martes, 2 de junio de 2015

LECTURA 2 DE JUNIO

DÍA 153

2 DE JUNIO (ESTER 9:1-JOB 3:26)

CAPÍTULO 9

LA VENGANZA DE LOS JUDÍOS

1 El día 13 del mes duodécimo, que es el mes de Adar, cuando habían de ser ejecutados la palabra del rey y su decreto, el mismo día en que los enemigos de los judíos esperaban ganar poder sobre ellos, ocurrió todo lo contrario. Porque fueron los judíos los que ganaron poder sobre los que les aborrecían. 2 Los judíos se congregaron en sus ciudades en todas las provincias del rey Asuero, para echar mano sobre los que habían procurado su mal. Nadie les pudo resistir, porque en todos los pueblos había caído el miedo a ellos. 3 Todos los magistrados de las provincias, los sátrapas, los gobernadores y los encargados de las obras del rey enaltecían a los judíos, porque el miedo a Mardoqueo había caído sobre ellos. 4 Pues Mardoqueo era grande en el palacio real; su fama se difundía por todas las provincias, y se iba engrandeciendo más y más.

5 Los judíos dieron a sus enemigos un golpe de espada con matanza y destrucción, e hicieron con sus enemigos lo que quisieron. 6 En Susa, la capital, los judíos mataron y destruyeron a 500 hombres. 7 Entonces mataron a Parsandata, Dalfón, Aspata, 8 Porata, Adalías, Aridata, 9 Parmasta, Arisai, Aridai y Vaizata, 10 los diez hijos de Amán hijo de Hamedata, el enemigo de los judíos. Pero no echaron mano a sus despojos.

11 El mismo día llegó al rey el número de los muertos en Susa, la capital. 12 Y el rey dijo a la reina Ester:

—Si en Susa, la capital, los judíos han matado y destruido a 500 hombres y a los diez hijos de Amán, ¿qué habrán hecho en las otras provincias del rey? ¿Cuál es, pues, tu petición? Te será dada. ¿Qué más solicitas? Y será hecho.

13 Y Ester respondió:

—Si al rey le parece bien, concédase también mañana a los judíos en Susa, para que hagan conforme a lo decretado para hoy, y que cuelguen en la horca a los diez hijos de Amán.

14 El rey mandó que se hiciera así. El decreto se promulgó en Susa, y colgaron a los diez hijos de Amán. 15 Entonces los judíos que estaban en Susa se congregaron también el día 14 del mes de Adar, y mataron en Susa a 300 hombres. Pero no echaron mano a sus despojos.

INSTITUCIÓN DE LA FIESTA DE PURIM

16 También el resto de los judíos que estaban en las provincias del reino se congregó para defenderse y así descansar de sus enemigos, y mataron a 75.000 de los que les aborrecían. Pero no echaron mano a sus despojos.

17 Esto ocurrió el día 13 del mes de Adar. Y el día 14 del mismo mes reposaron y lo hicieron día de banquete y de regocijo. 18 Pero los judíos que estaban en Susa se congregaron el 13 y también el 14 del mismo mes, y el 15 del mes reposaron y lo hicieron día de banquete y de regocijo. 19 Por eso los judíos que viven a campo abierto en las aldeas sin muros, hacen del 14 del mes de Adar un día de alegría, de banquete y de fiesta, y para enviar porciones, cada uno a su vecino.

20 Mardoqueo escribió estas cosas y envió cartas a todos los judíos que estaban en todas las provincias del rey Asuero, cercanas y lejanas, 21 ordenándoles que celebraran cada año los días 14 y 15 del mes de Adar; 22 porque en estos días los judíos tuvieron reposo de sus enemigos. El mes que de tristeza se cambió en alegría, y de duelo en día de fiesta, se les ordenó que lo celebrasen con días de banquete y de regocijo, y para enviar porciones, cada uno a su vecino, y regalos a los necesitados.

