DÍA 104
14 DE ABRIL (2º
SAMUEL 23:1-24:25)
CAPÍTULO 23
ÚLTIMAS PALABRAS DE DAVID
1 Estas son las últimas palabras de David:
"Dijo David hijo de Isaí,
dijo el hombre a quien Dios levantó,
el ungido del Dios de Jacob,
el dulce salmista de Israel:
2 "El Espíritu de Jehovah ha hablado por medio de mí,
y su palabra ha estado en mi lengua.
3 El Dios de Israel ha dicho;
me ha hablado la Roca de Israel:
’El que gobierna a los hombres con justicia,
el que gobierna con el temor de Dios,
4 es como la luz matutina cuando sale el sol en un amanecer sin nubes;
es como el resplandor tras la lluvia
que hace germinar la hierba de la tierra.’
5 "¿No es así mi casa para con Dios?
Pues él ha hecho conmigo un pacto eterno,
ordenado en todas las cosas y seguro,
aunque mi plena salvación y todo mi anhelo
él no los haga todavía prosperar.
6 "Pero los perversos, todos ellos,
serán arrancados como espinas,
las cuales nadie toma con la mano.
7 Nadie las tocará excepto con un hierro
o con un asta de lanza.
Y con fuego serán totalmente consumidos en su
lugar."
LOS TRES VALIENTES DE DAVID
8 Estos son los nombres de los valientes que tenía David: Joseb-basebet
el tacmonita, jefe de los tres. El blandió su lanza contra
800, y los mató de una sola vez.
9 Después de él estaba Eleazar hijo de Dodo, hijo de Ajoji. El era uno de
los tres valientes que estaban con David cuando desafiaron a los filisteos que
se reunieron allí para la batalla, y se retiraron los hombres de Israel. 10
El se levantó e hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó y se le quedó
pegada a la espada. Aquel día Jehovah dio una gran victoria, y el pueblo fue
tras él sólo para tomar el botín.
11 Después de él estaba Sama hijo de Age el hararita. Cuando los filisteos
se reunieron en Leji, había allí una parcela de tierra sembrada de
lentejas. El pueblo había huido ante los filisteos, 12 pero él se puso firme en
medio de la parcela y la defendió, derrotando a los filisteos. Y Jehovah les
dio una gran victoria.
13 Tres de los treinta principales descendieron y fueron a la cueva de
Adulam, donde estaba David, en el tiempo de la siega, mientras el ejército de
los filisteos acampaba en el valle de Refaím. 14 David estaba entonces
en la fortaleza, y un destacamento de los
filisteos estaba en Belén. 15 Entonces David sintió un vivo deseo y dijo: "¡Quién me diera de
beber agua del pozo de Belén, que está junto a la puerta!"
16 Entonces los tres valientes irrumpieron en el campamento de los
filisteos y sacaron agua del pozo de Belén, que estaba junto a la puerta. Se
la llevaron y la presentaron a David. Pero él no la
quiso beber, sino que la derramó como una libación a Jehovah, diciendo:
17 "¡Lejos esté de mí, oh
Jehovah, el hacer esto! ¿No es la sangre de los hombres que fueron con riesgo
de sus vidas?" Y no quiso beberla. Estas cosas hicieron los tres
valientes.
LOS TREINTA VALIENTES DE DAVID
18 Abisai, hermano de Joab, hijo de Sarvia, era el jefe de los treinta. El
blandió su lanza contra 300 y los mató, y tuvo renombre junto con los tres. 19 Entre los treinta, él
era el más respetado y fue su jefe; pero no fue incluido entre los tres.
20 Benaías hijo de Joyada era hijo de un hombre valeroso de Cabseel, de
grandes hazañas. El mató a los dos héroes de
Moab. El descendió y mató un león dentro de un foso, un día de nieve. 21 El también mató a un egipcio,
hombre de gran apariencia. El egipcio tenía en su mano una lanza, y Benaías salió
a su encuentro con un palo, pero arrebató la lanza de la mano del egipcio y lo
mató con su propia lanza. 22 Estas cosas hizo Benaías hijo de Joyada y tuvo renombre junto con los
tres valientes. 23 El era respetado entre los treinta, pero no llegó
a estar entre los tres. David lo puso al frente de su guardia personal.
