DÍA 10
10 DE ENERO (GÉNESIS 27:1-28:22)
10 DE ENERO (GÉNESIS 27:1-28:22)
CAPÍTULO 27
JACOB USURPA LA BENDICIÓN DE
ESAÚ
1 Aconteció que cuando Isaac había envejecido, sus ojos se debilitaron, y
no podía ver. Entonces llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo:
—Hijo mío.
El respondió:
—Heme aquí.
2 Le dijo:
—He aquí, yo ya soy viejo y no sé el día de mi
muerte. 3 Toma, pues, ahora tu equipo, tu aljaba y tu arco, y vé al
campo a cazar algo para mí. 4 Luego hazme un potaje como a mí me
gusta. Tráemelo para que coma, y yo te bendiga antes que muera.
5 Rebeca estaba escuchando cuando Isaac hablaba a su hijo Esaú. Cuando
Esaú fue al campo para cazar lo que había de traer, 6 Rebeca habló a
su hijo Jacob diciendo:
—He aquí, he oído a tu padre que hablaba con tu
hermano Esaú, diciendo: 7 "Caza para mí y hazme un potaje para
que coma y te bendiga en presencia de Jehovah, antes de mi muerte." 8
Ahora pues, hijo mío, obedéceme en lo que te mando: 9 Vé al rebaño y
tráeme de allí dos buenos cabritos; y yo haré con ellos un potaje para tu
padre, como a él le gusta. 10 Tú se lo llevarás a tu padre; y
comerá, para que te bendiga antes de su muerte.
11 Jacob dijo a Rebeca su madre:
—He aquí que Esaú mi hermano es hombre velludo,
y yo soy lampiño. 12 Quizás me palpe mi padre y me tenga por un
farsante, y traiga sobre mí una maldición en vez de una bendición.
13 Su madre le respondió:
—Hijo mío, sobre mí recaiga tu maldición. Tú
solamente obedéceme; vé y tráemelos.
14 Entonces él fue, tomó los cabritos y se los trajo a su madre. Y ella
hizo un potaje como le gustaba a su padre. 15 Luego Rebeca tomó la
ropa más preciada de Esaú, su hijo mayor, que ella tenía en casa, y vistió a
Jacob, su hijo menor. 16 Y puso las pieles de los cabritos sobre las
manos y sobre el cuello, donde no tenía vello. 17 Luego puso el
potaje y el pan, que había preparado, en las manos de Jacob su hijo. 18
Y él fue a su padre y le dijo:
—Padre mío.
El respondió:
—Heme aquí. ¿Quién eres, hijo mío?
19 Jacob respondió a su padre:
—Yo soy Esaú, tu primogénito. He hecho lo que me
dijiste. Por favor, levántate, siéntate y come de mi caza, para que tú me bendigas.
20 Entonces Isaac preguntó a su hijo:
—¿Cómo es que pudiste hallarla tan pronto, hijo
mío?
El respondió:
—Porque Jehovah tu Dios hizo que se encontrase
delante de mí. 21 E Isaac dijo a Jacob:
—Por favor, acércate y te palparé, hijo mío, a
ver si tú eres mi hijo Esaú, o no.
22 Jacob se acercó a su padre Isaac, quien le palpó y dijo:
—La voz es la voz de Jacob, pero las manos son
las manos de Esaú.
23 No lo pudo reconocer, porque sus manos parecían tan velludas como las
manos de su hermano Esaú, y lo bendijo. 24 Le preguntó:
—¿Eres tú realmente mi hijo Esaú?
El respondió:
—Sí, yo soy.
25 Le dijo:
—Acércamela; comeré de la caza de mi hijo, para
que yo te bendiga.
Jacob se la acercó, e Isaac comió. Le trajo
también vino, y bebió. 26 Entonces le dijo su padre Isaac:
—Acércate, por favor, y bésame, hijo mío.
27 El se acercó y lo besó. Y al percibir Isaac el olor de su ropa, lo
bendijo diciendo:
—He aquí, el olor de mi hijo
es como el olor del campo
que Jehovah ha bendecido.
