DÍA 149
29 DE MAYO (NEHEMÍAS 8:1-10:39)
CAPÍTULO 8
1 Entonces
todo el pueblo se reunió como un solo hombre en la plaza que está frente a la
puerta de las Aguas. Y dijeron al escriba Esdras que trajese el libro de la Ley
de Moisés, que Jehovah había dado a Israel. 2 El primer día del mes
séptimo, el sacerdote Esdras trajo la Ley ante la congregación de hombres y
mujeres, y de todo el que era apto para entender lo que oía. 3 Y
leyó el libro desde el alba hasta el medio día, frente a la plaza que está ante
la puerta de las Aguas, en presencia de hombres, de mujeres y de cuantos podían
entender. Y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la Ley.
4 El escriba
Esdras estaba sobre una plataforma de madera que habían hecho para ello. Junto
a él, a su derecha, estaban Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilquías y Maasías; y
a su izquierda estaban Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías y
Mesulam.
5 Esdras abrió
el libro a la vista de todo el pueblo, porque él estaba más alto que todo el
pueblo. Y cuando lo abrió, todo el pueblo se puso de pie. 6 Entonces
Esdras bendijo a Jehovah, el gran Dios; y todo el pueblo, alzando las manos,
respondió:
—¡Amén! ¡Amén!
Luego se inclinaron y adoraron a Jehovah con
el rostro a tierra. 7 Entonces los levitas Jesúa, Bani, Serebías,
Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Quelita, Azarías, Jozabed, Hanán y
Pelaías explicaban la Ley al pueblo, mientras el pueblo permanecía de pie en su
lugar. 8 Ellos leían en el libro de la Ley de Dios, explicando y
aclarando el sentido, de modo que entendiesen la lectura. 9 Nehemías,
que era el gobernador, el sacerdote y escriba Esdras y los levitas que
enseñaban al pueblo decían a todo el pueblo:
—¡Este es un día santo para Jehovah vuestro
Dios! No os entristezcáis ni lloréis.
Porque todo el pueblo lloraba al oír las palabras
de la Ley. 10 Luego les dijo:
—Id, comed ricos manjares, bebed bebidas
dulces y enviad porciones a los que no tienen nada preparado, porque éste es un
día santo para nuestro Señor. No os entristezcáis, porque el gozo de Jehovah es
vuestra fortaleza.
11 Los levitas
hacían que todo el pueblo guardara silencio, y decían:
—Callad, porque el día es santo; no os
entristezcáis.
12 Así todo el
pueblo se fue a comer y a beber, a enviar porciones y a regocijarse con gran
alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado.
LA FIESTA DE LOS TABERNÁCULOS
13 El segundo
día se reunieron con el escriba Esdras los jefes de las casas paternas de todo
el pueblo, los sacerdotes y los levitas, para profundizar las palabras de la
Ley. 14 Y hallaron escrito en la Ley, que Jehovah había mandado por
medio de Moisés, que los hijos de Israel debían habitar en cabañas en la fiesta
del mes séptimo. 15 Entonces informaron y mandaron pregonar en todas
sus ciudades y en Jerusalén, diciendo:
—¡Salid al monte y traed ramas de olivo, ramas
de olivo silvestre, ramas de mirto, ramas de palmeras y ramas de árboles
frondosos, para hacer cabañas, como está escrito!
16 Entonces el
pueblo salió y las trajo. Cada persona hizo cabañas para sí sobre su azotea, en
sus patios, en los atrios de la casa de Dios, en la plaza de la puerta de las
Aguas y en la plaza de la puerta de Efraín. 17 Toda la congregación
que había vuelto de la cautividad hizo cabañas y habitó en ellas, porque desde
los días de Josué hijo de Nun hasta aquel día, los hijos de Israel no habían
hecho tal cosa.
Había una alegría muy grande. 18
Esdras leía día tras día en el libro de la Ley de Dios, desde el primero hasta
el último día. Durante siete días celebraron la fiesta, y al octavo día hubo
una asamblea festiva, conforme a lo establecido.
CAPÍTULO
9
CONFESIÓN DE LOS PECADOS DEL PUEBLO
1 El día 24
del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, vestidos de cilicio y
polvo sobre ellos. 2 Los del linaje de Israel ya se habían apartado
de todos los extranjeros; y estando de pie, confesaban sus pecados y la iniquidad
de sus padres. 3 Puestos de pie en su lugar, leyeron en el libro de
la Ley de Jehovah su Dios durante una cuarta parte del día. Durante otra cuarta
parte del día confesaron sus pecados y adoraron a Jehovah su Dios.