23 Los judíos aceptaron hacer lo que habían comenzado a celebrar y lo que les escribió Mardoqueo, 24 porque Amán hijo de Hamedata, el agageo, enemigo de todos los judíos, había planeado el exterminio de los judíos y había realizado un pur, es decir, un sorteo para confundirlos y acabar con ellos. 25 Pero cuando Ester fue a la presencia del rey, éste declaró por escrito que el perverso plan que concibió contra los judíos recayera sobre su cabeza. Y colgaron a él y a sus hijos en la horca. 26 Por esto llamaron a estos días Purim, debido a la palabra pur.

Entonces, por todas las palabras de este documento, por lo que ellos habían visto al respecto y por lo que les había sucedido, 27 los judíos establecieron y se comprometieron a aceptar para ellos mismos, para sus descendientes y para todos los que se hubiesen adherido a ellos, la obligación de no dejar de celebrar estos dos días, según está escrito al respecto, en su respectiva fecha, cada año. 28 Y estos días son recordados y celebrados de generación en generación en todas las familias, provincias y ciudades.

Estos días de Purim no dejarán de celebrarse entre los judíos, ni su memoria cesará entre sus descendientes. 29 La reina Ester hija de Abijail, junto con el judío Mardoqueo, suscribió con plena autoridad confirmando esta segunda carta acerca de Purim. 30 Mardoqueo envió cartas a todos los judíos, a las 127 provincias del reino de Asuero, con palabras de paz y verdad, 31 para instituir estos días de Purim en sus fechas señaladas, tal como el judío Mardoqueo y la reina Ester habían establecido para ellos, tal como lo habían aceptado para ellos mismos y para sus descendientes, con respecto a sus ayunos y a su clamor. 32 El mandato de Ester confirmó estas cosas acerca de Purim, y fue escrito en un libro.

CAPÍTULO 10

LA GRANDEZA DE MARDOQUEO

1 El rey Asuero impuso tributo sobre la tierra y las costas del mar. 2 Todos los hechos de su autoridad y de su poder, y el acta de la grandeza de Mardoqueo, a la que le elevó el rey, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Media y de Persia? 3 Porque el judío Mardoqueo fue el segundo después del rey Asuero. El fue grande entre los judíos y querido por la mayoría de sus hermanos. Procuraba el bienestar de su pueblo y promovía la paz entre todos los de su linaje.

EL LIBRO DE

JOB

CAPÍTULO 1

INTEGRIDAD Y PROSPERIDAD DE JOB

1 Hubo un hombre en la tierra de Uz, que se llamaba Job. Aquel hombre era íntegro y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. 2 Le nacieron siete hijos y tres hijas. 3 Poseía 7.000 ovejas, 3.000 camellos, 500 yuntas de bueyes, 500 asnos y muchísimos siervos. Y aquel hombre era el más grande de todos los orientales.

4 Sus hijos iban y celebraban un banquete en la casa de cada uno, en su día, y mandaban a llamar a sus tres hermanas, para que comiesen y bebiesen con ellos. 5 Y cuando habían transcurrido los días de banquete, sucedía que Job mandaba a llamarlos y los purificaba. Levantándose muy de mañana, ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Pues decía Job: "Quizás mis hijos habrán pecado y habrán maldecido a Dios en sus corazones." De esta manera hacía continuamente.

SATANÁS CUESTIONA LA INTEGRIDAD DE JOB

6 Aconteció cierto día que vinieron los hijos de Dios para presentarse ante Jehovah, y entre ellos vino también Satanás. 7 Y Jehovah preguntó a Satanás:

—¿De dónde vienes?

Satanás respondió a Jehovah diciendo:

—De recorrer la tierra y de andar por ella.

8 Y Jehovah preguntó a Satanás:

—¿No te has fijado en mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra: un hombre íntegro y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?

9 Y Satanás respondió a Jehovah diciendo:

—¿Acaso teme Job a Dios de balde? 10 ¿Acaso no le has protegido a él, a su familia y a todo lo que tiene? El trabajo de sus manos has bendecido, y sus posesiones se han aumentado en la tierra. 11 Pero extiende, por favor, tu mano y toca todo lo que tiene, ¡y verás si no te maldice en tu misma cara!

