miércoles, 3 de junio de 2015

LECTURA 3 DE JUNIO

DÍA 154

3 DE JUNIO (JOB 4:1-6:30)

CAPÍTULO 4

PRIMERA INTERVENCIÓN DE ELIFAZ

1 Entonces intervino Elifaz el temanita y dijo:
2 -Si alguien intentara hablarte,
¿te impacientarías?
Pero, ¿quién podrá reprimir las palabras?
3 He aquí, tú instruías a muchos
y afirmabas las manos debilitadas.
4 Tus palabras levantaban al que tropezaba;
y fortalecías las rodillas que se doblaban.
5 Pero ahora te sucede a ti y te impacientas;
ha llegado a ti, y te turbas.
6 ¿Acaso tu confianza no es tu devoción;
y la integridad de tus caminos, tu esperanza?

7 »Recuerda, por favor,
¿quién ha perecido por ser inocente?
¿Dónde han sido destruidos los rectos?
8 Como he visto, los que aran iniquidad
y siembran sufrimiento cosechan lo mismo.
9 Perecen por el aliento de Dios,
y por el soplo de su ira son consumidos.
10 El rugido del león, el gruñido del cachorro,
y los dientes de los leoncillos son quebrantados.
11 El león perece por falta de presa,
y los hijos de la leona se dispersan.
12 »Un mensaje me ha sido traído en secreto,
y mi oído ha percibido un susurro de ello:
13 En medio de los inquietantes pensamientos de las visiones nocturnas,
cuando el sueño profundo cae sobre los hombres,
14 me sobrevinieron espanto y estremecimiento
que aterraron todos mis huesos.
15 Entonces un fantasma pasó frente a mí,
e hizo que se erizara el vello de mi cuerpo.
16 Se detuvo, pero yo no reconocí su semblante.
Ante mis ojos había una imagen,
y oí una voz apacible:
17 "¿Será el hombre más justo que Dios?
¿Será el varón más puro que su Hacedor?
18 Si Dios no se fía ni de sus siervos
y aun en sus ángeles halla errores,
19 ¡cuánto más los que habitan en casas de barro,
cuyos fundamentos están en el polvo,
serán aplastados más pronto que la polilla!
20 De la mañana a la tarde son triturados;
sin que nadie los considere,
se pierden para siempre.
21 ¿Acaso no serán arrancadas
las cuerdas de sus tiendas?
En ellas mueren, pero sin sabiduría."

CAPÍTULO 5

1 »¡Clama, pues! ¿Habrá quien te responda?
¿A cuál de los santos acudirás?
2 Porque la angustia mata al necio,
y el apasionamiento hace morir al simple.
3 Yo he visto al necio que echaba raíces
y al instante maldije su morada.
4 Sus hijos están lejos de toda salvación;
en la puerta de la ciudad serán aplastados,
y no habrá quien los libre.
5 Lo que ellos cosechen lo comerá el hambriento,
y aun de las espinas lo tomará.
Y los sedientos absorberán sus riquezas.
6 Ciertamente la aflicción no sale del polvo,
ni el sufrimiento brota de la tierra.
7 Pero el hombre nace para el sufrimiento,
así como las chispas vuelan hacia arriba.

8 »Pero yo, en cambio, apelaría a Dios
y a la Divinidad confiaría mi causa.
9 El hace cosas grandes e inescrutables,
y maravillas que no se pueden enumerar.
10 El da la lluvia sobre la faz de la tierra
y envía las aguas sobre la faz de los campos.
11 El pone en alto a los humillados,
y los enlutados logran gran liberación.
12 El frustra los planes de los astutos,
para que sus manos no logren su propósito.
13 El atrapa a los sabios en sus argucias,
y el designio de los sagaces es trastornado.
14 De día se encuentran con las tinieblas,
y a mediodía andan a tientas como de noche.
15 El libra al desolado de la boca de ellos,
y al pobre de la mano del fuerte.
16 Así habrá esperanza para el necesitado,
y la perversidad cerrará su boca.

17 »¡He aquí, bienaventurado es
el hombre a quien Dios disciplina!
No menosprecies la corrección del Todopoderoso.
18 Porque él hace doler, pero también venda;
él golpea, pero sus manos sanan.
19 En seis tribulaciones te librará;
y en siete no te tocará el mal.
20 En el hambre te redimirá de la muerte;
y en la guerra, del poder de la espada.
21 Serás escondido del azote de la lengua,
y no temerás cuando venga la destrucción.
22 De la destrucción y del hambre te reirás,
y no temerás las fieras de la tierra.
23 Pues aun con las piedras del campo tendrás alianza,
y los animales del campo tendrán paz contigo.
24 Sabrás que tu tienda está en paz;
revisarás tu morada, y nada echarás de menos.
25 Sabrás que tu descendencia es mucha,
que tu prole es como la hierba de la tierra.
26 Irás a la tumba lleno de vigor,
cual gavilla de trigo que se recoge a su tiempo.
27 Esto es lo que hemos investigado,
y así es.
Escúchalo tú y conócelo para tu bien.

