DÍA 152
1 DE JUNIO (ESTER 4:1-8:17)
CAPÍTULO 4
ESTER SE ENTERA DEL DECRETO DE AMÁN
1 Mardoqueo
supo todo lo que se había hecho. Entonces Mardoqueo rasgó sus vestiduras, se
vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por la ciudad gritando con fuerza y
amargura. 2 Así llegó hasta la puerta real, pues no estaba permitido
pasar por la puerta real vestido de cilicio. 3 Y en cada provincia y
lugar a donde llegaba la orden del rey y su decreto, los judíos tenían gran
duelo, ayuno, llanto y lamentación; cilicio y ceniza eran la cama de muchos.
4 Las jóvenes
de Ester y sus eunucos fueron y se lo contaron, y la reina se estremeció
muchísimo. Ella envió ropa para vestir a Mardoqueo y quitarle de encima el
cilicio; pero él no la aceptó. 5 Entonces Ester llamó a Hatac, uno
de los eunucos que el rey había puesto al servicio de ella, y lo envió a
Mardoqueo para saber qué sucedía y por qué.
6 Hatac salió
y fue a Mardoqueo, a la plaza de la ciudad que estaba frente a la puerta real. 7
Y Mardoqueo le reveló todo lo que le había acontecido, y la cantidad exacta de
plata que Amán había dicho que pesaría para los tesoros del rey a costa de los
judíos, con tal de destruirlos. 8 También le dio una copia del
documento del decreto que había sido promulgado en Susa para que los judíos
fuesen exterminados, a fin de que se la mostrase a Ester, le informase y le
encargara que fuese al rey para suplicarle e interceder ante él por su pueblo.
9 Hatac
regresó e informó a Ester de las palabras de Mardoqueo. 10 Entonces
Ester habló a Hatac y le mandó que dijera a Mardoqueo: 11
"Todos los servidores del rey y el pueblo de las provincias del reino
saben que para cualquier hombre o mujer que vaya al rey en el patio interior,
sin ser llamado, hay una sola sentencia: Ha de morir, excepto aquel a quien el
rey le extienda el cetro de oro, para que viva. Y yo no he sido llamada para ir
a la presencia del rey en estos treinta días."
12 Cuando
dijeron a Mardoqueo las palabras de Ester, 13 Mardoqueo mandó que
respondiesen a Ester: "No te hagas la ilusión de que porque estás en el
palacio del rey, serás la única de todos los judíos que ha de escapar. 14
Si te quedas callada en este tiempo, el alivio y la liberación de los judíos
surgirán de otro lugar; pero tú y la casa de tu padre pereceréis. ¡Y quién sabe
si para un tiempo como éste has llegado al reino!"
15 Ester dijo
que respondiesen a Mardoqueo: 16 "Vé, reúne a todos los judíos
que se hallan en Susa, y ayunad por mí. No comáis ni bebáis en tres días, ni de
noche ni de día. Yo también ayunaré con mis damas e iré así al rey, aunque no
sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca."
17 Entonces
Mardoqueo se fue e hizo conforme a todo lo que Ester le mandó.
CAPÍTULO
5
ESTER ACUDE AL REY
1 Aconteció al
tercer día que Ester se vistió con su vestido real y se puso de pie en el patio
interior de la casa del rey, frente a la sala real. El rey estaba sentado en su
trono real en la sala real, ante la puerta de la sala. 2 Y sucedió
que cuando el rey vio a la reina Ester, de pie en el patio, ella obtuvo gracia
ante sus ojos. El rey extendió hacia Ester el cetro de oro que tenía en su
mano, y Ester se acercó y tocó la punta del cetro. 3 Entonces el rey
le preguntó:
—¿Qué tienes, oh reina Ester? ¿Cuál es tu
petición? ¡Hasta la mitad del reino te será dada!
4 Ester
respondió:
—Si al rey le parece bien, venga hoy el rey
con Amán al banquete que le he preparado.
5 Y el rey
dijo:
—¡Daos prisa y llamad a Amán para hacer lo que
ha dicho Ester!
