DÍA 17
17 DE ENERO (GÉNESIS 43:1-45:28)
17 DE ENERO (GÉNESIS 43:1-45:28)
CAPÍTULO 43
1 El hambre era grande en la tierra. 2 Y aconteció que cuando
acabaron de consumir las provisiones que trajeron de Egipto, les dijo su padre:
—Volved y comprad para nosotros un poco de
alimento.
3 Y Judá le respondió diciendo:
—Aquel hombre nos advirtió enfáticamente
diciendo: "No veréis mi cara a no ser que vuestro hermano esté con
vosotros." 4 Si dejas ir a nuestro hermano con nosotros, iremos
y te compraremos alimentos. 5 Pero si no lo dejas ir, no iremos;
porque aquel hombre nos dijo: "No veréis mi cara a no ser que traigáis a
vuestro hermano con vosotros."
6 Y dijo Israel:
—¿Por qué me habéis hecho tanto mal,
declarándole a aquel hombre que teníais otro hermano?
7 Ellos respondieron:
—Aquel hombre nos preguntó expresamente por
nosotros y por nuestra familia, diciendo: "¿Vive aún vuestro padre?
¿Tenéis algún otro hermano?" Nosotros respondimos conforme a estas
preguntas. ¿Cómo podíamos saber que nos iba a decir: "Haced venir a
vuestro hermano"?
8 Entonces Judá dijo a Israel su padre:
—Deja ir al muchacho conmigo. Así nos
levantaremos e iremos, para que vivamos y no muramos nosotros, tú y nuestros
niños pequeños. 9 Yo saldré como fiador. A mí me pedirás cuentas de
él. Si no te lo traigo y lo pongo delante de ti, seré ante ti el culpable para
siempre. 10 Si no nos hubiéramos detenido, ahora ya habríamos vuelto
dos veces.
11 Entonces Israel su padre les respondió:
—Si tiene que ser así, haced esto: Tomad de lo
mejor del país en vuestros equipajes y llevadlo a aquel hombre como un
presente: un poco de bálsamo, algo de miel, perfumes, mirra, nueces y
almendras. 12 Tomad con vosotros el doble del dinero, y devolved
personalmente el dinero que os fue devuelto en la boca de vuestros costales;
quizás fue un error. 13 Tomad también a vuestro hermano. Levantaos y
volved a aquel hombre. 14 ¡Que el Dios Todopoderoso os conceda hallar misericordia delante de aquel
hombre, y libere a vuestro otro hermano y a Benjamín! Y si yo he de ser privado
de mis hijos, que lo sea.
15 Entonces los hombres tomaron el presente. Tomaron también con ellos el doble del dinero, y a Benjamín. Se levantaron
y descendieron a Egipto, y se presentaron ante José.
LOS HIJOS DE JACOB EN CASA DE JOSÉ
16 Cuando José vio a Benjamín con ellos, dijo al administrador de su casa:
—Lleva a esos hombres a casa. Mata un animal y
prepáralo, porque estos hombres comerán conmigo al mediodía.
17 El hombre hizo como dijo José y llevó a los hombres a la casa de José. 18
Los hombres tuvieron temor cuando fueron llevados a la casa de José, y decían:
—Por el dinero que fue devuelto en nuestros
costales la primera vez nos han traído aquí, para buscar ocasión contra
nosotros, para caer sobre nosotros y tomarnos como esclavos, junto con nuestros
asnos.
19 Entonces se acercaron al administrador de la casa de José y le hablaron
a la entrada de la casa, 20 diciendo:
—¡Por favor, señor mío! Nosotros en verdad
vinimos la primera vez para comprar alimentos. 21 Y aconteció que
cuando llegamos a la posada, abrimos nuestros costales, y he aquí el dinero de
cada uno estaba en la boca de su costal: nuestro dinero en su justo valor. Lo
hemos traído de vuelta con nosotros. 22 También hemos traído más
dinero con nosotros para comprar alimentos. Nosotros no sabemos quién puso nuestro dinero en
nuestros costales.
23 El respondió:
—Paz a vosotros; no temáis. Vuestro Dios, el
Dios de vuestro padre, os puso el tesoro en vuestros costales, puesto que
vuestro dinero llegó a mi poder.
