viernes, 24 de julio de 2015

LECTURA 24 DE JULIO

DÍA 205

24 DE JULIO (ECLESIASTÉS 3:1-6:12)

CAPÍTULO 3

UN TIEMPO PARA TODO

1 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora:

2 Tiempo de nacer y tiempo de morir;
tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado;
3 tiempo de matar y tiempo de sanar;
tiempo de destruir y tiempo de construir;
4 tiempo de llorar y tiempo de reír;
tiempo de estar de duelo y tiempo de bailar;
5 tiempo de esparcir piedras y tiempo de juntar piedras;
tiempo de abrazar y tiempo de dejar de abrazar;
6 tiempo de buscar y tiempo de perder;
tiempo de guardar y tiempo de arrojar;
7 tiempo de romper y tiempo de coser;
tiempo de callar y tiempo de hablar;
8 tiempo de amar y tiempo de aborrecer;
tiempo de guerra y tiempo de paz.

9 ¿Qué provecho saca el que hace algo, de aquello en que se afana? 10 He considerado la tarea que Dios ha dado a los hijos del hombre, para que se ocupen en ella. 11 Todo lo hizo hermoso en su tiempo; también ha puesto eternidad en el corazón de ellos, de modo que el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin.

12 Yo sé que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse y pasarlo bien en su vida. 13 Y también, que es un don de Dios que todo hombre coma y beba y goce del fruto de todo su duro trabajo. 14 Sé que todo lo que Dios hace permanecerá para siempre. Sobre ello no hay que añadir, ni de ello hay que disminuir. Así lo ha hecho Dios, para que los hombres teman delante de él. 15 Aquello que fue ya es, y lo que ha de ser ya fue. Dios recupera lo que ya pasó.

LAS INJUSTICIAS DE LA VIDA

16 Además, he visto debajo del sol que en el lugar del derecho allí está la impiedad, y que en el lugar de la justicia allí está la impiedad. 17 Y yo dije en mi corazón: "Tanto al justo como al impío los juzgará Dios, porque hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace."

18 Yo dije en mi corazón, con respecto a los hijos del hombre, que Dios los ha probado para que vean que ellos de por sí son animales. 19 Porque lo que ocurre con los hijos del hombre y lo que ocurre con los animales es lo mismo: Como es la muerte de éstos, así es la muerte de aquéllos. Todos tienen un mismo aliento; el hombre no tiene ventaja sobre los animales, porque todo es vanidad. 20 Todo va al mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo. 21 ¿Quién sabe si el espíritu del hombre sube arriba, y si el espíritu del animal desciende abajo a la tierra?

22 Así que he visto que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse en sus obras, porque ésa es su porción. Pues, ¿quién lo llevará para que vea lo que ha de ser después de él?

CAPÍTULO 4

1 Yo me volví y vi todos los actos de opresión que se cometen debajo del sol: He allí las lágrimas de los oprimidos, que no tienen quien los consuele. El poder está de parte de sus opresores, y no tienen quien los consuele. 2 Entonces yo elogié a los difuntos, los que ya habían muerto, más que a los vivos, los que hasta ahora viven. 3 Pero consideré que mejor que ambos es el que aún no ha nacido, que no ha visto las malas obras que se hacen debajo del sol.

4 Asimismo, yo he visto que todo trabajo y toda obra excelente son resultado de la rivalidad del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.

5 El necio se cruza de brazos y come su misma carne.

VENTAJAS DE UNA VIDA SABIA

6 Mejor es una mano llena de sosiego que ambos puños llenos de duro trabajo y de aflicción de espíritu. 7 Otra vez me volví y vi esta vanidad debajo del sol: 8 Se da el caso de un hombre solo y sin sucesor, que no tiene ni hijo ni hermano; pero no cesa de todo su duro trabajo, ni sus ojos se sacian de riquezas, ni se pregunta: "¿Para quién me afano yo, privando a mi alma del bienestar?" También esto es vanidad y penosa tarea.

9 Mejor dos que uno solo, pues tienen mejor recompensa por su trabajo. 10 Porque si caen, el uno levantará a su compañero. Pero, ¡ay del que cae cuando no hay otro que lo levante! 11 También si dos duermen juntos, se abrigarán mutuamente. Pero, ¿cómo se abrigará uno solo? 12 Y si uno es atacado por alguien, si son dos, prevalecerán contra él. Y un cordel triple no se rompe tan pronto.

13 Mejor es un muchacho pobre y sabio que un rey viejo e insensato que ya no sabe ser precavido; 14 aunque aquél para reinar haya salido de la cárcel, o aunque en su reino haya nacido pobre. 15 Vi a todos los vivientes debajo del sol caminando con el muchacho sucesor que estará en lugar del otro. 16 Era sin fin todo el pueblo que estaba delante de él. Sin embargo, los que vengan después tampoco estarán contentos con él. También esto es vanidad y conflicto de espíritu.

CAPÍTULO 5

EL COMPORTAMIENTO ANTE DIOS

1 Cuando vayas a la casa de Dios, guarda tu pie. Acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios, que no saben que hacen mal.

2 No te precipites con tu boca, ni se apresure tu corazón a proferir palabra delante de Dios. Porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras. 3 Pues de la mucha preocupación viene el soñar; y de las muchas palabras, el dicho del necio.

