DÍA 142
22 DE MAYO (2º CRÓNICAS 32:1-34:33)
CAPÍTULO 32
EZEQUÍAS Y LA INVASIÓN DE SENAQUERIB
1 Después de
estas cosas y de esta fidelidad, vino Senaquerib, rey de Asiria; e invadió Judá
y acampó contra las ciudades fortificadas, con la intención de conquistarlas. 2
Al ver que había venido Senaquerib y que su propósito era combatir contra
Jerusalén, Ezequías 3 tomó consejo con sus generales y sus valientes
para cegar los manantiales de aguas que estaban fuera de la ciudad; y ellos le
apoyaron. 4 Se reunió mucha gente, y cegaron todos los manantiales y
el arroyo que corría a través del territorio, diciendo: "¿Por qué han de
hallar tanta agua los reyes de Asiria, cuando vengan?"
5 Ezequías se
animó y reconstruyó toda la muralla que tenía brechas, y sobre ella levantó
torres y edificó por fuera otra muralla. Fortificó el Milo en la Ciudad de
David, e hizo muchas lanzas y muchos escudos. 6 También designó
comandantes de guerra sobre el pueblo; y los hizo reunir ante él en la plaza de
la puerta de la ciudad, y les habló al corazón diciendo: 7
"Esforzaos y sed valientes; no temáis ni desmayéis ante el rey de Asiria,
ni ante toda la multitud que viene con él; porque más poderoso es el que está
con nosotros que el que está con él. 8 Con él está un brazo de
carne; pero con nosotros está Jehovah, nuestro Dios, para ayudarnos y para
llevar a cabo nuestras batallas."
Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de
Ezequías, rey de Judá.
LAS AMENAZAS DEL RABSACES
9 Después de
esto Senaquerib, rey de Asiria, que estaba sitiando Laquis con todas sus
fuerzas, envió sus servidores a Jerusalén para decir a Ezequías, rey de Judá, y
a todos los de Judá que estaban en Jerusalén: 10 "Así ha dicho
Senaquerib, rey de Asiria: ¿En qué confiáis vosotros que permanecéis sitiados
en Jerusalén? 11 ¿No os engaña Ezequías, para entregaros a morir de
hambre y de sed, diciendo: ’Jehovah nuestro Dios nos librará de mano del rey de
Asiria’? 12 ¿No es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares ha
quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: ’Delante de un solo altar
adoraréis, y sobre él quemaréis incienso’? 13 ¿No sabéis lo que yo y
mis padres hemos hecho a todos los pueblos de aquellas tierras? ¿Pudieron los
dioses de las naciones de aquellas tierras librar sus tierras de mi mano? 14
¿Cuál de todos los dioses de aquellas naciones que mis padres destruyeron por
completo pudo salvar a su pueblo de mi mano, para que vuestro dios pueda libraros
de mi mano? 15 Ahora pues, ¡no os engañe Ezequías, ni os haga errar
de esta manera! ¡No le creáis! Porque ningún dios de ninguna nación ni reino ha
podido librar a su pueblo de mi mano ni de la mano de mis padres. ¡Cuánto menos
vuestro dios os podrá librar de mi mano!"
16 Estas y
otras cosas hablaron sus servidores contra Jehovah Dios y contra su siervo
Ezequías. 17 Además, escribió cartas en las que afrentaba a Jehovah
Dios de Israel, y hablaba contra él diciendo: "Como los dioses de las
naciones de otras tierras no pudieron librar a sus pueblos de mi mano, tampoco
el dios de Ezequías librará a su pueblo de mi mano."
18 Entonces
gritaron a gran voz en hebreo al pueblo de Jerusalén que estaba sobre la
muralla, para atemorizarlos e infundirles miedo, a fin de poder tomar la
ciudad. 19 Hablaron del Dios de Jerusalén como de los dioses de los
pueblos de la tierra, que son obra de manos de hombres.
20 Entonces el
rey Ezequías y el profeta Isaías hijo de Amoz oraron acerca de esto y clamaron
a los cielos. 21 Y Jehovah envió un ángel, el cual hirió a todos los
guerreros esforzados, a los oficiales y a los jefes en el campamento del rey de
Asiria. Senaquerib se volvió a su tierra con el rostro avergonzado. Y cuando
entró en el templo de su dios, algunos de sus propios hijos lo mataron allí a
espada. 22 Así libró Jehovah a Ezequías y a los habitantes de
Jerusalén de mano de Senaquerib, rey de Asiria, y de mano de todos. Y les dio
reposo en derredor.
23 Muchos
traían a Jerusalén ofrendas para Jehovah, y preciosos regalos para Ezequías,
rey de Judá. Y después de esto fue engrandecido ante todas las naciones.
