DÍA 181
30 DE
JUNIO (SALMOS 85:1-89:52)
SALMO
85
ORACIÓN POR LA PAZ Y LA JUSTICIA
(Al músico principal. Para los hijos de Coré.
Salmo)
1 Oh Jehovah,
has sido propicio a tu tierra,
has restaurado a Jacob de la cautividad.
2 Has
perdonado la iniquidad de tu pueblo;
has cubierto todos sus pecados. (Selah)
3 Has dejado
todo tu enojo;
has desistido del ardor de tu ira.
4 Restáuranos,
oh Dios de nuestra salvación;
haz cesar tu ira contra nosotros.
5 ¿Estarás
airado con nosotros para siempre?
¿Extenderás tu ira de generación en
generación?
6 ¿No volverás
a darnos vida,
de modo que tu pueblo se alegre en ti?
7 Muéstranos,
oh Jehovah, tu misericordia,
y concédenos tu salvación.
8 Escucharé lo
que hable el Dios Jehovah;
pues él hablará paz a su pueblo y a sus
fieles,
para que no se vuelvan a la locura.
9 Ciertamente
cercana está su salvación
para los que le temen,
para que habite la gloria en nuestra tierra.
10 La
misericordia y la verdad se encontraron;
la justicia y la paz se besaron.
11 La verdad
brotará de la tierra,
y la justicia mirará desde los cielos.
12 Asimismo,
Jehovah dará el bien,
y nuestra tierra dará su fruto.
13 La justicia
irá delante de él,
y hará de sus pasos un camino.
SALMO
86
ORACIÓN POR LA MISERICORDIA DIVINA
(Oración de David)
1 Inclina, oh
Jehovah, tu oído y escúchame;
porque soy pobre y necesitado.
2 Guarda mi
alma, porque soy piadoso;
salva tú, oh Dios mío,
a tu siervo que en ti confía.
3 Ten
misericordia de mí, oh Jehovah,
porque a ti clamo todo el día.
4 Alegra el
alma de tu siervo,
porque a ti, oh Señor, levanto mi alma,
5 porque tú,
oh Señor, eres bueno y perdonador,
grande en misericordia para con los que te
invocan.
6 Escucha, oh
Jehovah, mi oración;
atiende a la voz de mis súplicas.
7 En el día de
mi angustia te llamaré,
porque tú me respondes.
8 Oh Señor,
ninguno hay como tú entre los dioses,
ni hay nada que iguale tus obras.
9 Vendrán
todas las naciones que hiciste
y adorarán, oh Señor, delante de ti.
Glorificarán tu nombre,
10 porque tú
eres grande y hacedor de maravillas.
¡Sólo tú eres Dios!
11 Enséñame,
oh Jehovah, tu camino,
y yo caminaré en tu verdad.
Concentra mi corazón para que tema tu nombre.
12 Te alabaré,
oh Jehovah, Dios mío,
con todo mi corazón;
glorificaré tu nombre para siempre.
13 Porque tu
misericordia es grande para conmigo;
tú has librado mi alma de las profundidades
del Seol.
14 Oh Dios,
los arrogantes se han levantado contra mí,
y una congregación de violentos busca mi vida,
y a ti no te toman en cuenta.
15 Pero tú, oh
Señor, Dios compasivo y clemente,
lento para la ira y grande en misericordia y
verdad,
16 mírame y
ten misericordia de mí.
Da tú fuerzas a tu siervo;
guarda al hijo de tu sierva.
17 Haz conmigo
señal para bien;
véanla los que me aborrecen y sean
avergonzados,
porque tú, oh Jehovah, me ayudaste y me
consolaste.
SALMO
87
CANTO A JERUSALÉN, CIUDAD DE DIOS
(A los hijos de Coré. Salmo. Cántico)
1 Su cimiento
está sobre montes de santidad;
2 Jehovah ama
las puertas de Sion
más que a todas las moradas de Jacob.
3 ¡Cosas
gloriosas se cuentan de ti,
oh ciudad de Dios! (Selah)
4 "Yo
inscribiré a Rahab
y a Babilonia entre los que me conocen.
He aquí Filistea, Tiro y Etiopía.
Este nació allí."
5 De Sion se
dirá:
"Este y aquél han nacido en ella."
El mismo Altísimo le dará estabilidad.
6 Jehovah
dirá, al inscribir a los pueblos:
"Este nació allí." (Selah)
7 Y tanto los
que cantan como los que danzan dirán:
"¡Todas mis fuentes están en ti!"
