DÍA 16
16 DE ENERO (GÉNESIS 41:1-42:38)
16 DE ENERO (GÉNESIS 41:1-42:38)
CAPÍTULO 41
JOSÉ INTERPRETA LOS SUEÑOS DEL
FARAÓN
1 Aconteció después de dos años completos que el faraón tuvo un sueño: He
aquí que él estaba de pie junto al Nilo; 2 y del Nilo subían siete
vacas de hermoso aspecto y gordas de carne, y pacían entre los juncos. 3
Pero he aquí que otras siete vacas salían del Nilo, detrás de ellas, de mal
aspecto y flacas de carne. Estas se pusieron junto a las otras vacas a la
orilla del Nilo. 4 Entonces las vacas de mal aspecto y flacas de
carne devoraron a las siete vacas de hermoso aspecto y gordas. Y el faraón se
despertó.
5 Se durmió de nuevo y soñó por segunda vez; y he aquí que siete espigas
subieron de un solo tallo, gruesas y hermosas. 6 Pero he aquí que
detrás de ellas brotaron otras siete espigas delgadas y quemadas por el viento
del oriente. 7 Entonces las espigas delgadas devoraron a las siete
espigas gruesas y llenas. El faraón se despertó, y he aquí que había sido un
sueño.
8 Sucedió que por la mañana su espíritu estaba perturbado, por lo que
mandó llamar a todos los magos de Egipto y a todos sus sabios. El faraón les
contó sus sueños, pero no había quien se los interpretase al faraón. 9
Entonces el jefe de los coperos habló al faraón diciendo:
—Ahora haré mención de una falta mía. 10
El faraón se enojó contra sus siervos y me echó en la cárcel de la casa del
capitán de la guardia, junto con el jefe de los panaderos. 11 En una
misma noche él y yo tuvimos un sueño, y cada sueño tenía su propia
interpretación. 12 Y estaba allí con nosotros un joven hebreo,
esclavo del capitán de la guardia. Se lo contamos, y él interpretó nuestros
sueños; a cada uno le interpretó su propio sueño. 13 Y aconteció que
tal como él nos lo interpretó, así sucedió: A mí el faraón me restableció en mi puesto y al otro lo hizo
colgar.
14 Entonces el faraón mandó llamar a José, y le hicieron salir
apresuradamente de la cárcel. Se afeitó, se cambió de ropa y vino al faraón. 15
Entonces el faraón dijo a José:
—He tenido un sueño, y no hay quien me lo
interprete. Pero he oído hablar de ti, que escuchas sueños y los interpretas.
16 José respondió al faraón diciendo:
—No está en mí. Dios responderá para el
bienestar del faraón.
17 Entonces el faraón dijo a José:
—En mi sueño yo estaba de pie a la orilla del
Nilo. 18 Y he aquí que del Nilo salían siete vacas gordas de carne y
de hermoso aspecto, y pacían entre los juncos. 19 Pero he aquí que
otras siete vacas subían detrás de ellas, delgadas, de muy feo aspecto y flacas
de carne. Jamás he visto otras tan feas como aquéllas en toda la tierra de
Egipto. 20 Entonces las vacas flacas y feas devoraron a las siete
primeras vacas gordas. 21 Estas entraron en su interior, pero no
parecía que hubiesen entrado en ellas, porque su apariencia seguía siendo tan
mala como al comienzo. Y me desperté. 22 Vi también en mi sueño
siete espigas que subieron de un solo tallo, llenas y hermosas. 23
Pero he aquí que detrás de ellas brotaron otras siete espigas, secas, delgadas
y quemadas por el viento del oriente. 24 Entonces las espigas
delgadas devoraron a las siete espigas hermosas. Se lo he contado a los magos,
pero no hay quien me lo interprete.
25 Entonces José respondió al faraón:
—El sueño del faraón es uno solo. Dios ha
mostrado al faraón lo que va a hacer: 26 Las siete vacas hermosas
son siete años; y las siete espigas hermosas también son siete años. Se trata
de un mismo sueño. 27 Las siete vacas flacas y feas que salían
detrás de las primeras son siete años, y las siete espigas delgadas y quemadas
por el viento del oriente son siete años de hambre. 28 Como dije al
faraón, Dios ha mostrado al faraón lo que va a hacer. 29 He aquí que
vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto, 30
pero después de ellos vendrán siete años de hambre. Toda la abundancia anterior
será olvidada en la tierra de Egipto. El hambre consumirá la tierra, 31
y aquella abundancia pasará desapercibida en la tierra, debido al hambre que
vendrá después, porque será muy grave. 32 El hecho de que el sueño
del faraón haya sucedido dos veces significa que la cosa está firmemente
decidida de parte de Dios, y que Dios se apresura a ejecutarla.
33 »Por tanto, provéase el faraón de un hombre entendido y sabio y póngalo
a cargo de la tierra de Egipto. 34 Haga esto el faraón: Ponga
funcionarios a cargo del país que recauden la quinta parte del producto de la
tierra de Egipto durante los siete años de abundancia. 35 Que ellos
acumulen todos los alimentos de estos años buenos que vienen, que almacenen el
trigo bajo la supervisión del faraón, y que los guarden en las ciudades para sustento. 36
Sean guardados los alimentos como reserva para el país, para los siete años de
hambre que vendrán sobre la tierra de Egipto. Así el país no será arruinado por
el hambre.
