DÍA 114
24 DE ABRIL (1º
REYES 22:1-2º REYES 2:25)
CAPÍTULO 22
ACAB Y JOSAFAT
VAN CONTRA LOS SIRIOS
1 Tres años pasaron sin que hubiera guerra
entre Siria e Israel. 2 Y aconteció al tercer año que Josafat, rey
de Judá, descendió a visitar al rey de Israel. 3 Entonces el rey de
Israel dijo a sus servidores:
—¿Sabéis que
Ramot de Galaad nos pertenece? ¡Y nosotros no hemos hecho nada para tomarla de
mano del rey de Siria!
4 Luego preguntó a Josafat:
—¿Irás conmigo a
la guerra a Ramot de Galaad?
Y Josafat
respondió al rey de Israel:
—Yo soy como eres
tú, y mi pueblo como tu pueblo, y mis caballos como tus caballos.
5 Además, Josafat dijo al rey de Israel:
—Por favor,
consulta hoy la palabra de Jehovah.
6 Entonces el rey de Israel reunió a los
profetas, unos 400 hombres, y les preguntó:
—¿Iré a la guerra
contra Ramot de Galaad, o desistiré?
Ellos
respondieron:
—Sube, porque el
Señor la entregará en mano del rey.
7 Entonces preguntó Josafat:
—¿No hay aquí
todavía algún profeta de Jehovah, para que consultemos por medio de él?
8 El rey de Israel respondió a Josafat:
—Todavía hay un
hombre por medio del cual podríamos consultar a Jehovah; pero yo le aborrezco,
porque no me profetiza el bien, sino el mal. Es Micaías hijo de Imla.
Josafat
respondió:
—No hable así el
rey.
9 Entonces el rey de Israel llamó a un
funcionario y le dijo:
—Trae pronto a
Micaías hijo de Imla.
10 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá,
vestidos con sus vestiduras reales, estaban sentados, cada uno en su trono, en
la era a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los profetas profetizaban
delante de ellos. 11 Sedequías hijo de Quenaana se había hecho unos
cuernos de hierro y decía:
—Así ha dicho
Jehovah: "¡Con éstos embestirás a los sirios, hasta acabar con
ellos!"
12 Y todos los profetas profetizaban de la
misma manera, diciendo:
—Sube a Ramot de
Galaad y triunfa, porque Jehovah la entregará en mano del rey.
13 El mensajero que había ido a llamar a
Micaías le habló diciendo:
—He aquí, las
palabras de los profetas unánimemente anuncian el bien al rey. Sea, pues, tu
palabra como la de uno de ellos, y anuncia el bien.
14 Pero Micaías respondió:
—¡Vive Jehovah,
que lo que Jehovah me diga, eso hablaré!
15 Llegó al rey, y el rey le preguntó:
—Micaías, ¿iremos
a la guerra contra Ramot de Galaad, o desistiremos?
El respondió:
—Sube y triunfa,
porque Jehovah la entregará en mano del rey.
16 El rey le dijo:
—¿Cuántas veces
tengo que hacerte jurar que no me digas sino la verdad en el nombre de Jehovah?
17 Entonces respondió:
—He visto a todo
Israel dispersado por los montes como ovejas que no tienen pastor. Y Jehovah
dijo: "Estos no tienen señor; vuélvase cada uno a su casa en paz."
18 Entonces el rey de Israel dijo a Josafat:
—¿No te dije que
no profetizaría acerca de mí el bien, sino el mal?
19 Luego dijo Micaías:
—Escucha, pues,
la palabra de Jehovah: Yo he visto a Jehovah sentado en su trono; y todo el
ejército de los cielos estaba de pie junto a él, a su derecha y a su izquierda.
