martes, 30 de junio de 2015

LECTURA 30 DE JUNIO

DÍA 181

30 DE JUNIO (SALMOS 85:1-89:52)

SALMO 85

ORACIÓN POR LA PAZ Y LA JUSTICIA

(Al músico principal. Para los hijos de Coré. Salmo)

1 Oh Jehovah, has sido propicio a tu tierra,
has restaurado a Jacob de la cautividad.
2 Has perdonado la iniquidad de tu pueblo;
has cubierto todos sus pecados.      (Selah)

3 Has dejado todo tu enojo;
has desistido del ardor de tu ira.

4 Restáuranos, oh Dios de nuestra salvación;
haz cesar tu ira contra nosotros.
5 ¿Estarás airado con nosotros para siempre?
¿Extenderás tu ira de generación en generación?
6 ¿No volverás a darnos vida,
de modo que tu pueblo se alegre en ti?
7 Muéstranos, oh Jehovah, tu misericordia,
y concédenos tu salvación.

8 Escucharé lo que hable el Dios Jehovah;
pues él hablará paz a su pueblo y a sus fieles,
para que no se vuelvan a la locura.
9 Ciertamente cercana está su salvación
para los que le temen,
para que habite la gloria en nuestra tierra.

10 La misericordia y la verdad se encontraron;
la justicia y la paz se besaron.
11 La verdad brotará de la tierra,
y la justicia mirará desde los cielos.
12 Asimismo, Jehovah dará el bien,
y nuestra tierra dará su fruto.
13 La justicia irá delante de él,
y hará de sus pasos un camino.

SALMO 86

ORACIÓN POR LA MISERICORDIA DIVINA

(Oración de David)

1 Inclina, oh Jehovah, tu oído y escúchame;
porque soy pobre y necesitado.
2 Guarda mi alma, porque soy piadoso;
salva tú, oh Dios mío,
a tu siervo que en ti confía.
3 Ten misericordia de mí, oh Jehovah,
porque a ti clamo todo el día.
4 Alegra el alma de tu siervo,
porque a ti, oh Señor, levanto mi alma,
5 porque tú, oh Señor, eres bueno y perdonador,
grande en misericordia para con los que te invocan.
6 Escucha, oh Jehovah, mi oración;
atiende a la voz de mis súplicas.
7 En el día de mi angustia te llamaré,
porque tú me respondes.

8 Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses,
ni hay nada que iguale tus obras.
9 Vendrán todas las naciones que hiciste
y adorarán, oh Señor, delante de ti.
Glorificarán tu nombre,
10 porque tú eres grande y hacedor de maravillas.
¡Sólo tú eres Dios!

11 Enséñame, oh Jehovah, tu camino,
y yo caminaré en tu verdad.
Concentra mi corazón para que tema tu nombre.
12 Te alabaré, oh Jehovah, Dios mío,
con todo mi corazón;
glorificaré tu nombre para siempre.
13 Porque tu misericordia es grande para conmigo;
tú has librado mi alma de las profundidades del Seol.

14 Oh Dios, los arrogantes se han levantado contra mí,
y una congregación de violentos busca mi vida,
y a ti no te toman en cuenta.
15 Pero tú, oh Señor, Dios compasivo y clemente,
lento para la ira y grande en misericordia y verdad,
16 mírame y ten misericordia de mí.
Da tú fuerzas a tu siervo;
guarda al hijo de tu sierva.
17 Haz conmigo señal para bien;
véanla los que me aborrecen y sean avergonzados,
porque tú, oh Jehovah, me ayudaste y me consolaste.

SALMO 87

CANTO A JERUSALÉN, CIUDAD DE DIOS

(A los hijos de Coré. Salmo. Cántico)

1 Su cimiento está sobre montes de santidad;
2 Jehovah ama las puertas de Sion
más que a todas las moradas de Jacob.
3 ¡Cosas gloriosas se cuentan de ti,
oh ciudad de Dios!      (Selah)

4 "Yo inscribiré a Rahab
y a Babilonia entre los que me conocen.
He aquí Filistea, Tiro y Etiopía.
Este nació allí."
5 De Sion se dirá:
"Este y aquél han nacido en ella."
El mismo Altísimo le dará estabilidad.
6 Jehovah dirá, al inscribir a los pueblos:
"Este nació allí."      (Selah)
7 Y tanto los que cantan como los que danzan dirán:
"¡Todas mis fuentes están en ti!"

SALMO 88

PLEGARIA EN MEDIO DE LA AFLICCIÓN

(Cántico. Salmo de los hijos de Coré. Al músico principal. Sobre Majalat. Para ser cantado. Masquil de Hemán el ezraíta)

1 Oh Jehovah, Dios de mi salvación,
día y noche clamo delante de ti.
2 Llegue mi oración a tu presencia;
inclina tu oído a mi clamor,
3 porque mi alma está harta de males,
y mi vida se ha acercado al Seol.

