DÍA 24
24 DE ENERO (ÉXODO 14:1-16:36)
24 DE ENERO (ÉXODO 14:1-16:36)
CAPÍTULO 14
LOS ISRAELITAS
CRUZAN EL MAR ROJO
1 Jehovah habló a Moisés diciendo:
2 -Di a los hijos de Israel que den la
vuelta y acampen cerca de Pi-hajirot, entre Migdol y el mar, frente a
Baal-zefón; acamparéis en el lado opuesto, junto al mar. 3 Entonces
el faraón dirá de los hijos de Israel: "Andan errantes por la tierra; el
desierto les cierra el paso." 4 Yo endureceré el corazón del
faraón para que os persiga; pero yo mostraré mi gloria en el faraón y en todo
su ejército, y los egipcios sabrán que yo soy Jehovah.
Ellos lo hicieron
así. 5 Y cuando informaron al rey de Egipto que el pueblo huía, el
corazón del faraón y de sus servidores se volvió contra el pueblo. Y dijeron:
—¿Cómo hemos
hecho esto de haber dejado ir a Israel, y que no nos sirva?
6 Unció su carro y tomó consigo a su gente.
7 Tomó 600 carros escogidos y todos los demás carros de Egipto con
los oficiales que estaban al frente de todos ellos.
8 Jehovah endureció el corazón del faraón,
rey de Egipto, y él persiguió a los hijos de Israel; pero éstos salieron
osadamente. 9 Los egipcios los persiguieron con toda la caballería,
los carros del faraón, sus jinetes y su ejército; y los alcanzaron mientras
acampaban junto al mar, al lado de Pi-hajirot, frente a Baal-zefón.
10 Cuando el faraón se había acercado, los
hijos de Israel alzaron los ojos; y he aquí que los egipcios venían tras ellos.
Entonces los hijos de Israel temieron muchísimo y clamaron a Jehovah. 11
Y dijeron a Moisés:
—¿Acaso no había
sepulcros en Egipto, que nos has sacado para morir en el desierto? ¿Por qué nos
has hecho esto de sacarnos de Egipto? 12 ¿No es esto lo que te
hablamos en Egipto diciendo: "Déjanos solos, para que sirvamos a los
egipcios"? ¡Mejor nos habría sido servir a los egipcios que morir en el
desierto!
13 Y Moisés respondió al pueblo:
—¡No temáis!
Estad firmes y veréis la liberación que Jehovah hará a vuestro favor. A los
egipcios que ahora veis, nunca más los volveréis a ver. 14 Jehovah
combatirá por vosotros, y vosotros os quedaréis en silencio.
15 Entonces Jehovah dijo a Moisés:
—¿Por qué clamas
a mí? Di a los hijos de Israel que se marchen. 16 Y tú, alza tu vara
y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo para que los hijos de Israel pasen
por en medio del mar, en seco. 17 Y he aquí, yo endureceré el
corazón de los egipcios para que entren detrás de ellos, y mostraré mi gloria
en el faraón y en todo su ejército, en sus carros y en sus jinetes. 18
Y los egipcios sabrán que yo soy Jehovah, cuando yo muestre mi gloria en el
faraón, en sus carros y en sus jinetes.
19 Entonces el ángel de Dios, que iba
delante del campamento de Israel, se trasladó e iba detrás de ellos. Asimismo,
la columna de nube que iba delante de ellos se trasladó y se puso detrás de
ellos, 20 y se colocó entre el campamento de los egipcios y el
campamento de Israel, constituyendo nube y tinieblas para aquéllos, mientras
que alumbraba a Israel de noche. En toda aquella noche no se acercaron los unos
a los otros.
21 Entonces Moisés extendió su mano sobre el
mar, y Jehovah hizo que éste se retirase con un fuerte viento del oriente que
sopló toda aquella noche e hizo que el mar se secara, quedando las aguas
divididas. 22 Y los hijos de Israel entraron en medio del mar en
seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda. 23
Los egipcios los persiguieron, y entraron en el mar tras ellos con toda la
caballería del faraón, sus carros y sus jinetes.
