DÍA 120
30 DE ABRIL (2º REYES 18:1-20:21)
CAPÍTULO 18
EZEQUÍAS Y EL RETORNO A JEHOVAH
1 Aconteció
que en el tercer año de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, comenzó a reinar
Ezequías hijo de Acaz, rey de Judá. 2 Tenía 25 años cuando comenzó a
reinar, y reinó 29 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Abi hija de
Zacarías.
3 El hizo lo
recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su
padre David. 4 Quitó los lugares altos, rompió las piedras rituales,
cortó los árboles rituales de Asera e hizo pedazos la serpiente de bronce que
había hecho Moisés, porque hasta aquel entonces los hijos de Israel le quemaban
incienso. Y la llamó Nejustán.
5 Ezequías
puso su esperanza en Jehovah Dios de Israel. Ni antes ni después de él hubo
otro como él entre todos los reyes de Judá, 6 porque fue fiel a
Jehovah y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehovah
había mandado a Moisés. 7 Jehovah estaba con él, y tuvo éxito en
todas las cosas que emprendió. Se rebeló contra el rey de Asiria y dejó de
servirle. 8 Derrotó a los filisteos hasta Gaza y sus territorios,
desde las torres de los centinelas hasta la ciudad fortificada.
CAÍDA DE SAMARIA
9 Aconteció en
el cuarto año del rey Ezequías, que era el séptimo año de Oseas hijo de Ela,
rey de Israel, que Salmanazar, rey de Asiria, subió contra Samaria y la sitió. 10
La tomaron al cabo de tres años; es decir, Samaria fue tomada en el sexto año
de Ezequías, que era el noveno año de Oseas, rey de Israel.
11 El rey de
Asiria llevó cautivos a los israelitas a Asiria y los puso en Halaj y en el
Habor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos; 12 por cuanto
no obedecieron la voz de Jehovah su Dios, sino que quebrantaron su pacto. No
escucharon ni pusieron por obra todas las cosas que había mandado Moisés,
siervo de Jehovah.
EZEQUÍAS Y LA INVASIÓN DE SENAQUERIB
13 En el año
14 del rey Ezequías subió Senaquerib, rey de Asiria, contra todas las ciudades
fortificadas de Judá, y las tomó. 14 Entonces Ezequías, rey de Judá,
envió a decir al rey de Asiria, en Laquis: "Yo he fallado. Apártate de mí,
y pagaré lo que me impongas."
El rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de
Judá, 300 talentos de plata y 30 talentos de oro. 15 Entonces le dio
Ezequías toda la plata que se hallaba en la casa de Jehovah y en los tesoros de
la casa del rey. 16 En aquel tiempo Ezequías desmanteló las puertas
del templo de Jehovah y sus marcos, que el mismo Ezequías, rey de Judá, había
recubierto de oro, y se los dio al rey de Asiria.
LAS AMENAZAS DEL RABSACES
17 Después el
rey de Asiria envió al Tartán, al Rabsaris y al Rabsaces, con un poderoso
ejército, desde Laquis al rey Ezequías, en Jerusalén. Subieron y llegaron a
Jerusalén. Y habiendo subido y llegado, se detuvieron junto al acueducto del
estanque de arriba, que está en el camino del Campo del Lavador. 18
Luego llamaron al rey, y salieron hacia ellos Eliaquim hijo de Hilquías, el
administrador del palacio; Sebna, el escriba; y Jóaj hijo de Asaf, el cronista.
19 Entonces les dijo el Rabsaces:
—Decid a Ezequías que así ha dicho el gran
rey, el rey de Asiria: "¿Qué confianza es esa en que confías? 20
Tú has dicho tener plan y poderío para la guerra, pero sólo son palabras de
labios. Pero ahora, ¿en quién confías para que te hayas rebelado contra mí? 21
He aquí que ahora tú confías en Egipto, en ese bastón de caña cascada, que a
cualquiera que se apoye sobre ella, le entrará por la mano y se la atravesará.
Así es el faraón, rey de Egipto, para todos los que confían en él. 22
Pero si me decís: ’Confiamos en Jehovah nuestro Dios’, ¿no es éste aquel cuyos
lugares altos y cuyos altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a
Jerusalén: ’Delante de este altar adoraréis en Jerusalén’?"
23 »Ahora
pues, comprométete con mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré 2.000 caballos,
si acaso tú puedes proveer quienes cabalguen sobre ellos. 24 ¿Cómo
podrás resistir a un oficial de uno de los más insignificantes servidores de mi
señor, confiando en Egipto por carros y jinetes? 25 Y ahora, ¿acaso
he subido contra este lugar para destruirlo sin que haya intervenido Jehovah?