4 Soy contado con los que descienden a la fosa;
soy como un hombre sin fuerzas.
5 Estoy libre entre los muertos,
como los cadáveres que yacen en la tumba,
de quienes ya no te acuerdas,
y que han sido arrebatados de tu mano.

6 Me has puesto en la honda fosa,
en lugares tenebrosos, en lugares profundos.
7 Sobre mí reposa tu ira;
me has afligido con todas tus
olas.      (Selah)
8 Has alejado de mí a mis conocidos;
me has puesto como abominación para ellos.
Estoy encerrado; no puedo salir.
9 Mis ojos se enfermaron a causa de mi aflicción.
Cada día te he invocado, oh Jehovah;
a ti he extendido mis manos.

10 ¿Acaso harás milagros para los muertos?
¿Se levantarán los muertos para alabarte?      (Selah)
11 ¿Se contará en el sepulcro acerca de tu misericordia,
o de tu verdad en el Abadón?
12 ¿Será conocida en las tinieblas tu maravilla,
y tu justicia en la tierra del olvido?

13 Pero a ti he invocado, oh Jehovah;
de mañana sale a tu encuentro mi oración.
14 ¿Por qué desechas mi alma, oh Jehovah?
¿Por qué escondes de mí tu rostro?
15 Yo estoy pobre y abatido;
desde mi infancia he cargado tus terrores.
¡Ya no puedo más!
16 Sobre mí ha pasado tu ira;
tus terrores me han destruido.
17 De continuo me han rodeado como inundación,
y al mismo tiempo me han cercado.
18 Has alejado de mí a mis amigos y compañeros;
sólo las tinieblas son mi compañía.

SALMO 89

RECUERDO DE LAS PROMESAS A DAVID

(Masquil de Eitán el ezraíta)

1 Perpetuamente cantaré las misericordias de Jehovah;
con mi boca daré a conocer tu fidelidad de generación en generación.
2 Diré: Para siempre será edificada la misericordia;
en los mismos cielos establecerás tu fidelidad.

3 "Yo hice un pacto con mi escogido;
juré a mi siervo David, diciendo:
4 ’Para siempre confirmaré tu descendencia
y edificaré tu trono por todas las generaciones.’ "       (Selah)
5 Los cielos celebrarán, oh Jehovah, tus maravillas;
y tu fidelidad, en la congregación de los santos.
6 Porque, ¿quién en las nubes se comparará con Jehovah?
¿Quién será semejante a Jehovah entre los hijos de los poderosos?
7 Dios es temible en la gran asamblea de los santos;
formidable sobre todos cuantos están a su alrededor.
8 Oh Jehovah Dios de los Ejércitos,
¿quién como tú?
¡Poderoso eres, oh Jehovah!
Tu fidelidad te rodea.

9 Tú tienes dominio sobre la braveza del mar;
cuando sus olas se levantan, tú las sosiegas.
10 Tú quebrantaste a Rahab como a un cadáver;
con el brazo de tu poder esparciste a tus enemigos.
11 Tuyos son los cielos,
tuya es también la tierra;
el mundo y su plenitud,
tú los fundaste.
12 Al norte y al sur, tú los creaste;
el Tabor y el Hermón cantarán a tu nombre.
13 Tuyo es el brazo poderoso;
fuerte es tu mano, exaltada tu diestra.
14 La justicia y el derecho son el fundamento de tu trono;
la misericordia y la verdad van delante de tu rostro.

15 ¡Bienaventurado el pueblo que conoce el grito de júbilo!
Andarán a la luz de tu rostro,
oh Jehovah.
16 En tu nombre se alegrarán todo el día,
y en tu justicia serán enaltecidos.
17 Porque tú eres la gloria de su poder,
y por tu buena voluntad exaltarás nuestro poderío.
18 ¡Jehovah es nuestro escudo!
¡Nuestro Rey es el Santo de Israel!

