DÍA 116
26 DE ABRIL (2º REYES 6:1-8:29)
CAPÍTULO 6
ELISEO HACE FLOTAR EL HACHA
1 Los hijos de
los profetas dijeron a Eliseo:
—He aquí que el lugar en que habitamos contigo
es demasiado estrecho para nosotros. 2 Permite que vayamos al
Jordán, que tomemos de allí cada uno un tronco y que nos hagamos allí un lugar
donde podamos habitar.
El dijo:
—Id.
3 Luego uno
dijo:
—Por favor, dígnate venir con tus siervos.
Y él respondió:
—Yo iré.
4 Entonces fue
con ellos; y cuando llegaron al Jordán, cortaron los árboles. 5 Pero
sucedió que cuando uno de ellos estaba derribando un tronco, se le cayó el
hierro del hacha al agua, y dio voces diciendo:
—¡Ay, señor mío! ¡Era prestada!
6 El hombre de
Dios preguntó:
—¿Dónde cayó?
Le mostró el lugar. Y él cortó un palo, lo
echó allí e hizo flotar el hierro. 7 Entonces dijo:
—Tómalo.
Y él extendió la mano y lo tomó.
ELISEO ACABA CON LAS INCURSIONES SIRIAS
8 El rey de
Siria estaba en guerra con Israel, y tomó consejo con sus servidores, diciendo:
—En tal y tal lugar estará mi campamento.
9 Pero el
hombre de Dios mandó a decir al rey de Israel: "Guárdate de pasar por tal
lugar, porque los sirios van a descender allí." 10 Y el rey de
Israel enviaba gente al lugar que el hombre de Dios le indicaba y advertía, de
modo que tomaba precauciones allí, no una ni dos veces. 11 Entonces
el corazón del rey de Siria se turbó por esto, y llamando a sus servidores les
preguntó:
—¿No me declararéis vosotros quién de los
nuestros está de parte del rey de Israel?
12 Entonces
respondió uno de sus servidores:
—Ninguno, oh mi señor el rey; sino que el
profeta Eliseo, que está en Israel, le declara al rey de Israel las palabras
que hablas en tu dormitorio.
13 Entonces él
dijo:
—Id, mirad dónde está, y yo enviaré a
capturarlo.
Le informaron diciendo:
—He aquí, está en Dotán.
14 Y el rey
envió allá gente de a caballo, carros y un gran ejército, los cuales llegaron
de noche y rodearon la ciudad. 15 Cuando el que servía al hombre de
Dios madrugó para partir y salió, he aquí que un ejército tenía cercada la
ciudad con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo:
—¡Ay, señor mío! ¿Qué haremos?
16 El le
respondió:
—No tengas miedo, porque más son los que están
con nosotros que los que están con ellos.
17 Entonces
Eliseo oró diciendo:
—Te ruego, oh Jehovah, que abras sus ojos para
que vea.
Jehovah abrió los ojos del criado, y éste
miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo y carros de
fuego, alrededor de Eliseo. 18 Y cuando los sirios descendieron
hacia él, Eliseo oró a Jehovah y dijo:
—Te ruego que hieras a esta gente con ceguera.
Y los hirió con ceguera, conforme a la palabra
de Eliseo. 19 Luego Eliseo les dijo:
—Este no es el camino, ni ésta es la ciudad.
Seguidme, y yo os guiaré a donde está el hombre que buscáis.
Entonces los guió a Samaria. 20 Y
sucedió que cuando llegaron a Samaria, Eliseo dijo:
—Oh Jehovah, abre los ojos de éstos para que
vean.
Jehovah abrió sus ojos, y miraron; y he aquí
que se hallaban en medio de Samaria. 21 Cuando el rey de Israel los
vio, preguntó a Eliseo:
—¿Los mato, padre mío? ¿Los mato?
22 El le
respondió:
—No los mates. ¿Matarías a los que tomas
cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos pan y agua para que
coman y beban, y se vuelvan a su señor.
23 Entonces
les hizo un gran banquete. Y cuando habían comido y bebido, los dejó ir; y se
volvieron a su señor. Y las bandas armadas de Siria no volvieron a hacer
incursiones en la tierra de Israel.
LOS SIRIOS SITIAN SAMARIA
24 Aconteció
después de esto que Ben-hadad, rey de Siria, reunió todo su ejército, y subió y
sitió a Samaria. 25 Y he aquí que mientras la tenían sitiada, había
mucha hambre en Samaria, tanto que la cabeza de un asno era vendida por 80
siclos de plata, y la cuarta parte de un cab de estiércol de paloma por 5
siclos de plata.
