lunes, 11 de marzo de 2019

LECTURA 11 DE MARZO

SEMANA 11 DÍA 2 (DEUTERONOMIO 1-2)

DEUTERONOMIO CAPÍTULO 1

INTRODUCCIÓN AL PRIMER DISCURSO DE MOISÉS

 1 Estas son las palabras que Moisés dirigió a todo el pueblo de Israel cuando se encontraba en el desierto, al oriente del río Jordán. Ellos acampaban en el valle del Jordán, cerca de Suf, entre Parán de un lado y entre Tofel, Labán, Hazerot y Dizahab del otro.
 2 Por lo general, sólo lleva once días viajar desde el monte Sinaí hasta Cades-barnea, siguiendo la ruta del monte Seir.
 3 Sin embargo, cuarenta años después de que los israelitas salieron de Egipto, el primer día del mes once, Moisés le habló al pueblo de Israel acerca de todo lo que el SEÑOR le había ordenado que dijera.
 4 Ese hecho ocurrió luego de derrotar a Sehón, rey de los amorreos, quien gobernaba en Hesbón, y a Og, rey de Basán, quien gobernaba en Astarot y en Edrei.
 5 Mientras los israelitas estaban en la tierra de Moab, al oriente del río Jordán, Moisés les explicó con mucho cuidado las siguientes instrucciones que el SEÑOR había dado:

LA ORDEN DE DEJAR EL SINAÍ

 6 Cuando estábamos en el monte Sinaí, el SEÑOR nuestro Dios nos dijo: «Ya pasaron bastante tiempo en este monte.
 7 Es hora de levantar el campamento y seguir adelante. Vayan al territorio montañoso de los amorreos y a todas las regiones vecinas: el valle del Jordán, la zona montañosa, las colinas occidentales, el Neguev y la llanura costera. Vayan a la tierra de los cananeos y al Líbano, y avancen hasta el gran río Éufrates.
 8 ¡Miren, les doy toda esta tierra! Entren y tomen posesión de ella, porque es la tierra que el SEÑOR juró dar a sus antepasados —Abraham, Isaac y Jacob— y a todos los descendientes de ellos».

MOISÉS NOMBRA LÍDERES DE CADA TRIBU

 9 Moisés siguió diciendo: En aquel tiempo, les dije: «Ustedes son una carga demasiado pesada para sobrellevarla yo solo.
10 El SEÑOR su Dios los ha aumentado en cantidad, ¡son tan numerosos como las estrellas!
11 ¡Que el SEÑOR, Dios de sus antepasados, los multiplique mil veces más y los bendiga tal como lo prometió!
12 ¡Pero ustedes son demasiado peso para llevar! ¿Cómo puedo lidiar con tantos problemas y discusiones entre ustedes?
13 Elijan a hombres bien respetados de cada tribu, conocidos por su sabiduría y entendimiento, y yo los nombraré líderes de ustedes».
14 Y ustedes respondieron: «Es una buena idea».
15 Así que tomé a esos hombres sabios y respetados que ustedes habían elegido de sus respectivas tribus y los designé para que fueran jueces y funcionarios sobre ustedes. Algunos estuvieron a cargo de mil personas; otros, de cien; otros, de cincuenta; y otros, de diez.
16 En aquel tiempo, les di a los jueces las siguientes instrucciones: «Ocúpense de oír todos los casos de sus hermanos israelitas y también los de los extranjeros que viven entre ustedes. Sean totalmente justos en las decisiones que tomen
17 e imparciales en sus juicios. Atiendan los casos tanto de los pobres como de los ricos. No se acobarden ante el enojo de nadie, porque la decisión que ustedes tomen será la decisión de Dios. Tráiganme a mí los casos que les resulten demasiado difíciles, y yo me ocuparé de ellos».
18 En aquel tiempo, les di instrucciones a ustedes acerca de todo lo que tenían que hacer.