4 Entonces,
sobre la plataforma de los levitas se pusieron de pie Jesúa, Bani, Cadmiel,
Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Quenani, e invocaron en voz alta a Jehovah su
Dios. 5 Los levitas Jesúa, Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías,
Hodías, Sebanías y Petaías dijeron: "¡Levantaos, bendecid a Jehovah
vuestro Dios, desde la eternidad hasta la eternidad!"
"Bendigan tu nombre glorioso, y sea
exaltado más que toda bendición y alabanza.
6 "Tú
eres Jehovah; tú hiciste los cielos, los cielos de los cielos y todo su
ejército, la tierra y todo lo que hay en ella, los mares y todo lo que en ellos
hay. Tú sostienes con vida a todos; los ejércitos de los cielos te adoran.
7 "Tú
eres, oh Jehovah, el Dios que escogiste a Abram. Lo sacaste de Ur de los
caldeos y le pusiste por nombre Abraham. 8 Hallaste fiel su corazón
delante de ti, e hiciste un pacto con él para darle la tierra de los cananeos,
de los heteos, de los amorreos, de los ferezeos, de los jebuseos y de los
gergeseos, a fin de darla a su descendencia. Y cumpliste tu palabra, porque tú
eres justo.
9
"Miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y escuchaste su clamor
junto al mar Rojo. 10 Hiciste señales y prodigios contra el faraón,
contra todos sus servidores y contra todo el pueblo de su tierra. Porque sabías
que contra ellos habían actuado con soberbia, y te hiciste un gran nombre, como
en el día de hoy.
11
"Dividiste ante ellos el mar, de modo que pasaron en seco por medio de él.
Pero a sus perseguidores echaste en las profundidades, como una piedra en las
poderosas aguas. 12 Los guiaste de día con una columna de nube, y de
noche con una columna de fuego, para alumbrarles el camino por donde habían de
ir.
13
"Descendiste sobre el monte Sinaí y les hablaste desde el cielo. Les diste
decretos rectos, instrucciones fieles, leyes y mandamientos buenos. 14
Les hiciste conocer tu santo sábado y les prescribiste mandamientos, leyes e
instrucciones por medio de tu siervo Moisés.
15
"Cuando tuvieron hambre, les diste pan del cielo; y cuando tuvieron sed,
les sacaste agua de la peña. Les prometiste que entrarían para tomar posesión
de la tierra por la cual alzaste tu mano jurando que les darías. 16
Pero ellos y nuestros padres actuaron con soberbia; endurecieron su cerviz y no
escucharon tus mandamientos. 17 No quisieron escuchar, ni se
acordaron de tus maravillas que habías hecho entre ellos. Más bien,
endurecieron su cerviz y designaron un jefe para regresar a su esclavitud en
Egipto. Pero tú que eres un Dios perdonador, clemente y compasivo, tardo para
la ira y grande en misericordia, no los abandonaste.
18 "Aun
cuando se hicieron un becerro de fundición, cuando dijeron: ’Este es tu dios
que te hizo subir de Egipto’, y cometieron grandes abominaciones, 19
tú por tu gran misericordia no los abandonaste en el desierto. La columna de
nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino; ni la columna
de fuego de noche, para alumbrarles el camino por el cual habían de ir. 20
Diste tu buen Espíritu para enseñarles. No retiraste de su boca tu maná, y les
diste agua para su sed. 21 Los sustentaste durante cuarenta años en
el desierto; nada les faltó. Sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon
sus pies.
22 "Les
entregaste reinos y pueblos, y se los distribuiste por fronteras. Así llegaron
a tomar posesión de la tierra de Sejón, es decir, la tierra del rey de Hesbón,
y de la tierra de Og, rey de Basán. 23 Multiplicaste sus hijos como
las estrellas del cielo, y los llevaste a la tierra que habías prometido a sus
padres que entrarían para tomarla en posesión. 24 Sus hijos entraron
y tomaron posesión de la tierra. Delante de ellos sometiste a los cananeos, los
habitantes de dicha tierra, y los entregaste en su mano, con sus reyes y los
pueblos de la tierra, para que hiciesen con ellos según su voluntad. 25
Tomaron ciudades fortificadas y una tierra fértil. Heredaron casas llenas de
todo bien, cisternas cavadas, viñas, olivares y muchísimos árboles de fruto
comestible. Comieron y se saciaron; engordaron y se deleitaron en tu gran
bondad.