24 Aconteció que a eso de la vigilia de la
mañana, Jehovah miró hacia el ejército de los egipcios, desde la columna de
fuego y de nube, y sembró la confusión en el ejército de los egipcios. 25
Trabó las ruedas de sus carros, de modo que se desplazaban pesadamente.
Entonces los egipcios dijeron:
—¡Huyamos de los
israelitas, porque Jehovah combate por ellos contra los egipcios!
26 Entonces Jehovah dijo a Moisés:
—Extiende tu mano
sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros y
sobre sus jinetes.
27 Moisés extendió su mano sobre el mar, y
cuando amanecía, éste volvió a su lecho, de modo que los egipcios chocaron
contra él cuando huían. Así precipitó Jehovah a los egipcios en medio del mar. 28
Las aguas volvieron y cubrieron los carros y los jinetes, junto con todo el
ejército del faraón que había entrado en el mar tras ellos. No quedó de ellos
ni uno solo. 29 Pero los hijos de Israel caminaron en seco por en
medio del mar, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda. 30
Así libró Jehovah aquel día a Israel de mano de los egipcios. Israel vio a los
egipcios muertos a la orilla del mar. 31 Cuando Israel vio la gran
hazaña que Jehovah había realizado contra los egipcios, el pueblo temió a
Jehovah, y creyó en él y en su siervo Moisés.
CAPÍTULO 15
CÁNTICO A
JEHOVAH POR LA LIBERACIÓN
1 Entonces Moisés y los hijos de Israel
cantaron este cántico a Jehovah, diciendo:
"¡Cantaré a
Jehovah,
pues se ha
enaltecido grandemente!
¡Ha arrojado al
mar caballos y jinetes!
2 Jehovah es mi fortaleza y mi canción;
él ha sido mi
salvación.
¡Este es mi Dios!
Yo le alabaré.
¡El Dios de mi
padre! A él ensalzaré.
3 "Jehovah es un guerrero.
¡Jehovah es su
nombre!
4 Ha echado al mar los carros
y el ejército del
faraón.
Fueron hundidos
en el mar Rojo
sus mejores
oficiales.
5 Las aguas profundas los cubrieron;
descendieron como
piedra a las profundidades.
6 "Tu diestra, oh Jehovah,
ha sido
majestuosa en poder;
tu diestra, oh
Jehovah,
ha quebrantado al
enemigo.
7 Con la grandeza de tu poder has destruido
a los que se opusieron a ti;
desataste tu
furor,
y los consumió
como a hojarasca.
8 Por el soplo de tu aliento
se amontonaron
las aguas;
las olas se acumularon
como un dique;
las aguas
profundas se congelaron en medio del mar.
9 Dijo el enemigo: ’Perseguiré,
tomaré
prisioneros y repartiré el botín;
mi alma se
saciará de ellos;
desenvainaré mi
espada,
y mi mano los
desalojará.’
10 Pero tú soplaste con tu aliento,
y el mar los
cubrió.
Se hundieron como
plomo
en las impetuosas
aguas.
11 "¿Quién como tú, oh Jehovah, entre
los dioses?
¿Quién como tú,
majestuoso en
santidad,
temible en
hazañas dignas de alabanza,
hacedor de
maravillas?
12 Extendiste tu diestra,
y la tierra los
tragó.
13 En tu misericordia guías a este pueblo
que has redimido,
y lo llevas con
tu poder a tu santa morada.
14 "Los pueblos lo oyen y tiemblan;
la angustia se
apodera de los filisteos.
15 Entonces los jefes de Edom se aterran;
los poderosos de
Moab son presas del pánico;
se abaten todos
los habitantes de Canaán.
16 Sobre ellos caen terror y espanto;
ante la grandeza
de tu brazo
enmudecen como la
piedra,
hasta que haya
pasado tu pueblo, oh Jehovah;
hasta que haya
pasado este pueblo
que tú has
adquirido.
17 Tú los introducirás y los plantarás
en el monte de tu
heredad,
en el lugar que
has preparado
como tu
habitación, oh Jehovah,
en el santuario
que establecieron tus manos, oh Señor.
