viernes, 8 de marzo de 2019

LECTURA 8 DE MARZO

SEMANA 10 DÍA 6 (NÚMEROS 31-32)

NÚMEROS CAPÍTULO 31

CONQUISTA DE LOS MADIANITAS

 1 Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés:
 2 En nombre del pueblo de Israel, toma venganza en contra de los madianitas por haber conducido a mi pueblo a la idolatría. Después morirás y te reunirás con tus antepasados.
 3 Así que Moisés le dijo al pueblo: Escojan a algunos hombres y ármenlos para pelear la guerra de venganza del SEÑOR contra Madián.
 4 De cada tribu de Israel envíen mil hombres a la batalla.
 5 Entonces escogieron a mil hombres de cada tribu de Israel, en total reunieron a doce mil hombres armados para la batalla.
 6 Así que Moisés envió a mil hombres de cada tribu, y Finees, hijo del sacerdote Eleazar, los dirigió en la batalla. Llevaban los objetos sagrados del santuario y las trompetas para dar la orden de ataque.
 7 Así que atacaron a Madián, tal como el SEÑOR le había ordenado a Moisés, y mataron a todos los hombres.
 8 Los cinco reyes madianitas —Eví, Requem, Zur, Hur y Reba— murieron en la batalla. También mataron a espada a Balaam, hijo de Beor.
 9 El ejército israelita capturó a las mujeres y a los niños madianitas y tomó como botín el ganado y los rebaños y toda su riqueza.
10 Quemaron todas las ciudades y las aldeas donde los madianitas habían vivido.
11 Después que reunieron el botín y a los cautivos, tanto personas como animales,
12 llevaron todo a Moisés, al sacerdote Eleazar y a toda la comunidad de Israel que acampaba en las llanuras de Moab, al lado del río Jordán frente a Jericó.
13 Entonces Moisés, el sacerdote Eleazar y todos los jefes de la comunidad salieron a su encuentro afuera del campamento.
14 Pero Moisés se enfureció con los generales y los capitanes que volvieron de la batalla.
15 ¿Por qué dejaron con vida a las mujeres? —les reclamó.
16 Precisamente son ellas las que, siguiendo el consejo de Balaam, incitaron al pueblo de Israel a rebelarse contra el SEÑOR en el monte Peor. Son ellas las que causaron la plaga que hirió al pueblo del SEÑOR.
17 Así que maten a todos los niños varones y a todas las mujeres que hayan tenido relaciones sexuales.
18 Dejen con vida únicamente a las niñas vírgenes; pueden quedarse con ellas.
19 Y todos ustedes, los que hayan matado a alguien o hayan tocado un cadáver deben permanecer fuera del campamento durante siete días. Purifiqúense ustedes y sus prisioneros en el tercer día y en el séptimo.
20 Purifiquen también toda su ropa y todo lo que está hecho de cuero, pelo de cabra o madera.
21 Entonces el sacerdote Eleazar les dijo a los hombres que participaron en la batalla: El SEÑOR le ha dado a Moisés este requisito legal:
22 todo lo que está hecho de oro, plata, bronce, hierro, estaño o plomo,
23 es decir, todos los metales resistentes al fuego, deberán ser pasados por el fuego para que queden ceremonialmente puros. Además deben purificar estos objetos de metal con el agua de la purificación. Pero todo lo que no es resistente al fuego lo purificarán únicamente con el agua.
24 El séptimo día laven su ropa y quedarán purificados, entonces podrán regresar al campamento.