Jehovah me ha dicho: "Sube contra esa tierra y destrúyela."
26 Entonces
Eliaquim hijo de Hilquías, Sebna y Jóaj dijeron al Rabsaces:
—Por favor, habla a tus siervos en arameo,
porque nosotros lo entendemos. No hables con nosotros en hebreo, a oídos del
pueblo que está sobre la muralla.
27 Pero el
Rabsaces les dijo:
—¿Acaso me ha enviado mi señor para decir
estas palabras sólo a tu señor y a ti? ¿No les concierne también a los hombres
que están sobre la muralla, quienes, como vosotros, han de comer sus propios
excrementos y beber su propia orina?
28 Entonces el
Rabsaces se puso de pie, gritó a gran voz en hebreo y habló diciendo:
—¡Oíd la palabra del gran rey, el rey de
Asiria! 29 Así ha dicho el rey: "No os engañe Ezequías, porque
él no os podrá librar de mi mano. 30 Tampoco os haga confiar
Ezequías en Jehovah, diciendo: ’Ciertamente Jehovah nos librará, y esta ciudad
no será entregada en mano del rey de Asiria.’ " 31 ¡No
escuchéis a Ezequías! Porque así ha dicho el rey de Asiria: "Haced la paz
conmigo y rendíos a mí. Y comerá cada uno de su vid y de su higuera, y beberá
cada uno de las aguas de su pozo, 32 hasta que yo venga y os lleve a
una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de
viñas, tierra de aceite de olivo y de miel. Así viviréis y no moriréis. No
escuchéis a Ezequías, porque os engaña diciendo: ’Jehovah nos librará.’ 33
¿Acaso alguno de los dioses de las naciones libró su tierra de la mano del rey
de Asiria? 34 ¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Dónde
están los dioses de Sefarvaim, de Hena y de Ivá? ¿Acaso libraron éstos a
Samaria de mi mano? 35 ¿Cuáles de entre todos los dioses de estas
tierras libraron sus tierras de mi mano, para que Jehovah libre a Jerusalén de
mi mano?"
36 Pero el
pueblo calló y no le respondió ni una palabra, porque había una orden del rey
que decía: "No le respondáis." 37 Entonces Eliaquim hijo
de Hilquías, el administrador del palacio; Sebna, el escriba; y Jóaj hijo de
Asaf, el cronista, fueron a Ezequías con sus vestiduras rasgadas, y le
declararon las palabras del Rabsaces.
CAPÍTULO
19
ISAÍAS ANUNCIA LA LIBERACIÓN
1 Aconteció
que cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestiduras, y cubierto de cilicio
entró en la casa de Jehovah. 2 Luego envió, cubiertos de cilicio, a
Eliaquim el administrador del palacio, a Sebna el escriba y a los ancianos de
los sacerdotes a donde estaba el profeta Isaías hijo de Amoz. 3 Y le
dijeron:
—Así ha dicho Ezequías: "Este día es día
de angustia, de reprensión y de vergüenza; porque los hijos están a punto de
nacer, pero no hay fuerzas para dar a luz. 4 Quizás Jehovah tu Dios
habrá escuchado todas las palabras del Rabsaces, al cual ha enviado su señor,
el rey de Asiria, para afrentar al Dios vivo; y le reprenderá a causa de las
palabras que Jehovah tu Dios ha escuchado. Eleva, pues, una oración por el
remanente que aún queda."
5 Fueron,
pues, a Isaías los servidores del rey Ezequías, 6 e Isaías les dijo:
—Así diréis a vuestro señor: "Así ha
dicho Jehovah: ’No temas por las palabras que has oído, con las que me han
injuriado los criados del rey de Asiria. 7 He aquí, yo pondré en él
un espíritu, y oirá un rumor y se volverá a su tierra. Y haré que en su tierra
caiga a espada.’ "
ISAÍAS Y LAS CARTAS DE SENAQUERIB
8 Cuando el
Rabsaces oyó que el rey de Asiria había partido de Laquis, regresó y halló al
rey combatiendo contra Libna. 9 Luego el rey oyó hablar acerca de
Tirhaca, rey de Etiopía: "He aquí que él ha salido para combatir contra
ti."
Entonces volvió a enviar mensajeros a
Ezequías, diciendo: 10 "Así diréis a Ezequías, rey de Judá: ’No
te engañe tu dios, en quien tú confías, al decirte que Jerusalén no será
entregada en mano del rey de Asiria. 11 He aquí, tú has oído lo que
los reyes de Asiria han hecho a todos los países, destruyéndolos por completo.