26 Sucedió que
cuando el rey de Israel pasaba por el muro, una mujer gritó diciéndole:
—¡Socórreme, oh mi señor el rey!
27 El dijo:
—Si no te socorre Jehovah, ¿de dónde te he de
socorrer yo? ¿De la era, o del lagar? 28 -El rey añadió-: ¿Qué
quieres?
Ella respondió:
—Esta mujer me dijo: "Entrega tu hijo
para que lo comamos hoy, y mañana comeremos el mío." 29
Cocimos, pues, a mi hijo y lo comimos. Al día siguiente yo le dije a ella:
"Entrega tu hijo para que lo comamos." Pero ella ha escondido a su
hijo.
30 Sucedió que
cuando el rey oyó las palabras de la mujer, rasgó sus vestiduras y pasaba así
por el muro. Entonces el pueblo miró, y he aquí que debajo llevaba cilicio
sobre su cuerpo. 31 Luego dijo:
—¡Así me haga Dios y aun me añada, si la
cabeza de Eliseo hijo de Safat queda hoy en su lugar!
ELISEO ANUNCIA LA LIBERACIÓN DE SAMARIA
32 Eliseo
estaba sentado en su casa, y los ancianos estaban sentados con él, cuando el
rey envió a uno de sus hombres. Pero antes que el mensajero llegase a él,
Eliseo dijo a los ancianos:
—¿Veis cómo este hijo de homicida envía para
que me quiten la cabeza? Mirad, pues, y cuando llegue el mensajero, cerrad la
puerta e impedidle la entrada. ¿No se oye tras él el ruido de los pasos de su
señor?
33 Mientras él
estaba hablando con ellos, he aquí que el mensajero descendía hacia él y dijo:
"¡Ciertamente este mal proviene de Jehovah! ¿Qué puedo aún esperar de
Jehovah?"
CAPÍTULO 7
1 Entonces
Eliseo dijo:
—Oíd la palabra de Jehovah: Así ha dicho
Jehovah: "Mañana a estas horas, en la puerta de Samaria, se venderá una
medida de harina refinada por un siclo, y dos medidas de cebada por un
siclo."
2 El
comandante, en cuyo brazo se apoyaba el rey, respondió al hombre de Dios y
dijo:
—He aquí, aun cuando Jehovah hiciese ventanas
en los cielos, ¿sería esto posible?
Y él dijo:
—¡He aquí que tú lo verás con tus ojos, pero
no comerás de ello!
FINAL DEL SITIO DE SAMARIA
3 Había cuatro
hombres leprosos a la entrada de la puerta de la ciudad, los cuales se dijeron
unos a otros:
—¿Para qué nos quedamos aquí hasta morir? 4
Si decimos: "Entremos en la ciudad", el hambre está en la ciudad, y
moriremos allí; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Ahora pues, vayamos
y pasemos al campamento de los sirios. Si nos conceden la vida, viviremos; y si
nos matan, moriremos.
5 Al anochecer
se levantaron para ir al campamento de los sirios. Y cuando llegaron a un
extremo del campamento de los sirios, he aquí que no había nadie allí. 6
Porque el Señor había hecho que en el campamento de los sirios se oyera el
estruendo de carros, el estruendo de caballos y el estruendo de un gran
ejército, y se dijeron unos a otros: "He aquí, el rey de Israel ha
contratado contra nosotros a los reyes de los heteos y a los reyes de los
egipcios para que vengan contra nosotros." 7 Así que se habían
levantado y huido al anochecer dejando sus tiendas, sus caballos, sus asnos y
el campamento intacto. Y habían huido para salvar sus vidas.
8 Cuando estos
leprosos llegaron al extremo del campamento, entraron en una tienda, comieron y
bebieron y tomaron de allí plata, oro y ropa; y fueron y los escondieron. Luego
regresaron y entraron en otra tienda; también de allí tomaron, y fueron y lo
escondieron. 9 Luego se dijeron unos a otros:
—No estamos haciendo bien. Hoy es día de
buenas nuevas, y nosotros estamos callados. Si esperamos hasta la luz de la
mañana, nos alcanzará la maldad. Ahora pues, vayamos, entremos y demos la
noticia a la casa del rey.
10 Entonces
fueron y dieron voces a los porteros de la ciudad, y les informaron diciendo:
—Fuimos al campamento de los sirios, y he aquí
que no había nadie, ni la voz de nadie, sino sólo caballos y asnos atados; y
las tiendas estaban intactas.