12 Y Jehovah respondió a Satanás:

—He aquí, todo lo que él tiene está en tu poder. Solamente no extiendas tu mano contra él.
Entonces Satanás salió de la presencia de Jehovah.

SATANÁS ARRUINA LA CASA DE JOB

13 Aconteció cierto día, cuando sus hijos y sus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en la casa de su hermano, el primogénito, 14 que un mensajero llegó a Job y le dijo:

—Estando los bueyes arando, y las asnas paciendo cerca de ellos, 15 cayeron de sorpresa los sabeos y se los llevaron. Y a los criados mataron a filo de espada. Sólo yo escapé para darte la noticia.

16 Todavía estaba éste hablando, cuando llegó otro y le dijo:

—¡Fuego de Dios cayó del cielo, y quemó las ovejas y consumió a los criados! Sólo yo escapé para darte la noticia.

17 Todavía estaba éste hablando, cuando llegó otro y le dijo:

—Los caldeos formaron tres escuadrones, arremetieron contra los camellos y se los llevaron. Y mataron a los criados a filo de espada. Sólo yo escapé para darte la noticia.

18 Todavía estaba éste hablando, cuando llegó otro y le dijo:

—Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en la casa de su hermano, el primogénito. 19 Y he aquí que un fuerte viento vino del otro lado del desierto y golpeó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron. Sólo yo escapé para darte la noticia.

20 Entonces Job se levantó, rasgó su manto y se rapó la cabeza; se postró a tierra y adoró. 21 Y dijo:

—Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehovah dio, y Jehovah quitó. ¡Sea bendito el nombre de Jehovah!

22 En todo esto Job no pecó ni atribuyó a Dios despropósito alguno.

CAPÍTULO 2

SATANÁS ARRUINA LA SALUD DE JOB

1 Aconteció cierto día que vinieron los hijos de Dios para presentarse ante Jehovah, y entre ellos vino también Satanás, para presentarse ante Jehovah. 2 Jehovah preguntó a Satanás:

—¿De dónde vienes?

Y Satanás respondió a Jehovah:

—De recorrer la tierra y de andar por ella.

3 Jehovah preguntó a Satanás:

—¿No te has fijado en mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra: un hombre íntegro y recto, temeroso de Dios y apartado del mal; y que todavía se aferra a su integridad a pesar de que tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin motivo?

4 Y Satanás respondió a Jehovah diciendo:

—¡Piel por piel! Todo lo que el hombre tiene lo dará por su vida. 5 Pero extiende, pues, tu mano y toca sus huesos y su carne, y verás si no te maldice en tu misma cara.

6 Y Jehovah respondió a Satanás:

—He aquí, él está en tu poder; pero respeta su vida.

7 Entonces Satanás salió de la presencia de Jehovah e hirió a Job con unas llagas malignas, desde la planta de sus pies hasta su coronilla. 8 Tomaba un pedazo de tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de las cenizas. 9 Entonces su mujer le dijo:

—¿Todavía te aferras a tu integridad? ¡Maldice a Dios, y muérete!

10 Pero él le respondió:

—¡Has hablado como hablaría cualquiera de las mujeres insensatas! Recibimos el bien de parte de Dios, ¿y no recibiremos también el mal?

En todo esto Job no pecó con sus labios.

JOB ES VISITADO POR SUS TRES AMIGOS

11 Entonces tres amigos de Job -Elifaz el temanita, Bildad el sujita y Zofar el namatita- se enteraron de todo el mal que le había sobrevenido y vinieron, cada uno de su lugar. Convinieron juntos en ir a él para expresarle su condolencia y para consolarle. 12 Y cuando alzaron los ojos desde lejos y no le pudieron reconocer, alzaron su voz y lloraron. Cada uno rasgó su manto, y esparcieron polvo hacia el cielo, sobre sus cabezas. 13 Luego se sentaron en tierra con él por siete días y siete noches. Y ninguno de ellos le decía una sola palabra, porque veían que el dolor era muy grande.

