domingo, 17 de marzo de 2019

LECTURA 17 DE MARZO

SEMANA 12 DÍA 1 (DEUTERONOMIO 17-20)

DEUTERONOMIO CAPÍTULO 17

 1 Nunca sacrifiques al SEÑOR tu Dios ganado, ovejas o cabras que tengan algún defecto o enfermedad, porque él detesta esa clase de ofrendas.
 2 Cuando empieces a vivir en las ciudades que el SEÑOR tu Dios te da, podría suceder que un hombre o una mujer del pueblo haga algo malo a los ojos del SEÑOR y desobedezca el pacto.
 3 Por ejemplo, podría ser que sirviera a otros dioses o rindiera culto al sol, a la luna o a alguna estrella —es decir, a las fuerzas del cielo—, lo cual he prohibido terminantemente.
 4 Cuando te enteres de algo así, investiga el asunto a fondo. Si resulta cierto que se ha cometido ese acto detestable en Israel,
 5 entonces llevarás al hombre o la mujer responsable de esa maldad hasta las puertas de la ciudad y lo matarás a pedradas.
 6 Sin embargo, nunca le quites la vida a nadie por el testimonio de un solo testigo. Siempre tendrá que haber dos o tres testigos.
 7 Los testigos deberán arrojar las primeras piedras, y luego se sumará el resto del pueblo. De esa manera, limpiarás la maldad que hay en medio de ti.
 8 Supongamos que a un juez local le llega un caso demasiado difícil de resolver; por ejemplo, si alguien es culpable de asesinato o de homicidio no premeditado, o bien podría ser una demanda complicada o un caso que involucra distintos tipos de agresión. Esos casos legales llévalos al lugar que el SEÑOR tu Dios elija
 9 y preséntalos ante los sacerdotes levitas o el juez que esté de turno en esos días. Ellos oirán el caso y declararán el veredicto.
10 Tú deberás cumplir el veredicto que ellos anuncien y la sentencia que dicten en el lugar que el SEÑOR elija. Harás todo lo que ellos digan, al pie de la letra.
11 Después que hayan interpretado la ley y declarado el veredicto, tendrás que ejecutar la sentencia que impongan en su totalidad; no le hagas ninguna modificación.
12 Cualquiera que tenga la arrogancia de rechazar el veredicto de un juez o de un sacerdote que representa al SEÑOR tu Dios tendrá que morir. De esa manera limpiarás la maldad que hay en Israel.
13 Entonces todo el pueblo se enterará de lo ocurrido y tendrá miedo de actuar con tanta arrogancia.

PAUTAS PARA LOS REYES

14 Estás por entrar en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da. Cuando tomes posesión de ella y te establezcas allí, tal vez se te ocurra pensar: «Deberíamos tener un rey para que nos gobierne, tal como tienen las naciones que nos rodean».
15 si tal cosa sucediera, asegúrate de designar como rey al hombre que el SEÑOR tu Dios elija. Tendrás que nombrar a un hermano israelita, no podrá ser un extranjero.
16 El rey no deberá construir grandes establos para sí ni enviar a su gente a Egipto para comprar caballos, porque el SEÑOR te ha dicho: «Nunca vuelvas a Egipto».
17 El rey no deberá tomar muchas esposas para sí, porque ellas apartarán su corazón del SEÑOR. Tampoco deberá acumular para sí grandes cantidades de oro y plata.
18 Cuando se siente en el trono a reinar, deberá producir una copia de este conjunto de instrucciones en un rollo, en presencia de los sacerdotes levitas.
19 Tendrá esa copia siempre consigo y la leerá todos los días de su vida. De esa manera, aprenderá a temer al SEÑOR su Dios al obedecer todas las condiciones de esta serie de instrucciones y decretos.
20 La lectura diaria impedirá que se vuelva orgulloso y actúe como si fuera superior al resto de sus compatriotas, y también impedirá que se aparte de los mandatos en lo más mínimo. Además, será una garantía de que él y sus descendientes reinarán por muchas generaciones en Israel.

