sábado, 13 de abril de 2019

LECTURA 13 DE ABRIL

SEMANA 15 DÍA 103 (1 SAMUEL 18-20, SALMO 11 Y 59)

1 SAMUEL CAPÍTULO 18

SAÚL TIENE CELOS DE DAVID

 1 Después de que David terminó de hablar con Saúl, conoció a Jonatán, el hijo del rey. De inmediato se creó un vínculo entre ellos, pues Jonatán amó a David como a sí mismo.
 2 A partir de ese día Saúl mantuvo a David con él y no lo dejaba volver a su casa.
 3 Jonatán hizo un pacto solemne con David, porque lo amaba tanto como a sí mismo.
 4 Para sellar el pacto quitó su manto y se lo dio a David junto con su túnica, su espada, su arco y su cinturón.
 5 Todo lo que Saúl le pedía a David que hiciera, él lo hacía con éxito. Como resultado, Saúl lo hizo comandante sobre los hombres de guerra, un nombramiento que fue bien recibido tanto por el pueblo como por los oficiales de Saúl.
 6 Cuando el ejército de Israel regresaba triunfante después que David mató al filisteo, mujeres de todas las ciudades de Israel salieron para recibir al rey Saúl. Cantaron y danzaron de alegría con panderetas y címbalos.
 7 Este era su canto: Saúl mató a sus miles, ¡y David, a sus diez miles!
 8 Esto hizo que Saúl se enojara mucho. ¿Qué es esto? —dijo—. Le dan crédito a David por diez miles y a mí sólo por miles. ¡Sólo falta que lo hagan su rey!
 9 Desde ese momento Saúl miró con recelo a David.
10 Al día siguiente, un espíritu atormentador de parte de Dios abrumó a Saúl, y comenzó a desvariar como un loco en su casa. David tocaba el arpa, tal como lo hacía cada día. Pero Saúl tenía una lanza en la mano,
11 y de repente se la arrojó a David, tratando de clavarlo en la pared, pero David lo esquivó dos veces.
12 Después Saúl tenía miedo de David porque el SEÑOR estaba con David pero se había apartado de él.
13 Finalmente lo echó de su presencia y lo nombró comandante sobre mil hombres, y David dirigía fielmente a las tropas en batalla.
14 David siguió teniendo éxito en todo lo que hacía porque el SEÑOR estaba con él.
15 Cuando Saúl reconoció esto, le tuvo aún más miedo.
16 Pero todos en Israel y en Judá amaban a David porque tenía tanto éxito al dirigir a sus tropas en batalla.

DAVID SE CASA CON LA HIJA DE SAÚL

17 Cierto día, Saúl le dijo a David: —Estoy listo para darte a mi hija mayor, Merab, por esposa. Pero antes deberás demostrar que eres un guerrero de verdad al pelear las batallas del SEÑOR. Pues Saúl pensó: Voy a enviar a David contra los filisteos y dejar que ellos lo maten, en vez de hacerlo yo mismo.
18 —¿Quién soy yo, y quién es mi familia en Israel para que yo sea el yerno del rey? —exclamó David—. ¡La familia de mi padre no es nadie!
19 Así que, cuando llegó el momento para que Saúl le diera su hija Merab en matrimonio a David, Saúl se la dio a Adriel, un hombre de Mehola.
20 Mientras tanto, Mical, otra hija de Saúl, se había enamorado de David, y cuando Saúl se enteró se puso contento.
21 ¡Me da otra oportunidad para que los filisteos lo maten!, se dijo Saúl a sí mismo; pero a David le dijo: —Hoy tienes una segunda oportunidad para llegar a ser mi yerno.
22 Después Saúl instruyó a sus siervos para que le dijeran a David: El rey te aprecia mucho, al igual que nosotros. ¿Por qué no aceptas lo que el rey te ofrece y te conviertes en su yerno?
23 Cuando los hombres de Saúl le dijeron estas cosas a David, él respondió: ¿Cómo puede un hombre pobre y de familia humilde reunir la dote por la hija de un rey?
24 Cuando los hombres de Saúl le informaron al rey,
25 él les dijo: Díganle a David que lo único que quiero por dote son los prepucios de cien filisteos. Vengarme de mis enemigos es todo lo que realmente quiero. Pero lo que Saúl tenía en mente era que mataran a David en la pelea.
26 David estuvo encantado de aceptar la oferta. Antes de que se cumpliera la fecha límite,
27 él y sus hombres salieron y mataron a doscientos filisteos. Así que David cumplió con el requisito del rey entregándole los prepucios de ellos. Entonces Saúl le entregó a su hija Mical por esposa.
28 Cuando Saúl se dio cuenta de que el SEÑOR estaba con David, y cuánto su hija Mical lo amaba,
29 le tuvo aún más miedo y quedó como enemigo de David por el resto de su vida.
30 Cada vez que los comandantes filisteos atacaban, David tenía más éxito en contra de ellos que todos los demás oficiales de Saúl; por eso el nombre de David llegó a ser muy famoso.