18 Jehovah reinará por siempre jamás."
19 Cuando la caballería del faraón entró en
el mar con sus carros y jinetes, Jehovah volvió a traer las aguas del mar sobre
ellos, mientras que los hijos de Israel caminaron en seco en medio del mar. 20
Entonces María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y
todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas. 21
Y María les dirigía diciendo:
"¡Cantad a
Jehovah,
pues se ha
enaltecido grandemente!
¡Ha arrojado al
mar caballos y jinetes!"
LAS AGUAS DE
MARA SON HECHAS DULCES
22 Moisés hizo que Israel partiese del mar
Rojo, y ellos se dirigieron al desierto de Shur. Caminaron tres días por el
desierto, sin hallar agua, 23 y llegaron a Mara. Pero no pudieron
beber las aguas de Mara, porque eran amargas. Por eso pusieron al lugar el
nombre de Mara. 24 Entonces el pueblo murmuró contra Moisés
diciendo:
—¿Qué hemos de
beber?
25 Moisés clamó a Jehovah, y Jehovah le
mostró un árbol. Cuando él arrojó el árbol dentro de las aguas, las aguas se
volvieron dulces. Allí dio al pueblo leyes y decretos. Allí lo probó 26
diciéndole:
—Si escuchas
atentamente la voz de Jehovah tu Dios y haces lo recto ante sus ojos; si
prestas atención a sus mandamientos y guardas todas sus leyes, ninguna
enfermedad de las que envié a Egipto te enviaré a ti, porque yo soy Jehovah tu
sanador.
JEHOVAH ENVÍA
CODORNICES Y MANÁ
27 Llegaron a Elim, donde había doce
manantiales de agua y setenta palmeras, y acamparon allí junto a las aguas.
CAPÍTULO 16
1 Toda la congregación de los hijos de
Israel partió de Elim y llegó al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí,
el día 15 del mes segundo después de salir de la tierra de Egipto. 2
Entonces toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y
Aarón en el desierto. 3 Los hijos de Israel les decían:
—¡Ojalá Jehovah
nos hubiera hecho morir en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos junto a
las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos! Nos habéis sacado a
este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.
4 Entonces Jehovah dijo a Moisés:
—He aquí, yo haré
llover para vosotros pan del cielo. El pueblo saldrá y recogerá diariamente la
porción de cada día; así lo pondré a prueba, si anda en mi ley o no. 5
Pero en el sexto día prepararán lo que han de llevar, que será el doble de lo
que recogen cada día.
6 Moisés y Aarón dijeron a todos los hijos
de Israel:
—Al atardecer
sabréis que Jehovah os ha sacado de la tierra de Egipto. 7 Y al
amanecer veréis la gloria de Jehovah, porque él ha oído vuestras murmuraciones
contra Jehovah. Pues, ¿qué somos nosotros para que murmuréis contra nosotros? 8
-Agregó Moisés-: Jehovah os dará al atardecer carne para comer y al amanecer
pan hasta saciaros, porque Jehovah ha oído vuestras murmuraciones contra él.
Pues, ¿qué somos nosotros? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino
contra Jehovah.
9 Moisés dijo a Aarón:
—Di a toda la
congregación de los hijos de Israel: "Acercaos a la presencia de Jehovah,
pues él ha oído vuestras murmuraciones."
10 Y sucedió que mientras Aarón hablaba a
toda la congregación de Israel, miraron hacia el desierto; y he aquí, la gloria
de Jehovah se apareció en la nube. 11 Y Jehovah habló a Moisés
diciendo:
12 -Yo he oído las murmuraciones de los
hijos de Israel. Háblales diciendo: "Al atardecer comeréis carne, y al
amanecer os saciaréis de pan, y sabréis que yo soy Jehovah vuestro Dios."
13 Al atardecer vinieron las codornices y
cubrieron el campamento. Y al amanecer había una capa de rocío alrededor del
campamento. 14 Cuando se evaporó la capa de rocío, he aquí que sobre
la superficie del desierto había una sustancia menuda, escamosa y fina como la
escarcha sobre la tierra. 15 Al verla, los hijos de Israel se
preguntaron unos a otros:
—¿Qué es esto?