19 Antaño hablaste en visión a tus piadosos
y les dijiste: "Yo he puesto el socorro sobre un valiente;
he enaltecido a uno escogido de mi pueblo.
20 Hallé a mi siervo David
y lo ungí con mi aceite santo.
21 Mi mano estará firme con él;
también mi brazo lo fortalecerá.
22 No lo doblegará el enemigo;
ningún hijo de iniquidad lo quebrantará.
23 Pero yo quebrantaré delante de él a sus enemigos,
y heriré a los que le aborrecen.
24 Mi fidelidad y mi misericordia estarán con él;
en mi nombre será enaltecido su poderío.
25 Asimismo, pondré su mano sobre el mar,
y su mano derecha sobre los ríos.
26 El me dirá: ’Tú eres mi padre;
eres mi Dios y la roca de mi salvación.’
27 Yo también le pondré por primogénito,
más alto que los reyes de la tierra.
28 Para siempre le confirmaré mi misericordia,
y mi pacto será firme para con él.
29 Estableceré su linaje para siempre,
y su trono como los días de los cielos.
30 Si sus hijos dejan mi ley
y no caminan en mis juicios,
31 si profanan mis estatutos
y no guardan mis mandamientos,
32 entonces castigaré con vara su rebelión,
y con azotes sus iniquidades.
33 Pero no retiraré de él mi misericordia,
ni falsearé mi fidelidad.
34 No profanaré mi pacto,
ni cambiaré lo que ha salido de mis labios.
35 Una vez he jurado por mi santidad,
y no mentiré a David:
36 Su descendencia será para siempre;
y su trono, delante de mí, como el sol.
37 Será como la luna, que permanece firme para siempre,
un fiel testigo en medio de las
nubes."      (Selah)

38 Pero tú has desechado y menospreciado a tu ungido;
te has airado contra él.
39 Tú has rechazado el pacto de tu siervo,
y su diadema has profanado hasta el suelo.
40 Has roto todos sus vallados
y has convertido en ruinas sus fortalezas.
41 Lo saquean todos los que pasan por el camino;
es objeto de afrenta a sus vecinos.
42 Has enaltecido la mano derecha de sus enemigos,
y has alegrado a todos sus adversarios.
43 Asimismo, has hecho volver atrás su espada
y no lo levantaste en la batalla.
44 Has hecho cesar el cetro de su esplendor,
y has echado su trono por tierra.
45 Has acortado los días de su juventud,
y le has cubierto de afrenta.      (Selah)

46 ¿Hasta cuándo, oh Jehovah?
¿Te esconderás para siempre?
¿Arderá tu ira como el fuego?
47 Recuerda, por favor, cuán pasajero soy.
¿Por qué habrás creado en vano a todos los hijos del hombre?
48 ¿Qué hombre vivirá y no verá la muerte?
¿Librarás su vida del poder del
Seol?       (Selah)

49 Señor, ¿dónde están tus antiguas misericordias
que por tu fidelidad juraste a David?
50 Señor, acuérdate del oprobio de tus siervos,
el de muchos pueblos que llevo en mi seno.
51 Porque tus enemigos, oh Jehovah, han deshonrado,
han deshonrado los pasos de tu ungido.

52 ¡Bendito sea Jehovah para siempre!
Amén y amén.


TENIENDO PAZ EN MI CORAZÓN


REFLEXIÓN

Escucharé lo que hable el Dios Jehovah; pues él hablará paz a su pueblo y a sus fieles, para que no se vuelvan a la locura. (Salmo 85:8)

Solo la paz de Dios nos mantiene cuerdos, así que por tal motivo debemos estar pendientes de lo que pueda decir Dios. El escuchar la verdadera voz de Dios, nos devolverá la paz y con la paz viene la cordura. Muchos están escuchando la voz de sus propios deseos, ellos creen estar escuchando la voz de Dios, no se les ve con paz. He oído a algunos hablar de que escuchan la voz de Dios, pero no les veo paz en su interior. Así que para estar tranquilos, para que la paz de Dios este con nosotros, debemos estar seguros de que realmente hemos escuchado la voz de Dios. Volvámonos a la cordura, aprendamos a escuchar la voz de Dios.

ORACIÓN

Mi Dios háblame para que tenga paz. Amén.






lunes, 29 de junio de 2015

LECTURA 29 DE JUNIO

DÍA 180

29 DE JUNIO (SALMOS 79:1-84:12)

SALMO 79

LAMENTO POR LA RUINA DE JERUSALÉN

(Salmo de Asaf)

1 Oh Dios, los gentiles han venido a tu heredad.
Han contaminado tu santo templo,
y a Jerusalén han reducido a montones de escombros.
2 Han dado los cuerpos de tus siervos
como comida a las aves de los cielos;
han dado la carne de tus fieles
a los animales de la tierra.
3 Derramaron como agua su sangre
en los alrededores de Jerusalén;
no hubo quien los enterrase.
4 Somos una afrenta para nuestros vecinos,
burla y ridículo ante los que están a nuestro alrededor.

5 ¿Hasta cuándo, oh Jehovah?
¿Has de estar airado para siempre?
¿Arderá como fuego tu celo?
6 Derrama tu ira sobre las naciones que no te conocen
y sobre los reinos que no invocan tu nombre.
7 Porque han devorado a Jacob,
y han desolado su morada.