EXPLORACIÓN DE LA TIERRA PROMETIDA

19 Entonces, tal como el SEÑOR nuestro Dios nos ordenó, partimos del monte Sinaí y cruzamos el inmenso y terrible desierto, como seguramente ustedes recuerdan, y nos dirigimos hacia el territorio montañoso de los amorreos. Al llegar a Cades-barnea,
20 les dije: «Han llegado al territorio montañoso de los amorreos, el cual el SEÑOR nuestro Dios nos da.
21 ¡Miren! El SEÑOR ha puesto esta tierra delante de ustedes. Vayan y tomen posesión de ella como les dijo el SEÑOR en su promesa, el Dios de sus antepasados. ¡No tengan miedo ni se desanimen!».
22 Sin embargo, todos ustedes se acercaron y me dijeron: «Primero enviemos espías a que exploren la tierra por nosotros. Ellos nos aconsejarán cuál es la mejor ruta para tomar y en qué aldeas entrar».
23 Me pareció una buena idea, así que elegí a doce espías, uno de cada tribu.
24 Se dirigieron hacia la zona montañosa, llegaron hasta el valle de Escol y lo exploraron.
25 Cortaron algunos frutos y los trajeron; luego nos informaron lo siguiente: «La tierra que el SEÑOR nuestro Dios nos ha dado es en verdad una muy buena tierra».

REBELIÓN DE ISRAEL CONTRA EL SEÑOR

26 Sin embargo, ustedes se rebelaron contra la orden del SEÑOR su Dios y se negaron a entrar.
27 Se quejaron dentro de sus carpas de campaña y dijeron: «Seguro que el SEÑOR nos odia. Por eso nos trajo desde Egipto, para entregarnos en manos de los amorreos para que nos maten.
28 ¿Adónde podemos ir? Nuestros hermanos nos desmoralizaron cuando nos dijeron: «Los habitantes de esa tierra son más altos que nosotros y son más fuertes, y las ciudades son grandes, ¡con murallas que llegan hasta el cielo! ¡Hasta vimos gigantes, los descendientes de Anac!» ».
29 Pero yo les dije: «¡No se asusten ni les tengan miedo!
30 El SEÑOR su Dios va delante de ustedes. Él peleará por ustedes tal como vieron que hizo en Egipto.
31 También vieron cómo el SEÑOR su Dios los cuidó todo el tiempo que anduvieron por el desierto, igual que un padre cuida de sus hijos; y ahora los trajo hasta este lugar».
32 Pero aun después de todo lo que él hizo, ustedes se negaron a confiar en el SEÑOR su Dios, quien va delante de ustedes buscando los mejores lugares para que acampen, y guiándolos, de noche con una columna de fuego y de día con una columna de nube.
34 Cuando el SEÑOR oyó que se quejaban, se enojó mucho y entonces juró solemnemente:
35 «Ninguno de esta generación perversa vivirá para ver la buena tierra que juré dar a sus antepasados,
36 excepto Caleb, el hijo de Jefone. Él verá la tierra porque siguió al SEÑOR en todo. Les daré a él y a sus descendientes parte de esa misma tierra que exploró durante su misión».
37 Además, el SEÑOR se enojó conmigo por culpa de ustedes. Me dijo: «Moisés, ¡tú tampoco entrarás en la Tierra Prometida!
38 En cambio, será tu ayudante Josué, hijo de Nun, quien guiará al pueblo hasta llegar a la tierra. Anímalo, porque él irá al frente cuando los israelitas tomen posesión de ella.
39 Daré la tierra a los pequeños del pueblo, a los niños inocentes. Ustedes tenían miedo de que los pequeños fueran capturados, pero serán ellos los que entrarán a poseerla.
40 En cuanto a ustedes, den la vuelta y regresen por el desierto hacia el mar Rojo».
41 Luego ustedes confesaron: «¡Hemos pecado contra el SEÑOR! Ahora iremos y pelearemos por la tierra como el SEÑOR nuestro Dios nos lo ordenó». Entonces los hombres tomaron sus armas porque pensaron que sería fácil atacar la zona montañosa.
42 Pero el SEÑOR me encargó que les dijera: «No ataquen, porque yo no estoy con ustedes. Si insisten en ir solos, serán aplastados por sus enemigos».
43 Eso fue lo que les dije, pero ustedes no quisieron escuchar. En cambio, se rebelaron otra vez contra la orden del SEÑOR y marcharon con arrogancia a la zona montañosa para pelear.
44 Entonces los amorreos que vivían allí salieron a atacarlos como un enjambre de abejas. Los persiguieron y los vencieron por todo el camino desde Seir hasta Horma.
45 Luego ustedes regresaron y lloraron ante el SEÑOR, pero él se negó a escucharlos.
46 Por eso se quedaron en Cades por mucho tiempo.

