viernes, 3 de julio de 2015

LECTURA 3 DE JULIO

DÍA 184

3 DE JULIO (SALMOS 103:1-105:45)

SALMO 103

ALABANZA DE UN ALMA AGRADECIDA

(De David)

1 Bendice, oh alma mía, a Jehovah.
Bendiga todo mi ser su santo nombre.
2 Bendice, oh alma mía, a Jehovah,
y no olvides ninguno de sus beneficios.
3 El es quien perdona todas tus iniquidades,
el que sana todas tus dolencias,
4 el que rescata del hoyo tu vida,
el que te corona de favores y de misericordia;
5 el que sacia con bien tus anhelos,
de modo que te rejuvenezcas como el águila.

6 Jehovah es quien hace justicia y derecho
a todos los que padecen violencia.
7 Sus caminos dio a conocer a Moisés;
y a los hijos de Israel, sus obras.
8 Compasivo y clemente es Jehovah,
lento para la ira y grande en misericordia.
9 No contenderá para siempre,
ni para siempre guardará el enojo.
10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades,
ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.
11 Pues como la altura de los cielos sobre la tierra,
así ha engrandecido su misericordia sobre los que le temen.
12 Tan lejos como está el oriente del occidente,
así hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.

13 Como el padre se compadece de los hijos,
así se compadece Jehovah de los que le temen.
14 Porque él conoce nuestra condición;
se acuerda de que somos polvo.

15 El hombre, como la hierba son sus días:
Florece como la flor del campo
16 que cuando pasa el viento, perece;
y su lugar no la vuelve a conocer.
17 Pero la misericordia de Jehovah es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen;
y su justicia sobre los hijos de sus hijos,
18 sobre los que guardan su pacto
y se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.
19 Jehovah estableció en los cielos su trono,
y su reino domina sobre todo.
20 Bendecid a Jehovah, vosotros sus poderosos ángeles
que ejecutáis su palabra obedeciendo la voz de su palabra.
21 Bendecid a Jehovah, vosotros todos sus ejércitos,
servidores suyos que hacéis su voluntad.
22 Bendecid a Jehovah, vosotras todas sus obras,
en todos los lugares de su señorío.
¡Bendice, alma mía, a Jehovah!

SALMO 104

CREACIÓN Y PROVIDENCIA DE DIOS

1 ¡Bendice, alma mía, a Jehovah!
Jehovah, Dios mío, ¡qué grande eres!
Te has vestido de gloria y de esplendor.

2 Tú eres el que se cubre de luz como de vestidura,
que extiende los cielos como una tienda,
3 que construye sus altas moradas sobre las aguas,
que hace de las nubes su carroza,
que anda sobre las alas del viento,
4 que hace a los vientos sus mensajeros,
y a las llamas de fuego sus servidores.

5 El fundó la tierra sobre sus cimientos;
no será jamás removida.
6 Con el océano como con vestido la cubriste;
sobre las montañas estaban las aguas.
7 A tu reprensión huyeron;
se apresuraron al sonido de tu trueno.
8 Subieron las montañas;
descendieron los valles
al lugar que tú estableciste para ellos.
9 Les pusiste un límite,
el cual no traspasarán,
ni volverán a cubrir la tierra.

10 Tú eres el que vierte los manantiales en los arroyos;
corren entre las colinas.
11 Dan de beber a todos los animales del campo;
los asnos monteses mitigan su sed.
12 Junto a ellos habitan las aves del cielo,
y trinan entre las ramas.
13 Tú das de beber a las montañas desde tus altas moradas;
del fruto de tus obras se sacia la tierra.
14 Haces producir el pasto para los animales
y la vegetación para el servicio del hombre,
a fin de sacar de la tierra el alimento:
15 el vino que alegra el corazón del hombre,
el aceite que hace lucir su rostro,
y el pan que sustenta el corazón del hombre.

16 Se llenan de savia los árboles de Jehovah;
los cedros del Líbano, que él plantó.
17 Allí anidan las aves;
en sus copas hace su nido la cigüeña.
18 Los montes altos son para las cabras monteses;
las peñas, para las madrigueras de los conejos.

19 Tú eres el que hizo la luna para las estaciones;
el sol conoce su ocaso.
20 Pones las tinieblas, y es de noche;
en ella corretean todos los animales silvestres.
21 Los leones rugen por la presa
y reclaman a Dios su comida.
22 Sale el sol; se recogen
y se echan en sus cuevas.
23 Sale el hombre a su labor,
y a su labranza hasta el anochecer.
24 ¡Cuán numerosas son tus obras, oh Jehovah!
A todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.

25 Este es el mar grande y ancho,
en el cual hay peces sin número,
animales grandes y pequeños.
26 Sobre él van los navíos;
allí está el Leviatán
que hiciste para que jugase en él.
27 Todos ellos esperan en ti,
para que les des su comida a su tiempo.
28 Tú les das, y ellos recogen;
abres tu mano, y se sacian del bien.
29 Escondes tu rostro, y se desvanecen;
les quitas el aliento, y dejan de ser.
Así vuelven a ser polvo.
30 Envías tu hálito, y son creados;
y renuevas la superficie de la tierra.
31 ¡Sea la gloria de Jehovah para siempre!
Alégrese Jehovah en sus obras.
32 El mira la tierra, y ella tiembla;
toca las montañas, y humean.
33 Cantaré a Jehovah en mi vida;
a mi Dios cantaré salmos mientras viva.
34 Que mi meditación le sea grata,
y que yo me alegre en Jehovah.
35 Sean exterminados de la tierra los pecadores,
y los impíos dejen de ser.
¡Bendice, oh alma mía, a Jehovah!
¡Aleluya!

