martes, 2 de abril de 2019

LECTURA 2 DE ABRIL

SEMANA 14 DÍA 3 (JUECES 8-9)

JUECES CAPÍTULO 8


GEDEÓN MATA A ZEBA Y A ZALMUNA


 1 Entonces la gente de Efraín le preguntó a Gedeón: —¿Por qué nos has tratado así? ¿Por qué no nos llamaste desde el principio cuando saliste a pelear con los madianitas? Y tuvieron una fuerte discusión con Gedeón.
 2 Pero Gedeón les contestó: —¿Qué he logrado yo comparado con lo que han hecho ustedes? ¿Acaso los racimos olvidados de la cosecha de Efraín no son mucho mejores que todos los cultivos de mi pequeño clan de Abiezer?
 3 Dios les dio a ustedes la victoria sobre Oreb y Zeeb, los comandantes del ejército madianita. ¿Qué he logrado yo en comparación con eso? Cuando los hombres de Efraín oyeron la respuesta de Gedeón, se calmó su enojo.
 4 Luego Gedeón cruzó el río Jordán con sus trescientos hombres y, aunque estaban agotados, continuaron persiguiendo al enemigo.
 5 Cuando llegaron a Sucot, Gedeón les pidió a los líderes de la ciudad: —Por favor, denles algo de comer a mis guerreros. Están muy cansados. Estoy persiguiendo a Zeba y a Zalmuna, los reyes de Madián.
 6 Pero los líderes de Sucot le respondieron: —Primero captura a Zeba y a Zalmuna, y después alimentaremos a tu ejército.
 7 Entonces Gedeón les dijo: —Cuando el SEÑOR me dé la victoria sobre Zeba y Zalmuna, volveré y les desgarraré la carne con espinos y zarzas del desierto.
 8 Desde allí Gedeón subió a Peniel y una vez más pidió alimentos, pero obtuvo la misma respuesta.
 9 Así que le dijo a la gente de Peniel: Cuando vuelva victorioso, derribaré esta torre.
10 Para entonces, Zeba y Zalmuna se encontraban en Carcor con quince mil guerreros, que era todo lo que quedaba de los ejércitos aliados del oriente, porque ya habían matado a ciento veinte mil.
11 Entonces Gedeón rodeó por la ruta de las caravanas que está al oriente de Noba y Jogbeha, y tomó al ejército madianita por sorpresa.
12 Así que Zeba y Zalmuna, los dos reyes madianitas, huyeron, pero Gedeón los persiguió y capturó a todos sus guerreros.
13 Después, Gedeón regresó de la batalla por el paso de Heres.
14 Allí capturó a un joven de Sucot y le exigió que pusiera por escrito los nombres de los setenta y siete líderes y ancianos de la ciudad.
15 Luego regresó a Sucot y les dijo a los líderes: Aquí están Zeba y Zalmuna. Cuando pasamos por aquí antes, ustedes se burlaron de mí diciendo: «Primero captura a Zeba y a Zalmuna, y después alimentaremos a tu agotado ejército».
16 Entonces Gedeón tomó a los ancianos de la ciudad y los castigó con espinas y zarzas del desierto para darles una lección.
17 También derribó la torre de Peniel y mató a todos los hombres de la ciudad.
18 Después les preguntó a Zeba y a Zalmuna: —Los hombres que ustedes mataron en Tabor, ¿cómo eran? —Se parecían a ti —le contestaron—, todos tenían el aspecto de un hijo de rey.
19 —¡Eran mis hermanos, los hijos de mi propia madre! —exclamó Gedeón —. Tan cierto como que el SEÑOR vive, les aseguro que no los mataría si ustedes no los hubieran matado a ellos.
20 Volviéndose a Jeter, su hijo mayor, le dijo: —¡Mátalos! Pero Jeter no sacó la espada, porque era apenas un muchacho y tenía miedo.
21 Entonces Zeba y Zalmuna le dijeron a Gedeón: —¡Sé hombre! ¡Mátanos tú mismo! Entonces Gedeón los mató a los dos y tomó los adornos reales que sus camellos llevaban en el cuello.

