sábado, 28 de febrero de 2015

LECTURA 28 DE FEBRERO

DÍA 59

28 DE FEBRERO (NÚMEROS 34:1-36:13)

CAPÍTULO 34

FRONTERAS DE LA TIERRA PROMETIDA

1 Jehovah habló a Moisés diciendo: 2 "Manda a los hijos de Israel y diles: ’Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán, la tierra que os ha de tocar como heredad, la tierra de Canaán según sus fronteras, 3 tendréis el lado sur desde el desierto de Zin que está junto a Edom. Vuestra frontera sur será desde el extremo del mar Salado hacia el este. 4 De allí la frontera sur torcerá hacia la cuesta de Acrabim y pasará hasta Zin. Su extremo sur llegará hasta Cades-barnea. De allí seguirá a Hazar-adar y pasará hasta Asmón. 5 La frontera torcerá de Asmón hasta el arroyo de Egipto y terminará en la costa del mar.

6 " ’Vuestra frontera occidental será el mar Grande. Este será vuestro límite occidental.

7 " ’Esta será vuestra frontera norte: Desde el mar Grande la trazaréis hasta el monte Hor. 8 Desde el monte Hor la trazaréis hasta Lebo-hamat, y la frontera llegará a Zedad. 9 La frontera seguirá hasta Zifrón y terminará en Hazar-enán. Este será vuestro límite por el norte.

10 " ’Por el oriente trazaréis la frontera desde Hazar-enán hasta Sefam. 11 Luego descenderá la frontera desde Sefam hasta Ribla, al oriente de Ayin, y descenderá y se extenderá sobre el costado oriental del mar Quinéret. 12 Después la frontera descenderá con el Jordán, y su extremo llegará hasta el mar Salado. Esta será vuestra tierra y sus fronteras alrededor.’ "

13 Entonces Moisés mandó a los hijos de Israel, diciendo: "Esta es la tierra que heredaréis por sorteo, la cual Jehovah ha mandado dar a las nueve tribus y a la media tribu. 14 Porque ya habían tomado su heredad la tribu de los hijos de Rubén según sus casas paternas, la tribu de los hijos de Gad según sus casas paternas, y la media tribu de Manasés. 15 Las dos tribus y media tomaron su heredad al otro lado del Jordán, frente a Jericó, hacia el oriente, hacia la salida del sol."

ENCARGADOS DEL REPARTO DE CANAÁN

16 Jehovah habló a Moisés diciendo: 17 "Estos son los nombres de los hombres que os darán la tierra en posesión: El sacerdote Eleazar y Josué hijo de Nun. 18 Tomaréis también un dirigente de cada tribu para dar la tierra en posesión. 19 Estos son los nombres de los jefes:

de la tribu de Judá, Caleb hijo de Jefone;

20 de la tribu de los hijos de Simeón, Semuel hijo de Amihud;

21 de la tribu de Benjamín, Elidad hijo de Quislón;

22 de la tribu de los hijos de Dan, el jefe Buqui hijo de Jogli;

23 de los hijos de José:

de la tribu de los hijos de Manasés, el jefe Haniel hijo de Efod;

24 de la tribu de los hijos de Efraín, el jefe Quemuel hijo de Siftán;

25 de la tribu de los hijos de Zabulón, el jefe Elizafán hijo de Parnac;

26 de la tribu de los hijos de Isacar, el jefe Paltiel hijo de Azán;

27 de la tribu de los hijos de Aser, el jefe Ajihud hijo de Selomi;

28 de la tribu de los hijos de Neftalí, el jefe Pedael hijo de Amihud.

29 "Estos son aquellos a quienes Jehovah mandó que repartiesen la heredad a los hijos de Israel en la tierra de Canaán."