Luego les sacó a Simeón. 24 Así que
el hombre llevó a los hombres a la casa de José. Les dio agua, y ellos se
lavaron los pies. Luego dio forraje a sus asnos. 25 Por su parte,
ellos prepararon el presente mientras José venía al mediodía, porque habían
oído que iban a comer allí.
26 Cuando José llegó a casa, ellos le llevaron el presente que habían
traído personalmente a la casa y se postraron a tierra ante él. 27 El les preguntó
cómo estaban y les dijo:
—Vuestro padre, el anciano que mencionasteis,
¿está bien? ¿Vive todavía?
28 Ellos respondieron:
—Tu siervo, nuestro padre, está bien. Él vive
todavía.
Ellos se inclinaron ante él y se postraron. 29
Y alzando sus ojos, él vio a su hermano Benjamín, hijo de su madre. Y les
preguntó:
—¿Es éste vuestro hermano menor de quien me
habíais hablado? -Y añadió-: Dios tenga misericordia de ti, hijo mío.
30 Entonces José se dio prisa, porque se conmovió profundamente a causa de
su hermano y estuvo a punto de llorar. Entró en su habitación y lloró allí. 31
Luego se lavó la cara, salió fuera y conteniéndose dijo:
—Servid la comida.
32 A José le sirvieron aparte. Y sirvieron por separado a ellos y a los
egipcios que habían de comer allí, pues los egipcios no pueden comer con los
hebreos, porque esto a los egipcios les es una abominación.
33 Se sentaron en su presencia de esta manera: el primogénito de acuerdo
con su rango hasta el más jóven de acuerdo
con su edad. Y los hombres se miraban atónitos unos a otros. 34 El
tomó porciones de delante de sí para ellos, e hizo que la porción de Benjamín
fuese cinco veces mayor que la de los demás. También bebieron y se alegraron
con él.
CAPÍTULO 44
JOSÉ TOMA PRISIONERO A
BENJAMÍN
1 Después ordenó José al administrador de su casa diciendo:
—Llena de alimentos los costales de estos
hombres, todo lo que puedan llevar. Pon el dinero de cada uno en la boca de su
costal. 2 Pon también mi copa, la copa de plata, en la boca del
costal del menor, junto con el dinero de su trigo.
El hizo como le dijo José. 3 Cuando
rayó el alba, fueron despedidos los hombres con sus asnos. 4 Cuando
ellos habían salido de la ciudad y antes de que se alejaran mucho, José dijo al
que estaba a cargo de su casa:
—Levántate y sigue a esos hombres. Cuando los
alcances, diles: "¿Por qué habéis pagado mal por bien? ¿Por qué me habéis
robado la copa de plata? 5 ¿No es ésta la copa que mi señor usa para beber
y por la que suele adivinar? Habéis actuado mal al hacer esto."
6 Cuando él los alcanzó, les repitió estas palabras; 7 y ellos
le respondieron:
—¿Por qué dice mi señor tales cosas? ¡Tus
siervos jamás harían tal cosa! 8 Si el dinero que hallamos en la
boca de nuestros costales te lo volvimos a traer desde la tierra de Canaán,
¿cómo, pues, íbamos a robar plata u oro de la casa de tu señor? 9
Aquel de tus siervos en cuyo poder sea hallada la copa, que muera; y nosotros
seremos esclavos de mi señor.
10 Él dijo:
—Sea también ahora conforme a lo que decís:
Aquel en cuyo poder se halle será mi esclavo. Los demás quedaréis libres.
11 Entonces ellos se apresuraron a bajar a tierra cada uno su costal, y
cada uno abrió su costal. 12 El buscó, comenzando por el del mayor y
terminando por el del menor, y la copa fue hallada en el costal de Benjamín. 13
Ellos rasgaron sus vestiduras, y después de cargar cada cual su asno, volvieron
a la ciudad.
14 Judá vino con sus hermanos a la casa de José, quien aún estaba allí, y
se postraron a tierra ante él. 15 Y José les dijo:
—¿Qué es esto que habéis hecho? ¿No sabéis que
un hombre como yo ciertamente sabe adivinar?
