domingo, 31 de marzo de 2019

LECTURA 31 DE MARZO

SEMANA 14 DÍA 1 (JUECES 3-5)

JUECES CAPÍTULO 3


LAS NACIONES QUE QUEDARON EN CANAÁN


 1 El SEÑOR dejó a ciertas naciones en la tierra para poner a prueba a los israelitas que no habían conocido las guerras de Canaán.
 2 Lo hizo para enseñar a pelear en la guerra a las generaciones de israelitas que no tenían experiencia en el campo de batalla.
 3 Estas son las naciones: los filisteos (que vivían bajo el dominio de los cinco gobernantes filisteos), todos los cananeos, los sidonios, y los heveos que vivían en las montañas del Líbano, desde el monte Baal-hermón hasta Lebo-hamat.
 4 El SEÑOR dejó a estos pueblos con el fin de poner a prueba a los israelitas para ver si obedecían los mandatos que el SEÑOR había dado a sus antepasados por medio de Moisés.
 5 Así que los israelitas vivieron entre los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos,
 6 y se unieron en matrimonio con ellos: los hijos de los israelitas se casaron con las hijas de esos pueblos, y las hijas de los israelitas fueron dadas en matrimonio a sus hijos. Y los israelitas sirvieron a los dioses de esas naciones.

OTONIEL, JUEZ DE ISRAEL

 7 Los israelitas hicieron lo malo a los ojos del SEÑOR. Se olvidaron del SEÑOR su Dios y sirvieron a las imágenes de Baal y a los postes dedicados a la diosa Asera.
 8 Entonces el SEÑOR ardió de enojo contra Israel y lo entregó en manos de Cusán-risataim, rey de Aram-naharaim. Y los israelitas sirvieron a Cusán-risataim durante ocho años.
 9 Pero cuando el pueblo de Israel clamó al SEÑOR por ayuda, el SEÑOR levantó a un libertador para salvarlos. Se llamaba Otoniel, hijo de Cenaz, un hermano menor de Caleb.
10 El Espíritu del SEÑOR vino sobre él, y comenzó a ser juez de Israel. Entró en guerra contra Cusán-risataim, rey de Aram, y el SEÑOR le dio la victoria sobre él.
11 Y hubo paz en la tierra durante cuarenta años. Luego murió otoniel, hijo de Cenaz.

AOD, JUEZ DE ISRAEL

12 De nuevo los israelitas hicieron lo malo a los ojos del SEÑOR y, por la maldad de ellos, el SEÑOR le dio dominio sobre Israel al rey Eglón, de Moab.
13 Eglón se alió con los amonitas y los amalecitas y salió a pelear, derrotó a Israel y tomó posesión de Jericó, la ciudad de las palmeras.
14 Entonces los israelitas sirvieron a Eglón, rey de Moab, durante dieciocho años.
15 sin embargo, cuando el pueblo de Israel clamó al SEÑOR por ayuda, el SEÑOR nuevamente levantó a un libertador para salvarlos. se llamaba Aod, hijo de Gera, quien era un hombre zurdo, de la tribu de Benjamín. Los israelitas enviaron a Aod a entregar el dinero del tributo al rey Eglón, de Moab.
16 Así que Aod hizo una daga de dos filos, de unos treinta centímetros de largo, la ató a su muslo derecho y la escondió debajo de la ropa.
17 Luego le llevó el dinero del tributo a Eglón, quien era muy gordo.
18 Después de entregar el pago, Aod emprendió el regreso junto con los que le habían ayudado a llevar el tributo.
19 Pero cuando Aod llegó a donde estaban los ídolos de piedra, cerca de Gilgal, se regresó. Se presentó ante Eglón y le dijo: Tengo un mensaje secreto para usted. Entonces el rey les ordenó a sus sirvientes que se callaran y que todos salieran de la habitación.
20 Así que Aod se acercó a Eglón, quien estaba sentado solo en una habitación fresca de la planta alta, y le dijo: ¡Tengo un mensaje de Dios para usted! Cuando el rey Eglón se levantó de su asiento,
21 Aod sacó con la mano izquierda la daga que tenía atada al muslo derecho y se la clavó al rey en el vientre.
22 La daga entró tan profundo, que la empuñadura se hundió bajo la gordura del rey. Así que Aod no sacó la daga, y al rey se le vaciaron los intestinos.
23 Entonces Aod cerró las puertas de la habitación, les puso llave y escapó por la letrina.
24 Aod ya se había ido cuando los sirvientes del rey regresaron y encontraron cerradas las puertas de la habitación de la planta alta. Pensaron que tal vez el rey estaba usando la letrina dentro del cuarto,
25 así que esperaron. Pero al ver que el rey tardaba mucho en salir, se preocuparon y buscaron una llave. Cuando abrieron las puertas, encontraron a su amo muerto en el suelo.
26 Mientras los sirvientes esperaban, Aod escapó y pasó por los ídolos de piedra rumbo a seirat.
27 Cuando llegó a la zona montañosa de Efraín, llamó a tomar las armas. Después encabezó un grupo de israelitas colina abajo.
28 Síganme —les dijo—, porque el SEÑOR les ha dado la victoria sobre Moab, su enemigo. Así que los israelitas lo siguieron y tomaron control de los vados del río Jordán que cruzan hacia Moab, y no dejaron que nadie pasara.
29 Atacaron a los moabitas y mataron a unos diez mil de sus guerreros más fuertes y robustos; no escapó ni uno de ellos.
30 Así que Israel conquistó a Moab en aquel día, y hubo paz en la tierra durante ochenta años.

SAMGAR, JUEZ DE ISRAEL

31 Después de Aod fue Samgar, hijo de Anat, quien rescató a Israel. En una ocasión mató a seiscientos filisteos con una aguijada para bueyes.

JUECES CAPÍTULO 4

DÉBORA, JUEZA DE ISRAEL


 1 Muerto Aod, los israelitas volvieron a hacer lo malo a los ojos del SEÑOR.
 2 Entonces el SEÑOR los entregó a Jabín, un rey cananeo de Hazor. El comandante de su ejército era Sísara, que vivía en Haroset-goim.
 3 Sísara, quien tenía novecientos carros de combate hechos de hierro, oprimió a los israelitas sin piedad durante veinte años, hasta que el pueblo de Israel clamó al SEÑOR por ayuda.
 4 Débora, la esposa de Lapidot, era una profetisa que en ese tiempo juzgaba a Israel.
 5 Solía sentarse bajo la Palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la zona montañosa de Efraín, y los israelitas acudían a ella para que los juzgara.
 6 Un día Débora mandó a buscar a Barac, hijo de Abinoam, quien vivía en Cedes, en el territorio de Neftalí y le dijo: —El SEÑOR, Dios de Israel, te ordena: reúne en el monte Tabor a diez mil guerreros de las tribus de Neftalí y de Zabulón.
 7 Y yo haré que Sísara, el comandante del ejército de Jabín, vaya al río Cisón junto con sus carros de combate y sus guerreros. Allí te daré la victoria sobre él.
 8 Barac le dijo: —Yo iré, pero sólo si tú vienes conmigo.
 9 —Muy bien —dijo ella—, iré contigo. Pero tú no recibirás honra en esta misión, porque la victoria del SEÑOR sobre Sísara quedará en manos de una mujer. Así que Débora fue con Barac a Cedes.
10 En Cedes, Barac reunió a las tribus de Zabulón y de Neftalí, y diez mil guerreros subieron con él. Débora también lo acompañó.
11 Ahora bien, Heber el ceneo, un descendiente de Hobab, cuñado de Moisés, se había separado de los demás miembros de su tribu y armó su carpa junto al roble de Zaanaim, cerca de Cedes.
12 Cuando le dijeron a Sísara que Barac, hijo de Abinoam, había subido al monte Tabor,
13 mandó llamar a sus novecientos carros de combate hechos de hierro y a todos sus guerreros, y marcharon desde Haroset-goim hasta el río Cisón.
14 Entonces Débora le dijo a Barac: ¡Prepárate! Hoy es el día en que el SEÑOR te dará la victoria sobre Sísara, porque el SEÑOR marcha delante de ti. Así que Barac descendió las laderas del monte Tabor al frente de sus diez mil guerreros para entrar en batalla.
15 Cuando Barac atacó, el SEÑOR llenó de pánico a Sísara y a todos sus carros de combate y a sus guerreros. Sísara saltó de su carro de guerra y escapó a pie.
16 Entonces Barac persiguió a los carros y al ejército enemigo hasta Haroset-goim, y mató a todos los guerreros de Sísara. Ni uno solo quedó con vida.
17 Mientras tanto, Sísara corrió hasta la carpa de Jael, la esposa de Heber, el ceneo, porque la familia de Heber tenía amistad con el rey Jabín, de Hazor.
18 Jael salió al encuentro de Sísara y le dijo: —Entre en mi carpa, SEÑOR. Venga. No tenga miedo. Así que él entró en la carpa, y ella lo cubrió con una manta.
19 —Dame un poco de agua, por favor —le dijo él—. Tengo sed. Así que ella le dio leche de una bolsa de cuero y volvió a cubrirlo.
20 —Párate en la puerta de la carpa —le dijo a ella—. Si alguien viene y pregunta si hay alguien adentro, dile que no.
21 Pero cuando Sísara se durmió por tanto agotamiento, Jael se le acercó en silencio con un martillo y una estaca en la mano. Entonces le clavó la estaca en la sien hasta que quedó clavada en el suelo, y así murió.
22 Cuando Barac llegó en busca de Sísara, Jael salió a su encuentro y le dijo: Ven, te mostraré al hombre que buscas. Entonces él entró en la carpa tras ella, y allí encontró a Sísara muerto, tendido en el suelo con la estaca atravesada en la sien.
23 Por lo tanto, ese día Israel vio a Dios derrotar a Jabín, el rey cananeo.
24 Y a partir de entonces, Israel se hizo cada vez más fuerte contra el rey Jabín hasta que finalmente lo destruyó.

