DÍA 8
8 DE ENERO (GÉNESIS 23:1-24:67)
8 DE ENERO (GÉNESIS 23:1-24:67)
CAPÍTULO 23
SARA ES SEPULTADA EN MACPELA
1 La vida de Sara fue de 127 años; éstos fueron los años de Sara. 2
Sara murió en Quiriat-arba, es decir, Hebrón, en la tierra de Canaán, y Abraham
vino a hacer duelo por Sara y a llorarla.
3 Abraham se levantó de delante de su difunta y se fue para hablar con
los hijos de Het. Y les dijo:
4 -Yo soy forastero y advenedizo entre vosotros. Permitidme tener entre
vosotros una propiedad para sepultura, y que sepulte allí a mi difunta.
5 Los hijos de Het respondieron a Abraham diciéndole:
6 -Escúchanos, señor nuestro: Tú eres un príncipe de Dios entre nosotros.
Sepulta a tu difunta en el mejor de nuestros sepulcros. Ninguno de nosotros te
negará su sepulcro para que sepultes a tu difunta.
7 Pero Abraham se levantó, e inclinándose ante el pueblo de aquella
tierra, los hijos de Het, 8 habló con ellos diciendo:
—Si tenéis a bien que yo sepulte allí a mi
difunta, escuchadme e interceded por mí ante Efrón hijo de Zojar, 9
para que me dé la cueva de Macpela que está en el extremo de su campo. Que por
su justo precio me la dé como propiedad para sepultura en medio de vosotros.
10 Efrón estaba sentado entre los hijos de Het. Y Efrón el heteo respondió
a Abraham en presencia de los hijos de Het y de todos cuantos entraban por las
puertas de la ciudad, diciendo:
11 -No, señor mío. Escúchame: Yo te doy el campo y te doy la cueva que hay
en él. En presencia de los hijos de mi pueblo te lo doy; sepulta a tu difunta.
12 Pero Abraham se inclinó ante el pueblo de la tierra. 13 Y
respondió a Efrón en presencia del pueblo de la tierra, diciendo:
—Más bien, te ruego que me escuches: Yo te daré
dinero por el campo. Tómamelo, y yo sepultaré allí a mi difunta.
14 Efrón respondió a Abraham diciéndole:
15 -Señor mío, escúchame: La tierra vale 400 siclos de plata. ¿Qué es esto entre tú y yo? Sepulta,
pues, a tu difunta.
16 Entonces Abraham escuchó a Efrón, y en presencia de los hijos de Het,
pesó para Efrón la plata que éste le dijo: 400 siclos de plata de buena ley entre mercaderes. 17
Así el campo de Efrón que estaba en Macpela, frente a Mamre, tanto el campo
como la cueva que había en él, junto con todos los árboles que había en el
campo y en sus contornos, pasó 18 a ser propiedad de Abraham, en
presencia de los hijos de Het, de todos los que entraban por las puertas de su
ciudad. 19 Después de esto, Abraham sepultó a Sara su mujer en la
cueva del campo en Macpela, frente a Mamre, es decir, Hebrón, en la tierra de
Canaán. 20 Así Abraham adquirió de los hijos de Het el campo y la
cueva que había en él, como una propiedad para sepultura.
CAPÍTULO 24
REBECA LLEGA A SER ESPOSA DE
ISAAC
1 Abraham era ya anciano y muy avanzado en años, y Jehovah había
bendecido a Abraham en todo. 2 Entonces Abraham dijo a un siervo
suyo, el más viejo de su casa y que administraba todo lo que tenía:
—Por favor, pon tu mano debajo de mi muslo, 3
y te haré jurar por Jehovah, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no
tomarás para mi hijo una mujer de las hijas de los cananeos entre los cuales
habito. 4 Más bien, irás a mi tierra, a mi parentela, y tomarás
mujer para mi hijo Isaac.
5 Su siervo le respondió:
—Quizás la mujer no quiera venir conmigo a esta
tierra. ¿He de hacer volver a tu hijo a la tierra de dónde saliste?
6 Abraham le dijo:
—Guárdate, no sea que hagas volver a mi hijo
allá. 7 Jehovah, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi
padre y de la tierra de mi nacimiento, y que me habló y me juró diciendo:
"A tu descendencia daré esta tierra", él enviará su ángel delante de
ti, y tú tomarás de allí una mujer para mi hijo. 8 Pero si la mujer
no quiere venir contigo, tú quedarás libre de este juramento mío. Solamente que
no hagas volver allá a mi hijo.
