sábado, 16 de marzo de 2019

LECTURA 16 DE MARZO

SEMANA 11 DÍA 7 (DEUTERONOMIO 14-16)

DEUTERONOMIO CAPÍTULO 14

ANIMALES CEREMONIALMENTE PUROS E IMPUROS

 1 Israel, dado que eres el pueblo del SEÑOR tu Dios, nunca te hagas cortaduras en el cuerpo ni te afeites el cabello que está encima de la frente en señal de duelo por un muerto.
 2 Tú fuiste separado como pueblo santo para el SEÑOR tu Dios, y él te eligió entre todas las naciones del mundo, para que seas su tesoro especial.
 3 No comerás de ningún animal detestable, porque son ceremonialmente impuros.
 4 Los animales que sí puedes comer son: el buey, la oveja, la cabra,
 5 el ciervo, la gacela, el corzo, la cabra salvaje, el antílope adax, el antílope y la oveja montés.
 6 Puedes comer cualquier animal rumiante y que tenga las pezuñas totalmente partidas,
 7 pero no lo comerás si no reúne ambas condiciones. Por lo tanto, no comerás camellos ni liebres ni damanes. Estos son rumiantes pero no tienen las pezuñas partidas, así que son ceremonialmente impuros para ti.
 8 Tampoco comerás cerdo, pues tiene las pezuñas partidas pero no es un animal rumiante, así que es ceremonialmente impuro para ti. No comerás la carne de ninguno de los animales que acabo de mencionar, ni siquiera tocarás sus cuerpos muertos.
 9 De todos los animales marinos, puedes comer los que tengan tanto aletas como escamas,
10 pero no comerás de los que no tengan ni aletas ni escamas. Estos son ceremonialmente impuros para ti.
11 Puedes comer de cualquier ave que sea ceremonialmente pura,
12 pero no comerás de las siguientes aves: el buitre grifón, el quebrantahuesos, el buitre de cabeza negra,
13 el milano, el halcón, ningún tipo de ave carroñera,
14 ni cuervos de ninguna clase,
15 ni el búho real, ni la lechuza campestre, ni la gaviota, ni gavilanes de ninguna especie;
16 tampoco mochuelos ni pequeños ni grandes, ni lechuzas comunes,
17 ni lechuzas del desierto, ni el buitre egipcio, ni el cuervo marino,
18 ni la cigüeña, ni garzas de ninguna especie, ni la abubilla, ni el murciélago.
19 Todos los insectos con alas que caminan por el suelo son ceremonialmente impuros para ti y no los comerás;
20 pero sí puedes comer de las aves y de los insectos con alas que son ceremonialmente puros.
21 No comas nada que haya muerto de muerte natural. En todo caso, puedes dárselo a algún extranjero que viva en tu ciudad o vendérselo a un desconocido. Pero tú no lo comas, porque eres un pueblo santo, separado para el SEÑOR tu Dios. No cocines a un cabrito en la leche de su madre.

LA ENTREGA DE LOS DIEZMOS

22 Deberás separar el diezmo de tus cosechas, es decir, la décima parte de todo lo que coseches cada año.
23 Lleva ese diezmo al lugar de adoración designado —el lugar que el SEÑOR tu Dios elija para que su nombre sea honrado— y cómelo allí, en su presencia. Lo harás así con el diezmo de tus granos, tu vino nuevo, tu aceite de oliva y los machos de las primeras crías de tus rebaños y manadas. Esta práctica te enseñará a temer siempre al SEÑOR tu Dios.
24 Ahora bien, cuando el SEÑOR tu Dios te bendiga con una buena cosecha, podría suceder que el lugar de adoración que él elija para que su nombre sea honrado te quede demasiado lejos para llevar tu diezmo.
25 En ese caso, puedes vender esa décima parte de tus cosechas y manadas, poner el dinero en una bolsa y dirigirte al lugar que el SEÑOR tu Dios haya elegido.
26 Cuando llegues, podrás usar el dinero para comprar cualquier clase de alimento que desees: ganado, ovejas, cabras, vino u otra bebida alcohólica. Luego comerás hasta quedar satisfecho en la presencia del SEÑOR tu Dios y celebrarás con todos los de tu casa.
27 No descuides a los levitas de tu ciudad, porque ellos no van a recibir ninguna asignación de tierra como las demás tribus.
28 Al final de cada tercer año, lleva todo el diezmo de la cosecha de ese año a la ciudad más cercana y almacénalo allí.
29 Dáselo a los levitas —quienes no recibirán ninguna asignación de tierra como las demás tribus— y también a los extranjeros que vivan en medio de ti, a los huérfanos y a las viudas de tus ciudades, para que coman y se sacien. Entonces el SEÑOR tu Dios te bendecirá en todo tu trabajo.

