martes, 20 de enero de 2015

LECTURA 20 DE ENERO

DÍA 20

20 DE ENERO (ÉXODO 2:1-4:31)

CAPÍTULO 2

EL NIÑO MOISÉS EN LA CORTE DEL FARAÓN

1 Cierto hombre de la tribu de Leví tomó por esposa a una mujer levita. 2 Esta concibió y dio a luz un niño; y al ver que era hermoso, lo tuvo escondido durante tres meses. 3 No pudiendo ocultarlo más tiempo, tomó una arquilla de juncos y la recubrió con asfalto y brea. Colocó en ella al niño y lo puso entre los juncos a la orilla del Nilo. 4 Su hermana se mantuvo a distancia para ver lo que le acontecería.

5 Entonces la hija del faraón descendió al Nilo para bañarse. Y mientras sus doncellas se paseaban por la ribera del Nilo, ella vio la arquilla entre los juncos y envió a una sierva suya para que la tomase. 6 Cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo:

—Este es un niño de los hebreos.

7 Entonces la hermana del niño preguntó a la hija del faraón:

—¿Iré a llamar una nodriza de las hebreas para que te críe al niño?

8 La hija del faraón respondió:

—Vé.

Entonces la muchacha fue y llamó a la madre del niño. 9 Y la hija del faraón le dijo:

—Llévate a este niño y críamelo. Yo te lo pagaré.

La mujer tomó al niño y lo crió.

10 Cuando el niño creció, ella se lo llevó a la hija del faraón. El vino a ser para ella su hijo, y ella le puso por nombre Moisés, diciendo: "Porque de las aguas lo saqué."

MOISÉS HUYE DEL FARAÓN

11 Aconteció cierto día, cuando Moisés había crecido, que fue a sus hermanos y les vio en sus duras tareas. Entonces vio a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos. 12 El miró a uno y otro lado, y viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena. 13 Al día siguiente salió otra vez, y he aquí que dos hebreos se estaban peleando. Entonces dijo al culpable:

—¿Por qué golpeas a tu prójimo?

14 Y él le respondió:

—¿Quién te ha puesto a ti por jefe y juez sobre nosotros? ¿Acaso piensas matarme como mataste al egipcio?

Entonces Moisés tuvo miedo y pensó: "Ciertamente el asunto ya es conocido."

15 Cuando el faraón se enteró de este hecho, procuró matar a Moisés. Pero Moisés huyó de la presencia del faraón y se fue a la tierra de Madián, y se sentó junto a un pozo.

MOISÉS EN LA TIERRA DE MADIÁN

16 El sacerdote de Madián tenía siete hijas, quienes fueron a sacar agua para llenar los abrevaderos y dar de beber a las ovejas de su padre. 17 Pero vinieron unos pastores y las echaron. Entonces Moisés se levantó y las defendió, y dio de beber a sus ovejas.

18 Cuando ellas volvieron a Reuel su padre, él les preguntó:

—¿Por qué habéis vuelto tan pronto hoy?

19 Ellas le respondieron:

—Un hombre egipcio nos libró de mano de los pastores, y también nos sacó agua y dio de beber a las ovejas.

20 El preguntó a sus hijas:

—¿Y dónde está? ¿Por qué habéis abandonado a este hombre? Llamadlo para que coma algo.

21 Moisés aceptó vivir con aquel hombre, y él dio su hija Séfora a Moisés. 22 Ella dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Gersón, porque dijo: "Fui forastero en tierra extranjera."

MOISÉS ES ENVIADO PARA LIBRAR A ISRAEL

23 Aconteció después de muchos años que el rey de Egipto murió. Los hijos de Israel gemían a causa de la esclavitud y clamaron a Dios, y el clamor de ellos a causa de su esclavitud subió a Dios. 24 Dios oyó el gemido de ellos y se acordó de su pacto con Abraham, con Isaac y con Jacob. 25 Dios miró a los hijos de Israel y reconoció su condición.

CAPÍTULO 3

1 Apacentando Moisés las ovejas de su suegro Jetro, sacerdote de Madián, guió las ovejas más allá del desierto y llegó a Horeb, el monte de Dios. 2 Entonces se le apareció el ángel de Jehovah en una llama de fuego en medio de una zarza. El observó y vio que la zarza ardía en el fuego, pero la zarza no se consumía. 3 Entonces Moisés pensó: "Iré, pues, y contemplaré esta gran visión; por qué la zarza no se consume."