ULTIMOS DÍAS Y MUERTE DE EZEQUÍAS
24 En aquellos
días Ezequías cayó enfermo de muerte y oró a Jehovah. El le respondió y le dio
una señal milagrosa. 25 Pero Ezequías no correspondió al bien que le
había sido hecho; antes bien, se enalteció su corazón, y el furor de Dios vino
contra él, contra Judá y contra Jerusalén. 26 Pero después que se
enalteció su corazón, Ezequías se humilló, junto con los habitantes de
Jerusalén; y el furor de Jehovah dejó de venir sobre ellos en los días de
Ezequías.
27 Ezequías
tuvo muchísimas riquezas y gloria. Adquirió tesoros de plata y oro, piedras
preciosas, especias aromáticas, escudos y toda clase de objetos valiosos. 28
También tuvo depósitos para los productos del grano, del vino nuevo y del
aceite, establos para toda clase de ganado y rediles para los rebaños. 29
Adquirió ciudades, rebaños de ovejas y vacas en gran abundancia, porque Dios le
dio muchísimas posesiones.
30 El mismo
Ezequías cegó la salida de las aguas de Guijón Alto, y las condujo directamente
hacia abajo, hacia el oeste, a la Ciudad de David.
Ezequías tuvo éxito en todo lo que hizo, 31
excepto en el asunto de los intermediarios de los jefes de Babilonia, que
fueron enviados a él para investigar el prodigio que había acontecido en el
país. Dios lo abandonó para probarlo, a fin de conocer todo lo que estaba en su
corazón.
32 Los demás
hechos de Ezequías y sus obras piadosas, he aquí que están escritos en la
visión del profeta Isaías hijo de Amoz y en el libro de los reyes de Judá y de
Israel. 33 Ezequías reposó con sus padres, y lo sepultaron en la
subida de los sepulcros de los hijos de David. Todo Judá y los habitantes de
Jerusalén le honraron en su muerte. Y su hijo Manasés reinó en su lugar.
CAPÍTULO 33
MANASÉS, REY DE JUDÁ
1 Manasés
tenía 12 años cuando comenzó a reinar, y reinó 55 años en Jerusalén.
2 El hizo lo
malo ante los ojos de Jehovah, conforme a las prácticas abominables de las
naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel. 3
Volvió a edificar los lugares altos que su padre Ezequías había destruido.
Erigió altares a los Baales, hizo árboles rituales de Asera, y se postró ante
todo el ejército de los cielos y les rindió culto. 4 También edificó
altares en la casa de Jehovah, de la cual Jehovah había dicho: "En
Jerusalén estará mi nombre para siempre." 5 Edificó altares a
todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehovah. 6
Hizo pasar por fuego a sus hijos en el valle de Ben-hinom; practicó la magia,
la adivinación y la hechicería; evocó a los muertos y practicó el espiritismo.
Abundó en hacer lo malo ante los ojos de Jehovah, provocándole a ira.
7 La imagen
tallada del ídolo que había hecho, él la puso en la casa de Dios, de la cual
Dios había dicho a David y a su hijo Salomón: "En esta casa y en
Jerusalén, que he elegido entre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre
para siempre. 8 No volveré a quitar los pies de Israel de la tierra
que yo he establecido para vuestros padres, con tal de que procuren hacer todas
las cosas que les he mandado: toda la ley, los estatutos y los decretos, dados
por medio de Moisés."
9 Manasés hizo
que Judá y los habitantes de Jerusalén se desviaran; e hicieron lo malo, más
que las naciones que Jehovah había destruido ante los hijos de Israel. 10
Jehovah habló a Manasés y a su pueblo, pero no escucharon. 11 Por
ello Jehovah trajo contra ellos a los jefes del ejército del rey de Asiria,
quienes aprisionaron con ganchos a Manasés, y lo llevaron a Babilonia atado con
cadenas de bronce.
12 Sin
embargo, cuando fue puesto en angustia, imploró el favor de Jehovah su Dios y
se humilló mucho delante del Dios de sus padres. 13 El oró a Dios,
quien aceptó su oración y escuchó su súplica, y lo hizo volver a Jerusalén y a
su reino. Entonces Manasés reconoció que Jehovah es Dios.
14 Después de
esto edificó la muralla exterior de la Ciudad de David, al oeste de Guijón, en
el valle, hasta la entrada de la puerta del Pescado, y cercó el Ofel,
elevándola mucho. También puso oficiales del ejército en todas las ciudades
fortificadas de Judá.