DEUTERONOMIO CAPÍTULO 18

OFRENDAS PARA LOS SACERDOTES Y LOS LEVITAS

 1 Recuerda que los sacerdotes levitas —es decir, toda la tribu de Leví— no recibirán ninguna asignación de tierra entre las demás tribus de Israel. Pero tanto los sacerdotes como los levitas comerán de las ofrendas especiales dadas al SEÑOR, porque esa es la parte que les corresponde.
 2 No tendrán tierra propia entre los israelitas. El propio SEÑOR es su preciada posesión, tal como les prometió.
 3 Del ganado, las ovejas y las cabras que el pueblo traiga como ofrenda, los sacerdotes podrán tomar para sí la espaldilla, la quijada y el estómago.
 4 También les darás a los sacerdotes la primera porción de los granos, del vino nuevo, del aceite de oliva y de la lana que obtengas en la temporada de esquila.
 5 Pues el SEÑOR tu Dios eligió a la tribu de Leví, de entre todas tus tribus, para que sirva en nombre del SEÑOR por siempre.
 6 Supongamos que un levita decide dejar su ciudad en Israel, sea cual fuere la ciudad, para mudarse al lugar de adoración que el SEÑOR elija.
 7 Podrá servir allí en nombre del SEÑOR su Dios, igual que sus hermanos levitas que ya estén sirviendo al SEÑOR en ese lugar,
 8 y podrá comer su porción de los sacrificios y las ofrendas, aun cuando también reciba sustento de su familia.

UN LLAMADO A UNA VIDA SANTA

 9 Cuando entres en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, ten mucho cuidado de no imitar las costumbres detestables de las naciones que viven allí.
10 Por ejemplo, jamás sacrifiques a tu hijo o a tu hija como una ofrenda quemada. Tampoco permitas que el pueblo practique la adivinación, ni la hechicería, ni que haga interpretación de agüeros, ni se mezcle en brujerías,
11 ni haga conjuros; tampoco permitas que alguien se preste a actuar como médium o vidente, ni que invoque el espíritu de los muertos.
12 Cualquiera que practique esas cosas es detestable a los ojos del SEÑOR. Precisamente porque las otras naciones hicieron esas cosas detestables, el SEÑOR tu Dios las expulsará de tu paso.
13 Sin embargo, tú debes ser intachable delante del SEÑOR tu Dios.
14 Las naciones que estás por desplazar consultan a los adivinos y a los hechiceros, pero el SEÑOR tu Dios te prohíbe hacer esas cosas.

PROFETAS VERDADEROS Y PROFETAS FALSOS

15 Moisés siguió diciendo: El SEÑOR su Dios les levantará un profeta como yo de entre sus hermanos israelitas. A él tendrán que escucharlo,
16 pues eso fue lo que ustedes le pidieron al SEÑOR su Dios cuando estaban reunidos al pie del monte Sinaí. Dijeron: «No queremos oír nunca más la voz del SEÑOR nuestro Dios ni ver este fuego ardiente, porque moriremos».
17 Entonces el SEÑOR me dijo: «Lo que el pueblo dice es cierto.
18 Levantaré un profeta como tú de entre sus hermanos israelitas. Pondré mis palabras en su boca, y él dirá al pueblo todo lo que yo le ordene.
19 Yo mismo trataré con cualquiera que no preste atención a los mensajes que el profeta proclame en mi nombre.
20 Pero todo profeta que falsamente afirme hablar en mi nombre o hable en nombre de otro dios, tendrá que morir».
21 Tal vez se pregunten: «¿Cómo sabremos si una profecía viene o no del SEÑOR?».
22 Si el profeta habla en el nombre del SEÑOR, pero su profecía no se cumple ni ocurre lo que predice, ustedes sabrán que ese mensaje no proviene del SEÑOR. Ese profeta habló sin el respaldo de mi autoridad, y no tienen que temerle.

