viernes, 12 de abril de 2019

LECTURA 12 DE ABRIL

SEMANA 15 DÍA 102 (1 SAMUEL 15-17)

1 SAMUEL CAPÍTULO 15

SAÚL DESTRUYE A LOS AMALECITAS

 1 Cierto día, Samuel le dijo a Saúl: Fue el SEÑOR quien me dijo que te ungiera como rey de su pueblo, Israel. ¡Ahora escucha este mensaje del SEÑOR!
 2 Esto es lo que el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales ha declarado: «He decidido ajustar cuentas con la nación de Amalec por oponerse a Israel cuando salió de Egipto.
 3 Ve ahora y destruye por completo a toda la nación amalecita: hombres, mujeres, niños, recién nacidos, ganado, ovejas, cabras, camellos y burros».
 4 Entonces Saúl movilizó a su ejército en Telaim. Eran doscientos mil soldados de Israel y diez mil hombres de Judá.
 5 Después Saúl y su ejército fueron a una ciudad de los amalecitas y se pusieron al acecho en el valle.
 6 Saúl envió esta advertencia a los ceneos: Apártense de donde viven los amalecitas o morirán junto con ellos. Pues ustedes fueron bondadosos con el pueblo de Israel cuando salió de Egipto. Así que los ceneos empacaron sus cosas y se fueron.
 7 Luego Saúl mató a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, al oriente de Egipto.
 8 Capturó a Agag, el rey amalecita, pero destruyó por completo a todos los demás.
 9 Saúl y sus hombres le perdonaron la vida a Agag y se quedaron con lo mejor de las ovejas y las cabras, del ganado, de los becerros gordos y de los corderos; de hecho, con todo lo que les atrajo. Sólo destruyeron lo que no tenía valor o que era de mala calidad.

EL SEÑOR RECHAZA A SAÚL

10 Luego el SEÑOR le dijo a Samuel:
11 Lamento haber hecho a Saúl rey, porque no me ha sido leal y se ha negado a obedecer mi mandato. Al oírlo, Samuel se conmovió tanto que clamó al SEÑOR durante toda la noche.
12 Temprano a la mañana siguiente Samuel fue a buscar a Saúl. Alguien le dijo: Saúl fue a la ciudad de Carmelo a levantar un monumento en su propio honor y después continuó a Gilgal.
13 Cuando por fin Samuel lo encontró, Saúl lo saludó con alegría. —Que el SEÑOR te bendiga —le dijo—. Llevé a cabo el mandato del SEÑOR.
14 —Entonces, ¿qué es todo ese balido de ovejas y cabras, y ese mugido de ganado que oigo? —le preguntó Samuel.
15 —Es cierto que los soldados dejaron con vida lo mejor de las ovejas, las cabras y el ganado —admitió Saúl—, pero van a sacrificarlos al SEÑOR tu Dios. Hemos destruido todo lo demás.
16 Entonces Samuel le dijo a Saúl: —¡Basta! ¡Escucha lo que el SEÑOR me dijo anoche! —¿Qué te dijo? —preguntó Saúl.
17 Y Samuel le dijo: —Aunque te tengas en poca estima, ¿acaso no eres el líder de las tribus de Israel? El SEÑOR te ungió como rey de Israel,
18 te envió en una misión y te dijo: «Ve y destruye por completo a los pecadores —a los amalecitas— hasta que todos estén muertos».
19 ¿Por qué no obedeciste al SEÑOR? ¿Por qué te apuraste a tomar del botín y a hacer lo que es malo a los ojos del SEÑOR?
20 —¡Pero yo sí obedecí al SEÑOR! —insistió Saúl—. ¡Cumplí la misión que él me encargó! Traje al rey Agag, pero destruí a todos los demás.
21 Entonces mis tropas llevaron lo mejor de las ovejas, de las cabras, del ganado y del botín para sacrificarlos al SEÑOR tu Dios en Gilgal.
22 Pero Samuel respondió: —¿Qué es lo que más le agrada al SEÑOR: tus ofrendas quemadas y sacrificios, o que obedezcas a su voz? ¡Escucha! La obediencia es mejor que el sacrificio, y la sumisión es mejor que ofrecer la grasa de carneros.
23 La rebelión es tan pecaminosa como la hechicería, y la terquedad, tan mala como rendir culto a ídolos. Así que, por cuanto has rechazado el mandato del SEÑOR, él te ha rechazado como rey.