1 SAMUEL CAPÍTULO 19

SAÚL INTENTA MATAR A DAVID

 1 Saúl les dijo a sus siervos y a su hijo Jonatán que asesinaran a David; pero Jonatán, debido a su profundo cariño por David,
 2 le contó acerca de los planes de su padre. Mañana por la mañana —lo previno—, deberás encontrar un lugar donde esconderte en el campo.
 3 Yo le pediré a mi padre que vaya allí conmigo y le hablaré de ti. Luego te informaré todo lo que pueda averiguar.
 4 A la mañana siguiente, Jonatán habló con su padre acerca de David, diciéndole muchas cosas buenas de él. —El rey no debe pecar contra su siervo David —le dijo Jonatán—. Él nunca ha hecho nada para dañarte. Siempre te ha ayudado en todo lo que ha podido.
 5 ¿Te has olvidado de aquella vez cuando arriesgó su vida para matar al gigante filisteo y de cómo el SEÑOR le dio, como resultado, una gran victoria a Israel? Ciertamente estabas muy contento en aquel entonces. ¿Por qué habrías de matar a un hombre inocente como David? ¡No hay ningún motivo en absoluto!
 6 Así que Saúl escuchó a Jonatán y juró: —Tan cierto como que el SEÑOR vive, David no será muerto.
 7 Después Jonatán llamó a David y le contó lo que había sucedido. Luego lo llevó ante Saúl, y David sirvió en la corte igual que antes.
 8 Entonces la guerra se desató nuevamente, y David dirigió a sus tropas contra los filisteos. Los atacó con tanta furia que todos huyeron.
 9 Pero cierto día, cuando Saúl estaba sentado en su casa con una lanza en la mano, de repente el espíritu atormentador de parte del SEÑOR vino sobre él como antes. Mientras David tocaba el arpa,
10 Saúl le arrojó su lanza, pero David la esquivó y, dejando la lanza clavada en la pared, huyó y escapó en medio de la noche.

