DÍA 179
28 DE
JUNIO (SALMOS 75:1-78:72)
SALMO
75
LA COPA DEL JUICIO FINAL
(Al músico principal. Sobre "No
destruyas". Salmo de Asaf. Cántico)
1 ¡Gracias te
damos, oh Dios;
damos gracias!
Porque cercano está tu nombre;
se cuenta de tus maravillas.
2 "Cuando
yo establezca el tiempo,
juzgaré con rectitud.
3 Cuando se
derrita la tierra con todos sus habitantes,
yo mismo sostendré sus
columnas. (Selah)
4 Dije a los
jactanciosos: ’No os jactéis.’
Y a los impíos: ’No os enorgullezcáis.
5 No levantéis
en alto vuestra frente,
ni habléis con el cuello erguido.’ "
6 Porque ni
del oriente, ni del occidente,
ni del desierto viene el enaltecimiento.
7 Pues Dios es
el Juez:
A éste abate y a aquél exalta.
8 Ciertamente
la copa está en la mano de Jehovah,
con vino espumante mezclado con especias.
Cuando él la vacíe,
todos los impíos de la tierra beberán de ella
hasta la última gota.
9 Pero yo
siempre anunciaré
y cantaré salmos al Dios de Jacob.
10 El quebrantará
todo el poderío de los impíos;
pero el poderío del justo será exaltado.
SALMO
76
MANIFESTACIÓN DEL DIOS TEMIBLE
(Al músico principal. Con Neguinot. Salmo de
Asaf. Cántico)
1 Dios es
conocido en Judá;
grande es su nombre en Israel.
2 En Salem
está su enramada,
y en Sion su habitación.
3 Allí quebró
las ráfagas del arco,
el escudo, la espada y el arma de
guerra. (Selah)
4
¡Esplendoroso eres tú,
majestuoso más que las montañas eternas!
5 Los hombres
de gran valentía
fueron despojados y duermen su sueño;
ninguno de los hombres de guerra pudo usar sus
manos.
6 A tu
reprensión, oh Dios de Jacob,
fueron paralizados el carro y el caballo.
7 Temible eres
tú;
¿quién podrá permanecer en tu presencia cuando
se desate tu ira?
8 Desde los
cielos hiciste oír el juicio.
La tierra tuvo temor y calló
9 cuando te
levantaste, oh Dios, para juzgar,
cuando te levantaste para librar a todos los
mansos de la tierra. (Selah)
10 Ciertamente
la ira del hombre te traerá reconocimiento,
y te ceñirás con los sobrevivientes de las
iras.
11 Haced votos
y pagadlos a Jehovah, vuestro Dios;
todos los que están alrededor traerán
obsequios al Temible.
12 El
humillará el espíritu de los príncipes;
¡temible es a los reyes de la tierra!
SALMO
77
RECUERDOS DEL ÉXODO
(Al músico principal. Para Jedutún. Salmo de
Asaf)
1 Mi voz elevo
a Dios y clamo;
mi voz elevo a Dios, y él me escucha.
2 A Dios busco
en el día de mi angustia.
Sin cesar extiendo a él mis manos en la noche;
mi alma rehúsa el consuelo.
3 Me acuerdo
de Dios y gimo;
medito, y mi espíritu
desfallece. (Selah)
4 Tú retienes
los párpados de mis ojos;
estoy turbado y no puedo hablar.
5 Considero
los días de antaño,
los años antiguos.
6 Recuerdo mi
canto en la noche.
Medito en mi corazón,
y mi espíritu investiga.
7 ¿Acaso nos
desechará el Señor para siempre?
¿Ya no volverá a ser propicio?
8 ¿Se ha
agotado para siempre su misericordia?
¿Se han acabado sus promesas por generación y
generación?
9 ¿Se ha
olvidado de ser clemente?
¿En su ira ha cerrado su
compasión? (Selah)
10 Y pienso:
Mi tristeza es que haya cambio
en la diestra del Altísimo.
11 Me acuerdo
de las obras de Jehovah;
sí, me acuerdo de tus maravillas del pasado.
12 Medito en
todos tus hechos,
y reflexiono en tus actos.
13 Oh Dios,
santo es tu camino.
¿Qué Dios es grande como nuestro Dios?
14 Tú eres un
Dios que hace maravillas;
has hecho conocer tu poder entre los pueblos.
15 Con tu
brazo has redimido a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José. (Selah)
16 Las aguas
te vieron, oh Dios;
las aguas te vieron y temblaron.
Se estremecieron los abismos.
17 Los
nubarrones vertieron sus aguas;
tronaron las nubes;
también se desplazaron tus rayos.