CAPÍTULO 35

CIUDADES PARA LOS LEVITAS

1 Jehovah habló a Moisés en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó, diciendo: 2 "Manda a los hijos de Israel que de la heredad que posean den a los levitas ciudades para habitar. También daréis a los levitas el campo alrededor de las ciudades. 3 Ellos tendrán las ciudades para habitar, y los campos de alrededor serán para su ganado, sus pertenencias y todos sus animales.
4 Los campos de las ciudades que daréis a los levitas tendrán 1.000 codos alrededor, desde el muro de la ciudad hacia afuera. 5 Fuera de la ciudad, mediréis 2.000 codos  hacia el lado este, 2.000 codos hacia el lado sur, 2.000 codos hacia el lado oeste, y 2.000 codos  hacia el lado norte; y la ciudad estará en medio. Esto tendrán como campos alrededor de las ciudades.
6 "De las ciudades que daréis a los levitas, 6 ciudades serán de refugio, para que cualquier homicida se refugie allí. Aparte de éstas, les daréis 42 ciudades. 7 Todas las ciudades que daréis a los levitas serán 48 ciudades con sus campos alrededor.

8 "Respecto a las ciudades que daréis de la posesión de los hijos de Israel, del que tiene mucho tomaréis mucho y del que tiene poco tomaréis poco. Cada uno dará de sus ciudades a los levitas, según la heredad que reciba."

CIUDADES LEVITAS DE REFUGIO

9 Jehovah habló a Moisés diciendo: 10 "Habla a los hijos de Israel y diles: ’Cuando hayáis cruzado el Jordán hacia la tierra de Canaán, 11 escogeréis para vosotros ciudades que os servirán como ciudades de refugio, a donde pueda huir el homicida que accidentalmente hiera de muerte a alguno. 12 Estas ciudades os servirán para refugiarse del vengador, de manera que el homicida no muera antes de comparecer para juicio delante de la congregación.

13 " ’De las ciudades que daréis, seis serán ciudades de refugio. 14 Daréis tres ciudades al otro lado del Jordán y daréis tres en la tierra de Canaán, y serán ciudades de refugio. 15 Estas seis ciudades servirán de refugio a los hijos de Israel, al forastero y al advenedizo que se encuentre entre ellos, para que huya allí cualquiera que accidentalmente hiera de muerte a otro.

SOBRE EL JUICIO CONTRA LOS HOMICIDAS

16 " ’Si lo hiere con un instrumento de hierro, y él muere, es un asesino. El asesino morirá irremisiblemente.

17 " ’Si lo hiere con una piedra en la mano, con la cual pueda causarle la muerte, y él muere, es un asesino. El asesino morirá irremisiblemente.

18 " ’Si lo hiere con instrumento de madera en la mano, con el cual pueda causarle la muerte, y él muere, es un asesino. El asesino morirá irremisiblemente. 19 El vengador de la sangre matará al asesino; cuando lo encuentre, lo matará.

20 " ’Si por odio lo empuja o arroja algo contra él intencionadamente, y él muere; 21 o si por hostilidad lo hiere con su mano, y él muere, el que le ha herido morirá irremisiblemente. Es un asesino. El vengador de la sangre matará al asesino cuando lo encuentre.

22 " ’Pero si lo empuja de repente sin hostilidad, o tira sobre él cualquier instrumento sin intención, 23 o si sin verlo hace caer sobre él alguna piedra que pueda causarle la muerte, y él muere, no siendo él su enemigo ni procurando su mal, 24 entonces la congregación juzgará entre el homicida y el vengador de la sangre, conforme a estos decretos. 25 La congregación librará al homicida de mano del vengador de la sangre, y lo hará regresar a su ciudad de refugio a la cual había huido, y él habitará en ella hasta la muerte del sumo sacerdote que fue ungido con el aceite santo.

26 " ’Pero si el homicida sale fuera de los límites de su ciudad de refugio a donde había huido, 27 y el vengador de la sangre lo halla fuera de los límites de su ciudad de refugio y mata al homicida, aquél no será culpable de sangre. 28 Porque debió haber permanecido en su ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote. Después de la muerte del sumo sacerdote, el homicida podrá volver a la tierra de su posesión.