JOSÉ ES HECHO SEÑOR DE TODO
EGIPTO
37 El plan le pareció bien al faraón y a todos sus servidores. 38
Entonces el faraón dijo a sus servidores:
—¿Podremos hallar otro hombre como éste, en
quien esté el espíritu de Dios?
39 El faraón dijo a José:
—Puesto que Dios te ha hecho saber todo esto, no
hay nadie tan entendido ni sabio como tú. 40 Tú estarás a cargo de
mi casa, y todo mi pueblo será gobernado bajo tus órdenes. Solamente en el
trono seré yo superior a ti. 41 -El faraón dijo además a José-: He
aquí, yo te pongo a cargo de toda la tierra de Egipto.
42 Entonces el faraón se quitó el anillo de su mano y lo puso en la mano
de José. Le vistió con vestiduras de lino fino y puso un collar de oro en su
cuello. 43 Luego lo hizo subir en su segundo carro, y proclamaban
delante de él: "¡Doblad la rodilla!" Así lo puso a cargo de toda la
tierra de Egipto, 44 y el faraón dijo a José:
—Yo soy el faraón, y sin tu autorización ninguno alzará su mano ni su pie en toda la
tierra de Egipto.
45 El faraón llamó a José Zafenat-panéaj, y le dio por mujer a Asenat hija de Potifera,
sacerdote de On. Y José salió a recorrer toda la tierra de Egipto.
46 José tenía 30 años cuando empezó a servir al faraón, rey de Egipto.
Saliendo José de la presencia del faraón, recorrió toda la tierra de Egipto. 47
La tierra produjo a montones en aquellos siete años de abundancia. 48
El juntó todas las provisiones de aquellos siete años en la tierra de Egipto y
almacenó los alimentos en las ciudades, llevando a cada ciudad las provisiones
de los campos cercanos. 49 José acumuló trigo como la arena del mar,
tantísimo que dejó de calcularlo, porque era incalculable.
50 Antes del primer año de hambre, le nacieron a José dos hijos, los
cuales le dio a luz Asenat hija de Potifera, sacerdote de On. 51
José llamó el nombre del primogénito Manasés, porque dijo: "Dios me ha hecho olvidar todo
mi sufrimiento y toda la casa de mi padre." 52 Al segundo lo
llamó Efraín, porque dijo: "Dios me ha
hecho fecundo en la tierra de mi aflicción."
COMIENZO DE LOS AÑOS DE HAMBRE
53 Se terminaron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de
Egipto, 54 y comenzaron a llegar los siete años de hambre, tal como
José había anunciado. Había hambre en todos los países, pero en toda la tierra
de Egipto había qué comer. 55 Pero cuando el hambre se sentía en
toda la tierra de Egipto, el pueblo clamaba al faraón por alimentos. Entonces
el faraón dijo a todos los egipcios: "Id a José y haced lo que él os
diga."
56 El hambre se extendió a todos los rincones del país. Entonces José
abrió todos los depósitos de grano y vendía provisiones a los egipcios, porque
el hambre se había intensificado en la tierra de Egipto. 57 También
de todos los países venían a Egipto para comprar provisiones a José, porque el
hambre se había intensificado en toda la tierra.
CAPÍTULO 42
LOS HIJOS DE JACOB ACUDEN A
EGIPTO
1 Viendo Jacob que había provisiones en Egipto, dijo a sus hijos:
—¿Por qué os estáis mirando unos a otros? 2
-Y añadió-: He aquí, he oído que en Egipto hay provisiones. Descended allá y
comprad para nosotros de allí, para que vivamos y no muramos.
3 Diez de los hermanos de José descendieron a comprar trigo en Egipto. 4
Pero Jacob no envió con sus hermanos a Benjamín, hermano de José, porque dijo:
—No suceda que le acontezca alguna desgracia.
5 Fueron, pues, los hijos de Israel entre los que iban a comprar
provisiones, porque había hambre en la tierra de Canaán. 6 Y José
era el gobernador de la tierra, el que vendía provisiones a todos los pueblos
de la tierra. Entonces llegaron los hermanos de José y se postraron ante él con
el rostro a tierra. 7 Y al ver José a sus hermanos los reconoció,
pero simuló serles extraño y les habló con dureza. Luego les preguntó:
—¿De dónde habéis venido?
Ellos le respondieron:
—De la tierra de Canaán, para comprar alimentos.
8 José reconoció a sus hermanos, pero ellos no le reconocieron a él. 9
Entonces José se acordó de los sueños que había tenido acerca de ellos y les
dijo:
—¡Sois espías! Para ver los lugares
desprotegidos del país habéis venido.
10 Ellos le respondieron:
—No, señor nuestro. Tus siervos hemos venido
para comprar alimentos. 11 Todos nosotros somos hijos de un mismo
hombre. Somos hombres honestos; tus siervos no somos espías.
