DÍA 178
27 DE
JUNIO (SALMOS 71:1-74:23)
SALMO
71
ORACIÓN DE UN ANCIANO EN PELIGRO
1 En ti, oh
Jehovah, me he refugiado;
no sea yo avergonzado jamás.
2 Socórreme y
líbrame en tu justicia.
Inclina a mí tu oído y sálvame.
3 Sé tú mi
roca fuerte
a donde recurra yo continuamente.
Has mandado que yo sea librado,
porque tú eres mi roca y mi fortaleza.
4 Oh Dios mío,
líbrame de la mano de los impíos,
de la mano de los perversos y opresores.
5 Porque tú,
oh Señor Jehovah, eres mi esperanza,
mi seguridad desde mi juventud.
6 Por ti he
sido sustentado desde el vientre;
tú eres quien me sacó del seno de mi madre.
Siempre será tuya mi alabanza.
7 Para muchos
he sido objeto de asombro,
pero tú eres mi fuerte refugio.
8 Esté llena
mi boca de tu alabanza,
de tu gloria todo el día.
9 No me
deseches en el tiempo de la vejez;
no me desampares cuando mi fuerza se acabe.
10 Porque mis
enemigos han hablado contra mí,
y los que acechan mi vida consultan unidos
11 diciendo:
"Dios lo ha abandonado.
Perseguidlo y capturadlo,
porque no hay quien lo libre."
12 Oh Dios, no
te alejes de mí;
Dios mío, apresúrate a socorrerme.
13 Sean
avergonzados y desfallezcan los adversarios de mi alma.
Sean cubiertos de vergüenza y de confusión los
que buscan mi mal.
14 Pero yo
siempre esperaré;
te alabaré más y más.
15 Mi boca
proclamará tu justicia
y tu salvación, todo el día,
aunque no sepa enumerarlas.
16 Celebraré
los poderosos actos del Señor Jehovah;
haré memoria de tu justicia,
que es sólo tuya.
17 Oh Dios, tú
me has enseñado desde mi juventud;
hasta ahora he manifestado tus maravillas.
18 Aun en la
vejez y en las canas,
no me desampares, oh Dios,
hasta que proclame a la posteridad
las proezas de tu brazo,
tu poderío a todos los que han de venir,
19 y tu
justicia, oh Dios, hasta lo sumo.
Porque has hecho grandes cosas.
¡Oh Dios, quién como tú!
20 Tú, que me
has hecho ver
muchas angustias y males,
volverás a darme vida,
y de nuevo me levantarás
desde los abismos de la tierra.
21 Aumentarás
mi grandeza
y me volverás a consolar.
22 Asimismo,
oh Dios mío,
te alabaré con la lira.
Tu verdad cantaré con el arpa,
oh Santo de Israel.
23 Mis labios
se alegrarán,
cuando yo te cante salmos;
aun mi alma, a la cual has redimido.
24 También mi
lengua hablará de tu justicia todo el día,
porque fueron avergonzados y confundidos los
que procuraban mi mal.
SALMO
72
EL REINADO DEL REY IDEAL
(A Salomón)
1 Oh Dios, da
tus juicios al rey,
y tu justicia al hijo del rey.
2 El juzgará a
tu pueblo con justicia,
y a tus pobres con rectitud.
3 Los montes
producirán paz para el pueblo;
y las colinas, justicia.
4 Juzgará a
los pobres del pueblo;
salvará a los hijos del necesitado
y quebrantará al opresor.
5 Durará con
el sol y la luna,
generación tras generación.
6 Descenderá
como lluvia sobre la hierba cortada,
como los aguaceros que humedecen la tierra.
7 En sus días
florecerá el justo;
habrá abundancia de paz,
hasta que no haya más luna.
8 Dominará de
mar a mar,
y desde el Río hasta los confines de la
tierra.
9 Delante de
él se postrarán los habitantes del desierto,
y sus enemigos lamerán el polvo.
10 Los reyes
de Tarsis y de las costas del mar le traerán presentes;
los reyes de Saba y de Seba le presentarán
tributo.