11 Los
porteros lo proclamaron y lo anunciaron dentro de la casa del rey. 12
Entonces el rey se levantó de noche y dijo a sus servidores:
—Yo os diré lo que nos han hecho los sirios:
Ellos saben que tenemos hambre y han salido de sus tiendas para esconderse en
el campo diciendo: "Cuando salgan de la ciudad, los prenderemos vivos y
entraremos en la ciudad."
13 Entonces
intervino uno de sus servidores y dijo:
—Que se tomen cinco de los caballos que han
quedado en la ciudad (a los que quedan les sucederá como a toda la multitud de
Israel que ha quedado en ella; les sucederá como a toda la multitud de Israel
que ya ha perecido), y mandemos a ver.
14 Tomaron,
pues, dos carros tirados por caballos; y el rey envió mensajeros tras el
ejército de los sirios, diciéndoles:
—Id y ved.
15 Fueron tras
ellos hasta el Jordán, y he aquí que todo el camino estaba lleno de prendas de
vestir y equipo que los sirios habían arrojado en su apresuramiento. Los
mensajeros volvieron e informaron al rey. 16 Entonces el pueblo
salió y saqueó el campamento de los sirios. Y sucedió que se vendía una medida
de harina refinada por un siclo, y dos medidas de cebada por un siclo, conforme
a la palabra de Jehovah.
MUERTE DEL COMANDANTE DEL REY
17 El rey puso
a cargo de la puerta de la ciudad a aquel comandante en cuyo brazo se apoyaba.
Pero el pueblo lo atropelló junto a la puerta; y murió, conforme a lo que había
dicho el hombre de Dios cuando el rey fue a él. 18 Sucedió, pues,
tal como el hombre de Dios había hablado al rey, diciendo: "Mañana a estas
horas, en la puerta de Samaria, se venderán dos medidas de cebada por un siclo
y una medida de harina refinada por un siclo." 19 Aquel
comandante había respondido al hombre de Dios y había dicho: "He aquí, aun
cuando Jehovah hiciese ventanas en los cielos, ¿sería esto posible?" Y
Eliseo le había dicho: "¡He aquí que tú lo verás con tus ojos, pero no
comerás de ello!" 20 Y así le ocurrió, porque el pueblo lo
atropelló junto a la puerta, y murió.
CAPÍTULO
8
ELISEO TRAE BENDICIÓN A LA SUNAMITA
1 Eliseo habló
a aquella mujer a cuyo hijo había hecho revivir, diciendo:
—Levántate tú con toda tu familia y vé a
residir donde puedas, pues Jehovah ha llamado al hambre, y vendrá sobre la
tierra durante siete años.
2 Entonces la
mujer se levantó e hizo como le dijo el hombre de Dios. Ella con su familia
partió y se fue a residir en la tierra de los filisteos durante siete años. 3
Y sucedió que cuando pasaron los siete años, la mujer volvió de la tierra de
los filisteos y fue a clamar al rey por su casa y por su campo.
4 El rey
estaba hablando con Guejazi, el criado del hombre de Dios, y le decía:
—Cuéntame, por favor, todas las grandes cosas
que ha hecho Eliseo.
5 Y sucedió
que mientras él contaba al rey cómo había hecho revivir a un muerto, he aquí la
mujer, a cuyo hijo había hecho revivir, vino para clamar al rey por su casa y
por su campo. Entonces Guejazi dijo:
—¡Oh mi señor el rey! ¡Esta es la mujer, y
éste es su hijo a quien Eliseo hizo revivir!
6 El rey
preguntó a la mujer, y ella se lo contó. Entonces el rey le asignó un
funcionario, diciendo:
—Haz que le sean devueltas todas las cosas que
eran suyas, y todos los productos del campo, desde el día que dejó el país,
hasta ahora.
ELISEO PREDICE EL REINADO DE HAZAEL
7 Después
Eliseo fue a Damasco, y como Ben-hadad, rey de Siria, estaba enfermo, le
informaron diciendo:
—El hombre de Dios ha venido aquí.
8 Entonces el
rey dijo a Hazael:
—Toma contigo un presente y vé al encuentro
del hombre de Dios; consulta a Jehovah por medio de él y pregunta:
"¿Sanaré de esta enfermedad?"
9 Hazael tomó
consigo un presente de todo lo mejor de Damasco, cuarenta camellos cargados, y
fue a su encuentro. Cuando llegó, se detuvo delante de él y dijo:
—Ben-hadad, tu hijo, rey de Siria, me ha
enviado para preguntarte: "¿Sanaré de esta enfermedad?"
10 Eliseo le
respondió:
—Vé y dile: "¡Ciertamente sanarás!"
