miércoles, 10 de abril de 2019

LECTURA 10 DE ABRIL

SEMANA 15 DÍA 100 (1 SAMUEL 9-12)

1 SAMUEL CAPÍTULO 9

SAÚL CONOCE A SAMUEL

 1 Había un hombre rico e influyente llamado Cis, de la tribu de Benjamín. Era hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, de la tribu de Benjamín.
 2 Su hijo Saúl era el hombre más apuesto en Israel; era tan alto que los demás apenas le llegaban a los hombros.
 3 Cierto día, los burros de Cis se extraviaron, y él le dijo a Saúl: Lleva a un siervo contigo y ve a buscar los burros.
 4 Así que Saúl tomó a un siervo y anduvo por la zona montañosa de Efraín, por la tierra de Salisa, por el área de Saalim y por toda la tierra de Benjamín, pero no pudieron encontrar los burros por ninguna parte.
 5 Finalmente, entraron a la región de Zuf y Saúl le dijo a su siervo: —Volvamos a casa. ¡Es probable que ahora mi padre esté más preocupado por nosotros que por los burros!
 6 Pero el siervo dijo: —¡Se me ocurre algo! En esta ciudad vive un hombre de Dios. La gente lo tiene en gran estima porque todo lo que dice se cumple. Vayamos a buscarlo; tal vez pueda decirnos por dónde ir.
 7 —Pero no tenemos nada que ofrecerle —respondió Saúl—. Hasta nuestra comida se acabó y no tenemos nada para darle.
 8 —Bueno —dijo el siervo—, tengo una pequeña pieza de plata. ¡Al menos, se la podemos ofrecer al hombre de Dios y ver qué pasa!
 9 (En esos días, si la gente quería recibir un mensaje de Dios, decía: Vamos a preguntarle al vidente, porque los profetas solían ser llamados videntes).
10 —Está bien —aceptó Saúl—, ¡hagamos el intento! Así que se encaminaron hacia la ciudad donde vivía el hombre de Dios.
11 Al ir subiendo la colina hacia la ciudad, se encontraron con unas jóvenes que salían a sacar agua. Entonces Saúl y su siervo les preguntaron: —¿Se encuentra por aquí el vidente?
12 —Sí —les contestaron—, sigan por este camino; él está junto a las puertas de la ciudad. Acaba de llegar para participar de un sacrificio público que se realizará arriba, en el lugar de adoración.
13 Apúrense para que lo puedan encontrar antes de que suba a comer. Los invitados no comenzarán a comer hasta que él llegue para bendecir los alimentos.
14 De modo que llegaron a la ciudad y, mientras entraban por las puertas, Samuel iba saliendo hacia ellos para subir al lugar de adoración.
15 Ahora bien, el SEÑOR le había dicho a Samuel el día anterior:
16 Mañana a esta hora te enviaré a un hombre de la tierra de Benjamín. Úngelo para que sea el líder de mi pueblo, Israel. Él lo librará de los filisteos, porque desde lo alto he mirado a mi pueblo con misericordia y he oído su clamor.
17 Cuando Samuel vio a Saúl, el SEÑOR le dijo: ¡Ese es el hombre del que te hablé! Él gobernará a mi pueblo.
18 Justo en ese momento, Saúl se acercó a Samuel a las puertas de la ciudad y le preguntó: —¿Podría decirme, por favor, dónde está la casa del vidente?
19 -¡Yo soy el vidente! —contestó Samuel—. Sube al lugar de adoración delante de mí. Allí comeremos juntos; en la mañana te diré lo que quieres saber y te enviaré de regreso.
20 Y no te preocupes por esos burros que se perdieron hace tres días, porque ya los encontraron. Además, estoy aquí para decirte que tú y tu familia son el centro de todas las esperanzas de Israel.
21 Saúl respondió: —¡Pero sólo soy de la tribu de Benjamín, la más pequeña de Israel, y mi familia es la menos importante de todas las familias de la tribu! ¿Por qué me habla usted de esa manera?
22 Luego Samuel llevó a Saúl y a su siervo al comedor y los sentó en la cabecera de la mesa, y así los honró más que a los treinta invitados especiales.
23 Después Samuel dio instrucciones al cocinero para que le sirviera a Saúl el mejor corte de carne, la porción que había sido reservada para el invitado de honor.
24 El cocinero trajo la carne y la puso frente a Saúl. Adelante, come —le dijo Samuel—, ¡lo había apartado para ti aun antes de que invitara a los demás! Así que ese día Saúl comió con Samuel.
25 Cuando bajaron del lugar de adoración y regresaron a la ciudad, Samuel llevó a Saúl a la azotea de la casa y allí le preparó una cama.
26 Al amanecer del día siguiente, Samuel llamó a Saúl: ¡Levántate! ¡Es hora de que sigas tu viaje! Así que Saúl se preparó y salió de la casa junto a Samuel.
27 Cuando llegaron a las afueras de la ciudad, Samuel le dijo a Saúl que mandara a su siervo que se adelantara. Después de que el siervo se fue, Samuel dijo: Quédate aquí, porque he recibido un mensaje especial para ti de parte de Dios.