18 El tronar
de tu voz estaba en el torbellino;
los relámpagos alumbraron al mundo;
la tierra se estremeció y tembló.
19 Tu camino
estaba en el mar,
y tu sendero en las caudalosas aguas.
Pero tus huellas nadie las pudo conocer.
20 Como a un
rebaño has conducido a tu pueblo
por medio de Moisés y de Aarón.
SALMO
78
LECCIONES DE LA HISTORIA DE ISRAEL
(Masquil de Asaf)
1 Escucha, oh
pueblo mío, mi ley;
inclinad vuestro oído a las palabras de mi
boca.
2 Abriré mi
boca en parábolas;
evocaré las cosas escondidas del pasado,
3 las cuales
hemos oído y entendido,
porque nos las contaron nuestros padres.
4 No las
encubriremos a sus hijos.
A la generación venidera contaremos las
alabanzas de Jehovah, y de su poder
y de las maravillas que hizo.
5 El
estableció su testimonio en Jacob
y puso la ley en Israel.
Mandó a nuestros padres que lo hicieran
conocer a sus hijos,
6 para que lo
supiese la generación venidera y sus hijos que nacieran,
para que los que surgiesen lo contaran a sus
hijos,
7 para que
pusiesen en Dios su confianza
y no se olvidaran de las obras de Dios,
a fin de que guardasen sus mandamientos;
8 para que no
fuesen como sus padres:
una generación porfiada y rebelde,
una generación que no dispuso su corazón,
ni su espíritu fue fiel para con Dios.
9 Los hijos de
Efraín, armados con excelentes arcos,
volvieron las espaldas en el día de la
batalla.
10 No
guardaron el pacto de Dios
y rehusaron andar en su ley.
11 Más bien,
se olvidaron de sus obras,
de las maravillas que les había mostrado.
12 Delante de
sus padres Dios hizo maravillas
en la tierra de Egipto,
en los campos de Tanis.
13 Dividió el
mar y los hizo pasar;
hizo que las aguas se detuvieran como en un
dique.
14 De día los
condujo con una nube,
toda la noche con resplandor de fuego.
15 Partió las
peñas en el desierto,
y les dio a beber del gran abismo.
16 Sacó
corrientes de la peña
e hizo descender aguas como ríos.
17 A pesar de
esto,
volvieron a pecar contra él;
se rebelaron contra el Altísimo en el
desierto.
18 Probaron a
Dios en su corazón,
pidiendo comida a su antojo.
19 Y hablaron
contra Dios diciendo:
"¿Podrá preparar una mesa en el desierto?
20 He aquí que
golpeó la peña,
y fluyeron aguas;
y corrieron arroyos en torrentes.
Pero, ¿podrá también dar pan?
¿Podrá proveer carne para su pueblo?"
21 Jehovah lo
oyó y se indignó;
fuego se encendió contra Jacob,
y la ira descendió contra Israel.
22 Porque no
creyeron a Dios,
ni confiaron en su liberación,
23 a pesar de
que mandó a las nubes de arriba,
y abrió las puertas de los cielos;
24 a pesar de
que hizo llover sobre ellos maná para comer,
y les dio trigo del cielo.
25 Pan de
fuertes comió el hombre;
les envió comida hasta saciarles.
26 Levantó en
el cielo el viento del oriente,
y trajo el viento del sur con su poder.
27 Así hizo
llover sobre ellos carne como polvo,
aves aladas como la arena del mar.
28 Las hizo
caer en medio del campamento,
alrededor de sus tiendas.
29 Comieron
hasta hartarse;
les dio satisfacción a su apetito.
30 Pero cuando
no habían colmado su apetito,
estando la comida aún en sus bocas,
31 descendió
sobre ellos la ira de Dios,
y mató a los más distinguidos de ellos;
derribó a los escogidos de Israel.
32 Con todo,
siguieron pecando
y no dieron crédito a sus maravillas.
33 Por eso los
consumió en la vanidad,
y consumió sus años con pánico.
34 Cuando los
hacía morir,
entonces buscaban a Dios,
y solícitos volvían a acercarse a él.
35 Se
acordaron de que Dios es su Roca;
de que el Dios Altísimo es su Redentor.
36 Pero le
halagaban con la boca,
y con su lengua le mentían.
37 Pues sus corazones
no eran firmes para con él,
ni eran fieles con su pacto.
38 Con todo,
él perdonaba misericordioso la maldad y no los destruía.
En muchas ocasiones apartó su ira
y no despertó todo su enojo.
39 Se acordó
de que ellos eran carne,
un soplo que va y no vuelve.