JUECES CAPÍTULO 5

CÁNTICO DE DÉBORA


 1 Ese día, Débora y Barac, hijo de Abinoam, entonaron el siguiente cántico:
 2 Los líderes de Israel tomaron el mando, y el pueblo los siguió con gusto. ¡Alabado sea el SEÑOR!
 3 ¡Escuchen, ustedes reyes! ¡Presten atención, ustedes gobernantes poderosos! Pues cantaré al SEÑOR; tocaré música para el SEÑOR, Dios de Israel.
 4 SEÑOR, cuando saliste de Seir y marchaste por los campos de Edom, la tierra tembló, y los cielos nublados derramaron lluvias torrenciales.
 5 Las montañas temblaron ante la presencia del SEÑOR, Dios del monte Sinaí, ante la presencia del SEÑOR, Dios de Israel.
 6 En los días de Samgar, hijo de Anat, y en los días de Jael, la gente evitaba las rutas principales y los viajeros no salían de los caminos sinuosos.
 7 Ya quedaba poca gente en las aldeas de Israel, hasta que Débora surgió como una madre para Israel.
 8 Cuando Israel escogió nuevos dioses, la guerra estalló a las puertas de la ciudad. ¡Sin embargo, no se veía ni un escudo ni una lanza entre cuarenta mil guerreros de Israel!
 9 Mi corazón está con los comandantes de Israel, con los que se ofrecieron para la guerra. ¡Alabado sea el SEÑOR!
10 Piensen en esto, ustedes que cabalgan en burros selectos, ustedes que se sientan sobre elaboradas mantas de caballo y ustedes que andan por el camino.
11 Escuchen a los músicos de las aldeas, que están reunidos junto a los abrevaderos. Relatan las justas victorias del SEÑOR y los triunfos de sus aldeanos en Israel. Entonces el pueblo del SEÑOR descendió a las puertas de la ciudad.
12 ¡Despierta, Débora, despierta! ¡Despierta, despierta y entona un cántico! ¡Levántate, Barac! ¡Llévate a tus cautivos, hijo de Abinoam!
13 De Tabor descendieron los pocos para juntarse con los nobles; el pueblo del SEÑOR marchó colina abajo contra poderosos guerreros.
14 Descendieron de Efraín, tierra que antes pertenecía a los amalecitas; te siguieron a ti, Benjamín, con tus tropas. De Maquir los comandantes descendieron a paso de marcha; desde Zabulón llegaron los que llevan el bastón de mando.
15 Los príncipes de Isacar estuvieron con Débora y Barac; siguieron a Barac a toda prisa hasta el valle. Pero en la tribu de Rubén hubo gran indecisión.
16 ¿Por qué se quedaron sentados en su casa entre los rediles, para oír a los pastores silbar a sus rebaños? Así es, en la tribu de Rubén hubo gran indecisión.
17 Galaad permaneció al oriente del Jordán. Y ¿por qué Dan se quedó en su casa? Aser se sentó sin moverse a la orilla del mar, y permaneció en sus puertos.
18 Pero Zabulón arriesgó la vida, igual que Neftalí, en las alturas del campo de batalla.
19 Los reyes de Canaán llegaron y pelearon en Taanac, cerca de los manantiales de Meguido, pero no se llevaron tesoros de plata.
20 Desde el cielo lucharon las estrellas; las estrellas en sus órbitas pelearon contra Sísara.
21 El río Cisón arrasó con ellos, ese antiguo torrente llamado Cisón. ¡Marcha hacia adelante con valor, alma mía!
22 Luego los cascos de los caballos martillaron el suelo: el galope resonante de los poderosos corceles de Sísara.
23 «Que sean malditos los habitantes de Meroz —dijo el ángel del SEÑOR—. Que sean completamente malditos, porque no vinieron para ayudar al SEÑOR, para ayudar al SEÑOR contra los poderosos guerreros».
24 La más bendita entre las mujeres es Jael, la esposa de Heber, el ceneo. Bendita sea más que todas las mujeres que viven en carpas.
25 Sísara le pidió agua, y ella le dio leche. En un tazón digno de nobles, le trajo yogur.
26 Después tomó una estaca con la mano izquierda, y con la derecha, el martillo del trabajador. Golpeó a Sísara con el martillo y le aplastó la cabeza; con un terrible golpe le atravesó las sienes.
27 Él se desplomó, cayó, quedó inmóvil, tendido a sus pies; y allí donde cayó, quedó muerto.
28 Por la ventana se asomó la madre de Sísara. Desde la ventana esperaba su regreso mientras decía: «¿Por qué tarda tanto en llegar su carro? ¿Por qué no oímos el sonido de las ruedas del carro?».
29 Sus sabias mujeres le responden, y ella se repite estas palabras a sí misma:
30 «Seguramente están repartiendo el botín que capturaron, que tendrá una o dos mujeres para cada hombre. Habrá túnicas llenas de todos los colores para Sísara, y para mí, coloridas túnicas con bordados. Seguro que en el botín hay túnicas de colores y bordadas de ambos lados».
31 ¡SEÑOR, que todos tus enemigos mueran como Sísara; pero los que te aman, que se levanten como el sol cuando brilla con toda su fuerza! Después hubo paz en la tierra durante cuarenta años.


REFLEXIÓN

GRAVES CONSECUENCIAS DEL PECADO

mandó llamar a sus novecientos carros de combate hechos de hierro y a todos sus guerreros, y marcharon desde Haroset-goim hasta el río Cisón. Entonces Débora le dijo a Barac: ¡Prepárate! Hoy es el día en que el SEÑOR te dará la victoria sobre Sísara, porque el SEÑOR marcha delante de ti. Así que Barac descendió las laderas del monte Tabor al frente de sus diez mil guerreros para entrar en batalla. (Jueces 4:13-14)

Por lo que hablan estos versículos y otros posteriores, parece ser que los cananeos de Hazor no eran un pueblo mayor en número que los Israelitas, tampoco tenían un ejercito más numeroso que el que quizás pudiera armar Israel. Pero el pecado delante de Dios hace que puedas ser dominado por alguien menor que tu, también es posible que ese pecado te haga menguar todas las capacidades que puedas tener. Poco a poco estarás dominado por fuerzas menores a tus capacidades, también el apoyo de otros con los cuales podrías haber contado te abandonarán, como lo hicieron la mayoría de las tribus de Israel. Hasta que estés  en completo dominio de algo que es menor que tu, algo que esta esta por debajo de tu capacidad mental, pero no puedes dejar de someterte a eso.

ORACIÓN

Mi Dios que pueda yo siempre mantenerme en tus caminos y en tu verdad, ayúdame a siempre estar dentro de tu santidad. Amén.





sábado, 30 de marzo de 2019

LECTURA 30 DE MARZO

SEMANA 13 DÍA 7 (JUECES 1-2)

JUECES CAPÍTULO 1

JUDÁ Y SIMEÓN CONQUISTAN LA TIERRA

 1 Después de la muerte de Josué, los israelitas le preguntaron al señor: — ¿Cuál de las tribus debe ser la primera en atacar a los cananeos?
 2 El señor contestó: —Judá, porque yo le he dado la victoria sobre la tierra.
 3 Entonces los hombres de Judá les dijeron a sus parientes de la tribu de Simeón: Vengan con nosotros a luchar contra los cananeos que viven en el territorio que se nos asignó. Después nosotros los ayudaremos a ustedes a conquistar su territorio. Así que los hombres de Simeón fueron con los de Judá.
 4 Cuando los hombres de Judá atacaron, el señor les dio la victoria sobre los cananeos y los ferezeos, y mataron a diez mil guerreros enemigos en la ciudad de Bezec.
 5 Mientras estaban en Bezec, se toparon con el rey Adoni-bezec y lucharon contra él, y derrotaron a los cananeos y a los ferezeos.
 6 Adoni-bezec escapó, pero los israelitas pronto lo capturaron y le cortaron los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies.
 7 Adoni-bezec dijo: Una vez yo tuve setenta reyes sin los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies, comiendo migajas debajo de mi mesa. Ahora Dios me devolvió lo que les hice. Y se lo llevaron a Jerusalén, donde murió.
 8 Los hombres de Judá atacaron a Jerusalén y la tomaron; mataron a todos sus habitantes y prendieron fuego a la ciudad.
 9 Luego descendieron para combatir contra los cananeos que vivían en la zona montañosa, en el Neguev y en las colinas occidentales.
10 Judá marchó contra los cananeos en Hebrón (antiguamente llamada Quiriat-arba) y derrotó a las fuerzas de Sesai, Ahimán y Talmai.
11 De allí salieron a luchar contra los habitantes de la ciudad de Debir (antiguamente llamada Quiriat-sefer).
12 Caleb dijo: Daré a mi hija Acsa en matrimonio al que ataque y tome Quiriat-sefer.
13 Otoniel, hijo de Cenaz, un hermano menor de Caleb, fue quien conquistó la ciudad; así que Acsa pasó a ser esposa de Otoniel.
14 Cuando Acsa se casó con Otoniel, ella insistió en que le pidiera un campo a Caleb, su padre. Mientras ella se bajaba de su burro, Caleb le preguntó: —¿Qué te pasa?
15 Ella contestó: —Concédeme otro obsequio. Ya me regalaste tierras en el Neguev; ahora te ruego que también me des manantiales. Entonces Caleb le entregó tanto los manantiales de la parte alta como los de la parte baja.
16 Cuando los miembros de la tribu de Judá salieron de Jericó —la ciudad de las palmeras—, los ceneos (que eran descendientes del suegro de Moisés) los acompañaron al desierto de Judá y se establecieron entre la gente del lugar, cerca de la ciudad de Arad, en el Neguev.
17 Luego Judá se unió con Simeón para luchar contra los cananeos que vivían en Sefat, y destruyeron la ciudad por completo. Por eso la ciudad fue llamada Horma.
18 Además Judá tomó las ciudades de Gaza, Ascalón y Ecrón, junto con los territorios vecinos. 

