DÍA 147
27 DE MAYO (NEHEMÍAS 1:1-4:23)
EL LIBRO DE
NEHEMÍAS
CAPÍTULO 1
LAS TRISTES NOTICIAS DE JUDÁ
1 Las palabras
de Nehemías hijo de Hacalías: Sucedió en el mes de Quislev del año 20, estando
yo en Susa la capital, 2 que Hanani, uno de mis hermanos, llegó de
Judá, con algunos hombres. Les pregunté por los judíos que habían escapado, que
habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén. 3 Ellos me
dijeron: "El remanente, los que han quedado de la cautividad allí en la
provincia, está en gran dificultad y afrenta. La muralla de Jerusalén está
derribada, y sus puertas quemadas a fuego."
4 Cuando
escuché estas palabras, me senté, lloré e hice duelo por algunos días. Ayuné y
oré delante del Dios de los cielos, 5 y dije: "Oh Jehovah, Dios
de los cielos, Dios grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia
para con los que le aman y guardan sus mandamientos: 6 Por favor,
estén atentos tus oídos y abiertos tus ojos para escuchar la oración de tu
siervo, que yo hago ahora delante de ti, de día y de noche, por los hijos de
Israel, tus siervos. Confieso los pecados que los hijos de Israel hemos
cometido contra ti. Sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. 7
Hemos actuado muy inicuamente contra ti y no hemos guardado los mandamientos,
las leyes y los decretos que mandaste a tu siervo Moisés. 8 Acuérdate,
por favor, de la palabra que mandaste a tu siervo Moisés, diciendo: ’Si sois
infieles, yo os esparciré entre los pueblos. 9 Pero si os volvéis a
mí, guardáis mis mandamientos y los ponéis por obra, aunque vuestros
desterrados estén en el extremo de los cielos, de allí los reuniré y los traeré
al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre.’ 10 Ellos son
tus siervos y tu pueblo, a quienes redimiste con tu gran poder y con tu
poderosa mano. 11 Oh Jehovah, por favor, esté atento tu oído a la
oración de tu siervo y a la oración de tus siervos que quieren reverenciar tu
nombre. Prospera, por favor, a tu siervo hoy, y concédele gracia ante aquel
hombre."
Entonces yo servía de copero al rey.
CAPÍTULO
2
ARTAJERJES ENVÍA A NEHEMÍAS A JUDÁ
1 Sucedió en
el mes de Nisán, en el año 20 del rey Artajerjes, que estando ya el vino
delante de él, tomé el vino y se lo di al rey. Y como yo no había estado antes
triste en su presencia, 2 el rey me preguntó:
—¿Por qué está triste tu rostro, ya que tú no
estás enfermo? Esto no es otra cosa que quebranto de corazón.
Entonces tuve muchísimo temor. 3 Y
respondí al rey:
—Viva el rey para siempre. ¿Cómo no estará
triste mi rostro, cuando la ciudad donde están los sepulcros de mis padres está
destruida, y sus puertas están consumidas por el fuego?
4 El rey me
preguntó:
—¿Qué es lo que pides?
Entonces oré al Dios de los cielos 5
y respondí al rey:
—Si le agrada al rey y si tu servidor es
acepto delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis
padres, para que yo la reedifique.
6 Entonces el
rey (y la reina estaba sentada junto a él) me preguntó:
—¿Hasta cuándo durará tu viaje, y cuándo
volverás?
Le agradó al rey enviarme, y le señalé un
plazo. 7 Además dije al rey:
—Si al rey le agrada, séanme dadas cartas para
los gobernadores de la región de Más Allá del Río, para que me dejen pasar
hasta que yo llegue a Judá; 8 y otra carta para Asaf, guarda de los
bosques del rey, para que me dé madera para poner vigas a las puertas de la
ciudadela del templo, para la muralla de la ciudad y para la casa donde yo
estaré.
El rey me lo concedió, pues la bondadosa mano
de Dios estaba conmigo. 9 Entonces fui a los gobernadores de Más
Allá del Río, y les entregué las cartas del rey. El rey había enviado conmigo
jefes del ejército y jinetes. 10 Pero cuando lo oyeron Sanbalat el
horonita y Tobías el siervo amonita, se disgustaron en extremo de que alguien
viniese para procurar el bien de los hijos de Israel.