SAÚL IMPLORA PERDÓN

24 Entonces Saúl le confesó a Samuel: —Es cierto, he pecado. He desobedecido tus instrucciones y el mandato del SEÑOR, porque tuve miedo del pueblo y por eso hice lo que ellos me pidieron.
25 Pero ahora, por favor, perdona mi pecado y regresa conmigo para que pueda adorar al SEÑOR.
26 Pero Samuel respondió: —¡No volveré contigo! Ya que tú rechazaste el mandato del SEÑOR, él te ha rechazado como rey de Israel.
27 Cuando Samuel se dio vuelta para irse, Saúl trató de detenerlo y rasgó el borde de su túnica.
28 Entonces Samuel le dijo: —Hoy el SEÑOR te ha arrancado el reino de Israel y se lo ha dado a otro: a uno que es mejor que tú.
29 Y aquél que es la Gloria de Israel, no mentirá ni cambiará de parecer porque no es humano para que cambie de parecer.
30 Entonces Saúl volvió a implorar: —Sé que he pecado. Pero al menos te ruego que me honres ante los ancianos de mi pueblo y ante Israel al volver conmigo para que adore al SEÑOR tu Dios.
31 Entonces Samuel por fin accedió y regresó con él, y Saúl adoró al SEÑOR.

SAMUEL EJECUTA AL REY AGAG

32 Luego Samuel dijo: —Tráiganme al rey Agag. Agag llegó lleno de esperanza, porque pensó: ¡Seguramente ya pasó lo peor, y he sido librado de la muerte!
33 Pero Samuel le dijo: —Como tu espada ha matado a los hijos de muchas madres, ahora tu madre se quedará sin hijos. Y Samuel cortó a Agag en pedazos delante del SEÑOR en Gilgal.
34 Después Samuel fue a su casa en Ramá, y Saúl regresó a su casa en Guibeá de Saúl.
35 Samuel nunca más volvió a ver a Saúl, pero lloraba por él constantemente. Y el SEÑOR se lamentó de haber hecho a Saúl rey de Israel.

1 SAMUEL CAPÍTULO 16

SAMUEL UNGE A DAVID COMO REY

 1 Ahora bien, el SEÑOR le dijo a Samuel: —Ya has hecho suficiente duelo por Saúl. Lo he rechazado como rey de Israel, así que llena tu frasco con aceite de oliva y ve a Belén. Busca a un hombre llamado Isaí que vive allí, porque he elegido a uno de sus hijos para que sea mi rey.
 2 Pero Samuel le preguntó: —¿Cómo puedo hacerlo? Si Saúl llega a enterarse, me matará. —Lleva contigo una novilla —le contestó el SEÑOR— y di que has venido para ofrecer un sacrificio al SEÑOR.
 3 Invita a Isaí al sacrificio, y te mostraré a cuál de sus hijos ungirás para mí.
 4 Así que Samuel hizo como el SEÑOR le indicó. Cuando llegó a Belén, los ancianos del pueblo salieron a su encuentro temblando. —¿Qué pasa? —le preguntaron—. ¿Vienes en son de paz?
 5 —Sí —contestó Samuel—, vine para ofrecer un sacrificio al SEÑOR. Purifíquense y vengan conmigo al sacrificio. Luego Samuel realizó el rito de purificación para Isaí y sus hijos y también los invitó al sacrificio.
 6 Cuando llegaron, Samuel se fijó en Eliab y pensó: ¡Seguramente éste es el ungido del SEÑOR!
 7 Pero el SEÑOR le dijo a Samuel: —No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El SEÑOR no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el SEÑOR mira el corazón.
 8 Entonces Isaí le dijo a su hijo Abinadab que caminara delante de Samuel. Pero Samuel dijo: —Este no es el que el SEÑOR ha elegido.
 9 Después Isaí llamó a Simea, pero Samuel dijo: —Tampoco es este a quien el SEÑOR ha elegido.
10 De la misma manera, Isaí le presentó sus siete hijos a Samuel. Pero Samuel le dijo: —El SEÑOR no ha elegido a ninguno de ellos.
11 Después Samuel preguntó: —¿Son éstos todos los hijos que tienes? — Queda todavía el más joven —contestó Isaí—. Pero está en el campo cuidando las ovejas y las cabras. —Manda llamarlo de inmediato —dijo Samuel—. No nos sentaremos a comer hasta que él llegue.
12 Entonces Isaí mandó a buscarlo. El joven era trigueño y apuesto, y de hermosos ojos. Y el SEÑOR dijo: —Este es, úngelo.
13 Al estar David de pie entre sus hermanos, Samuel tomó el frasco de aceite de oliva que había traído y ungió a David con el aceite. Y el Espíritu del SEÑOR vino con gran poder sobre David a partir de ese día. Luego Samuel regresó a Ramá.