26 "Pero
fueron desobedientes y se rebelaron contra ti; echaron tu ley a sus espaldas.
Mataron a tus profetas que testificaban contra ellos para hacerlos volver a ti,
y cometieron grandes abominaciones. 27 Los entregaste en mano de sus
enemigos, los cuales los afligieron. Pero clamaron a ti en el tiempo de su
tribulación, y tú los escuchaste desde los cielos. Por tu gran misericordia les
diste libertadores que los librasen de mano de sus enemigos. 28 Pero
apenas obtenían comodidad, volvían a hacer lo malo delante de ti, por lo cual
los abandonabas en mano de sus enemigos, que se enseñoreaban de ellos. Pero
volvieron a clamar a ti, y tú les escuchaste desde los cielos y los libraste
muchas veces por tu misericordia. 29 Les amonestaste para hacerlos
volver a tu ley, pero ellos actuaron con soberbia y no escucharon tus
mandamientos. Pecaron contra tus decretos, los cuales, el hombre que los
cumpla, por ellos vivirá. Dieron las espaldas en rebeldía, endurecieron su
cervizy no escucharon.
30 "Por
muchos años te mostraste paciente y les amonestaste con tu Espíritu por medio
de tus profetas, pero no escucharon. Por eso les entregaste en mano de los
pueblos de la tierra. 31 Pero por tu gran misericordia no los
consumiste ni los abandonaste, porque tú eres un Dios clemente y
misericordioso.
32 "Ahora
pues, oh Dios nuestro, Dios grande, fuerte y temible, que guardas el pacto y la
misericordia, no sea tenida como poca cosa delante de ti toda la angustia que
nos ha alcanzado: a nuestros reyes, a nuestros magistrados, a nuestros
sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde
los días de los reyes de Asiria hasta el día de hoy. 33 Sin embargo,
tú eres justo en todo lo que nos ha sobrevenido. Porque has actuado con verdad,
pero nosotros hemos hecho lo malo. 34 Nuestros reyes, nuestros
magistrados, nuestros sacerdotes y nuestros padres no pusieron por obra tu ley.
No atendieron a tus mandamientos ni a tus advertencias con que les advertiste. 35
Ellos, en su reino, en la abundancia que les diste y en la tierra extensa y
fértil que entregaste ante ellos, no te sirvieron ni se volvieron de sus malas
obras.
36 "He
aquí que hoy nosotros somos esclavos. En cuanto a la tierra que diste a nuestros
padres para que comiesen de su fruto y de su bien, he aquí que en ella somos
esclavos. 37 El fruto de ella se multiplica para los reyes que a
causa de nuestros pecados nos has impuesto. Ellos se enseñorean de nuestros
cuerpos y de nuestros ganados, conforme a su voluntad; y estamos en gran
angustia."
COMPROMISO PARA GUARDAR LA LEY
38 A causa de
todo esto, nosotros hemos hecho un firme compromiso, y lo escribimos. Y fue
firmado por nuestros magistrados, por nuestros levitas y por nuestros
sacerdotes.
CAPÍTULO 10
1 Los que lo
firmaron fueron: el gobernador Nehemías hijo de Hacalías, Sedequías, 2
Seraías, Azarías, Jeremías, 3 Pasjur, Amarías, Malquías, 4
Hatús, Sebanías, Maluc, 5 Harim, Meremot, Abdías, 6
Daniel, Ginetón, Baruc, 7 Mesulam, Abías, Mijamín, 8
Maazías, Bilgai y Semaías. Estos eran los sacerdotes.
9 Los levitas:
Jesúa hijo de Azanías, Binúi de los hijos de Henadad, Cadmiel 10 y
sus hermanos Sebanías, Hovías, Quelita, Pelaías, Hanán, 11 Micaías,
Rejob, Hasabías, 12 Zacur, Serebías, Sebanías, 13 Hodías,
Bani y Beninu.
