DÍA 112
22 DE ABRIL (1º REYES
18:1-19:21)
CAPÍTULO 18
ELÍAS SE PRESENTA ANTE
ACAB
1 Sucedió que después de mucho tiempo, al tercer año, vino la palabra de
Jehovah a Elías, diciendo:
—Vé, preséntate ante Acab, y yo enviaré
lluvia sobre la faz de la tierra.
2 Elías fue para presentarse ante Acab. Había gran hambre en Samaria. 3
Entonces Acab llamó a Abdías, el administrador del palacio. (Abdías era muy
temeroso de Jehovah. 4 Y sucedió que cuando Jezabel destruía a los
profetas de Jehovah, Abdías tomó a cien de ellos y los escondió de cincuenta en
cincuenta en una cueva, y los sustentó con pan y agua.) 5 Acab dijo
a Abdías:
—Vé por la tierra a todos los manantiales de
agua y a todos los arroyos; quizás hallemos pasto con que podamos conservar con
vida a los caballos y a las mulas, y no tengamos que eliminar algunos de los
animales.
6 Se repartieron el territorio entre ellos para recorrerlo; Acab se fue
solo por un camino, y Abdías se fue solo por otro. 7 Sucedió que
cuando Abdías iba por el camino, he aquí que Elías venía a su encuentro; y como
le reconoció, se postró sobre su rostro y preguntó:
—¿Eres tú Elías, mi señor?
8 Y le respondió:
—Sí, yo soy. Vé y di a tu señor: "Elías
está aquí."
9 Pero él dijo:
—¿En qué he pecado para que tú entregues a tu
siervo en mano de Acab, para que me mate? 10 ¡Vive Jehovah tu Dios,
que no ha habido nación ni reino adonde mi señor no haya enviado a buscarte!
Cuando ellos respondían: "No está", hacía jurar al reino y a la
nación que no te habían hallado. 11 Y ahora tú dices: "Vé y di
a tu señor: ’Elías está aquí.’ " 12 Lo que sucederá es que
después que yo me haya alejado de ti, el Espíritu de Jehovah te llevará adonde
yo no sepa, y habiendo yo ido para informar a Acab, si él no te halla, me
matará. Tu siervo teme a Jehovah desde su juventud. 13 ¿No le han
contado a mi señor lo que hice cuando Jezabel mataba a los profetas de Jehovah,
cómo escondí en una cueva a cien de ellos de cincuenta en cincuenta y los
sustenté con pan y agua? 14 Y ahora tú dices: "Vé y di a tu
señor: ’Aquí está Elías.’ " ¡El me matará!
15 Y Elías dijo:
—¡Vive Jehovah de los Ejércitos, a quien
sirvo, que hoy me presentaré a él!
16 Entonces Abdías fue al encuentro de Acab y
le informó. Acab fue al encuentro de Elías; 17 y sucedió que cuando
Acab vio a Elías, le dijo:
—¿Eres tú, el que está trastornando a Israel?
18 Y él respondió:
—Yo no he trastornado a Israel, sino tú y tu
casa paterna, al haber abandonado los mandamientos de Jehovah y al haber
seguido a los Baales. 19 Ahora pues, manda que se reúnan conmigo en
el monte Carmelo todo Israel, los 450 profetas de Baal y los 400 profetas de
Asera que comen de la mesa de Jezabel.
ELÍAS ELIMINA A LOS PROFETAS DE BAAL
20 Entonces Acab convocó a todos los hijos de
Israel y reunió a los profetas en el monte Carmelo. 21 Elías se
acercó a todo el pueblo y dijo:
—¿Hasta cuándo vacilaréis entre dos
opiniones? Si Jehovah es Dios, ¡seguidle! Y si Baal, ¡seguidle!
Pero el pueblo no le respondió nada. 22
Entonces Elías volvió a decir al pueblo:
—Sólo yo he quedado como profeta de Jehovah,
pero de los profetas de Baal hay 450 hombres. 23 Dennos, pues, dos
toros. Escojan ellos un toro para sí, córtenlo en pedazos y pónganlo sobre la
leña; pero no pongan fuego. Yo prepararé el otro toro y lo pondré sobre la
leña, pero no pondré fuego. 24 Luego invocad vosotros el nombre de
vuestro dios, y yo invocaré el nombre de Jehovah. El Dios que responda con
fuego, ¡ése es Dios!
Todo el pueblo respondió y dijo:
—¡Bien dicho!
25 Entonces Elías dijo a los profetas de Baal:
—Escogeos el toro y preparadlo vosotros
primero, porque vosotros sois la mayoría. Invocad el nombre de vuestro dios,
pero no pongáis fuego.
