jueves, 4 de junio de 2015

LECTURA 4 DE JUNIO

DÍA 155

4 DE JUNIO (JOB 7:1-9:35)

CAPÍTULO 7

1 »¿Acaso no es una milicia
lo que tiene el hombre en la tierra?
¿No son sus días como los días de un asalariado?
2 Como el esclavo que anhela la sombra,
o como el asalariado que espera su paga,
3 así he tenido que heredar meses de futilidad,
y me han sido asignadas noches de sufrimiento.
4 Si estoy acostado, digo:
"¿Cuándo me levantaré?"
Y por la noche me colmo
de inquietudes hasta el alba.
5 Mi carne se ha vestido de gusanos
y de costras de tierra;
mi piel resquebrajada se deshace.
6 Mis días son más veloces
que la lanzadera del tejedor
y se acaban sin que haya esperanza.

7 »Acuérdate de que mi vida es un soplo;
mis ojos no volverán a ver el bien.
8 El ojo del que me ve no me verá más.
Tu ojo se fijará en mí,
y yo ya no estaré.
9 Como la nube se deshace y se desvanece,
así el que desciende al Seol 
no volverá a subir.
10 No volverá más a su casa,
ni su lugar lo volverá a reconocer.

11 »Por tanto, yo no refrenaré mi boca.
Hablaré en la angustia de mi espíritu;
me quejaré en la amargura de mi alma.
12 ¿Acaso soy yo el mar o el monstruo marino,
para que me pongas bajo guardia?
13 Cuando digo: "Mi cama me consolará,
mi lecho aliviará mis quejas",
14 entonces me aterras con sueños
y me turbas con visiones.
15 Y así mi alma prefiere la asfixia y la muerte,
antes que estos mis huesos.
16 ¡Me deshago! No he de vivir para siempre.
¡Déjame, pues mis días son vanidad!

17 »¿Qué es el hombre,
para que lo engrandezcas
y para que te preocupes de él;
18 para que lo visites cada mañana,
y para que a cada instante lo pongas a prueba?
19 ¿Hasta cuándo no dejarás de observarme,
ni me soltarás para que siquiera trague mi saliva?
20 Si he pecado, ¿qué daño te hago a ti,
oh Vigilante de los hombres?
¿Por qué me pones como tu blanco,
y que yo sea una carga para mí mismo?
21 ¿O por qué no perdonas mi rebelión
y quitas mi iniquidad?
Pues ahora yaceré en el polvo,
y si con diligencia me buscas, ya no estaré.

CAPÍTULO 8

PRIMERA INTERVENCIÓN DE BILDAD

1 Entonces intervino Bildad el sujita y dijo:

2 -¿Hasta cuándo hablarás tales cosas,
y las palabras de tu boca serán viento impetuoso?
3 ¿Acaso pervertirá Dios el derecho?
¿El Todopoderoso pervertirá la justicia?
4 Si tus hijos pecaron contra él,
él los entregó en mano de su transgresión.
5 Si con diligencia buscaras a Dios
e imploraras la gracia del Todopoderoso,
6 si fueras limpio y recto,
ciertamente ahora él velaría por ti
y te restauraría la morada que en justicia mereces.
7 Aunque tu comienzo haya sido insignificante,
tu porvenir se engrandecerá en gran manera.

8 »Pues indaga, por favor, en las generaciones del pasado;
investiga lo que sus padres han descubierto.
9 Pues nosotros somos tan sólo de ayer y nada sabemos;
nuestros días sobre la tierra son una sombra.
10 ¿No te enseñarán ellos y te hablarán,
y de su corazón sacarán palabras?

11 »¿Crece el papiro donde no hay pantano?
¿Crece el junco sin agua?
12 Y estando aún en su tallo, sin ser cortado,
se seca antes que toda hierba.
13 Así son las sendas de todos
los que se olvidan de Dios,
y la esperanza del impío perecerá.
14 El objeto de su confianza es como tul de verano
y aquello en que confía es como tela de araña:
15 Si se apoya sobre su tela, no le sostendrá;
si se agarra de ella, no le resistirá.

16 »Así es él: Lleno de savia delante del sol,
sus retoños sobresalen del huerto.
17 Sus raíces se entretejen
sobre un montón de piedras,
y vive entre los pedregales.
18 Si alguien intenta arrancarlo de su lugar,
éste le niega diciendo:
"¡Nunca te he visto!"

19 »He aquí, así es el gozo de su camino,
y otros brotarán del polvo.
20 He aquí, Dios no rechaza al íntegro
ni sostiene la mano de los malhechores.
21 Aún llenará tu boca de risa,
y tus labios con grito de júbilo.
22 Los que te aborrecen se vestirán de vergüenza,
y la morada de los impíos desaparecerá.

