DÍA 138
18 DE MAYO (2º CRÓNICAS 18:1-20:37)
CAPÍTULO 18
JOSAFAT Y ACAB VAN CONTRA LOS SIRIOS
1 Josafat
tenía riquezas y gloria en abundancia, y emparentó con Acab. 2
Después de algunos años descendió a Samaria para visitar a Acab, por lo que
Acab mató muchas ovejas y vacas para él y para la gente que estaba con él. Y le
persuadió a que subiese con él a Ramot de Galaad. 3 Acab, rey de
Israel, preguntó a Josafat, rey de Judá:
—¿Irás conmigo a Ramot de Galaad?
Y él le respondió:
—Yo soy como eres tú, y mi pueblo como tu
pueblo. Iremos contigo a la guerra.
4 Además,
Josafat dijo al rey de Israel:
—Por favor, consulta hoy la palabra de
Jehovah.
5 Entonces el
rey de Israel reunió a los profetas, a 400 hombres, y les preguntó:
—¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o
desistiré?
Ellos respondieron:
—Sube, porque Dios la entregará en mano del
rey.
6 Entonces
preguntó Josafat:
—¿No hay aquí todavía algún profeta de
Jehovah, para que consultemos por medio de él?
7 El rey de
Israel respondió a Josafat:
—Todavía hay un hombre por medio del cual
podríamos consultar a Jehovah; pero yo le aborrezco, porque no me profetiza el
bien, sino el mal, todos sus días. Es Micaías hijo de Imla.
Josafat respondió:
—No hable así el rey.
8 Entonces el
rey de Israel llamó a un funcionario y le dijo:
—Trae pronto a Micaías hijo de Imla.
9 El rey de
Israel y Josafat, rey de Judá, vestidos con sus vestiduras reales, estaban
sentados, cada uno en su trono, en la era a la entrada de la puerta de Samaria;
y todos los profetas profetizaban delante de ellos. 10 Sedequías
hijo de Quenaana se había hecho unos cuernos de hierro y decía:
—Así ha dicho Jehovah: "¡Con éstos
embestirás a los sirios, hasta acabar con ellos!"
11 Y todos los
profetas profetizaban de la misma manera, diciendo:
—Sube a Ramot de Galaad y triunfa, porque
Jehovah la entregará en mano del rey.
12 El
mensajero que había ido a llamar a Micaías le habló diciendo:
—He aquí, las palabras de los profetas unánimemente
anuncian el bien al rey. Sea, pues, tu palabra como la de uno de ellos, y
anuncia el bien.
13 Pero
Micaías respondió:
—¡Vive Jehovah, que lo que mi Dios me diga,
eso hablaré!
Llegó al rey, 14 y el rey le
preguntó:
—Micaías, ¿iremos a la guerra contra Ramot de
Galaad, o desistiré?
El respondió:
—Subid y triunfad, porque serán entregados en
vuestra mano.
15 El rey le
dijo:
—¿Cuántas veces tengo que hacerte jurar que no
me digas sino la verdad en el nombre de Jehovah?
16 Entonces
respondió:
—He visto a todo Israel dispersado por los
montes como ovejas que no tienen pastor. Y Jehovah dijo: "Estos no tienen
señor; vuélvase cada uno a su casa en paz."
17 Entonces el
rey de Israel dijo a Josafat:
—¿No te dije que no profetizaría acerca de mí
el bien, sino el mal?
18 Luego dijo
Micaías:
—Escuchad, pues, la palabra de Jehovah: Yo he
visto a Jehovah sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba de
pie a su derecha y a su izquierda. 19 Entonces Jehovah preguntó:
"¿Quién inducirá a Acab, rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de
Galaad?" Y uno respondía de una manera, y otro respondía de otra manera. 20
Entonces salió un espíritu, se puso delante de Jehovah y dijo: "Yo le
induciré." Jehovah le preguntó: "¿De qué manera?" 21
Y él respondió: "Saldré y seré espíritu de mentira en la boca de todos sus
profetas." Y Jehovah dijo: "Tú lo inducirás, y también prevalecerás.
Sal y hazlo así." 22 Ahora pues, he aquí que Jehovah ha puesto
un espíritu de mentira en la boca de estos tus profetas, porque Jehovah ha
decretado el mal con respecto a ti.