EL EFOD SAGRADO DE GEDEÓN

22 Entonces los israelitas dijeron a Gedeón: —¡Gobiérnanos! Tú y tu hijo y tu nieto serán nuestros gobernantes, porque nos has rescatado de Madián.
23 Pero Gedeón respondió: —Yo no los gobernaré ni tampoco mi hijo. ¡El SEÑOR los gobernará!
24 Sin embargo, tengo una petición que hacerles: que cada uno de ustedes me dé un arete del botín que recogieron de sus enemigos caídos.(Como los enemigos eran ismaelitas, todos usaban aretes de oro).
25 —¡Con todo gusto! —le contestaron. Así que extendieron una capa, y cada uno de ellos echó un arete de oro que había recogido del botín.
26 Todos los aretes de oro pesaron unos diecinueve kilos, sin contar los ornamentos reales ni los pendientes ni la ropa de púrpura usada por los reyes de Madián, ni las cadenas que sus camellos llevaban en el cuello.
27 Entonces Gedeón hizo un efod sagrado con el oro y lo puso en Ofra, su pueblo natal. Pero pronto todos los israelitas se prostituyeron al rendir culto a ese efod, el cual se convirtió en una trampa para Gedeón y su familia.
28 Esa es la historia de cómo el pueblo de Israel derrotó a Madián, y este nunca se recuperó. Y hubo paz en la tierra durante el resto de la vida de Gedeón, unos cuarenta años más.
29 Luego Gedeón, hijo de Joás, volvió a su casa.
30 Le nacieron setenta hijos varones, porque tuvo muchas esposas.
31 Además tuvo una concubina en Siquem que le dio un hijo, a quien él llamó Abimelec.
32 Gedeón murió muy anciano, y fue enterrado en la tumba de su padre Joás, en ofra, en la tierra del clan de Abiezer.
33 En cuanto murió Gedeón, los israelitas se prostituyeron al rendir culto a las imágenes de Baal y al hacer a Baal-berit su dios.
34 Se olvidaron del SEÑOR su Dios, quien los había rescatado de todos los enemigos que los rodeaban.
35 Tampoco mostraron lealtad alguna con la familia de Jerobaal (es decir, Gedeón), a pesar de todo el bien que él había hecho por Israel.

JUECES CAPÍTULO 9

ABIMELEC GOBIERNA EN SIQUEM


 1 Un día Abimelec, hijo de Gedeón, fue a Siquem para visitar a sus tíos, los hermanos de su madre. Les dijo a ellos y al resto de su familia materna:
 2 Pregúntenles a los ciudadanos prominentes de Siquem si prefieren ser gobernados por los setenta hijos de Gedeón o por un solo hombre. ¡Y recuerden que soy de la misma sangre que ustedes!
 3 Entonces los tíos de Abimelec transmitieron ese mensaje a los ciudadanos de Siquem. Y después de escuchar la propuesta, el pueblo de Siquem decidió por Abimelec, porque era pariente de ellos.
 4 Le dieron setenta monedas de plata del templo de Baal-berit, las cuales él usó para contratar a unos hombres alborotadores e imprudentes que aceptaron seguirlo.
 5 Fue a la casa de su padre en Ofra y allí, sobre una misma piedra, mató a sus setenta medio hermanos, los hijos de Gedeón. Pero Jotam, el hermano más pequeño, escapó y se escondió.
 6 Entonces todos los ciudadanos prominentes de Siquem y de Bet-milo convocaron una reunión bajo el roble que está junto a la columna de Siquem y proclamaron rey a Abimelec.

