DÍA 101
11 DE ABRIL (2º
SAMUEL 14:1-16:23)
CAPÍTULO 14
JOAB LOGRA EL RETORNO DE
ABSALÓN
1 Joab, hijo de Sarvia, se dio cuenta de que el corazón del rey se
inclinaba por Absalón. 2 Entonces Joab mandó a traer de Tecoa a una
mujer sabia, y le dijo:
—Por favor, finge que estás de duelo. Ponte un
vestido de luto y no te unjas con aceite; antes bien, aparenta ser una mujer
que hace tiempo guarda luto por algún muerto. 3 Luego entra a la
presencia del rey y habla con él de esta manera…
Y Joab puso las palabras en su boca. 4
Aquella mujer de Tecoa vino al rey, se postró en tierra
sobre su rostro haciendo reverencia y dijo:
—¡Socórreme, oh rey!
5 El rey le preguntó:
—¿Qué te pasa?
Ella respondió:
—¡Ay de mí! Soy una mujer viuda; mi marido ha
muerto. 6 Tu sierva tenía dos hijos. Pero los dos pelearon en el
campo, y no habiendo quien los separase, el uno hirió al otro y lo mató. 7
Y he aquí que toda la familia se ha levantado contra tu sierva, diciendo:
"¡Entrega al que mató a su hermano, para que lo matemos por la vida de su
hermano a quien mató, y destruyamos también al heredero!" ¡Así extinguirán
el carbón encendido que me queda, no dejando a mi marido nombre ni descendencia
sobre la tierra!
8 Entonces el rey dijo a la mujer:
—Vé a tu casa, que yo me ocuparé de tu caso.
9 Y la mujer de Tecoa dijo al rey:
—¡Oh mi señor el rey, sea la culpa sobre mí y
sobre mi casa paterna! Pero el rey y su trono sean sin culpa.
10 El rey dijo:
—Al que hable contra ti, tráelo a mí; y no te
molestará más.
11 Entonces ella dijo:
—Acuérdate, por favor, oh rey, de Jehovah tu
Dios, para que el vengador de la sangre no siga destruyendo, no sea que
destruya a mi hijo.
El respondió:
—¡Vive Jehovah, que no caerá en tierra ni un
cabello de la cabeza de tu hijo!
12 Dijo la mujer:
—Por favor, permite que tu sierva diga una
palabra a mi señor el rey.
El dijo:
—Habla.
13 Entonces dijo la mujer:
—¿Por qué, pues, piensas de este modo contra el
pueblo de Dios? Cuando el rey dice estas palabras, se culpa a sí mismo, por
cuanto el rey no hace volver a su desterrado. 14 A la verdad, todos
hemos de morir; somos como el agua derramada en la tierra, que no se puede
recoger. Pero Dios no quita la vida, sino que busca la manera de que el
desterrado no quede desterrado de él. 15 He venido ahora para decir
esto a mi señor el rey, porque el pueblo me ha atemorizado. Pero tu sierva
pensó: Hablaré al rey; quizás él haga lo que su sierva le diga. 16 Porque
el rey me oirá para librar a su sierva de mano del hombre que busca destruirme
a mí juntamente con mi hijo, de la heredad de Dios. 17 Dice, pues, tu sierva: ¡Que
sea de alivio la respuesta de mi señor el rey, porque como un ángel de Dios es
mi señor el rey para discernir lo bueno y lo malo! ¡Que Jehovah tu Dios sea
contigo!
18 Entonces el rey respondió y dijo a la mujer:
—Por favor, no me encubras nada de lo que te voy
a preguntar.
La mujer dijo:
—Hable mi señor el rey.
19 El rey preguntó:
—¿No está contigo la mano de Joab en todo esto?
La mujer respondió y dijo:
—¡Vive tu alma, oh mi señor el rey! Nadie se
podrá desviar ni a la derecha ni a la izquierda de todo lo que habla mi señor
el rey. Ciertamente fue Joab tu servidor quien me mandó. El puso todas estas
palabras en boca de tu sierva. 20 Joab, tu servidor, hizo esto para
cambiar la situación presente. Pero mi señor es sabio, conforme a la sabiduría
de un ángel de Dios, para conocer todo lo que hay en la tierra.
21 Entonces el rey dijo a Joab:
—He aquí, yo concedo esto: Vé y haz volver al
joven Absalón.
22 Joab se postró en tierra sobre su rostro, y haciendo reverencia,
bendijo al rey. Entonces dijo Joab:
—Hoy ha entendido tu siervo que ha hallado
gracia ante tus ojos, oh mi señor el rey, pues el rey ha concedido la petición
de su siervo.
23 Entonces Joab se levantó, fue a Gesur y trajo a Absalón a Jerusalén. 24
Pero el rey dijo:
—Que se vaya a su casa y no vea mi cara.