Fueron, pues, el rey y Amán al banquete que
Ester había preparado. 6 Y mientras bebían el vino, el rey preguntó
a Ester:
—¿Cuál es tu petición? Te será dada. ¿Qué es
lo que solicitas? ¡Hasta la mitad del reino te será concedida!
7 Entonces
Ester respondió y dijo:
—Mi petición y solicitud es ésta: 8
Si he hallado gracia ante los ojos del rey, y si al rey le parece bien conceder
mi petición y hacer lo que solicito, que venga el rey con Amán al banquete que
les he de hacer; y mañana haré conforme a la palabra del rey.
AMÁN PLANEA ASESINAR A MARDOQUEO
9 Aquel día
Amán salió alegre y contento de corazón. Pero cuando Amán vio a Mardoqueo en la
puerta real, y que no se levantaba ni temblaba delante de él, se llenó de ira
contra Mardoqueo. 10 Sin embargo, Amán se contuvo y se fue a su
casa. Entonces envió llamar a sus amigos y a Zeres, su mujer. 11 Y
Amán empezó a referirles la gloria de sus riquezas, la multitud de sus hijos,
todo con que le había engrandecido el rey, y cómo le había enaltecido sobre los
magistrados y los servidores del rey. 12 Y Amán añadió:
—También la reina Ester a ninguno hizo que
viniera con el rey al banquete que dio, sino sólo a mí. Además, para mañana yo
seré su invitado junto con el rey. 13 Pero todo esto de nada me
sirve cada vez que veo al judío Mardoqueo sentado junto a la puerta real.
14 Entonces
Zeres, su mujer, y todos sus amigos le dijeron:
—Que se haga una horca de 50 codos de alto, y
por la mañana dile al rey que cuelguen en ella a Mardoqueo. Y entra alegre con
el rey al banquete.
La idea agradó a Amán, e hizo preparar la
horca.
CAPÍTULO
6
AMÁN ES HUMILLADO ANTE MARDOQUEO
1 Aquella
noche se le fue el sueño al rey, y pidió que le trajesen el libro de las
memorias, las crónicas, y fueron leídas delante del rey. 2 Y se
halló escrito en él que Mardoqueo había declarado contra Bigtán y Teres, dos
eunucos del rey, guardias de la puerta, que habían conspirado para quitar la
vida al rey Asuero. 3 Luego el rey preguntó:
—¿Qué honra o qué distinción se le hizo a
Mardoqueo por esto?
Y los servidores que servían al rey le
respondieron:
—Nada se ha hecho por él.
4 Entonces
preguntó el rey:
—¿Quién está en el patio?
Amán había entrado al patio exterior del
palacio real para pedir al rey que hiciese colgar a Mardoqueo en la horca que
tenía preparada para él. 5 Y los servidores del rey le respondieron:
—He aquí, Amán está en el patio.
Y el rey dijo:
—Que entre.
6 Amán entró,
y el rey le preguntó:
—¿Qué se hará al hombre a quien el rey desea
honrar?
Amán pensó en su corazón: "¿A quién más
deseará honrar el rey, sino a mí?" 7 Entonces Amán respondió al
rey:
—Para el hombre a quien el rey desea honrar, 8
que traigan la vestidura real con que se haya vestido el rey y el caballo en
que haya cabalgado el rey, y pónganle una corona real sobre su cabeza. 9
Que entreguen la vestidura y el caballo por medio de alguno de los oficiales
más nobles del rey, y que vistan a aquel hombre a quien el rey desea honrar.
Haz que lo paseen a caballo por la plaza de la ciudad y proclamen delante de
él: "¡Así se hace con el hombre a quien el rey desea honrar!"
10 Entonces el
rey dijo a Amán:
—¡Date prisa, toma la vestidura y el caballo,
como has dicho, y haz eso con el judío Mardoqueo que se sienta junto a la
puerta real. No omitas nada de todo lo que has dicho.
11 Entonces
Amán tomó la vestidura y el caballo, vistió a Mardoqueo y lo paseó a caballo
por la plaza de la ciudad, proclamando delante de él:
—¡Así se hace con el hombre a quien el rey
desea honrar!