20 Entonces Jehovah preguntó: "¿Quién inducirá a Acab, para que
suba y caiga en Ramot de Galaad?" Y uno respondía de una manera, y otro
respondía de otra manera. 21 Entonces salió un espíritu, se puso delante
de Jehovah y dijo: "Yo le induciré." Jehovah le preguntó: "¿De
qué manera?" 22 Y él le respondió: "Saldré y seré espíritu
de mentira en la boca de todos sus profetas." Y Jehovah dijo: "Tú lo
inducirás, y también prevalecerás. Sal y hazlo así." 23 Ahora
pues, he aquí que Jehovah ha puesto un espíritu de mentira en la boca de todos
estos tus profetas, porque Jehovah ha decretado el mal con respecto a ti.
24 Entonces se acercó Sedequías hijo de
Quenaana y golpeó a Micaías en la mejilla, diciéndole:
—¿Por qué camino
se apartó de mí el Espíritu de Jehovah, para hablarte a ti?
25 Y Micaías respondió:
—¡He aquí, tú lo
verás aquel día, cuando te metas de cuarto en cuarto para esconderte!
26 Entonces dijo el rey de Israel:
—Toma a Micaías y
hazlo volver a Amón, alcalde de la ciudad, y a Joás, hijo del rey. 27
Y di: "El rey ha dicho así: ’Poned a éste en la cárcel y mantenedle con
una escasa ración de pan y de agua, hasta que yo llegue en paz.’ "
28 Y Micaías dijo:
—Si logras volver
en paz, Jehovah no ha hablado por medio de mí. -Y añadió-: ¡Oídlo, pueblos
todos!
29 El rey de Israel subió con Josafat, rey
de Judá, a Ramot de Galaad. 30 El rey de Israel dijo a Josafat:
—Yo me disfrazaré
y entraré en la batalla; pero tú, vístete con tus vestiduras.
Entonces el rey
de Israel se disfrazó y entró en la batalla.
DERROTA DE
ISRAEL Y MUERTE DE ACAB
31 Ahora bien, el rey de Siria había mandado
a sus treinta y dos jefes de los carros que tenía, diciendo: "No luchéis
contra chico ni contra grande, sino sólo contra el rey de Israel." 32
Y sucedió que cuando los jefes de los carros vieron a Josafat, dijeron:
—¡Ciertamente
éste es el rey de Israel!
Entonces se
dirigieron hacia él para atacarle, pero Josafat gritó. 33 Y sucedió
que al ver los jefes de los carros que no era el rey de Israel, se apartaron de
él. 34 Entonces un hombre tiró con su arco a la ventura e hirió al
rey de Israel por entre las junturas de la armadura y la coraza. Y él dijo al
que guiaba su carro:
—¡Da la vuelta y
sácame de la batalla, porque he sido herido!
35 La batalla arreció aquel día, y el rey
fue sostenido en pie en el carro, frente a los sirios. Y murió al atardecer. La
sangre de la herida corría hasta el fondo del carro. 36 A la puesta
del sol salió una proclama por todo el campamento, diciendo:
—¡Cada uno a su
ciudad! ¡Cada uno a su tierra!
37 Murió, pues, el rey y fue llevado a
Samaria; luego sepultaron al rey en Samaria. 38 Lavaron el carro
junto al estanque de Samaria (donde las prostitutas se lavaban), mientras los
perros lamían su sangre, conforme a la palabra que Jehovah había hablado.
39 Los demás hechos de Acab y todo lo que
hizo, la casa de marfil y todas las ciudades que edificó, ¿no están escritos en
el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 40 Acab reposó con
sus padres, y su hijo Ocozías reinó en su lugar.
RESUMEN DEL
REINADO DE JOSAFAT
41 Josafat hijo de Asa comenzó a reinar
sobre Judá en el cuarto año de Acab rey de Israel. 42 Josafat tenía
35 años cuando comenzó a reinar, y reinó 25 años en Jerusalén. El nombre de su
madre era Azuba hija de Silji.
43 El anduvo en todo el camino de su padre
Asa, sin apartarse de él, haciendo lo recto ante los ojos de Jehovah. Sin
embargo, los lugares altos no fueron quitados, pues el pueblo continuaba
ofreciendo sacrificios y quemando incienso en los lugares altos. 44
Josafat también hizo la paz con el rey de Israel.
