DÍA 136
16 DE MAYO (2º CRÓNICAS 9:1-12:16)
CAPÍTULO 9
LA REINA DE SABA VISITA A SALOMÓN
1 La reina de
Saba oyó de la fama de Salomón y vino a Jerusalén con un gran séquito, con
camellos cargados de especias aromáticas, oro en abundancia y piedras
preciosas, para probar a Salomón con preguntas difíciles. Cuando vino a
Salomón, habló con él de todo lo que tenía en su corazón. 2 Y
Salomón respondió a todas sus preguntas; ninguna cosa hubo tan difícil que
Salomón no le pudiese responder.
3 La reina de
Saba vio la sabiduría de Salomón, la casa que había edificado, 4 los
manjares de su mesa, las sillas de sus servidores, la presentación y las
vestiduras de sus siervos, sus coperos y sus vestiduras, y los holocaustos que
él ofrecía en la casa de Jehovah; y se quedó sin aliento. 5 Entonces
dijo al rey: "¡Era verdad lo que había oído en mi tierra de tus cosas y de
tu sabiduría! 6 Yo no creía sus palabras, hasta que vine, y mis ojos
lo han visto. Y he aquí que no se me había contado ni la mitad de la grandeza
de tu sabiduría. Tú superas la fama que yo había oído. 7 ¡Dichosos
tus hombres, y dichosos estos servidores tuyos que continuamente están de pie
delante de ti y escuchan tu sabiduría! 8 ¡Bendito sea Jehovah tu
Dios, que se agradó de ti para ponerte en su trono como rey para Jehovah tu
Dios! Porque tu Dios ama a Israel para hacerlo firme para siempre, te ha
constituido como su rey, a fin de que practiques el derecho y la
justicia."
9 Entonces
ella dio al rey 120 talentos de oro, una gran cantidad de especias aromáticas y
piedras preciosas. Nunca hubo especias aromáticas como las que la reina de Saba
dio al rey Salomón.
10 También los
siervos de Hiram y los siervos de Salomón, que traían oro de Ofir, trajeron
madera de sándalo y piedras preciosas. 11 Y el rey hizo con la
madera de sándalo graderías para la casa de Jehovah y para la casa del rey,
además de arpas y liras para los músicos. Nunca antes en la tierra de Judá se
habían visto cosas semejantes.
12 El rey
Salomón dio a la reina de Saba todo lo que ella quiso pedirle, más de lo que
ella había llevado al rey. Entonces ella se volvió y regresó a su tierra, con
sus servidores.
ESPLENDOR Y SABIDURÍA DE SALOMÓN
13 El peso del
oro que le venía a Salomón cada año era de 666 talentos de oro, 14
aparte del de los mercaderes y de los comerciantes importadores. También todos
los reyes de Arabia y los gobernadores del país traían oro y plata a Salomón.
15 El rey
Salomón hizo 200 escudos grandes de oro trabajado. En cada escudo empleó 600
siclos de oro trabajado. 16 También hizo otros 300 escudos pequeños
de oro trabajado. En cada escudo empleó 300 siclos de oro. Y el rey los puso en
la Casa del Bosque del Líbano.
17 El rey
también hizo un gran trono de marfil, y lo recubrió de oro puro. 18
El trono tenía seis gradas y un estrado recubierto de oro fijado al trono. A
ambos lados, junto al asiento, tenía soportes para los brazos, y junto a los
brazos había dos leones de pie. 19 Había también allí doce leones de
pie, uno a cada lado de las seis gradas. Jamás se hizo algo semejante para
ningún reino.
20 Todos los
vasos de beber del rey Salomón eran de oro, y toda la vajilla de la Casa del
Bosque del Líbano era de oro fino. En los días de Salomón la plata no era
estimada para nada. 21 Porque los barcos del rey iban a Tarsis con
los siervos de Hiram; y una vez cada tres años venían los barcos de Tarsis
trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales.