ISRAEL NO CONQUISTA TODA LA TIERRA

19 El SEÑOR estaba con los de Judá, y ellos tomaron posesión de la zona montañosa; pero no lograron expulsar a los habitantes de las llanuras, quienes tenían carros de combate hechos de hierro.
20 Caleb recibió la ciudad de Hebrón, tal como Moisés le había prometido, y expulsó a todos sus habitantes, que eran descendientes de los tres hijos de Anac.
21 Sin embargo la tribu de Benjamín no logró expulsar a los jebuseos, quienes vivían en Jerusalén. Por eso, hasta el día de hoy, los jebuseos viven en Jerusalén junto con el pueblo de Benjamín.
22 Los descendientes de José atacaron la ciudad de Betel, y el SEÑOR estuvo con ellos.
23 Enviaron espías a Betel (antes conocida como Luz),
24 quienes abordaron a un hombre que salía del poblado y le dijeron: Muéstranos cómo entrar en la ciudad, y tendremos compasión de ti.
25 Entonces él les mostró una vía de acceso, y ellos mataron a todos en la ciudad, menos a ese hombre y a su familia.
26 Más tarde, el hombre se trasladó a la tierra de los hititas, donde estableció una ciudad que llamó Luz. Este nombre lo conserva hasta el día de hoy.
27 La tribu de Manasés no logró expulsar a la gente que vivía en Bet-seán, Taanac, Dor, Ibleam, Meguido y en todos los asentamientos vecinos, porque los cananeos estaban decididos a quedarse en esa región.
28 Con el tiempo, cuando los israelitas se fortalecieron, obligaron a los cananeos a trabajar como esclavos, pero nunca los expulsaron de la tierra por completo.
29 La tribu de Efraín no logró expulsar a los cananeos que vivían en Gezer, así que los cananeos siguieron viviendo allí, en medio de los de Efraín.
30 La tribu de Zabulón no logró expulsar a los habitantes de Quitrón y de Naalal, así que los cananeos siguieron viviendo en medio de los de Zabulón, pero los cananeos fueron obligados a trabajar como esclavos para ellos.
31 La tribu de Aser no logró expulsar a los habitantes de Aco, Sidón, Ahlab, Aczib, Helba, Afec ni Rehob.
32 Así que los de Aser se establecieron entre los cananeos, quienes controlaban la tierra, debido a que no lograron expulsarlos.
33 Asimismo, la tribu de Neftalí no logró expulsar a los habitantes de Bet-semes ni a los de Bet-anat. Así que Neftalí se estableció entre los cananeos, quienes controlaban la tierra. Sin embargo, los habitantes de Bet-semes y los de Bet-anat fueron obligados a trabajar como esclavos para la gente de Neftalí.
34 En cuanto a la tribu de Dan, los amorreos los obligaron a retirarse a la zona montañosa y no los dejaban descender a las llanuras.
35 Los amorreos estaban decididos a quedarse en el monte Heres, en Ajalón y en Saalbim; pero cuando los descendientes de José aumentaron en fuerza, obligaron a los amorreos a trabajar como esclavos.
36 La frontera de los amorreos iba desde el paso del Escorpión hasta Sela y desde allí se extendía hacia arriba.

JUECES CAPÍTULO 2

EL MENSAJERO DEL SEÑOR LLEGA A BOQUIM

 1 El ángel del señor subió de Gilgal a Boquim y dijo a los israelitas: Yo los saqué de Egipto y los traje a esta tierra que juré dar a sus antepasados, y dije que nunca rompería mi pacto con ustedes.
 2 Por su parte, ustedes no debían hacer ningún pacto con los habitantes de esta tierra, sino destruir sus altares. Pero desobedecieron mi mandato. ¿Por qué lo hicieron?
 3 Ahora declaro que ya no expulsaré a los pueblos que viven en la tierra de ustedes. Ellos les serán espinas clavadas en el costado, y sus dioses serán una tentación constante para ustedes.
 4 Cuando el ángel del señor terminó de hablar a los israelitas, el pueblo lloró a gritos.
 5 Por eso llamaron al lugar Boquim (que significa llanto), y allí le ofrecieron sacrificios al señor.

MUERTE DE JOSUÉ

 6 Después que Josué despidió al pueblo, cada una de las tribus salió para tomar posesión del territorio que se le había asignado.
 7 Los israelitas sirvieron al señor todo el tiempo que vivieron Josué y los líderes que lo sobrevivieron, aquellos que habían visto todas las grandes cosas que el señor había hecho por Israel.
 8 Entonces Josué, hijo de Nun y siervo del señor, murió a los ciento diez años de edad.
 9 Lo enterraron en Timnat-sera, tierra que se le había asignado, en la zona montañosa de Efraín, al norte del monte Gaas.

ISRAEL DESOBEDECE AL SEÑOR

10 Después de que murieron todos los de esa generación, creció otra que no conocía al señor ni recordaba las cosas poderosas que él había hecho por Israel.
11 Los israelitas hicieron lo malo a los ojos del señor y sirvieron a las imágenes de Baal.
12 Abandonaron al señor, Dios de sus antepasados, quien los había sacado de Egipto. Siguieron y rindieron culto a otros dioses —los dioses de los pueblos vecinos— y así provocaron el enojo del señor.
13 Abandonaron al señor para servir a Baal y a las imágenes de Astarot,
14 lo cual hizo que el señor ardiera de enojo contra Israel y que los entregara en manos de saqueadores, quienes les robaron sus posesiones. Los vendió a los enemigos que tenían a su alrededor, y ya no podían vencerlos.
15 Cada vez que los israelitas salían a la batalla, el señor peleaba en contra de ellos e hizo que sus enemigos los derrotaran, tal como él les había advertido. Y el pueblo estaba muy angustiado.

EL SEÑOR RESCATA A SU PUEBLO

16 Entonces el señor levantó jueces para rescatar a los israelitas de la mano de sus agresores.
17 Sin embargo, Israel no hizo caso a los jueces, sino que se prostituyó rindiendo culto a otros dioses. ¡Qué pronto se apartaron del camino de sus antepasados, los cuales habían obedecido los mandatos del señor!
18 Cada vez que el señor levantaba un juez sobre Israel, él estaba con ese juez y rescataba al pueblo de sus enemigos durante toda la vida del juez. Pues el señor tenía compasión de su pueblo, que estaba sobrecargado de opresión y sufrimiento.
19 Pero al morir el juez, la gente no sólo volvía a sus prácticas corruptas, sino que se comportaba peor que sus antepasados. Seguía a otros dioses: los servía y les rendía culto. Además se negaba a abandonar sus prácticas malvadas y sus tercos caminos.
20 Por eso el señor ardió de enojo contra Israel y dijo: Ya que este pueblo ha violado mi pacto que hice con sus antepasados y no ha hecho caso a mis mandatos,
21 ya no expulsaré a las naciones que Josué dejó sin conquistar cuando murió.
22 Lo hice para poner a prueba a Israel: para ver si seguiría o no los caminos del señor, como lo hicieron sus antepasados.
23 Por esa razón el señor dejó esas naciones donde estaban. No las expulsó de inmediato, ni permitió que Josué las conquistara a todas.


REFLEXIÓN

CUNDO DIOS NO EJECUTA LOS PLANES

Por esa razón el señor dejó esas naciones donde estaban. No las expulsó de inmediato, ni permitió que Josué las conquistara a todas. (Jueces 2:23)

Cuántos planes medios cumplidos, cuantos proyectos sin empezar o ejecutados a medias. Cuanta pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo, en nuestras congregaciones. Simplemente por el hecho de no querer escuchar a Dios en primera instancia, o simplemente por el hecho de creer que nuestras ocurrencias son mejores que hasta las de Dios. Luego los pocos o nulos resultados obtenidos en dichas actividades, los magnificamos de tal manera como si fueran grandes resultados. Que triste es ejecutar planes en los cuales ni siquiera se cuente con la presencia de Dios, simplemente por el hecho de no haberlo escuchado ni querido obedecerle. Muchas veces escuchamos oraciones diciendo, aquí están estos planes, proyectos o lo que sea, bendícelos y cámbialos como tu quieras. Pero Dios nunca participará en ellos, porque no han venido de Él. Ojala y el pueblo de Dios pudiese aprender de su palabra, posiblemente ya estuviéramos participando de esas bodas del cordero.

