DÍA 184
3 DE
JULIO (SALMOS 103:1-105:45)
SALMO
103
ALABANZA DE UN ALMA AGRADECIDA
(De David)
1 Bendice, oh
alma mía, a Jehovah.
Bendiga todo mi ser su santo nombre.
2 Bendice, oh
alma mía, a Jehovah,
y no olvides ninguno de sus beneficios.
3 El es quien
perdona todas tus iniquidades,
el que sana todas tus dolencias,
4 el que
rescata del hoyo tu vida,
el que te corona de favores y de misericordia;
5 el que sacia
con bien tus anhelos,
de modo que te rejuvenezcas como el águila.
6 Jehovah es
quien hace justicia y derecho
a todos los que padecen violencia.
7 Sus caminos
dio a conocer a Moisés;
y a los hijos de Israel, sus obras.
8 Compasivo y
clemente es Jehovah,
lento para la ira y grande en misericordia.
9 No
contenderá para siempre,
ni para siempre guardará el enojo.
10 No ha hecho
con nosotros conforme a nuestras iniquidades,
ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.
11 Pues como
la altura de los cielos sobre la tierra,
así ha engrandecido su misericordia sobre los
que le temen.
12 Tan lejos
como está el oriente del occidente,
así hizo alejar de nosotros nuestras
rebeliones.
13 Como el
padre se compadece de los hijos,
así se compadece Jehovah de los que le temen.
14 Porque él
conoce nuestra condición;
se acuerda de que somos polvo.
15 El hombre,
como la hierba son sus días:
Florece como la flor del campo
16 que cuando
pasa el viento, perece;
y su lugar no la vuelve a conocer.
17 Pero la
misericordia de Jehovah es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que
le temen;
y su justicia sobre los hijos de sus hijos,
18 sobre los
que guardan su pacto
y se acuerdan de sus mandamientos para
ponerlos por obra.
19 Jehovah
estableció en los cielos su trono,
y su reino domina sobre todo.
20 Bendecid a
Jehovah, vosotros sus poderosos ángeles
que ejecutáis su palabra obedeciendo la voz de
su palabra.
21 Bendecid a
Jehovah, vosotros todos sus ejércitos,
servidores suyos que hacéis su voluntad.
22 Bendecid a
Jehovah, vosotras todas sus obras,
en todos los lugares de su señorío.
¡Bendice, alma mía, a Jehovah!
SALMO
104
CREACIÓN Y PROVIDENCIA DE DIOS
1 ¡Bendice,
alma mía, a Jehovah!
Jehovah, Dios mío, ¡qué grande eres!
Te has vestido de gloria y de esplendor.
2 Tú eres el
que se cubre de luz como de vestidura,
que extiende los cielos como una tienda,
3 que
construye sus altas moradas sobre las aguas,
que hace de las nubes su carroza,
que anda sobre las alas del viento,
4 que hace a
los vientos sus mensajeros,
y a las llamas de fuego sus servidores.
5 El fundó la
tierra sobre sus cimientos;
no será jamás removida.
6 Con el
océano como con vestido la cubriste;
sobre las montañas estaban las aguas.
7 A tu
reprensión huyeron;
se apresuraron al sonido de tu trueno.
8 Subieron las
montañas;
descendieron los valles
al lugar que tú estableciste para ellos.
9 Les pusiste
un límite,
el cual no traspasarán,
ni volverán a cubrir la tierra.
10 Tú eres el
que vierte los manantiales en los arroyos;
corren entre las colinas.
11 Dan de
beber a todos los animales del campo;
los asnos monteses mitigan su sed.
12 Junto a
ellos habitan las aves del cielo,
y trinan entre las ramas.
13 Tú das de
beber a las montañas desde tus altas moradas;
del fruto de tus obras se sacia la tierra.
14 Haces
producir el pasto para los animales
y la vegetación para el servicio del hombre,
a fin de sacar de la tierra el alimento:
15 el vino que
alegra el corazón del hombre,
el aceite que hace lucir su rostro,
y el pan que sustenta el corazón del hombre.
16 Se llenan
de savia los árboles de Jehovah;
los cedros del Líbano, que él plantó.
17 Allí anidan
las aves;
en sus copas hace su nido la cigüeña.
18 Los montes
altos son para las cabras monteses;
las peñas, para las madrigueras de los
conejos.
19 Tú eres el
que hizo la luna para las estaciones;
el sol conoce su ocaso.
20 Pones las
tinieblas, y es de noche;
en ella corretean todos los animales
silvestres.
21 Los leones
rugen por la presa
y reclaman a Dios su comida.
22 Sale el
sol; se recogen
y se echan en sus cuevas.
23 Sale el
hombre a su labor,
y a su labranza hasta el anochecer.
24 ¡Cuán
numerosas son tus obras, oh Jehovah!
A todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
25 Este es el
mar grande y ancho,
en el cual hay peces sin número,
animales grandes y pequeños.
26 Sobre él
van los navíos;
allí está el Leviatán
que hiciste para que jugase en él.
27 Todos ellos
esperan en ti,
para que les des su comida a su tiempo.
28 Tú les das,
y ellos recogen;
abres tu mano, y se sacian del bien.
29 Escondes tu
rostro, y se desvanecen;
les quitas el aliento, y dejan de ser.
Así vuelven a ser polvo.
30 Envías tu
hálito, y son creados;
y renuevas la superficie de la tierra.
31 ¡Sea la
gloria de Jehovah para siempre!
Alégrese Jehovah en sus obras.
32 El mira la
tierra, y ella tiembla;
toca las montañas, y humean.