SALMO
88
PLEGARIA EN MEDIO DE LA AFLICCIÓN
(Cántico. Salmo de los hijos de Coré. Al músico
principal. Sobre Majalat. Para ser cantado. Masquil de Hemán el ezraíta)
1 Oh Jehovah,
Dios de mi salvación,
día y noche clamo delante de ti.
2 Llegue mi
oración a tu presencia;
inclina tu oído a mi clamor,
3 porque mi
alma está harta de males,
y mi vida se ha acercado al Seol.
4 Soy contado
con los que descienden a la fosa;
soy como un hombre sin fuerzas.
5 Estoy libre
entre los muertos,
como los cadáveres que yacen en la tumba,
de quienes ya no te acuerdas,
y que han sido arrebatados de tu mano.
6 Me has
puesto en la honda fosa,
en lugares tenebrosos, en lugares profundos.
7 Sobre mí
reposa tu ira;
me has afligido con todas tus
olas. (Selah)
8 Has alejado
de mí a mis conocidos;
me has puesto como abominación para ellos.
Estoy encerrado; no puedo salir.
9 Mis ojos se
enfermaron a causa de mi aflicción.
Cada día te he invocado, oh Jehovah;
a ti he extendido mis manos.
10 ¿Acaso
harás milagros para los muertos?
¿Se levantarán los muertos para alabarte? (Selah)
11 ¿Se contará
en el sepulcro acerca de tu misericordia,
o de tu verdad en el Abadón?
12 ¿Será
conocida en las tinieblas tu maravilla,
y tu justicia en la tierra del olvido?
13 Pero a ti
he invocado, oh Jehovah;
de mañana sale a tu encuentro mi oración.
14 ¿Por qué
desechas mi alma, oh Jehovah?
¿Por qué escondes de mí tu rostro?
15 Yo estoy
pobre y abatido;
desde mi infancia he cargado tus terrores.
¡Ya no puedo más!
16 Sobre mí ha
pasado tu ira;
tus terrores me han destruido.
17 De continuo
me han rodeado como inundación,
y al mismo tiempo me han cercado.
18 Has alejado
de mí a mis amigos y compañeros;
sólo las tinieblas son mi compañía.
SALMO
89
RECUERDO DE LAS PROMESAS A DAVID
(Masquil de Eitán el ezraíta)
1 Perpetuamente
cantaré las misericordias de Jehovah;
con mi boca daré a conocer tu fidelidad de
generación en generación.
2 Diré: Para
siempre será edificada la misericordia;
en los mismos cielos establecerás tu
fidelidad.
3 "Yo
hice un pacto con mi escogido;
juré a mi siervo David, diciendo:
4 ’Para
siempre confirmaré tu descendencia
y edificaré tu trono por todas las
generaciones.’ " (Selah)
5 Los cielos
celebrarán, oh Jehovah, tus maravillas;
y tu fidelidad, en la congregación de los
santos.
6 Porque,
¿quién en las nubes se comparará con Jehovah?
¿Quién será semejante a Jehovah entre los
hijos de los poderosos?
7 Dios es
temible en la gran asamblea de los santos;
formidable sobre todos cuantos están a su
alrededor.
8 Oh Jehovah
Dios de los Ejércitos,
¿quién como tú?
¡Poderoso eres, oh Jehovah!
Tu fidelidad te rodea.
9 Tú tienes
dominio sobre la braveza del mar;
cuando sus olas se levantan, tú las sosiegas.
10 Tú
quebrantaste a Rahab como a un cadáver;
con el brazo de tu poder esparciste a tus
enemigos.
11 Tuyos son
los cielos,
tuya es también la tierra;
el mundo y su plenitud,
tú los fundaste.
12 Al norte y
al sur, tú los creaste;
el Tabor y el Hermón cantarán a tu
nombre.
13 Tuyo es el
brazo poderoso;
fuerte es tu mano, exaltada tu diestra.
14 La justicia
y el derecho son el fundamento de tu trono;
la misericordia y la verdad van delante de tu
rostro.
15
¡Bienaventurado el pueblo que conoce el grito de júbilo!
Andarán a la luz de tu rostro,
oh Jehovah.
16 En tu
nombre se alegrarán todo el día,
y en tu justicia serán enaltecidos.
17 Porque tú
eres la gloria de su poder,
y por tu buena voluntad exaltarás nuestro
poderío.