NEHEMÍAS ANTE LOS MUROS EN RUINAS
11 Llegué,
pues, a Jerusalén; y después de estar allí tres días, 12 me levanté
de noche, yo y unos cuantos hombres conmigo, sin declarar a nadie lo que mi
Dios había puesto en mi corazón que hiciese por Jerusalén. No llevé conmigo
animales, excepto aquel en que yo cabalgaba. 13 Salí de noche por la
puerta del Valle hacia el manantial del Dragón y la puerta del Muladar, y
examiné los muros de Jerusalén, que estaban derribados, y sus puertas, que
estaban consumidas por el fuego. 14 Luego pasé hacia la puerta de la
Fuente y el estanque del Rey, pero no había lugar por donde pasase el animal en
que cabalgaba. 15 Subí de noche por el arroyo y examiné la muralla.
Y de nuevo entré por la puerta del Valle, y regresé.
16 Los
oficiales no sabían a dónde me había ido, ni qué había hecho, pues hasta
entonces yo no lo había declarado a los judíos, ni a los sacerdotes, ni a los
nobles, ni a los oficiales, ni a los demás que habían de hacer la obra. 17
Luego les dije:
—Vosotros veis el mal estado en que nos
encontramos: Jerusalén está destruida, y sus puertas están consumidas por el
fuego. ¡Venid, reedifiquemos la muralla de Jerusalén, y no seamos más una
afrenta!
18 Les declaré
cómo la mano de mi Dios estaba conmigo para bien, y también las palabras que el
rey me había dicho. Y ellos dijeron:
—¡Levantémonos y edifiquemos!
Entonces esforzaron sus manos para bien. 19
Pero cuando lo oyeron Sanbalat el horonita, Tobías el siervo amonita y Gesem el
árabe, se burlaron de nosotros y nos menospreciaron. Preguntaron:
—¿Qué es esto que estáis haciendo? ¿Os
rebeláis contra el rey?
20 Les
respondí diciendo:
—El Dios de los cielos, él nos prosperará, y
nosotros sus siervos nos levantaremos y reedificaremos. Pero vosotros no tenéis
ni parte, ni derecho, ni memoria en Jerusalén.
CAPÍTULO
3
TRAMOS RESTAURADOS DE LA MURALLA
1 Se levantó
el sumo sacerdote Eliasib con sus hermanos los sacerdotes, y edificaron la
puerta de las Ovejas. Ellos la dedicaron y colocaron sus puertas. Dedicaron la
muralla hasta la torre de la Centena y hasta la torre de Hananeel. 2
A su lado edificaron los hombres de Jericó, y a su lado edificó Zacur hijo de
Imri.
3 Los hijos de
Senaa edificaron la puerta del Pescado. Le pusieron sus vigas y colocaron sus
puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos. 4 A su lado restauró
Meremot hijo de Urías, hijo de Cos. A su lado restauró Mesulam hijo de
Berequías, hijo de Mesezabeel. A su lado restauró Sadoc hijo de Baaná. 5
A su lado restauraron los de Tecoa, aunque sus hombres importantes no se
presentaron para participar en el servicio de su Señor.
6 La puerta
Antigua fue restaurada por Joyada hijo de Paséaj y Mesulam hijo de Besodías.
Ellos le pusieron sus vigas y colocaron sus puertas, con sus cerraduras y sus
cerrojos. 7 A su lado restauraron Melatías de Gabaón y Jadón de
Meronot, con los hombres de Gabaón y de Mizpa, que estaban bajo el dominio del
gobernador de Más Allá del Río. 8 A su lado restauró Uziel hijo de
Harhaías, de los plateros. A su lado restauró Ananías, uno de los perfumistas,
y dejaron restaurada Jerusalén hasta el muro ancho. 9 A su lado
restauró Refaías hijo de Hur, jefe de la mitad del distrito de Jerusalén. 10
A su lado restauró Jedaías hijo de Harumaf, delante de su casa. A su lado
restauró Hatús hijo de Hasabnías.
11 Malquías
hijo de Harim y Hasub hijo de Pajat-moab restauraron otro tramo, y también la
torre de los Hornos. 12 A su lado restauró Salum hijo de Halojes,
jefe de la mitad del distrito de Jerusalén, acompañado de sus hijas.