9 Entonces el siervo puso su mano debajo del muslo de Abraham su señor, y
le juró sobre este asunto. 10 Y el siervo tomó diez de los camellos
de su señor, y se fue llevando consigo toda clase de cosas preciadas de su
señor. Partió y se fue a Siria mesopotámica, a la ciudad de Nacor, 11
e hizo arrodillar los camellos fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua. Era
la hora del atardecer, cuando las jóvenes salían para sacar agua. 12
Y dijo:
—Oh Jehovah, Dios de mi señor Abraham, por
favor, haz que hoy ocurra algo en mi presencia. Muestra bondad para mi señor
Abraham. 13 He aquí que yo estoy junto al manantial de agua, y las
hijas de los hombres de la ciudad vendrán para sacar agua. 14 Sea,
pues, que la joven a quien yo diga: "Por favor, baja tu cántaro para que
yo beba", y ella responda: "Bebe tú, y también daré de beber a tus
camellos"; sea ella la que tú has destinado para tu siervo, para Isaac. En
esto conoceré que has tenido misericordia de mi señor.
15 Y aconteció que cuando él aún no había acabado de hablar, he aquí que
con su cántaro sobre el hombro, venía Rebeca, que le había nacido a Betuel,
hijo de Milca, mujer de Nacor, hermano de Abraham. 16 La joven era
muy hermosa; era virgen, a quien ningún hombre había conocido. Ella descendió
al manantial, llenó su cántaro y subía. 17 Entonces el siervo corrió
hacia ella y le dijo:
—Por favor, dame de beber un poco de agua de tu
cántaro.
18 Y ella respondió:
—Bebe, señor mío.
Se apresuró a bajar su cántaro a su mano y le
dio de beber. 19 Cuando acabó de darle de beber, agregó:
—También sacaré agua para tus camellos, hasta
que acaben de beber.
20 Se dio prisa, vació su cántaro en el abrevadero y corrió otra vez al
pozo para sacar agua. Y sacó para todos sus camellos. 21 El hombre
la observaba en silencio para saber si Jehovah había dado éxito a su viaje o
no. 22 Cuando los camellos acabaron de beber, el hombre le obsequió
un pendiente de oro que pesaba medio siclo y dos brazaletes de oro para sus brazos, que
pesaban diez siclos. 23 Y le preguntó:
—¿De quién eres hija? Dime, por favor, ¿habrá
lugar en la casa de tu padre donde podamos alojarnos?
24 Ella respondió:
—Yo soy hija de Betuel, hijo de Milca, el cual
ella dio a luz a Nacor. 25 -Y añadió-: También en nuestra casa hay paja
y mucho forraje, y lugar para alojarse.
26 Entonces el hombre se inclinó y adoró a Jehovah 27 diciendo:
—¡Bendito sea Jehovah, Dios de mi señor Abraham,
que no apartó de mi señor su misericordia y su verdad! En el camino Jehovah me guió hacia la casa de
los hermanos de mi señor.
28 La joven corrió y contó estas cosas en la casa de su madre. 29
Rebeca tenía un hermano que se llamaba Labán, el cual corrió afuera hacia el
hombre, hacia el manantial. 30 Sucedió que cuando vio el pendiente y
los brazaletes en las manos de su hermana, y oyó las palabras de su hermana
Rebeca, que decía: "Así me habló aquel hombre", vino a él, y he aquí
que él estaba junto a los camellos, al lado del manantial. 31 Y le
dijo:
—Ven, bendito de Jehovah. ¿Por qué estás ahí
fuera? Yo he preparado la casa y el lugar para los camellos.
32 Entonces el hombre fue a la casa. Labán descargó los camellos y les dio
paja y forraje. Luego trajo agua para lavar los pies de él y los pies de los hombres
que venían con él. 33 También puso comida delante de él, pero él
dijo:
—No comeré hasta que haya dicho lo que tengo que
decir.
Labán le dijo:
—Habla.
34 Entonces dijo:
—Yo soy siervo de Abraham. 35 Jehovah
ha bendecido mucho a mi señor, y él se ha enriquecido. Le ha dado ovejas,
vacas, plata, oro, siervos, siervas, camellos y asnos. 36 Y Sara,
mujer de mi señor, dio a luz en su vejez un hijo a mi señor, quien le ha dado a
él todo lo que tiene. 37 Y mi señor me hizo jurar diciendo: "No
tomarás mujer para mi hijo de entre las hijas de los cananeos en cuya tierra
habito. 38 Más bien, irás a la casa de mi padre, a mi parentela, y
tomarás mujer para mi hijo." 39 Yo dije a mi señor:
"Quizás la mujer no quiera venir conmigo." 40 Entonces me
respondió: "Jehovah, en cuya presencia he caminado, enviará su ángel
contigo, y él dará éxito a tu viaje. Tú tomarás una mujer para mi hijo, de mi
familia, de la casa de mi padre. 41 Entonces, cuando hayas llegado a
mi familia, quedarás libre de mi juramento; y aunque no te la den, también
quedarás libre de mi juramento."