4 Cuando Jehovah vio que él se acercaba para mirar, lo llamó desde en medio de la zarza diciéndole:

—¡Moisés, Moisés!

Y él respondió:

—Heme aquí.

5 Dios le dijo:

—No te acerques aquí. Quita las sandalias de tus pies, porque el lugar donde tú estás tierra santa es. 6 Yo soy el Dios de tus padres: el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.

Entonces Moisés cubrió su cara, porque tuvo miedo de mirar a Dios. 7 Y le dijo Jehovah:

—Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus opresores, pues he conocido sus sufrimientos. 8 Yo he descendido para librarlos de la mano de los egipcios y para sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y amplia, una tierra que fluye leche y miel, al lugar de los cananeos, heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos. 9 Y ahora, he aquí que el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí; también he visto la opresión con que los oprimen los egipcios. 10 Pero ahora, vé, pues yo te envío al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los hijos de Israel.

11 Entonces Moisés dijo a Dios:

—¿Quién soy yo para ir al faraón y sacar de Egipto a los hijos de Israel?

12 El respondió:

—Ciertamente yo estaré contigo. Esto te servirá como señal de que yo te he enviado: Cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios en este monte.

13 Moisés dijo a Dios:

—Supongamos que yo voy a los hijos de Israel y les digo: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros." Si ellos me preguntan: "¿Cuál es su nombre?", ¿qué les responderé?

14 Dios dijo a Moisés:

—YO SOY EL QUE SOY. -Y añadió-: Así dirás a los hijos de Israel: "YO SOY me ha enviado a vosotros." 15 -Dios dijo además a Moisés-: Así dirás a los hijos de Israel: "JEHOVAH, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros." Este es mi nombre para siempre; éste será el nombre con que seré recordado de generación en generación. 16 Vé, reúne a los ancianos de Israel y diles: "Jehovah, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me apareció y me dijo: ’De cierto yo os he visitado y he visto lo que se os ha hecho en Egipto. 17 Y he dicho que yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra de los cananeos, heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos; a una tierra que fluye leche y miel.’ "

18 »Ellos escucharán tu voz, y tú irás con los ancianos de Israel al rey de Egipto, y le diréis: "Jehovah, el Dios de los hebreos, ha venido a nuestro encuentro. Ahora permite que vayamos al desierto, a tres días de camino, para ofrecer sacrificios a Jehovah nuestro Dios."

19 »Yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir sin que una poderosa mano lo obligue. 20 Pero yo extenderé mi mano y heriré a Egipto con todas mis maravillas que haré en él, y después de esto os dejará ir. 21 También daré a este pueblo gracia ante los ojos de los egipcios, de modo que cuando salgáis no os vayáis con las manos vacías. 22 Cada mujer pedirá a su vecina y a la que habita en su casa, objetos de plata, objetos de oro y vestidos, los cuales pondréis sobre vuestros hijos e hijas. Así despojaréis a los egipcios.

CAPÍTULO 4

1 Entonces respondió Moisés y dijo:

—¿Y si ellos no me creen ni escuchan mi voz, sino que dicen: "No se te ha aparecido Jehovah"?
2 Jehovah le preguntó:

—¿Qué es eso que tienes en tu mano?

El respondió:

—Una vara.

3 Y él le dijo:

—Tírala al suelo.

El la tiró al suelo, y se convirtió en una serpiente. Y Moisés huía de ella. 4 Entonces Jehovah dijo a Moisés:

—Extiende tu mano y agárrala por la cola.

El extendió su mano y la agarró, y volvió a ser vara en su mano.

5 -Esto es para que crean que se te ha aparecido Jehovah, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. 6 -Jehovah también le dijo-: Mete tu mano en tu seno.

El metió su mano en su seno, y al sacarla, he aquí que su mano estaba leprosa, blanca como la nieve. 7 Entonces le dijo:

—Vuelve a meter tu mano en tu seno.

El volvió a meter su mano en su seno; y al volver a sacarla de su seno, he aquí que volvió a ser como el resto de su carne.

8 -Y sucederá que si no te creen ni te escuchan a la primera señal, te creerán a la segunda señal. 9 Y sucederá que si no te creen a estas dos señales ni escuchan tu voz, tomarás agua del Nilo y la derramarás en tierra seca. El agua que tomarás del Nilo se convertirá en sangre sobre la tierra seca.