26 Ellos tomaron el toro que les fue dado, y lo
prepararon. Luego invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el
mediodía, diciendo:
—¡Oh Baal, respóndenos!
Pero no hubo voz ni quien respondiese.
Mientras tanto ellos danzaban junto al altar que habían hecho.
27 Y sucedió que hacia el mediodía, Elías se
burlaba de ellos diciendo:
—¡Gritad a gran voz, porque es un dios!
Quizás está meditando, o está ocupado, o está de viaje. Quizás está dormido, y
hay que despertarle.
28 Ellos clamaban a gran voz y se sajaban el
cuerpo con espadas y con lanzas, conforme a su costumbre, hasta hacer chorrear
la sangre sobre ellos. 29 Y sucedió que cuando pasó el mediodía,
ellos seguían profetizando frenéticamente hasta la hora de ofrecer la ofrenda
vegetal, y no había voz ni quien respondiese ni escuchase.
30 Entonces Elías dijo a todo el pueblo:
—¡Acercaos a mí!
Todo el pueblo se acercó a él. Luego él
reparó el altar de Jehovah que estaba arruinado. 31 Elías tomó doce
piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, a quien le
vino palabra de Jehovah diciendo: "Israel será tu nombre." 32
Y edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehovah. Después hizo una
zanja alrededor del altar, en la cual pudiesen caber dos medidas de semilla. 33
Luego arregló la leña, cortó el toro en pedazos y los puso sobre la leña. 34
Entonces dijo:
—Llenad cuatro cántaros de agua y derramadla
sobre el holocausto y sobre la leña.
Luego dijo:
—Hacedlo por segunda vez.
Y lo hicieron por segunda vez. Dijo aún:
—Hacedlo por tercera vez.
Y lo hicieron por tercera vez, 35
de modo que el agua corría alrededor del altar y llenó también la zanja. 36
Cuando llegó la hora de presentar la ofrenda vegetal, se acercó el profeta
Elías y dijo:
—¡Oh Jehovah, Dios de Abraham, de Isaac y de
Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel y que yo soy tu siervo; y
que por tu palabra he hecho todas estas cosas! 37 Respóndeme, oh
Jehovah; respóndeme, para que este pueblo reconozca que tú, oh Jehovah, eres
Dios, y que tú haces volver el corazón de ellos.
38 Entonces cayó fuego de Jehovah, que consumió
el holocausto, la leña, las piedras y el polvo; y lamió el agua que estaba en
la zanja. 39 Al verlo toda la gente, se postraron sobre sus rostros
y dijeron:
—¡Jehovah es Dios! ¡Jehovah es Dios!
40 Entonces Elías les dijo:
—¡Prended a los profetas de Baal! ¡Que no
escape ninguno de ellos!
Los prendieron, y Elías los hizo descender al
arroyo de Quisón, y allí los degolló.
ELÍAS ANUNCIA EL FIN DE LA SEQUÍA
41 Entonces Elías dijo a Acab:
—Sube, come y bebe; porque se oye el ruido de
una fuerte lluvia.
42 Acab subió para comer y beber. Entonces
Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra puso su rostro
entre sus rodillas. 43 Luego dijo a su criado:
—Sube, por favor, y mira hacia el mar.
El subió, miró y dijo:
—No hay nada.
El le volvió a decir:
—Vuelve siete veces.
44 A la séptima vez dijo:
—He aquí, veo una pequeña nube, como la palma
de la mano de un hombre, que sube del mar.
Entonces él dijo:
—Vé y di a Acab: "Unce tu carro y
desciende, no sea que te detenga la lluvia."
45 Y aconteció que mientras tanto los cielos se
oscurecieron con nubes y viento, y cayó una fuerte lluvia. Acab subió al carro
y fue a Jezreel; 46 pero la mano de Jehovah estuvo sobre Elías,
quien ciñó sus lomos y fue corriendo delante de Acab hasta la entrada de
Jezreel.
CAPÍTULO 19
ELÍAS ANTE JEHOVAH EN HOREB
1 Acab informó a Jezabel de todo lo que Elías había hecho y de cómo
había matado a espada a todos los profetas. 2 Entonces Jezabel envió
un mensajero a Elías, diciendo: "¡Así me hagan los dioses y aun me añadan,
si mañana a estas horas yo no he hecho tu vida como la vida de uno de
ellos!"
3 Entonces él tuvo miedo, y se levantó y huyó para salvar su vida. Así
llegó a Beerseba, que pertenece a Judá. Dejó allí a su criado, 4 y
él se fue un día de camino por el desierto. Luego vino, se sentó debajo de un
arbusto de retama y ansiando morirse dijo:
—¡Basta ya, oh Jehovah! ¡Quítame la vida,
porque yo no soy mejor que mis padres!