8 No recuerdes contra nosotros
los pecados de nuestros antepasados.
Salgan pronto a encontrarnos tus misericordias,
porque estamos muy abatidos.
9 Ayúdanos, oh Dios, salvación nuestra,
por causa de la gloria de tu nombre.
Líbranos y expía nuestros pecados
por amor de tu nombre.
10 ¿Por qué han de decir los gentiles:
"¿Dónde está su Dios?"
Sea dada a conocer a las naciones y ante nuestros ojos
la venganza de la sangre de tus siervos,
que ha sido derramada.
11 Llegue a tu presencia el gemido de los presos.
Conforme a la grandeza de tu brazo,
preserva a los sentenciados a muerte.
12 Devuelve a nuestros vecinos siete veces en sus caras,
la infamia con que te han deshonrado, oh Jehovah.
13 Entonces nosotros,
pueblo tuyo y ovejas de tu prado,
te confesaremos para siempre;
por generación y generación contaremos de tus alabanzas.

SALMO80

SÚPLICA POR LA RESTAURACIÓN

(Al músico principal. Sobre Sosanim. Testimonio. Salmo de Asaf)

1 ¡Oh Pastor de Israel, escucha,
tú que conduces a José como a un rebaño!
¡Tú, que estás entre los querubines,
resplandece 2 delante de Efraín, de Benjamín y de Manasés!
Despierta tu poderío y ven para salvarnos.
3 Oh Dios, ¡restáuranos!
Haz resplandecer tu rostro,
y seremos salvos.

4 Jehovah Dios de los Ejércitos,
¿hasta cuándo has de mostrar tu indignación
contra la oración de tu pueblo?
5 Nos has dado a comer pan de lágrimas.
Nos has dado a beber lágrimas en abundancia.
6 Nos has puesto por escarnio a nuestros vecinos;
nuestros enemigos se mofan de nosotros.
7 Oh Dios de los Ejércitos, ¡restáuranos!
Haz resplandecer tu rostro,
y seremos salvos.

8 Trajiste una vid de Egipto;
echaste a las naciones y la plantaste.
9 Limpiaste el lugar delante de ella.
Hiciste que echara raíz, y llenó la tierra.
10 Los montes fueron cubiertos por su sombra,
y sus ramas llegaron a ser como cedros de Dios.
11 Extendió sus ramas hasta el mar,
y hasta el Río sus renuevos.
12 ¿Por qué has roto sus cercas
de modo que la vendimien todos los que pasan por el camino?
13 El jabalí salvaje la devasta;
las criaturas del campo se alimentan de ella.
14 Oh Dios de los Ejércitos, vuelve, por favor;
mira desde el cielo, considera y visita esta viña.
15 Su cepa que plantó tu diestra
—el hijo que fortaleciste para ti-,
16 está quemada con fuego; la han cortado.
¡Perezcan por la reprensión de tu rostro!

17 Sea tu mano sobre el hombre de tu diestra,
sobre el hijo del hombre que fortaleciste para ti mismo.
18 Así no nos apartaremos de ti;
nos darás vida, e invocaremos tu nombre.
19 Oh Jehovah Dios de los Ejércitos,
¡restáuranos!
Haz resplandecer tu rostro,
y seremos salvos.

SALMO 81

CANCIÓN FESTIVA

(Al músico principal. Sobre Guitit. Salmo de Asaf)

1 ¡Cantad con gozo a Dios, fortaleza nuestra!
Aclamad con júbilo al Dios de Jacob.
2 Entonad himnos y tocad el tamboril,
la suave lira y el arpa.
3 Tocad la corneta en luna nueva;
en luna llena, por nuestra solemnidad.
4 Porque estatuto es de Israel,
ordenanza del Dios de Jacob.
5 En José lo instituyó por testimonio,
cuando salió contra la tierra de Egipto.

Escuché un idioma que no conocía:
6 "Aparté su hombro de debajo de la carga;
sus manos fueron apartadas del peso de los cestos.
7 Clamaste en la calamidad, y yo te libré.
Te respondí en lo oculto del trueno.
Te probé junto a las aguas de
Meriba.       (Selah)

8 "Escucha, oh pueblo mío,
y testificaré contra ti.
¡Oh Israel, si me oyeras … !
9 No haya dios extraño en medio de ti,
ni te postres ante dios extranjero.
10 Yo soy Jehovah tu Dios,
que te hice venir de la tierra de Egipto.
Abre bien tu boca, y la llenaré.

11 "Pero mi pueblo no escuchó mi voz;
Israel no me quiso a mí.
12 Por eso los entregué a la dureza de su corazón,
y caminaron según sus propios consejos.
13 ¡Oh, si mi pueblo me hubiera escuchado;
si Israel hubiera andado en mis
caminos … !
14 En un instante habría yo sometido a sus enemigos,
y habría vuelto mi mano contra sus adversarios.
15 Los que aborrecen a Jehovah se le habrían sometido,
y su castigo habría sido eterno.
16 Los habría sustentado con la suculencia del trigo;
con miel de la roca te habría saciado."