45 Los demás hechos de Josafat, el poderío
que logró y las guerras que llevó a cabo, ¿no están escritos en el libro de las
crónicas de los reyes de Judá? 46 El eliminó del país el resto de
los varones consagrados a la prostitución ritual que habían quedado del tiempo
de su padre Asa.
47 No había entonces rey en Edom; sólo había
un gobernador de parte del rey.
48 Josafat hizo barcos como los de Tarsis,
para ir a Ofir por oro. Pero no fueron, pues los barcos se destrozaron en
Ezión-geber. 49 Entonces Ocozías hijo de Acab dijo a Josafat:
"Que vayan mis servidores con tus servidores en los barcos." Pero
Josafat no quiso.
50 Josafat reposó con sus padres y fue
sepultado con ellos en la Ciudad de David, su padre. Y su hijo Joram reinó en
su lugar.
OCOZÍAS, REY
DE ISRAEL
51 Ocozías hijo de Acab comenzó a reinar
sobre Israel, en Samaria, en el año 17 de Josafat, rey de Judá, y reinó 2 años
sobre Israel.
52 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah
y anduvo en el camino de su padre, en el camino de su madre y en el camino de
Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel. 53 Sirvió a Baal
y lo adoró, y provocó a ira a Jehovah Dios de Israel, conforme a todas las
cosas que su padre había hecho.
EL SEGUNDO LIBRO DE LOS REYES
2 REYES
CAPÍTULO 1
ELÍAS ANUNCIA
EL FINAL DE OCOZÍAS
1 Después de la muerte de Acab, Moab se
rebeló contra Israel.
2 Ocozías se cayó por la celosía de su sala
en el piso superior, en Samaria, y quedó malherido. Entonces envió mensajeros
diciéndoles:
—Id y consultad a
Baal-zebub, dios de Ecrón, si he de sanar de esta enfermedad.
3 Entonces el ángel de Jehovah dijo a Elías
el tisbita:
—Levántate, sube
al encuentro de los mensajeros del rey de Samaria y diles: "¿Acaso no hay
Dios en Israel para que vosotros vayáis a consultar a Baal-zebub, dios de
Ecrón? 4 Por tanto, así ha dicho Jehovah: ’De la cama a la cual
subiste no descenderás, sino que ciertamente morirás.’ "
Entonces Elías se
fue. 5 Y cuando los mensajeros regresaron al rey, éste les preguntó:
—¿Por qué habéis
regresado?
6 Ellos le respondieron:
—Un hombre vino a
nuestro encuentro y nos dijo: "Id, regresad al rey que os envió y decidle
que así ha dicho Jehovah: ’¿Acaso no hay Dios en Israel, para que tú mandes a
consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón? Por tanto, de la cama a la cual subiste
no descenderás, sino que ciertamente morirás.’ "
7 Entonces él les preguntó:
—¿Qué aspecto
tenía aquel hombre que vino a vuestro encuentro y os dijo estas palabras?
8 Ellos le respondieron:
—Era un hombre
velludo, que tenía ceñido un cinto de cuero a la cintura.
Entonces dijo:
—El es Elías el
tisbita.
ELÍAS CONFIRMA
A OCOZÍAS SU FINAL
9 Entonces Ocozías envió a Elías un jefe de
cincuenta con sus cincuenta hombres. Este fue a él, y he aquí que él estaba
sentado en la cumbre del monte, y le dijo:
—Oh hombre de
Dios, el rey ha dicho: "¡Desciende!"
10 Elías respondió y dijo al jefe de
cincuenta:
—Si yo soy hombre
de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma a ti con tus cincuenta.
Entonces
descendió fuego del cielo y lo consumió a él con sus cincuenta.
11 El rey volvió a enviarle otro jefe de
cincuenta con sus cincuenta, y éste le habló diciendo:
—Oh hombre de
Dios, el rey ha dicho así: "¡Desciende pronto!"