22 El rey
Salomón superaba a todos los reyes de la tierra en riqueza y en sabiduría. 23
Y todos los reyes de la tierra procuraban estar en la presencia de Salomón para
oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón. 24 Año tras
año cada uno de ellos le llevaba su presente: objetos de plata, objetos de oro,
vestiduras, armas, perfumes, caballos y mulos.
25 Salomón
tenía 4.000 establos para los caballos y los carros. También tenía 12.000
jinetes, a los cuales puso en las ciudades de los carros, y en Jerusalén junto
al rey. 26 El gobernaba sobre todos los reyes, desde el Río hasta la
tierra de los filisteos y hasta la frontera con Egipto.
27 El rey hizo
que la plata fuera tan común en Jerusalén como las piedras, y que el cedro
fuera tan abundante como los sicómoros que hay en la Sefela.
28 También
importaban caballos para Salomón, de Egipto y de todos los países.
MUERTE DE SALOMÓN
29 Los demás
hechos de Salomón, los primeros y los últimos, ¿no están escritos en las
palabras del profeta Natán, en la profecía de Ajías de Silo y en las visiones
del vidente Ido acerca de Jeroboam hijo de Nabat? 30 Salomón reinó
40 años en Jerusalén sobre todo Israel. 31 Salomón reposó con sus
padres, y lo sepultaron en la Ciudad de David, su padre. Y su hijo Roboam reinó
en su lugar.
CAPÍTULO
10
LA DIVISIÓN DEL REINO
1 Entonces
Roboam fue a Siquem, porque todo Israel había ido a Siquem para proclamarle
rey. 2 Y sucedió que cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat (quien
estaba en Egipto, adonde había huido a causa del rey Salomón), Jeroboam volvió
de Egipto. 3 Entonces mandaron a llamarle, y Jeroboam vino con todo
Israel, y hablaron a Roboam diciendo:
4 -Tu padre agravó
nuestro yugo; pero ahora, alivia tú el duro trabajo y el pesado yugo que tu
padre puso sobre nosotros, y te serviremos.
5 El les dijo:
—Volved a mí dentro de tres días.
El pueblo se fue. 6 Entonces el rey
Roboam consultó a los ancianos que habían servido a su padre Salomón, cuando
aún vivía, y les preguntó:
—¿Cómo aconsejáis vosotros que yo responda a
este pueblo?
7 Y ellos le
respondieron diciendo:
—Si tratas bien a este pueblo, y les aceptas y
les hablas buenas palabras, ellos serán tus siervos para siempre.
8 Pero él dejó
de lado el consejo que le habían dado los ancianos, y consultó a los jóvenes que
se habían criado con él y que estaban a su servicio. 9 Les preguntó:
—¿Qué aconsejáis vosotros que respondamos a
este pueblo que me ha hablado diciendo: "Alivia el yugo que tu padre puso
sobre nosotros"?
10 Entonces
los jóvenes que se habían criado con él le contestaron diciendo:
—Así responderás al pueblo que ha hablado
contigo, diciendo: "Tu padre hizo pesado nuestro yugo; pero tú, hazlo más
liviano sobre nosotros"; así les dirás: "Mi dedo meñique es más
grueso que los lomos de mi padre. 11 Ahora bien, mi padre cargó
sobre vosotros un pesado yugo; pero yo añadiré a vuestro yugo. Mi padre os
castigó con látigos; pero yo, con escorpiones."
12 Al tercer
día vino Jeroboam con todo el pueblo a Roboam, como el rey había hablado
diciendo: "Volved a mí al tercer día." 13 Entonces el rey les
respondió con dureza. El rey Roboam dejó de lado el consejo de los ancianos, 14
y les habló siguiendo el consejo de los jóvenes, diciendo:
—Mi padre hizo pesado vuestro yugo, pero yo
añadiré a vuestro yugo. Mi padre os castigó con látigos, pero yo, con
escorpiones.
15 El rey no
hizo caso del pueblo, porque esto estaba dispuesto de parte de Dios, para que
Jehovah cumpliera la palabra que había hablado a Jeroboam hijo de Nabat, por
medio de Ajías de Silo. 16 Y viendo todo Israel que el rey no les
había hecho caso, el pueblo respondió al rey diciendo:
—¿Qué parte tenemos nosotros con David? ¡No
tenemos herencia en el hijo de Isaí! ¡Israel, cada uno a su morada! ¡Mira ahora
por tu propia casa, oh David!