SALMO 82

REPRENSIÓN A LOS JUECES INJUSTOS

(Salmo de Asaf)

1 Dios está de pie en la asamblea divina;
en medio de los dioses ejerce el juicio:

2 "¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente
y entre los impíos haréis distinción de personas?      (Selah)
3 Rescatad al necesitado y al huérfano;
haced justicia al pobre y al indigente.
4 Librad al necesitado y al menesteroso;
libradlo de la mano de los impíos.

5 "Ellos no saben ni entienden;
andan en tinieblas.
¡Todos los cimientos de la tierra son conmovidos!
6 Yo os dije: ’Vosotros sois dioses;
todos vosotros sois hijos del Altísimo.’
7 Sin embargo, como un hombre moriréis
y caeréis como cualquiera de los gobernantes."

8 ¡Levántate, oh Dios; juzga la tierra,
porque tú poseerás todas las naciones!

SALMO 83

SÚPLICA CONTRA LAS NACIONES HOSTILES

(Cántico. Salmo de Asaf)

1 Oh Dios, no guardes silencio.
No calles, oh Dios,
ni permanezcas inmóvil.
2 Porque he aquí que rugen tus enemigos,
y los que te aborrecen han levantado la cabeza.
3 Contra tu pueblo han consultado astutamente;
han entrado en consejo contra tus protegidos.
4 Han dicho: "Venid y destruyámoslos,
de modo que dejen de ser una nación
y no haya más memoria del nombre de Israel."

5 Han conspirado juntos, de común acuerdo;
han hecho pacto contra ti.
6 Las tiendas de Edom, los ismaelitas,
Moab, los hagrienos,
7 Biblos, Amón, Amalec,
los filisteos con los habitantes de Tiro.
8 También los asirios se han juntado con ellos
y sirven de brazo a los hijos de
Lot.      (Selah)

9 Hazlos como a Madián;
como a Sísara y a Jabín,
en el arroyo de Quisón.
10 Perecieron en Endor,
y fueron hechos abono para el suelo.
11 Pon a sus nobles como a Oreb y a Zeeb;
a todos sus príncipes, como a Zébaj y a Zalmuna.
12 Porque han dicho:
"Heredemos nosotros los prados de Dios."

13 Oh Dios mío, hazlos como remolino de hojas,
como paja ante el viento,
14 como fuego que quema el bosque,
como llama que abrasa las montañas.
15 Persíguelos con tu tempestad;
aterrorízalos con tu huracán.
16 Llena sus caras de vergüenza;
y que busquen tu nombre, oh Jehovah.
17 Sean confundidos y turbados para siempre;
sean afrentados y perezcan.
18 Conozcan que tu nombre es Jehovah.
¡Tú solo eres Altísimo sobre toda la tierra!

SALMO 84

ANHELO POR LA CASA DE DIOS

(Al músico principal. Sobre Guitit. Para los hijos de Coré. Salmo)

1 ¡Cuán amables son tus moradas,
oh Jehovah de los Ejércitos!
2 Mi alma anhela y aun desea ardientemente los atrios de Jehovah.
Mi corazón y mi carne cantan con gozo al Dios vivo.
3 Hasta el pajarito halla una casa,
y la golondrina un nido para sí,
donde poner sus polluelos cerca de tus altares,
oh Jehovah de los Ejércitos,
¡Rey mío y Dios mío!
4 ¡Bienaventurados los que habitan en tu casa!
Continuamente te alabarán.      (Selah)

5 ¡Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas,
y en cuyo corazón están tus caminos!
6 Cuando pasan por el valle de lágrimas,
lo convierten en manantial.
También la lluvia temprana lo cubre de bendición.
7 Irán de poder en poder,
y verán a Dios en Sion.

8 Oh Jehovah Dios de los Ejércitos,
oye mi oración.
Escucha, oh Dios de Jacob.      (Selah)
9 Mira, oh Dios, escudo nuestro;
pon tu vista en el rostro de tu ungido.
10 Porque mejor es un día en tus atrios,
que mil fuera de ellos.
Prefiero estar en el umbral de la casa de mi Dios,
que habitar en moradas de impiedad.
11 Porque sol y escudo es Jehovah Dios;
gracia y gloria dará Jehovah.
No privará del bien
a los que andan en integridad.
12 Oh Jehovah de los Ejércitos,
¡bienaventurado el hombre que confía en ti!