12 Luego
Mardoqueo volvió a la puerta real, y Amán se apresuró a su casa, apesadumbrado
y con la cabeza cubierta. 13 Amán contó a Zeres, su mujer, y a todos
sus amigos todo lo que le había acontecido. Entonces, sus sabios y su mujer le
dijeron:
—Si Mardoqueo, delante de quien has comenzado
a caer, es de la descendencia de los judíos, no lo vencerás. ¡De hecho caerás
delante de él!
14 Aún estaban
ellos hablando con él cuando llegaron los eunucos del rey, y se apresuraron a
llevar a Amán al banquete que Ester había preparado.
CAPÍTULO
7
ESTER REVELA SU IDENTIDAD JUDÍA
1 Fueron,
pues, el rey y Amán a comer con la reina Ester. 2 También este
segundo día, mientras bebían el vino, el rey preguntó a Ester:
—Oh reina Ester, ¿cuál es tu petición? Te será
dada. ¿Qué es lo que solicitas? ¡Hasta la mitad del reino te será concedida!
3 Entonces la
reina Ester respondió y dijo:
—¡Oh rey, si he hallado gracia ante tus ojos,
y si al rey le parece bien, que me sea concedida mi vida por mi petición y mi
pueblo por mi solicitud! 4 Porque yo y mi pueblo hemos sido vendidos
para ser destruidos, muertos y exterminados. Si hubiéramos sido vendidos para
ser esclavos y esclavas, yo habría callado; pues tal desgracia no justificaría
la molestia al rey…
5 El rey
Asuero preguntó a la reina Ester:
—¿Quién es ése, y dónde está el que ha
concebido hacer tal cosa?
6 Y Ester
respondió:
—¡El enemigo y adversario es este malvado
Amán!
Entonces Amán se llenó de terror en la
presencia del rey y de la reina.
CAÍDA DE AMÁN Y TRIUNFO DE MARDOQUEO
7 El rey se
levantó enfurecido, y dejando de beber vino se fue al jardín del palacio. Y
Amán se quedó de pie, rogando a la reina Ester por su vida; porque vio que el
mal ya estaba decidido para él, de parte del rey.
8 Cuando el
rey regresó del jardín del palacio a la sala donde estaban bebiendo vino, Amán
había caído sobre el diván en que estaba Ester. Entonces el rey le dijo:
—¿También ha de violar a la reina, estando yo
en la casa?
En cuanto salió la palabra de la boca del rey,
le cubrieron la cara a Amán. 9 Entonces Harbona, uno de los eunucos
al servicio del rey, dijo:
—He aquí, hay una horca de 50 codos de alto,
que Amán ha hecho en su casa para Mardoqueo, quien había hablado bien acerca
del rey.
Entonces el rey dijo:
—¡Colgadlo en ella!
10 Así
colgaron a Amán en la horca que él había preparado para Mardoqueo. Y se
apaciguó la ira del rey.
8 Ese mismo día el rey Asuero dio a la reina
Ester la casa de Amán, el enemigo de los judíos. También Mardoqueo vino a la
presencia del rey, porque Ester le declaró lo que él era de ella. 2
El rey se quitó su anillo que había vuelto a tomar de Amán, y se lo dio a
Mardoqueo. Y Ester puso a Mardoqueo a cargo de la casa de Amán.
DECRETO REAL A FAVOR DE LOS JUDÍOS
3 Ester volvió
a hablar en presencia del rey. Se echó a sus pies llorando, y le imploró que
evitase la desgracia concebida por Amán el agageo y el plan que había ideado
contra los judíos. 4 El rey extendió hacia Ester el cetro de oro, y
ella se levantó y se puso de pie delante del rey. 5 Entonces dijo:
—Si al rey le parece bien, si he hallado
gracia delante de él, si el asunto le parece correcto al rey y yo soy agradable
a sus ojos, que se escriba para revocar las cartas maquinadas por Amán hijo de
Hamedata, el agageo, que escribió para destruir a los judíos que están en todas
las provincias del rey. 6 Porque, ¿cómo podría yo soportar y ver el
mal que alcanzaría a mi pueblo? ¿Cómo podría yo soportar y ver la destrucción
de mi gente?