14 Los jefes
del pueblo: Paros, Pajat-moab, Elam, Zatu, Bani, 15 Buni, Azgad,
Bebai, 16 Adonías, Bigvai, Adín, 17 Ater, Ezequías, Azur,
18 Hodías, Hasum, Bezai, 19 Harif, Anatot, Nebai, 20
Magpías, Mesulam, Hezir, 21 Mesezabeel, Sadoc, Jadúa, 22
Pelatías, Hanán, Anaías, 23 Oseas, Ananías, Hasub, 24
Halojes, Pilja, Sobec, 25 Rejum, Hasabna, Maasías; 26
también Ajías, Hanán, Anán, 27 Maluc, Harim y Baaná.
28 El resto
del pueblo, los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los
servidores del templo y todos los que se habían apartado de los gentiles y se
habían adherido a la ley de Dios, con sus mujeres, sus hijos y sus hijas -todos
los que podían comprender y discernir-, 29 se adhirieron a sus
hermanos, sus dirigentes, y se comprometieron bajo imprecación y juramento: A
andar en la ley de Dios, la cual fue dada por medio de Moisés, siervo de Dios.
A guardar y cumplir todos los mandamientos de Jehovah nuestro Señor, sus
decretos y sus leyes. 30 A no dar nuestras hijas a los gentiles, ni
a tomar sus hijas para nuestros hijos. 31 A que si los pueblos de la
tierra trajesen a vender mercancías y comestibles en día de sábado, nada
tomaríamos de ellos en sábado ni en día santo. A dejar de cultivar nuestra
tierra en el séptimo año y a perdonar toda deuda.
32 Nos
impusimos la obligación de contribuir con la tercera parte de un siclo al año
para la obra de la casa de nuestro Dios: 33 para el pan de la
presentación y la ofrenda vegetal continua; para el holocausto continuo y el de
los sábados, lunas nuevas y fiestas solemnes; para las ofrendas santas y los
sacrificios por el pecado, a fin de hacer expiación por Israel y por toda la obra
de la casa de nuestro Dios.
34 También
hicimos un sorteo entre los sacerdotes, los levitas y el pueblo, con respecto a
la ofrenda de leña, para traerla a la casa de nuestro Dios, según nuestras
casas paternas, en los tiempos determinados cada año, para hacerla arder sobre
el altar de Jehovah nuestro Dios, como está escrito en la ley.
35 Nos
comprometimos a traer cada año a la casa de Jehovah las primicias de nuestra
tierra y las primicias del fruto de todo árbol, 36 así como los
primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados, como está escrito en la
ley; y a traer a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que allí sirven, los
primerizos de nuestras vacas y de nuestras ovejas. 37 Llevaremos a
los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, las primicias de
nuestras masas, de nuestras ofrendas, del fruto de todo árbol, del vino y del
aceite. Llevaremos el diezmo de nuestra tierra a los levitas, porque ellos, los
levitas, reciben el diezmo de nuestras labores en todas las ciudades. 38
Un sacerdote hijo de Aarón estará con los levitas cuando éstos reciban el
diezmo, y los levitas llevarán la décima parte del diezmo a la casa de nuestro
Dios, a las cámaras del tesoro. 39 A esas cámaras llevarán los hijos
de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino nuevo y del
aceite. Allí estarán los utensilios del santuario, los sacerdotes que sirven,
los porteros y los cantores.
Nos comprometimos a no abandonar la casa de
nuestro Dios.
SERVIR A DIO CON TODAS LA GANAS
REFLEXIÓN
No os entristezcáis, porque el gozo de Jehovah
es vuestra fortaleza (Neh. 8:10)
Cuando Dios está complacido con nuestra
actitud y todo se hace de acuerdo a su voluntad. Entonces nos vendrán nuevas
fuerzas de parte de Dios. Mientras estemos haciendo la cosa de acuerdo con lo
que él quiere, nos inundará una gran paz y sentiremos que podemos hacer más cosas
que lo habitual. Así es nuestro Dios, y así son las cosas dentro de los designios
de Dios. Cuando sintamos las cargas cada vez más pesada, entonces debemos
empezar a revisar qué estamos haciendo que no agrada a Dios. La tristeza y el
cansancio son consecuencias de que no estamos actuando de acuerdo con su
voluntad, la alegría y las fuerzas renovadas quiere decir que Dios esta
agradado con lo que hacemos.
ORACIÓN
Mi Señor que tu gozo me de fortaleza, ayúdame
a servirte de acuerdo a tu voluntad. Amén.
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