42 »Llegué, pues, hoy al manantial y dije: "Jehovah, Dios de mi señor
Abraham, por favor, si has de dar éxito a mi viaje en el cual ando, 43
he aquí que yo estoy junto al manantial de agua. Que la joven que venga para
sacar agua y a quien yo diga: ’Por favor, dame de beber un poco de agua de tu
cántaro’, 44 y ella me responda: ’Bebe tú, y también sacaré agua
para tus camellos’, que sea ella la mujer que Jehovah ha destinado para el hijo
de mi señor." 45 Y antes que acabase de hablar en mi corazón,
he aquí que Rebeca venía con su cántaro sobre su hombro. Luego descendió al
manantial y sacó agua. Entonces le dije: "Por favor, dame de beber." 46
Y ella bajó rápidamente su cántaro de encima de su hombro y dijo: "Bebe
tú, y también daré de beber a tus camellos." Yo bebí, y ella también dio
de beber a mis camellos. 47 Entonces le pregunté: "¿De quién
eres hija?" Y ella respondió: "Soy hija de Betuel hijo de Nacor, que
le dio a luz Milca." Yo puse el pendiente en su nariz y los brazaletes en
sus brazos. 48 Y me incliné y adoré a Jehovah. Bendije a Jehovah,
Dios de mi señor Abraham, que me guió por el camino acertado para tomar la hija
del hermano de mi señor, para su hijo. 49 Ahora pues, si vosotros
vais a mostrar misericordia y verdad para con mi señor, declarádmelo. Si no, declarádmelo también, y yo me
iré a la derecha o a la izquierda.
50 Entonces Labán y Betuel respondieron diciendo:
—¡De Jehovah procede esto! No podemos decirte si
es malo o si es bueno. 51 He aquí que Rebeca está delante de ti;
tómala y vete. Sea ella la mujer del hijo de tu señor, como ha dicho Jehovah.
52 Y aconteció que cuando el siervo de Abraham oyó sus palabras, se postró
a tierra delante de Jehovah. 53 Luego sacó objetos de plata, objetos
de oro y vestidos, y se los dio a Rebeca. También dio obsequios preciosos a su
hermano y a su madre. 54 Después comieron y bebieron él y los
hombres que habían venido con él, y pasaron la noche. Y levantándose de mañana,
dijo:
—Permitidme regresar a mi señor.
55 Entonces respondieron su hermano y su madre:
—Que la joven espere siquiera unos diez días más
con nosotros, y después irá.
56 Pero él les dijo:
—No me hagáis demorar; ya que Jehovah ha dado
éxito a mi viaje, dejadme ir para que vaya a mi señor.
57 Ellos le respondieron:
—Llamemos a la joven y preguntémosle lo que
piensa.
58 Llamaron a Rebeca y le preguntaron:
—¿Irás tú con este hombre?
Ella les respondió:
—Sí, iré.
59 Entonces dejaron ir a Rebeca su hermana, a su nodriza, al siervo de
Abraham y a sus hombres. 60 Y bendijeron a Rebeca diciéndole:
—Tú eres nuestra hermana. Que seas madre de
millares de decenas de millares. Que tus descendientes posean las ciudades de sus enemigos.
61 Entonces se levantaron Rebeca y sus criadas, subieron a los camellos y
siguieron al hombre. El siervo tomó a Rebeca y se fue.
62 Aconteció que Isaac venía del pozo Beer-lajai-roí, porque habitaba en
el Néguev. 63 Hacia el atardecer Isaac había salido al campo para
meditar, y alzando sus ojos miró, y he aquí unos camellos que venían. 64
También Rebeca alzó sus ojos, vio a Isaac y descendió del camello. 65
Porque había preguntado al siervo: "¿Quién es ese hombre que viene por el
campo hacia nosotros?", y el siervo había respondido: "Él es mi
señor." Entonces ella tomó el velo y se cubrió.
66 El siervo contó a Isaac todo lo que había hecho. 67 Luego
Isaac la introdujo en la tienda de Sara, su madre, y tomó a Rebeca, que vino a
ser su mujer; y él la amó. Así se consoló Isaac después de la muerte de su
madre.
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