¿Y serás librado tú? 12 ¿Acaso los dioses de las naciones, que mis
padres destruyeron, libraron a Gozán, a Harán, a Resef y a los hijos de Edén
que estaban en Telasar? 13 ¿Dónde están el rey de Hamat, el rey de
Arfad y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Ivá?’ "
14 Entonces
Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros, y la leyó. Luego Ezequías
subió a la casa de Jehovah, y la extendió delante de Jehovah. 15 Y
Ezequías oró delante de Jehovah y dijo: "Oh Jehovah Dios de Israel, que
tienes tu trono entre los querubines: Sólo tú eres el Dios de todos los reinos
de la tierra; tú has hecho los cielos y la tierra. 16 Inclina, oh
Jehovah, tu oído y escucha; abre, oh Jehovah, tus ojos y mira. Escucha las
palabras que Senaquerib ha mandado decir para afrentar al Dios vivo. 17
Es verdad, oh Jehovah, que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus
tierras, 18 y que han entregado al fuego sus dioses y los
destruyeron; porque éstos no eran dioses, sino obra de manos de hombre, de
madera y de piedra. 19 Ahora pues, oh Jehovah, Dios nuestro, por
favor, sálvanos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que
sólo tú, oh Jehovah, eres Dios."
JUICIO DIVINO CONTRA SENAQUERIB
20 Entonces
Isaías hijo de Amoz mandó a decir a Ezequías: "Así ha dicho Jehovah Dios
de Israel: ’He escuchado lo que me has pedido en oración acerca de Senaquerib,
rey de Asiria. 21 Esta es la palabra que Jehovah ha hablado acerca
de él: " ’La virgen hija de Sion te menosprecia; hace burla de ti. Mueve
su cabeza a tus espaldas la hija de Jerusalén. 22 ¿A quién has
afrentado e injuriado? ¿Contra quién has levantado la voz y alzado tus ojos con
altivez? ¡Contra el Santo de Israel!
23 " ’Por
medio de tus mensajeros has afrentado al Señor y has dicho: Con la multitud de
mis carros yo ascendí a las cumbres de los montes, a las regiones más remotas
del Líbano. Corté sus más altos cedros y sus cipreses escogidos. Llegué hasta
su morada más lejana, al bosque más exuberante. 24 Yo cavé y bebí
aguas extranjeras, y con las plantas de mis pies hice secar todas las
corrientes de Egipto.
25 "
’¿Acaso no lo has oído? Hace mucho tiempo que lo determiné; desde los días de
la antigüedad lo dispuse. Y ahora he hecho que suceda, para hacer de las
ciudades fortificadas montones de ruinas. 26 Y sus habitantes, sin
poder hacer nada, son aterrorizados y avergonzados. Son como la planta del
campo o el verdor del pasto, como la hierba de los terrados que es quemada
antes de madurar.
27 " ’Yo
conozco tu sentarte, tu salir y tu entrar, y también tu furor contra mí. 28
Porque te has enfurecido contra mí y tu arrogancia ha subido a mis oídos,
pondré mi gancho en tu nariz y mi freno en tus labios. Y te haré regresar por
el camino por donde has venido.’
29 "Y
esto te servirá de señal, oh Ezequías: Este año comeréis de lo que brote de por
sí, y el segundo año de lo que crezca de aquello. Pero en el tercer año sembrad
y segad; plantad viñas y comed de su fruto. 30 Y los sobrevivientes
de la casa de Judá, los que habrán quedado, volverán a echar raíces por debajo
y a dar fruto por arriba. 31 Porque de Jerusalén saldrá un
remanente, y del monte Sion los sobrevivientes. ¡El celo de Jehovah de los
Ejércitos hará esto!
32 "Por
tanto, así ha dicho Jehovah acerca del rey de Asiria: ’No entrará en esta
ciudad; no tirará en ella ni una sola flecha. No vendrá frente a ella con
escudo, ni construirá contra ella terraplén. 33 Por el camino por
donde vino, por él se volverá; y no entrará en esta ciudad, dice Jehovah. 34
Pues defenderé esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a mi
siervo David.’ "
35 Aconteció
que aquella misma noche salió el ángel de Jehovah e hirió a 185.000 en el
campamento de los asirios. Se levantaron por la mañana, y he aquí que todos
ellos eran cadáveres. 36 Entonces Senaquerib, rey de Asiria, partió
y regresó, y permaneció en Nínive. 37 Pero sucedió que mientras
adoraba en el templo de Nisroc, su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer lo
mataron a espada y huyeron a la tierra de Ararat. Y su hijo Esarjadón reinó en
su lugar.
CAPÍTULO 20
JEHOVAH SANA A EZEQUÍAS
1 En aquellos
días Ezequías cayó enfermo de muerte. Entonces el profeta Isaías hijo de Amoz
fue a él y le dijo:
—Así ha dicho Jehovah: "Pon en orden tu
casa, porque vas a morir y no vivirás."