DEUTERONOMIO CAPÍTULO 19

CIUDADES DE REFUGIO

 1 Cuando el SEÑOR tu Dios destruya a las naciones que ahora ocupan el territorio que él está por entregarte, tomarás para ti las tierras y te establecerás en las ciudades y en las casas de esas naciones.
 2 Luego deberás apartar tres ciudades de refugio en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.
 3 Estudia el territorio y divide en tres regiones esa tierra que el SEÑOR te da, de modo que haya una de las ciudades en cada región. Entonces cualquier persona que haya matado a otra podrá huir a una de las ciudades de refugio para ponerse a salvo.
 4 Si un individuo mata a otro accidentalmente y sin enemistad previa, el responsable de la muerte podrá huir a cualquiera de esas ciudades para vivir a salvo.
 5 Por ejemplo, supongamos que una persona va con un vecino a cortar leña al bosque, y cuando uno de los dos levanta el hacha para cortar un árbol, la cabeza del hacha se desprende del mango y mata a la otra persona. En tales casos, el responsable de la muerte puede huir a una de las ciudades de refugio para vivir a salvo.
 6 Si la ciudad de refugio más cercana quedara demasiado lejos, un vengador enfurecido podría rastrear al que causó la muerte y quitarle la vida. En ese caso, la persona moriría injustamente, porque nunca antes había mostrado enemistad hacia el muerto.
 7 Por esa razón, te ordeno que apartes tres ciudades de refugio.
 8 Si el SEÑOR tu Dios extiende tu territorio como les juró a tus antepasados y te entrega toda la tierra que les prometió,
 9 deberás designar otras tres ciudades de refugio adicionales. (Él te dará esa tierra si te aseguras de obedecer todos los mandatos que te di, es decir, si siempre amas al SEÑOR tu Dios y andas en sus caminos).
10 De esa manera, evitarás que mueran personas inocentes en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da como tu preciada posesión. Entonces no serás responsable de la muerte de inocentes.
11 Pero supongamos que alguien está enemistado con un vecino y le tiende una emboscada a propósito y lo mata, y luego huye a una de las ciudades de refugio.
12 En ese caso, los ancianos de la ciudad del asesino enviarán representantes a la ciudad de refugio para traerlo de regreso y entregarlo al vengador del muerto para que le quite la vida.
13 ¡No sientas lástima por ese asesino! Limpia a Israel de la culpa de asesinar a personas inocentes; entonces todo te saldrá bien.

INTERÉS POR LA JUSTICIA

14 Cuando llegues a la tierra que el SEÑOR tu Dios te da como preciada posesión, nunca le robes terreno a otro cambiando de lugar los límites de propiedad que tus antepasados establecieron.
15 No condenes a nadie por algún crimen o delito basado en el testimonio de un solo testigo. Los hechos del caso deben ser establecidos por el testimonio de dos o tres testigos.
16 si un testigo malicioso se presenta y acusa a alguien de haber cometido algún crimen o delito,
17 tanto el que acusa como el acusado deberán presentarse ante el SEÑOR al acudir a los sacerdotes y a los jueces que estén en ejercicio en esos días.
18 Los jueces tendrán que investigar el caso a fondo. Si el acusador presentara cargos falsos contra otro israelita,
19 le impondrás a él la sentencia que pretendía para la otra persona. De ese modo, limpiarás esa maldad que hay en medio de ti.
20 Entonces el resto del pueblo se enterará del caso y tendrá temor de cometer semejante maldad.
21 ¡No muestres compasión por el culpable! La regla que seguirás es vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.