15 Quitó de la
casa de Jehovah los dioses extraños y el ídolo, asimismo todos los altares que
había edificado en el monte de la casa de Jehovah y en Jerusalén; y los echó
fuera de la ciudad. 16 Luego restauró el altar de Jehovah, y sobre
él ofreció sacrificios de paz y de acción de gracias, y mandó a los de Judá que
sirviesen a Jehovah Dios de Israel. 17 Sin embargo, el pueblo seguía
ofreciendo sacrificios en los lugares altos, aunque sólo a Jehovah su Dios.
18 Los demás
hechos de Manasés, su oración a su Dios y las palabras de los videntes que le
hablaron en nombre de Jehovah Dios de Israel, he aquí que están escritos en las
crónicas de los reyes de Israel. 19 Asimismo, su oración y cómo fue
escuchado, todo su pecado e infidelidad, los sitios donde edificó lugares altos
y puso árboles rituales de Asera e imágenes, antes de que se humillase, he aquí
que están escritos en las crónicas de los videntes. 20 Manasés
reposó con sus padres, y lo sepultaron en su casa. Y su hijo Amón reinó en su
lugar.
AMÓN, REY DE JUDÁ
21 Amón tenía
22 años cuando comenzó a reinar, y reinó 2 años en Jerusalén.
22 El hizo lo
malo ante los ojos de Jehovah, como había hecho su padre Manasés. Amón ofrecía
sacrificios y rendía culto a todos los ídolos que había hecho su padre Manasés.
23 Pero nunca se humilló delante de Jehovah, como se humilló su
padre. Al contrario, Amón añadió más a su culpa.
24 Sus
servidores conspiraron contra él y lo mataron en su casa. 25 Pero el
pueblo de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón.
Luego, en su lugar, el pueblo de la tierra proclamó rey a su hijo Josías.
CAPÍTULO
34
EL REY JOSÍAS Y SUS REFORMAS
1 Josías tenía
8 años cuando comenzó a reinar, y reinó 31 años en Jerusalén.
2 El hizo lo
recto ante los ojos de Jehovah, y anduvo en los caminos de su padre David, sin
apartarse ni a la derecha ni a la izquierda.
3 A los ocho
años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de su padre
David. Y a los doce años comenzó a limpiar Judá y Jerusalén de los lugares
altos, de los árboles rituales de Asera, de las imágenes talladas y de las
imágenes de fundición. 4 Delante de él derribaron los altares de los
Baales; destrozó los altares de incienso que estaban puestos encima y quebró
los árboles rituales de Asera. Redujo a polvo las imágenes talladas y las
imágenes de fundición, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les
habían ofrecido sacrificios. 5 Quemó sobre sus altares los huesos de
los sacerdotes, y limpió a Judá y a Jerusalén. 6 Lo mismo hizo en
las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta en Neftalí y en sus ruinas
alrededor. 7 Derribó, pues, los altares y quebró los árboles
rituales de Asera y los ídolos hasta hacerlos polvo, y destrozó los altares de
incienso en toda la tierra de Israel. Después regresó a Jerusalén.
8 En el año 18
de su reinado, cuando acabó de purificar la tierra y el templo, envió a Safán
hijo de Azalías, a Maasías el alcalde de la ciudad y al cronista Jóaj hijo de
Joacaz, para que reparasen la casa de Jehovah su Dios. 9 Estos
fueron al sumo sacerdote Hilquías y le dieron el dinero que había sido traído a
la casa de Dios, dinero que los levitas que guardaban la puerta habían recogido
de los de Manasés y Efraín, y de todo el remanente de Israel, de todo Judá y de
Benjamín y de los habitantes de Jerusalén. 10 Ellos lo entregaron en
manos de los que hacían la obra, los que estaban encargados de la casa de
Jehovah; y éstos lo entregaron a los que hacían la obra y trabajaban en la casa
de Jehovah, para reparar y restaurar la casa. 11 Lo entregaron a los
carpinteros y constructores, a fin de comprar piedra labrada y madera para las
uniones, y para poner vigas a los edificios que los reyes de Judá habían dejado
arruinar. 12 Estos hombres procedían con fidelidad en la obra. Los
que estaban encargados de ellos para dirigirlos eran Yajat y Abdías, levitas de
los hijos de Merari, y Zacarías y Mesulam, de los hijos de Cohat, y todos los
levitas expertos en los instrumentos de música. 13 También estaban
encargados de los cargadores y dirigían a todos los que se ocupaban en diversos
aspectos de la obra. Entre los levitas también había escribas, oficiales y
porteros.
HALLAZGO DEL LIBRO DE LA LEY
14 Al sacar el
dinero que había sido traído a la casa de Jehovah, el sacerdote Hilquías halló
el libro de la Ley de Jehovah, dada por medio de Moisés. 15 Entonces
Hilquías habló al escriba Safán diciendo:
—He hallado el libro de la Ley en la casa de
Jehovah.