11 Ante él se
arrodillarán todos los reyes,
y le servirán todas las naciones.
12 Librará al
necesitado que suplica,
y al pobre que no tiene quien le socorra.
13 Tendrá
piedad del pobre y del necesitado,
y salvará las vidas de los necesitados.
14 De la
opresión y de la violencia redimirá sus vidas;
la sangre de ellos será preciosa a sus ojos.
15 Vivirá, y
se le dará el oro de Saba.
Se orará por él continuamente;
todo el día se le bendecirá.
16 Haya
abundancia de grano en la tierra;
sea copioso en las cumbres de los montes.
Su fruto brotará como el Líbano,
y surgirá como la hierba de la tierra.
17 Para
siempre será su nombre;
será perpetuado mientras dure el sol.
En él serán benditas todas las naciones,
y lo llamarán bienaventurado.
18 ¡Bendito
sea Jehovah Dios, Dios de Israel!
Sólo él hace maravillas.
19 ¡Bendito
sea para siempre su nombre glorioso!
Toda la tierra sea llena de su gloria.
Amén y amén.
20 Aquí
terminan las oraciones de David hijo de Isaí.
TERCERA PARTE: SALMOS 73-89
SALMO
73
PROSPERIDAD ILUSORIA DE LOS IMPÍOS
(Salmo de Asaf)
1 ¡Ciertamente
bueno es Dios para con Israel,
para con los limpios de corazón!
2 En cuanto a
mí,
por poco se deslizaron mis pies;
casi resbalaron mis pasos,
3 porque tuve
envidia de los arrogantes,
al ver la prosperidad de los impíos.
4 Pues no hay
para ellos dolores de muerte;
más bien, es robusto su cuerpo.
5 No sufren
las congojas humanas,
ni son afligidos como otros hombres.
6 Por eso la
soberbia los ciñe cual collar,
y los cubre un vestido de violencia.
7 Sus ojos se
les salen de gordura;
logran con creces los antojos de su corazón.
8 Se mofan y
hablan con maldad;
desde lo alto planean la opresión.
9 Dirigen
contra el cielo su boca,
y sus lenguas recorren la tierra.
10 Por eso mi
pueblo va hacia ellos,
y beben de lleno sus palabras.
11 Ellos
dicen: "¿Cómo sabrá Dios?"
o "¿Habrá conocimiento en el
Altísimo?"
12 He aquí,
estos impíos siempre están tranquilos,
y aumentan sus riquezas.
13
¡Ciertamente en vano he mantenido puro mi corazón
y he lavado mis manos en inocencia!
14 Pues he
sido azotado todo el día,
empezando mi castigo por las mañanas.
15 Si yo
dijera: "Hablaré como ellos",
he aquí que traicionaría a la generación de
tus hijos.
16 Pensé para
entender esto;
ha sido duro trabajo ante mis ojos,
17 hasta que,
venido al santuario de Dios,
comprendí el destino final de ellos:
18 Ciertamente
los has puesto en deslizaderos,
y los harás caer en la decepción.
19 ¡Cómo han
sido desolados de repente!
Se acabaron; fueron consumidos por el terror.
20 Como al
despertar del sueño,
así, Señor, al levantarte,
despreciarás sus apariencias.
21 De veras se
amargaba mi corazón,
y en mi interior sentía punzadas.
22 Pues yo era
ignorante y no entendía;
yo era como un animal delante de ti.
23 Con todo,
yo siempre estuve contigo.
Me tomaste de la mano derecha.
24 Me has
guiado según tu consejo,
y después me recibirás en gloria.
25 ¿A quién
tengo yo en los cielos?
Aparte de ti nada deseo en la tierra.
26 Mi cuerpo y
mi corazón desfallecen;
pero la roca de mi corazón y mi porción es
Dios, para siempre.
27 Porque he
aquí, los que se alejan de ti perecerán;
pues tú destruirás a todo aquel que se
prostituye apartándose de ti.
28 En cuanto a
mí, la cercanía de Dios constituye el bien.
En el Señor Jehovah he puesto mi refugio para
contar todas tus obras.
