SEMANA 14 DÍA 6 (JUECES 16-18)
JUECES CAPÍTULO 16
SANSÓN SE LLEVA LAS PUERTAS DE GAZA
1 Cierto día Sansón fue a la ciudad filistea de Gaza y pasó la noche con una prostituta.
2 Pronto corrió la voz de que Sansón estaba allí, así que los hombres de Gaza se reunieron y esperaron toda la noche en las puertas de la ciudad. Se mantuvieron en silencio durante la noche mientras se decían: Con la luz de la mañana, lo mataremos.
3 Pero Sansón estuvo acostado solamente hasta la medianoche. Luego se levantó, agarró las puertas de la ciudad con los dos postes y las levantó con tranca y todo. Se las puso sobre los hombros y las llevó a cuestas hasta la cima de la colina situada frente a Hebrón.
SANSÓN Y DALILA
4 Tiempo después, Sansón se enamoró de una mujer llamada Dalila, que vivía en el valle de Sorec.
5 Los gobernantes de los filisteos fueron a verla y le dijeron: Seduce a Sansón para que te diga qué lo hace tan fuerte, y cómo es posible dominarlo y atarlo sin que se suelte. Luego, cada uno de nosotros te dará mil cien piezas de plata.
6 Así que Dalila le dijo a Sansón: —Dime, por favor, qué te hace tan fuerte, y con qué podrían amarrarte sin que te liberes.
7 Sansón respondió: —Si me ataran con siete cuerdas de arco que sean nuevas y que aún no se hayan secado, me volvería tan débil como cualquier otro hombre.
8 Entonces los gobernantes filisteos le llevaron a Dalila siete cuerdas nuevas, y con ellas ató a Sansón.
9 Dalila había escondido a algunos hombres en una de las habitaciones internas de su casa, y gritó: ¡Sansón! ¡Los filisteos han venido a capturarte!; pero Sansón rompió las cuerdas de arco como se rompe una cuerda cuando la quema el fuego. Así que no descubrieron el secreto de su fuerza.
10 Después Dalila le dijo: —¡Hasta ahora te has burlado de mí y me has dicho mentiras! Así que, por favor, dime cómo es posible amarrarte sin que te liberes.
11 Sansón respondió: —Si me ataran con sogas totalmente nuevas, que nunca se hayan usado, me volvería tan débil como cualquier otro hombre.
12 Así que Dalila tomó sogas nuevas y ató a Sansón con ellas. Los hombres estaban escondidos en otra habitación como antes, y de nuevo Dalila gritó: ¡Sansón! ¡Los filisteos han venido a capturarte!; pero otra vez Sansón rompió las sogas que le ataban los brazos como si fueran hilos.
13 Entonces Dalila dijo: —¡Hasta ahora te has burlado de mí y me has dicho mentiras! Dime ya cómo es posible amarrarte sin que te liberes. Sansón respondió: —Si entretejieras las siete trenzas de mi cabello con la tela del telar y lo aseguraras con la lanzadera del telar, me volvería tan débil como cualquier otro hombre. Así que, mientras él dormía, Dalila le entretejió las siete trenzas del cabello con la tela.
14 Después la aseguró con la lanzadera del telar. Una vez más gritó: ¡Sansón! ¡Los filisteos han venido a capturarte!; pero Sansón se despertó, arrancó la lanzadera del telar y sacó de un tirón su cabello del telar y de la tela.
15 Entonces Dalila, haciendo pucheros, le dijo: ¿Cómo puedes decirme «te amo» si no me confías tus secretos? ¡Ya te has burlado de mí tres veces y aún no me has dicho lo que te hace tan fuerte!
16 Día tras día lo estuvo fastidiando hasta que se hartó de tanta insistencia.
17 Entonces finalmente Sansón le reveló su secreto: Nunca se me ha cortado el cabello —le confesó—, porque fui consagrado a Dios como nazareo desde mi nacimiento. Si me raparan la cabeza, perdería la fuerza, y me volvería tan débil como cualquier otro hombre.