ORACIÓN

Mi Dios enséñame a escuchar tu voz en todo momento, que siempre desee buscar tu voluntad. Amén.





viernes, 29 de marzo de 2019

LECTURA 29 DE MARZO

SEMANA 13 DÍA 6 (JOSUÉ 22-24)

JOSUÉ CAPÍTULO 22

LAS TRIBUS DEL ORIENTE REGRESAN A SU HOGAR

 1 Entonces Josué convocó a la tribu de Rubén, a la tribu de Gad y a la media tribu de Manasés.
 2 Les dijo: Ustedes hicieron lo que Moisés, siervo del SEÑOR, les mandó, y obedecieron cada orden que yo les di.
 3 Durante todo este tiempo, no abandonaron a las otras tribus. Se aseguraron de obedecer los mandatos del SEÑOR su Dios hasta el día de hoy.
 4 Y ahora el SEÑOR su Dios ha dado descanso a las otras tribus, tal como se lo prometió. Así que vuelvan a su hogar, a la tierra que Moisés, el siervo del SEÑOR, les dio como posesión al oriente del río Jordán.
 5 Pero asegúrense de obedecer todos los mandatos y las instrucciones que Moisés les dio. Amen al SEÑOR su Dios, anden en todos sus caminos, obedezcan sus mandatos, aférrense a él y sírvanlo con todo el corazón y con toda el alma.
 6 Entonces Josué los bendijo y los despidió, y ellos volvieron a sus hogares.
 7 A la media tribu de Manasés, Moisés le había dado la tierra de Basán, al oriente del río Jordán. (A la otra mitad de la tribu se le entregó tierra al occidente del Jordán). Cuando Josué los bendijo y los despidió,
 8 les dijo: Vuelvan a sus hogares con toda la riqueza que tomaron de sus enemigos: las numerosas manadas de animales, la plata, el oro, el bronce y el hierro, y la enorme cantidad de ropa. Compartan el botín con sus parientes.
 9 Entonces los hombres de Rubén, de Gad y de la media tribu de Manasés dejaron al resto del pueblo de Israel en Silo, en la tierra de Canaán. Emprendieron el viaje de regreso a su propia tierra de Galaad, el territorio que les pertenecía de acuerdo con el mandato que el SEÑOR había dado por medio de Moisés.

LAS TRIBUS DEL ORIENTE EDIFICAN UN ALTAR

10 Sin embargo, mientras todavía estaban en Canaán, los hombres de Rubén, de Gad y de la media tribu de Manasés se detuvieron al llegar a un lugar llamado Gelilot, cerca del río Jordán, para construir un altar grande e imponente.
11 Entonces el resto de Israel oyó que los hombres de Rubén, de Gad y de la media tribu de Manasés habían construido un altar en Gelilot, a orillas de la tierra de Canaán, en el lado occidental del río Jordán.
12 Entonces toda la comunidad de Israel se reunió en Silo y se preparó para salir a la guerra contra ellos.
13 Pero antes enviaron una delegación a cargo de Finees, hijo del sacerdote Eleazar, para hablar con la tribu de Rubén, la tribu de Gad y la media tribu de Manasés.
14 La delegación estaba formada por diez líderes de Israel, cada uno pertenecía a una de las diez tribus y era cabeza de su familia dentro de los clanes de Israel.
15 Cuando llegaron a la tierra de Galaad, les dijeron a la tribu de Rubén, a la tribu de Gad y a la media tribu de Manasés:
16 —Toda la comunidad del SEÑOR exige saber por qué están traicionando al Dios de Israel. ¿Cómo pudieron apartarse del SEÑOR y construirse un altar en rebeldía contra él?
17 ¿Acaso no fue suficiente el pecado que cometimos en Peor? Hasta el día de hoy, no estamos completamente limpios de ese pecado, incluso después de la plaga que azotó a toda la comunidad del SEÑOR.
18 Y ahora ustedes le dan la espalda al SEÑOR. Si hoy ustedes se rebelan contra el SEÑOR, mañana él se enojará con todos nosotros.
19 Si necesitan el altar porque la tierra de ustedes es impura, entonces únanse a nosotros en la tierra del SEÑOR, donde se encuentra el tabernáculo del SEÑOR, y compartan nuestra tierra. Pero no se rebelen contra el SEÑOR ni contra nosotros al construir un altar diferente del altar único y verdadero del SEÑOR nuestro Dios.
20 ¿Acaso no cayó el enojo divino sobre toda la comunidad de Israel cuando Acán, un miembro del clan de Zera, pecó al robar las cosas que estaban apartadas para el SEÑOR? Él no fue el único que murió a causa de su pecado.
21 Entonces la gente de Rubén, de Gad y de la media tribu de Manasés les respondieron a esos líderes, cabezas de los clanes de Israel:
22 —¡El SEÑOR, el Poderoso, es Dios! ¡El SEÑOR, el Poderoso, es Dios! Él conoce la verdad, ¡y que Israel también la sepa! Nosotros no construimos el altar por traición o en rebeldía contra el SEÑOR. Si fuera así, no nos perdonen la vida ni un día más.
23 Si en verdad construimos un altar para nosotros, para apartarnos del SEÑOR o para presentar ofrendas quemadas, ofrendas de grano u ofrendas de paz, que el SEÑOR mismo nos castigue.
24 La verdad es que construimos este altar porque tenemos miedo de que, en el futuro, sus descendientes les digan a los nuestros: «¿Qué derecho tienen ustedes de adorar al SEÑOR, Dios de Israel?
25 El SEÑOR ha puesto el río Jordán como una barrera entre nuestra gente y ustedes, gente de Rubén y de Gad. Ustedes no tienen derecho de afirmar que pertenecen al SEÑOR». Así, los descendientes de ustedes podrían impedirles a los nuestros que adoraran al SEÑOR.
26 Por eso decidimos construir el altar, no para presentar ofrendas quemadas o sacrificios,
27 sino como un monumento conmemorativo. Les recordará a nuestros descendientes y a los de ustedes que nosotros también tenemos el derecho de adorar al SEÑOR en su santuario con nuestros sacrificios, nuestras ofrendas quemadas y ofrendas de paz. Entonces sus descendientes no podrán decirles a los nuestros: «Ustedes no tienen derecho de afirmar que pertenecen al SEÑOR».
28 Si ellos dicen eso, nuestros descendientes podrán responder: «Miren esta réplica del altar del SEÑOR que construyeron nuestros antepasados. No es para sacrificios ni ofrendas quemadas, es para recordarnos la relación que ambos tenemos con el SEÑOR».
29 Lejos esté de nosotros rebelarnos contra el SEÑOR o apartarnos de él al construir nuestro propio altar para presentar sacrificios, ofrendas quemadas y ofrendas de grano. Únicamente el altar del SEÑOR nuestro Dios —que está delante del tabernáculo— puede usarse para ese propósito.
30 Cuando el sacerdote Finees y los líderes de la comunidad —cabezas de los clanes de Israel— oyeron eso de boca de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la media tribu de Manasés, quedaron conformes.
31 Finees, hijo del sacerdote Eleazar, les respondió: —Hoy sabemos que el SEÑOR está entre nosotros, porque ustedes no han cometido esa traición contra el SEÑOR como nosotros habíamos pensado. En cambio, han rescatado a Israel de ser destruido por mano del SEÑOR.
32 Después Finees, hijo del sacerdote Eleazar, y los otros líderes dejaron a la tribu de Rubén y a la tribu de Gad en Galaad y regresaron a la tierra de Canaán para contarles a los israelitas lo que había sucedido.
33 Entonces todos los israelitas quedaron conformes y alabaron a Dios y no hablaron más de hacer guerra contra Rubén y Gad.
34 La gente de Rubén y de Gad le puso al altar el nombre de Testigo, porque dijeron: Es un testigo entre nosotros y ellos de que el SEÑOR es también nuestro Dios.

JOSUÉ CAPÍTULO 23

PALABRAS FINALES DE JOSUÉ A ISRAEL

 1 Pasaron los años, y el SEÑOR le había dado al pueblo de Israel descanso de todos sus enemigos. Josué, quien ya era muy viejo,
 2 reunió a todos los ancianos, a los líderes, a los jueces y a los oficiales de Israel. Les dijo: Ya estoy muy viejo.
 3 Ustedes han visto todo lo que el SEÑOR su Dios hizo por ustedes a lo largo de mi vida. El SEÑOR su Dios peleó por ustedes en contra de sus enemigos.
 4 Yo les he repartido, para que sea su hogar, toda la tierra de las naciones que aún no están conquistadas y también la de aquéllas que ya hemos conquistado, desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo, donde se pone el sol.
 5 Esta tierra será de ustedes, porque el SEÑOR su Dios, él mismo expulsará a toda la gente que ahora vive allí. Ustedes tomarán posesión de esta tierra, tal como el SEÑOR su Dios lo prometió.
 6 Por lo tanto, asegúrense de seguir todo lo que Moisés escribió en el libro de instrucción. No se desvíen de esas palabras ni a la derecha ni a la izquierda.
 7 Asegúrense de no tener nada que ver con los otros pueblos que aún quedan en esta tierra. Ni siquiera mencionen los nombres de sus dioses y mucho menos juren por ellos, ni los sirvan, ni los adoren.
 8 Por el contrario, aférrense bien al SEÑOR su Dios como lo han hecho hasta ahora.
 9 Pues el SEÑOR ha expulsado a naciones grandes y poderosas a favor de ustedes, y hasta ahora nadie ha podido derrotarlos.
10 Cada uno de ustedes hará huir a mil hombres del enemigo, porque el SEÑOR su Dios pelea por ustedes tal como lo prometió.
11 Así que asegúrense de amar al SEÑOR su Dios.
12 Pero si se apartan de él y se aferran a las costumbres de los sobrevivientes de esas naciones que aún quedan entre ustedes y se unen en matrimonio con ellos,
13 entonces tengan por seguro que el SEÑOR su Dios ya no expulsará a esos pueblos de su tierra. En cambio, ellos serán como una red y una trampa para ustedes, como un látigo en la espalda y como zarzas con espinas en los ojos, y ustedes desaparecerán de la buena tierra que el SEÑOR su Dios les ha dado.
14 Dentro de poco moriré, seguiré el camino de todo ser viviente en este mundo. En lo profundo del corazón, ustedes saben que cada promesa del SEÑOR su Dios se ha cumplido. ¡Ni una sola ha fallado!
15 Pero así como el SEÑOR su Dios les ha dado las buenas cosas que prometió, también traerá calamidad sobre ustedes si lo desobedecen. Los destruirá hasta eliminarlos por completo de esta buena tierra que les ha dado.
16 Si rompen el pacto del SEÑOR su Dios al adorar y al servir a otros dioses, su enojo arderá contra ustedes y pronto desaparecerán de la buena tierra que él les ha dado.

