DÍA 99
9 DE ABRIL (2º
SAMUEL 8:1-11:27)
CAPÍTULO 8
VICTORIAS MILITARES DE DAVID
1 Aconteció después de esto que David derrotó a los filisteos y los
sometió. Entonces David tomó Meteg-haamá de mano de los filisteos.
2 También derrotó a los moabitas y los midió con cordel. Los hizo
tenderse en el suelo y midió dos cordeles para que murieran y un cordel entero
para que vivieran. Los moabitas fueron hechos siervos de David y le llevaban
tributo.
3 También derrotó David a Hadad-ezer hijo de Rejob, rey de Soba, cuando
éste iba a establecer su dominio hasta el río Eufrates. 4 David le
capturó 1.700 jinetes y 20.000 hombres de infantería. Y desjarretó David todos
los caballos de los carros, pero dejó de ellos los de 100 carros. 5
Los sirios de Damasco fueron para ayudar a Hadad-ezer, rey de Soba; y David
hirió a 22.000 hombres de los sirios. 6 Después David instaló
puestos militares entre los sirios de Damasco. Así llegaron los sirios a ser
siervos de David y le llevaban tributo.
Y Jehovah daba la victoria a David por
dondequiera que iba.
7 David tomó los escudos de oro que llevaban los servidores de Hadad-ezer
y los trajo a Jerusalén. 8 Asimismo, el rey David tomó gran cantidad
de bronce de Beta y de Berotai, ciudades de Hadad-ezer.
9 Cuando Toi, rey de Hamat, oyó que David había derrotado a todo el
ejército de Hadad-ezer, 10 Toi envió a su hijo Joram al rey David
para saludarlo y felicitarlo por haber combatido contra Hadad-ezer y por
haberlo derrotado, porque Toi estaba en guerra con Hadad-ezer. Joram llevó
consigo objetos de plata, de oro y de bronce, 11 que el rey David también
consagró a Jehovah, junto con la plata y el oro que había consagrado de todas
las naciones que había conquistado: 12 de Edom, de
Moab, de los hijos de Amón, de los filisteos, de Amalec y
del botín de Hadad-ezer hijo de Rejob, rey de Soba.
13 David adquirió renombre cuando regresó de derrotar a 18.000 hombres de
Edom en el Valle de la Sal. 14 El instaló puestos militares en Edom; por toda Edom instaló puestos
militares, y todos los edomitas llegaron a ser siervos de David.
Y Jehovah daba la victoria a David por
dondequiera que iba.
OFICIALES DE DAVID
15 David reinaba sobre todo Israel, y practicaba David el derecho y la
justicia con todo su pueblo. 16 Joab, hijo de Sarvia, estaba al
mando del ejército. Josafat hijo de Ajilud era el cronista. 17 Sadoc
hijo de Ajitob y Ajimelec hijo de Abiatar eran los sacerdotes. Seraías era el
escriba. 18 Benaías hijo de Joyada estaba al mando de los quereteos y de los peleteos. Y los hijos de David eran sacerdotes.
CAPÍTULO
9
DAVID MUESTRA BONDAD A
MEFIBOSET
1 Entonces David preguntó:
—¿Hay todavía alguno que haya quedado de la casa
de Saúl, a quien yo muestre bondad por amor a Jonatán?
2 Había un siervo de la casa de Saúl que se llamaba Siba, al cual
llamaron a la presencia de David. Y el rey le preguntó:
—¿Eres tú Siba?
El respondió:
—Tu siervo soy.
3 El rey le preguntó:
—¿No queda nadie de la casa de Saúl a quien yo
pueda mostrar la bondad de Dios?
Siba respondió al rey:
—Aún queda un hijo de Jonatán, lisiado de ambos
pies.
4 Entonces le preguntó el rey:
—¿Dónde está?
Siba respondió al rey:
—He aquí que está en la casa de Maquir hijo de
Amiel, en Lo-debar.
5 El rey David envió a traerlo de la casa de Maquir hijo de Amiel, de
Lo-debar. 6 Entonces Mefiboset hijo de Jonatán, hijo de Saúl, vino a
David, y cayendo sobre su rostro se postró. David le dijo:
—¿Mefiboset?
Y él respondió:
—He aquí tu siervo.
7 David le dijo:
—No tengas temor, porque ciertamente yo te
mostraré bondad por amor a tu padre Jonatán. Te devolveré todas las tierras de
tu padre Saúl, y tú comerás siempre a mi mesa.
8 El se postró y preguntó:
—¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro
muerto como yo?
9 Entonces el rey llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo:
—Yo he dado al hijo de
tu señor todo lo que pertenecía a Saúl y a toda su casa. 10 Labrarás para él la tierra,
tú, tus hijos y tus siervos, y almacenarás los productos para que el hijo de
tu señor tenga provisiones. Pero Mefiboset, el hijo de
tu señor, comerá siempre a mi mesa.
Siba tenía quince hijos y veinte siervos. 11
Y Siba respondió al rey:
—Tu siervo hará conforme a todo lo que mande mi
señor el rey a su siervo.