DAVID SIRVE EN LA CORTE DE SAÚL

14 Ahora bien, el Espíritu del SEÑOR se había apartado de Saúl, y el SEÑOR envió un espíritu atormentador.
15 Algunos de los siervos de Saúl le dijeron: —Un espíritu atormentador de parte de Dios te está afligiendo.
16 Busquemos a un buen músico para que toque el arpa cada vez que el espíritu atormentador te aflija. Tocará música relajante, y dentro de poco estarás bien.
17 —Me parece bien —dijo Saúl—. Búsquenme a alguien que toque bien y tráiganlo aquí.
18 Entonces un siervo le dijo a Saúl: —Uno de los hijos de Isaí de Belén tiene mucho talento para tocar el arpa. No sólo eso, es un guerrero valiente, un hombre de guerra y de buen juicio. También es un joven bien parecido y el SEÑOR está con él.
19 Entonces Saúl mandó mensajeros a Isaí para decirle: Envíame a tu hijo David, el pastor.
20 Isaí hizo caso y envió a su hijo David a Saúl, junto con un cabrito, un burro cargado de pan y un cuero lleno de vino.
21 Así que David llegó a donde estaba Saúl y quedó a su servicio. Saúl llegó a apreciar mucho a David, y el joven se convirtió en su escudero.
22 Luego Saúl mandó un recado a Isaí con una petición: Por favor, permite que David quede a mi servicio, porque me simpatiza mucho.
23 Y cada vez que el espíritu atormentador de parte de Dios afligía a Saúl, David tocaba el arpa. Entonces Saúl se sentía mejor, y el espíritu atormentador se iba.

1 SAMUEL CAPÍTULO 17

GOLIAT DESAFÍA A LOS ISRAELITAS

 1 Los filisteos reunieron su ejército para la batalla y acamparon en Efes-damim, que queda entre Soco en Judá y Azeca.
 2 Saúl respondió reuniendo a las tropas israelitas cerca del valle de Ela.
 3 De modo que los filisteos y los israelitas quedaron frente a frente en montes opuestos, separados por el valle.
 4 Luego Goliat, un campeón filisteo de Gat, salió de entre las filas de los filisteos para enfrentarse a las fuerzas de Israel. ¡Medía casi tres metros de altura!
 5 Llevaba un casco de bronce y su cota de malla, hecha de bronce, pesaba cincuenta y siete kilos.
 6 También tenía puestos protectores de bronce en las piernas y llevaba una jabalina de bronce sobre el hombro.
 7 El asta de su lanza era tan pesada y gruesa como un rodillo de telar, con una punta de hierro que pesaba casi siete kilos. Su escudero iba delante de él.
 8 Entonces Goliat se detuvo y gritó mofándose de los israelitas: ¿Por qué salen todos ustedes a pelear? Yo soy el campeón filisteo, pero ustedes no son más que siervos de Saúl. ¡Elijan a un hombre para que venga aquí a pelear conmigo!
 9 Si me mata, entonces seremos sus esclavos; pero si yo lo mato a él, ¡ustedes serán nuestros esclavos!
10 ¡Hoy desafío a los ejércitos de Israel! ¡Envíenme a un hombre que me enfrente!
11 Cuando Saúl y los israelitas lo escucharon, quedaron aterrados y profundamente perturbados.

