DÍA 162
11 DE JUNIO (JOB 32:1-34:37)
CAPÍTULO 32
LA INTERVENCIÓN DE ELIHÚ
1 Estos tres
hombres cesaron de responder a Job, porque él era justo ante sus propios ojos. 2
Entonces se encendió contra Job la ira de Elihú hijo de Beraquel el buzita, de
la familia de Ram. Se encendió su ira contra Job, por cuanto se justificaba más
a sí mismo que a Dios. 3 Igualmente, se encendió su ira contra los
tres amigos, porque no hallaban qué responder, aunque habían condenado a Job. 4
Elihú había esperado para hablar a Job, porque ellos eran mayores que él en
edad. 5 Pero al ver Elihú que no había respuesta en la boca de
aquellos tres hombres, se encendió en ira. 6 Entonces intervino
Elihú hijo de Beraquel el buzita y dijo:
—Yo soy menor en años,
y vosotros sois ancianos;
por eso tuve miedo
y temí declararos mi opinión.
7 Pensé que
hablarían los días,
y los muchos años darían a conocer sabiduría.
8 No obstante,
es el espíritu en el hombre,
el soplo del Todopoderoso, que le hace
entender.
9 No son los mayores
los sabios,
ni los viejos los que disciernen lo justo.
10 Por eso
digo: Escuchadme,
yo también expresaré mi parecer.
11 He aquí, he
esperado vuestras palabras;
he escuchado vuestras razones,
mientras rebuscabais qué decir.
12 Yo os he
prestado atención,
pero he aquí que ninguno de vosotros
ha logrado reprobar a Job
o responder a sus dichos.
13 No sea que
digáis:
"Hemos hallado la sabiduría;
Dios lo refutará, no el hombre."
14 El no
dirigió sus palabras a mí,
ni yo le responderé con vuestros dichos.
15 »Se
desconcertaron;
no volvieron a responder;
se les fueron los razonamientos.
16 ¿He de
esperar porque ellos no hablan,
porque pararon y no respondieron más?
17 Yo también
responderé mi parte;
yo también expresaré mi parecer.
18 Porque
estoy lleno de palabras,
y me impulsa mi espíritu dentro de mí.
19 He aquí que
mi interior es como vino sin respiradero,
y como odres nuevos va a reventar.
20 Hablaré,
pues, y hallaré desahogo;
abriré mis labios y responderé.
21 Yo no haré
distinción de personas,
a ningún hombre adularé.
22 Porque
nunca he sabido adular;
mi Hacedor me llevaría en breve.
CAPÍTULO
33
1 »No
obstante, oh Job, escucha, por favor, mis razones;
atiende a todas mis palabras.
2 He aquí, yo
abro mi boca;
mi lengua habla en mi paladar.
3 Mis dichos
declaran mi rectitud de corazón;
lo que mis labios saben lo dicen con
sinceridad.
4 El Espíritu
de Dios me hizo;
el aliento del Todopoderoso me da vida.
5 Si acaso
puedes, respóndeme.
Alístate y preséntate ante mí.
6 He aquí que
yo estoy, como tú, ante Dios;
yo también fui formado de barro.
7 He aquí, mi
terror no te ha de espantar,
ni mi mano pesará demasiado sobre ti.
8 »En verdad,
tú hablaste a oídos míos;
yo oí el sonido de tus palabras:
9 "Yo soy
limpio y sin transgresión;
soy inocente, y no hay maldad en mí.
10 He aquí,
Dios halla pretextos
contra mí
y me considera su enemigo.
11 Puso mis
pies en el cepo
y vigila todas mis sendas."
12 »He aquí yo
te respondo
que en esto no tienes razón,
porque Dios es más grande que el hombre.
13 ¿Por qué
contiendes contra él,
siendo que él no da cuenta
de ninguna de sus palabras?
14 Porque Dios
habla de una manera,
y de otra, pero nadie lo nota.
15 Habla por
sueños, en visión nocturna,
cuando el sopor cae sobre los hombres,
cuando uno se adormece sobre la cama.
16 Entonces
abre el oído de los hombres
y sella la instrucción para ellos,
17 para
apartar al hombre de lo que hace,
para destruir la arrogancia del varón,
18 para librar
su alma de la fosa
y su vida de ser traspasada por la lanza.
19 »El es
reprendido con dolor sobre su lecho,
y con constante dolor en sus huesos.
20 Hacen que
su vida aborrezca el alimento;
y su alma, su comida favorita.
21 Su carne se
consume hasta dejar de ser vista,
y aparecen sus huesos que no se veían.
22 Su alma se
acerca a la fosa,
y su vida a los que causan la muerte.
23 »Oh, si
hubiese a su lado un ángel,
un intercesor, uno entre mil,
para declarar al hombre lo que le es recto,
24 y que al
ser favorecido por la gracia,
dijese: "Líbralo de descender a la fosa,
pues le he hallado rescate."
25 Entonces su
carne volvería a ser
más tierna que en su adolescencia,
y volvería a los días de su juventud.
26 Oraría a
Dios, y le sería favorable.
Vería su rostro con gritos de júbilo,
y Dios restituiría al hombre su justicia.
27 Cantaría
entre los hombres diciendo:
"Yo había pecado y pervertido lo recto,
y no me fue retribuido.
28 El libró mi
alma de pasar a la fosa,
y mi vida verá la luz."
29 »He aquí,
Dios hace todas estas cosas
con el hombre, dos y tres veces,
30 para
restaurar su alma de la fosa
y para iluminarlo con la luz de la vida.