Así que Absalón se fue a su casa, y no vio la
cara del rey.
ABSALÓN EN PRESENCIA DE DAVID
25 En todo Israel no había un hombre tan alabado por su belleza como
Absalón. Desde la planta de su pie hasta su coronilla, no había defecto en él. 26
Cuando se cortaba el cabello (cosa que hacía al final de cada año porque le era
pesado, y por ello se lo cortaba), el cabello de su cabeza pesaba 200 siclos de
peso real. 27 A Absalón le nacieron tres hijos y una hija, que se
llamaba Tamar. Ella era una mujer hermosa.
28 Durante dos años estuvo Absalón en Jerusalén y no vio la cara del rey. 29
Y Absalón mandó llamar a Joab para enviarlo al rey, pero Joab no
quiso venir a él. Lo mandó llamar por segunda vez, pero él no quiso venir. 30 Entonces Absalón dijo
a sus siervos:
—Mirad, la parcela de Joab está junto a la mía,
y allí él tiene cebada. Id y prendedle fuego.
Los siervos de Absalón prendieron fuego a la
parcela. 31 Entonces Joab se levantó, fue a la casa de Absalón y le
preguntó:
—¿Por qué han prendido fuego tus siervos a mi
parcela?
32 Absalón respondió a Joab:
—He aquí, yo envié por ti diciendo: "Ven
acá para que te envíe al rey y le digas: ’¿Para qué vine de Gesur? Mejor me
hubiera sido quedar aún allá.’ " Ahora pues, quiero ver la cara del rey; y
si hay culpa en mí, que me haga morir.
33 Joab fue al rey y se lo informó. Entonces llamó a Absalón, el cual vino
al rey y se postró sobre su rostro en tierra ante él. Y el rey besó a Absalón.
CAPÍTULO 15
ABSALÓN CONSPIRA CONTRA SU
PADRE
1 Aconteció después de esto que Absalón consiguió un carro, caballos y
cincuenta hombres que corriesen delante de él. 2 Absalón se
levantaba muy de mañana y se ponía de pie a un lado del camino que conduce a la
puerta de la ciudad, y a todo el que tenía pleito e iba a juicio ante el rey,
Absalón le llamaba y preguntaba:
—¿De qué ciudad eres?
El respondía:
—Tu siervo es de una de las tribus de Israel…
3 Entonces Absalón le decía:
—Mira, tu causa es
buena y justa. Pero no tienes quién te oiga de parte del rey. 4 -Y añadía Absalón-: ¡Quién me pusiera por juez
en el país, para que viniera a mí todo el que tuviese pleito o causa, y yo le
haría justicia!
5 Sucedía que cuando alguno se acercaba para postrarse ante él, éste
extendía su mano, lo asía y lo besaba. 6 De esta manera hacía
Absalón con todos los israelitas que iban al rey para juicio. Así robaba
Absalón el corazón de los hombres de Israel.
7 Aconteció que después de cuatro años Absalón
dijo al rey:
—Permíteme ir a Hebrón a cumplir mi voto que
hice a Jehovah. 8 Porque tu siervo hizo un voto cuando estaba en
Gesur, en Siria, diciendo: "Si Jehovah me hace volver a Jerusalén, yo
serviré a Jehovah."
9 El rey le dijo:
—Vé en paz.
Entonces él se levantó y se fue a Hebrón. 10
Pero envió agentes secretos por todas las tribus de
Israel, diciendo: "Cuando escuchéis el sonido de la corneta, diréis:
’¡Absalón reina en Hebrón!’ "
11 Con Absalón fueron 200 hombres de Jerusalén, invitados por él. Ellos
fueron inocentemente, sin tener conocimiento de nada. 12 Entonces,
mientras ofrecía los sacrificios, Absalón mandó llamar a Ajitofel el gilonita,
consejero de David, de Gilo su ciudad. La conspiración se hizo poderosa, y el
pueblo que estaba de parte de Absalón seguía aumentando.
David y su séquito huyen de
Jerusalén
13 Un mensajero vino a David y dijo:
—¡El corazón de los hombres de Israel se va tras
Absalón!
14 Entonces David dijo a todos sus servidores que estaban con él en
Jerusalén:
—Levantaos, y huyamos, porque no podremos
escapar ante Absalón. Daos prisa a partir, no sea que apresurándose nos
alcance, eche sobre nosotros el mal y hiera la ciudad a filo de espada.
15 Los servidores del rey le dijeron:
—He aquí que tus siervos estamos listos para
todo lo que nuestro señor el rey decida.
16 El rey salió, y le siguió toda su familia; pero dejó a diez concubinas
para que guardasen el palacio. 17 Salió, pues, el rey con toda la
gente en pos de él, y se detuvieron en la casa más distante. 18
Todos sus servidores pasaban a su lado, con todos los quereteos y todos los
peleteos. Y todos los geteos, 600 hombres que habían venido tras él desde Gat,
pasaron delante del rey.