24 También estaban entre los treinta: Asael, hermano de Joab; Eljanán hijo
de Dodo, de Belén; 25 Sama, de Harod; Elica, de Harod; 26
Heles el peletita; Ira hijo de Iques, de Tecoa; 27 Abiezer, de Anatot; Mebunai,
de Husa; 28 Salmón el ajojita; Maharai, de Netofa; 29
Heleb hijo de Baaná, de Netofa; Itai hijo de Ribai, de Gabaa de los hijos de
Benjamín; 30 Benaías, de Piratón; Hidai, de los arroyos de Gaas; 31
Abi-albón, de Arabá; Azmávet el barjumita; 32 Eliaba, de Saalbín; Jonatán
de los hijos de Jasén; 33 Sama el hararita; Ajiam hijo de Sarar, el
ararita; 34 Elifelet hijo de Ajasbai, hijo del macateo; Eliam hijo
de Ajitofel el gilonita; 35 Hezrai, de Carmel; Paarai el arbita; 36
Igal hijo de Natán, de Soba; Bani el gadita; 37 Selec el amonita;
Najarai, de Beerot, escudero de Joab, hijo de Sarvia; 38 Ira, de
Jatir; Gareb, de Jatir; 39 Urías el heteo. Entre todos eran treinta
y siete.
CENSO MILITAR DE DAVID
24 Volvió a encenderse el furor de Jehovah
contra Israel, e incitó a David contra ellos, diciendo: "Vé y haz el censo
de Israel y de Judá."
2 El rey dijo a Joab, jefe del ejército, que estaba con él:
—Por favor, recorre todas las tribus de Israel,
desde Dan hasta Beerseba, y haz el censo del pueblo,
para que yo sepa el número de la gente.
3 Pero Joab respondió al rey:
—¡Que Jehovah tu Dios añada al pueblo cien veces
más, y que mi señor el rey lo vea! Sin embargo, ¿para qué quiere esto mi señor
el rey?
4 Pero la palabra del rey prevaleció contra Joab y contra los jefes del
ejército. Entonces salió Joab con los jefes del ejército de la presencia del
rey, para hacer el censo del pueblo de Israel. 5 Habiendo cruzado el
Jordán, acamparon en Aroer, al sur de la ciudad
que está en medio del valle de Gad; y luego fueron a Jazer. 6 Después fueron a Galaad y a la tierra de
Tajtim-hodsi. De allí fueron a Dan, a Jaán y a los alrededores de Sidón. 7 Fueron luego a la fortaleza de Tiro y a todas
las ciudades de los heveos y de los cananeos. Por último, salieron hacia el
Néguev de Judá, hasta Beerseba.
8 Después que recorrieron todo el territorio, volvieron a Jerusalén al
cabo de nueve meses y veinte días. 9 Joab dio al rey el resultado
del censo del pueblo: Los hombres de guerra de Israel que sacaban espada eran
800.000, y los hombres de Judá eran 500.000.
EL CENSO PROVOCA LA IRA DE
JEHOVAH
10 Después que David había hecho contar al pueblo, su corazón le golpeaba.
Y David dijo a Jehovah:
—He pecado gravemente al haber hecho esto. Pero
ahora, oh Jehovah, quita, por favor, el pecado de tu siervo, porque he actuado
muy neciamente.
11 Cuando se levantó David por la mañana, vino palabra de Jehovah al
profeta Gad, vidente de David, diciendo:
12 -Vé y di a David que así ha dicho Jehovah: "Tres cosas te
propongo; escoge para ti una de ellas, y yo te la haré."