DEUTERONOMIO CAPÍTULO 15

LIBERACIÓN DE LAS DEUDAS

 1 Al final de cada séptimo año, tienes que anular las deudas de todos los que te deban dinero.
 2 Lo harás de la siguiente manera: cada uno anulará los préstamos que le haya hecho a otro hermano israelita; nadie exigirá ningún pago de sus vecinos ni de sus parientes, porque habrá llegado el tiempo del SEÑOR para la liberación de las deudas.
 3 Sin embargo, esa liberación sólo sirve para tus hermanos israelitas, pero no para los extranjeros que vivan en medio de ti.
 4 No deberá haber pobres en medio de ti, porque el SEÑOR tu Dios te bendecirá en abundancia en la tierra que te da como preciada posesión.
 5 Recibirás esa bendición si te aseguras de obedecer los mandatos del SEÑOR tu Dios que te entrego hoy.
 6 El SEÑOR tu Dios te bendecirá tal como lo prometió. Prestarás dinero a muchas naciones pero nunca tendrás necesidad de pedirles prestado. Tú gobernarás a muchas naciones, pero ellas no te gobernarán a ti.
 7 Pero si hubiera israelitas pobres en tus ciudades cuando llegues a la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, no seas insensible ni tacaño con ellos.
 8 En cambio, sé generoso y préstales lo que necesiten.
 9 No seas mezquino ni le niegues un préstamo a alguien por el hecho de que se acerca el año para anular las deudas. Si te niegas a dar el préstamo, y la persona con necesidad clama al SEÑOR, serás culpable de pecado.
10 Da al pobre con generosidad, no de mala gana, porque el SEÑOR tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas.
11 siempre habrá algunos que serán pobres en tu tierra, por eso te ordeno que compartas tus bienes generosamente con ellos y también con otros israelitas que pasen necesidad.

LIBERACIÓN PARA LOS ESCLAVOS HEBREOS

12 Si tu hermano hebreo, hombre o mujer, se vende a ti como siervo y te sirve por seis años, al séptimo año deberás dejarlo en libertad.
13 Cuando liberes a un siervo varón, no lo despidas con las manos vacías.
14 sé generoso con él y regálale como despedida algo de tus rebaños, de tus granos y de tus vinos. Dale parte de la abundante riqueza con la que el SEÑOR tu Dios te haya bendecido.
15 ¡Recuerda que una vez tú fuiste esclavo en la tierra de Egipto y que el SEÑOR tu Dios te liberó! Por esa razón, te doy este mandato.
16 Pero supongamos que tu siervo dice: «No te dejaré», porque se ha encariñado contigo y con tu familia, y le ha ido bien en tu casa.
17 En ese caso, toma un punzón y perfórale el lóbulo de la oreja contra la puerta. Entonces será tu siervo por el resto de su vida. Haz lo mismo con tus siervas.
18 No pienses que liberar a tus siervos es una gran pérdida. Recuerda que, durante seis años, te brindaron un servicio que vale el doble del salario de un obrero contratado, y el SEÑOR tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas.

SACRIFICIO DE LOS MACHOS DE LAS PRIMERAS CRÍAS

19 Tienes que separar para el SEÑOR tu Dios los primeros machos que nazcan de las crías de tus rebaños y manadas. No uses la primera cría de tu manada para trabajar el campo ni trasquiles la primera cría de tu rebaño.
20 En cambio, te comerás esos animales con tu familia cada año en la presencia del SEÑOR tu Dios, en el lugar que él elija.
21 sin embargo, si la primera cría tiene algún defecto —si es ciego, cojo o con otra anormalidad— no deberás ofrecerla en sacrificio al SEÑOR tu Dios.
22 Más bien, úsala como alimento para tu familia en la ciudad donde vives. Cualquier persona, esté o no ceremonialmente pura, puede comer de ese animal, tal como cualquiera puede comer de una gacela o de un ciervo.
23 Pero por ninguna razón consumas la sangre. Deberás derramarla sobre la tierra como si fuera agua.