MICAL SALVA LA VIDA DE DAVID

11 Entonces Saúl mandó tropas para que vigilaran la casa de David. Se les dio la orden de que mataran a David cuando saliera a la mañana siguiente, pero Mical, la esposa de David, le advirtió: Si no te escapas esta noche, te matarán por la mañana.
12 Así que ella lo ayudó a salir por una ventana, y él huyó y escapó.
13 Luego ella tomó un ídolo y lo puso en la cama de su esposo, lo cubrió con mantas y puso un cojín de pelo de cabra sobre la cabeza.
14 Cuando las tropas llegaron para arrestar a David, ella les dijo que estaba enfermo y que no podía levantarse de la cama.
15 Pero Saúl envió a las tropas de nuevo para prender a David y les ordenó: ¡Tráiganmelo con cama y todo para que lo mate!
16 Pero cuando llegaron para llevarse a David, descubrieron que lo que estaba en la cama era sólo un ídolo con un cojín de pelo de cabra en la cabeza.
17 —¿Por qué me traicionaste así y dejaste escapar a mi enemigo? —le reprochó Saúl a Mical. —Tuve que hacerlo —contestó ella—. Me amenazó con matarme si no lo ayudaba.
18 Así que David escapó y fue a Ramá para ver a Samuel, y le contó todo lo que Saúl le había hecho. Entonces Samuel llevó a David a vivir con él en Naiot.
19 Cuando Saúl se enteró de que David estaba en Naiot de Ramá,
20 envió tropas para capturarlo. Pero cuando llegaron y vieron que Samuel dirigía a un grupo de profetas que estaban profetizando, el Espíritu de Dios vino sobre los hombres de Saúl y ellos también comenzaron a profetizar.
21 Cuando Saúl se enteró de lo que había pasado, envió a otras tropas, ¡pero ellos también profetizaron! Lo mismo sucedió por tercera vez.
22 Finalmente, Saúl mismo fue a Ramá y llegó al gran pozo en Secú. — ¿Dónde están Samuel y David? —preguntó. —Están en Naiot de Ramá —le informó alguien.
23 Pero camino a Naiot de Ramá, el Espíritu de Dios vino incluso sobre Saúl, ¡y él también comenzó a profetizar por todo el camino hasta Naiot!
24 Se quitó la ropa a tirones y quedó desnudo acostado sobre el suelo todo el día y toda la noche, profetizando en presencia de Samuel. La gente que lo vio exclamó: ¿Qué? ¿Hasta Saúl es profeta?