7 Entonces el
rey Asuero respondió a la reina Ester y al judío Mardoqueo:
—He aquí, he dado a Ester la casa de Amán, y a
él lo han colgado en la horca, porque extendió su mano contra los judíos. 8
Vosotros, pues, escribid en nombre del rey acerca de los judíos como os parezca
bien, y selladlo con el anillo real. Porque el documento que se escribe en el
nombre del rey y se sella con el anillo del rey es irrevocable.
9 En aquel
momento fueron llamados los escribas del rey, el día 23 del mes tercero, que es
el mes de Siván. Y conforme a todo lo que Mardoqueo mandó, se escribió a los
judíos, a los sátrapas, a los gobernadores y a los magistrados de las
provincias, que desde la India hasta Etiopía eran 127 provincias. A cada
provincia se escribió según su escritura, y a cada pueblo en su idioma. También
a los judíos se les escribió según su escritura y en su idioma. 10
Mardoqueo escribió las cartas en el nombre del rey Asuero, las selló con el
anillo del rey y las envió por medio de mensajeros a caballo, que cabalgaban
los veloces corceles de las caballerizas reales. 11 En ellas el rey
facultaba a los judíos que estaban en cada una de las ciudades, a que se
reuniesen y estuviesen a la defensiva, para destruir, matar y exterminar a todo
ejército de pueblo o provincia que los asediase, incluyendo a los niños y a las
mujeres, y para tomar botín de ellos 12 en todas las provincias del
rey Asuero, en un solo día: el día 13 del mes duodécimo, que es el mes de Adar.
13 Una copia del documento debía ser promulgada como ley en cada
provincia, y debía ser proclamada a todos los pueblos, a fin de que los judíos
estuviesen preparados para aquel día y tomasen venganza de sus enemigos. 14
Los mensajeros que cabalgaban los veloces corceles reales partieron apresurados
e impulsados por la orden del rey. El decreto fue promulgado en Susa, la
capital.
15 Mardoqueo
salió de la presencia del rey con una vestidura real azul y blanca, una gran
corona de oro y un manto de lino fino y púrpura. Y la ciudad de Susa gritaba de
gozo y alegría. 16 Los judíos tuvieron esplendor y alegría, regocijo
y honra. 17 En cada provincia y en cada ciudad, dondequiera que
llegaba la palabra del rey y su decreto, los judíos tenían alegría y regocijo,
banquete y día de fiesta. Muchos de los pueblos de la tierra declaraban ser
judíos, porque el miedo a los judíos había caído sobre ellos.
CONOCIENDO CORRECTAMENTE LOS PLANES DE DIOS
Reflexión
¡Y quién sabe si para un tiempo como éste has
llegado al reino! (Est. 4:14)
Dios no deja nada al azar o a la suerte, todo
está controlado por él. El conoce el pasado y conoce el futuro, él va actuando
de acuerdo a lo que vendrá. Todo tiene su propósito, nada se le escapa de las
manos. Nosotros estamos en ciertas circunstancias o lugares, porque Dios nos
tiene allí para que cumplamos su voluntad. También estamos en grandes
dificultades donde nos encontramos, porque él no nos mandó a que hiciéramos eso.
A veces, como le pasó a Moisés, nos adelantamos a los tiempos o a la
circunstancia, y terminamos matando al egipcio y creándonos muchos problemas.
Así que si te encuentras atrapado en ciertas circunstancias, entonces busca la
dirección de Dios. Él te dirá lo que tienes que hacer, puede ser que tienes que
esperar que todavía no sea tu tiempo, puede ser que no estás en el lugar
correcto y tienes que moverte o regresarte, o puede ser que no eres tú el que
no llevará a cabo lo que Dios ha designado. Lo cierto es que al saber lo que
Dios quiere, vendrá una gran paz sobre ti.
ORACIÓN
Mi Dios que buque yo tu voluntad, que pueda
entenderla y acatarla, para que pueda yo estar en paz contigo. Amén.
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