13 La puerta
del Valle la restauró Hanún, con los habitantes de Zanóaj. Ellos la
reedificaron y colocaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos, y
1.000 codos de la muralla, hasta la puerta del Muladar.
14 La puerta
del Muladar la restauró Malquías hijo de Recab, jefe del distrito de
Bet-haquérem. El reedificó y colocó sus puertas, con sus cerraduras y sus
cerrojos.
15 La puerta
del Manantial la restauró Salum hijo de Coljoze, jefe del distrito de Mizpa. El
la reedificó, la proveyó de cubierta y colocó sus puertas, con sus cerraduras y
sus cerrojos; también el muro del estanque de Siloé, hacia el jardín del Rey y
hasta las escalinatas que descienden de la Ciudad de David. 16
Después de él restauró Nehemías hijo de Azbuc, jefe de la mitad del distrito de
Betsur, hasta frente a los sepulcros de David, hasta el estanque artificial y
hasta la casa de los Valientes.
17 Después de
él restauraron los levitas: Rejum hijo de Bani. A su lado restauró Asabías,
jefe de la mitad del distrito de Queila, a nombre de su distrito. 18
Después de él restauraron sus hermanos: Bavai hijo de Henadad, jefe de la mitad
del distrito de Queila.
19 A su lado
Ezer hijo de Jesúa, jefe de Mizpa, restauró otro tramo frente a la cuesta de la
armería de la esquina. 20 Después de él Baruc hijo de Zacai restauró
con gran entusiasmo otro tramo, desde la esquina hasta la puerta de la casa del
sumo sacerdote Eliasib. 21 Después de él Meremot hijo de Urías, hijo
de Cos, restauró otro tramo, desde la entrada de la casa de Eliasib hasta el
extremo de la casa de Eliasib. 22 Después de él restauraron los sacerdotes
procedentes de la llanura.
23 Después de
ellos restauraron Benjamín y Hasub, frente a su casa. Después de ellos restauró
Azarías hijo de Maasías, hijo de Ananías, cerca de su casa. 24
Después de él Binúi hijo de Henadad restauró otro tramo, desde la casa de
Azarías hasta el ángulo y hasta la esquina. 25 Después de él Palal
hijo de Uzai restauró frente a la esquina y la torre alta que sobresale de la
casa del rey y que está junto al patio de la guardia. Después de él restauró Pedaías
hijo de Paros, 26 con los servidores del templo que vivían en el
Ofel, hasta el frente de la puerta de las Aguas, al oriente, y hasta la torre
que sobresalía. 27 Después de él los de Tecoa restauraron otro
tramo, frente a la torre grande que sobresale, hasta el muro del Ofel.
28 Desde la
puerta de los Caballos los sacerdotes restauraron, cada uno frente a su casa. 29
Después de ellos restauró Sadoc hijo de Imer frente a su casa. Después de él
restauró Semaías hijo de Secanías, guardia de la puerta oriental. 30
Después de él restauraron otro tramo Ananías hijo de Selemías y Hanún, el sexto
hijo de Salaf. Después de ellos Mesulam hijo de Berequías restauró frente a su
almacén. 31 Después de él Malquías, uno de los plateros, restauró
hasta la casa de los servidores del templo y de los comerciantes, frente a la
puerta de la Inspección y hasta la sala alta de la esquina. 32 Y los
fundidores y los comerciantes restauraron entre la sala alta de la esquina y la
puerta de las Ovejas.
CAPÍTULO
4
EDIFICANDO EN CIRCUNSTANCIAS ADVERSAS
1 Sucedió que
cuando Sanbalat oyó que nosotros edificábamos la muralla, se enfureció y se
encolerizó muchísimo, e hizo burla de los judíos. 2 Entonces habló
delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo:
—¿Qué hacen estos miserables judíos? ¿La han
de dejar restaurada para sí? ¿Han de volver a ofrecer sacrificios? ¿Han de
acabar en un día? ¿Han de hacer revivir las piedras de entre los montones de
escombros, estando éstas quemadas?
3 Junto a él
estaba Tobías el amonita, quien dijo:
—Lo que ellos edifican, si sube una zorra,
derribará su muro de piedra.
4 ¡Escucha, oh
Dios nuestro, porque somos objeto de desprecio! Devuelve su afrenta sobre sus
cabezas, y entrégalos como presa en una tierra de cautividad. 5 No
cubras su iniquidad, ni su pecado sea borrado de delante de ti, porque
provocaron a los que edificaban.