APRENDIENDO A ANDAR EN LA VEDAD DE DIOS


REFLEXIÓN

Por eso los entregué a la dureza de su corazón, y caminaron según sus propios consejos. (Salmo 81:12)

Cuando no queremos escuchar la voz de Dios ni mucho menos obedecerla, entonces Dios mismo procede contra nosotros de esta manera. Queremos hacer lo que nos parece bien, no queremos reconocer lo que Dios manda a decir, entonces no hay excusa, Dio nos pondrá a obedecer nuestro propio consejo. Hablamos a la personas y les decimos que es Dios quien ha mandado a decir eso, entonces nos pondrá a seguir nuestro propio consejo. Si pretendemos ser profeta y no sabemos o no queremos hablar lo que Dios dice, entonces nos dejará a nuestra deriva escuchando y siguiendo nuestro propio consejo. En esa circunstancia ya no hay palabra de Dios, Dios ya no habla con esa persona; todo el que lo escuche estará escuchando de su propio razonamiento. Así que pongámonos en orden y dejemos de creernos lo que no somos, solo Dios es quien puede sacarnos de nuestro enredo.

ORACIÓN

Mi Dios que nunca ponga mi consejo por encima de tu palabra, que no pretenda colocarlos al mismo nivel. Amén.






domingo, 28 de junio de 2015

LECTURA 28 DE JUNIO

DÍA 179

28 DE JUNIO (SALMOS 75:1-78:72)

SALMO 75

LA COPA DEL JUICIO FINAL

(Al músico principal. Sobre "No destruyas". Salmo de Asaf. Cántico)

1 ¡Gracias te damos, oh Dios;
damos gracias!
Porque cercano está tu nombre;
se cuenta de tus maravillas.

2 "Cuando yo establezca el tiempo,
juzgaré con rectitud.
3 Cuando se derrita la tierra con todos sus habitantes,
yo mismo sostendré sus
columnas.      (Selah)
4 Dije a los jactanciosos: ’No os jactéis.’
Y a los impíos: ’No os enorgullezcáis.
5 No levantéis en alto vuestra frente,
ni habléis con el cuello erguido.’ "
6 Porque ni del oriente, ni del occidente,
ni del desierto viene el enaltecimiento.
7 Pues Dios es el Juez:
A éste abate y a aquél exalta.
8 Ciertamente la copa está en la mano de Jehovah,
con vino espumante mezclado con especias.
Cuando él la vacíe,
todos los impíos de la tierra beberán de ella hasta la última gota.

9 Pero yo siempre anunciaré
y cantaré salmos al Dios de Jacob.
10 El quebrantará todo el poderío de los impíos;
pero el poderío del justo será exaltado.

SALMO 76

MANIFESTACIÓN DEL DIOS TEMIBLE

(Al músico principal. Con Neguinot. Salmo de Asaf. Cántico)

1 Dios es conocido en Judá;
grande es su nombre en Israel.
2 En Salem está su enramada,
y en Sion su habitación.
3 Allí quebró las ráfagas del arco,
el escudo, la espada y el arma de
guerra.      (Selah)
4 ¡Esplendoroso eres tú,
majestuoso más que las montañas eternas!
5 Los hombres de gran valentía
fueron despojados y duermen su sueño;
ninguno de los hombres de guerra pudo usar sus manos.
6 A tu reprensión, oh Dios de Jacob,
fueron paralizados el carro y el caballo.

7 Temible eres tú;
¿quién podrá permanecer en tu presencia cuando se desate tu ira?
8 Desde los cielos hiciste oír el juicio.
La tierra tuvo temor y calló
9 cuando te levantaste, oh Dios, para juzgar,
cuando te levantaste para librar a todos los mansos de la tierra.      (Selah)
10 Ciertamente la ira del hombre te traerá reconocimiento,
y te ceñirás con los sobrevivientes de las iras.

11 Haced votos y pagadlos a Jehovah, vuestro Dios;
todos los que están alrededor traerán obsequios al Temible.
12 El humillará el espíritu de los príncipes;
¡temible es a los reyes de la tierra!

SALMO 77

RECUERDOS DEL ÉXODO

(Al músico principal. Para Jedutún. Salmo de Asaf)

1 Mi voz elevo a Dios y clamo;
mi voz elevo a Dios, y él me escucha.
2 A Dios busco en el día de mi angustia.
Sin cesar extiendo a él mis manos en la noche;
mi alma rehúsa el consuelo.
3 Me acuerdo de Dios y gimo;
medito, y mi espíritu
desfallece.      (Selah)
4 Tú retienes los párpados de mis ojos;
estoy turbado y no puedo hablar.
5 Considero los días de antaño,
los años antiguos.
6 Recuerdo mi canto en la noche.
Medito en mi corazón,
y mi espíritu investiga.