DISTRIBUCIÓN DEL BOTÍN

25 Después el SEÑOR le dijo a Moisés:
26 Tú, el sacerdote Eleazar y los jefes de las familias de cada tribu, hagan una lista de todo el botín tomado en la batalla, incluidos la gente y los animales.
27 Luego dividan el botín en dos partes y den la mitad a los hombres que lucharon en la batalla y la otra mitad al resto del pueblo.
28 De lo que le pertenece al ejército, entreguen primero la porción del botín que le corresponde al SEÑOR: uno de cada quinientos prisioneros, así como del ganado, de los burros, de las ovejas y de las cabras.
29 Esta porción de lo que le corresponde al ejército, entrégasela al sacerdote Eleazar como ofrenda al SEÑOR.
30 De la mitad que pertenece al pueblo de Israel, toma uno de cada cincuenta de los prisioneros y del ganado, de los burros, de las ovejas, de las cabras y otros animales. Entrega esta porción a los levitas, que están encargados del cuidado del tabernáculo del SEÑOR.
31 Así que Moisés y el sacerdote Eleazar hicieron lo que el SEÑOR ordenó a Moisés.
32 El botín que quedó de todo lo que los hombres de guerra habían tomado sumó 675.000 ovejas y cabras,
33 72.000 cabezas de ganado,
34 71.000 burros
35 y 32.000 muchachas vírgenes.
36 La mitad del botín se entregó a los hombres de guerra. El total sumó 337.500 ovejas y cabras,
37 de las cuales 675 eran la porción para el SEÑOR;
38 36.000 cabezas de ganado, de las cuales 72 eran la porción para el SEÑOR;
39 30.500 burros de los cuales 61 eran la porción para el SEÑOR;
40 y 16.000 muchachas vírgenes de las cuales 32 eran la porción para el SEÑOR.
41 Moisés le dio al sacerdote Eleazar la porción del SEÑOR, tal como el SEÑOR lo había ordenado.
42 La mitad del botín pertenecía al pueblo de Israel, y Moisés la separó de la mitad que pertenecía a los hombres de guerra.
43 El total entregado a los israelitas sumó 337.500 ovejas y cabras,
44 36.000 cabezas de ganado,
45 30.500 burros,
46 16.000 muchachas vírgenes.
47 De la mitad entregada al pueblo, Moisés tomó uno de cada cincuenta prisioneros y animales y los dio a los levitas que cuidaban el tabernáculo del SEÑOR. Todo se realizó como el SEÑOR le había ordenado a Moisés.
48 Después los generales y los capitanes vinieron a Moisés
49 y le dijeron: Nosotros, tus servidores, contamos a todos los hombres que salieron a la batalla bajo nuestras órdenes; ¡no falta ninguno de nosotros!
50 Así que, de nuestra porción del botín, presentamos como ofrenda al SEÑOR los artículos de oro que tomamos: brazaletes, pulseras, anillos, aretes y collares. Esto purificará nuestras vidas ante el SEÑOR y nos hará justos ante él.
51 Entonces Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron el oro de todos los comandantes del ejército, que consistía en todo tipo de joyas y artículos artesanales.
52 El oro que los generales y los capitanes presentaron como ofrenda al SEÑOR pesaba aproximadamente ciento noventa kilos.
53 Todos los hombres de guerra habían tomado para sí parte del botín.
54 Así que Moisés y el sacerdote Eleazar aceptaron los regalos de los generales y capitanes y llevaron el oro al tabernáculo como recordatorio al SEÑOR de que el pueblo de Israel le pertenece.