23 Entonces se
acercó Sedequías hijo de Quenaana y golpeó a Micaías en la mejilla, diciéndole:
—¿Por qué camino se apartó de mí el Espíritu
de Jehovah, para hablarte a ti?
24 Y Micaías
respondió:
—¡He aquí, tú lo verás aquel día, cuando te
metas de cuarto en cuarto para esconderte!
25 Entonces
dijo el rey de Israel:
—Tomad a Micaías y hacedlo volver a Amón,
alcalde de la ciudad, y a Joás, hijo del rey. 26 Y diles: "El
rey ha dicho así: ’Poned a éste en la cárcel y mantenedle con una escasa ración
de pan y de agua, hasta que yo vuelva en paz.’ "
27 Y Micaías
dijo:
—Si logras volver en paz, Jehovah no ha
hablado por medio de mí. -Y añadió-: ¡Oídlo, pueblos todos!
28 El rey de
Israel subió con Josafat, rey de Judá, a Ramot de Galaad. 29 El rey
de Israel dijo a Josafat:
—Yo me disfrazaré y entraré en la batalla;
pero tú, vístete con tus vestiduras.
Entonces el rey de Israel se disfrazó, y
entraron en la batalla.
DERROTA DE ISRAEL Y MUERTE DE ACAB
30 Ahora bien,
el rey de Siria había mandado a los jefes de los carros que tenía, diciendo:
"No luchéis contra chico ni contra grande, sino sólo contra el rey de
Israel." 31 Y sucedió que cuando los jefes de los carros vieron
a Josafat, dijeron:
—¡Este es el rey de Israel!
Entonces se dirigieron hacia él para atacarle;
pero Josafat gritó, y Jehovah le ayudó. Dios los desvió de él. 32 Y
sucedió que al ver los jefes de los carros que no era el rey de Israel, se
apartaron de él. 33 Entonces un hombre tiró con su arco a la ventura
e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la armadura y la coraza. Y
él dijo al que guiaba el carro:
—¡Da la vuelta y sácame de la batalla, porque
he sido herido!
34 La batalla
arreció aquel día, y el rey de Israel fue sostenido en pie en el carro, frente
a los sirios, hasta el atardecer. Y murió al ponerse el sol.
CAPÍTULO 19
1 Josafat, rey
de Judá, volvió en paz a su casa en Jerusalén. 2 Pero el vidente
Jehú hijo de Hanani le salió al encuentro y dijo al rey Josafat:
—¿Das ayuda al impío y amas a los que
aborrecen a Jehovah? Por esto, la ira de Jehovah será contra ti. 3
Sin embargo, se han hallado en ti cosas buenas, porque has eliminado del país
los árboles rituales de Asera y has dispuesto tu corazón para buscar a Dios.
POLÍTICA JUDICIAL DE JOSAFAT
4 Josafat
habitaba en Jerusalén, pero volvió a salir entre el pueblo desde Beerseba hasta
la región montañosa de Efraín, y los hacía volver a Jehovah, Dios de sus
padres. 5 También estableció jueces en la tierra, de ciudad en
ciudad, en todas las ciudades fortificadas de Judá.
6 Y dijo a los
jueces: "Mirad lo que hacéis, porque no juzgáis en lugar del hombre, sino
en lugar de Jehovah, quien estará con vosotros en materia de juicio. 7
Ahora pues, que el temor de Jehovah esté en vosotros. Actuad cuidadosamente,
porque con Jehovah nuestro Dios no hay maldad, ni distinción de personas, ni
aceptación de soborno."
8 Josafat
también estableció en Jerusalén a algunos de los levitas, de los sacerdotes y
de los jefes de las casas paternas, para la administración de la justicia de
Jehovah y para los pleitos de los habitantes de Jerusalén. 9 Y les
mandó diciendo: "Habréis de proceder con temor de Jehovah, con fidelidad y
con corazón íntegro. 10 En cualquier pleito que traigan a vosotros
vuestros hermanos que habitan en sus ciudades (sean delitos de sangre o
cuestiones de instrucción, mandamientos, leyes o decretos), habéis de
advertirles a fin de que no pequen contra Jehovah y que no haya ira contra
vosotros y contra vuestros hermanos. Al obrar de este modo, no tendréis
culpabilidad. 11 He aquí que el sumo sacerdote Amarías será quien os
presida en cualquier asunto de Jehovah. Zebadías hijo de Ismael, dirigente de
la tribu de Judá, os presidirá en cualquier asunto del rey. Los levitas también
actuarán delante de vosotros como oficiales. Esforzaos y actuad, y Jehovah esté
con el bueno."