12 Elías respondió y les dijo:
—Si yo soy hombre
de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma a ti con tus cincuenta.
Entonces
descendió del cielo fuego de Dios y lo consumió a él con sus cincuenta.
13 Volvió a enviar un tercer jefe de
cincuenta con sus cincuenta. Aquel tercer jefe de cincuenta subió, y al llegar
se hincó de rodillas ante Elías y le rogó diciendo:
—¡Oh hombre de
Dios, te ruego que sea de valor a tus ojos mi vida y la vida de estos cincuenta
siervos tuyos! 14 He aquí, ha descendido fuego del cielo y ha
consumido a los dos primeros jefes de cincuenta con sus cincuenta. ¡Sea ahora
mi vida de valor a tus ojos!
15 Entonces el ángel de Jehovah dijo a
Elías:
—Desciende con
él; no le tengas miedo.
Elías se levantó,
fue con él al rey 16 y le dijo:
—Así ha dicho
Jehovah: "Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub, dios de
Ecrón (¿acaso no hay Dios en Israel para consultar su palabra?), por tanto, de
la cama a la cual subiste no descenderás, sino que ciertamente morirás."
MUERTE DE
OCOZÍAS REY DE ISRAEL
17 Y Ocozías murió, conforme a la palabra de
Jehovah que Elías había hablado. En su lugar comenzó a reinar Joram, en el
segundo año de Joram hijo de Josafat, rey de Judá, porque Ocozías no tenía
hijo.
18 Las demás cosas que hizo Ocozías, ¿no
están escritas en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
CAPÍTULO 2
ELÍAS ES
LLEVADO AL CIELO
1 Aconteció que cuando Jehovah iba a
arrebatar a Elías al cielo en un torbellino, Elías venía de Gilgal con Eliseo. 2
Y Elías dijo a Eliseo:
—Por favor,
quédate aquí, porque Jehovah me ha enviado a Betel.
Eliseo dijo:
—¡Vive Jehovah, y
vive tu alma, que no te dejaré!
Entonces
descendieron a Betel. 3 Y los hijos de los profetas que estaban en
Betel salieron al encuentro de Eliseo, y le preguntaron:
—¿Sabes que hoy
Jehovah arrebatará a tu señor por encima de tu cabeza?
El respondió:
—Sí, yo lo sé.
Callad.
4 Elías le volvió a decir:
—Eliseo, por
favor, quédate aquí, porque Jehovah me ha enviado a Jericó.
Y él dijo:
—¡Vive Jehovah, y
vive tu alma, que no te dejaré!
Y fueron a
Jericó. 5 Entonces los hijos de los profetas que estaban en Jericó
se acercaron a Eliseo y le preguntaron:
—¿Sabes que hoy
Jehovah arrebatará a tu señor por encima de tu cabeza?
Y él respondió:
—Sí, yo lo sé.
Callad.
6 Luego le dijo Elías:
—Por favor,
quédate aquí, porque Jehovah me ha enviado al Jordán.
Y él dijo:
—¡Vive Jehovah, y
vive tu alma, que no te dejaré!
Fueron, pues, los
dos. 7 Y llegaron cincuenta hombres de los hijos de los profetas y
se pararon al frente, a lo lejos. También ellos dos se pararon junto al Jordán.
8 Entonces Elías tomó su manto, lo dobló y golpeó las aguas, las
cuales se apartaron a uno y a otro lado; y ambos pasaron en seco. 9
Y sucedió que cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo:
—Pide lo que
quieras que haga por ti, antes que yo sea arrebatado de tu lado.
Eliseo dijo:
—Te ruego que
pase a mí una doble porción de tu espíritu.
10 El dijo:
—Has pedido algo
difícil. Si me ves cuando sea arrebatado de tu lado, te será concedido; si no,
no.