JOSUÉ CAPÍTULO 24

RENUEVAN EL PACTO DEL SEÑOR

 1 Entonces Josué convocó a todas las tribus de Israel en Siquem, junto con los ancianos, los líderes, los jueces y los oficiales. Así que todos se reunieron y se presentaron ante Dios.
 2 Josué le dijo al pueblo: —Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: Hace mucho, tus antepasados, entre ellos Taré, el padre de Abraham y Nacor, vivían del otro lado del río Éufrates y rindieron culto a otros dioses.
 3 Pero yo tomé a tu antepasado Abraham de la tierra que está al otro lado del Éufrates y lo guié a la tierra de Canaán. Le di muchos descendientes por medio de su hijo Isaac.
 4 A Isaac, le di a Jacob y a Esaú. A Esaú le di las montañas de Seir, mientras que Jacob y sus hijos descendieron a Egipto.
 5 Luego envié a Moisés y a Aarón, y mandé plagas espantosas sobre Egipto; y después te saqué de allí como un pueblo libre.
 6 Pero cuando tus antepasados llegaron al mar Rojo, los egipcios te persiguieron con sus carros de guerra y sus jinetes.
 7 Cuando tus antepasados clamaron al SEÑOR, puse oscuridad entre ti y los egipcios. Hice que el mar cayera sobre los egipcios y los ahogara. Con tus propios ojos viste lo que hice. Luego viviste muchos años en el desierto.
 8 Finalmente, te llevé a la tierra de los amorreos, al oriente del Jordán. Ellos pelearon contra ti, pero yo los destruí delante de tus ojos. Te di la victoria sobre ellos, y tomaste posesión de su tierra.
 9 Después Balac, hijo de Zipor, rey de Moab, empezó una guerra contra Israel. Llamó a Balaam, hijo de Beor, para que te maldijera,
10 pero yo no lo quise escuchar. En cambio, hice que Balaam te bendijera y entonces te rescaté de Balac.
11 Cuando cruzaste el río Jordán y llegaste a Jericó, los hombres de Jericó pelearon contra ti, como lo hicieron los amorreos, los ferezeos, los cananeos, los hititas, los gergeseos, los heveos y los jebuseos. Pero yo te di la victoria sobre ellos.
12 Y envié terror antes de que llegaras, para expulsar a los dos reyes amorreos. No fueron tus espadas ni tus arcos los que te dieron la victoria.
13 Yo te di tierra que no habías trabajado y ciudades que no construiste, en las cuales vives ahora. Te di viñedos y huertos de olivos como alimento, aunque tú no los plantaste.
14 Por lo tanto, teme al SEÑOR y sírvelo con todo el corazón. Echa fuera para siempre los ídolos que tus antepasados adoraron cuando vivían del otro lado del río Éufrates y en Egipto. Sirve sólo al SEÑOR.
15 Pero si te niegas a servir al SEÑOR, elige hoy mismo a quién servirás. ¿Acaso optarás por los dioses que tus antepasados sirvieron del otro lado del Éufrates? ¿O preferirás a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ahora vives? Pero en cuanto a mí y a mi familia, nosotros serviremos al SEÑOR.
16 El pueblo respondió: —Nosotros jamás abandonaríamos al SEÑOR ni serviríamos a otros dioses.
17 Pues el SEÑOR nuestro Dios es el que nos rescató a nosotros y a nuestros antepasados de la esclavitud en la tierra de Egipto. Él hizo milagros poderosos ante nuestros propios ojos. Cuando andábamos por el desierto, rodeados de enemigos, él nos protegió.
18 Fue el SEÑOR quien expulsó a los amorreos y a las otras naciones que vivían aquí, en esta tierra. Por lo tanto, nosotros también serviremos al SEÑOR, porque sólo él es nuestro Dios.
19 Entonces Josué advirtió a los israelitas: —Ustedes no son capaces de servir al SEÑOR, porque él es Dios santo y celoso. No les perdonará su rebelión ni sus pecados.
20 Si abandonan al SEÑOR y sirven a otros dioses, él se pondrá en contra de ustedes y los destruirá, aunque les haya hecho tanto bien en el pasado.
21 Pero los israelitas respondieron a Josué: —¡Eso no! Nosotros serviremos al SEÑOR.
22 —Ustedes son testigos de su propia decisión —les dijo Josué—. Hoy han elegido servir al SEÑOR.— Claro que sí —respondieron—, somos testigos de lo que dijimos.
23 —Muy bien —dijo Josué—, entonces destruyan los ídolos que tienen entre ustedes y entréguenle el corazón al SEÑOR, Dios de Israel.
24 Entonces los israelitas le dijeron a Josué: —Serviremos al SEÑOR nuestro Dios. Lo obedeceremos sólo a él.
25 Entonces, ese día en Siquem, Josué hizo un pacto con ellos, el cual los comprometía a seguir los decretos y las ordenanzas del SEÑOR.
26 Josué escribió todas esas cosas en el libro de instrucción de Dios. Como recordatorio del acuerdo, tomó una piedra enorme y la llevó rodando hasta debajo del árbol de terebinto que estaba junto al tabernáculo del SEÑOR.
27 Josué le dijo a todo el pueblo: —Esta piedra escuchó todo lo que el SEÑOR nos dijo. Será un testigo en contra de ustedes si no cumplen lo que le prometieron a Dios.
28 Después Josué mandó que todo israelita regresara a su tierra, cada uno a su hogar.

LÍDERES ENTERRADOS EN LA TIERRA PROMETIDA

29 Después de eso, Josué, hijo de Nun y siervo del SEÑOR, murió a los ciento diez años de edad.
30 Lo enterraron en Timnat-sera, tierra que se le había asignado en la zona montañosa de Efraín, al norte del monte Gaas.
31 El pueblo de Israel sirvió al SEÑOR durante toda la vida de Josué y de los ancianos que murieron después de él, los cuales habían vivido en persona todo lo que el SEÑOR había hecho por Israel.
32 Los huesos de José —los cuales los israelitas llevaron consigo cuando salieron de Egipto— fueron enterrados en Siquem, en la porción de tierra que Jacob le había comprado a los hijos de Hamor por cien piezas de plata. Esa tierra estaba situada en el territorio asignado a los descendientes de José.
33 Murió también Eleazar, hijo de Aarón. Fue enterrado en la zona montañosa de Efraín, en la ciudad de Guibeá, la cual se le había entregado a su hijo Finees.


REFLEXIÓN

DIOS NUESTRO DADOR EN TODO LOS ASPECTOS

Y envié terror antes de que llegaras, para expulsar a los dos reyes amorreos. No fueron tus espadas ni tus arcos los que te dieron la victoria. Yo te di tierra que no habías trabajado y ciudades que no construiste, en las cuales vives ahora. Te di viñedos y huertos de olivos como alimento, aunque tú no los plantaste. (Josué 24:12-13)

Mientras no estemos claros de dónde vienen nuestras fuerzas, inteligencia, sabiduría, empuje, deseos de hacer algo, nunca entenderemos quien es y que hace Dios. Jamás sabremos que es y hasta dónde llega Dios en nuestra vida, mientras creamos que hay cosas que hemos alcanzado por nuestro propio esfuerzo. Aunque seas muy capaz, tengas el mejor conocimiento adquirido en este mundo, tengas una inteligencia con capacidad para poner en practica eficientemente ese conocimiento y una habilidad tal que pueda ser capaz de poner en práctica ese conocimiento, y luego te sientes y digas mira todo lo que he podido lograr en mi vida, entonces no sabes quien es Dios ni tienes idea de como Él actúa.  Si Dios no te da la oportunidad, aunque tengas la capacidad que tengas, nada podrás lograr.