SALMO 105

DIOS EN LA HISTORIA DE ISRAEL

1 ¡Dad gracias a Jehovah!
¡Invocad su nombre!
Dad a conocer entre los pueblos sus hazañas.
2 Cantadle, cantadle salmos;
hablad de todas sus maravillas.
3 Gloriaos en su santo nombre;
alégrese el corazón de los que buscan a Jehovah.
4 Buscad a Jehovah y su poder;
buscad continuamente su rostro.
5 Acordaos de las maravillas que ha hecho,
de sus prodigios y de los juicios de su boca,
6 oh vosotros, descendientes de Abraham, su siervo;
hijos de Jacob, sus escogidos.

7 El es Jehovah, nuestro Dios;
en toda la tierra están sus juicios.
8 Se acordó para siempre de su pacto
—de la palabra que mandó para mil generaciones-,
9 el cual hizo con Abraham;
y de su juramento a Isaac.
10 Lo confirmó a Jacob por estatuto,
como pacto sempiterno a Israel,
11 diciendo: "A ti daré la tierra de Canaán;
como la porción que poseeréis."

12 Cuando eran pocos en número,
muy pocos y forasteros en ella;
13 cuando andaban de nación en nación,
y de un reino a otro pueblo,
14 no permitió que nadie los oprimiese;
más bien, por causa de ellos castigó a reyes.
15 Dijo: "¡No toquéis a mis ungidos,
ni hagáis mal a mis profetas!"

16 Cuando trajo hambre sobre la tierra
y cortó todo el sustento de pan,
17 ya había enviado delante de ellos a un hombre,
a José, que fue vendido como esclavo.
18 Afligieron con grilletes sus pies,
y a su cuello pusieron cadena de hierro,
19 hasta que se cumplió su palabra,
y el dicho de Jehovah lo aprobó.
20 Entonces el rey mandó que lo soltaran;
el soberano de los pueblos lo desató.
21 Lo puso como señor de su casa
y como gobernador de toda su posesión,
22 para que disciplinara a su gusto a los grandes
y a sus ancianos enseñara sabiduría.

23 Después entró Israel en Egipto,
y Jacob fue extranjero en la tierra de Cam.
24 Dios hizo que su pueblo fuera muy fecundo,
y lo hizo más fuerte que sus enemigos.
25 Cambió el corazón de éstos,
para que aborreciesen a su pueblo,
para que contra sus siervos actuaran con engaño.

26 Envió a su siervo Moisés,
y a Aarón, al cual escogió.
27 Puso en ellos las palabras de sus señales,
y sus prodigios en la tierra de Cam.
28 Envió tinieblas y trajo oscuridad,
pero no guardaron sus palabras.
29 Convirtió sus aguas en sangre
y mató sus peces.
30 Su tierra produjo ranas
hasta en las habitaciones de sus reyes.
31 Habló, y llegaron enjambres de moscas
y piojos en todo su territorio.
32 Convirtió sus lluvias en granizo
y en llamas de fuego, en su tierra.
33 Dañó sus viñas y sus higueras
y quebró los árboles de su territorio.
34 Habló, y vinieron langostas,
y pulgón sin número.
35 Comieron toda la hierba de su país
y devoraron el pasto de su tierra.
36 Golpeó, además, a todos los primogénitos de su país,
las primicias de todo su vigor.
37 Los sacó con plata y oro;
no hubo entre sus tribus enfermo.
38 Egipto se alegró de que salieran,
porque su terror había caído sobre ellos.

39 Extendió una nube por cortina,
y fuego para alumbrar de noche.
40 Pidieron, e hizo venir codornices,
y los sació con pan del cielo.
41 Abrió la peña, y fluyeron aguas;
corrieron por los sequedales como río.
42 Porque se acordó de su santa promesa
dada a su siervo Abraham.

43 Así sacó a su pueblo con gozo;
con júbilo sacó a sus escogidos.
44 Les dio las tierras de las naciones,
y heredaron el fruto de las labores de ellas,
45 para que guardasen sus estatutos
y observasen sus leyes.
¡Aleluya!


TENIENDO UN CONCEPTO ADECUADO DE MÍ MISMO


REFLEXIÓN

No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. (Salmo 103:10)

Debemos siempre estar agradecidos a Dios, porque su misericordia es grande. Debido a su santidad deberíamos todos ser consumidos, como consecuencia de nuestro pecado. Ninguno de nosotros podemos decir que, Dios está complacido con lo que hacemos. Al decir o pensar algo así, solo muestra nuestra ignorancia de la santidad de Dios. Solo su misericordia nos mantiene con vida, y deja que podamos dirigirnos hacia él. También nos mantiene con vida, el hecho que hayamos aceptado a Jesucristo como salvador. Así que no pensemos más que Dios está enamorado de nosotros, porque somos tan buenos y agradables. Presentémonos delante de Dios correctamente.

ORACIÓN

Mi Dios ayúdame a estar lo más acepto posible delante de ti, que pueda reconocer mis errores y fallas. Amén.





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