40 ¡Cuántas
veces lo amargaron en el desierto;
lo entristecieron en la sequedad!
41 Volvían a
probar a Dios,
e irritaban al Santo de Israel.
42 No se
acordaron de su mano
en el día que los redimió del adversario,
43 cuando
impuso en Egipto sus señales
y sus maravillas en los campos de Tanis.
44 Convirtió
en sangre sus canales;
también sus corrientes, para que no bebiesen.
45 Envió
contra ellos enjambres de moscas que los devoraban,
y ranas que los infestaban.
46 También
entregó sus productos a la oruga,
y el fruto de sus labores a la langosta.
47 Sus viñas
destruyó con granizo
y sus higuerales con aluvión.
48 Entregó los
animales al granizo,
y sus ganados a los rayos.
49 Envió sobre
ellos el furor de su ira,
enojo, indignación y angustia,
como delegación de mensajeros destructores.
50 Dio vía
libre a su furor;
no eximió sus almas de la muerte;
sus vidas entregó a la epidemia.
51 Hirió a
todos los primogénitos de Egipto,
primicias del vigor de las tiendas de Cam.
52 Pero hizo
que su pueblo partiera cual manada
y los llevó por el desierto cual rebaño.
53 Los guió
con seguridad,
para que no tuvieran miedo;
y el mar cubrió a sus enemigos.
54 Después los
trajo al territorio de su santuario;
a este monte que adquirió con su diestra.
55 Arrojó a
las naciones de delante de ellos,
les repartió a cordel la heredad,
e hizo habitar en sus tiendas a las tribus de
Israel.
56 Pero
pusieron a prueba al Dios Altísimo y lo amargaron,
y no guardaron sus testimonios.
57 Más bien,
se volvieron atrás
y se rebelaron como sus padres.
Se desviaron como arco engañoso.
58 Lo airaron
con sus lugares altos,
y con sus imágenes le provocaron a celos.
59 Dios lo oyó
y se encendió en ira;
en gran manera rechazó a Israel.
60 Abandonó el
tabernáculo de Silo,
la tienda en que habitó entre los hombres.
61 Entregó su
poderío a la cautividad;
y su gloria, en manos del enemigo.
62 También
entregó su pueblo a la espada;
se airó contra su posesión.
63 El fuego
devoró a sus jóvenes;
sus vírgenes no fueron alabadas.
64 Sus
sacerdotes cayeron a espada,
y sus viudas no hicieron lamentación.
65 Entonces se
despertó el Señor,
a la manera del que duerme,
como un guerrero que grita excitado por el
vino.
66 E hirió a
sus enemigos haciéndolos retroceder,
y los puso como afrenta perpetua.
67 Desechó la
tienda de José;
no escogió a la tribu de Efraín.
68 Más bien,
escogió a la tribu de Judá;
el monte Sion, al cual amó.
69 Allí
edificó su santuario como las alturas;
como la tierra, a la cual cimentó para
siempre.
70 Eligió a su
siervo David;
lo tomó de los rediles de las ovejas.
71 Lo trajo de
detrás de las ovejas recién paridas,
para que apacentase a su pueblo Jacob,
a Israel su heredad.
72 Los
apacentó con íntegro corazón;
los pastoreó con la pericia de sus manos.
APRENDIENDO A ESCUCHAR Y RECONOCER LA VOZ DE DIOS
REFLEXIÓN
Escucha, oh pueblo mío, mi ley; inclinad
vuestro oído a las palabras de mi boca. (Salmo 78:1)
Las palabras de Dios son ley, no es que haya una ley especial que no diga lo que Dios es
y quiere de nosotros. Sino todo lo que sale de su boca es ley, todo lo que Dio
dice tiene un propósito para nosotros. Así que debemos de prestar atención a
sus palabras y mandamientos, para que podamos obedecer y cumplir con sus
ordenanzas. También tenemos que tener mucho cuidado de andar diciendo cualquier
cosa, y pretender decir que eso salió de la boca de Dios. Dios es un Dios celoso,
sus palabras son sagradas, sus dichos son santos, cuidemos de querer pretender
ser la voz de Dios cuando en realidad no ha dicho nada o no ha mandado a decir
tal cosa. Pero también nos insta a reconocer su voz, y cumplir a cabalidad con
sus ordenanzas. En ese sentido también son santas y sagradas sus palabras.
ORACIÓN
Mi Señor dame
entendimiento para reconocer tus palabras, lo que ordenas que se haga. Que
siempre pueda escuchar y entender lo que dices, y que pueda obedecer a
cabalidad tus palabras. Amén.
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