1 SAMUEL CAPÍTULO 20

JONATÁN AYUDA A DAVID

 1 En ese momento David huyó de Naiot de Ramá y encontró a Jonatán. — ¿Qué he hecho? —exclamó—. ¿Cuál es mi delito? ¿Cómo ofendí a tu padre para que esté tan decidido a matarme?
 2 —¡No es cierto! —contestó Jonatán—. No vas a morir. Mi padre siempre me cuenta todo lo que piensa hacer, aun las cosas más pequeñas. Sé que mi padre no me ocultaría algo como esto. ¡Sencillamente no es cierto!
 3 Entonces David hizo un juramento delante de Jonatán y le dijo: —Tu padre sabe perfectamente bien acerca de nuestra amistad, por lo tanto se dijo a sí mismo: «No le diré nada a Jonatán, ¿para qué lastimarlo?». ¡Pero te juro que estoy a sólo un paso de la muerte! ¡Te lo juro por el SEÑOR y por tu propia alma!
 4 —Dime cómo puedo ayudarte —exclamó Jonatán.
 5 —Mañana celebraremos el festival de luna nueva —respondió David—. Siempre he comido con el rey en esa ocasión, pero mañana me esconderé en el campo y me quedaré allí hasta la tarde del tercer día.
 6 Si tu padre pregunta dónde estoy, dile que pedí permiso para ir a mi casa en Belén para un sacrificio anual que celebra mi familia.
 7 Si él dice: ¡Está bien!, sabrás que todo realmente está bien; pero si se enoja y pierde los estribos, sabrás que está decidido a matarme.
 8 Muéstrame la lealtad de quien juró ser mi amigo —porque hicimos un pacto solemne delante del SEÑOR— o mátame tú mismo si he pecado contra tu padre. ¡Pero te ruego que no me traiciones entregándome a él!
 9 —¡Jamás! —exclamó Jonatán—. Tú sabes que si tuviera la menor idea de que mi padre pensara matarte, te lo diría de inmediato.
10 Entonces David le preguntó: —¿Cómo podré saber si tu padre está enojado o no?
11 —Ven al campo conmigo —le respondió Jonatán. Entonces salieron juntos al campo
12 y Jonatán le dijo a David: —Te prometo por el SEÑOR, Dios de Israel, que para mañana a esta hora, o a más tardar, pasado mañana, hablaré con mi padre e inmediatamente te haré saber qué piensa acerca de ti. Si él habla bien de ti, te lo haré saber.
13 Pero si está enojado y quiere matarte, que el SEÑOR me castigue y aun me mate si no te advierto para que puedas escapar y vivir. Que el SEÑOR esté contigo como antes estaba con mi padre.
14 Y que tú me trates con el fiel amor del SEÑOR mientras que yo viva. Pero si muero,
15 trata a mi familia con este fiel amor, aun cuando el SEÑOR elimine a todos tus enemigos de la faz de la tierra.
16 Entonces Jonatán hizo un pacto solemne con David diciendo: —¡Que el SEÑOR destruya a todos tus enemigos!
17 Y Jonatán hizo que David reafirmara su voto de amistad, porque amaba a David tanto como a sí mismo.
18 Después Jonatán dijo: —Mañana celebramos el festival de luna nueva. Te extrañarán cuando vean que tu lugar a la mesa está desocupado.
19 Pasado mañana, al atardecer, ve al lugar donde antes te escondiste y espera allí junto al montón de piedras.
20 Yo saldré y dispararé tres flechas hacia un lado del montón de piedras, como si estuviera disparándole a un blanco.
21 Enseguida enviaré a un niño para que me traiga las flechas. Si oyes que le digo: «Están de este lado», entonces sabrás, tan cierto como que el SEÑOR vive, que todo está bien y que no hay ningún problema.
22 Pero si le digo: «Ve más lejos, las flechas están más adelante», significará que tendrás que irte de inmediato, porque es el SEÑOR quien desea que te vayas.
23 Y que el SEÑOR nos haga cumplir las promesas que nos hicimos el uno al otro, porque él fue testigo de ellas.
24 Entonces David se escondió en el campo. Cuando comenzó el festival de luna nueva, el rey se sentó a comer
25 en su lugar de siempre, contra la pared, con Jonatán sentado enfrente y Abner a su lado. Pero el lugar de David estaba desocupado.
26 Ese día Saúl no dijo nada acerca de ello, pero pensó: Algo debe haber hecho que David quedara ceremonialmente impuro.
27 Pero cuando el lugar de David siguió desocupado al día siguiente, Saúl le preguntó a Jonatán: —¿Por qué el hijo de Isaí no vino a comer ni ayer ni hoy?
28 Jonatán le contestó: —David me rogó que lo dejara ir a Belén.
29 Me dijo: «Por favor, déjame ir, porque mi familia celebrará un sacrificio. Mi hermano me exigió que estuviera presente. Así que te ruego que me dejes ir a ver a mis hermanos». Por eso no está a la mesa del rey.
30 Entonces Saúl se puso muy furioso con Jonatán. —¡Tú, estúpido hijo de prostituta! —lo maldijo—. ¿Acaso piensas que no sé que tú quieres que él sea rey en lugar de ti, para vergüenza tuya y de tu madre?
31 Mientras ese hijo de Isaí esté vivo, jamás serás rey. ¡Ahora ve y búscalo para que lo mate!
32 —¿Pero por qué tiene que morir? —le preguntó Jonatán a su padre—. ¿Qué ha hecho?
33 Entonces Saúl le arrojó su lanza a Jonatán con la intención de matarlo. Por fin Jonatán se dio cuenta de que su padre realmente había decidido matar a David.
34 Así que Jonatán dejó la mesa enfurecido y se negó a comer durante ese segundo día del festival, porque estaba destrozado por la vergonzosa conducta de su padre hacia David.
35 A la mañana siguiente, como habían acordado, Jonatán salió al campo acompañado por un muchachito para que le recogiera las flechas.
36 Comienza a correr —le dijo al niño— para que puedas encontrar las flechas mientras las voy disparando. Entonces el niño corrió y Jonatán disparó una flecha más allá de donde estaba el muchacho.
37 Cuando el niño casi llegaba a donde estaba la flecha, Jonatán gritó: La flecha está más adelante.
38 Rápido, apresúrate, no te detengas. Así que con prisa el niño recogió las flechas y regresó corriendo a su amo.
39 El muchacho, por supuesto, no sospechaba nada; sólo Jonatán y David entendieron la señal.
40 Después Jonatán le dio su arco y sus flechas al niño y le dijo que los regresara a la ciudad.
41 En cuanto se fue el niño, David salió de su escondite cerca del montón de piedras y se inclinó ante Jonatán tres veces, rostro en tierra. Mientras se abrazaban y se despedían, los dos lloraban, especialmente David.
42 Finalmente, Jonatán le dijo a David: Ve en paz, porque nos hemos jurado lealtad el uno al otro en el nombre del SEÑOR. Él es testigo del vínculo que hay entre nosotros y nuestros hijos para siempre. Después David se fue, y Jonatán regresó a la ciudad.

