DÍA 164
13 DE
JUNIO (JOB 38:1-40:24)
CAPÍTULO
38
JEHOVAH INTERPELA A JOB
1 Entonces
Jehovah respondió a Job desde un torbellino y dijo:
2 -¿Quién es
ese que oscurece el consejo
con palabras sin conocimiento?
3 Cíñete,
pues, los lomos como un hombre;
yo te preguntaré, y tú me lo harás saber:
4 ¿Dónde
estabas tú cuando yo fundaba la tierra?
Házmelo saber, si tienes entendimiento.
5 ¿Quién
determinó sus medidas?
Porque tú lo debes saber.
¿O quién extendió sobre ella un cordel?
6 ¿Sobre qué
están afirmados sus cimientos?
¿O quién puso su piedra angular,
7 cuando
aclamaban juntas las estrellas del alba,
y gritaban de júbilo todos los hijos de Dios?
8 »¿Quién
contuvo mediante compuertas el mar,
cuando irrumpiendo salió del vientre;
9 cuando le
puse las nubes por vestido
y la oscuridad como pañal?
10 Yo
establecí sobre él un límite
y le puse cerrojos y puertas.
11 Le dije:
"Hasta aquí llegarás y no seguirás adelante.
Aquí cesará la soberbia de tus olas."
12 »¿Alguna
vez en tu vida diste órdenes a la mañana?
¿Has mostrado a la aurora su lugar,
13 para que al
tomar por los extremos la tierra,
sean sacudidos de ella los impíos?
14 Ella se
transforma cual la arcilla en el molde,
y se presenta como una vestidura.
15 Entonces la
luz es quitada a los impíos,
y es quebrantado el brazo enaltecido.
16 »¿Has
penetrado hasta las fuentes
del mar?
¿Has andado escudriñando el abismo?
17 ¿Te han
sido reveladas las puertas de la muerte?
¿Has visto las puertas de la densa oscuridad?
18 ¿Has
reflexionado acerca de la amplitud de la tierra?
¡Decláralo, si sabes todo esto!
19 »¿Dónde
está el camino hacia la morada de la luz?
¿Y dónde está el lugar de las tinieblas,
20 para que
las repliegues a su territorio
y para que disciernas el camino a su morada?
21 Tú lo debes
saber,
porque entonces ya habías nacido,
y es muy grande el número de tus días.
22 »¿Has
entrado en los depósitos de la nieve,
o has visto los depósitos del granizo
23 que tengo
reservados
para el tiempo de la angustia,
para el día de la batalla y de la guerra?
24 ¿Dónde está
el camino
por el cual se distribuye la luz,
y se desplaza sobre la tierra el viento
oriental?
25 ¿Quién abre
cauce al aluvión,
y camino a relámpagos y truenos,
26 haciendo
llover sobre la tierra sin hombres,
sobre el desierto donde no hay un ser humano;
27 para saciar
la tierra arruinada y desolada,
y para hacer brotar la hierba?
28 ¿Acaso la
lluvia tiene un padre?
¿O quién engendró las gotas del rocío?
29 ¿Del
vientre de quién salió el hielo?
A la escarcha del cielo,
¿quién la dio a luz?
30 Las aguas
se congelan como piedra,
y se endurece la superficie del océano.
31 »¿Podrás
unir con cadenas a las Pléyades
o aflojar las cuerdas de Orión?
32 ¿Harás
salir las constelaciones
en su respectivo tiempo?
¿Guiarás a la Osa Mayor junto con sus hijos?
33 ¿Conoces
las leyes de los cielos?
¿Podrás establecer su dominio en la tierra?
34 »¿Alzarás a
las nubes tu voz
para que te cubra abundancia de aguas?
35 ¿Enviarás
los relámpagos,
de modo que vayan y te digan:
"¡Aquí nos tienes!"?
36 ¿Quién puso
sabiduría en el ibis?
¿Quién dio inteligencia al gallo?
37 ¿Quién
puede contar las nubes con sabiduría?
¿Quién puede hacer que se inclinen
las tinajas de los cielos,
38 cuando el
polvo se endurece como sólido
y los terrones se pegan unos con otros?
39 »¿Cazarás
presa para la leona?
¿Saciarás el apetito de sus cachorros
40 cuando se
recuestan en sus guaridas
y se quedan en la espesura,
en sus escondrijos?
41 »¿Quién
prepara al cuervo su comida
cuando sus polluelos claman a Dios
y andan errantes por falta de alimento?
CAPÍTULO
39
1 »¿Conoces tú
el tiempo en que paren las cabras monteses?
¿Has observado el parto de las gacelas?
2 ¿Has contado
los meses que cumplen?
¿Conoces el tiempo cuando han de parir?
3 Se encorvan,
expulsan sus crías
y luego se libran de sus dolores.
4 Sus hijos se
fortalecen
y crecen en campo abierto;
luego se van y no vuelven más a ellas.
5 »¿Quién dejó
libre al asno montés?
¿Quién soltó las ataduras del onagro?
6 Yo puse el
Arabá como su casa,
y las tierras saladas como su morada.
7 Se burla del
bullicio de la ciudad;
no escucha los gritos del arriero.
8 Explora los
montes tras su pasto,
y busca todo lo que es verde.
9 »¿Consentirá
en servirte el toro salvaje
y pasar la noche junto a tu pesebre?
10 ¿Atarás al
toro salvaje con coyundas para el surco?
¿Rastrillará los valles tras de ti?
11 ¿Confiarás
en él, por ser grande su fuerza,
y descargarás sobre él el peso de tu labor?