19 Entonces el rey dijo a Itai el geteo:
—¿Para qué vienes tú también con nosotros?
Vuelve y quédate con el rey, puesto que tú eres un extranjero y también un
desterrado de tu lugar de origen. 20 Viniste sólo ayer. ¿Y he de
hacer hoy que andes errante por ir con nosotros, mientras yo voy sin rumbo
fijo? Vuélvete y haz volver a tus hermanos, y que la misericordia y la verdad
sean contigo.
21 Pero Itai respondió al rey diciendo:
—¡Vive Jehovah y vive mi señor el rey, que sea
para muerte o sea para vida, dondequiera esté mi señor el rey, allí estará
también tu siervo!
22 Entonces David dijo a Itai:
—Ven, pues, y pasa adelante.
Así pasó Itai el geteo, con todos sus hombres y
todos sus pequeños que estaban con él.
23 Todo el mundo lloraba en alta voz, mientras toda la gente cruzaba.
También cruzaron el arroyo de Quedrón el rey y toda la gente, rumbo
al camino del desierto. 24 Y he aquí que también iba Sadoc, y con él todos los levitas que llevaban
el arca del pacto de Dios. Ellos asentaron el arca de Dios, hasta que todo el
pueblo terminó de salir de la ciudad. Entonces subió Abiatar.
David envía espías a Jerusalén
25 El rey dijo a Sadoc:
—Haz volver el arca de Dios a la ciudad; pues si
hallo gracia ante los ojos de Jehovah, él me hará volver y me permitirá ver el
arca y su morada. 26 Pero si dice: "No me agradas", heme
aquí; que él haga de mí lo que le parezca bien. 27 -Además, el rey
dijo al sacerdote Sadoc-: ¿No eres tú un vidente? Regresa en paz a la ciudad, y
regresen con vosotros vuestros dos hijos: tu hijo Ajimaas y Jonatán hijo de
Abiatar. 28 Mirad, yo me detendré en las llanuras del
desierto, hasta que venga palabra de parte de vosotros para informarme.
29 Entonces Sadoc y Abiatar devolvieron el arca de Dios a Jerusalén, y se
quedaron allí. 30 Pero David subió la cuesta del monte de los
Olivos; la subió llorando, con la cabeza cubierta y los pies descalzos. También
todo el pueblo que estaba con él cubrió cada uno su cabeza, y lloraban mientras
subían.
31 E informaron a David diciéndole:
—Ajitofel está entre los que han conspirado con
Absalón.
Entonces David dijo:
—Frustra, por favor, oh Jehovah, el consejo de
Ajitofel.
32 Sucedió que cuando David llegó a la cumbre del monte donde se solía
adorar a Dios, he aquí que Husai el arquita le salió al encuentro, con sus
vestiduras rasgadas y tierra sobre su cabeza. 33 Entonces David le
dijo:
—Si vienes conmigo, me serás una carga. 34
Pero si vuelves a la ciudad y le dices a Absalón: "Oh rey, yo seré tu
siervo; como he sido siervo de tu padre en el pasado, así seré ahora siervo
tuyo", entonces tú frustrarás a mi favor el consejo de Ajitofel. 35
¿No estarán allí contigo los sacerdotes Sadoc y Abiatar? Todo lo que oigas en
la casa del rey se lo comunicarás a los sacerdotes Sadoc y Abiatar. 36
He aquí que están allí con ellos sus dos hijos, Ajimaas hijo de Sadoc y Jonatán
hijo de Abiatar. Por medio de ellos me enviaréis información de todo lo que
oigáis."
37 Así Husai, amigo de David, llegó a la ciudad. Y Absalón entró en
Jerusalén.
CAPÍTULO 16
SIBA ENGAÑA A DAVID
1 Cuando David pasó un poco más allá de la cumbre del monte, he aquí que
Siba, criado de Mefiboset, salió a recibirle con un par de asnos aparejados,
llevando 200 panes, 100 tortas de pasas, 100 frutas de verano y
una tinaja de vino.
2 El rey preguntó a Siba:
—¿Para qué traes esto?
Siba respondió:
—Los asnos son para que monte la familia del
rey; los panes y la fruta, para que coman los jóvenes; y el vino es para que
beban los que se cansen en el desierto.
3 El rey preguntó:
—¿Dónde está el hijo de
tu señor?
Siba respondió al rey:
—He aquí que él se ha quedado en Jerusalén,
porque ha dicho: "Hoy la casa de Israel me devolverá el reino de mi
padre."
4 Entonces el rey dijo a Siba:
—¡He aquí que es tuyo todo lo que pertenece a
Mefiboset!
Siba respondió:
—Ante ti me postro; halle yo gracia ante tus
ojos, oh mi señor el rey.