Y Mefiboset comía a la mesa de David como
uno de los hijos del rey.
12 Mefiboset tenía un hijo pequeño que se llamaba Micaías. Todos los que
habitaban en la casa de Siba eran siervos de Mefiboset. 13 Pero
Mefiboset habitaba en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey. El era
cojo de ambos pies.
CAPÍTULO 10
EL REY DE AMÓN AFRENTA A DAVID
1 Después de esto aconteció que murió el rey de los hijos de Amón, y su
hijo Hanún reinó en su lugar. 2 Entonces David pensó: "Mostraré
bondad a Hanún hijo de Najas, como su padre mostró bondad conmigo."
David envió a sus servidores para darle el
pésame por la muerte de su padre. Pero cuando los servidores de David llegaron
a la tierra de los hijos de Amón, 3 los jefes de los hijos de Amón dijeron a Hanún, su señor: "¿Te
parece que David está honrando a tu padre, porque te ha enviado personas que te
den el pésame? ¿No te habrá enviado David a sus servidores para reconocer y
espiar la ciudad a fin de destruirla?"
4 Entonces Hanún tomó a los servidores de David, les rapó la mitad de su
barba, cortó sus vestidos por la mitad, hasta sus nalgas, y los despidió.
5 Le informaron a David, y él envió a encontrarles, porque los hombres
estaban sumamente avergonzados. El rey mandó que les dijeran: "Permaneced
en Jericó hasta que os crezca la barba, y entonces volved."
DERROTA DE LA COALICIÓN
SIROAMONITA
6 Al ver los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a
David, los hijos de Amón enviaron a tomar a sueldo a los sirios de Bet-rejob y
a los sirios de Soba, 20.000 hombres de infantería; del rey de Maaca, 1.000 hombres; y de Istob, 12.000 hombres. 7 Cuando David oyó esto, envió a Joab con todo el
ejército de los valientes.
8 Los hijos de Amón salieron y dispusieron la batalla a la entrada de la
ciudad, mientras que los sirios de Soba, de Rejob, de Istob y
de Maaca estaban aparte, en el campo.
9 Al ver Joab que el frente de batalla estaba delante y detrás de él,
eligió a algunos de entre todos los escogidos de Israel y dispuso sus
escuadrones para enfrentar a los sirios. 10 Puso al resto de la
gente bajo el mando de su hermano Abisai, quien dispuso sus escuadrones para
enfrentar a los hijos de Amón. 11 Y Joab dijo:
"Si los sirios son más fuertes que yo, tú me darás auxilio; pero si los
hijos de Amón son más fuertes que tú, yo iré a auxiliarte. 12 Esfuérzate, y luchemos
valientemente por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios; y que
Jehovah haga lo que le parezca bien."
13 Entonces se acercó Joab, con la gente que estaba con él, para combatir
contra los sirios; pero éstos huyeron ante él. 14 Al ver que los
sirios habían huido, los hijos de Amón también huyeron ante Abisai y entraron
en la ciudad. Entonces Joab dejó de atacar a los hijos de Amón y volvió a
Jerusalén.
15 Los sirios, al verse derrotados por Israel, se volvieron a reunir. 16
Hadad-ezer envió a traer a los sirios que estaban al otro lado del Río. Estos
llegaron a Helam teniendo al frente de ellos a Sobac, jefe del ejército de
Hadad-ezer.
17 Cuando se le informó a David, éste reunió a todo Israel; y cruzando el
Jordán, llegó a Helam. Los sirios dispusieron sus escuadrones para enfrentarse
con David, y combatieron contra él. 18 Pero los sirios huyeron ante
Israel, y David mató de los sirios a 700 hombres de los carros y a 40.000
jinetes. También hirió a Sobac, jefe del ejército sirio, quien murió allí
mismo.
19 Al ver todos los reyes vasallos de Hadad-ezer que habían sido
derrotados por Israel, hicieron la paz con Israel y le sirvieron. Y los sirios
tuvieron miedo de volver a socorrer a los hijos de Amón.
CAPÍTULO 11
CRIMEN DE DAVID CONTRA URÍAS
EL HETEO
1 Aconteció al año siguiente, en el tiempo en que los reyes
suelen salir a la guerra, que David envió a Joab junto con sus servidores y con
todo Israel. Ellos destruyeron a los hijos de Amón y pusieron sitio a Rabá.
Pero David se había quedado en Jerusalén.
2 Y sucedió que al atardecer David se levantó de su cama y se paseaba por
la azotea del palacio, cuando vio desde la azotea a una mujer que se estaba
bañando. Y la mujer era muy bella. 3 David mandó preguntar por la
mujer, y alguien le dijo:
—¿No es ésta Betsabé hija de Eliam, mujer de
Urías el heteo?
4 David envió mensajeros y la tomó. Cuando ella vino a él, él se acostó
con ella, que estaba purificándose de su impureza. Entonces
ella regresó a su casa.
