DÍA 204
23 DE JULIO (PROVERBIOS 31:1-ECLESIASTÉS 2:26)
PROVERBIO 31
PALABRAS DE LEMUEL
1 Palabras de
Lemuel, rey de Masá, que le enseñara su madre:
2 ¡Oh, hijo
mío!
¡Oh, hijo de mi vientre!
¡Oh, hijo de mis votos!
3 No des a las
mujeres tu fuerza,
ni tus caminos a las que destruyen a los
reyes.
4 No es cosa
de reyes, oh Lemuel,
no es cosa de reyes beber vino;
ni de los magistrados, el licor.
5 No sea que
bebiendo olviden lo que se ha decretado
y perviertan el derecho de todos los
afligidos.
6 Dad licor al
que va a perecer,
y vino a los de ánimo amargado.
7 Beban y
olvídense de su necesidad,
y no se acuerden más de su miseria.
8 Abre tu boca
por el mudo
en el juicio de todos los desafortunados.
9 Abre tu boca,
juzga con justicia
y defiende al pobre y al necesitado.
ELOGIO DE LA MUJER VIRTUOSA
10 Mujer
virtuosa, ¿quién la hallará?
Porque su valor sobrepasa a las perlas.
11 Confía en
ella el corazón de su marido,
y no carecerá de ganancias.
12 Le
recompensará con bien y no con mal,
todos los días de su vida.
13 Busca lana
y lino
y con gusto teje con sus manos.
14 Es como un
barco mercante
que trae su pan de lejos.
15 Se levanta
siendo aún de noche,
y da de comer a su familia
y su diaria ración a sus criadas.
16 Evalúa un
campo y lo compra,
y con sus propias manos planta una viña.
17 Ciñe su
cintura con firmeza
y esfuerza sus brazos.
18 Comprueba
que le va bien en el negocio,
y no se apaga su lámpara en la noche.
19 Su mano
aplica a la rueca,
y sus dedos toman el huso.
20 Sus manos
extiende al pobre
y tiende sus manos al necesitado.
21 No teme por
su familia a causa de la nieve,
porque toda su familia está vestida de ropa
doble.
22 Tapices
hace para sí,
y se viste de lino fino y púrpura.
23 Es conocido
su marido en las puertas de la ciudad,
cuando se sienta con los ancianos del país.
24 Telas hace
y las vende;
entrega cintas al mercader.
25 Fuerza y
honor son su vestidura,
y se ríe de lo porvenir.
26 Su boca
abre con sabiduría,
y la ley de la misericordia está en su lengua.
27 Considera
la marcha de su casa
y no come pan de ociosidad.
28 Se levantan
sus hijos
y le llaman: "Bienaventurada."
Y su marido también la alaba:
29
"Muchas mujeres han hecho el bien,
pero tú sobrepasas a todas."
30 Engañosa es
la gracia y vana es la hermosura;
la mujer que teme a Jehovah, ella será
alabada.
31 ¡Dadle del
fruto de sus manos,
y en las puertas de la ciudad alábenla sus
hechos!
EL LIBRO DE
ECLESIASTÉS
CAPÍTULO 1
BÚSQUEDA DEL SENTIDO DE LA VIDA
1 Las palabras
del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén: 2 "Vanidad de
vanidades", dijo el Predicador; "vanidad de vanidades, todo es
vanidad."
3 ¿Qué
provecho tiene el hombre de todo su duro trabajo con que se afana debajo del
sol? 4 Generación va, y generación viene; pero la tierra siempre
permanece. 5 El sol sale, y el sol se pone. Vuelve a su lugar y de
allí sale de nuevo. 6 El viento sopla hacia el sur y gira hacia el
norte; va girando de continuo, y de nuevo vuelve el viento a sus giros. 7
Todos los ríos van al mar, pero el mar no se llena. Al lugar adonde los ríos
corren, allí vuelven a correr. 8 Todas las cosas son fatigosas, y
nadie es capaz de explicarlas. El ojo no se harta de ver, ni el oído se sacia
de oír. 9 Lo que fue, eso será; y lo que ha sido hecho, eso se hará.
Nada hay nuevo debajo del sol. 10 ¿Hay algo de lo que se pueda
decir: "Mira, esto es nuevo"? Ya sucedió en las edades que nos han
precedido. 11 No hay memoria de lo primero, ni tampoco de lo que
será postrero. No habrá memoria de ello entre los que serán después.
12 Yo, el
Predicador, fui rey de Israel en Jerusalén. 13 Y dediqué mi corazón
a investigar y a explorar con sabiduría todo lo que se hace debajo del cielo.
Es una penosa tarea que Dios ha dado a los hijos del hombre, para que se ocupen
en ella. 14 He observado todas las obras que se hacen debajo del
sol, y he aquí que todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. 15
Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no se puede completar.
16 Yo hablé
con mi corazón diciendo: "He aquí que yo me he engrandecido y he aumentado
mi sabiduría más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén, y mi
corazón ha percibido mucha sabiduría y conocimiento." 17
Dediqué mi corazón a conocer la sabiduría y el conocimiento, la locura y la
necedad. Pero he entendido que aun esto es conflicto de espíritu. 18
Porque en la mucha sabiduría hay mucha frustración, y quien añade conocimiento
añade dolor.