E Hilquías entregó el libro a Safán.
16 Entonces
Safán llevó el libro al rey, y además le dio informes diciendo:
—Tus siervos han cumplido todo lo que les fue
encargado. 17 Ellos han vaciado el dinero que se halló en la casa de
Jehovah, y lo han entregado en manos de los que están encargados, en manos de
los que hacen la obra. 18 -Asimismo, el escriba Safán declaró al rey
diciendo-: El sacerdote Hilquías me ha dado un libro.
Safán leyó en él delante del rey. 19
Y sucedió que cuando el rey escuchó las palabras de la Ley, rasgó sus
vestiduras. 20 Luego el rey mandó a Hilquías, a Ajicam hijo de
Safán, a Abdón hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías el siervo del rey,
diciendo:
21 -Id y
consultad a Jehovah por mí y por los sobrevivientes de Israel y de Judá,
respecto a las palabras del libro que ha sido hallado. Porque grande es la ira
de Jehovah que ha sido derramada sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no
guardaron el mandamiento de Jehovah de hacer conforme a todo lo que está
escrito en este libro.
22 Entonces
Hilquías y los hombres del rey fueron a la profetisa Hulda, esposa de Salum
hijo de Ticva, hijo de Jarjas, guarda de las vestiduras, la cual vivía en el Segundo
Barrio de Jerusalén; y hablaron con ella de este asunto. 23 Y ella
les dijo:
—Así ha dicho Jehovah Dios de Israel:
"Decid al hombre que os ha enviado a mí, que así ha dicho Jehovah: 24
’He aquí yo traeré el mal sobre este lugar y sobre sus habitantes, es decir,
todas las maldiciones que están escritas en el libro que han leído delante del
rey de Judá. 25 Porque me han abandonado y han quemado incienso a
otros dioses, provocándome a ira con todas las obras de sus manos. Por eso se
derramará mi ira sobre este lugar, y no será apagada.’ " 26 Así
diréis al rey de Judá que os ha enviado para consultar a Jehovah: "Así ha
dicho Jehovah Dios de Israel con respecto a las palabras que has escuchado: 27
’Por cuanto tu corazón se ha enternecido y te has humillado delante de Dios,
cuando escuchaste sus palabras contra este lugar y contra sus habitantes; por
cuanto te humillaste delante de mí y rasgaste tus vestiduras y lloraste en mi
presencia, yo también te he escuchado, dice Jehovah. 28 He aquí que
yo te reuniré con tus padres, y serás reunido en tu sepulcro en paz. Tus ojos
no verán todo el mal que traeré sobre este lugar y sobre sus habitantes.’
"
Y ellos dieron la respuesta al rey.
Pacto inspirado en el libro de la Ley
29 Entonces el
rey mandó reunir a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén. 30
Luego el rey subió a la casa de Jehovah con todos los hombres de Judá, los
habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, desde el
más grande hasta el más pequeño. Y leyó a oídos de ellos todas las palabras del
libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehovah.
31 El rey se
puso de pie en su lugar e hizo pacto delante de Jehovah, de andar en pos de
Jehovah y de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos con todo
su corazón y con toda su alma; para poner por obra las palabras del pacto
escritas en este libro.
32 Entonces
hizo que se comprometieran todos los que estaban en Jerusalén y en Benjamín. Y los
habitantes de Jerusalén hicieron conforme al pacto de Dios, el Dios de sus
padres. 33 Después Josías quitó todas las abominaciones de todas las
tierras que tenían los hijos de Israel, e hizo que todos los que se hallaban en
Israel sirvieran a Jehovah su Dios. No se apartaron de ir en pos de Jehovah, el
Dios de sus padres, todo el tiempo que Josías vivió.
ADVERTENCIA DE DIOS SOBRE NUESTRA OFENSAS HACIA ÉL
REFLEXIÓN
Tus ojos no verán todo el mal que traeré sobre
este lugar y sobre sus habitantes. (2Cro. 34:28)
La palabra de Dios no tiene vuelta atrás, podrá
demorarse un poco debido acierta circunstancia que tendrán que pasar, pero al
final siempre se cumplirá. Cuando no somos fieles a Dios, entonces la
consecuencia de nuestra infidelidad nos alcanzará. Consecuencia decretadas por
el mimo Dios, y que no nos son ajenas. Nadie es inocente, ni nadie es ignorante
de estas consecuencias. Dio siempre se encarga de hacérnoslo saber, aunque no
lo queramos entender o aceptar.
ORACIÓN
Mi Dios ayúdame a poder comprender tus
advertencia obre mi pecado hacia ti, que pueda arrepentirme y consagrarme a ti en
todo momento. Amén.
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