CAPÍTULO 9

JOB RESPONDE A BILDAD

1 Entonces respondió Job y dijo:
2 -Ciertamente yo sé que es así.
¿Y cómo se ha de justificar un hombre ante Dios?
3 Si uno quisiera contender con él,
no le podría responder una cosa
entre mil.
4 El es sabio de corazón y poderoso en fuerza.
¿Quién se ha endurecido contra él
y ha quedado ileso?
5 El arranca las montañas de su lugar,
y ellas no saben que en su furor las trastorna.
6 El sacude la tierra de su lugar
y estremece sus columnas.
7 El manda al sol, y éste no brilla;
y pone un sello a las estrellas.
8 Por sí solo extiende los cielos
y camina sobre las ondas del mar.
9 El hizo la Osa Mayor, el Orión, las Pléyades
y las constelaciones del sur.
10 El hace cosas tan grandes que son inescrutables,
y maravillas que no se pueden enumerar.
11 Si él cruza junto a mí, yo no le veo;
él pasa sin que yo lo comprenda.
12 Si él arrebata, ¿quién lo hará desistir?
¿Quién le dirá: "¿Qué haces?"
13 Dios no detendrá su ira;
bajo él se postran los que ayudan a Rahab.

14 »¿Cómo, pues, podré responderle?
¿Podré yo escoger mis palabras
para con él?
15 Aun siendo justo, no podría responder;
más bien, pediría clemencia en mi causa.
16 Si yo le invocara y él me respondiese,
yo no podría creer que escuchara
mi voz.
17 Porque me aplasta con tormenta,
y aumenta mis heridas sin causa.
18 No me deja cobrar aliento,
sino que me colma de amarguras.
19 Si se trata de fuerzas,
¡he aquí que es poderoso!
Si se trata de juicio,
¿quién le convocará?
20 Si me declaro justo,
mi boca me condena;
si íntegro, él me declara culpable.
21 ¿Soy íntegro? Ni yo mismo me conozco.
¡Desprecio mi vida!
22 Da lo mismo, por lo cual digo:
"Al íntegro y al impío, él los consume.
23 Si el azote mata de repente,
él se ríe de la desesperación de los inocentes.
24 La tierra es entregada en manos de los impíos,
y él cubre el rostro de sus jueces.
Si no es él, entonces, ¿quién es?
25 Mis días son más veloces que un corredor;
huyen sin lograr ver el bien.
26 Pasan como embarcaciones de junco,
como un águila que se lanza sobre su comida."

27 »Si digo: "Olvidaré mi queja;
cambiaré mi semblante y estaré alegre",
28 entonces me turban todos mis dolores;
sé que no me tendrás por inocente.
29 Yo he sido declarado culpable;
entonces, ¿para qué fatigarme en vano?
30 Aunque me bañe con jabón
y limpie mis manos con lejía,
31 aun así me hundirás en el hoyo,
y me abominarán mis vestiduras.

32 »Porque él no es hombre como yo
para que le responda,
y para que juntos vengamos a juicio.
33 No hay entre nosotros un árbitro
que ponga su mano sobre ambos.
34 ¡Que quite de sobre mí su vara,
y que no me espante su terror!
35 Entonces yo hablaré y no le temeré;
de otro modo, yo no soy dueño de mí mismo.


NO HAY ESCAPATORIA PARA LO QUE DIOS DISPONGA


REFLEXIÓN

Da lo mismo, por lo cual digo: Al íntegro y al impío, él los consume. (Job 9:22)

Así que no es cuestión de que si nuestro mal es consecuencia de mis acciones, es una decisión de Dios. Por lo menos es lo que está diciendo Job, sus amigos lo acusan y dicen lo que se dice en esos casos; esto te viene porque estás mal con Dios. Pero Job dice que si porta mal Dios te concede mal, pero aunque andes en rectitud ante Dios en algún momento te puede venir un mal también. El impío no tiene de que quejarse, sabe que su mal le viene a consecuencia de su pecado. Pero cuando alguien íntegro le viene mal, entonces se desata una gran tormenta y las personas comentan; ¿este no y que era recto delante de Dios? Pero lo cierto es que cualquiera que sea la forma que viene el mal, o lo manda Dios, o el enemigo arremete, te lo merezcas o sea injustificado; siempre será Dios el que permite que suceda.

ORACIÓN

Mi Dios socórreme en este tiempo de angustia, no deje que piene que te has olvidado de mí. Amén.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Puedes dejar tu comentario acerca del tema que se esta tratando en el momento o responder a algún otro comentario que alguien haya dejado, pero no se permitirán comentarios obscenos, discriminatorios ni despreciativos en esta página.