SALMO 11

Para el director del coro: Salmo de David.

 1 Confío en la protección del señor. Entonces por qué me dicen: ¡Vuela como un ave a las montañas para ponerte a salvo!
 2 Los malvados ponen las cuerdas a sus arcos y acomodan sus flechas sobre las cuerdas. Disparan desde las sombras contra los de corazón recto.
 3 Cuando los fundamentos de la ley y del orden se desmoronan, ¿qué pueden hacer los justos?
 4 Pero el señor está en su santo templo; el señor aún gobierna desde el cielo. Observa de cerca a cada uno y examina a cada persona sobre la tierra.
 5 El señor examina tanto a los justos como a los malvados y aborrece a los que aman la violencia.
 6 Hará llover carbones encendidos y azufre ardiente sobre los malvados, y los castigará con vientos abrasadores.
 7 Pues el señor es justo y ama la justicia; los íntegros verán su rostro.

SALMO 59

Para el director del coro: salmo de david, acerca de cuando Saúl envió soldados a vigilar la casa de David para matarlo. cántese con la melodía de ¡no destruyas!

 1 Rescátame de mis enemigos, oh Dios; protégeme de los que han venido a destruirme.
 2 Rescátame de estos criminales; sálvame de estos asesinos.
 3 Me han tendido una emboscada. Enemigos feroces están a la espera, señor, aunque yo no pequé ni los he ofendido.
 4 No hice nada malo, sin embargo, se preparan para atacarme. ¡Despierta! ¡Mira lo que sucede y ayúdame!
 5 Oh, señor, Dios de los Ejércitos Celestiales, el Dios de Israel, despierta y castiga a esas naciones hostiles; no tengas misericordia de los traidores malvados. Interludio
 6 Salen de noche gruñendo como perros feroces mientras merodean por las calles.
 7 Escucha la basura que sale de sus bocas; sus palabras cortan como espadas. Dicen con desdén: Después de todo, ¿quién puede oírnos?
 8 Pero tú señor, te ríes de ellos; te burlas de las naciones hostiles.
 9 Tú eres mi fuerza; espero que me rescates, porque tú, oh Dios, eres mi fortaleza.
10 En su amor inagotable, mi Dios estará a mi lado y me dejará mirar triunfante a todos mis enemigos.
11 No los mates, porque mi pueblo pronto olvida esa clase de lecciones; hazlos tambalear con tu poder y ponlos de rodillas, Oh Señor, escudo nuestro.
12 Debido a las cosas pecaminosas que dicen, y a la maldad que está en sus labios, haz que queden atrapados por su orgullo, por sus maldiciones y por sus mentiras.
13 ¡Destrúyelos en tu enojo! ¡Arrásalos por completo! Entonces todo el mundo sabrá que Dios reina en Israel. Interludio
14 Mis enemigos salen de noche gruñendo como perros feroces mientras merodean por las calles.
15 Escarban en busca de comida, pero se van a dormir insatisfechos.
16 En cuanto a mí, yo cantaré de tu poder; cada mañana cantaré con alegría acerca de tu amor inagotable. Pues tú has sido mi refugio, un lugar seguro cuando estoy angustiado.
17 Oh Fortaleza mía, a ti canto alabanzas, porque tú, oh Dios, eres mi refugio, el Dios que me demuestra amor inagotable.





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