Entonces todo Israel se fue a sus moradas, 17
pero Roboam reinó sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de
Judá. 18 Después el rey Roboam envió a Adoniram, que estaba a cargo
del tributo laboral; pero los hijos de Israel lo apedrearon, y murió. Entonces
el rey Roboam se apresuró a subir en un carro para huir a Jerusalén. 19
Así se rebeló Israel contra la casa de David, hasta el día de hoy.
CAPÍTULO
11
ROBOAM DESISTE DE ATACAR A ISRAEL
1 Entonces
Roboam llegó a Jerusalén y reunió a los de la casa de Judá y de Benjamín,
180.000 guerreros escogidos, a fin de combatir contra Israel y devolver el
reino a Roboam. 2 Pero la palabra de Jehovah vino a Semaías, hombre
de Dios, diciendo: 3 "Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de
Judá, y a todos los israelitas que están en Judá y Benjamín, diciendo que 4
así ha dicho Jehovah: ’No subáis ni combatáis contra vuestros hermanos. Volveos
cada uno a su casa, porque de parte mía ha sucedido esto.’ "
Ellos escucharon las palabras de Jehovah y
desistieron de ir contra Jeroboam.
ROBOAM FORTIFICA JUDÁ Y BENJAMÍN
5 Roboam
habitó en Jerusalén y reedificó ciudades para la defensa de Judá. 6
Reedificó Belén, Etam, Tecoa, 7 Betsur, Soco, Adulam, 8
Gat, Maresa, Zif, 9 Adoraim, Laquis, Azeca, 10 Zora,
Ajalón y Hebrón, ciudades fortificadas en Judá y en Benjamín. 11
También reforzó las fortificaciones y puso en ellas comandantes, provisiones,
aceite y vino. 12 Proveyó escudos y lanzas a todas las ciudades, y
las fortificó en gran manera. Así Judá y Benjamín le estaban sujetos.
MIGRACIÓN DE LOS FIELES A JERUSALÉN
13 Los
sacerdotes y los levitas que estaban en todo Israel se pasaron a Roboam desde
todo su territorio. 14 Los levitas abandonaban sus campos y sus posesiones,
y se iban a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboam y sus hijos los habían excluido
de servir a Jehovah como sacerdotes. 15 Más bien, estableció sus
propios sacerdotes para los lugares altos, para los demonios y para los
becerros que había hecho.
16 Tras ellos
llegaron también personas de todas las tribus de Israel, que habían decidido en
su corazón buscar a Jehovah Dios de Israel. Ellos fueron a Jerusalén para
ofrecer sacrificios a Jehovah, Dios de sus padres. 17 Así
fortalecieron el reino de Judá y apoyaron a Roboam hijo de Salomón durante tres
años, porque tres años anduvieron en los caminos de David y de Salomón.
LA FAMILIA DE ROBOAM
18 Roboam tomó
por mujer a Majalat hija de Jerimot, hijo de David, y de Abihaíl hija de Eliab,
hijo de Isaí, 19 la cual le dio a luz estos hijos: Jeús, Semarías y
Zaham. 20 Después de ella tomó a Maaca hija de Absalón, la cual le
dio a luz a Abías, a Atai, a Ziza y a Selomit. 21 Roboam amaba a
Maaca hija de Absalón más que a todas sus otras mujeres y concubinas; pues él
tomó dieciocho mujeres y sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos y
sesenta hijas.
22 Roboam puso
a Abías, hijo de Maaca, como jefe y príncipe entre sus hermanos, a fin de
proclamarle rey. 23 Pero con prudencia dispersó al resto de sus
hijos por todas las tierras de Judá y de Benjamín, y por todas las ciudades
fortificadas, dándoles abundantes provisiones. Y les buscó muchas mujeres.