2 Entonces él
volvió su cara hacia la pared y oró a Jehovah diciendo:
3 -Oh Jehovah,
acuérdate, por favor, de que he andado delante de ti en verdad y con corazón
íntegro, y que he hecho lo bueno ante tus ojos.
Ezequías lloró con gran llanto. 4 Y
sucedió que antes que Isaías saliese del patio central, le vino la palabra de
Jehovah, diciendo:
5 -Vuelve y di
a Ezequías, el soberano de mi pueblo: "Así ha dicho Jehovah, Dios de tu
padre David: ’He oído tu oración y he visto tus lágrimas. He aquí, te voy a
sanar; al tercer día subirás a la casa de Jehovah. 6 Añadiré quince
años a tus días, y libraré a ti y a esta ciudad de mano del rey de Asiria.
Defenderé esta ciudad por amor a mí mismo y por amor a mi siervo David.’ "
7 Entonces
Isaías dijo:
—Tomad pasta de higos…
La tomaron y la pusieron sobre la llaga; luego
sanó. 8 Entonces Ezequías preguntó a Isaías:
—¿Cuál será la señal de que Jehovah me sanará
y de que subiré a la casa de Jehovah al tercer día?
9 E Isaías
respondió:
—Esta señal tendrás de parte de Jehovah, de
que él hará esto que ha dicho: ¿Puede avanzar la sombra diez gradas o
retroceder diez gradas?
10 Ezequías
respondió:
—Es cosa fácil que la sombra avance diez
gradas; pero no que retroceda diez gradas.
11 Entonces el
profeta Isaías invocó a Jehovah, y él hizo que la sombra retrocediese diez
gradas, por las gradas que había avanzado en la gradería de Acaz.
EZEQUÍAS Y LA EMBAJADA DE BABILONIA
12 En aquel
tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un
presente a Ezequías, porque había oído que Ezequías había estado enfermo. 13
Ezequías se alegró por ellos y les mostró toda la casa de sus tesoros: la
plata, el oro, los perfumes y los ungüentos finos, su armería y todo lo que
había en sus depósitos. No hubo cosa que Ezequías no les mostrase en su casa y
en todos sus dominios. 14 Entonces el profeta Isaías fue al rey
Ezequías y le preguntó:
—¿Qué dijeron aquellos hombres, y de dónde
vinieron a ti?
Ezequías respondió:
—Han venido de un país lejano, de Babilonia.
15 El
preguntó:
—¿Qué han visto en tu casa?
Y Ezequías respondió:
—Han visto todo lo que hay en mi casa; nada
hay en mis depósitos que no les haya mostrado.
16 Entonces
Isaías dijo a Ezequías:
—Escucha la palabra de Jehovah: 17
"He aquí, vienen días en que todo lo que hay en tu casa, lo que tus padres
han atesorado hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia. No quedará nada,
ha dicho Jehovah. 18 Y de tus hijos que procederán de ti, que tú
habrás engendrado, tomarán para que sean eunucos en el palacio del rey de
Babilonia."
19 Ezequías
dijo a Isaías:
—La palabra de Jehovah que has hablado es
buena.
Porque pensó: "¿No habrá paz y
estabilidad en mis días?"
20 Los demás
hechos de Ezequías y todo su poderío, cómo construyó el estanque y el
acueducto, e introdujo las aguas en la ciudad, ¿no están escritos en el libro
de las crónicas de los reyes de Judá? 21 Ezequías reposó con sus
padres, y su hijo Manasés reinó en su lugar.
CONOCIENDO LO BUENO Y LO MALO QUE ES PERMITIDO POR DIOS
REFLEXIÓN
¿Acaso no lo has oído? Hace mucho tiempo que
lo determiné; desde los días de la antigüedad lo dispuse. Y ahora he hecho que
suceda, para hacer de las ciudades fortificadas montones de ruinas (2Rey. 19:25)
Todo se mueve por el designio de la voluntad
de Dios, nada es casualidad él determina que la cosas sucedan. Tampoco nada se
le escapa de sus manos, eso lo creemos nosotros. Según nuestro parecer algo
puede parecer malo y ciertamente puede serlo, pero aún esas cosas suceden por
voluntad de Dios. Dios permite que esas cosas malas acontezcan, pero no nos
equivoquemos no son generadas directamente por él. Para eso está el mal en este
mundo, para ejecutar esa cosas malas que tienen que suceder. Si pudiéramos entender
esto claramente, entonces tendríamos una perspectiva más clara de nuestro
presente y nuestro futuro.
ORACIÓN
Mi Señor que pueda entender tu voluntad, que
siempre pueda ver tu mano manejando todo en mi vida. Amén.