domingo, 25 de enero de 2015

LECTURA 25 DE ENERO

DÍA 25

25 DE ENERO (ÉXODO 17:1-20:26)

CAPÍTULO 17

BROTA AGUA DE LA PEÑA DE HOREB

1 Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin, para continuar sus etapas, según el mandato de Jehovah; y acamparon en Refidim, donde no había agua para que el pueblo bebiese. 2 El pueblo altercó con Moisés diciendo:

—¡Danos agua para beber!

Moisés les dijo:

—¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué ponéis a prueba a Jehovah?

3 Así que el pueblo sediento murmuró allí contra Moisés diciendo:

—¿Por qué nos trajiste de Egipto para matarnos de sed, a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado? 

4 Moisés clamó a Jehovah diciendo:

—¿Qué haré con este pueblo? Poco falta para que me apedreen.

5 Jehovah respondió a Moisés:

—Pasa delante del pueblo y toma contigo a algunos de los ancianos de Israel. Toma también en tu mano la vara con que golpeaste el Nilo, y vé. 6 He aquí, yo estaré delante de ti allí sobre la peña de Horeb. Tú golpearás la peña, y saldrá de ella agua, y el pueblo beberá.

Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel. 7 Y llamó el nombre de aquel lugar Masá y Meriba, por el altercado de los hijos de Israel y porque pusieron a prueba a Jehovah, diciendo: "¿Está Jehovah entre nosotros, o no?"

VICTORIA DE ISRAEL SOBRE AMALEC

8 Entonces vino Amalec y combatió contra Israel en Refidim. 9 Y Moisés dijo a Josué:

—Escoge algunos de nuestros hombres y sal a combatir contra Amalec. Mañana yo estaré sobre la cima de la colina con la vara de Dios en mi mano.

10 Josué hizo como le dijo Moisés y combatió contra Amalec, mientras Moisés, Aarón y Hur subieron a la cumbre de la colina. 11 Sucedió que cuando Moisés alzaba su mano, Israel prevalecía; pero cuando bajaba su mano, prevalecía Amalec. 12 Ya las manos de Moisés estaban cansadas; por tanto, tomaron una piedra y la pusieron debajo de él, y él se sentó sobre ella. Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro del otro lado. Así hubo firmeza en sus manos hasta que se puso el sol. 13 Y así derrotó Josué a Amalec y a su pueblo, a filo de espada. 14 Entonces Jehovah dijo a Moisés:

—Escribe esto en un libro como memorial, y di claramente a Josué que yo borraré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo.

15 Moisés edificó un altar y llamó su nombre Jehovah-nisi. 16 Y dijo:

—Por cuanto alzó la mano contra el trono de Jehovah, Jehovah tendrá guerra contra Amalec de generación en generación.

CAPÍTULO 18

JETRO VISITA A MOISÉS EN REFIDIM

1 Jetro, sacerdote de Madián y suegro de Moisés, oyó todas las cosas que Dios había hecho a favor de Moisés y de su pueblo Israel, y cómo Jehovah había sacado a Israel de Egipto. 2 Y Jetro, suegro de Moisés, tomó a Séfora, la mujer de Moisés, a quien éste había enviado; 3 también tomó a sus dos hijos. (El uno se llamaba Gersón, porque Moisés había dicho: "Fui forastero en tierra extranjera." 4 El otro se llamaba Eliezer, porque había dicho: "El Dios de mi padre me ayudó y me libró de la espada del faraón.") 5 Jetro, suegro de Moisés, y la mujer de éste y sus hijos fueron a ver a Moisés en el desierto donde estaba el campamento, junto al monte de Dios. 6 Y envió a decir a Moisés: "Yo, tu suegro Jetro, vengo a ti con tu mujer y con sus dos hijos."

7 Moisés salió a recibir a su suegro, se postró ante él y lo besó. Se preguntaron el uno al otro cómo estaban, y entraron en la tienda. 8 Moisés contó a su suegro todas las cosas que Jehovah había hecho al faraón y a los egipcios a favor de Israel, los contratiempos que habían pasado en el camino, y cómo los había librado Jehovah. 9 Se alegró Jetro de todo el bien que Jehovah había hecho a Israel, librándole de la mano de los egipcios. 10 Jetro dijo:

—¡Bendito sea Jehovah, que os libró de mano de los egipcios y de mano del faraón! El es quien libró al pueblo de mano de los egipcios. 11 Ahora reconozco que Jehovah es más grande que todos los dioses, porque castigó a aquellos que os trataron con arrogancia.