16 Entonces dijo Judá:
—¿Qué podemos decir a mi señor? ¿Qué hablaremos?
¿Con qué nos justificaremos? Dios ha descubierto la culpa de tus siervos. He
aquí, somos esclavos de mi señor, tanto nosotros como aquel en cuyo poder fue
hallada la copa.
17 El respondió:
—¡Nunca haga yo tal cosa! Aquel en cuyo poder
fue hallada la copa será mi esclavo. Los demás volveos en paz a vuestro padre.
JUDÁ SALE COMO FIADOR POR BENJAMÍN
18 Entonces Judá se acercó a él y le dijo:
—¡Ay, señor mío! Permite que hable tu siervo una
palabra a oídos de mi señor. No se encienda tu ira contra tu siervo, puesto que
tú eres como el mismo faraón. 19 Mi señor preguntó a sus siervos
diciendo: "¿Tenéis padre o hermano?" 20 Y nosotros
respondimos a mi señor: "Tenemos un padre anciano y un muchacho pequeño
que le nació en su vejez. Un hermano suyo murió. Sólo él ha quedado de su
madre, y su padre lo ama." 21 Tú dijiste a tus siervos:
"Traédmelo para que lo vea." 22 Y nosotros dijimos a mi
señor: "El joven no puede dejar a su padre; porque si le deja, su padre
morirá." 23 Y dijiste a tus siervos: "Si vuestro hermano
menor no viene con vosotros, no veréis más mi cara."
24 »Aconteció, pues, que cuando fuimos a tu siervo, mi padre, le contamos
las palabras de mi señor. 25 Y nuestro padre dijo: "Volved a
comprarnos un poco más de alimentos." 26 Nosotros respondimos:
"No podemos ir, a menos que nuestro hermano menor vaya con nosotros.
Porque no podemos ver la cara de aquel hombre si nuestro hermano menor no está
con nosotros." 27 Entonces tu siervo, mi padre, nos dijo:
"Vosotros sabéis que mi mujer me dio dos hijos, 28 y que uno de
ellos partió de mi presencia y pienso que de cierto fue despedazado, pues hasta ahora no lo he vuelto a ver. 29
Si tomáis también a éste de mi presencia y le acontece alguna desgracia, haréis
descender mis canas con aflicción a la sepultura."
30 »Ahora pues, cuando llegue yo a tu siervo, mi padre, si el joven no
está conmigo, como su vida está tan ligada a la de él, 31 sucederá
que cuando vea que no está con nosotros el muchacho, morirá. Así tus siervos
habremos hecho descender las canas de tu siervo, nuestro padre, con dolor, a la
sepultura. 32 Como tu siervo salió por fiador del joven ante mi padre, diciendo:
"Si no te lo traigo de vuelta, entonces yo seré culpable ante mi padre
para siempre", 33 permite ahora que tu siervo quede como
esclavo de mi señor en lugar del muchacho, y que el muchacho regrese con sus
hermanos. 34 Porque, ¿cómo volveré yo a mi padre si el muchacho no
está conmigo? ¡No podré, para no ver la desgracia que sobrevendrá a mi padre!
CAPÍTULO 45
JOSÉ SE DA A CONOCER A SUS
HERMANOS
1 José ya no podía contenerse más delante de todos los que estaban en su
presencia, y gritó:
—¡Que salgan todos de mi presencia!
Nadie quedó con él cuando se dio a conocer a sus
hermanos. 2 Entonces se puso a llorar a gritos, y lo oyeron los
egipcios. Y fue oído también en la casa del faraón. 3 José dijo a
sus hermanos:
—Yo soy José. ¿Vive aún mi padre?
Sus hermanos no pudieron responderle, porque
estaban aterrados delante de él. 4 Entonces José dijo a sus
hermanos:
—Acercaos a mí, por favor.