ISAÍ ENVÍA A DAVID AL CAMPAMENTO DE SAÚL

12 Ahora bien, David era hijo de un hombre llamado Isaí, un efrateo de Belén, en la tierra de Judá. En ese tiempo Isaí era anciano y tenía ocho hijos.
13 Sus tres hijos mayores —Eliab, Abinadab y Simea — ya se habían unido al ejército de Saúl para pelear contra los filisteos.
14 David era el menor de los hijos. Sus tres hermanos mayores se quedaron con el ejército de Saúl,
15 pero David iba y venía para ayudar a su padre con las ovejas en Belén.
16 Durante cuarenta días, cada mañana y cada tarde, el campeón filisteo se paseaba dándose aires delante del ejército israelita.
17 Un día, Isaí le dijo a David: Toma esta canasta de grano tostado y estos diez panes, y llévaselos de prisa a tus hermanos.
18 Y dale estos diez pedazos de queso a su capitán. Averigua cómo están tus hermanos y tráeme un informe de cómo les va.
19 Los hermanos de David estaban con Saúl y el ejército israelita en el valle de Ela, peleando contra los filisteos.
20 Así que temprano a la mañana siguiente, David dejó las ovejas al cuidado de otro pastor y salió con los regalos, como Isaí le había indicado. Llegó al campamento justo cuando el ejército de Israel salía al campo de batalla dando gritos de guerra.
21 Poco tiempo después las fuerzas israelitas y filisteas quedaron frente a frente, ejército contra ejército.
22 David dejó sus cosas con el hombre que guardaba las provisiones y se apresuró a ir hacia las filas para saludar a sus hermanos.
23 Mientras hablaba con ellos, Goliat, el campeón filisteo de Gat, salió de entre las tropas filisteas. En ese momento, David lo escuchó gritar sus ya acostumbradas burlas al ejército de Israel.
24 Tan pronto como las tropas israelitas lo vieron, comenzaron a huir espantadas.
25 —¿Ya vieron al gigante? —preguntaban los hombres—. Sale cada día a desafiar a Israel. El rey ha ofrecido una enorme recompensa a cualquiera que lo mate. ¡A ese hombre le dará una de sus hijas como esposa y toda su familia quedará exonerada de pagar impuestos!
26 David les preguntó a los soldados que estaban cerca de él: —¿Qué recibirá el hombre que mate al filisteo y ponga fin a su desafío contra Israel? Y a fin de cuentas, ¿quién es este filisteo pagano, al que se le permite desafiar a los ejércitos del Dios viviente?
27 Estos hombres le dieron a David la misma respuesta. Le dijeron: — Efectivamente, esa es la recompensa por matarlo.
28 Pero cuando Eliab, el hermano mayor de David, lo oyó hablar con los hombres, se enojó. —¿Qué estás haciendo aquí? —le reclamó—. ¿Qué pasó con esas pocas ovejas que se supone que deberías estar cuidando? Conozco tu orgullo y tu engaño. ¡Sólo quieres ver la batalla!
29 —¿Qué hice ahora? —contestó David—. ¡Sólo hacía una pregunta!
30 Entonces caminó hacia otros y les preguntó lo mismo, y recibió la misma respuesta.
31 Entonces le contaron a Saúl la pregunta de David, y el rey mandó llamarlo.