7 ¿Acaso nos desechará el Señor para siempre?
¿Ya no volverá a ser propicio?
8 ¿Se ha agotado para siempre su misericordia?
¿Se han acabado sus promesas por generación y generación?
9 ¿Se ha olvidado de ser clemente?
¿En su ira ha cerrado su
compasión?      (Selah)
10 Y pienso: Mi tristeza es que haya cambio
en la diestra del Altísimo.
11 Me acuerdo de las obras de Jehovah;
sí, me acuerdo de tus maravillas del pasado.
12 Medito en todos tus hechos,
y reflexiono en tus actos.
13 Oh Dios, santo es tu camino.
¿Qué Dios es grande como nuestro Dios?
14 Tú eres un Dios que hace maravillas;
has hecho conocer tu poder entre los pueblos.
15 Con tu brazo has redimido a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.      (Selah)

16 Las aguas te vieron, oh Dios;
las aguas te vieron y temblaron.
Se estremecieron los abismos.
17 Los nubarrones vertieron sus aguas;
tronaron las nubes;
también se desplazaron tus rayos.
18 El tronar de tu voz estaba en el torbellino;
los relámpagos alumbraron al mundo;
la tierra se estremeció y tembló.
19 Tu camino estaba en el mar,
y tu sendero en las caudalosas aguas.
Pero tus huellas nadie las pudo conocer.
20 Como a un rebaño has conducido a tu pueblo
por medio de Moisés y de Aarón.

SALMO 78

LECCIONES DE LA HISTORIA DE ISRAEL

(Masquil de Asaf)

1 Escucha, oh pueblo mío, mi ley;
inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
2 Abriré mi boca en parábolas;
evocaré las cosas escondidas del pasado,
3 las cuales hemos oído y entendido,
porque nos las contaron nuestros padres.
4 No las encubriremos a sus hijos.
A la generación venidera contaremos las alabanzas de Jehovah, y de su poder
y de las maravillas que hizo.

5 El estableció su testimonio en Jacob
y puso la ley en Israel.
Mandó a nuestros padres que lo hicieran conocer a sus hijos,
6 para que lo supiese la generación venidera y sus hijos que nacieran,
para que los que surgiesen lo contaran a sus hijos,
7 para que pusiesen en Dios su confianza
y no se olvidaran de las obras de Dios,
a fin de que guardasen sus mandamientos;
8 para que no fuesen como sus padres:
una generación porfiada y rebelde,
una generación que no dispuso su corazón,
ni su espíritu fue fiel para con Dios.

9 Los hijos de Efraín, armados con excelentes arcos,
volvieron las espaldas en el día de la batalla.
10 No guardaron el pacto de Dios
y rehusaron andar en su ley.
11 Más bien, se olvidaron de sus obras,
de las maravillas que les había mostrado.
12 Delante de sus padres Dios hizo maravillas
en la tierra de Egipto,
en los campos de Tanis.
13 Dividió el mar y los hizo pasar;
hizo que las aguas se detuvieran como en un dique.
14 De día los condujo con una nube,
toda la noche con resplandor de fuego.
15 Partió las peñas en el desierto,
y les dio a beber del gran abismo.
16 Sacó corrientes de la peña
e hizo descender aguas como ríos.

17 A pesar de esto,
volvieron a pecar contra él;
se rebelaron contra el Altísimo en el desierto.
18 Probaron a Dios en su corazón,
pidiendo comida a su antojo.
19 Y hablaron contra Dios diciendo:
"¿Podrá preparar una mesa en el desierto?
20 He aquí que golpeó la peña,
y fluyeron aguas;
y corrieron arroyos en torrentes.
Pero, ¿podrá también dar pan?
¿Podrá proveer carne para su pueblo?"

21 Jehovah lo oyó y se indignó;
fuego se encendió contra Jacob,
y la ira descendió contra Israel.
22 Porque no creyeron a Dios,
ni confiaron en su liberación,
23 a pesar de que mandó a las nubes de arriba,
y abrió las puertas de los cielos;
24 a pesar de que hizo llover sobre ellos maná para comer,
y les dio trigo del cielo.
25 Pan de fuertes comió el hombre;
les envió comida hasta saciarles.
26 Levantó en el cielo el viento del oriente,
y trajo el viento del sur con su poder.
27 Así hizo llover sobre ellos carne como polvo,
aves aladas como la arena del mar.
28 Las hizo caer en medio del campamento,
alrededor de sus tiendas.
29 Comieron hasta hartarse;
les dio satisfacción a su apetito.
30 Pero cuando no habían colmado su apetito,
estando la comida aún en sus bocas,
31 descendió sobre ellos la ira de Dios,
y mató a los más distinguidos de ellos;
derribó a los escogidos de Israel.

32 Con todo, siguieron pecando
y no dieron crédito a sus maravillas.
33 Por eso los consumió en la vanidad,
y consumió sus años con pánico.
34 Cuando los hacía morir,
entonces buscaban a Dios,
y solícitos volvían a acercarse a él.
35 Se acordaron de que Dios es su Roca;
de que el Dios Altísimo es su Redentor.
36 Pero le halagaban con la boca,
y con su lengua le mentían.
37 Pues sus corazones no eran firmes para con él,
ni eran fieles con su pacto.