5 Se recostó debajo del arbusto y se quedó dormido. Y he aquí que un
ángel le tocó y le dijo:
—Levántate, come.
6 Entonces miró, y he aquí que a su cabecera había una torta cocida
sobre las brasas y una cantimplora de agua. Luego comió, bebió y se volvió a
recostar. 7 Entonces el ángel de Jehovah volvió por segunda vez, y
le tocó diciendo:
—Levántate, come, porque el camino es
demasiado largo para ti.
8 Se levantó, comió y bebió. Luego, con las fuerzas de aquella comida,
caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios. 9
Allí se metió en la cueva, donde pasó la noche. Y he aquí que vino a él la
palabra de Jehovah, y le preguntó:
—¿Qué haces aquí, Elías?
10 Y él respondió:
—He sentido un vivo celo por Jehovah Dios de
los Ejércitos, porque los hijos de Israel han abandonado tu pacto, han
derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Yo solo he quedado,
y me buscan para quitarme la vida.
11 El le dijo:
—Sal afuera y ponte de pie en el monte,
delante de Jehovah.
Y he aquí que Jehovah pasaba. Un grande y
poderoso viento destrozaba las montañas y rompía las peñas delante de Jehovah,
pero Jehovah no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto, pero
Jehovah no estaba en el terremoto. 12 Después del terremoto hubo un
fuego, pero Jehovah no estaba en el fuego. Después del fuego hubo un sonido
apacible y delicado. 13 Y sucedió que al oírlo Elías, cubrió su cara
con su manto, y salió y estuvo de pie a la entrada de la cueva. Y he aquí, vino
a él una voz, y le preguntó:
—¿Qué haces aquí, Elías?
14 El respondió:
—He sentido un vivo celo por Jehovah Dios de
los Ejércitos, porque los hijos de Israel han abandonado tu pacto, han
derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Yo solo he quedado,
y me buscan para quitarme la vida.
15 Y Jehovah le dijo:
—Vé, regresa por tu camino, por el desierto,
a Damasco. Cuando llegues, ungirás a Hazael como rey de Siria. 16
También a Jehú hijo de Nimsi ungirás como rey de Israel; y ungirás a Eliseo
hijo de Safat, de Abel-mejola, como profeta en tu lugar. 17 Y
sucederá que al que escape de la espada de Hazael, lo matará Jehú; y al que
escape de la espada de Jehú, lo matará Eliseo. 18 Pero yo he hecho
que queden en Israel 7.000, todas las rodillas que no se han doblado ante Baal
y todas las bocas que no lo han besado.
ELÍAS UNGE A ELISEO COMO PROFETA
19 Cuando se fue de allí, halló a Eliseo hijo
de Safat, que estaba arando con doce yuntas de bueyes delante de él, y él
estaba con la duodécima. Pasando Elías hacia él, echó su manto sobre él. 20
Entonces él dejó los bueyes, fue corriendo tras Elías y dijo:
—Permíteme besar a mi padre y a mi madre, y
luego te seguiré.
Elías le dijo:
—Vé y vuelve; pues, ¿qué te he hecho yo?
21 Eliseo dejó de ir tras él. Luego tomó la
yunta de bueyes y los mató. Y con el arado de los bueyes cocinó su carne y la
dio a la gente para que comiesen. Después se levantó, fue tras Elías y le
servía.
PROFETIZAMO O DECLARAMOS POSITIVAMENTE
REFLEXIÓN
…y que por tu palabra he hecho todas estas
cosas (1Rey 18:36)
Así tiene que ser y hacer un verdadero
profeta, hacer todo, hablar todo lo que mande Dios. Un profeta no habla de lo
que hay en su vida, de lo que piensa o
medita, un profeta habla lo que Dios le manda a decir. Hoy en día hay muchos
que dicen ser profetas, pero en su boca escasea la palabra de Dios. Otros dicen
estar profetizando, pero más bien parecen estar haciendo declaraciones
positivas. Como si por el hecho que ellos las declaren, se van a cumplir las
cosas. Estamos muy lejos de comprender lo que Dios quiere hacer hoy día, solo
queremos que se cumpla lo que proclamamos. Así no es un profeta verdadero de
Dios, uno que proclama lo que Dios quiere decir a su pueblo. Tenemos que buscar
de corazón a Dios, dejar que su palabra penetre en nuestra vida.
ORACIÓN
Mi Dios que pueda siempre escuchar tu voz, y que
pueda comunicarla en todo momento. Amén.
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