DÍA 206
25 DE JULIO (ECLESIASTÉS 7:1-10:20)
CAPÍTULO 7
1 Mejor es el
buen nombre que el perfume fino, y el día de la muerte que el día del
nacimiento.
2 Mejor es ir
a la casa de duelo que a la casa del banquete. Porque eso es el fin de todos
los hombres, y el que vive lo tomará en serio.
3 Mejor es el
pesar que la risa, porque con la tristeza del rostro se enmienda el corazón. 4
El corazón de los sabios está en la casa del duelo, pero el corazón de los
necios está en la casa del placer.
5 Mejor es oír
la reprensión del sabio que oír la canción de los necios. 6 Porque
la risa del necio es como el crepitar de las espinas debajo de la olla. Esto
también es vanidad. 7 Ciertamente la opresión entontece al sabio, y
el soborno corrompe el corazón.
8 Mejor es el
fin del asunto que el comienzo.
Mejor es el de espíritu paciente que el de
espíritu altivo. 9 No te apresures en tu corazón a enojarte, porque
el enojo reposa en el seno de los necios. 10 No digas: "¿A qué
se deberá que los tiempos pasados fueron mejores que éstos?" Pues no es la
sabiduría la que te hace preguntar sobre esto.
11 Mejor es la
sabiduría con posesiones, y es una ventaja para los que ven el sol. 12
Porque la protección de la sabiduría es como la protección del dinero, pero la
ventaja de conocer la sabiduría es que da vida a los que la poseen.
LA MESURA Y LA PRUDENCIA
13 Considera
la obra de Dios. Porque, ¿quién podrá enderezar lo que él ha torcido? 14
En el día del bien, goza del bien; y en el día del mal, considera que Dios hizo
tanto lo uno como lo otro, de modo que el hombre no puede descubrir nada de lo
que sucederá después de él.
15 Todo esto
he observado en los días de mi vanidad. Hay justos que perecen en su justicia,
y hay pecadores que en su maldad alargan sus días. 16 No seas
demasiado justo, ni seas sabio en exceso. ¿Por qué habrás de destruirte? 17
No seas demasiado malo, ni seas insensato. ¿Por qué morirás antes de tu tiempo?
18 Bueno es que te prendas de esto y que tampoco apartes tu mano de
lo otro, porque el que teme a Dios saldrá bien en todo.
19 La
sabiduría ayudará al sabio más que diez gobernantes que haya en la ciudad.
20 Ciertamente
no hay hombre justo en la tierra que haga lo bueno y no peque.
21 No prestes
atención a todas las cosas que se dicen, no sea que oigas a tu siervo que habla
mal de ti. 22 Pues tu corazón sabe que muchas veces tú también has
hablado mal de otros.
AFANOSA BÚSQUEDA DE LA SABIDURÍA
23 Todas estas
cosas he probado con la sabiduría, y dije: "Me he de hacer sabio."
Pero ella estaba lejos de mí. 24 Lo que está lejos y muy profundo,
¿quién lo podrá hallar? 25 Pero yo volví en mi corazón a conocer, a
explorar y a buscar la sabiduría y la razón, para conocer lo malo de la necedad
y la insensatez de la locura. 26 Y yo he hallado más amarga que la
muerte a la mujer que es una trampa, cuyo corazón es una red y cuyas manos son
ataduras. El que agrada a Dios escapará de ella, pero el pecador quedará
atrapado por ella.
27
"Mira", dice el Predicador, "habiendo considerado las cosas una
por una, para dar con la razón, he hallado esto 28 -mi alma aún
busca pero no halla-: Un hombre he hallado entre mil, pero una mujer no he
hallado entre todos éstos. 29 Mira, he hallado sólo esto: que Dios
hizo al hombre recto, pero los hombres se han buscado muchas otras
razones."
CAPÍTULO
8
1 ¿Quién como
el sabio? ¿Quién conoce la interpretación de las cosas? La sabiduría del hombre
iluminará su rostro y transformará la dureza de su semblante.
LA AUTORIDAD Y LA JUSTICIA
2 Guarda el
mandato del rey, digo yo; y a causa del juramento hecho a Dios, 3 no
te apresures a irte de su presencia, ni te detengas en cosa mala, porque él
hará todo lo que le plazca. 4 Ya que la palabra del rey tiene poder,
¿quién le preguntará lo que hace? 5 El que guarda el mandamiento no
conocerá el mal. El corazón del sabio conoce el tiempo y el proceder. 6
Pues para todo deseo hay un tiempo y un proceder, aunque grande es el mal que
le sobreviene al hombre. 7 Porque éste no sabe qué ha de suceder;
pues lo que ha de ser, ¿quién se lo declarará? 8 No hay hombre que
tenga poder sobre el hálito de vida, como para retenerlo, ni hay poder sobre el
día de la muerte. No hay tregua en semejante guerra, ni la impiedad librará a
los que la poseen.