13 Entonces Gad fue a David y se lo hizo saber diciendo:
—¿Que te vengan siete años
de hambre en tu país? ¿O que huyas durante tres meses de tus adversarios y que
ellos te persigan? ¿O que haya una epidemia en tu país durante tres días?
Ahora, pues, piensa y mira qué he de responder al que me ha enviado.
14 Entonces David dijo a Gad:
—Estoy muy angustiado. Por favor, caigamos en
mano de Jehovah, porque grande es su misericordia. Y no caiga yo en mano de los
hombres.
15 Así que Jehovah envió una epidemia a Israel, desde aquella mañana hasta
el tiempo señalado, y murieron 70.000 hombres del pueblo, desde Dan hasta
Beerseba.
SE APLACA LA IRA CONTRA EL
PUEBLO
16 Cuando el ángel extendía su mano hacia Jerusalén para destruirla,
Jehovah cambió de parecer acerca de aquel mal. Y dijo al ángel que destruía al
pueblo:
—¡Basta ya! ¡Detén tu mano!
El ángel de Jehovah estaba junto a la era de
Arauna el jebuseo. 17 Y cuando David vio al ángel que hería al
pueblo, dijo a Jehovah:
—He aquí, yo he pecado; yo he actuado
perversamente. Pero estas ovejas, ¿qué han hecho? Por favor, sea tu mano contra mí y contra mi casa paterna.
18 Aquel día Gad fue a David y le dijo:
—Sube y erige un altar a Jehovah en la era de
Arauna el jebuseo.
19 David subió, conforme a la palabra de Gad que Jehovah le había mandado.
20 Arauna miró y vio al rey y a sus servidores que venían hacia él.
Arauna salió y se postró ante el rey con el rostro en tierra. 21 Y
Arauna preguntó:
—¿Por qué viene mi señor el rey a su siervo?
David respondió:
—Para comprarte la era y edificar un altar a
Jehovah, a fin de que cese la epidemia en el pueblo.
22 Arauna respondió a David:
—Tómela y ofrezca mi señor el rey lo que le
parezca bien. Mira los bueyes para el holocausto, y los trillos y yugos de los
bueyes para leña. 23 Todo, oh rey, se lo da Arauna al rey. -Dijo
además Arauna al rey-: ¡Que Jehovah tu Dios te acepte!
24 Pero el rey respondió a Arauna:
—No, sino que por su precio te lo compraré,
porque no ofreceré a Jehovah mi Dios holocaustos que no me cuesten nada.
Entonces David compró la era y los bueyes por 50
siclos. 25 David edificó allí un altar a Jehovah, y ofreció
holocaustos y sacrificios de paz. Así Jehovah atendió las súplicas en favor de
la tierra, y cesó la epidemia en Israel.
CONFESANDO MIS FALTAS PERSONALMENTE
REFLEXIÓN
…porque no ofreceré a Jehovah
mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. (2Sam. 23:24)
Era un sacrificio personal que
tenía que presentar David por su pecado, no podía ofrecer algo regalado; tenía
que ser de su propiedad o comprado con su dinero. Mucho menos algo que venía de
manos de un extranjero, uno que no tiene temor de Dios. Tus culpas son expiadas
cuando tú mismo pides perdón por ellas, nadie puede ser tu intermediario en esa
situación; nadie puede pedir perdón por ti. La única intermediación fue la de Cristo en la
cruz del calvario, pero eso tiene que ver con el pecado general de la raza
humana. Pero tus propias falta hacia Dios, tienen que ser confesadas
directamente a él. De nada sirve que alguien confiese por ti, que alguien pida
perdón por ti. No te estas arrepintiendo verdaderamente de tus faltas, no estas
reconociendo que le faltaste a Dios.
ORACIÓN
Mi Señor que pueda siempre reconocer mis ofensas
hacia ti, que pueda arrepentirme y dejar mi actitud. Que siempre me presente
delante de ti como un holocausto, un sacrificio para ser ofrecido completo a ti.
Amén.
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