18 Así que Dalila se dio cuenta de que por fin Sansón le había dicho la verdad, y mandó llamar a los gobernantes filisteos. Vuelvan una vez más —les dijo—, porque al fin me reveló su secreto. Entonces los gobernantes filisteos volvieron con el dinero en las manos.
19 Dalila arrulló a Sansón hasta dormirlo con la cabeza sobre su regazo, y luego hizo entrar a un hombre para que le afeitara las siete trenzas del cabello. De esa forma, comenzó a debilitarlo, y la fuerza lo abandonó.
20 Entonces ella gritó: ¡Sansón! ¡Los filisteos han venido a capturarte! Cuando se despertó, pensó: Haré como antes y enseguida me liberaré; pero no se daba cuenta de que el SEÑOR lo había abandonado.
21 Así que los filisteos lo capturaron y le sacaron los ojos. Se lo llevaron a Gaza, donde lo ataron con cadenas de bronce y lo obligaron a moler grano en la prisión.
22 Pero en poco tiempo, el cabello comenzó a crecerle otra vez.
VICTORIA FINAL DE SANSÓN
23 Entonces los gobernantes filisteos se juntaron para celebrar un gran festival, en el que ofrecían sacrificios y alababan a su dios Dagón diciendo: ¡Nuestro dios nos ha dado la victoria sobre Sansón, nuestro enemigo!
24 Cuando el pueblo vio a Sansón, también alabó a su dios diciendo: ¡Nuestro dios nos ha entregado a nuestro enemigo! ¡El que mató a tantos de nosotros ahora está en nuestro poder!
25 Los presentes, ya medio borrachos, exigieron: ¡Traigan a Sansón para que nos divierta! Así que lo sacaron de la prisión para que los entretuviera, y lo pusieron de pie entre las columnas que sostenían la azotea.
26 Sansón le dijo al joven sirviente que lo llevaba de la mano: Pon mis manos sobre las columnas que sostienen el templo. Quiero recostarme en ellas.
27 Ahora bien, el templo estaba totalmente lleno de gente. Todos los gobernantes filisteos estaban presentes, y en la azotea había cerca de tres mil hombres y mujeres, mirando el entretenimiento de Sansón.
28 Entonces Sansón oró al SEÑOR: Soberano SEÑOR, acuérdate de mí otra vez. Oh Dios, te ruego que me fortalezcas sólo una vez más. Con un solo golpe, déjame vengarme de los filisteos por la pérdida de mis dos ojos.
29 Entonces Sansón apoyó las manos sobre las dos columnas centrales que sostenían el templo; las empujó con ambas manos
30 y pidió en oración: Déjame morir con los filisteos. Y el templo se derrumbó sobre los gobernantes filisteos y todos los demás presentes. De esa manera, Sansón mató más personas al morir, que las que había matado durante toda su vida.
31 Más tarde, sus hermanos y otros parientes descendieron a la ciudad para recoger su cuerpo. Lo llevaron de regreso a su tierra y lo enterraron entre Zora y Estaol, donde estaba enterrado Manoa, su padre. Sansón fue juez de Israel durante veinte años.
JUECES CAPÍTULO 17
LOS ÍDOLOS DE MICAÍA
1 Había un hombre llamado Micaía que vivía en la zona montañosa de Efraín.
2 Un día le dijo a su madre: —Te oí maldecir a la persona que te robó mil cien piezas de plata. Bueno, yo tengo el dinero; fui yo quien lo tomó. —El SEÑOR te bendiga por haberlo admitido —respondió la madre.
3 Entonces él le devolvió el dinero, y ella dijo: —Ahora consagro estas monedas de plata al SEÑOR. En honor a mi hijo, haré tallar una imagen y fundir un ídolo.
4 Así que, cuando Micaía le devolvió el dinero a su madre, ella tomó doscientas monedas de plata y se las dio a un platero, quien las convirtió en una imagen y un ídolo. Y los pusieron en la casa de Micaía.
5 Micaía construyó un santuario para el ídolo e hizo un efod sagrado y algunos ídolos de familia y nombró como su sacerdote personal a uno de sus hijos.