6 Así
reedificamos la muralla, y fueron unidos todos los tramos de la muralla hasta
la mitad de su altura; porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar.
7 Pero sucedió
que cuando Sanbalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los de Asdod oyeron que
proseguía la reconstrucción de los muros de Jerusalén y que las brechas habían
comenzado a ser cerradas, se encolerizaron mucho. 8 Conspiraron
todos juntos para venir a combatir contra Jerusalén y causarle daño. 9
Entonces oramos a nuestro Dios, y a causa de ellos pusimos guardia contra ellos
de día y de noche. 10 Pero los de Judá dijeron:
—Las fuerzas de los acarreadores se han
debilitado, y los escombros son muchos. Nosotros no podremos reedificar la
muralla.
11 Y nuestros
enemigos dijeron:
—Que no sepan, ni vean, hasta que entremos en
medio de ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra.
12 Pero
sucedió que cuando vinieron los judíos que habitaban cerca de ellos, nos
dijeron diez veces: "De todos los lugares a donde os volváis, vendrán contra
nosotros." 13 Entonces distribuí al pueblo por familias, detrás
de la muralla en sus partes más bajas y en sus partes desprotegidas, con sus
espadas, sus lanzas y sus arcos. 14 Después que inspeccioné, me
levanté y dije a los principales, a los oficiales y al resto del pueblo:
—¡No temáis delante de ellos! Acordaos del
Señor grande y temible, y combatid por vuestros hermanos, por vuestros hijos,
por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas.
15 Sucedió que
cuando nuestros enemigos oyeron que nos habíamos enterado y que Dios había
desbaratado su plan, volvimos todos al muro, cada uno a su trabajo. 16
Pero desde aquel día la mitad de mis hombres trabajaba en la obra, y la otra
mitad empuñaba las lanzas, los escudos, los arcos y las corazas. Y los
oficiales estaban detrás de toda la casa de Judá. 17 Tanto los que
reedificaban el muro como los que llevaban cargas estaban armados; con una mano
trabajaban en la obra y con la otra empuñaban la jabalina. 18 Los
que edificaban llevaban cada uno su espada ceñida al cinto; así edificaban. Y
el que tocaba la trompeta estaba junto a mí. 19 Entonces dije a los
principales, a los oficiales y al resto del pueblo:
—La obra es grande y amplia, y nosotros
estamos distanciados en la muralla, lejos los unos de los otros. 20
En el lugar donde oigáis el sonido de la corneta, allí reuníos con nosotros. Y
nuestro Dios combatirá por nosotros.
21 Así
trabajábamos nosotros en la obra, y la mitad de ellos empuñaban las lanzas,
desde la aurora hasta la aparición de las estrellas. 22 En aquel
tiempo también dije al pueblo:
—Cada uno quédese con su criado a pasar la
noche dentro de Jerusalén, de modo que nos sirvan de noche como centinelas, y
de día como obreros.
23 Ni yo, ni
mis compañeros, ni mis hombres, ni la guardia que me acompañaba, ninguno de
nosotros nos quitamos nuestra ropa; y cada uno tenía su jabalina a su derecha.
UN VERDADERO LÍDER
REFLEXIÓN
Después que inspeccioné… (Neh. 4:14)
Se habla de Nehemías como un bue líder, no
actuaba a las primeras, primero inspeccionaba, luego comunicaba lo que se debía
de hacer. Supervisaba la obra de construcción de la muralla, la cual él había
penado que era de vital importancia levantarla. La muralla los protegería de lo
ataque externos, los cuales no dejaban que tanto el pueblo como las obras de
reconstrucción prosperaran. Buena característica de un buen líder, saber que es
lo prioritario y saberlo comunicarlo a los demás. Tener bien definido primero
lo que se debe hacer, como se debe hacer, quienes lo deben hacer. Indiscutiblemente
todo esto depende de tu comunión con Dios y de buscar en él que se debe hacer,
así se levantan lo verdadero líderes para guiare al pueblo de Dios. Buscando en
Dios mismo, que se debe hacer.
ORACIÓN
Mi Dios que podamos
tener líderes capaces de buscar tu voluntad, y capaces de poderla llevar a cabo
hasta el final. Amén.
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