ORACIÓN

Mi Dios ayúdame a reconocerte en todos mis caminos, para que mi senda en este mundo valla siempre bien. Amén.




jueves, 28 de marzo de 2019

LECTURA 28 DE MARZO

SEMANA 13 DÍA 5 (JOSUÉ 19-21)

JOSUÉ CAPÍTULO 19

LA TIERRA ENTREGADA A LA TRIBU DE SIMEÓN

 1 La segunda asignación de tierra se entregó a los clanes de la tribu de Simeón para que fuera su hogar. Su territorio estaba rodeado por el de Judá.
 2 El territorio de Simeón incluía las ciudades de Beerseba, Seba, Molada,
 3 Hazar-sual, Bala, Ezem,
 4 Eltolad, Betul, Horma,
 5 Siclag, Bet-marcabot, Hazar-susa,
 6 Bet-lebaot y Saruhén; trece ciudades con sus aldeas vecinas.
 7 También incluía: Aín, Rimón, Eter y Asán; cuatro ciudades con sus aldeas,
 8 entre ellas, todas las aldeas vecinas hacia el sur hasta Baalat-beer (también conocida como Ramat del Neguev). Esa fue la tierra asignada a los clanes de la tribu de Simeón para que fuera su hogar.
 9 La porción provino de una parte de la tierra que se le había entregado a Judá, porque el territorio de la tribu de Judá era demasiado grande para ellos. Así que la tribu de Simeón recibió su porción de tierra, dentro del territorio de Judá.

LA TIERRA ENTREGADA A LA TRIBU DE ZABULÓN

10 La tercera asignación de tierra se entregó a los clanes de la tribu de Zabulón para que fuera su hogar. El límite del territorio de Zabulón comenzaba en Sarid.
11 De allí, se dirigía al occidente, pasaba Marala, tocaba Dabeset y seguía hasta el arroyo situado al oriente de Jocneam.
12 En dirección opuesta, el límite iba al oriente, desde Sarid hasta la frontera de Quislot-tabor, y desde allí, a Daberat, de donde subía hasta Jafía.
13 Continuaba por el oriente hasta Gat-hefer, Itacazín y Rimón, y luego giraba hacia Nea.
14 El límite norte de Zabulón pasaba Hanatón y terminaba en el valle de Jeft-el.
15 Algunas de las ciudades que se incluían eran: Catat, Naalal, Simrón, Idala y Belén; en total eran doce ciudades con sus aldeas vecinas.
16 La tierra asignada a los clanes de la tribu de Zabulón para que fuera su hogar incluía esas ciudades con sus aldeas vecinas.

LA TIERRA ENTREGADA A LA TRIBU DE ISACAR

17 La cuarta asignación de tierra se entregó a los clanes de la tribu de Isacar.
18 Su territorio incluía las siguientes ciudades: Jezreel, Quesulot, Sunem,
19 Hafaraim, Sihón, Anaharat,
20 Rabit, Quisión, Abez,
21 Remet, En-ganim, En-hada y Bet-pases.
22 El límite también tocaba Tabor, Sahazima y Bet-semes, y terminaba en el río Jordán; en total eran dieciséis ciudades con sus aldeas vecinas.
23 La tierra asignada a los clanes de la tribu de Isacar para que fuera su hogar incluía esas ciudades con sus aldeas vecinas.

LA TIERRA ENTREGADA A LA TRIBU DE ASER

24 La quinta asignación de tierra se entregó a los clanes de la tribu de Aser.
25 Su territorio incluía las siguientes ciudades: Helcat, Halí, Betén, Acsaf,
26 Alamelec, Amad y Miseal. El límite occidental tocaba Carmelo y Sihor-libnat,
27 luego giraba al oriente, hacia Bet-dagón, se extendía tan lejos como Zabulón, en el valle de Jefte-el, e iba al norte, hasta Bet-emec y Neiel. Después continuaba al norte, hacia Cabul,
28 Abdón, Rehob, Hamón y Caná tan lejos como Gran Sidón.
29 Luego el límite giraba en dirección a Ramá y a la fortaleza de Tiro, donde daba un giro hacia Hosa y llegaba al mar Mediterráneo. El territorio también incluía Majaleb, Aczib,
30 Uma, Afec y Rehob; en total eran veintidós ciudades con sus aldeas vecinas.
31 La tierra asignada a los clanes de la tribu de Aser para que fuera su hogar incluía esas ciudades con sus aldeas vecinas.

LA TIERRA ENTREGADA A LA TRIBU DE NEFTALÍ

32 La sexta asignación de tierra se entregó a los clanes de la tribu de Neftalí.
33 Su límite iba desde Jélef, desde el roble de Saananim, y se extendía por Adami-neceb y Jabneel tan lejos como Lacum, y terminaba en el río Jordán.
34 El límite occidental pasaba Aznot-tabor, luego Hucoc y tocaba la frontera con Zabulón al sur; la frontera con Aser al occidente; y el río Jordán al oriente.
35 Las ciudades fortificadas que se incluían en ese territorio eran: Sidim, Zer, Hamat, Racat, Cineret,
36 Adama, Ramá, Hazor,
37 Cedes, Edrei, En-hazor,
38 Irón, Migdal-el, Horem, Bet-anat y Bet-semes; en total eran diecinueve ciudades con sus aldeas vecinas.
39 La tierra asignada a los clanes de la tribu de Neftalí para que fuera su hogar incluía esas ciudades con sus aldeas vecinas.

LA TIERRA ENTREGADA A LA TRIBU DE DAN

40 La séptima asignación se entregó a los clanes de la tribu de Dan.
41 La tierra asignada para que fuera su hogar incluía las siguientes ciudades: Zora, Estaol, Irsemes,
42 Saalabín, Ajalón, Jetla,
43 Elón, Timnat, Ecrón,
44 Elteque, Gibetón, Baalat,
45 Jehúd, Bene-berac, Gat-rimón,
46 Mejarcón, Racón y el territorio situado al otro lado de Jope.
47 Pero los de la tribu de Dan tuvieron dificultades para tomar posesión de su tierra, así que atacaron la ciudad de Lais. La tomaron, masacraron a todos sus habitantes y se establecieron allí. Entonces cambiaron el nombre de la ciudad y le pusieron Dan en honor a su antepasado.
48 La tierra asignada a los clanes de la tribu de Dan para que fuera su hogar incluía esas ciudades con sus aldeas vecinas.

LA TIERRA ENTREGADA A JOSUÉ

49 Una vez que toda la tierra quedó dividida entre las tribus, los israelitas le dieron una porción a Josué.
50 Pues el SEÑOR había dicho que Josué podía tener la ciudad que quisiera. Entonces él eligió Timnat-sera en la zona montañosa de Efraín. Reconstruyó la ciudad y vivió allí.
51 Esos son los territorios que el sacerdote Eleazar, Josué, hijo de Nun, y los jefes de las tribus les asignaron a las tribus de Israel como porciones de tierra mediante un sorteo sagrado en presencia del SEÑOR a la entrada del tabernáculo, en Silo. Así se dio por terminada la división de la tierra.

JOSUÉ CAPÍTULO 20

CIUDADES DE REFUGIO

 1 El SEÑOR le dijo a Josué:
 2 Ahora diles a los israelitas que designen ciudades de refugio, tal como le indiqué a Moisés.
 3 Cualquier persona que mate a otra por accidente y sin intención podrá huir a una de esas ciudades; serán lugares para refugiarse de parientes que busquen venganza por la muerte de un familiar.
 4 Al llegar a una de esas ciudades, el que causó la muerte se presentará ante los ancianos en la puerta de la ciudad y les expondrá su caso. Ellos deberán permitirle la entrada a la ciudad y darle un lugar para vivir entre sus habitantes.
 5 Si los parientes de la víctima llegan para vengar la muerte, los líderes no les entregarán al acusado. Pues el acusado mató al otro sin intención y sin enemistad previa.
 6 Pero tendrá que quedarse en esa ciudad y ser juzgado por la asamblea local, la cual dará el veredicto. Y seguirá viviendo allí hasta que muera el sumo sacerdote que estaba ejerciendo su cargo cuando ocurrió el accidente. Sólo entonces será libre para regresar a su hogar en la ciudad de donde huyó.
 7 Entonces se designaron las siguientes ciudades de refugio: Cades de Galilea, en la zona montañosa de Neftalí; Siquem, en la zona montañosa de Efraín; y Quiriat-arba (también llamada Hebrón), en la zona montañosa de Judá.
 8 En el oriente del río Jordán, frente a Jericó, se designaron las siguientes ciudades: Beser, en la llanura desértica de la tribu de Rubén; Ramot, en Galaad, en el territorio de la tribu de Gad; y Golán, en Basán, en la tierra de la tribu de Manasés.
 9 Esas ciudades quedaron apartadas para todos los israelitas y también para los extranjeros que vivían entre ellos. Cualquier persona que matara a otra por accidente podía refugiarse en una de esas ciudades; de esa manera, evitaba que le quitaran la vida por venganza antes de ser juzgada frente a la asamblea local.