10 Entonces Moisés dijo a Jehovah:

—Oh Señor, yo jamás he sido hombre de palabras, ni antes ni desde que tú hablas con tu siervo. Porque yo soy tardo de boca y de lengua.

11 Jehovah le respondió:

—¿Quién ha dado la boca al hombre? ¿Quién hace al mudo y al sordo, al que ve con claridad y al que no puede ver? ¿No soy yo, Jehovah? 12 Ahora pues, vé; y yo estaré con tu boca y te enseñaré lo que has de decir.

13 Y él dijo:

—¡Oh Señor; por favor, envía a otra persona! 

14 Entonces el furor de Jehovah se encendió contra Moisés, y le dijo:

—¿No conozco yo a tu hermano Aarón el levita? Yo sé que él habla bien. He aquí que él viene a tu encuentro; y al verte, se alegrará en su corazón. 15 Tú le hablarás y pondrás en su boca las palabras. Yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que habéis de hacer. 16 El hablará por ti al pueblo y será para ti como boca, y tú serás para él como Dios. 17 Lleva en tu mano esta vara, con la cual harás las señales.

MOISÉS EN CAMINO A EGIPTO

18 Entonces Moisés se fue y volvió a donde estaba su suegro Jetro y le dijo:

—Permite que yo vaya y vuelva a mis hermanos que están en Egipto, para ver si aún están vivos.
Y Jetro dijo a Moisés:

—Vé en paz.

19 Jehovah dijo también a Moisés en Madián:

—Vé, vuélvete a Egipto, porque han muerto todos los que procuraban matarte.

20 Entonces Moisés tomó a su mujer y a sus hijos, los puso sobre un asno y regresó a la tierra de Egipto. Moisés tomó también en su mano la vara de Dios. 21 Y Jehovah dijo a Moisés:

—Cuando estés de regreso en Egipto, haz en presencia del faraón todas las señales que he puesto en tu mano. Sin embargo, yo endureceré su corazón, y él no dejará ir al pueblo. 22 Entonces dirás al faraón: "Así ha dicho Jehovah: ’Israel es mi hijo, mi primogénito. 23 Yo te digo que dejes ir a mi hijo para que me sirva. Si rehúsas dejarlo ir, he aquí que yo mataré a tu hijo, a tu primogénito.’ "

24 Aconteció en el camino, en una posada, que Jehovah le salió al encuentro y procuró matarlo. 25 Entonces Séfora tomó un pedernal afilado, cortó el prepucio de su hijo y tocó con él los pies de Moisés, diciendo:

—¡De veras, tú eres para mí un esposo de sangre!

26 Entonces le dejó. Ella había dicho "esposo de sangre" a causa de la circuncisión.

MOISÉS Y AARÓN ANTE EL PUEBLO

27 Entonces Jehovah dijo a Aarón:

—Vé al desierto, al encuentro de Moisés.

El fue y lo encontró en el monte de Dios, y lo besó. 28 Entonces Moisés refirió a Aarón todas las palabras que Jehovah le enviaba a decir y todas las señales que le mandaba hacer.

29 Moisés y Aarón fueron, y reunieron a todos los ancianos de los hijos de Israel. 30 Aarón relató todas las cosas que Jehovah había dicho a Moisés, y éste hizo las señales ante los ojos del pueblo. 31 El pueblo creyó; y al oír que Jehovah había visitado a los hijos de Israel y que había visto su aflicción, se inclinaron y adoraron.

REFLEXIÓN

Sin embargo, yo endureceré su corazón, (Exo. 4:21).

En ocasiones encontramos oposición a lo que estamos realizando en ese momento, no comprendemos el porqué. Oramos y pedimos a Dios nos ayude a quitar los obstáculo, pero nunca pasa por nuestra mente que puede ser él mismo permitiendolo. Entonces lo que debemos preguntar es que quiere Dios que hagamos realmente, o lo que estamos haciendo ¿será lo que él quiere que hagamos? Puede ser que sea lo que se hace en la obra de Dios, pero no es lo que el él está queriendo que se haga.

ORACIÓN


Mi buen Dios hazme entender tu voluntad verdaderamente, para que nunca me encuentre luchando contigo en tu obra. Amén.

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