SALMO
74
LAMENTO POR LA RUINA DEL TEMPLO
(Masquil de Asaf)
1 ¿Por qué, oh
Dios, nos has desechado para siempre?
¿Por qué humea tu furor
contra las ovejas de tu prado?
2 Acuérdate de
tu congregación
que adquiriste en tiempos antiguos,
y redimiste para que sea la tribu de tu
heredad:
este monte Sion en el cual has habitado.
3 Dirige tus
pasos hacia las ruinas perpetuas;
todo lo ha destruido el enemigo en el
santuario.
4 Tus
adversarios han rugido en medio de tu santuario,
y han puesto sus estandartes por señal.
5 Fueron
semejantes a los que levantan el hacha contra el tupido bosque.
6 Ahora, con
hachas y barras
han destruido todas tus entalladuras.
7 Han prendido
fuego a tu santuario;
han profanado el tabernáculo de tu nombre,
echándolo a tierra.
8 Dijeron en
su corazón:
"¡Destruyámoslos de una vez!"
Han quemado todos los lugares de culto a Dios
en el país.
9 Ya no
distinguimos nuestras señales;
ya no hay profeta,
ni con nosotros hay quien sepa hasta cuándo …
10 ¿Hasta
cuándo, oh Dios, nos ha de afrentar el adversario?
¿Ha de ultrajar el enemigo tu nombre
perpetuamente?
11 ¿Por qué
retraes tu mano,
y retienes tu diestra en tu seno?
12 Sin
embargo, Dios es mi Rey desde los tiempos antiguos.
El es quien obra salvación en medio de la
tierra.
13 Tú con tu
poder dividiste el mar;
rompiste sobre las aguas las cabezas de los
monstruos acuáticos.
14 Tú
machacaste las cabezas del Leviatán,
y lo diste por comida a los moradores del
desierto.
15 Tú abriste
el manantial y el arroyo;
tú secaste los ríos inagotables.
16 Tuyo es el
día,
tuya es también la noche;
tú estableciste la luna y el sol.
17 Tú fijaste
todas las fronteras de la tierra.
El verano y el invierno, tú los formaste.
18 Acuérdate
de que el enemigo ha injuriado a Jehovah;
un pueblo vil ha blasfemado tu nombre.
19 No
entregues a las fieras la vida de tu tórtola;
no olvides para siempre la congregación de tus
pobres.
20 Mira el
pacto;
porque los tenebrosos lugares de la tierra
están llenos de moradas de violencia.
21 No vuelva
avergonzado el oprimido;
alaben tu nombre el pobre y el necesitado.
22 Levántate,
oh Dios; defiende tu causa.
Acuérdate de cómo te injuria el vil todo el
día.
23 No olvides
el vocerío de tus enemigos;
constantemente sube el tumulto
de los que se levantan contra ti.
ACERCÁNDONOS CORRECTAMENTE A NUESTRO BIEN
REFLEXIÓN
En cuanto a mí, la cercanía de Dios constituye
el bien (Salmo 73:28)
Exactamente éste es el concepto que siempre
debemos mantener acerca de Dios, él es el supremo bien para nosotros. Mientras busquemos
a Dios como es debido, entonces podremos recibir dirección de él. Mientras nos
encontremos más cerca de Dios, nuestras fuerzas no desmayarán. Mientras estemos
buscando su dirección continuamente, entonces andaremos por el camino correcto.
Todo siempre dependerá de cuanto deseemos, estar tan cerca de Dios. O quizás prefiramos
ser movidos y dirigido por nuestra propia sabiduría, y llamarla la dirección de
Dios. Entonces veremos como todo nuestros caminos e torcerán, pero a nuestra
vista los veremos derechos. En nosotros
manos está la decisión, pero no podremos reclamarle a Dios luego. No podremos
decir nada, al darnos cuenta que nuestras sendas no son las correctas. Ni
nuestros caminos son los caminos de Dios.
ORACIÓN
Mi Dios ayúdame a entender que mi bien se
encuentra en tus cercanías, y no en lo que yo crea que las son. Amén.
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