6 En esos días, Israel no tenía rey; cada uno hacía lo que le parecía correcto según su propio criterio.
7 Cierto día llegó a la región un joven levita que vivía en Belén de Judá.
8 Había salido de Belén en busca de otro lugar donde vivir y, viajando, llegó a la zona montañosa de Efraín. Mientras estaba de paso, se detuvo por casualidad en la casa de Micaía.
9 —¿De dónde vienes? —le preguntó Micaía. Él contestó: —Soy un levita de Belén de Judá, y busco un lugar para vivir.
10 —Quédate aquí, conmigo —le dijo Micaía—, y podrás ser un padre y sacerdote para mí. Te daré diez piezas de plata al año, además de una muda de ropa y comida.
11 El joven levita aceptó y pasó a ser como uno de los hijos de Micaía.
12 Luego Micaía lo nombró su sacerdote personal, y el levita vivió en la casa de Micaía.
13 Sé que el SEÑOR ahora me bendecirá —dijo Micaía—, porque tengo un levita como sacerdote personal.
JUECES CAPÍTULO 18
IDOLATRÍA EN LA TRIBU DE DAN
1 En esos días, Israel no tenía rey. Y la tribu de Dan buscaba un lugar donde establecerse, porque aún no había entrado en el territorio que se le había asignado cuando se hizo la división de la tierra entre las tribus de Israel.
2 Así que los hombres de Dan escogieron de entre sus clanes a cinco guerreros competentes de las ciudades de Zora y Estaol para que exploraran algún territorio donde la tribu pudiera establecerse. Cuando los guerreros llegaron a la zona montañosa de Efraín, entraron en la casa de Micaía y allí pasaron la noche.
3 Estando en la casa de Micaía, reconocieron el acento del joven levita, así que se le acercaron y le preguntaron: —¿Quién te trajo aquí? ¿Qué haces en este lugar? ¿Por qué estás aquí?
4 Él les contó de su acuerdo con Micaía, quien lo había contratado como su sacerdote personal.
5 Entonces ellos dijeron: —Pregúntale a Dios si nuestro viaje tendrá éxito.
6 —Vayan en paz —respondió el sacerdote— porque el SEÑOR estará vigilando el camino por donde van.
7 Así que los cinco hombres siguieron hasta la ciudad de Lais, donde vieron que los habitantes llevaban una vida despreocupada, igual que los sidonios; eran pacíficos y vivían seguros. También eran ricos, porque su tierra era muy fértil. Además vivían a gran distancia de Sidón y no tenían ningún aliado cerca.
8 Cuando los hombres regresaron a Zora y a Estaol, sus parientes les preguntaron: —¿Qué encontraron?
9 Los hombres les contestaron: —¡Vamos, ataquémoslos! Hemos visto la tierra, y es muy buena. ¿Qué esperan? No duden en ir y tomar posesión de ella.
10 Cuando lleguen, verán que los habitantes llevan una vida despreocupada. Dios nos ha dado un territorio espacioso y fértil, ¡que no carece de nada!
11 Entonces seiscientos hombres de la tribu de Dan salieron de Zora y de Estaol armados para la guerra.
12 Acamparon en un lugar situado al occidente de Quiriat-jearim, en Judá, por eso hasta el día de hoy se llama Mahne-dan.
13 Desde allí siguieron hasta la zona montañosa de Efraín y llegaron a la casa de Micaía.
14 Los cinco hombres que habían explorado la tierra alrededor de Lais les explicaron a los demás: En una de estas casas hay un efod sagrado, algunos ídolos de familia, una imagen tallada y un ídolo fundido. ¿Qué les parece que deberían hacer?
15 Entonces los cinco hombres se desviaron del camino y fueron hasta la casa de Micaía, donde vivía el joven levita, y lo saludaron amablemente.
16 Mientras los seiscientos guerreros armados de la tribu de Dan vigilaban la entrada de la puerta,
17 los cinco espías entraron al santuario y tomaron la imagen tallada, el efod sagrado, los ídolos de familia y el ídolo fundido. Ahora bien, el sacerdote tambien estaba en la puerta con los seiscientos guerreros armados.