PARÁBOLA DE JOTAM

 7 Cuando Jotam se enteró, subió a la cima del monte Gerizim y gritó: ¡Escúchenme, ciudadanos de Siquem! ¡Escúchenme a mí si quieren que Dios los escuche a ustedes!
 8 Cierta vez los árboles decidieron elegir un rey. Primero le dijeron al olivo: «¡Reina sobre nosotros!».
 9 Pero el olivo se negó diciendo: «¿Dejaría yo de producir el aceite de oliva que bendice a Dios y a la gente, sólo para mecerme por encima de los árboles?».
10 Entonces le dijeron a la higuera: «¡Reina sobre nosotros!».
11 Pero la higuera también se negó diciendo: «¿Dejaría yo de producir mi dulce fruto, sólo para mecerme por encima de los árboles?».
12 Entonces le dijeron a la vid: «¡Reina sobre nosotros!».
13 Pero la vid también se negó diciendo: «¿Dejaría yo de producir el vino que alegra a Dios y a la gente, sólo para mecerme por encima de los árboles?».
14 Finalmente todos los árboles le dijeron al espino: «¡Reina sobre nosotros!».
15 Y el espino les respondió a los árboles: «Si realmente quieren que yo sea su rey, vengan a refugiarse bajo mi sombra. Si no, que salga fuego de mí y consuma los cedros del Líbano».
16 Jotam continuó: Ahora asegúrense de haber actuado honorablemente y de buena fe al elegir como rey a Abimelec, y de haberse portado bien con Gedeón y todos sus descendientes. ¿Lo trataron con la honra que se merece por todo lo que realizó?
17 Pues él luchó por ustedes y arriesgó su vida cuando los rescató de los madianitas.
18 Pero hoy ustedes se rebelaron contra mi padre y sus descendientes al matar a sus setenta hijos sobre una misma piedra. Y escogieron a Abimelec, hijo de su esclava, para que sea rey de ustedes, sólo porque es su pariente.
19 Si hoy han actuado honorablemente y de buena fe hacia Gedeón y sus descendientes, entonces que tengan alegría con Abimelec y que él tenga alegría con ustedes.
20 Pero si no han actuado de buena fe, ¡que salga fuego de Abimelec y consuma a los ciudadanos prominentes de Siquem y de Bet-milo, y que salga fuego de los ciudadanos de Siquem y de Bet-milo y consuma a Abimelec!
21 Entonces Jotam huyó y se fue a vivir a Beer, porque le tenía miedo a su hermano Abimelec.