CAPÍTULO
2
VANIDAD DEL PLACER
1 Yo dije en
mi corazón: "¡Ven, pues; te probaré con el placer, y verás lo bueno!"
Pero he aquí que esto también era vanidad. 2 A la risa dije:
"¡Eres locura!"; y al placer: "¿De qué sirve esto?"
3 Propuse en
mi corazón agasajar mi cuerpo con vino y echar mano de la necedad -mientras mi
corazón siguiera conduciéndose en sabiduría-, hasta ver en qué consiste el bien
para los hijos del hombre, en el cual se han de ocupar debajo del sol, durante
los contados días de su vida.
4 Engrandecí
mis obras, me edifiqué casas, planté viñas, 5 me hice huertos y
jardines, y planté en ellos toda clase de árboles frutales. 6 Me
hice estanques de aguas para regar con ellas un bosque donde crecieran los
árboles. 7 Adquirí siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en
casa. También tuve mucho ganado, vacas y ovejas, más que todos los que fueron
antes de mí en Jerusalén. 8 Acumulé también plata y oro para mí, y
tesoros preciados de reyes y de provincias. Me proveí de cantantes, tanto
hombres como mujeres; de los placeres de los hijos del hombre, y de mujer tras
mujer. 9 Me engrandecí y acumulé más que todos los que fueron antes
de mí en Jerusalén, y en todo esto mi sabiduría permaneció conmigo. 10
No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni rehusé a mi corazón placer
alguno; porque mi corazón se alegraba de todo mi duro trabajo. Esta fue mi
parte de todo mi duro trabajo.
11 Luego yo
consideré todas las cosas que mis manos habían hecho y el duro trabajo con que
me había afanado en hacerlas, y he aquí que todo era vanidad y aflicción de
espíritu. No había provecho alguno debajo del sol.
VANIDAD DEL AFÁN HUMANO
12 Después yo
volví a considerar la sabiduría, la locura y la necedad. Pues, ¿qué añadirá el
hombre que suceda al rey, a lo que éste ya hizo? 13 Yo vi que la
sabiduría tiene ventaja sobre la necedad, como la ventaja que la luz tiene
sobre las tinieblas. 14 El sabio tiene sus ojos en su cabeza, pero
el necio anda en tinieblas. También yo entendí que lo mismo acontecerá a todos
ellos.
15 Entonces
dije en mi corazón: "Lo mismo que le acontecerá al necio me acontecerá
también a mí. ¿Para qué, pues, me he hecho más sabio?" Y dije en mi
corazón que también esto era vanidad. 16 Porque ni del sabio ni del
necio habrá perpetua memoria, puesto que en los días venideros ya habrá sido
olvidado todo. ¡Y cómo muere el sabio junto con el necio! 17
Entonces aborrecí la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era
fastidiosa; pues todo es vanidad y aflicción de espíritu. 18
Asimismo, aborrecí todo el duro trabajo con que me había afanado debajo del
sol, el cual tendré que dejar a otro que vendrá después de mí. 19 ¿Y
quién sabe si él será sabio o necio? Sin embargo, se enseñoreará de todo el
duro trabajo con que me he afanado para hacerme sabio debajo del sol. También
esto es vanidad.
20 Por tanto,
volví a desesperarme con respecto a todo el duro trabajo con que me había
afanado debajo del sol. 21 Porque se da el caso del hombre que
habiéndose afanado con sabiduría, con conocimiento y con talento, deja sus
bienes a otro hombre que jamás se afanó en ello. También esto es vanidad y un
mal grande. 22 Porque, ¿qué logra el hombre de todo su duro trabajo
y del conflicto de corazón con que se afana debajo del sol? 23
Porque todos sus días no son sino dolores; y su tarea, frustración. Ni aun de
noche reposa su corazón. Esto también es vanidad.
24 No hay,
pues, mejor cosa para el hombre que comer y beber, y hacer que su alma vea lo
bueno de su trabajo. Yo he visto que esto también proviene de la mano de Dios. 25
Pues, ¿quién comerá y se regocijará separado de él? 26 Porque al
hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, conocimiento y alegría; pero al
pecador le da la tarea de acumular y amontonar, para que lo deje al que agrada
a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
ASOCIÁNDOME CON DIOS PARA CAMBIAR AL MUNDO
REFLEXIÓN
Lo torcido no se puede enderezar, y lo
incompleto no se puede completar. (Eclesiastés 1:15)
Eclesiastés un libro de la Biblia que te trae
pesar, nada tiene sentido sino solo servir a Dios. Especialmente éste versículo
nos dice que por más esfuerzo que pongamos, no podemos cambiar nada en este
mundo. No depende de nosotros, no está a nuestro alcance. El hacer cambiar la
cosa solo depende de Dio, no de nuestro esfuerzo por cambiarlas. Podremos pasar
toda nuestra vida intentando hacer cosas buenas, para así poder cambiar nuestro entorno. Pero eso no se
encuentra a nuestro alcance, no tenemos la facultad de poder cambiar las cosas.
Solo Dios puede hacerlo, él tiene la capacidad. No corresponde a nosotros
simplemente asociarnos a él, descubrir que quiere hacer y ponernos a su
disposición.
ORACIÓN
Mi Dios dame
entendimiento para aceptar que sin ti nada puedo hacer, que nada de lo que haga
fuera de ti puede cambiar verdaderamente mi entorno. Amén.
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