12 ¿Crees que
él ha de regresar
para recoger el grano de tu era?
13 »Se agitan
alegremente las alas del avestruz;
¿pero acaso sus alas y su plumaje
son los de la cigüeña?
14 Porque ella
abandona sus huevos en la tierra,
y sobre el polvo los deja calentarse.
15 Y se olvida
que un pie los puede aplastar
o que los animales del campo los pueden
pisotear.
16 Trata con
dureza a sus hijos,
como si no fueran suyos,
sin temor de que su trabajo haya sido en vano.
17 Es que Dios
le hizo olvidar la sabiduría
y no le repartió inteligencia.
18 Pero cuando
levanta las alas para correr,
se ríe del caballo y del jinete.
19 »¿Diste
bravura al caballo?
¿Engalanaste de crines su cuello?
20 ¿Lo harás
brincar como a una langosta?
El resoplido de su nariz es temible.
21 Escarba en
el valle
y se regocija con fuerza;
sale al encuentro de las armas.
22 Se ríe del
miedo y no se espanta;
no vuelve atrás ante la espada.
23 Sobre él
resuenan la aljaba,
la hoja de la lanza y la jabalina.
24 Con
estrépito y furor devora la distancia
y no se detiene aunque suene la corneta.
25 Relincha
cada vez que suena la corneta,
y desde lejos olfatea la batalla,
la voz tronadora de los oficiales
y el grito de guerra.
26 »¿Es por tu
inteligencia
que el halcón emprende el vuelo
y extiende sus alas hacia el sur?
27 ¿Es por tu
mandato que el águila se eleva
y pone en lo alto su nido?
28 En las
peñas habita
y pernocta en la cumbre de la peña,
en lugar inaccesible.
29 Desde allí
acecha la presa;
sus ojos la observan de muy lejos.
30 Luego sus
polluelos chupan la sangre.
Donde haya cadáveres, allí estará ella.
CAPÍTULO
40
1 Jehovah
continuó y dijo a Job:
2 -¿Desistirá
el que contiende con el Todopoderoso?
El que argumenta con Dios, que responda a
esto.
JOB RESPONDE A JEHOVAH
3 Entonces Job
respondió a Jehovah y dijo:
4 -He aquí que
yo soy insignificante.
¿Qué te he de responder?
Pongo mi mano sobre mi boca.
5 Una vez
hablé y no volveré a responder;
aun dos veces, pero no continuaré.
JEHOVAH VUELVE A INTERPELAR A JOB
6 Entonces
Jehovah respondió a Job desde el torbellino y dijo:
7 -Cíñete,
pues, los lomos como un hombre;
yo te preguntaré, y tú me lo harás saber:
8 ¿Acaso
invalidarás mi juicio?
¿Me condenarás a mí
para justificarte tú?
9 ¿Tienes tú
un brazo como el de Dios?
¿Y truenas con una voz como la de él?
10 Adórnate,
pues, de majestad y alteza;
vístete de gloria y esplendor.
11 Difunde la
indignación de tu furor;
mira a todo soberbio y humíllalo.
12 Mira a todo
soberbio y somételo;
pisotea a los impíos en su sitio.
13 Entiérralos
juntos en el polvo;
encierra sus rostros en lugares ocultos.
14 Entonces yo
también reconoceré
que tu mano derecha te dará la victoria.
15 »He allí el
Behemot,
al cual yo hice junto contigo.
Come hierba como el buey.
16 He aquí que
su fuerza está en sus lomos
y su vigor en los músculos de su vientre.
17 Pone su
cola tensa como un cedro,
y los nervios de sus muslos están
entretejidos.
18 Sus huesos
son como tubos de bronce,
y su osamenta como barras de hierro.
19 Es una obra
maestra de Dios.
Sólo su Hacedor le puede acercar su espada.
20 Pues los
montes producen hierba
para él,
donde retozan todos los animales del campo.
21 Se recuesta
debajo del loto
en lo oculto del cañaveral y del pantano.
22 Las plantas
de loto lo cubren con su sombra;
lo rodean los sauces del arroyo.
23 He aquí que
cuando el río se desborda,
él no se apresura a escapar.
Estará confiado aunque todo el Jordán
se arroje contra su boca.
24 ¿Lo atrapan
cuando está vigilando?
¿Le perforan la nariz con garfios?
RECONOCIENDO EXACTAMENTE LA GLORIA DE DIOS
REFLEXIÓN
He aquí que yo soy insignificante. ¿Qué te he
de responder? (Job 40:4)
Así seremos nosotros
ante la majestad de Dios, que será que podemos decir. He escuchado a muchas personas
hablar que cuando se encuentren con Dios cara a cara, entonces tienen muchas
preguntas que hacerle. Pero ante esa majestad que podremos decir, cuando nos
encontremos ante él que podremos preguntar. Eso demuestra que verdadera
conocemos muy poco a Dios, y que también conocemos muy poco de Dios. Pensamos
en el como alguien igual a nosotros, no tenemos ni idea de lo que Dios es o representa.
Hasta Job creía tener todas las respuestas o preguntas que hacerle a Dios, pero
solo mirar a Dios en medio de un torbellino y escuchar su voz e dio cuenta que
era alguien insignificante. Su mente e le puso en blanco, olvido todo lo que tenía
que preguntar, todo lo que tenía que reclamar, todo lo que quería saber.
ORACIÓN
Mi Dios enséñame
siempre a reconocer tu majestad, a reconocer tu gloria. Que siempre pueda reconocer
en ti, exactamente lo que tú eres. Amén.
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