CAPÍTULO 12
ROBOAM Y LA INVASIÓN DE SISAC
1 Cuando se
consolidó y se fortaleció el reino de Roboam, éste abandonó la ley de Jehovah,
y todo Israel con él. 2 Y sucedió que en el quinto año del rey
Roboam, por cuanto se habían rebelado contra Jehovah, subió Sisac, rey de
Egipto, contra Jerusalén, 3 con 1.200 carros, 60.000 jinetes y gente
innumerable que venía con él de Egipto: libios, suquienos y etíopes. 4
Tomó las ciudades fortificadas de Judá y llegó hasta Jerusalén.
5 Entonces el
profeta Semaías fue a Roboam y a los gobernadores de Judá, que estaban reunidos
en Jerusalén por causa de Sisac, y les dijo:
—Así ha dicho Jehovah: "Vosotros me
habéis abandonado; por tanto, yo también os he abandonado en mano de
Sisac."
6 Los jefes de
Israel y el rey se humillaron y dijeron:
—Justo es Jehovah.
7 Cuando
Jehovah vio que se habían humillado, vino la palabra de Jehovah a Semaías,
diciendo:
—Se han humillado; no los destruiré. Les daré
alguna liberación, y mi ira no se derramará sobre Jerusalén por medio de Sisac.
8 No obstante, serán sus siervos, para que sepan distinguir entre
servirme a mí y servir a los reinos de otras tierras.
9 Entonces
Sisac, rey de Egipto, subió contra Jerusalén y tomó los tesoros de la casa de
Jehovah y los tesoros de la casa del rey; todo lo tomó. También tomó los escudos
de oro que había hecho Salomón. 10 En lugar de ellos, el rey Roboam
hizo escudos de bronce y los entregó a la custodia de los jefes de la escolta,
que guardaban la entrada de la casa del rey. 11 Y sucedía que
cuantas veces el rey entraba en la casa de Jehovah, los de la escolta venían y
los llevaban, y después los volvían a poner en la cámara de los de la escolta.
12 Como Roboam
se había humillado, la ira de Jehovah se apartó de él para no destruirlo del
todo. Además, en Judá las cosas marchaban bien. 13 El rey Roboam se
hizo fuerte en Jerusalén y reinó. Roboam tenía 41 años cuando comenzó a reinar,
y reinó 17 años en Jerusalén, la ciudad que Jehovah había elegido de entre
todas las tribus de Israel para poner allí su nombre. El nombre de su madre era
Naama la amonita.
14 Roboam hizo
lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar a Jehovah. 15 Los
hechos de Roboam, los primeros y los últimos, ¿no están escritos en las
crónicas del profeta Semaías y del vidente Ido acerca del registro familiar?
Hubo guerra constante entre Roboam y Jeroboam. 16 Roboam reposó con
sus padres y fue sepultado en la Ciudad de David. Y su hijo Abías reinó en su
lugar.
RECONOCIENDO EN TODO MOMENTO LA MANO DE DIOS SOBRE MÍ
REFLEXIÓN
Hubo guerra constante entre Roboam y Jeroboam
(2Cro. 12:15)
No solo se dividió el país, sino que entre los
dos reinos también hubo enemistad. Tanto que lucharon sus antepasados para conservar
la unión, tanto que Dios le advirtió para que se comportaran correctamente y
así poder retener la bendición de él. Pero no pudieron mantener su corazón inclinado
hacia Dios, se desviaron de sus enseñanzas. El pueblo de Dios, viendo tantas
bondades de él hacia ellos, pero ellos no pudieron mantener su voluntad
inclinada hacia la obediencia a Dios. Sabiendo de la fidelidad de David su
padre, observando la sabiduría y la prosperidad que le fue dada a Salomón su
padre; no fue suficiente para que continuaran en ee camino. El reinado en
Israel también fracasó, y solo fue cuestión de tiempo para que fuese eliminado
por completo ese sistema de gobierno.
ORACIÓN
Mi Dios que pueda yo
cada día reconocer tu bendición y tu ayuda en todo lo que haga, que pueda estar
agradecido de tu provisión para mí. Amén.
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