SIQUEM SE REBELA CONTRA ABIMELEC

22 Tres años después de que Abimelec comenzó a gobernar a Israel,
23 Dios envió un espíritu que generó conflictos entre Abimelec y los ciudadanos prominentes de Siquem, quienes finalmente se rebelaron.
24 Dios estaba castigando a Abimelec por haber asesinado a los setenta hijos de Gedeón, y a los ciudadanos de Siquem por apoyarlo en esa traición de asesinar a sus hermanos.
25 Los ciudadanos de Siquem le tendieron una emboscada a Abimelec en las cumbres de las colinas y robaban a todo el que pasara por allí. Pero alguien alertó a Abimelec acerca de la conspiración.
26 Un día Gaal, hijo de Ebed, se mudó a Siquem con sus hermanos y se ganó la confianza de los ciudadanos prominentes de Siquem.
27 Durante el festival anual de la cosecha en Siquem, celebrado en el templo del dios local, hubo vino en abundancia, y todos comenzaron a maldecir a Abimelec.
28 ¿Quién es ese Abimelec? —gritó Gaal—. No es un hijo legítimo de Siquem. Entonces, ¿por qué debemos ser sus siervos? Él no es más que un hijo de Gedeón, y ese Zebul sólo es su ayudante. Sirvan a los verdaderos hijos de Hamor, el fundador de Siquem. ¿Por qué tenemos que servir a Abimelec?
29 Si yo fuera el encargado aquí, me desharía de Abimelec. Le diría: «¡Búscate unos soldados y sal a pelear!».
30 Pero cuando Zebul, el jefe de la ciudad, oyó lo que Gaal decía, se puso furioso.
31 Le envió mensajeros a Abimelec, quien estaba en Aruma, para decirle: Gaal, hijo de Ebed, y sus hermanos se han mudado a Siquem, y ahora están incitando a la ciudad a rebelarse contra ti.
32 Ven con un ejército esta noche y escóndete en los campos.
33 Por la mañana, a la salida del sol, ataca la ciudad. Cuando Gaal y los que lo acompañan salgan contra ti, podrás hacer con ellos lo que quieras.
34 Entonces Abimelec y todos sus hombres fueron de noche, se dividieron en cuatro grupos y se posicionaron alrededor de Siquem.
35 Gaal estaba parado junto a las puertas de la ciudad cuando Abimelec y su ejército salieron de su escondite.
36 Al verlos, Gaal le dijo a Zebul: —¡Mira, hay gente bajando de las cumbres! —Parecen hombres pero son nada más sombras reflejadas en las colinas —contestó Zebul.
37 Pero Gaal insistió: —¡No! Hay gente bajando de las colinas. Y otro grupo viene por el camino que pasa por el Roble de los Adivinos.
38 Entonces Zebul se volvió contra él y preguntó: —¿Y qué pasó con esa boca grande tuya que presume tanto? Acaso no fuiste tú el que dijo: «¿Quién es ese Abimelec y por qué debemos ser sus siervos?». ¡Te burlaste de esos hombres, y ahora están en las afueras de la ciudad! ¡Sal a pelear contra ellos!
39 Entonces Gaal marchó al frente de los ciudadanos prominentes de Siquem a la batalla contra Abimelec.
40 Pero Abimelec lo persiguió, y muchos de los hombres de Siquem cayeron heridos por el camino cuando se retiraban hacia la entrada de la ciudad.
41 Entonces Abimelec regresó a Aruma, y Zebul expulsó de Siquem a Gaal y a sus hermanos.
42 Al día siguiente, la gente de Siquem salió a los campos para pelear. Cuando Abimelec se enteró,
43 dividió a sus hombres en tres grupos y tendió una emboscada en los campos. Cuando vio que algunos hombres salían de la ciudad, él y su grupo saltaron de su escondite y los atacaron.
44 Abimelec y sus hombres tomaron por asalto la puerta de la ciudad para impedir que los de Siquem volvieran a entrar, mientras los otros dos grupos de Abimelec mataban a la gente en los campos.
45 La batalla duró todo el día, hasta que finalmente Abimelec tomó la ciudad. Entonces mató a los habitantes, redujo la ciudad a escombros y esparció sal por todo el suelo.
46 Cuando los ciudadanos prominentes que vivían en la torre de Siquem se enteraron de lo sucedido, corrieron a esconderse en el templo de Baal-berit.
47 Alguien le informó a Abimelec que los ciudadanos se habían juntado en el templo,
48 entonces él llevó a sus tropas al monte Salmón. Tomó un hacha, cortó ramas de un árbol y se las puso al hombro. ¡Rápido, hagan lo mismo que hice yo!, dijo a sus hombres.
49 Entonces, siguiendo el ejemplo de Abimelec, cada uno de ellos cortó ramas. Amontonaron las ramas contra las paredes del templo y les prendieron fuego. Así murieron todos los que vivían en la torre de Siquem, unas mil personas, tanto hombres como mujeres.
50 Luego Abimelec atacó la ciudad de Tebes y la tomó.
51 Pero había una torre fuerte dentro de la ciudad, y todos los habitantes, hombres y mujeres, corrieron a refugiarse allí. Se atrincheraron en su interior y subieron al techo de la torre.
52 Entonces Abimelec los siguió para atacar la torre; pero cuando se preparaba para prenderle fuego a la entrada,
53 desde el techo, una mujer tiró una piedra de molino, que cayó sobre la cabeza de Abimelec, y le partió el cráneo.
54 Enseguida él le dijo a su joven escudero: ¡Saca tu espada y mátame! ¡Que no se diga que una mujer mató a Abimelec! Así que el joven lo atravesó con su espada, y él murió.
55 Cuando los hombres de Abimelec lo vieron muerto, se desbandaron y regresaron a sus casas.
56 De esa forma, Dios castigó a Abimelec por el mal que había hecho contra su padre al matar a sus setenta hermanos.
57 Dios también castigó a los hombres de Siquem por toda su maldad. Así se cumplió la maldición de Jotam, hijo de Gedeón.


REFLEXIÓN

DIOS SIEMPRE COBRA SUS DEUDAS

De esa forma, Dios castigó a Abimelec por el mal que había hecho contra su padre al matar a sus setenta hermanos. Dios también castigó a los hombres de Siquem por toda su maldad. Así se cumplió la maldición de Jotam, hijo de Gedeón. (Jueces 9:56-57)

Todo el que tenga cuentas pendientes con Dios, debe saber que Él no deja nada a la deriva y sin castigo. Todo lo que hacemos tiene consecuencias, sea bueno o sea malo. Lo bueno Dios se encarga de exaltarlo, lo malo siempre tendrá su recompensa también. Abimelec triunfó sobre Siquem, pero ese fue el castigo de ellos por apoyarlo en su maldad. Luego se siente envalentonado y va contra otras ciudades, pero entonces recibe el pago por sus obras. A veces nos molestamos porque el mal triunfa, pero Dios siempre esta trabajando. El hace todas las cosas perfectas, el hace que se junten los malos para luego ejecutar su juicio. Sus juicios son completos, nadie escapa de ellos. No podemos equivocarnos con esto, solo no dejemos cuentas sin saldar con Dios.

ORACIÓN

Mi Dios ayúdame a darme cuenta siempre cual es tu voluntad, que no me confunda con la mía. Amén.



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