DEUTERONOMIO CAPÍTULO 2

MEMORIAS DE ISRAEL EN EL DESIERTO

 1 Luego dimos la vuelta y regresamos por el desierto hacia el mar Rojo, tal como el SEÑOR me había indicado y, durante mucho tiempo, anduvimos de un lugar a otro en la región del monte Seir.
 2 Finalmente el SEÑOR me dijo:
 3 «Ya han estado vagando lo suficiente por esta zona montañosa; ahora diríjanse al norte.
 4 También da las siguientes órdenes al pueblo: atravesarán el territorio de sus parientes, los edomitas, los descendientes de Esaú, que viven en Seir. Los edomitas se sentirán amenazados, así que vayan con cuidado.
 5 No los molesten, porque yo les he dado como propiedad toda la zona montañosa que rodea el monte Seir, y a ustedes no les daré ni un metro cuadrado de esa tierra.
 6 Páguenles por todo el alimento que necesiten para comer y también por el agua para beber.
 7 Pues el SEÑOR Dios de ustedes los ha bendecido en todo lo que han hecho. Él les ha cuidado cada paso que han dado por este inmenso desierto. En estos cuarenta años, el SEÑOR su Dios los ha acompañado, y no les ha hecho falta nada».
 8 Entonces pasamos de largo el territorio de nuestros parientes, los descendientes de Esaú, que viven en Seir. Evitamos el camino que pasa por el valle del Arabá, que sube desde Elat y Ezión-geber. Luego, cuando nos dirigimos hacia el Norte por la ruta del desierto que atraviesa a Moab,
 9 el SEÑOR nos advirtió: «No molesten a los moabitas, descendientes de Lot, ni comiencen una guerra contra ellos. A los moabitas les he dado la ciudad de Ar como propiedad y a ustedes no les daré nada de su tierra».
10 (Una raza de gigantes conocida como los emitas vivió en una época en la región de Ar. Eran tan fuertes, altos y numerosos como los anaceos, otra raza de gigantes.
11 A los emitas y a los anaceos también se les conoce como refaítas, aunque los moabitas los llaman emitas.
12 Antiguamente los horeos vivían en Seir, pero fueron expulsados y desplazados de esa tierra por los descendientes de Esaú, de la misma manera que Israel expulsó a los habitantes de Canaán cuando el SEÑOR le dio la tierra de ellos).
13 Moisés siguió diciendo: Entonces el SEÑOR nos dijo: «Pónganse en marcha. Crucen el arroyo Zered». Así que cruzamos el arroyo.
14 ¡Treinta y ocho años pasaron desde que partimos por primera vez de Cades-barnea hasta que cruzamos finalmente el arroyo Zered! Para entonces, todos los hombres con edad suficiente para ir a la guerra habían muerto en el desierto, tal como el SEÑOR juró que sucedería.
15 El SEÑOR los hirió hasta que todos quedaron eliminados de la comunidad.
16 Cuando todos los hombres con edad para ir a la guerra murieron,
17 el SEÑOR me dijo:
18 «Hoy cruzarán la frontera con Moab por la ciudad de Ar
19 y entrarán en la tierra de los amonitas, que son descendientes de Lot; pero no los molesten ni comiencen una guerra contra ellos. A los amonitas les he dado el territorio de Amón como propiedad y a ustedes no les daré ninguna parte de la tierra de ellos».
20 (Antiguamente, a esa región se le consideraba la tierra de los refaítas, porque ellos habían vivido allí, aunque los amonitas los llamaban zomzomeos.
21 También eran fuertes, altos y numerosos como los anaceos. Pero el SEÑOR destruyó a los refaítas para que los amonitas se apoderaran de la tierra de ellos.
22 Lo mismo hizo por los descendientes de Esaú, que vivían en Seir, pues destruyó a los horeos para que los de Esaú pudieran establecerse allí. Los descendientes de Esaú viven en esa tierra hasta el día de hoy.
23 Algo parecido sucedió cuando los caftoreos de Creta invadieron y destruyeron a los aveos, que habían vivido en aldeas en la región de Gaza).
24 Moisés siguió diciendo: Entonces el SEÑOR dijo: «¡Pónganse en marcha! Crucen el valle del Arnón. Miren, les voy a entregar al amorreo Sehón, rey de Hesbón, y también a su tierra. Atáquenlo y comiencen a apoderarse de su territorio.
25 A partir de hoy, haré que los pueblos de toda la tierra sientan terror a causa de ustedes. Cuando oigan hablar de ustedes, temblarán de espanto y de miedo».