Pero Jehovah me ha mostrado que de cierto morirá.
11 Entonces el
hombre de Dios se puso de pie y miró fijamente a Hazael, hasta avergonzarlo. Y
el hombre de Dios lloró. 12 Hazael le preguntó:
—¿Por qué llora mi señor?
El respondió:
—Porque sé el mal que harás a los hijos de
Israel. Prenderás fuego a sus fortificaciones, matarás a espada a sus jóvenes,
estrellarás a sus niños y abrirás el vientre a sus mujeres encintas.
13 Hazael
dijo:
—¿Qué es tu siervo sino un perro, para que
haga semejante cosa?
Entonces Eliseo respondió:
—Jehovah me ha mostrado que tú serás rey de
Siria.
14 Hazael se
alejó de Eliseo y regresó a su señor, quien le preguntó:
—¿Qué te ha dicho Eliseo?
El respondió:
—Me dijo que ciertamente sanarás.
15 Pero al día
siguiente tomó un paño, lo empapó en agua y lo extendió sobre la cara de
Ben-hadad; y éste murió. Y Hazael reinó en su lugar.
JORAM, REY DE JUDÁ
16 En el
quinto año de Joram hijo de Acab, rey de Israel, y siendo Josafat rey de Judá,
comenzó a reinar Joram hijo de Josafat, rey de Judá. 17 Tenía 32
años cuando comenzó a reinar, y reinó 8 años en Jerusalén.
18 El anduvo
en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab, porque tenía
por mujer a una hija de Acab. E hizo lo malo ante los ojos de Jehovah. 19
Sin embargo, Jehovah no quiso destruir a Judá, por amor a su siervo David.
Porque había prometido darle una lámpara a él, y a sus hijos, continuamente.
20 En sus días
Edom se rebeló contra el dominio de Judá, y constituyeron un rey sobre ellos. 21
Entonces Joram fue a Zaír con todos sus carros. Y sucedió que, levantándose de
noche, atacó a los edomitas que les habían cercado a él y a los jefes de los
carros; pero el pueblo huyó a sus moradas. 22 Así se rebeló Edom
contra el dominio de Judá, hasta el día de hoy. Por aquel tiempo, también Libna
se rebeló contra su dominio.
23 Los demás
hechos de Joram y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de
las crónicas de los reyes de Judá? 24 Joram reposó con sus padres y
fue sepultado con ellos en la ciudad de David. Y su hijo Ocozías reinó en su
lugar.
OCOZÍAS, REY DE JUDÁ
25 En el año
12 de Joram hijo de Acab, rey de Israel, comenzó a reinar Ocozías hijo de Joram,
rey de Judá. 26 Ocozías tenía 22 años cuando comenzó a reinar, y
reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía hija de Omri, rey
de Israel.
27 El anduvo
en el camino de la casa de Acab. E hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, como
la casa de Acab, porque había emparentado con la casa de Acab. 28
Ocozías, con Joram hijo de Acab, fue a la guerra contra Hazael, rey de Siria,
en Ramot de Galaad. Los sirios hirieron a Joram, 29 y el rey Joram
volvió a Jezreel para curarse de las heridas que le habían ocasionado los
sirios en Ramot, cuando combatía contra Hazael, rey de Siria. Entonces Ocozías
hijo de Joram, rey de Judá, descendió a Jezreel para ver a Joram hijo de Acab,
porque éste estaba enfermo.
CUANDO LAS CONSECUENCIAS DE NUESTROS PECADO NOS ALCANZAN
REFLEXIÓN
Así se rebeló Edom contra el dominio de Judá,
hasta el día de hoy. Por aquel tiempo, también Libna se rebeló contra su
dominio. (2Rey. 8:22).
El pecado
hace que perdamos la bendiciones que Dios nos había dado, no importa por cuanto
tiempo las hemos disfrutado o cuan grade sean. Al no estar dentro de los camino
de Dios, correctamente como el espera de nosotros; los terreno conquistados se irán
perdiendo. Dios es un Dios correcto y su santidad no permite que nos desviemos
de sus preceptos, no importando las concesiones que no ha otorgado. Lo que
realmente importa es la gloria de su nombre, y no nuestra supuesta grandeza. No
nos equivoquemos con él, llega el momento de justicia y paga a cada quien de
acuerdo con su comportamiento. Caso contrario lo podemos ver con Elías y
después con Eliseo, todos los milagros que Dios les concedió porque se
mantuvieron en su verdad.
ORACIÓN
Mi señor
y Dios permíteme que siempre esté en tus caminos, que me mantenga en tu verdad
y te sirva de corazón. Amén.
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