CAPÍTULO
20
VICTORIA DE JOSAFAT SOBRE MOAB Y AMÓN
1 Aconteció
después de esto que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos algunos de los
amonitas, salieron a la guerra contra Josafat. 2 Entonces fueron e
informaron a Josafat diciendo: "Una gran multitud viene contra ti de la
otra orilla del mar, de Edom. Y he aquí que están en Hazezón-tamar, que es
En-guedi."
3 Josafat tuvo
temor, se propuso consultar a Jehovah e hizo pregonar ayuno en todo Judá. 4
Se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehovah, y de todas las ciudades
de Judá vinieron para buscar a Jehovah. 5 Entonces Josafat se puso
de pie ante la congregación de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehovah,
delante del atrio nuevo, 6 y dijo: "Oh Jehovah, Dios de
nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, que gobiernas en todos los
reinos de las naciones y que tienes en tu mano fuerza y poder, de modo que
nadie te pueda resistir? 7 ¿No fuiste tú, oh Dios nuestro, el que
echaste a los habitantes de esta tierra de la presencia de tu pueblo Israel y
la diste a la descendencia de tu amigo Abraham para siempre? 8 Ellos
han habitado en ella y han edificado allí un santuario a tu nombre, diciendo: 9
’Si el mal viniese sobre nosotros (espada de juicio, peste o hambre), nos
presentaremos delante de este templo y delante de ti, porque tu nombre está en
este templo. A ti clamaremos en nuestra tribulación, y tú nos escucharás y
librarás.’
10 "Ahora
pues, he aquí que los hijos de Amón, los de Moab y los de la región montañosa
de Seír (la tierra de los cuales no quisiste que Israel atravesase cuando venía
de la tierra de Egipto, por lo que se apartaron de ellos y no los destruyeron);
11 he aquí que ahora ellos nos pagan viniendo a expulsarnos de la
heredad que tú nos has dado en posesión. 12 Oh Dios nuestro, ¿no los
juzgarás tú? Porque nosotros no disponemos de fuerzas contra esta multitud tan
grande que viene contra nosotros. No sabemos qué hacer, pero en ti ponemos
nuestros ojos."
13 Todo Judá
estaba de pie delante de Jehovah, con sus pequeños, sus mujeres y sus hijos. 14
También estaba allí Yajaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaías, hijo de Jeiel,
hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu
de Jehovah en medio de la congregación, 15 y dijo: "Oíd, todo
Judá y habitantes de Jerusalén, y tú, oh rey Josafat, así os ha dicho Jehovah:
’No temáis ni desmayéis delante de esta multitud tan grande, porque la batalla
no será vuestra, sino de Dios. 16 Descended mañana contra ellos. He
aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los encontraréis en el extremo
del valle, frente al desierto de Jeruel. 17 En esta ocasión,
vosotros no tendréis que luchar. Deteneos, estaos quietos y ved la victoria que
Jehovah logrará para vosotros. ¡Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis!
¡Salid mañana a su encuentro, y Jehovah estará con vosotros!’ "
18 Entonces
Josafat inclinó su rostro a tierra. Del mismo modo, todo Judá y los habitantes
de Jerusalén se postraron delante de Jehovah, y adoraron a Jehovah. 19
Luego se levantaron los levitas de los hijos de Cohat y de los hijos de Coré,
para alabar con fuerte y alta voz a Jehovah Dios de Israel.
20 Se
levantaron muy de mañana y salieron hacia el desierto de Tecoa. Y mientras
ellos salían, Josafat se puso de pie y dijo: "Oídme, Judá y habitantes de
Jerusalén: ¡Creed en Jehovah vuestro Dios, y estaréis seguros! ¡Creed a sus
profetas y seréis prosperados!"
21 Después de
consultar con el pueblo, designó a algunos de ellos para que cantasen a Jehovah
y le alabasen en la hermosura de la santidad, mientras iban delante del
ejército, diciendo: "¡Alabad a Jehovah, porque para siempre es su
misericordia!"