NÚMEROS CAPÍTULO 32

TRIBUS AL ORIENTE DEL JORDÁN

 1 Las tribus de Rubén y Gad poseían una enorme cantidad de animales. Así que cuando vieron que las tierras de Jazer y Galaad eran ideales para sus rebaños y manadas,
 2 se acercaron a Moisés, al sacerdote Eleazar y a los otros jefes de la comunidad y les dijeron:
 3 —Observen las ciudades de Atarot, Dibón, Jazer, Nimra, Hesbón, Eleale, Sibma, Nebo y Beón.
 4 El SEÑOR conquistó todo este territorio para la comunidad de Israel y es ideal para todos nuestros animales.
 5 Si contamos con su favor, permítannos ocupar esta tierra como nuestra propiedad en lugar de darnos tierra al otro lado del río Jordán.
 6 —¿Significa esto que ustedes pretenden quedarse aquí mientras sus hermanos cruzan el río y combaten sin su apoyo? —preguntó Moisés a los hombres de Gad y de Rubén.
 7 ¿Por qué quieren desalentar al resto del pueblo de Israel de cruzar a la tierra que el SEÑOR le ha dado?
 8 Sus antepasados hicieron lo mismo cuando los envié de Cades-barnea a explorar la tierra.
 9 Después que subieron al valle de Escol y exploraron la tierra, desanimaron al pueblo de Israel para que no entrara a la tierra que el SEÑOR le daba.
10 Por eso el SEÑOR se enojó mucho contra ellos y juró:
11 «De todos los que rescaté de Egipto, ninguno de veinte años o más verá jamás la tierra que juré dar a Abraham, a Isaac y a Jacob, porque no me han obedecido de corazón.
12 Las únicas excepciones son Caleb, hijo de Jefone el cenezeo, y Josué, hijo de Nun, porque ellos han seguido al SEÑOR de todo corazón».
13 El SEÑOR se enojó con los israelitas y los hizo vagar en el desierto durante cuarenta años hasta que murió la generación entera que había pecado a los ojos del SEÑOR.
14 ¡Pero ahora aquí están ustedes, raza de pecadores, haciendo exactamente lo mismo! Ustedes están provocando que el SEÑOR se enoje aún más con Israel.
15 ¡Si ustedes se alejan de él y él abandona nuevamente al pueblo en el desierto, ustedes serán responsables de la destrucción de la nación entera!
16 Pero ellos se acercaron a Moisés y le dijeron: —Nosotros simplemente queremos construir corrales para nuestros animales y ciudades fortificadas para nuestras esposas e hijos.
17 Después tomaremos las armas e iremos al frente de nuestros hermanos israelitas a la batalla, hasta que los llevemos seguros a su tierra. Mientras tanto, nuestras familias se quedarán en las ciudades fortificadas que construiremos aquí, para que no corran peligro de los ataques de la gente del lugar.
18 No volveremos a nuestras casas hasta que todo el pueblo de Israel haya recibido su porción de tierra.
19 Sin embargo, no reclamamos ninguna parte de la tierra del otro lado del Jordán. Preferimos vivir aquí, al oriente del Jordán y la aceptamos como nuestra porción de tierra.
20 Entonces Moisés les dijo: —Si ustedes cumplen su palabra y se preparan para ir a la batalla del SEÑOR,
21 y si sus tropas cruzan el Jordán y siguen en la lucha hasta que el SEÑOR expulse a sus enemigos,
22 entonces podrán volver cuando el SEÑOR haya conquistado la tierra. Habrán cumplido con su deber ante el SEÑOR y ante el resto del pueblo de Israel. Y la tierra al oriente del Jordán será su propiedad de parte del SEÑOR.
23 Pero si no cumplen su palabra, entonces habrán pecado contra el SEÑOR y estén seguros de que su pecado los alcanzará.
24 Adelante, entonces, construyan ciudades para sus familias y corrales para sus rebaños, pero cumplan con todo lo que prometieron.
25 Entonces los hombres de Gad y de Rubén respondieron: —Nosotros, tus servidores, seguiremos tus instrucciones al pie de la letra.
26 Nuestros hijos y nuestras esposas, los rebaños y el ganado permanecerán aquí en las ciudades de Galaad.
27 Pero todos los que puedan portar armas cruzarán del otro lado a fin de combatir para el SEÑOR, así como tú has dicho.
28 Así que Moisés dio las órdenes al sacerdote Eleazar, a Josué, hijo de Nun, y a los jefes de los clanes de Israel
29 y dijo: Los hombres de Gad y de Rubén que están armados para la batalla deben cruzar el Jordán con ustedes y luchar para el SEÑOR. Si lo hacen, cuando terminen de conquistar la tierra denles la región de Galaad como su propiedad.
30 Pero si se niegan a armarse y a cruzar con ustedes, entonces estarán obligados a aceptar una porción de tierra en Canaán, con el resto de ustedes.
31 Entonces las tribus de Gad y de Rubén volvieron a decir: Nosotros somos tus servidores, ¡y haremos lo que el SEÑOR ha ordenado!
32 Cruzaremos el Jordán hacia Canaán bien armados a luchar para el SEÑOR, pero nuestra propiedad estará aquí en este lado del Jordán.
33 Moisés asignó tierra a las tribus de Gad y de Rubén y a la media tribu de Manasés, hijo de José. Les entregó el territorio de Sehón, rey de los amorreos, y la tierra de Og, rey de Basán, toda la tierra con sus ciudades y tierras vecinas.
34 Los descendientes de Gad construyeron las ciudades de Dibón, Atarot, Aroer,
35 Atarot-sofán, Jazer, Jogbeha,
36 Bet-nimra y Bet-arán. Todas eran ciudades fortificadas con corrales para sus rebaños.
37 Los descendientes de Rubén construyeron las ciudades de Hesbón, Eleale, Quiriataim,
38 Nebo, Baal-meón y Sibma. Cambiaron los nombres de algunas de las ciudades que conquistaron y reconstruyeron.
39 Entonces los descendientes de Maquir, de la tribu de Manasés, fueron a Galaad, la conquistaron y expulsaron a los amorreos que vivían allí.
40 Moisés dio Galaad a los maquiritas, descendientes de Manasés, y ahí se establecieron.
41 El pueblo de Jair, otro clan de la tribu de Manasés, conquistó muchas de las ciudades de Galaad y cambió el nombre de esa región a Pueblos de Jair.
42 Mientras tanto, un hombre llamado Noba conquistó el pueblo de Kenat y sus aldeas vecinas y a esa región le dio su propio nombre.


REFLEXIÓN

TODO INCUMPLIMIENTO TIENE SU RECOMPENSA
Pero si no cumplen su palabra, entonces habrán pecado contra el SEÑOR y estén seguros de que su pecado los alcanzará. (Números 32:23)


Aquí vemos las consecuencias de no cumplirle a Dios, alguna promesa que hayamos hecho. No es que Dios nos castigará, sino que más bien nuestro pecado, por no haber cumplido, nos alcanzará. Si queremos estar bien con Dios o queremos que Dios no proteja o pedimos la bendición de Dios  o queremos ver su prosperidad en nosotros. Entonces cumplamos lo prometido y todo nos ira bien.
ORACIÓN

Mi Dios que pueda siempre recordar, y cumplir mis promesas hechas a ti. Dame siempre la fuerza necesaria, y aclara en todo momento mis ideas. Amén.

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