28 Dios te dé del rocío del cielo
y de lo más preciado de la tierra:
trigo y vino en abundancia.
29 Que los pueblos te sirvan,
y las naciones se postren ante ti.
Sé señor de tus hermanos,
y póstrense ante ti los hijos de tu madre.
Sean malditos los que te maldigan,
y benditos los que te bendigan.
30 Y sucedió luego que Isaac había terminado de bendecir a Jacob, y cuando
apenas había salido Jacob de la presencia de su padre Isaac, que su hermano
Esaú llegó de cazar. 31 El también hizo un potaje, lo llevó a su
padre y le dijo:
—Levántate, padre mío, y come de la caza de tu
hijo, para que tú me bendigas.
32 Entonces su padre Isaac le preguntó:
—¿Quién eres tú?
El respondió.
—Yo soy Esaú, tu hijo primogénito.
33 Isaac se estremeció fuertemente y dijo:
—¿Quién, pues, es el que vino aquí, que cazó y
me trajo de comer, y yo comí de todo antes de que tú vinieses? ¡Yo lo bendije,
y será bendito!
34 Cuando Esaú oyó las palabras de su padre, profirió un grito fuerte y
muy amargo. Y dijo a su padre:
—¡Bendíceme también a mí, padre mío!
35 El dijo:
—Tu hermano vino con engaño y se llevó tu
bendición.
36 El respondió:
—¿No es cierto que llamaron su nombre Jacob? Pues ya me ha suplantado estas dos veces: Se
llevó mi primogenitura, y he aquí que ahora también se ha llevado mi bendición.
-Y añadió-: ¿No te queda una bendición para mí?
37 Isaac respondió y dijo a Esaú:
—He aquí, yo lo he puesto por señor tuyo, y le
he dado como siervos a todos sus hermanos. Le he provisto de trigo y de vino.
¿Qué, pues, haré por ti, hijo mío?
38 Esaú dijo a su padre:
—¿No tienes más que una sola bendición, padre
mío? ¡Bendíceme también a mí, padre mío!
Y Esaú alzó su voz y lloró. 39
Entonces respondió Isaac su padre y le dijo:
—He aquí, será favorecido el lugar que habites
con los más preciados productos de la tierra
y con el rocío del cielo arriba.
40 De tu espada vivirás
y a tu hermano servirás.
Pero sucederá que cuando adquieras dominio,
romperás su yugo de sobre tu cuello.
ESAÚ PLANEA MATAR A JACOB
41 Esaú aborreció a Jacob por la bendición con que le había bendecido su
padre, y dijo en su corazón: "Se acercan los días de duelo por mi padre;
entonces yo mataré a mi hermano Jacob."
42 Fueron dichas a Rebeca las palabras de Esaú, su hijo mayor. Ella envió
a llamar a Jacob, su hijo menor, y le dijo:
—He aquí que Esaú tu hermano planea vengarse de
ti, matándote. 43 Ahora pues, hijo mío, obedéceme: Levántate y huye
a mi hermano Labán, en Harán. 44 Pasa con él algún tiempo, hasta que
el enojo de tu hermano se aplaque, 45 hasta que se aplaque la ira de
tu hermano contra ti y se olvide de lo que le has hecho. Entonces yo mandaré a
traerte de allá. ¿Por qué habré de ser privada de vosotros dos en un solo día?
JACOB HUYE A PADAN-ARAM
46 Rebeca dijo a Isaac:
—Estoy hastiada de vivir por causa de las
mujeres heteas: Si Jacob toma esposa de entre las mujeres heteas, de las mujeres de esta tierra, como éstas, ¿para
qué quiero la vida?