9 Todo esto he
observado, y he dedicado mi corazón a todo lo que se hace debajo del sol. Hay
tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre, para su propio mal. 10
Asimismo, he observado esto: que los impíos, que antes entraban y salían del
lugar santo, son sepultados y reciben elogios en la ciudad donde así hicieron.
Esto también es vanidad.
11 Cuando la
sentencia contra la mala obra no se ejecuta enseguida, el corazón de los hijos
del hombre queda más predispuesto para hacer el mal. 12 Aunque un
pecador haga mal cien veces y prolongue sus días, con todo yo sé que a los que
temen a Dios, a los que temen ante su presencia, les irá bien. 13
Pero al impío no le irá bien, ni le serán alargados sus días como la sombra;
porque no teme ante la presencia de Dios.
VANIDAD DEL DESTINO HUMANO
14 Hay una
vanidad que se hace sobre la tierra: Hay justos a quienes sucede como si
hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes sucede como si hicieran obras
de justos. Digo que esto también es vanidad. 15 Por eso yo elogio la
alegría, pues el hombre no tiene debajo del sol mejor bien que comer, beber y
alegrarse. Esto es lo que le queda por su duro trabajo en los días de su vida
que Dios le ha dado debajo del sol.
16 Al dedicar
mi corazón a conocer la sabiduría y a ver la tarea que se realiza sobre la
tierra (porque ni de noche ni de día los ojos del hombre disfrutan del sueño), 17
vi todas las obras de Dios. Ciertamente el hombre no logra comprender la obra
que se hace debajo del sol. Por más que se esfuerce buscándolo, no lo alcanzará;
aunque el sabio diga que lo conoce, no por ello podrá alcanzarlo.
CAPÍTULO
9
1 Ciertamente
he dedicado mi corazón a todas estas cosas para aclarar todo esto: que los
justos y sabios, y sus hechos, están en la mano de Dios. Si se trata del amor o
del odio, el hombre no lo sabe. Todo lo que está delante de ellos 2
es vanidad, puesto que a todos les sucede lo mismo: al justo y al impío, al
bueno y al malo, al puro y al impuro, al que ofrece sacrificios y al que no los
ofrece. Como el bueno, así es el que peca; y el que jura, como el que teme el
jurar.
3 Este es el
mal que hay en todo lo que se hace debajo del sol: que a todos les sucede lo
mismo; también que el corazón de los hijos del hombre está lleno de mal, que la
locura está en su corazón mientras dura su vida, y que después descienden al
lugar de los muertos. 4 Pero para todo aquel que está unido a los
vivos hay esperanza, pues mejor es perro vivo que león muerto. 5
Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos no saben nada, ni
tienen más recompensa, pues la memoria de ellos es puesta en el olvido. 6
También han desaparecido su amor, su odio y su envidia. Ya no tienen parte en
este mundo, en todo lo que se hace debajo del sol.
7 Anda, come
tu pan con gozo y bebe tu vino con alegre corazón, porque tus obras ya son
aceptables a Dios. 8 En todo tiempo sean blancas tus vestiduras, y
nunca falte aceite perfumado sobre tu cabeza. 9 Goza de la vida, con
la mujer que amas, todos los días de tu vana vida, que Dios te ha dado debajo
del sol; porque ésta es la porción de tu vida y del duro trabajo con que te
afanas debajo del sol. 10 Todo lo que te venga a la mano para hacer,
hazlo con empeño. Porque en el Seol, a donde vas, no hay obras, ni cuentas, ni
conocimiento, ni sabiduría.
EL PODER DE LA SABIDURÍA
11 Entonces
volví a observar debajo del sol que no es de los veloces la carrera, ni de los
valientes la batalla, ni de los sabios el pan, ni de los entendidos las
riquezas, ni de los conocedores la gracia; sino que a todos les llegan el
tiempo y el contratiempo. 12 Porque el hombre tampoco conoce su
tiempo. Como los peces que son atrapados en la mala red y como los pájaros que
quedan presos en la trampa, así son atrapados los hijos del hombre en el tiempo
malo, cuando éste cae de repente sobre ellos.