18 ¡Jehovah es
nuestro escudo!
¡Nuestro Rey es el Santo de Israel!
19 Antaño
hablaste en visión a tus piadosos
y les dijiste: "Yo he puesto el socorro
sobre un valiente;
he enaltecido a uno escogido de mi pueblo.
20 Hallé a mi
siervo David
y lo ungí con mi aceite santo.
21 Mi mano
estará firme con él;
también mi brazo lo fortalecerá.
22 No lo
doblegará el enemigo;
ningún hijo de iniquidad lo quebrantará.
23 Pero yo
quebrantaré delante de él a sus enemigos,
y heriré a los que le aborrecen.
24 Mi
fidelidad y mi misericordia estarán con él;
en mi nombre será enaltecido su poderío.
25 Asimismo,
pondré su mano sobre el mar,
y su mano derecha sobre los ríos.
26 El me dirá:
’Tú eres mi padre;
eres mi Dios y la roca de mi salvación.’
27 Yo también
le pondré por primogénito,
más alto que los reyes de la tierra.
28 Para
siempre le confirmaré mi misericordia,
y mi pacto será firme para con él.
29 Estableceré
su linaje para siempre,
y su trono como los días de los cielos.
30 Si sus
hijos dejan mi ley
y no caminan en mis juicios,
31 si profanan
mis estatutos
y no guardan mis mandamientos,
32 entonces
castigaré con vara su rebelión,
y con azotes sus iniquidades.
33 Pero no
retiraré de él mi misericordia,
ni falsearé mi fidelidad.
34 No
profanaré mi pacto,
ni cambiaré lo que ha salido de mis labios.
35 Una vez he
jurado por mi santidad,
y no mentiré a David:
36 Su
descendencia será para siempre;
y su trono, delante de mí, como el sol.
37 Será como
la luna, que permanece firme para siempre,
un fiel testigo en medio de las
nubes." (Selah)
38 Pero tú has
desechado y menospreciado a tu ungido;
te has airado contra él.
39 Tú has
rechazado el pacto de tu siervo,
y su diadema has profanado hasta el suelo.
40 Has roto
todos sus vallados
y has convertido en ruinas sus fortalezas.
41 Lo saquean
todos los que pasan por el camino;
es objeto de afrenta a sus vecinos.
42 Has
enaltecido la mano derecha de sus enemigos,
y has alegrado a todos sus adversarios.
43 Asimismo,
has hecho volver atrás su espada
y no lo levantaste en la batalla.
44 Has hecho
cesar el cetro de su esplendor,
y has echado su trono por tierra.
45 Has
acortado los días de su juventud,
y le has cubierto de afrenta. (Selah)
46 ¿Hasta
cuándo, oh Jehovah?
¿Te esconderás para siempre?
¿Arderá tu ira como el fuego?
47 Recuerda,
por favor, cuán pasajero soy.
¿Por qué habrás creado en vano a todos los
hijos del hombre?
48 ¿Qué hombre
vivirá y no verá la muerte?
¿Librarás su vida del poder del
Seol? (Selah)
49 Señor, ¿dónde
están tus antiguas misericordias
que por tu fidelidad juraste a David?
50 Señor,
acuérdate del oprobio de tus siervos,
el de muchos pueblos que llevo en mi seno.
51 Porque tus
enemigos, oh Jehovah, han deshonrado,
han deshonrado los pasos de tu ungido.
52 ¡Bendito
sea Jehovah para siempre!
Amén y amén.
TENIENDO PAZ EN MI CORAZÓN
REFLEXIÓN
Escucharé lo que hable el Dios Jehovah; pues
él hablará paz a su pueblo y a sus fieles, para que no se vuelvan a la locura. (Salmo
85:8)
Solo la paz de Dios nos mantiene cuerdos, así
que por tal motivo debemos estar pendientes de lo que pueda decir Dios. El
escuchar la verdadera voz de Dios, nos devolverá la paz y con la paz viene la
cordura. Muchos están escuchando la voz de sus propios deseos, ellos creen
estar escuchando la voz de Dios, no se les ve con paz. He oído a algunos hablar
de que escuchan la voz de Dios, pero no les veo paz en su interior. Así que
para estar tranquilos, para que la paz de Dios este con nosotros, debemos estar
seguros de que realmente hemos escuchado la voz de Dios. Volvámonos a la
cordura, aprendamos a escuchar la voz de Dios.
ORACIÓN
Mi Dios háblame para que tenga paz. Amén.