1 SAMUEL CAPÍTULO 10

SAMUEL UNGE A SAÚL COMO REY

 1 Entonces Samuel tomó un frasco de aceite de oliva y lo derramó sobre la cabeza de Saúl. Besó a Saúl y dijo: Hago esto porque el SEÑOR te ha designado para que gobiernes a Israel, su posesión más preciada.
 2 Cuando me dejes hoy, verás a dos hombres junto a la tumba de Raquel en Selsa, en los límites del territorio de Benjamín. Ellos te dirán que los burros fueron encontrados y que tu padre dejó de preocuparse por ellos, pero que ahora está preocupado por ti. Está preguntando: «¿Han visto a mi hijo?».
 3 Cuando llegues al roble de Tabor, te encontrarás con tres hombres que van camino a Betel para adorar a Dios. Uno llevará tres cabritos, otro tendrá tres panes y el tercero un odre lleno de vino.
 4 Los tres hombres te saludarán y te ofrecerán dos panes, los cuales debes aceptar.
 5 Cuando llegues a Guibeá de Dios, donde está la guarnición de los filisteos, encontrarás a un grupo de profetas que desciende del lugar de adoración. Estarán tocando un arpa, una pandereta, una flauta y una lira, y estarán profetizando.
 6 En ese momento el Espíritu del SEÑOR vendrá poderosamente sobre ti y profetizarás con ellos. Serás transformado en una persona diferente.
 7 Después de que sucedan estas señales, haz lo que deba hacerse, porque Dios está contigo.
 8 Luego desciende a Gilgal delante de mí. Allí me encontraré contigo para sacrificar ofrendas quemadas y ofrendas de paz. Deberás esperar siete días hasta que yo llegue y te dé más instrucciones.

LAS SEÑALES DE SAMUEL SE CUMPLEN

 9 Mientras Saúl se daba vuelta para irse, Dios le dio un nuevo corazón, y todas las señales de Samuel se cumplieron en ese día.
10 Cuando Saúl y su siervo llegaron a Guibeá, vieron a un grupo de profetas que se les acercaba. Entonces el Espíritu de Dios vino poderosamente sobre Saúl, y él también comenzó a profetizar.
11 Cuando los que conocían a Saúl se enteraron de lo sucedido, exclamaron: ¿Qué? ¿Hasta Saúl es profeta? ¿Cómo se convirtió el hijo de Cis en profeta?
12 Además, uno de los que estaban allí dijo: ¿Cualquiera puede convertirse en profeta, sin importar quien sea su padre?. Este es el origen del dicho: ¿Hasta Saúl es profeta?
13 Cuando Saúl terminó de profetizar, subió al lugar de adoración.
14 —¿Dónde han estado? —les preguntó el tío de Saúl a él y a su siervo. — Estábamos buscando a los burros —le respondió Saúl—, pero no pudimos encontrarlos. Así que acudimos a Samuel para preguntarle dónde estaban.
15 —¡Ah! ¿Y qué dijo? —le preguntó su tío.
16 —Nos dijo que ya habían encontrado los burros —contestó Saúl. Pero Saúl no le contó a su tío lo que Samuel había dicho acerca del reino.