12 Después Jetro, suegro de Moisés, ofreció un holocausto y sacrificios a Dios. Aarón y todos los ancianos de Israel fueron a comer con el suegro de Moisés delante de Dios.

JETRO ASESORA LA ELECCIÓN DE JUECES 

13 Aconteció que al día siguiente Moisés se sentó para administrar justicia al pueblo. Y el pueblo estuvo delante de Moisés desde la mañana hasta la noche. 14 Al ver el suegro de Moisés todo lo que él hacía por el pueblo, dijo:

—¿Qué es esto que haces con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú sólo, y todo el pueblo está delante de ti desde la mañana hasta la noche?

15 Moisés respondió a su suegro:

—Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios. 16 Cuando tienen cualquier asunto, vienen a mí. Yo juzgo entre uno y otro, y les hago conocer las leyes y las instrucciones de Dios.

17 Entonces el suegro de Moisés le dijo:

—No está bien lo que haces. 18 Te agotarás del todo, tú y también este pueblo que está contigo. El trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo. 19 Ahora pues, escúchame; yo te aconsejaré, y Dios estará contigo. Sé tú el portavoz del pueblo delante de Dios, y lleva los asuntos a Dios. 20 Enséñales las leyes y las instrucciones, y muéstrales el camino a seguir y lo que han de hacer. 21 Pero selecciona de entre todo el pueblo a hombres capaces, temerosos de Dios, hombres íntegros que aborrezcan las ganancias deshonestas, y ponlos al frente de ellos como jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez, 22 para que juzguen al pueblo en todo tiempo. Todo asunto difícil lo traerán a ti, pero ellos juzgarán todo asunto menor. Así aliviarás la carga que hay sobre ti, haciendo que otros la compartan contigo. 23 Si haces esto, y Dios así te lo manda, tú podrás resistir; y también todo este pueblo irá en paz a su lugar.

24 Moisés escuchó el consejo de su suegro e hizo todo lo que él dijo. 25 Escogió Moisés hombres capaces de entre todo Israel y los puso al frente del pueblo como jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez. 26 Ellos juzgaban al pueblo en todo tiempo. Los asuntos difíciles los llevaban a Moisés, pero ellos se hacían cargo de todos los asuntos menores.

27 Entonces despidió Moisés a su suegro y lo encaminó a su tierra.

CAPÍTULO 19

JEHOVAH CONFIRMA SU PACTO EN SINAÍ

1 En el mes tercero después de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en ese mismo día llegaron al desierto de Sinaí. 2 Partieron de Refidim y llegaron al desierto de Sinaí, e Israel acampó allí en el desierto frente al monte. 3 Entonces Moisés subió para encontrarse con Dios, y Jehovah lo llamó desde el monte, diciendo:

—Así dirás a la casa de Jacob y anunciarás a los hijos de Israel: 4 "Vosotros habéis visto lo que he hecho a los egipcios, y cómo os he levantado a vosotros sobre alas de águilas y os he traído a mí. 5 Ahora pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi pacto, seréis para mí un pueblo especial entre todos los pueblos. Porque mía es toda la tierra, 6 y vosotros me seréis un reino de sacerdotes y una nación santa." Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.

7 Entonces Moisés volvió y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso en su presencia todas estas palabras que Jehovah le había mandado. 8 Todo el pueblo respondió a una, y dijo:

—¡Haremos todo lo que Jehovah ha dicho!

Y Moisés repitió a Jehovah las palabras del pueblo. 9 Jehovah dijo a Moisés:

—He aquí, yo vendré a ti en una densa nube, para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo y te crea para siempre.

Y Moisés repitió a Jehovah las palabras del pueblo. 10 Jehovah dijo a Moisés:

—Vé al pueblo y santifícalos hoy y mañana, y que laven sus vestidos. 11 Que estén preparados para el tercer día, porque al tercer día Jehovah descenderá sobre el monte Sinaí, a la vista de todo el pueblo. 12 Tú señalarás un límite al pueblo, alrededor, diciendo: "Guardaos; no subáis al monte ni toquéis su límite. Cualquiera que toque el monte, morirá irremisiblemente. 13 Nadie pondrá sus manos sobre él, porque ciertamente será apedreado o muerto a flechazos; sea animal u hombre, no vivirá. Sólo podrán subir al monte cuando la corneta suene prolongadamente."

14 Moisés descendió del monte al encuentro del pueblo y lo santificó, y ellos lavaron sus vestidos. 15 Entonces dijo al pueblo:

—Estad preparados para el tercer día. Absteneos de relaciones con mujer.