33 Cantaré a
Jehovah en mi vida;
a mi Dios cantaré salmos mientras viva.
34 Que mi
meditación le sea grata,
y que yo me alegre en Jehovah.
35 Sean
exterminados de la tierra los pecadores,
y los impíos dejen de ser.
¡Bendice, oh alma mía, a Jehovah!
¡Aleluya!
SALMO 105
DIOS EN LA HISTORIA DE ISRAEL
1 ¡Dad gracias
a Jehovah!
¡Invocad su nombre!
Dad a conocer entre los pueblos sus hazañas.
2 Cantadle,
cantadle salmos;
hablad de todas sus maravillas.
3 Gloriaos en
su santo nombre;
alégrese el corazón de los que buscan a
Jehovah.
4 Buscad a
Jehovah y su poder;
buscad continuamente su rostro.
5 Acordaos de
las maravillas que ha hecho,
de sus prodigios y de los juicios de su boca,
6 oh vosotros,
descendientes de Abraham, su siervo;
hijos de Jacob, sus escogidos.
7 El es
Jehovah, nuestro Dios;
en toda la tierra están sus juicios.
8 Se acordó
para siempre de su pacto
—de la palabra que mandó para mil
generaciones-,
9 el cual hizo
con Abraham;
y de su juramento a Isaac.
10 Lo confirmó
a Jacob por estatuto,
como pacto sempiterno a Israel,
11 diciendo:
"A ti daré la tierra de Canaán;
como la porción que poseeréis."
12 Cuando eran
pocos en número,
muy pocos y forasteros en ella;
13 cuando
andaban de nación en nación,
y de un reino a otro pueblo,
14 no permitió
que nadie los oprimiese;
más bien, por causa de ellos castigó a reyes.
15 Dijo:
"¡No toquéis a mis ungidos,
ni hagáis mal a mis profetas!"
16 Cuando
trajo hambre sobre la tierra
y cortó todo el sustento de pan,
17 ya había
enviado delante de ellos a un hombre,
a José, que fue vendido como esclavo.
18 Afligieron
con grilletes sus pies,
y a su cuello pusieron cadena de hierro,
19 hasta que
se cumplió su palabra,
y el dicho de Jehovah lo aprobó.
20 Entonces el
rey mandó que lo soltaran;
el soberano de los pueblos lo desató.
21 Lo puso
como señor de su casa
y como gobernador de toda su posesión,
22 para que
disciplinara a su gusto a los grandes
y a sus ancianos enseñara sabiduría.
23 Después
entró Israel en Egipto,
y Jacob fue extranjero en la tierra de Cam.
24 Dios hizo
que su pueblo fuera muy fecundo,
y lo hizo más fuerte que sus enemigos.
25 Cambió el
corazón de éstos,
para que aborreciesen a su pueblo,
para que contra sus siervos actuaran con
engaño.
26 Envió a su
siervo Moisés,
y a Aarón, al cual escogió.
27 Puso en
ellos las palabras de sus señales,
y sus prodigios en la tierra de Cam.
28 Envió
tinieblas y trajo oscuridad,
pero no guardaron sus palabras.
29 Convirtió
sus aguas en sangre
y mató sus peces.
30 Su tierra
produjo ranas
hasta en las habitaciones de sus reyes.
31 Habló, y
llegaron enjambres de moscas
y piojos en todo su territorio.
32 Convirtió
sus lluvias en granizo
y en llamas de fuego, en su tierra.
33 Dañó sus
viñas y sus higueras
y quebró los árboles de su territorio.
34 Habló, y
vinieron langostas,
y pulgón sin número.
35 Comieron
toda la hierba de su país
y devoraron el pasto de su tierra.
36 Golpeó,
además, a todos los primogénitos de su país,
las primicias de todo su vigor.
37 Los sacó
con plata y oro;
no hubo entre sus tribus enfermo.
38 Egipto se
alegró de que salieran,
porque su terror había caído sobre ellos.
39 Extendió
una nube por cortina,
y fuego para alumbrar de noche.
40 Pidieron, e
hizo venir codornices,
y los sació con pan del cielo.
41 Abrió la
peña, y fluyeron aguas;
corrieron por los sequedales como río.
42 Porque se
acordó de su santa promesa
dada a su siervo Abraham.
43 Así sacó a
su pueblo con gozo;
con júbilo sacó a sus escogidos.
44 Les dio las
tierras de las naciones,
y heredaron el fruto de las labores de ellas,
45 para que
guardasen sus estatutos
y observasen sus leyes.
¡Aleluya!
TENIENDO UN CONCEPTO ADECUADO DE MÍ MISMO
REFLEXIÓN
No ha hecho con nosotros conforme a nuestras
iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. (Salmo 103:10)
Debemos siempre estar agradecidos a Dios,
porque su misericordia es grande. Debido a su santidad deberíamos todos ser
consumidos, como consecuencia de nuestro pecado. Ninguno de nosotros podemos
decir que, Dios está complacido con lo que hacemos. Al decir o pensar algo así,
solo muestra nuestra ignorancia de la santidad de Dios. Solo su misericordia
nos mantiene con vida, y deja que podamos dirigirnos hacia él. También nos mantiene
con vida, el hecho que hayamos aceptado a Jesucristo como salvador. Así que no
pensemos más que Dios está enamorado de nosotros, porque somos tan buenos y
agradables. Presentémonos delante de Dios correctamente.
ORACIÓN
Mi Dios ayúdame a estar lo más acepto posible
delante de ti, que pueda reconocer mis errores y fallas. Amén.
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