SAÚL ES PROCLAMADO REY

17 Después Samuel convocó a todo el pueblo de Israel para que se reuniera delante del SEÑOR en Mizpa,
18 y dijo: Esto es lo que el SEÑOR, Dios de Israel, ha declarado: «Los saqué de Egipto; los rescaté de los egipcios y de todas las naciones que los oprimían.
19 Pero aunque los rescaté de su miseria y aflicción, hoy han rechazado a su Dios y han dicho: «¡No, en lugar de Dios queremos un rey!». Por lo tanto, preséntense ahora delante del SEÑOR por tribus y clanes».
20 Entonces Samuel reunió a todas las tribus de Israel delante del SEÑOR, y por sorteo se eligió a la tribu de Benjamín.
21 Después llevó a cada familia de la tribu de Benjamín delante del SEÑOR, y se eligió a la familia de los Matri. Finalmente de entre ellos fue escogido Saúl hijo de Cis. Pero cuando lo buscaron, ¡había desaparecido!
22 Entonces le preguntaron al SEÑOR: —¿Dónde está? Y el SEÑOR contestó: — Está escondido entre el equipaje.
23 Así que lo encontraron y lo sacaron. Era tan alto que los demás apenas le llegaban al hombro.
24 Luego Samuel dijo a todo el pueblo: Este es el hombre que el SEÑOR ha escogido como su rey. ¡No hay nadie como él en todo Israel! Y todo el pueblo gritó: ¡Viva el rey!
25 Después, Samuel le explicó al pueblo cuales eran los derechos y las obligaciones de un rey. Los escribió en un rollo y lo puso delante del SEÑOR. Luego Samuel envió al pueblo a sus casas.
26 Cuando Saúl regresó a su casa en Guibeá lo acompañó un grupo de hombres a quienes Dios les había tocado el corazón.
27 Sin embargo, había unos sinvergüenzas que se quejaban: ¿Cómo puede este hombre salvarnos? Y lo despreciaban y se negaban a llevarle regalos; pero Saúl no les hizo caso. (Nahas, rey de los amonitas, había estado oprimiendo gravemente a los habitantes de Gad y de Rubén que vivían al oriente del río Jordán. Les sacó el ojo derecho a todos los israelitas que vivían allí, y no permitía que nadie viniera a rescatarlos. De hecho, de todos los israelitas que vivían al oriente del río Jordán, no había uno solo a quien Nahas no le hubiera sacado el ojo derecho. Pero había siete mil hombres que habían escapado de los amonitas y se habían establecido en Jabes de Galaad).

1 SAMUEL CAPÍTULO 11

SAÚL DERROTA A LOS AMONITAS

 1 Como un mes después, el rey Nahas de Amón dirigió a su ejército contra la ciudad israelita llamada Jabes de Galaad. Pero los habitantes de Jabes pidieron paz. —Haz un tratado con nosotros y seremos tus siervos —rogaron.
 2 —Está bien —dijo Nahas—, pero con una sola condición. ¡Le sacaré el ojo derecho a cada uno de ustedes para deshonrar a todo Israel!
 3 —¡Danos siete días para enviar mensajeros por todo Israel! —respondieron los ancianos de Jabes—. Si nadie viene a salvarnos, aceptaremos tus condiciones.
 4 Cuando los mensajeros llegaron a Guibeá de Saúl y le contaron al pueblo acerca de su aprieto, todos se echaron a llorar.
 5 Saúl había estado arando un campo con sus bueyes y, cuando regresó a la ciudad, preguntó: ¿Qué les pasa? ¿Por qué están llorando? Así que le contaron del mensaje de Jabes.
 6 Entonces el Espíritu de Dios vino con poder sobre Saúl y se enojó mucho.
 7 Así que, tomó dos bueyes, los cortó en pedazos y envió mensajeros para que los llevaran por todo Israel con el siguiente mensaje: ¡Esto es lo que le pasará a los bueyes del que se niegue a seguir a Saúl y a Samuel a la batalla! Entonces el SEÑOR hizo que la gente tuviera miedo del enojo de Saúl, por lo tanto todos salieron a la guerra como un solo hombre.
 8 Cuando Saúl los movilizó en Bezec, se dio cuenta de que había trescientos mil hombres de Israel y treinta mil de Judá.
 9 Entonces Saúl envió a los mensajeros de regreso a Jabes de Galaad para decir: ¡Los rescataremos mañana antes del mediodía! Cuando llegó el mensaje, ¡hubo gran alegría en toda la ciudad!
10 Así que los hombres de Jabes dijeron a sus enemigos: Mañana iremos a ustedes y podrán hacer con nosotros lo que quieran.
11 Pero a la mañana siguiente, antes del amanecer, Saúl llegó con su ejército dividido en tres destacamentos. Entonces atacó por sorpresa a los amonitas y los masacró durante toda la mañana. El resto del ejército amonita quedó tan disperso que no había dos de ellos juntos.
12 Entonces la gente clamó a Samuel: —¿Ahora, dónde están esos hombres que decían: «¿Por qué debe Saúl gobernarnos?»? ¡Tráiganlos aquí y los mataremos!
13 Pero Saúl respondió: —Nadie será ejecutado hoy, ¡porque este día el SEÑOR rescató a Israel!
14 Luego Samuel dijo a la gente: —¡Vengan, vamos todos a Gilgal para renovar el reino!
15 Así que todos fueron a Gilgal y en una ceremonia solemne delante del SEÑOR proclamaron rey a Saúl. Después ofrecieron ofrendas de paz al SEÑOR, y Saúl y todos los israelitas se llenaron de alegría.