18 Cuando el sacerdote vio que los hombres se llevaban todos los objetos sagrados del santuario de Micaía, les dijo: —¿Qué hacen?
19 —Cállate y ven con nosotros —le dijeron—. Sé un padre y sacerdote para todos nosotros. ¿Acaso no es mejor ser el sacerdote de toda una tribu y un clan de Israel, que de la casa de un solo hombre?
20 Entonces el joven sacerdote estuvo más que dispuesto a ir con ellos, y se llevó consigo el efod sagrado, los ídolos de familia y la imagen tallada.
21 El grupo dio la vuelta y siguió su viaje con sus hijos, el ganado y las posesiones al frente.
22 Cuando los de la tribu de Dan estaban ya bastante lejos de la casa de Micaía, los vecinos de Micaía salieron a perseguirlos.
23 Estaban gritando cuando los alcanzaron. Entonces los hombres de Dan se dieron vuelta y le dijeron a Micaía: —¿Qué te pasa? ¿Por qué has reunido a estos hombres y nos persiguen de esta forma?
24 —¿Cómo me preguntan: «¿Qué te pasa?» —contestó Micaía—. ¡Ustedes se han llevado todos los dioses que yo hice y a mi sacerdote, y no me queda nada!
25 Los hombres de Dan le dijeron: —¡Ten cuidado con lo que dices! Por aquí hay unos hombres de mal genio que podrían enojarse y matarte a ti y a tu familia.
26 Así que los hombres de Dan siguieron su camino. Cuando Micaía vio que eran demasiados para atacarlos, dio la vuelta y regresó a su casa.
27 Luego los hombres de Dan, con los ídolos de Micaía y su sacerdote, llegaron a la ciudad de Lais, donde los habitantes eran pacíficos y vivían seguros. Entonces los atacaron con espadas y quemaron la ciudad hasta reducirla a cenizas.
28 No hubo quien rescatara a los habitantes porque vivían a gran distancia de Sidón y no tenían aliados cerca. Esto sucedió en el valle cerca de Bet-rehob. Después la gente de la tribu de Dan reconstruyó la ciudad para vivir allí
29 y le cambiaron el nombre. La llamaron Dan en honor a su antepasado, el hijo de Israel, aunque originalmente la ciudad se llamaba Lais.
30 Luego colocaron la imagen tallada y nombraron como sacerdote a Jonatán, hijo de Gersón, hijo de Moisés. Los miembros de esta familia continuaron siendo sacerdotes para la tribu de Dan hasta el tiempo del Destierro.
31 Así que la tribu de Dan rindió culto a la imagen tallada de Micaía todo el tiempo que el tabernáculo de Dios permaneció en Silo.
REFLEXIÓN
VIVIENDO COMO DIOS QUIERE
Luego colocaron la imagen tallada y nombraron como sacerdote a Jonatán, hijo de Gersón, hijo de Moisés. Los miembros de esta familia continuaron siendo sacerdotes para la tribu de Dan hasta el tiempo del Destierro. Así que la tribu de Dan rindió culto a la imagen tallada de Micaía todo el tiempo que el tabernáculo de Dios permaneció en Silo. (Jueces 18:30-31)
Un servicio a Dios, toda una vida, pero desviado de su verdad completamente. De que nos sirve haber servido a Dios todo el tiempo de nuestra vida, paro no bajo sus condiciones sino bajo condiciones que yo considere correctas. Ustedes creen que realmente este tipo de servicio a Dios sirve para algo, llegará a ser aceptado por Dios este servicio en esas condiciones, tendremos alguna recompensa favorable para nosotros el servir a Dios en estas circunstancia. Tenemos que revisar nuestra relación con Dios, para que podamos identificar añadiduras nuestras que hemos dejado entrar en la misma, corregir nuestros errores y buscar realmente la santidad de Dios.
ORACIÓN
Mi Dios ayúdame a siempre tener presente tu santidad en mi vida, para que pueda agradarte en todo el tiempo que viva. Amén.
LO QUE POSEÍAMOS AL PRINCIPIO
Hace 9 años.
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