13 También he
visto esta sabiduría debajo del sol, la cual me parece grandiosa: 14
Había una ciudad pequeña con pocos hombres en ella, y contra ella vino un gran
rey y la rodeó edificando contra ella grandes torres de asedio. 15 Y
se encontraba en ella un hombre pobre, pero sabio, el cual con su sabiduría
libró a la ciudad. Pero nadie se acordaba de aquel hombre pobre. 16
Entonces dije: "Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque el
conocimiento del pobre sea menospreciado y sus palabras no sean
escuchadas."
17 Las
palabras del sabio, oídas con sosiego, son mejores que el grito del que
gobierna entre los necios. 18 Mejor es la sabiduría que las armas de
guerra, pero un solo pecador destruye mucho bien.
CAPÍTULO
10
PROVERBIOS SOBRE CAUSA Y EFECTO
1 Las moscas
muertas hacen heder el frasco del fino perfume del perfumista. Así afecta un
poco de necedad a la sabiduría y a la honra.
2 El corazón
del sabio se inclina a su derecha; pero el corazón del necio, a su izquierda.
3 Aun cuando
el insensato ande en el camino, le falta entendimiento, y a todos hace saber
que es insensato.
4 Si el ánimo
del gobernante se excita contra ti, no abandones tu puesto; porque la serenidad
apacigua grandes ofensas.
5 Hay un mal
que he observado debajo del sol, como el error que proviene de un gobernante: 6
El insensato es colocado en grandes alturas, y los ricos habitan en posición
humilde. 7 He visto siervos a caballo y príncipes andando a pie como
siervos.
8 El que cava
un hoyo caerá en él, y al que rompa el cerco le morderá una serpiente.
9 El que corta
piedras se lastima con ellas, y el que parte leña corre peligro con ella.
10 Si se
embota el hacha y no es afilada, hay que añadir más esfuerzo. Pero es más
ventajoso aplicar la sabiduría.
11 Si la
serpiente muerde antes de ser encantada, de nada sirve el encantador.
12 Las
palabras de la boca del sabio son agradables, pero los labios del necio causan
su propia ruina. 13 El comienzo de las palabras de su boca es
necedad, y el final de su hablar es locura nociva.
14 El
insensato multiplica las palabras, aunque el hombre no sabe lo que ha de
suceder. Y lo que habrá de ser después de él, ¿quién se lo declarará?
15 El duro
trabajo fatiga al necio, de manera que él ni siquiera sabe cómo ir a la ciudad.
16 ¡Ay de ti,
oh tierra, cuando tu rey es un muchacho y tus príncipes se festejan de mañana! 17
Bienaventurada tú, oh tierra, cuando tu rey es un hijo de nobles, y tus
príncipes comen a su hora, para reponer sus fuerzas y no para embriagarse.
18 Por la
pereza se hunde el techo, y por la flojedad de manos tiene goteras la casa.
19 El alimento
se prepara para disfrutarlo, el vino alegra la vida, y el dinero preocupa a
todos.
20 Ni aun en
tu alcoba maldigas al rey, ni en tu dormitorio maldigas al rico; porque las
aves del cielo llevarán la voz, y las criaturas aladas declararán el asunto.
DEJA QUE DIOS ABRA TUS OJOS
REFLEXIÓN
Aun cuando el insensato ande en el camino, le
falta entendimiento, y a todos hace saber que es insensato. (Eclesiastés 10:3)
He visto a muchas personas en eta situación,
especialmente en el pueblo de Dios. Conocen ciertas verdades, las predican,
parecieran que estás bien parado en el camino correcto, pero a la final no
entienden nada de lo que Dios está queriendo hacer. No llegan al conocimiento
pleno de la palabra de Dios, como que repiten ciertos conceptos pero no los
entienden a cabalidad. Se dicen ser muy sabios en la palabra, pero no tienen el
concepto completo y alguno hasta herrados. Se dicen llamar maestros, pero les
falta entendimiento. En ocasiones pienso que es Dios quien no se les revela
completamente, o quizá toman lo que les interesa de o los beneficiará. El
problema con esto es que no completan el conocimiento del pueblo, no dejan que
todos lleguen a la medida de la estatura de Cristo. Entonces siempre seremos un
pueblo medio enseñado, nunca estaremos completos. Claro ellos tampoco están
completos, porque no quieren aprender todo o Dios no le revela todo. Son ciegos
guiando a otros ciegos.
ORACIÓN
Mi Dios abre mis ojos,
para poder ver tu verdad completamente. Que pueda siempre tener mi mirada en ti
y en tu verdad. Amén.
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