1 SAMUEL CAPÍTULO 12

DISCURSO DE DESPEDIDA DE SAMUEL

 1 Entonces Samuel se dirigió a todo Israel: —He hecho lo que me han pedido y les he dado un rey.
 2 Ahora el rey es su líder. Estoy aquí delante de ustedes —un hombre ya viejo y canoso— y mis hijos les sirven. He sido su líder desde mi niñez hasta el día de hoy.
 3 Ahora testifiquen contra mí en presencia del SEÑOR y ante su ungido. ¿A quién le he robado un buey o un burro? ¿Alguna vez he estafado a alguno de ustedes? ¿Alguna vez los he oprimido? ¿Alguna vez he aceptado soborno o he pervertido la justicia? Díganmelo y corregiré cualquier cosa incorrecta que haya hecho.
 4 —No —le contestaron ellos—, nunca nos has engañado ni oprimido y nunca has aceptado soborno alguno.
 5 —El SEÑOR y su ungido son mis testigos hoy —declaró Samuel— de que mis manos están limpias. —Sí, él es nuestro testigo —respondieron.
 6 —Fue el SEÑOR quien designó a Moisés y a Aarón —continuó Samuel—. Él sacó a sus antepasados de la tierra de Egipto.
 7 Ahora, permanezcan aquí en silencio delante del SEÑOR mientras les recuerdo todas las grandes cosas que el SEÑOR ha hecho por ustedes y por sus antepasados.
 8 Cuando los israelitas estaban en Egipto y clamaron al SEÑOR, él envió a Moisés y a Aarón para rescatarlos de Egipto y traerlos a esta tierra.
 9 Sin embargo, los israelitas pronto se olvidaron del SEÑOR su Dios, entonces él los entregó a Sísara, el comandante del ejército de Hazor, y también a los filisteos y al rey de Moab, quienes lucharon contra ellos.
10 Entonces clamaron al SEÑOR nuevamente y confesaron: «Hemos pecado al apartarnos del SEÑOR y al rendir culto a las imágenes de Baal y Astarot. Pero te adoraremos a ti y sólo a ti si nos rescatas de nuestros enemigos».
11 Luego el SEÑOR envió a Gedeón, a Bedán, a Jefté y a Samuel para salvarlos, y ustedes vivieron a salvo.
12 Pero cuando tuvieron miedo de Nahas, rey de Amón, vinieron a mí y dijeron que querían un rey para que gobernara sobre ustedes, aun cuando el SEÑOR su Dios ya era su rey.
13 Está bien, aquí está el rey que han escogido. Ustedes lo pidieron y el SEÑOR se lo concedió.
14 Ahora, si ustedes temen al SEÑOR y lo adoran, si escuchan su voz y no se rebelan contra sus mandatos, entonces tanto ustedes como su rey demostrarán que reconocen al SEÑOR como su Dios.
15 Pero si se rebelan contra los mandatos del SEÑOR y rehúsan escucharlo, entonces su mano será tan dura con ustedes como ha sido con sus antepasados.
16 Ahora quédense aquí y vean la maravilla que el SEÑOR está a punto de hacer.
17 Ustedes saben que nunca llueve en esta época del año durante la cosecha de trigo. Le pediré al SEÑOR que hoy envíe truenos y lluvia. ¡Entonces se darán cuenta de qué tan perversos han sido al pedirle al SEÑOR un rey!
18 Entonces Samuel clamó al SEÑOR, y ese mismo día envió truenos y lluvia. Y todo el pueblo quedó aterrado del SEÑOR y de Samuel.
19 —¡Ora al SEÑOR tu Dios por nosotros o moriremos! —le dijeron a Samuel —. A nuestras faltas hemos agregado el pecado de pedir un rey.
20 —No teman —los tranquilizó Samuel—, de verdad han hecho mal, pero ahora asegúrense de adorar al SEÑOR con todo el corazón y no le den la espalda.
21 No vuelvan a rendir culto a ídolos despreciables que no pueden ayudarlos o rescatarlos, ¡son completamente inútiles!
22 El SEÑOR no abandonará a su pueblo, porque eso traería deshonra a su gran nombre. Pues le agradó al SEÑOR hacerlos su pueblo.
23 En cuanto a mí, ciertamente no pecaré contra el SEÑOR al dejar de orar por ustedes. Y seguiré enseñándoles lo que es bueno y correcto.
24 Por su parte, asegúrense de temer al SEÑOR y de servirlo fielmente. Piensen en todas las cosas maravillosas que él ha hecho por ustedes.
25 Pero si siguen pecando, ustedes y su rey serán destruidos.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Puedes dejar tu comentario acerca del tema que se esta tratando en el momento o responder a algún otro comentario que alguien haya dejado, pero no se permitirán comentarios obscenos, discriminatorios ni despreciativos en esta página.