CAPÍTULO 28
1 Entonces Isaac llamó a Jacob, lo bendijo y le mandó diciendo:
—No tomes esposa de entre las mujeres de Canaán. 2 Levántate, vé a
Padan-aram, a la casa de Betuel, padre de tu madre, y toma allí mujer de las
hijas de Labán, hermano de tu madre. 3 Que el Dios Todopoderoso te
bendiga, te haga fecundo y te multiplique hasta que llegues a ser multitud de
pueblos. 4 Que él te dé la bendición de Abraham, lo mismo que a tu
descendencia, para que poseas la tierra en que habitas, la cual Dios ha dado a
Abraham.
5 Así envió Isaac a Jacob, quien fue a Padan-aram, a Labán hijo de Betuel
el arameo, hermano de Rebeca, madre de Jacob y de Esaú.
6 Esaú vio que Isaac había bendecido a Jacob y que le había enviado a
Padan-aram para tomar allí mujer para sí. Vio también que cuando lo bendijo, le
mandó diciendo: "No tomes esposa de entre las mujeres de Canaán", 7
Jacob había obedecido a su padre y a su madre, y se había ido a Padan-aram. 8
Asimismo, vio Esaú que las mujeres de Canaán le parecían mal a Isaac su padre. 9
Entonces él también se fue a Ismael y tomó para sí por mujer a Majalat hija de
Ismael, hijo de Abraham, hermana de Nebayot, además de las otras mujeres que
tenía.
JEHOVAH CONFIRMA SU PACTO A
JACOB
10 Jacob partió de Beerseba y se fue hacia Harán. 11 Y llegó a
cierto lugar y pasó allí la noche, porque el sol ya se había puesto. Tomó una
de las piedras de aquel lugar, la puso como cabecera y se acostó en aquel
lugar. 12 Entonces soñó, y he aquí una escalera puesta en la tierra,
cuya parte superior alcanzaba el cielo. He aquí que los ángeles de Dios subían
y descendían por ella. 13 Y he aquí que Jehovah estaba en lo alto de
ella y dijo:
—Yo soy Jehovah, el Dios de tu padre Abraham y
el Dios de Isaac. La tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu
descendencia. 14 Tus descendientes serán como el polvo de la tierra.
Te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur, y en ti y en tu
descendencia serán benditas todas las familias de la tierra. 15 He
aquí que yo estoy contigo; yo te guardaré por dondequiera que vayas y te haré
volver a esta tierra. No te abandonaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.
16 Jacob despertó de su sueño y dijo:
—¡Ciertamente Jehovah está presente en este
lugar, y yo no lo sabía!
17 Él tuvo miedo y dijo:
—¡Cuán temible es este lugar! No es otra cosa
que casa de Dios y puerta del cielo.
18 Jacob se levantó muy de mañana, tomó la piedra que había puesto como
cabecera, la puso como memorial y derramó aceite sobre ella. 19 Y
llamó el nombre de aquel lugar Betel, aunque el nombre antiguo de la ciudad era Luz.
20 Jacob también hizo un voto diciendo:
—Si Dios está conmigo y me guarda en este viaje
que realizo, si me da pan para comer y vestido para vestir, 21 y yo
vuelvo en paz a la casa de mi padre, Jehovah será mi Dios. 22 Esta
piedra que he puesto como memorial será una casa de Dios, y de todo lo que me
des, sin falta apartaré el diezmo para ti.
REFLEXIÓN
Dios confirma, de nuevo, el pacto hecho con Abraham y con Isaac, pero esta ves lo hace con Jacob, quien fue en quien comienza realmente el pueblo de Israel. Jacob tuvo doce hijos que son exactamente las doce tribus de Israel. Lo importante de esto es que de parte de Jacob la confirmación del pacto para el tiene que ver en parte con lo económico. Jacob esperaba ser bendecido por Dios a lo largo de su vida, y el se comprometía con devolver a Dios la décima parte de esa bendición, como un compromiso de hecerlo el Dios de su adoración.
ORACIÓN
Mi Dios permíteme que te haga el Dios de mi adoración, que seas el centro de mi existencia. Señor dame todo lo necesario para subsistir en este mundo, y te daré los diezmos de todo lo que pongas en mis manos. Amén.
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