5 La mujer concibió y mandó que lo hicieran saber a David, diciendo:
"Yo estoy encinta." 6 Entonces David mandó a decir a Joab:
"Envíame a Urías el heteo." Y Joab envió a Urías a David. 7
Cuando Urías vino a él, David le preguntó cómo estaban Joab y el pueblo, y cómo
iba la guerra. 8 Después David dijo a Urías:
—Desciende a tu casa y lava tus pies.
Cuando Urías salió del palacio, fue enviado tras
él un obsequio de parte del rey.
9 Pero Urías durmió a la puerta del palacio junto con todos los siervos
de su señor, y no descendió a su casa. 10 E informaron de esto a
David diciendo: "Urías no descendió a su casa." Entonces David
preguntó a Urías:
—¿No has llegado de viaje? ¿Por qué no
descendiste a tu casa?
11 Urías respondió a David:
—El arca, Israel y Judá están en cabañas, y mi
señor Joab y los servidores de mi señor están acampados al aire libre. ¿Y
había yo de entrar en mi casa para comer y beber y dormir con mi mujer? ¡Por tu
vida y por la vida de tu alma, que no haré semejante cosa!
12 David dijo a Urías:
—Quédate hoy también aquí, y mañana te dejaré
ir.
Entonces Urías se quedó en Jerusalén aquel día y
el día siguiente. 13 David le invitó, y Urías comió
y bebió con él; y le emborrachó. Pero al anochecer él salió a dormir en su cama con los siervos de su señor, y no descendió a su casa.
14 Y sucedió que por la mañana David escribió una carta a Joab, y la envió
por medio de Urías. 15 Y en la carta escribió lo siguiente:
"Poned a Urías en el frente más peligroso de la batalla; luego retiraos de
él, para que sea herido y muera."
16 Y aconteció que cuando Joab sitió la ciudad, puso a Urías en el lugar
donde sabía que estaban los hombres más valientes. 17 Los hombres de
la ciudad salieron y combatieron contra Joab, y murieron algunos del ejército
de los servidores de David. Y murió también Urías el heteo.
18 Joab mandó a informar a David de todos los detalles de la batalla. 19
E instruyó al mensajero diciendo:
—Cuando acabes de exponer al rey todos los
detalles de la batalla, 20 si sucede que se enciende la ira del rey,
y te dice: "¿Por qué os acercasteis a la ciudad para combatir? ¿No sabíais
que ellos tirarían desde arriba del muro? 21 ¿Quién mató a Abimelec
hijo de Jerobaal? ¿No fue una mujer quien arrojó
sobre él desde arriba del muro una piedra de molino, y él
murió en Tebes? ¿Por qué os acercasteis al muro?" Entonces le dirás:
"También tu servidor Urías el heteo ha muerto."
22 Fue el mensajero, y al llegar contó a David todas las cosas que le
había mandado Joab. 23 Dijo el mensajero a David:
—Los hombres prevalecieron contra nosotros, y
salieron al campo contra nosotros; pero les hicimos retroceder hasta la entrada
de la puerta de la ciudad. 24 Entonces los arqueros tiraron contra
tus servidores desde arriba del muro y murieron algunos de los servidores del
rey. También tu servidor Urías el heteo ha muerto.
25 Entonces David dijo al mensajero:
—Así dirás a Joab: "Que esto no parezca
malo a tus ojos, pues la espada devora unas veces a uno y otras veces a otro.
Refuerza tu ataque contra la ciudad y destrúyela." Y tú aliéntalo.
26 Al oír la mujer de Urías que su marido, Urías, había muerto, hizo duelo
por su marido. 27 Pasado el luto, David envió a traerla a su
palacio. Ella vino a ser su mujer y le dio a luz un hijo.
Pero esto que David había hecho pareció malo a
los ojos de Jehovah.
AGRADANDO A DIOS EN TODO MOMENTO
REFLEXIÓN
Pero esto que David había hecho pareció malo a
los ojos de Jehovah (2Sam. 11:13)
Nuevamente nos encontramos en la mima situación
que Dios había advertido al pueblo, desde cuando Moisés estaba con ellos y no
habían tomado posesión de la tierra prometida. Que esto iba a acontecer, el rey
haría lo que le parecería bueno antes sus ojos. Por eso le dijo Dios a Samuel
que a quien estaban despreciando era a él mismo, ya que el rey en cierta
ocasión creería que por tener autoridad podría hacer lo que quisiera. Esta es
la situación que vemos aquí, Dios venía bendiciendo a David en su reinado en
todo lo que hacía, hasta que comete un acto que va en contra de Dios mismo. Pero
como era el rey creía que podía enmendar la situación por sí solo, y la decisión
que toma fue peor que el acto que el cometió. Nadie está exento de pecar cuando
quiere, o que Dios le pase por alto sus faltas. Por más autoridad que le haya
sido delegada por Dios mismo, o por el cargo o puesto que tenga.
ORACIÓN
Señor que en mi vida pueda agradarte en todo, dame fuerzas para resistir
la tentación, Amén.
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