JOSUÉ CAPÍTULO 21

LAS CIUDADES ENTREGADAS A LOS LEVITAS

 1 Entonces los líderes de la tribu de Leví fueron a consultar un asunto con el sacerdote Eleazar, con Josué, hijo de Nun, y con los líderes de las otras tribus de Israel.
 2 Se presentaron ante ellos en Silo, en la tierra de Canaán y dijeron: El SEÑOR le ordenó a Moisés que nos diera ciudades donde vivir y pastizales para nuestros animales.
 3 Así que, por orden del SEÑOR, el pueblo de Israel —de sus propias porciones de tierra— les dio a los levitas las siguientes ciudades con pastizales:
 4 A los descendientes de Aarón —que eran miembros del clan coatita dentro de la tribu de Leví— se les entregaron trece ciudades que, en un principio, habían sido asignadas a las tribus de Judá, de Simeón y de Benjamín.
 5 A las otras familias del clan coatita se les entregaron diez ciudades de las tribus de Efraín y de Dan, y de la media tribu de Manasés.
 6 Al clan de Gersón se le entregaron trece ciudades de las tribus de Isacar, de Aser y de Neftalí, y de la media tribu de Manasés que estaba en Basán.
 7 Al clan de Merari se le entregaron doce ciudades de las tribus de Rubén, de Gad y de Zabulón.
 8 Así que los israelitas obedecieron la orden que el SEÑOR le había dado a Moisés y les asignaron a los levitas esas ciudades con pastizales por medio de un sorteo sagrado.
 9 Los israelitas les dieron las siguientes ciudades de las tribus de Judá y de Simeón
10 a los descendientes de Aarón —que eran miembros del clan coatita dentro de la tribu de Leví—, porque ellos fueron los primeros en salir sorteados.
11 Recibieron Quiriat-arba (también llamada Hebrón), en la zona montañosa de Judá, junto con los pastizales que la rodeaban. (Arba era un antepasado de Anac).
12 Pero los campos abiertos en las afueras de la ciudad y de las aldeas vecinas se le dieron como posesión a Caleb, hijo de Jefone.
13 Las siguientes ciudades con sus pastizales se les entregaron a los descendientes del sacerdote Aarón: Hebrón (una ciudad de refugio para los que mataban a otra persona por accidente), Libna,
14 Jatir, Estemoa,
15 Holón, Debir,
16 Aín, Juta y Bet-semes; nueve ciudades de parte de esas dos tribus.
17 De la tribu de Benjamín, se les dieron a los sacerdotes las siguientes ciudades junto con sus pastizales: Gabaón, Geba,
18 Anatot y Almón, cuatro ciudades.
19 Así que, a los sacerdotes, los descendientes de Aarón, se les dieron un total de trece ciudades con sus pastizales.
20 Al resto del clan coatita de la tribu de Leví se le asignaron las siguientes ciudades con sus pastizales de la tribu de Efraín:
21 Siquem, en la zona montañosa de Efraín (una ciudad de refugio para los que mataban a otra persona por accidente), Gezer,
22 Kibsaim y Bet-horón, cuatro ciudades.
23 De la tribu de Dan, se les asignaron a los sacerdotes las siguientes ciudades con sus pastizales: Elteque, Gibetón,
24 Ajalón y Gat-rimón, cuatro ciudades.
25 La media tribu de Manasés les entregó a los sacerdotes las siguientes ciudades con sus pastizales: Taanac y Gat-rimón, dos ciudades.
26 Así que, al resto del clan coatita se le asignaron un total de diez ciudades con sus pastizales.
27 Los descendientes de Gersón, otro clan dentro la tribu de Leví, recibieron de parte de la media tribu de Manasés las siguientes ciudades con sus pastizales: Golán, en Basán (una ciudad de refugio para los que mataban a otra persona por accidente) y Beestera, dos ciudades.
28 De la tribu de Isacar, recibieron las siguientes ciudades con sus pastizales: Quisión, Daberat,
29 Jarmut y Enganim, cuatro ciudades.
30 De la tribu de Aser, recibieron las siguientes ciudades con sus pastizales: Miseal, Abdón,
31 Helcat y Rehob, cuatro ciudades.
32 De la tribu de Neftalí, recibieron las siguientes ciudades con sus pastizales: Cades, en Galilea (una ciudad de refugio para los que mataban a otra persona por accidente), Hamot-dor y Cartán, tres ciudades.
33 Así que, al clan de Gersón se le asignaron un total de trece ciudades con sus pastizales.
34 Al resto de los levitas —al clan de Merari— se le dieron, de parte de la tribu de Zabulón, las siguientes ciudades con sus pastizales: Jocneam, Carta,
35 Dimna y Naalal, cuatro ciudades.
36 De la tribu de Rubén, recibieron las siguientes ciudades con sus pastizales: Beser, Jaza,
37 Cademot y Mefaat, cuatro ciudades.
38 De la tribu de Gad, recibieron las siguientes ciudades con sus pastizales: Ramot, en Galaad (una ciudad de refugio para los que mataban a otra persona por accidente), Mahanaim,
39 Hesbón y Jazer, cuatro ciudades.
40 Así que, al clan de Merari se le asignaron un total de doce ciudades.
41 En su totalidad, a los levitas se les entregaron cuarenta y ocho ciudades con pastizales dentro del territorio israelita.
42 Cada una de esas ciudades tenía pastizales a su alrededor.
43 Así que el SEÑOR le entregó a Israel toda la tierra que había jurado darles a sus antepasados, y los israelitas la tomaron para sí y se establecieron en ella.
44 Y el SEÑOR les dio descanso en todo el territorio, tal como se lo había prometido solemnemente a los antepasados de ellos. Ningún enemigo pudo hacerles frente, porque el SEÑOR los ayudó a conquistar a todos sus enemigos.
45 Ni una sola de todas las buenas promesas que el SEÑOR le había hecho a la familia de Israel quedó sin cumplirse; todo lo que él había dicho se hizo realidad.


REFLEXIÓN

SIN EXCEPCIÓN "NO MATARÁS"

Pero tendrá que quedarse en esa ciudad y ser juzgado por la asamblea local, la cual dará el veredicto. Y seguirá viviendo allí hasta que muera el sumo sacerdote que estaba ejerciendo su cargo cuando ocurrió el accidente. Sólo entonces será libre para regresar a su hogar en la ciudad de donde huyó. (Josué 20:6)

Cuando Dios dijo "No Matarás", quiso decir que no lo hicieras aun sin culpa o sin premeditación. No matarás es no matar, cuando sucede algo imprevisto o sin culpa eres culpable aunque no lo hayas premeditado. Las ciudades de refugio tenían el propósito de proteger al que había cometido un homicidio sin culpa, pero también tenían el propósito de castigar aun cuando el homicidio fue hecho  sin culpa. El mandato u ordenanza era "No Matarás", con intención o sin intención. Si había sucedido algo sin intención entonces tenías un medio de protegerte de la venganza de los parientes, pero no te eximía de la culpa que conlleva el echo de "No Matarás".

ORACIÓN

Mi Dios ayúdame a entender y poder cumplir correctamente, todos tus decretos y ordenanzas. Amén.



miércoles, 27 de marzo de 2019

LECTURA 27 DE MARZO

SEMANA 13 DÍA 4 (JOSUÉ 16-18)

JOSUÉ CAPÍTULO 16

LA TIERRA ENTREGADA A LA TRIBU DE EFRAÍN Y A LA TRIBU OCCIDENTAL DE MANASÉS

 1 La porción de tierra asignada a los descendientes de José se extendía desde el río Jordán, cerca de Jericó, en el oriente de los manantiales de Jericó, atravesaba el desierto y seguía por la zona montañosa de Betel.
 2 De Betel (también llamada Luz), iba hacia Astarot, en el territorio de los arquitas.
 3 Descendía hacia el occidente, al territorio de los jafletitas, hasta Bet-horón de abajo, luego a Gezer y llegaba al mar Mediterráneo.
 4 Esa fue la tierra asignada a las familias de Manasés y de Efraín, los hijos de José, para que fuera su hogar.

LA TIERRA ENTREGADA A LA TRIBU DE EFRAÍN

 5 El siguiente territorio se le entregó a los clanes de la tribu de Efraín para que fuera su hogar: el límite comenzaba en Atarot-adar, al oriente. De allí, iba a Bet-horón de arriba
 6 y seguía hacia el mar Mediterráneo. Desde Micmetat, en el norte, el límite formaba una curva hacia el oriente y pasaba Taanat-silo, al oriente de Janoa.
 7 De Janoa, giraba hacia el sur hasta Atarot y Naarat, tocaba Jericó y terminaba en el río Jordán.
 8 Desde Tapúa, el límite se extendía hacia el occidente a lo largo del barranco de Caná y luego al mar Mediterráneo. Esa es la tierra asignada a los clanes de la tribu de Efraín para que fuera su hogar.
 9 Además, algunas ciudades con sus aldeas vecinas en el territorio asignado a la media tribu de Manasés fueron separadas para la tribu de Efraín.
10 Los de Efraín, sin embargo, no expulsaron a los cananeos de la ciudad de Gezer, así que sus habitantes viven como esclavos entre el pueblo de Efraín hasta el día de hoy.