16 Aconteció al tercer día, al amanecer, que hubo truenos y relámpagos, una densa nube sobre el monte, y un fuerte sonido de corneta. Y todo el pueblo que estaba en el campamento se estremeció. 17 Moisés hizo salir al pueblo del campamento al encuentro de Dios, y se detuvieron al pie del monte. 18 Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehovah había descendido sobre él en medio de fuego. El humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremeció en gran manera. 19 Mientras el sonido de la corneta se intensificaba en extremo, Moisés hablaba, y Dios le respondía con truenos.

20 Jehovah descendió sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte. Entonces Jehovah llamó a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió. 21 Jehovah dijo a Moisés:

—Desciende y advierte al pueblo, no sea que traspasen el límite para ver a Jehovah y mueran muchos de ellos. 22 Santifíquense también los sacerdotes que se acercan a Jehovah, no sea que Jehovah acometa contra ellos.

23 Moisés dijo a Jehovah:

—El pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has ordenado diciendo: "Señala límites al monte y santifícalo."

24 Y Jehovah le dijo:

—Vé, desciende y luego sube tú con Aarón. Pero que los sacerdotes y el pueblo no traspasen el límite para subir a encontrarse con Jehovah, no sea que él acometa contra ellos.

25 Entonces Moisés descendió al encuentro del pueblo y se lo dijo.

CAPÍTULO 20

LOS DIEZ MANDAMIENTOS

1 Y Dios habló todas estas palabras, diciendo: 2 "Yo soy Jehovah tu Dios que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud:

3 "No tendrás otros dioses delante de mí.

4 "No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5 No te inclinarás ante ellas ni les rendirás culto, porque yo soy Jehovah tu Dios, un Dios celoso que castigo la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación de los que me aborrecen. 6 Pero muestro misericordia por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos.

7 "No tomarás en vano el nombre de Jehovah tu Dios, porque Jehovah no dará por inocente al que tome su nombre en vano.

8 "Acuérdate del día del sábado para santificarlo. 9 Seis días trabajarás y harás toda tu obra, 10 pero el séptimo día será sábado para Jehovah tu Dios. No harás en él obra alguna, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu animal, ni el forastero que está dentro de tus puertas. 11 Porque en seis días Jehovah hizo los cielos, la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos, y reposó en el séptimo día. Por eso Jehovah bendijo el día del sábado y lo santificó.

12 "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se prolonguen sobre la tierra que Jehovah tu Dios te da.

13 "No cometerás homicidio.

14 "No cometerás adulterio.

15 "No robarás. 

16 "No darás falso testimonio contra tu prójimo.

17 "No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo."

EL PUEBLO TEME ANTE LA VOZ DE DIOS M

18 Todo el pueblo percibía los truenos, los relámpagos, el sonido de la corneta y el monte que humeaba. Al ver esto, ellos temblaron y se mantuvieron a distancia. 19 Y dijeron a Moisés:

—Habla tú con nosotros, y escucharemos. Pero no hable Dios con nosotros, no sea que muramos.

20 Y Moisés respondió al pueblo:

—No temáis, porque Dios ha venido para probaros, a fin de que que su temor esté delante de vosotros para que no pequéis.

21 Entonces el pueblo se mantuvo a distancia, y Moisés se acercó a la densa oscuridad donde estaba Dios. 22 Y Jehovah dijo a Moisés: "Así dirás a los hijos de Israel: ’Vosotros habéis visto que he hablado desde los cielos con vosotros. 23 No os hagáis dioses de plata junto a mí; tampoco os hagáis dioses de oro.’

SOBRE LA EDIFICACIÓN DE ALTARES

24 "Harás para mí un altar de tierra, y sobre él sacrificarás tus holocaustos y ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas. En cualquier lugar donde yo haga recordar mi nombre vendré a ti y te bendeciré. 25 Y si me haces un altar de piedras, no lo construyas con piedras labradas; porque si alzas una herramienta sobre él, lo profanarás. 26 Tampoco subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no sea descubierta sobre él.

REFLEXIÓN

vosotros me seréis un reino de sacerdotes y una nación santa. (Exo. 19:6).

La misma promesa que tenemos nosotros hoy en día, la tuvieron en aquel tiempo el pueblo de Israel. Ellos por su dureza de corazón, rechazaron la propuesta. Y fue cuando los levitas, que si obedecieron a Dios, tomaron el control del sacerdocio. No rechaces esta gran oportunidad, por no querer obedecer a Dios y seguir sus instrucciones, por no querer servir a los demás.

ORACIÓN


Dios hazme consciente de mi lugar junto a ti como tu sacerdote, para servir a los demás. Amén.

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