12 Él les dijo:
—No, sino que para ver los lugares desprotegidos
del país habéis venido.
13 Ellos respondieron:
—Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un
mismo hombre de la tierra de Canaán; pero el menor se ha quedado ahora con
nuestro padre, y el otro ya no está con nosotros.
14 José les dijo:
—Eso es lo que he dicho al afirmar que sois
espías. 15 En esto seréis probados: ¡Vive el faraón que no saldréis
de aquí, sino cuando venga aquí vuestro hermano menor! 16 Enviad a
uno de vosotros y que traiga a vuestro hermano, y vosotros quedad presos. Así
se comprobarán vuestras palabras, si la verdad está en vosotros. Y si no, ¡vive
el faraón, que sois espías!
17 Los puso en la cárcel por tres días, 18 y al tercer día José
les dijo:
—Haced esto y viviréis. Yo temo a Dios. 19
Si sois hombres honestos, quede preso en vuestra celda uno de vuestros
hermanos. El resto id, llevad las provisiones para saciar el hambre de vuestras
casas. 20 Pero habéis de traerme a vuestro hermano menor. Así serán
verificadas vuestras palabras, y no moriréis.
Ellos lo hicieron así. 21 Y se decían
el uno al otro:
—Verdaderamente somos culpables con respecto a
nuestro hermano, pues a pesar de ver la angustia de su alma cuando nos pedía
compasión, no le escuchamos. Por eso ha venido sobre nosotros esta desgracia.
22 Entonces Rubén les respondió diciendo:
—¿No os hablé yo, diciendo: "No pequéis
contra el muchacho", y no me escuchasteis? He aquí, también su sangre nos
es demandada.
23 Ellos no sabían que José les entendía, porque él hablaba con ellos por
medio de un intérprete. 24 Y apartándose de ellos, lloró. Después
volvió a ellos y les habló; y tomando de entre ellos a Simeón, lo tomó preso a
la vista de ellos. 25 Después José ordenó que llenaran sus costales
de trigo y que a cada uno le devolviesen su dinero, colocándolo en su costal.
También ordenó que les diesen comida para el camino. Y así se hizo con ellos.
BENJAMÍN ES LLEVADO A EGIPTO
26 Ellos pusieron sus provisiones sobre sus asnos y se fueron de allí. 27
Pero al abrir uno de ellos su costal en la posada, para dar comida a su asno,
vio su dinero en la boca de su costal, 28 y dijo a sus hermanos:
—¡Mi dinero me ha sido devuelto! ¡He aquí, está
en mi costal!
Se les sobresaltó el corazón y temblando se dijeron
unos a otros:
—¿Qué es esto que nos ha hecho Dios?
29 Habiendo venido a Jacob su padre, en la tierra de Canaán, le contaron
todo lo que les había acontecido, diciendo:
30 -Aquel hombre, el señor de la tierra, nos habló con dureza y nos tomó
por espías del país. 31 Nosotros le dijimos: "Somos hombres
honestos; no somos espías. 32 Somos doce hermanos, hijos de un mismo
padre; uno ya no está con nosotros, y el menor está hoy con nuestro padre en la
tierra de Canaán." 33 Y aquel hombre, el señor de la tierra,
nos dijo: "En esto conoceré si sois hombres honestos: Dejad conmigo a uno
de vuestros hermanos, tomad provisiones para saciar el hambre de vuestras casas e id. 34 Pero traedme
a vuestro hermano, el menor, para que yo sepa que no sois espías sino hombres
honestos. Entonces os devolveré a vuestro hermano, y podréis negociar en el
país."
35 Y aconteció que al vaciar ellos sus costales, he aquí en el costal de
cada uno estaba su bolsa de dinero. Al ver ellos y su padre las bolsas de
dinero, tuvieron temor. 36 Entonces Jacob su padre les dijo:
—Vosotros me estáis privando de mis hijos: José
ya no está con nosotros, ni Simeón tampoco. Y ahora os llevaréis a Benjamín.
¡Contra mí son todas estas cosas!
37 Rubén habló a su padre diciendo:
—Haz morir a mis dos hijos si no te lo traigo de
vuelta. Entrégalo en mi mano, que yo te lo traeré de vuelta.
38 Y él dijo:
—No irá mi hijo con vosotros; pues su hermano
está muerto, y sólo éste me ha quedado. Si le aconteciera alguna desgracia en
el camino por donde vais, haríais descender mis canas con dolor a la sepultura.
REFLEXIÓN
¿Podremos hallar
otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios? (Gén. 41:37).
Que reconocimiento
tan grande sería para nosotros, el hecho que las personas que nos rodean
pudieran reconocer la presencia de Dios en nosotros. No creo que pueda haber mayor honor que este.
Claro esto estaría precedido, como lo hizo José, de darle a Dios todo el
crédito de nuestras acciones. No podemos hacer nada bueno, si Dios no lo
realiza por medio de nosotros.
ORACIÓN
Mi Dios ayúdame a
reconocerte como el que pone tanto el querer, como el hacer. Que pueda
reconocerte en todos mis caminos, como mi único guía. Amén.
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