Pues no sabían lo
que era. Entonces Moisés les dijo:
—Es el pan que
Jehovah os da para comer. 16 Esto es lo que Jehovah ha mandado:
"Recoged de ello cada uno según lo que necesite para comer: un gomer por
persona. Cada uno recogerá según el número de las personas que están en su
tienda."
17 Así lo hicieron los hijos de Israel. Unos
recogieron más, y otros menos. 18 Lo midieron por gomer; y al que
recogió mucho no le sobró, y al que recogió poco no le faltó. Cada uno recogió
según lo que necesitaba para comer. 19 Y Moisés les dijo:
—Ninguno guarde
nada de ello hasta el día siguiente.
20 Pero no obedecieron a Moisés, sino que
algunos guardaron algo para el día siguiente; pero crió gusanos y hedió. Y
Moisés se enojó contra ellos. 21 Lo recogían cada mañana, cada uno
según lo que necesitaba para comer; y cuando el sol calentaba, se derretía. 22
En el sexto día recogieron doble porción de comida: dos gomeres para cada uno.
Todos los principales de la congregación fueron a Moisés y se lo hicieron
saber. 23 Y él les dijo:
—Esto es lo que
ha dicho Jehovah: "Mañana es sábado de reposo, el sábado consagrado a
Jehovah. Lo que tengáis que cocer al horno, cocedlo hoy; y lo que tengáis que
cocinar, cocinadlo. Y todo lo que sobre, dejadlo a un lado y guardadlo para la
mañana."
24 Ellos lo guardaron para la mañana, según
lo había mandado Moisés, y no hedió ni crió gusanos. 25 Y dijo
Moisés:
—Comedlo hoy,
porque es el sábado de Jehovah. Hoy no lo hallaréis en el campo. 26
Seis días lo recogeréis; pero el séptimo día es sábado, en el cual no será
hallado.
27 Aconteció que algunos del pueblo salieron
para recoger en el séptimo día, y no hallaron nada. 28 Y Jehovah
dijo a Moisés:
—¿Hasta cuándo
rehusaréis guardar mis mandamientos y mis instrucciones? 29 Mirad
que Jehovah os ha dado el sábado, y por eso en el sexto día os da pan para dos
días. Permanezca cada uno en su lugar; nadie salga de allí en el séptimo día.
30 Así reposó el pueblo el séptimo día.
EL MANÁ
CONSERVADO COMO MEMORIAL
31 La casa de Israel lo llamó Maná. Era como
semilla de cilantro, blanco; y su sabor era como de galletas con miel. 32
Moisés dijo:
—Esto es lo que
Jehovah ha mandado: "Llenad un gomer de maná para que sea conservado para
vuestras generaciones, a fin de que ellas vean el pan que os di a comer en el
desierto, cuando os saqué de la tierra de Egipto."
33 Moisés también dijo a Aarón:
—Toma una vasija
y pon en ella un gomer lleno de maná; colócala delante de Jehovah, para que sea
conservado para vuestras generaciones.
34 Y Aarón lo puso delante del Testimonio,
para que fuese conservado, como Jehovah había mandado a Moisés.
35 Los hijos de Israel comieron el maná
durante cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada. Comieron maná
hasta que llegaron a la frontera de la tierra de Canaán. 36 (Un gomer
es la décima parte de un efa).
REFLEXIÓN
Vuestras
murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehovah. (Exo. 16:8)
Podemos pedir a
Dios por nuestras necesidades, pero sin enojarnos ni mucho menos murmurar contra
los líderes. Porque esas murmuraciones no son contra ellos, sino contra Dios
que es de quien proceden todas las cosas. Nadie puede hacer nada, si Dios no se
lo permite. Entonces no es que los líderes no quieren, sino que Dios no ha dado
la orden.
ORACIÓN
Señor ayúdame a aceptar que tú eres el que proporciona todas
las cosas, y que todo se mueve de acuerdo a lo que tú estableces. Amén
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