VICTORIA SOBRE SEHÓN, REY DE HESBÓN

26 Moisés siguió diciendo: Desde el desierto de Cademot mandé embajadores a Sehón, rey de Hesbón, con la siguiente propuesta de paz:
27 «Permítanos atravesar su territorio. Nos quedaremos en el camino principal y no nos desviaremos por los campos ni a un lado ni al otro.
28 Véndanos alimentos para comer y agua para beber, y le pagaremos. Sólo queremos permiso para pasar por su territorio.
29 Los descendientes de Esaú, que viven en Seir, nos permitieron pasar por su tierra, y lo mismo hicieron los moabitas, que viven en Ar. Déjenos pasar hasta que crucemos el Jordán y lleguemos a la tierra que el SEÑOR nuestro Dios nos da».
30 Pero Sehón, rey de Hesbón, no nos permitió cruzar, porque el SEÑOR Dios de ustedes hizo que Sehón se pusiera terco y desafiante, a fin de ayudarlos a derrotarlo, tal como lo hizo.
31 Así que el SEÑOR me dijo: «Mira, he comenzado a entregarte al rey Sehón y a su tierra. Empieza ya a conquistar y a poseer su territorio».
32 Entonces el rey Sehón nos declaró la guerra y movilizó sus fuerzas en Jahaza.
33 Sin embargo, el SEÑOR nuestro Dios lo entregó en nuestras manos, y lo aplastamos a él, a sus hijos y a todo su pueblo.
34 Conquistamos todas sus ciudades y los destruimos a todos por completo: hombres, mujeres y niños. No dejamos a nadie con vida.
35 Nos llevamos todo su ganado como botín, junto con todas las cosas de valor que había en las ciudades que saqueamos.
36 El SEÑOR nuestro Dios también nos ayudó a conquistar Aroer, que está al límite del valle del Arnón, al igual que la aldea situada en el valle junto con todo el territorio que se extiende hasta Galaad. Ninguna ciudad tenía murallas lo suficientemente fuertes para detenernos.
37 Sin embargo, evitamos pasar por la tierra de los amonitas, a lo largo del río Jaboc, y también por las ciudades de la zona montañosa, o sea todos los lugares que el SEÑOR nuestro Dios nos ordenó no tocar.


REFLEXIÓN

DIOS CONTROLA TODO ABSOLUTAMENTE

Pero Sehón, rey de Hesbón, no nos permitió cruzar, porque el SEÑOR Dios de ustedes hizo que Sehón se pusiera terco y desafiante, a fin de ayudarlos a derrotarlo, tal como lo hizo. (Deuteronomio 2:30)

Dios siempre esta al control de toda situación, aun nuestro temperamento es controlado por Él para llevar a cabo su propósito. El problema siempre se encuentra en el hecho que nosotros sepamos y entendamos dónde esta trabajando Dios, para nosotros ponernos de lado de Él y no nos encontremos oponiéndonos a su voluntad. Satanás simplemente actúa donde y cuando Él se lo permite, el siempre actuará bajo engaño; siempre nos hará creer que lo que está sucediendo es el actuar de Dios. Así que debemos estar siempre conectados estrechamente con Dios, separarnos de nuestras emociones, de nuestros prejuicios, de nuestros deseos, para poder estar conectados verdaderamente con Dios y no encontrarnos peleando, orando y ayunando en contra de Él mismo.

ORACIÓN

Mi Dios ayúdame a entender siempre tu voz y estar siempre en tus caminos, que pueda en todo tiempo estar de tu lado. Amén.

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