Ellos se acercaron, y él les dijo:
—Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis
para Egipto. 5 Ahora pues, no os entristezcáis ni os pese el haberme
vendido acá, porque para preservación de vida me ha enviado Dios delante de
vosotros. 6 Ya han transcurrido dos años de hambre en medio de la
tierra, y todavía quedan cinco años en que no habrá ni siembra ni siega. 7 Pero Dios me ha enviado
delante de vosotros para preservaros posteridad en la tierra, y para daros vida
mediante una gran liberación. 8 Así que no me enviasteis vosotros
acá, sino Dios, que me ha puesto como protector del faraón, como señor de toda su casa y como
gobernador de toda la tierra de Egipto.
9 » Apresuraos, id a mi padre y decidle: "Así dice tu hijo José:
’Dios me ha puesto como señor de todo Egipto. Ven a mí; no te detengas. 10
Habitarás en la zona de Gosén, y estarás cerca de mí, tú, tus hijos, los hijos
de tus hijos, tus rebaños, tus vacas y todo lo que tienes. 11 Allí
proveeré para ti, pues todavía faltan cinco años de hambre; para que no
perezcáis de necesidad tú, tu casa y todo lo que tienes.’ "
12 »He aquí que vuestros ojos y los ojos de mi hermano Benjamín ven que es
mi boca la que os habla. 13 Informad a mi padre acerca de toda mi
gloria en Egipto y de todo lo que habéis visto. Apresuraos y traed a mi padre
acá.
14 Entonces se echó sobre el cuello de Benjamín su hermano y lloró.
También Benjamín lloró sobre su cuello. 15 Besó a todos sus hermanos
y lloró sobre ellos. Después de esto, sus hermanos hablaron con él.
EL FARAÓN LLAMA A JACOB A
EGIPTO
16 Se oyó la noticia en el palacio del faraón: "Los hermanos de José
han venido." Esto agradó al faraón y a sus servidores, 17 y el
faraón dijo a José:
—Di a tus hermanos: "Haced lo siguiente:
Cargad vuestros animales y volved a la tierra de Canaán. 18 Tomad a
vuestro padre y a vuestras familias y venid a mí. Yo os daré lo mejor de la
tierra de Egipto, y comeréis sus productos más preciados." 19 Y
tú dales la orden siguiente: "Haced esto: Tomad de la tierra de Egipto
carretas para vuestros niños y para vuestras mujeres. Y tomad a vuestro padre y
venid. 20 No echéis de menos vuestras pertenencias, porque lo mejor
de toda la tierra de Egipto será vuestro."
21 Así lo hicieron los hijos de Israel. José les dio carretas, conforme a
las órdenes del faraón, y les dio provisiones para el camino. 22 A
cada uno de ellos les dio un vestido nuevo; y a Benjamín le dio 300 piezas de
plata y 5 vestidos nuevos. 23 Para su padre envió lo siguiente: 10
asnos cargados de lo mejor de Egipto y 10 asnas cargadas de trigo, pan y otros
alimentos para su padre, para el camino. 24 Cuando despidió a sus
hermanos, y ellos se iban, José les dijo:
—No riñáis en el camino.
JACOB Y SU FAMILIA VAN A
EGIPTO
25 Subieron de Egipto y llegaron a la tierra de Canaán, a su padre Jacob. 26
Y le dieron la noticia diciendo:
—¡José vive aún! Él es el gobernador de toda la
tierra de Egipto.
Pero él se quedó pasmado, porque no les podía creer. 27 Ellos le
contaron todas las cosas que José les había dicho. Y al ver las carretas que
José enviaba para llevarlo, el espíritu de Jacob su padre revivió. 28
Entonces dijo Israel:
—Basta. ¡José, mi hijo, vive todavía! Iré y le
veré antes de que yo muera.
REFLEXIÓN
Así que no me
enviasteis vosotros acá, sino Dios, (Gén. 45:8).
Estas palabras de
José a sus hermanos, me hace recordar aquel versículo que dice que “todas las
cosas operan para bien de nosotros”. José no llegó de la mejor manera a Egipto,
tampoco estaba en las mejores condiciones ante la presencia del Faraón, pero
estaba justo en medio de los planes de Dios.
ORACIÓN
Señor ayúdame a comprender mi circunstancia actual, a
reconocerte en mis caminos, a poder entender tus planes para mí y así pueda realizar
la tareas que has ordenado para mí. Amén.
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