11 Aconteció que mientras ellos iban y
conversaban, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego los separó a los
dos, y Elías subió al cielo en un torbellino. 12 Eliseo, al verlo,
gritó:
—¡Padre mío,
padre mío! ¡Carro de Israel, y sus jinetes!
Nunca más le vio.
Y agarrando sus ropas, las rasgó en dos partes.
ELISEO SUCEDE
A ELÍAS
13 Entonces Eliseo recogió el manto de
Elías, que se le había caído, y regresó. Luego, deteniéndose a la orilla del
Jordán, 14 tomó el manto de Elías que se le había caído, golpeó las
aguas y dijo:
—¿Dónde está
Jehovah, el Dios de Elías?
Y cuando él
también golpeó las aguas, éstas se apartaron a uno y a otro lado; y Eliseo
cruzó. 15 Lo vieron los hijos de los profetas que estaban en Jericó,
al otro lado, y dijeron:
—¡El espíritu de
Elías reposa sobre Eliseo!
Entonces fueron
hacia él, se postraron ante él en tierra, 16 y le dijeron:
—He aquí, con tus
siervos hay cincuenta hombres valerosos. Que vayan ellos y busquen a tu señor;
no sea que el Espíritu de Jehovah lo haya levantado y lo haya arrojado en
alguna montaña o en algún valle.
El dijo:
—No los mandéis.
17 Ellos insistieron hasta que sintiéndose
él avergonzado, dijo:
—Enviadlos.
Entonces enviaron
a cincuenta hombres, los cuales lo buscaron durante tres días, pero no lo
hallaron. 18 Cuando volvieron a él, que se había quedado en Jericó,
les dijo:
—¿No os dije que
no fueseis?
ELISEO SANEA
LAS AGUAS DE JERICÓ
19 Entonces los hombres de la ciudad dijeron
a Eliseo:
—He aquí, el
lugar de esta ciudad es bueno, como lo ve mi señor; pero las aguas son malas, y
la tierra es estéril.
20 Entonces él dijo:
—Traedme una
vasija nueva y poned en ella sal.
Se la trajeron. 21
Y salió al manantial de las aguas, echó dentro la sal y dijo:
—Así ha dicho
Jehovah: "Yo saneo estas aguas, y no habrá en ellas más muerte ni
esterilidad."
22 Y así fueron saneadas las aguas hasta el
día de hoy, conforme a las palabras que Eliseo pronunció.
ELISEO Y LOS
MUCHACHOS DE BETEL
23 Después fue de allí a Betel; y cuando
subía por el camino, salieron unos muchachos de la ciudad y se burlaban de él
diciéndole:
—¡Sube, calvo!
¡Sube, calvo!
24 Volviéndose hacia atrás, los vio y los
maldijo en el nombre de Jehovah. Entonces salieron dos osas del bosque y despedazaron
a cuarenta y dos de aquellos niños.
25 De allí fue al monte Carmelo, y de allí
volvió a Samaria.
RECONOCIENDO LA VERDAD DE DIOS
REFLEXIÓN
¿Cuántas veces
tengo que hacerte jurar que no me digas sino la verdad en el nombre de Jehovah?
(1Rey. 22:16)
Esto quiere decir
que Acab sabía que lo que decían los otros profetas no era cierto, cuando
Micaía le repite lo mismo que le decían los otros profetas. A veces nosotros
hacemos lo mismo, aunque sabemos que lo que nos están diciendo no es del todo
cierto; pero es lo que queremos escuchar. Después alabamos a Dios, y no
sentamos a esperar que se cumpla lo que nos dijeron. Después empezamos a cuestionar
a Dios, y pensamos que no quiere bendecirnos. Pero quien dijo que eso era palabra
de Dios, quien puso palabra en la boca de ese profeta. Debemos tener la actitud
de Acab, reconocer que eso no viene de Dios; aunque sea lo que queríamos escuchar.
ORACIÓN
Mi Dios que pueda aceptar siempre tu voz, aunque no sea del
todo de mi agrado. Amén.
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