DEUTERONOMIO CAPÍTULO 20

ORDENANZAS SOBRE LA GUERRA

 1 Cuando salgas a luchar contra tus enemigos y te enfrentes con caballos y carros de guerra y con un ejército más numeroso que el tuyo, no tengas miedo. ¡El SEÑOR tu Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto, está contigo!
 2 Cuando te prepares para una batalla, el sacerdote saldrá a hablarle a las tropas
 3 y les dirá: «¡Préstenme atención, hombres de Israel! ¡No tengan miedo cuando salgan hoy a pelear contra sus enemigos! No se desanimen ni se asusten, ni tiemblen frente a ellos.
 4 ¡Pues el SEÑOR su Dios va con ustedes! ¡Él peleará por ustedes contra sus enemigos y les dará la victoria!».
 5 Luego, los jefes del ejército se dirigirán a las tropas y dirán: «¿Alguno de ustedes acaba de construir una casa pero aún no la ha estrenado? De ser así, puede irse a su casa. Podría morir en batalla, y otro estrenaría su casa.
 6 ¿Alguno de ustedes acaba de plantar un viñedo pero aún no ha comido ninguno de sus frutos? De ser así, puede irse a su casa. Podría morir en batalla, y otro comería los primeros frutos.
 7 ¿Alguno de ustedes acaba de comprometerse con una mujer pero aún no se ha casado con ella? ¡Bien, puede irse a su casa y casarse! Podría morir en batalla, y otro se casaría con ella».
 8 Luego los jefes también dirán: «¿Alguno de ustedes tiene miedo o está angustiado? De ser así, puede irse a su casa antes de que atemorice a alguien más».
 9 Una vez que los jefes terminen de hablar a las tropas, nombrarán comandantes para cada unidad.
10 Cuando te acerques a una ciudad para atacarla, primero debes ofrecer condiciones de paz a sus habitantes.
11 si aceptan las condiciones y te abren las puertas, entonces todos ellos quedarán obligados a servirte haciendo trabajos forzados,
12 pero si no quieren hacer la paz y se preparan para luchar, deberás atacar la ciudad.
13 Cuando el SEÑOR tu Dios te entregue la ciudad, mata a filo de espada a todos los hombres de ese pueblo.
14 sin embargo, podrás quedarte con todas las mujeres, los niños, los animales y el resto del botín de la ciudad. Podrás disfrutar de todo el botín de tus enemigos que el SEÑOR tu Dios te entregue.
15 Estas instrucciones sólo se refieren a las ciudades lejanas, no a las de las naciones que ocupan la tierra donde estás a punto de entrar.
16 En las ciudades que el SEÑOR tu Dios te da como preciada posesión, destruye a todo ser viviente.
17 Tienes que destruir por completo a los hititas, a los amorreos, a los cananeos, a los ferezeos, a los heveos y a los jebuseos, tal como el SEÑOR tu Dios te ordenó.
18 Así evitarás que los pueblos de esa tierra te enseñen a imitar las costumbres detestables que practican cuando rinden culto a sus dioses, lo cual te haría pecar profundamente contra el SEÑOR tu Dios.
19 Si al atacar una ciudad la guerra se prolonga, no debes cortar los árboles a hachazos. Puedes comer de los frutos, pero no derribes los árboles. ¿Acaso los árboles son enemigos a los que tienes que atacar?
20 Sólo corta los árboles que sabes que no son aptos para comer. Úsalos para la fabricación de todo lo que necesites para atacar la ciudad enemiga hasta que se rinda.



REFLEXIÓN

DEJEMOS DE IMITAR MALAS CONDUCTAS

Así evitarás que los pueblos de esa tierra te enseñen a imitar las costumbres detestables que practican cuando rinden culto a sus dioses, lo cual te haría pecar profundamente contra el SEÑOR tu Dios. (Deuteronomio 20:18)

Hay conductas en esta tierra que realmente no agradan a Dios, esas son las que debemos de dejar a un lado. Lamentable muchas de ellas se han colado al seno de nuestras iglesias, hasta el punto de creer que si las quitamos estamos alterando la sana doctrina. Sólo su gran misericordia nos ha mantenido cerca de Él, no nos ha desechado por nuestras prácticas. Desde finales del primer siglo, cuando se escribió el Apocalipsis, el Cristo viene denunciando prácticas abominables dentro del seno de su pueblo. Hoy en día, además de multiplicarse las falsas doctrinas, se han enraizado tanto dentro de nosotros que se han convertido en parte de nuestra teología. Pero estoy seguro que el tiempo ha llegado, en que esas barreras serán derribadas y la verdad de Dios volverá a reinar en medio de nosotros.

ORACIÓN

Mi Dios ayúdame e dejar atrás toda conducta que te es abominable, para poder agradarte en todo lo que haga para ti. Amén.



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