DAVID MATA A GOLIAT

32 —No te preocupes por este filisteo —le dijo David a Saúl—. ¡Yo iré a pelear contra él!
33 —¡No seas ridículo! —respondió Saúl—. ¡No hay forma de que tú puedas pelear contra ese filisteo y ganarle! Eres tan sólo un muchacho, y él ha sido un hombre de guerra desde su juventud.
34 Pero David insistió: —He estado cuidando las ovejas y las cabras de mi padre. Cuando un león o un oso vienen para robar un cordero del rebaño,
35 yo lo persigo con un palo y rescato el cordero de su boca. Si el animal me ataca, lo tomo de la quijada y lo golpeo hasta matarlo.
36 Lo he hecho con leones y con osos, y lo haré también con este filisteo pagano, ¡porque ha desafiado a los ejércitos del Dios viviente!
37 ¡El mismo SEÑOR que me rescató de las garras del león y del oso me rescatará de este filisteo! Así que Saúl por fin accedió: —Está bien, adelante. ¡Y que el SEÑOR esté contigo!
38 Después Saúl le dio a David su propia armadura: un casco de bronce y una cota de malla.
39 David se los puso, se ciñó la espada y probó dar unos pasos porque nunca antes se había vestido con algo semejante. —No puedo andar con todo esto —le dijo a Saúl—. No estoy acostumbrado a usarlo. Así que David se lo quitó.
40 Tomó cinco piedras lisas de un arroyo y las metió en su bolsa de pastor. Luego, armado únicamente con su vara de pastor y su honda, comenzó a cruzar el valle para luchar contra el filisteo.
41 Goliat caminaba hacia David con su escudero delante de él,
42 mirando con desdén al muchacho de mejillas sonrosadas.
43 —¿Soy acaso un perro —le rugió a David— para que vengas contra mí con un palo? Y maldijo a David en nombre de sus dioses.
44 —¡Ven aquí, y les daré tu carne a las aves y a los animales salvajes! — gritó Goliat.
45 David le respondió al filisteo: —Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo contra ti en nombre del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien tú has desafiado.
46 Hoy el SEÑOR te conquistará, y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Y luego daré los cadáveres de tus hombres a las aves y a los animales salvajes, ¡y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel!
47 Todos los que están aquí reunidos sabrán que el SEÑOR rescata a su pueblo, pero no con espada ni con lanza. ¡Esta es la batalla del SEÑOR, y los entregará a ustedes en nuestras manos!
48 Cuando Goliat se acercó para atacarlo, David fue corriendo para enfrentarse con él.
49 Metió la mano en su bolsa de pastor, sacó una piedra, la lanzó con su honda y golpeó al filisteo en la frente. La piedra se le incrustó allí y Goliat se tambaleó y cayó de cara al suelo.
50 Así David triunfó sobre el filisteo con sólo una honda y una piedra, porque no tenía espada.
51 Después David corrió y sacó de su vaina la espada de Goliat y la usó para matarlo y cortarle la cabeza.

ISRAEL DERROTA A LOS FILISTEOS

Cuando los filisteos vieron que su campeón estaba muerto, se dieron la vuelta y huyeron.
52 Así que los hombres de Israel y Judá dieron un gran grito de triunfo y corrieron tras los filisteos, persiguiéndolos tan lejos como Gat y hasta las puertas de Ecrón. Los cuerpos de los filisteos muertos y heridos estuvieron esparcidos a lo largo del camino de Saaraim, hasta Gat y Ecrón.
53 Luego el ejército de Israel regresó y saqueó el campamento abandonado de los filisteos.
54 (David llevó la cabeza del filisteo a Jerusalén, pero guardó la armadura en su propia carpa).
55 Al observar a David pelear contra el filisteo, Saúl le preguntó a Abner, el comandante de su ejército: —Abner, ¿quién es el padre de este muchacho? —En realidad no lo sé —declaró Abner.
56 —Bueno, ¡averigua quién es! —le dijo el rey.
57 Tan pronto como David regresó de matar a Goliat, Abner lo llevó ante Saúl con la cabeza del filisteo todavía en la mano.
58 —Dime quién es tu padre, muchacho —le dijo Saúl. —Su nombre es Isaí, y vivimos en Belén —contestó David.





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