DEUTERONOMIO CAPÍTULO 16

LA PASCUA Y EL FESTIVAL DE LOS PANES SIN LEVADURA

 1 Celebra la Pascua en honor al SEÑOR tu Dios cada año, a comienzos de la primavera, en el mes de abib, porque ése fue el mes en que el SEÑOR tu Dios te sacó de la tierra de Egipto durante la noche.
 2 Tu sacrificio de la Pascua puede ser tanto de tu rebaño como de tu manada, y deberás sacrificarlo al SEÑOR tu Dios en el lugar de adoración designado, el lugar que él elija para que su nombre sea honrado.
 3 Cómelo junto con pan preparado sin levadura. Durante siete días prepararás sin levadura el pan que comas, tal como cuando saliste de Egipto con tanto apuro. Come ese pan —el pan del sufrimiento— para que recuerdes toda tu vida el día que saliste de Egipto.
 4 Durante esos siete días que no se encuentre ni un poco de levadura en las casas de tu tierra. También, cuando sacrifiques el cordero de la Pascua al atardecer del primer día, no dejes que sobre nada para el día siguiente.
 5 No sacrificarás el animal para la Pascua en cualquier ciudad que el SEÑOR tu Dios te da.
 6 Tendrás que ofrecerlo sólo en el lugar de adoración designado, el lugar que el SEÑOR tu Dios elija para que su nombre sea honrado. Sacrifícalo al atardecer, cuando cae el sol, el día del aniversario de tu éxodo de Egipto.
 7 Asa el cordero y cómelo en el lugar que el SEÑOR tu Dios elija. Luego puedes volver a tu carpa a la mañana siguiente.
 8 Durante los seis días siguientes, no comerás pan preparado con levadura. El séptimo día también proclámalo santo en honor al SEÑOR tu Dios, y ese día nadie hará ninguna clase de trabajo.

EL FESTIVAL DE LA COSECHA

 9 Cuenta siete semanas a partir del momento en que comiences a cortar el grano al inicio de la cosecha.
10 Luego celebra el Festival de la Cosecha en honor al SEÑOR tu Dios. Llévale una ofrenda voluntaria en proporción a las bendiciones que hayas recibido de él.
11 Será un tiempo de celebración delante del SEÑOR tu Dios en el lugar de adoración que él designe para que su nombre sea honrado. Celebra con tus hijos e hijas, con tus siervos y siervas, con los levitas que vivan en tus ciudades, con los extranjeros, y con los huérfanos y las viudas que vivan en medio de ti.
12 Recuerda que tú también una vez fuiste esclavo en Egipto, así que asegúrate de obedecer todos estos decretos.

EL FESTIVAL DE LAS ENRAMADAS

13 Celebra el Festival de las Enramadas durante siete días, al finalizar la temporada de la cosecha, después de trillar el grano y prensar las uvas.
14 Este festival será un tiempo de alegría y celebración con tus hijos e hijas, con tus siervos y siervas, con los levitas, con los extranjeros, y con los huérfanos y las viudas que vivan en tus ciudades.
15 Durante siete días, celebrarás este festival para honrar al SEÑOR tu Dios en el lugar que él elija, porque él es quien te bendice con cosechas abundantes y prospera todo tu trabajo. Este festival será un tiempo de mucha alegría para todos.
16 Cada año, todo hombre de Israel deberá celebrar estos tres festivales: el Festival de los Panes sin Levadura, el Festival de la Cosecha y el Festival de las Enramadas. En cada una de esas ocasiones, todos los varones tendrán que presentarse ante el SEÑOR tu Dios en el lugar que él elija, pero no se presentarán ante el SEÑOR sin una ofrenda.
17 Todos darán según sus posibilidades, de acuerdo con las bendiciones que hayan recibido del SEÑOR tu Dios.

JUSTICIA PARA EL PUEBLO

18 Nombra jueces y funcionarios de cada una de las tribus en todas las ciudades que el SEÑOR te da. Ellos tendrán que juzgar al pueblo con justicia.
19 Por ninguna razón tuerzas la justicia ni muestres parcialidad. Jamás aceptes un soborno, porque el soborno nubla los ojos del sabio y corrompe las decisiones de los íntegros.
20 Que siempre triunfe la justicia verdadera, para que puedas vivir y poseer la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.
21 Jamás pondrás un poste de madera dedicado a la diosa Asera al lado del altar que edifiques para el SEÑOR tu Dios.
22 Y nunca edifiques columnas sagradas para rendir culto, porque el SEÑOR tu Dios las odia.


REFLEXIÓN

AYUDANDO A LOS NECESITADOS

siempre habrá algunos que serán pobres en tu tierra, por eso te ordeno que compartas tus bienes generosamente con ellos y también con otros israelitas que pasen necesidad. (Deuteronomio 15:11)


Nunca ha estado en los planes de Dios que exista la pobreza, pero Dios siempre tiene planes de provisión para los necesitados. La pobreza puede ser consecuencia del pecado reinante en el mundo, es un desequilibrio social consecuencia de la avaricia de algunos. Así que Dios en su infinita sabiduría sabía que esto iba a ocurrir, así que en sus preceptos y ordenanzas prevee un plan para aliviar la carga de algunos. Nosotros también en nuestras iglesias de hoy día deberíamos estar pendientes de esta situación, ya que desde el tiempo de la ley se ordena al pueblo a dedicar parte de las ofrendas para el beneficio de los necesitados; además de ordenar a cada uno en particular, especialmente a los que Dios más ha bendecido, el ayudar a alivianar la carga a los necesitados.
ORACIÓN

Mi Dios que tu amor y tu compasión pueda entrar en mi corazón, para ayudar a aquellos que lo necesitan. Amén.


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