4 Cuando hagas un voto a Dios, no tardes en cumplirlo; porque él no se complace en los necios. Cumple lo que prometes. 5 Mejor es que no prometas, a que prometas y no cumplas. 6 No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del mensajero que fue un error. ¿Por qué habrá de airarse Dios a causa de tu voz y destruir la obra de tus manos? 7 Porque cuando hay muchos sueños, también hay vanidades y muchas palabras. Pero tú, teme a Dios.

PARADOJAS DE LA VIDA

8 Si observas en una provincia la opresión de los pobres y la privación del derecho y la justicia, no te asombres por ello. Porque al alto lo vigila uno más alto, y hay alguien aun más alto que ellos. 9 Pero en todo es provechoso para un país que el rey esté al servicio del campo.

10 El que ama el dinero no quedará satisfecho con dinero, y el que ama las riquezas no tendrá beneficio. También esto es vanidad.

11 Cuando los bienes aumentan, también aumentan los que los consumen. ¿Qué provecho, pues, tendrán sus dueños aparte de verlos con sus ojos?

12 Dulce es el sueño del trabajador, haya comido poco o haya comido mucho; pero al rico no le deja dormir la abundancia.

13 Hay un grave mal que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por su dueño, para su propio mal; 14 o aquellas riquezas que se pierden en un mal negocio. Y al engendrar un hijo, nada le queda en la mano. 15 Como salió del vientre de su madre, desnudo, así volverá; tal como vino, se irá. Nada de su duro trabajo llevará en su mano cuando se vaya. 16 Este también es un grave mal: que de la misma manera que vino, así vuelva. ¿Y de qué le aprovecha afanarse para el viento? 17 Además, consume todos los días de su vida en tinieblas, con mucha frustración, enfermedad y resentimiento.

18 He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo agradable es comer y beber, y tomar satisfacción en todo el duro trabajo con que se afana debajo del sol, durante los contados días de la vida que Dios le ha dado; porque ésta es su porción. 19 Asimismo, el que Dios le dé a un hombre riquezas y posesiones, permitiéndole también comer de ellas, tomar su porción y gozarse de su duro trabajo, esto es un don de Dios. 20 Ciertamente no se acordará mucho de los días de su vida, ya que Dios lo mantiene ocupado con la alegría de su corazón.

CAPÍTULO 6

1 Hay un mal que he visto debajo del sol y que es muy gravoso sobre el hombre. 2 Se da el caso de un hombre a quien Dios ha dado riquezas, posesiones y honra, y nada le falta de todo lo que desea. Pero Dios no le ha permitido comer de ello; más bien, los extraños se lo comen. Esto es vanidad y penosa enfermedad.

3 Si un hombre engendra cien hijos y vive muchos años, de modo que los días de sus años son numerosos, pero su alma no se sacia de sus bienes y ni aun recibe sepultura, digo yo que un abortivo es mejor que él. 4 Porque vino en vano y a las tinieblas se fue, y su nombre quedará cubierto con tinieblas. 5 Aunque no vio el sol ni nada conoció, más sosiego tiene éste que aquél. 6 Aunque aquél viva mil años dos veces, sin gozar del bien, ¿no van todos a un mismo lugar?

7 Todo el duro trabajo del hombre es para su boca; y con todo eso, su alma no se sacia. 8 ¿Qué ventaja tiene el sabio sobre el necio? ¿Qué gana el pobre que sabe conducirse ante los demás seres vivientes?

LO QUE ES MEJOR PARA EL HOMBRE

9 Mejor es lo que los ojos ven que el divagar del deseo. Sin embargo, esto también es vanidad y aflicción de espíritu. 10 El que existe ya ha recibido un nombre, y se sabe que es sólo hombre y que no puede contender con quien es más fuerte que él. 11 Cuando hay muchas palabras, éstas aumentan la vanidad. ¿Qué ventaja, pues, tiene el hombre? 12 Porque, ¿quién sabe lo que es mejor para el hombre durante los contados días de su vana vida, los cuales él pasa como sombra? ¿Quién, pues, declarará al hombre qué habrá después de él debajo del sol?


DEJANDO A DIOS HACER SU TRABAJO


REFLEXIÓN

Además, he visto debajo del sol que en el lugar del derecho allí está la impiedad, y que en el lugar de la justicia allí está la impiedad. (Eclesiastés 3:16)

Entonces la impiedad, la impunidad y todas esas cosas en consecuencia de la ausencia del derecho y la justicia. No es que haya impiedad, lo que no hay es derecho. No es que hay impunidad, sino más bien falta la justicia. Al mirar alguna forma de mal en nuestro alrededor, implica la ausencia de alguna buena virtud de Dios. Nuestra acciones entorpecen lo que Dio pueda hacer aquí en la tierra, queriendo imitar lo que procede de Dios nos interponemos  a la accionar de Dios. Al interponernos entre la persona y lo que verdaderamente procede de Dios, entonces relucen la injusticias. Porque nosotros siempre aplicaremos el derecho y la justicia de acuerdo a nuestro criterio, y no según la verdadera necesidad que se esté manifestando. Esto tiene relación con todo en la vida cristiana, al intervenir nosotros entonces reinará la anarquía.

ORACIÓN

Mi Dio que pueda siempre dejar fluir tu derecho y tu justicia, que no pueda yo frenar lo que proceda de ti. Amén.





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