CAPÍTULO 3

JOB MALDICE EL DÍA EN QUE NACIÓ

1 Después de esto Job abrió su boca y maldijo su día. 2 Tomó Job la palabra y dijo:
3 -Perezca el día en que nací,
y la noche en que se dijo:
"¡Un varón ha sido concebido!"
4 Sea aquel día tinieblas.
Dios no pregunte por él desde arriba,
ni resplandezca la claridad sobre él.
5 Reclámenlo para sí las tinieblas
y la densa oscuridad;
repose sobre él una nube,
y cáusele terror el oscurecimiento
del día.

6 Apodérese de aquella noche la oscuridad.
No sea contada junto con los días
del año

ni aparezca en el cómputo de los meses.
7 ¡He aquí, sea aquella noche estéril;
no penetren en ella los gritos de júbilo!
8 Maldíganla los que maldicen el día,
los que se aprestan a instigar al Leviatán.

9 Oscurézcanse sus estrellas matutinas.
Espere la luz, pero no le llegue,
ni vea los destellos de la aurora;
10 porque no cerró las puertas de la matriz,
para esconder de mis ojos el sufrimiento.

11 »¿Por qué no morí en las entrañas,
o expiré al salir del vientre?
12 ¿Por qué me recibieron las rodillas?
¿Para qué los pechos que mamé?
13 Pues ahora yacería y estaría en quietud.
Dormiría y tendría reposo
14 junto con los reyes y los consejeros de la tierra,
que reedificaron ruinas para sí;
15 o con los príncipes que poseían el oro
y que llenaban de plata sus casas.
16 ¡Oh! ¿Por qué no fui escondido como un abortivo,
como las criaturas que nunca vieron
la luz?
17 Allí los impíos dejan de perturbar;
allí descansan los de agotadas fuerzas.
18 Los prisioneros están juntos en descanso
y no escuchan la voz del capataz.
19 Tanto el pequeño como el grande están allí;
y el esclavo, ya libre de su amo.

20 »¿Para qué darle luz al que sufre,
y vida a los de alma amargada;
21 a los que esperan la muerte,
y no llega, aunque la busquen
más que a tesoros enterrados;
22 a los que se alegran ante el gozo
y se regocijan cuando hallan el sepulcro;
23 al hombre cuyo camino está escondido,
y a quien Dios ha cercado?
24 Porque antes de mi pan viene mi suspiro,
y mis gemidos corren como el agua.
25 El miedo que presentía me ha sobrevenido;
lo que me daba terror me ha acontecido.
26 No tengo tranquilidad;
no tengo quietud; no tengo sosiego;
más bien, me viene la desesperación.


ENTENDIENDO EL MAL EN NUESTRAS VIDAS


REFLEXIÓN

He aquí, él está en tu poder; pero respeta su vida. (Job 2:6)

Una cosa, que en nuestro entender no es aceptable, es el hecho que de parte de Dios tenga ángeles que puedan hacer daño a la personas y sobre todo a su pueblo. Pero permitir Dios que Satanás nos toque y no haga daño, son palabras mayores. Pero parece ser cierto el hecho que dentro de la voluntad permisiva de Dios, deje que tal cosa no acontezca. Ningún mal procede directamente de Dios, ya que su santidad no lo permite. Dios es un ser puramente santo, no hay ninguna gota de maldad en todo su ser. Cuando determina que algo malo debe acontecer, no lo ejecuta él directamente. Su personalidad no se lo permite, por eso tiene a ciertos ángeles que ejecutan la maldad. Y por la otra parte, para eso está Satanás para ejecutar el mal en este mundo. Así que ciertamente alguno males que nos acontecen, están designados por Dios. Él deja que ocurra, para bien de nosotros, según la Biblia.

ORACIÓN

Mi Dios ayúdame a no perder la fe en ti, en esos tiempos difíciles. Amén.





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