejas tomar completamente por el Espíritu de Dios, escuchas su voz y sin ningún tipo de razonamiento de lo obtenido lo comunicas. Ojala todos en el pueblo de Dios estén tomados verdaderamente por su Espíritu, ojala todos en el pueblo de Dios pudieran hablar su palabra sin ningún tipo de alteración.
ORACIÓN

Mi Dios me rindo a ti completamente, que tu Espíritu tome en control de mi vida, Amén.

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