38 Con todo, él perdonaba misericordioso la maldad y no los destruía.
En muchas ocasiones apartó su ira
y no despertó todo su enojo.
39 Se acordó de que ellos eran carne,
un soplo que va y no vuelve.
40 ¡Cuántas veces lo amargaron en el desierto;
lo entristecieron en la sequedad!
41 Volvían a probar a Dios,
e irritaban al Santo de Israel.

42 No se acordaron de su mano
en el día que los redimió del adversario,
43 cuando impuso en Egipto sus señales
y sus maravillas en los campos de Tanis.
44 Convirtió en sangre sus canales;
también sus corrientes, para que no bebiesen.
45 Envió contra ellos enjambres de moscas que los devoraban,
y ranas que los infestaban.
46 También entregó sus productos a la oruga,
y el fruto de sus labores a la langosta.
47 Sus viñas destruyó con granizo
y sus higuerales con aluvión.
48 Entregó los animales al granizo,
y sus ganados a los rayos.
49 Envió sobre ellos el furor de su ira,
enojo, indignación y angustia,
como delegación de mensajeros destructores.
50 Dio vía libre a su furor;
no eximió sus almas de la muerte;
sus vidas entregó a la epidemia.
51 Hirió a todos los primogénitos de Egipto,
primicias del vigor de las tiendas de Cam.

52 Pero hizo que su pueblo partiera cual manada
y los llevó por el desierto cual rebaño.
53 Los guió con seguridad,
para que no tuvieran miedo;
y el mar cubrió a sus enemigos.
54 Después los trajo al territorio de su santuario;
a este monte que adquirió con su diestra.
55 Arrojó a las naciones de delante de ellos,
les repartió a cordel la heredad,
e hizo habitar en sus tiendas a las tribus de Israel.

56 Pero pusieron a prueba al Dios Altísimo y lo amargaron,
y no guardaron sus testimonios.
57 Más bien, se volvieron atrás
y se rebelaron como sus padres.
Se desviaron como arco engañoso.
58 Lo airaron con sus lugares altos,
y con sus imágenes le provocaron a celos.

59 Dios lo oyó y se encendió en ira;
en gran manera rechazó a Israel.
60 Abandonó el tabernáculo de Silo,
la tienda en que habitó entre los hombres.
61 Entregó su poderío a la cautividad;
y su gloria, en manos del enemigo.
62 También entregó su pueblo a la espada;
se airó contra su posesión.
63 El fuego devoró a sus jóvenes;
sus vírgenes no fueron alabadas.
64 Sus sacerdotes cayeron a espada,
y sus viudas no hicieron lamentación.

65 Entonces se despertó el Señor,
a la manera del que duerme,
como un guerrero que grita excitado por el vino.
66 E hirió a sus enemigos haciéndolos retroceder,
y los puso como afrenta perpetua.

67 Desechó la tienda de José;
no escogió a la tribu de Efraín.
68 Más bien, escogió a la tribu de Judá;
el monte Sion, al cual amó.
69 Allí edificó su santuario como las alturas;
como la tierra, a la cual cimentó para siempre.

70 Eligió a su siervo David;
lo tomó de los rediles de las ovejas.
71 Lo trajo de detrás de las ovejas recién paridas,
para que apacentase a su pueblo Jacob,
a Israel su heredad.
72 Los apacentó con íntegro corazón;
los pastoreó con la pericia de sus manos.


APRENDIENDO A ESCUCHAR Y RECONOCER LA VOZ DE DIOS


REFLEXIÓN

Escucha, oh pueblo mío, mi ley; inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca. (Salmo 78:1)

Las palabras de Dios son ley, no es que haya una ley especial que no diga lo que Dios es y quiere de nosotros. Sino todo lo que sale de su boca es ley, todo lo que Dio dice tiene un propósito para nosotros. Así que debemos de prestar atención a sus palabras y mandamientos, para que podamos obedecer y cumplir con sus ordenanzas. También tenemos que tener mucho cuidado de andar diciendo cualquier cosa, y pretender decir que eso salió de la boca de Dios. Dios es un Dios celoso, sus palabras son sagradas, sus dichos son santos, cuidemos de querer pretender ser la voz de Dios cuando en realidad no ha dicho nada o no ha mandado a decir tal cosa. Pero también nos insta a reconocer su voz, y cumplir a cabalidad con sus ordenanzas. En ese sentido también son santas y sagradas sus palabras.

ORACIÓN

Mi Señor dame entendimiento para reconocer tus palabras, lo que ordenas que se haga. Que siempre pueda escuchar y entender lo que dices, y que pueda obedecer a cabalidad tus palabras. Amén.