31 »Atiende,
oh Job; escúchame.
Calla, y yo hablaré.
32 Si tienes
palabras, respóndeme.
Habla, porque yo quiero justificarte.
33 Y si no,
escúchame.
Calla, y yo te enseñaré sabiduría.
CAPÍTULO
34
1 Elihú
continuó diciendo:
2 -Oíd, oh
sabios, mis palabras;
vosotros, los que sabéis, atendedme.
3 Porque el
oído distingue las palabras,
y el paladar prueba la comida.
4 Escojamos lo
que es correcto;
conozcamos entre nosotros lo bueno.
5 Pues Job ha
dicho: "Yo soy justo,
pero Dios me ha quitado mi derecho.
6 ¿He de
mentir respecto a mi derecho?
Mi herida es incurable
a pesar de que no hubo transgresión."
7 »¿Qué hombre
hay como Job,
que bebe el escarnio como agua,
8 que va en
compañía con los que obran iniquidad,
y anda con los hombres impíos?
9 Pues ha
dicho:
"El hombre no sacará provecho
de estar de acuerdo con Dios."
10 »Por tanto,
oídme, hombres entendidos.
¡Lejos esté de Dios la impiedad,
y del Todopoderoso la iniquidad!
11 Porque él
retribuye al hombre
de acuerdo con sus obras,
y hace que cada uno halle
lo que corresponde a sus caminos.
12 Realmente,
Dios no hará injusticia;
el Todopoderoso no pervertirá el derecho.
13 ¿Quién le
ha puesto a cargo de su tierra?
¿Quién le ha encomendado el mundo entero?
14 Si él se
propusiera en su corazón
y retirara su espíritu y su aliento,
15 toda carne
perecería juntamente,
y el hombre volvería al polvo.
16 »Si has
entendido, oye esto;
escucha la voz de mis palabras:
17 ¿Acaso
gobernará el que aborrece el derecho?
¿Condenarás al Justo y Poderoso?
18 El es el
que dice al rey: "¡Perverso!"
o a los nobles: "¡Impíos!"
19 El no hace
distinción de los príncipes,
ni favorece al rico ante el pobre,
pues todos son obra de sus manos.
20 En un
momento morirán,
a medianoche.
La gente será sacudida y pasará;
los poderosos serán eliminados,
y no por mano.
21 »Porque los
ojos de Dios están
sobre los caminos del hombre;
él puede ver todos sus pasos.
22 No hay
tinieblas ni oscuridad
para que allí se puedan esconder
los que hacen iniquidad.
23 Pues Dios
no impone plazo al hombre
para que vaya a juicio ante él.
24 El
quebranta a los fuertes sin consulta,
y en lugar de ellos establece a otros.
25 Por cuanto
conoce los hechos de ellos;
en una noche los trastorna,
y son aplastados.
26 Por sus
maldades los castiga
en un lugar donde lo vean.
27 Porque
dejaron de seguirle,
y no consideraron ninguno de sus caminos,
28 haciendo
que el clamor del pobre llegase ante él,
y que él oyera el clamor de los afligidos.
29 Si él
calla, ¿quién le inculpará?
Si esconde su rostro, ¿quién lo contemplará?
El está igualmente sobre pueblos e individuos,
30 para evitar
que reine el hombre impío
y que ponga trampas al pueblo.
31 »Porque,
¿quién ha dicho a Dios:
"Ya he llevado mi castigo;
no volveré a ofender.
32 Enséñame tú
lo que yo no puedo ver;
y si hice maldad, no lo volveré a hacer"?
33 ¿Acaso ha
de retribuir según tus condiciones,
porque tú rechazas las suyas?
Pues tú eres quien escoge, y no yo;
habla entonces lo que sabes.
34 »Los
hombres entendidos
y el varón sabio que me escucha me lo dirán:
35 "Job
no habla sabiamente;
sus palabras no son con entendimiento."
36 ¡Oh, que
Job fuera examinado a fondo,
pues responde como los hombres inicuos!
37 Porque a su
pecado añade la rebelión;
aplaude en medio de nosotros
y multiplica sus palabras contra Dios.
NO HABLEMOS CON LIGEREZA
REFLEXIÓN
Realmente, Dios no hará injusticia; el
Todopoderoso no pervertirá el derecho. (Job 34:12)
Tiene razón en lo que dice, de Dio no procede ningún
mal. Dios no aplica las adversidades por maldad, él puede corregir nuestras
acciones, puede dejar que sucedan ciertas cosas para llamar nuestra atención, o
probarnos para que aclaremos nuestra situación con él. Pero jamás hará las
cosas por el puro placer de vernos sufrir, o para vernos o traer confusión. Así
que si estas cosas suceden en medio de situaciones adversas, es porque los que
perdimos el rumbo fuimos nosotros y el enemigo se aprovechó de la situación. El
amigo de Job estaba un poco equivocado, como lo están muchos hoy en día. El
creía que el mal que le vino a Job, es consecuencia directa de sus malas
acciones. Por esta misma razón muchos se equivocan hoy día, pareciera que quisiéramos
ver en derrota a los que Dios bendice. Entonces justificamos lo que vemos, y
condenamos al que está en adversidad.
ORACIÓN
Mi Señor que pueda aclarar mi mente y saber
reconocer cuando tú etas trabajando con alguien, así pueda consolarlo y ayudar
a sobrellevar su carga. Amén.
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