JOSUÉ CAPÍTULO 17

LA TIERRA ENTREGADA A LA TRIBU OCCIDENTAL DE MANASÉS

 1 La siguiente porción de tierra se le entregó a la media tribu de Manasés, los descendientes del hijo mayor de José. Maquir, el hijo mayor de Manasés, fue el padre de Galaad. Dado que sus descendientes eran soldados con experiencia, ya se les había asignado la región de Galaad y la región de Basán, al oriente del Jordán.
 2 Así que la porción de tierra al occidente del Jordán quedó asignada a las familias restantes dentro de los clanes de la tribu de Manasés: Abiezer, Helec, Asriel, Siquem, Hefer y Semida. Estos clanes representan a los descendientes varones de Manasés, hijo de José.
 3 Sin embargo, Zelofehad, un descendiente de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, no tuvo hijos varones. Sólo tuvo hijas, las cuales se llamaban Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa.
 4 Ellas se presentaron ante el sacerdote Eleazar, ante Josué, hijo de Nun, y ante los líderes israelitas y les dijeron: El SEÑOR le ordenó a Moisés que nos diera una porción de tierra al igual que a los hombres de nuestra tribu. Así que Josué les dio una porción de tierra junto con la de sus tíos, como el SEÑOR había ordenado.
 5 Por lo tanto, todo el territorio asignado a la tribu de Manasés llegó a ser de diez porciones de tierra, además de la tierra de Galaad y de Basán, que estaba al otro lado del río Jordán,
 6 porque las descendientes de Manasés también recibieron una porción de tierra al igual que los descendientes varones. (La tierra de Galaad se les entregó a los otros descendientes varones de Manasés).
 7 El límite de la tribu de Manasés se extendía desde la frontera con Aser hasta Micmetat, cerca de Siquem. Luego se dirigía al sur, desde Micmetat hasta el asentamiento que está cerca del manantial de Tapúa.
 8 Los alrededores de la tierra de Tapúa pertenecían a Manasés, pero la ciudad de Tapúa en sí, situada en la frontera de Manasés, era de la tribu de Efraín.
 9 Desde el manantial de Tapúa, la frontera de Manasés seguía por el barranco de Caná hasta el mar Mediterráneo. Varias ciudades al sur del barranco estaban dentro del territorio de Manasés, pero en realidad pertenecían a la tribu de Efraín.
10 En términos generales, la tierra situada al sur del barranco pertenecía a Efraín y la tierra al norte del barranco era de Manasés. El límite de Manasés se extendía por el norte de la barranca y terminaba en el mar Mediterráneo. Al norte de Manasés, se encontraba el territorio de Aser, y hacia el oriente, estaba el territorio de Isacar.
11 Sin embargo, las siguientes ciudades dentro del territorio de Isacar y del de Aser se le entregaron a Manasés: Bet-sán, Ibleam, Dor (también llamada Nafot-dor), Endor, Taanac y Meguido, cada una con sus asentamientos vecinos.
12 Pero los descendientes de Manasés no pudieron conquistar esas ciudades. Fueron incapaces de expulsar a los cananeos, quienes siguieron viviendo allí.
13 Sin embargo, tiempo después, cuando los israelitas se hicieron más poderosos, forzaron a los cananeos a que trabajaran como esclavos; pero no los expulsaron de la tierra.
14 Los descendientes de José se presentaron ante Josué y le preguntaron: — ¿Por qué nos diste solamente una porción de tierra para habitar si el SEÑOR nos bendijo con tanta gente?
15 Josué contestó: —Si ustedes son tantos y la zona montañosa de Efraín no les alcanza, despejen sectores de tierra en el bosque, donde viven los ferezeos y los refaítas.
16 Los descendientes de José respondieron: —Es cierto que la zona montañosa no es lo suficientemente grande para nosotros. Pero todos los cananeos de las tierras bajas tienen carros de combate hechos con hierro, tanto los que viven en Bet-sán y en sus asentamientos vecinos como los que habitan el valle de Jezreel. Son demasiado poderosos para nosotros.
17 Entonces Josué dijo a la tribu de Efraín y a la de Manasés, los descendientes de José: —Ya que ustedes son tan fuertes y numerosos, se les dará más de una porción de tierra.
18 Los bosques de la zona montañosa también serán suyos. Despejen toda la tierra que quieran de allí y tomen posesión de sus extremos más lejanos. Y también expulsarán a los cananeos de los valles, aunque ellos sean fuertes y tengan carros de combate hechos con hierro.

JOSUÉ CAPÍTULO 18

DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA RESTANTE

 1 Ahora que la tierra estaba bajo el control de los israelitas, toda la comunidad de Israel se reunió en Silo y levantó el tabernáculo.
 2 Sin embargo, aún había siete tribus a las que no se les había asignado sus porciones de tierra.
 3 Entonces Josué les preguntó: ¿Cuánto tiempo más van a esperar para tomar posesión del resto de la tierra que el SEÑOR, Dios de sus antepasados, les ha dado?
 4 Elijan a tres hombres de cada tribu, y yo los enviaré a que exploren la tierra y tracen un mapa de ella. Cuando regresen, me traerán un informe escrito con la división que proponen para repartir la nueva tierra que será su hogar.
 5 Que dividan la tierra en siete partes sin incluir el territorio de Judá, en el sur, ni el de José, en el norte.
 6 Y cuando tengan por escrito las siete divisiones de la tierra y me las traigan, haré un sorteo sagrado en presencia del SEÑOR nuestro Dios para asignarle tierra a cada tribu.
 7 Sin embargo, los levitas no recibirán ninguna porción de tierra. Su porción consiste en ser sacerdotes del SEÑOR. Y la tribu de Gad, la tribu de Rubén y la media tribu de Manasés no recibirán más tierra, porque ya recibieron sus respectivas porciones, las cuales Moisés, siervo del SEÑOR, les dio al oriente del río Jordán.
 8 Al comenzar los hombres su recorrido para trazar el mapa de la tierra, Josué les ordenó: Vayan y exploren la tierra y hagan una descripción de ella por escrito. Después, vuelvan a verme, y yo repartiré la tierra entre las tribus por medio de un sorteo sagrado en presencia del SEÑOR aquí, en Silo.
 9 Así que los hombres hicieron lo que se les ordenó y trazaron un mapa de todo el territorio dividido en siete partes, con una lista de las ciudades que había en cada una de las partes. Pusieron todo por escrito y luego regresaron a ver a Josué, al campamento de Silo.
10 Y allí, en Silo, Josué hizo un sorteo sagrado en presencia del SEÑOR para determinar a qué tribu le correspondía cada parte.

LA TIERRA ENTREGADA A LA TRIBU DE BENJAMÍN

11 La primera porción de tierra se entregó a los clanes de la tribu de Benjamín. Se encontraba entre el territorio asignado a la tribu de Judá y el territorio de José.
12 El límite norte de la tierra de Benjamín comenzaba en el río Jordán, pasaba por el norte de la ladera de Jericó y, hacia el occidente, atravesaba la zona montañosa y el desierto de Bet-avén.
13 De allí, el límite iba al sur, hasta la ciudad de Luz (también llamada Betel), y descendía a Atarot-adar, en la colina que está al sur de Bet-horón de abajo.
14 Luego el límite daba un giro hacia el sur por la cima occidental de la colina que está frente a Bet-horón y terminaba en la aldea de Quiriat-baal (también llamada Quiriat-jearim), la cual pertenecía a la tribu de Judá. Ese era el límite occidental.
15 El límite sur comenzaba en las afueras de Quiriat-jearim. Desde ese punto occidental, se dirigía al manantial de las aguas de Neftoa
16 y bajaba al pie de la montaña que está junto al valle de Ben-hinom, en el extremo norte del valle de Refaim. De allí, descendía por el valle de Hinom, cruzaba por el sur de la ladera donde vivían los jebuseos y continuaba en descenso hasta En-rogel.
17 De En-rogel, el límite seguía en dirección norte, llegaba a En-semes y continuaba hacia Gelilot (que está al otro lado de las laderas de Adumín). Después bajaba a la peña de Bohán. (Bohán fue hijo de Rubén).
18 De allí, pasaba por el norte de la ladera que mira al valle del Jordán. El límite luego descendía al valle,
19 recorría y pasaba la ladera norte de Bet-hogla y terminaba en la bahía norte del mar Muerto[bm], que corresponde al extremo sur del río Jordán. Ese era el límite sur.
20 El límite oriental era el río Jordán. Esa fue la frontera de la tierra asignada a los clanes de la tribu de Benjamín para que fuera su hogar.

LAS CIUDADES ENTREGADAS A LA TRIBU DE BENJAMÍN

21 Las siguientes son las ciudades que se le entregaron a los clanes de la tribu de Benjamín: Jericó, Bet-hogla, Emec-casís,
22 Bet-arabá, Zemaraim, Betel,
23 Avim, Pará, Ofra,
24 Quefar-haamoni, Ofni y Geba; doce ciudades con sus aldeas vecinas.
25 También: Gabaón, Ramá, Beerot,
26 Mizpa, Cafira, Mozah,
27 Requem, Irpeel, Tarala,
28 Zela, Elef, Jebús (también llamada Jerusalén), Guibeá y Quiriat; catorce ciudades con sus aldeas vecinas. Esa fue la tierra asignada a los clanes de la tribu de Benjamín para que fuera su hogar.


REFLEXIÓN

¿CÓMO HACE DIOS PARA AYUDAR EN TODO LO QUE EMPRENDAS?
Y allí, en Silo, Josué hizo un sorteo sagrado en presencia del SEÑOR para determinar a qué tribu le correspondía cada parte. (Josué 18:10)

Siempre creemos que hay asuntos que son personales o que no tienen importancia, que son cosas que no necesitan ser presentada a Dios para que guíe en las decisiones a tomar. Pero Dios siempre esta presente en todo asunto que sucede en este mundo, pero si queremos estar a tono con Él debemos presentarlo delante de Dios para que Él nos dirija en todo. Dios debe ser reconocido en todo lo que nosotros emprendamos en nuestra vida, sea espiritual o sea secular. Su soberanía debe ser reconocida en todo los aspectos de mi vida, eso es el establecimiento del reino de Dios aquí en la tierRa.

ORACIÓN

Mi Dios que siempre te pueda reconocer como soberano, en todo lo que yo haga en esta tierra. Amén.