SIMEI MALDICE A DAVID
5 Al llegar el rey David a Bajurim, he aquí que salió de allí un hombre
de la familia de la casa de Saúl, que se llamaba Simei hijo de Gera. Mientras
salía, iba maldiciendo 6 y arrojando piedras a David y a todos los
servidores del rey David; pero todo el pueblo y todos los hombres valientes
estaban a su derecha y a su izquierda.
7 Simei decía maldiciéndole:
—¡Fuera, fuera, hombre sanguinario y hombre
perverso! 8 Jehovah ha hecho recaer sobre ti toda la sangre de la
casa de Saúl, en cuyo lugar has reinado. Pero Jehovah ha entregado el reino en
mano de tu hijo Absalón, y he aquí que estás en desgracia, porque eres un
hombre sanguinario.
9 Entonces Abisai, hijo de Sarvia, preguntó al rey:
—¿Por qué ha de maldecir este perro muerto a mi
señor el rey? ¡Por favor, déjame pasar, y le cortaré la cabeza!
10 Pero el rey respondió:
—¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia?
Que maldiga; porque si Jehovah le ha dicho: "Maldice a David", ¿quién
le dirá: "¿Por qué haces esto?"
11 Entonces David dijo a Abisai y a todos sus servidores:
—He aquí, mi hijo, que ha salido de mis
entrañas, acecha mi vida. ¡Cuánto más ahora uno de Benjamín! Dejadle que
maldiga, porque Jehovah se lo ha dicho. 12 Quizás Jehovah mirará mi
aflicción, y me concederá Jehovah bienestar a cambio de sus maldiciones del día de
hoy.
13 Mientras David y los suyos iban por el camino, Simei iba por la ladera
del monte y paralelo a él, maldiciéndole, arrojando piedras frente a él y
esparciendo polvo.
14 El rey y todo el pueblo que estaba con él llegaron fatigados, y
descansaron allí.
HUSAI ENTRA AL SERVICIO DE
ABSALÓN
15 Absalón y todo el pueblo, los hombres de Israel, entraron en Jerusalén;
y Ajitofel estaba con él. 16 Sucedió que cuando Husai el arquita,
amigo de David, llegó ante Absalón, Husai dijo a Absalón:
—¡Viva el rey! ¡Viva el rey!
17 Absalón preguntó a Husai:
—¿De esta manera expresas tu lealtad para con tu
amigo? ¿Por qué no te fuiste con tu amigo?
18 Husai respondió a Absalón:
—No. Yo seré de quien elijan Jehovah, este
pueblo y todos los hombres de Israel; y con él me quedaré. 19
Además, ¿a quién voy yo a servir? ¿No es a su hijo? Como he servido a tu padre,
así te serviré a ti.
ABSALÓN Y LAS CONCUBINAS DE
DAVID
20 Entonces Absalón dijo a Ajitofel:
—Da tu consejo sobre lo que debemos
hacer.
21 Y Ajitofel contestó a Absalón:
—Unete a las concubinas de tu padre, que él dejó
para guardar el palacio. Todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho odioso a
tu padre, y se fortalecerán las manos de todos los que
están contigo.
22 Entonces instalaron una tienda para Absalón sobre la azotea, y él se
unió a las concubinas de su padre a la vista de todo Israel.
HUSAI FRUSTRA EL CONSEJO DE
AJITOFEL
23 En aquellos días el consejo que daba Ajitofel era como si alguien consultara
la palabra de Dios. Así era considerado todo consejo de Ajitofel, tanto por
David como por Absalón.
ACEPTANDO LA DISCIPLINA DE DIOS
REFLEXIÓN
La conspiración se hizo poderosa, y el pueblo
que estaba de parte de Absalón seguía aumentando (2Sam. 15:12)
Muchas veces las acciones malas que nos vienen
encima, son decretadas por Dios como pago de nuestros pecados hacia él. Por qué
avanzó una situación como esta, y se dio una conspiración de este tipo contra
David. Porque Dios le había dicho que nunca se apartaría la espada en su casa,
por haber mandado a matar a Urías. Así vemos porque David también huye de
Jerusalén, por temor a caer en manos de su hijo. Por nuestro pecado, le damos
cabida a Satanás en nuestra vida. Las reprensiones por nuestras faltas a Dios,
le dan a nuestro enemigo la oportunidad de actuar contra nosotros. Debemos
cuidarnos siempre de faltarle a Dios, y además de querer enmendar la falta por
nuestros propios medios. Pecamos, luego queremos enmendar la falta con nuestra
justicia. Solo Dios tiene esa potestad de corregirnos, es lo único que
satisface su justicia.
ORACIÓN
Mi Dios que en todo momento pueda reconocer tu
disciplina, para enmendar la falta y aprender a comportarme delante de ti. Amén.
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