29 " ’Estas cosas os servirán de estatuto legal a través de vuestras generaciones, en todo lugar donde viváis. 30 Cuando alguien mata a una persona, por el testimonio de testigos se dará muerte al asesino. Pero un solo testigo no bastará para que se sentencie a una persona a morir.
31 " ’No aceptaréis rescate por la vida del asesino que está condenado a muerte; morirá irremisiblemente. 32 Tampoco aceptaréis rescate por el que ha huido a su ciudad de refugio, para permitirle que vuelva a vivir en su propia tierra antes de la muerte del sumo sacerdote.

33 " ’No profanaréis la tierra donde estéis, porque la sangre humana profana la tierra. No se puede hacer expiación por la tierra, debido a la sangre que fue derramada en ella, sino por medio de la sangre del que la derramó. 34 No contaminaréis, pues, la tierra donde habitáis y en medio de la cual yo habito; porque yo, Jehovah, habito en medio de los hijos de Israel.’ "

CAPÍTULO 36

SOBRE LA HERENCIA DE LAS HIJAS

1 Los jefes de las casas paternas del clan de los hijos de Galaad hijo de Maquir, hijo de Manasés, de los clanes de los hijos de José, se acercaron para hablar ante Moisés y ante los dirigentes de las casas paternas de los hijos de Israel. 2 Y dijeron:

—Jehovah mandó a mi señor dar la tierra por sorteo, como heredad a los hijos de Israel. También mandó Jehovah a mi señor dar la heredad de nuestro hermano Zelofejad a sus hijas. 3 Pero si éstas se llegan a casar con miembros de otras tribus de los hijos de Israel, la heredad de ellas será quitada de la heredad de nuestros padres y añadida a la heredad de la tribu a la cual ellas pasen a pertenecer. De este modo, esta porción será quitada de nuestra heredad, 4 y cuando llegue el jubileo para los hijos de Israel, la heredad de ellas será añadida a la heredad de la tribu de sus maridos. Así su heredad será quitada de la heredad de la tribu de nuestros padres.

5 Entonces Moisés mandó a los hijos de Israel, conforme al mandato de Jehovah, diciendo:

—La tribu de los hijos de José tiene razón en lo que dice. 6 Esto es lo que ha mandado Jehovah acerca de las hijas de Zelofejad, diciendo: "Cásense con quienes ellas quieran; sólo que se casen dentro del clan de la tribu de su padre. 7 Así la heredad de los hijos de Israel no pasará de tribu en tribu, porque cada uno de los hijos de Israel se mantendrá ligado a la heredad de la tribu de sus padres. 8 Cualquier hija que posea una heredad en alguna de las tribus de los hijos de Israel deberá casarse con alguno del clan de la tribu de su padre, para que los hijos de Israel posean cada uno la heredad de sus padres. 9 Así la heredad no pasará de una tribu a otra, porque cada una de las tribus de los hijos de Israel se mantendrá ligada a su heredad."

10 Entonces las hijas de Zelofejad hicieron conforme a lo que Jehovah había mandado a Moisés. 11 Majla, Tirsa, Hogla, Milca y Noa, hijas de Zelofejad, se casaron con los hijos de sus tíos. 12 Se casaron dentro de los clanes de los hijos de Manasés hijo de José. De esta manera, su heredad quedó en la tribu del clan de su padre.

13 Estos son los mandamientos y decretos que Jehovah mandó a los hijos de Israel por medio de Moisés en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.

LA IMPUNIDAD CONTAMINA LA TIERRA


REFLEXIÓN

No contaminaréis, pues, la tierra donde habitáis (Num. 35:34)

No puede haber impunidad en un país, porque esto contamina la tierra donde se habita. El no querer enjuiciar a los homicidas, traerá juicio de parte de Dios sobre esa nación. Cuando Caín mato a su hermano Abel, Dios le dijo: la sangre de tu hermano clama desde la tierra. Así que no tenemos escapatoria, la sangre de la víctima clamará por justicia. Si se hace caso omiso a tal asunto, entonces Dios intervendrá. También pueda ser que se aparte Dios de aquella nación, y entonces será un llanto y un crujir de dientes. Así que a clamar por justicia verdadera en nuestros países, para que nuestra tierra no sea profanada.

ORACIÓN


Mi Dios que pueda entender claramente que significa tu justicia, tu rectitud, para que pueda yo andar en ella. Amén.

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