22 Cuando
comenzaron el canto y la alabanza, Jehovah puso emboscadas contra los hijos de
Amón, los de Moab y los de la región montañosa de Seír que habían venido contra
Judá, y fueron derrotados. 23 Los hijos de Amón y de Moab se
levantaron contra los de la región montañosa de Seír, para destruirlos por
completo y aniquilarlos. Cuando habían acabado con los de la región montañosa
de Seír, cada cual contribuyó a la destrucción de su campañero.
24 Cuando los
de Judá llegaron a cierta altura que domina el desierto, miraron hacia la
multitud; y he aquí que ellos yacían muertos en tierra. Ninguno había escapado.
25 Entonces Josafat y su gente fueron para despojarlos, y entre los
cadáveres hallaron muchas riquezas, tanto vestidos como objetos preciosos, los
que arrebataron para sí en tal cantidad que les era imposible llevar. Tres días
duró el despojo, porque era mucho.
26 Al cuarto
día se congregaron en el valle de Berajá. Allí bendijeron a Jehovah; por eso
llamaron el nombre de aquel lugar valle de Berajá, hasta hoy.
27 Todos los
hombres de Judá y de Jerusalén, con Josafat a la cabeza, partieron gozosos para
regresar a Jerusalén; porque Jehovah les había dado gozo sobre sus enemigos. 28
Llegaron a Jerusalén, a la casa de Jehovah, con liras, arpas y trompetas. 29
Y cuando oyeron que Jehovah había combatido contra los enemigos de Israel, el
temor de Dios cayó sobre todos los reinos de aquellas tierras. 30
Entonces el reino de Josafat tuvo tranquilidad, porque su Dios le dio reposo
por todas partes.
ULTIMOS AÑOS Y MUERTE DE JOSAFAT
31 Así reinó
Josafat sobre Judá. Tenía 35 años cuando comenzó a reinar, y reinó 25 años en
Jerusalén. El nombre de su madre era Azuba hija de Silji.
32 El anduvo
en el camino de su padre Asa, sin apartarse de él, haciendo lo recto ante los
ojos de Jehovah. 33 Sin embargo, los lugares altos no fueron
quitados, pues el pueblo aún no había dispuesto su corazón hacia el Dios de sus
padres.
34 Los demás
hechos de Josafat, los primeros y los últimos, he aquí que están escritos en
las crónicas de Jehú hijo de Hanani, las cuales fueron incluidas en el libro de
los reyes de Israel.
35 Pasadas
estas cosas Josafat, rey de Judá, se asoció con Ocozías, rey de Israel, quien
era dado a la impiedad. 36 Josafat lo hizo su socio para hacer
barcos que fueran a Tarsis, y construyeron barcos en Ezión-geber. 37
Entonces Eliezer hijo de Dodava, de Maresa, profetizó contra Josafat diciendo:
"Porque te has asociado con Ocozías, Jehovah destruirá tus obras." Y
los barcos se destrozaron y no pudieron ir a Tarsis.
REALIZANDO LA OBRA DE DIOS, BAJO SUS DESIGNIOS
REFLEXIÓN
… porque no juzgáis en lugar del hombre, sino
en lugar de Jehovah… Ahora pues, que el temor de Jehovah esté en vosotros.
(2Cro. 19:6-7)
En cada cargo que nos encontremos, en cada tarea
que seamos designado, en todo lugar de liderazgo que seamos puesto; siempre estamos
en lugar de Dios y no en lugar de los hombres. Siempre juzgamos, administramos,
decidimos, ayudamos a otros, en lugar de Dios. Así que el temor de Dios siempre
debe estar en nosotros, debemos realizar nuestra terea en el temor de Dios. No
realizamos las actividades de la obra de Dios, en nuestro conocimiento,
pensamiento, inteligencia, habilidades. Sino siempre actuamos bajo el temor a
Dios, porque esas tareas las realizamos en lugar de Dios. No podemos hacer la
obra de Dios, bajo nuestras condiciones. Siempre tenemos que recurrir a él,
para saber cómo actuar en cada circunstancia.
ORACIÓN
Mi Señor me someto incondicional a tu
voluntad, para poder realizar la obra que tu quiere que ya haga. Amén.
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