CAPÍTULO 6

JOB RESPONDE A ELIFAZ

1 Entonces respondió Job y dijo:
2 -¡Oh, si pudieran pesar mi angustia,
y pusiesen igualmente mi ruina en la balanza!
3 Ciertamente ahora pesarían
más que la arena de los mares.
Por eso mis palabras han sido apresuradas;
4 porque las flechas del Todopoderoso están en mí,
y mi espíritu bebe su veneno.
Me combaten los terrores de parte de Dios.

5 »¿Acaso rebuzna el asno montés junto a la hierba?
¿Acaso muge el buey junto a su forraje?
6 ¿Se comerá lo insípido sin sal?
¿Habrá gusto en la baba de la malva?
7 Mi alma rehúsa tocarlos,
pero ellos están como mi repugnante comida.
8 ¡Quién hiciera que se cumpliese mi petición,
y que Dios me concediese mi anhelo;
9 que Dios se dignara aplastarme;
que soltara su mano y acabara conmigo!
10 Aun esto sería mi consuelo,
y saltaría de gozo en medio de mi dolor sin tregua:
el que no he negado las palabras del Santo.

11 »¿Qué fuerza tengo para esperar aún?
¿Qué meta tengo para alargar mi vida?
12 ¿Acaso mi fuerza es como la fuerza de las piedras?
¿Acaso mi cuerpo es de bronce?
13 Ciertamente no tengo ayuda en mí mismo,
y los recursos han sido alejados de mí.

14 »Un desesperado debe contar con la lealtad de su amigo,
aunque abandone el temor del Todopoderoso.
15 Pero mis hermanos me han decepcionado como un torrente;
han pasado como la corriente de los arroyos,
16 que son turbios por causa del deshielo,
y en ellos desaparece la nieve.
17 En el tiempo del calor son silenciados,
y al calentarse desaparecen de su lugar.
18 Las caravanas se apartan de su ruta;
desaparecen en el vacío y perecen.
19 Las caravanas de Temán ponen su mira en ellos;
en ellos esperan los viajeros de Saba.
20 Pero son confundidos por haber confiado;
cuando llegan a ellos, quedan defraudados.

21 »Ciertamente, ahora habéis llegado a ser así;
habéis visto el horror y tenéis miedo.
22 ¿Acaso yo os he dicho: "Traedme algo",
o: "De vuestros recursos ofreced algo en mi favor",
23 o: "Libradme de la mano del enemigo",
o: "Rescatadme de la mano de los violentos"?
24 Enseñádmelo, y yo me callaré;
hacedme entender en qué he errado.
25 ¡Cuán fuertes son las palabras de rectitud!
Pero vosotros, ¿qué es lo que pretendéis reprender?
26 ¿Pensáis reprender las palabras
y los dichos de un desesperado, como si fueran viento?
27 Vosotros seríais capaces de rifar a un huérfano
y de especular sobre vuestro amigo.
28 Ahora pues, dignaos prestarme atención,
pues ciertamente no mentiré ante vuestra cara.
29 Por favor, desistid, y que no haya iniquidad.
Sí, desistid, pues está en juego mi reivindicación.
30 ¿Acaso hay iniquidad en mi lengua?
¿Acaso mi paladar no puede discernir las calamidades?

ACOMPAÑANDO A UN AMIGO


REFLEXIÓN

Un desesperado debe contar con la lealtad de su amigo, aunque abandone el temor del Todopoderoso. (Job 6:14)

Cuando sobreviene alguna tragedia sobre una persona, no la podemos entender, entonces empezamos  a dar opiniones de lo que pensamos pueda estar sucediendo. Indiscutiblemente estas opiniones son a ciegas, y en muchas ocasiones hasta arrogantes. Creemos saber porque le sobrevino tal mal a esa persona, o creemos tener la solución del asunto. Pero la verdad es que no sabemos nada, y no podemos traer verdadero consuelo a esa persona. No tenemos ninguna solución, y lo que decimos solo son frases que se han repetido o palabra que creemos que se deben decir en esas circunstancia. Y la persona solo quiere contar con la lealtad de algún amigo, aunque parezca que reniega de Dios. Alguien aunque no entienda lo que pasa, se solidarice con su situación. Es difícil no tener o no saber que decir para consolar, pero si podemos acompañar y mantener la amistad por encima de todo. No necesitamos un sermón, necesitamos compañía y solidaridad.

ORACIÓN

Mi Señor que pueda comprender a mis amigos, mis hermanos, en el tiempo de su tribulación. Que pueda servir de verdadera compañía, en sus hora más oscuras. Amén.





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