DÍA 71
12 DE MARZO
(DEUTERONOMIO 33.1-JOSUÉ 2.24)
CAPÍTULO 33
BENDICIÓN DE
MOISÉS PARA ISRAEL
1 Esta es la bendición con la cual Moisés,
hombre de Dios, bendijo a los hijos de Israel, antes de morir. 2 El
dijo:
"Jehovah
vino de Sinaí
y de Seír les
resplandeció.
Apareció desde
los montes de Parán
y vino con
miríadas de santos,
y a su diestra
fuego refulgente.
3 Ciertamente él ama a los pueblos;
Todos sus santos
están en sus manos.
Ellos se postran
a tus pies
y reciben tus
palabras.
4 "Moisés nos prescribió la ley,
la heredad de la
congregación de Jacob.
5 El ha sido rey en Jesurún,
cuando se
congregaban los jefes del pueblo,
la comunidad de
las tribus de Israel.
6 "¡Viva Rubén, y no muera!
Y sean numerosos
sus hombres."
7 Esto dijo acerca de Judá:
"Escucha, oh
Jehovah, la voz de Judá;
tráelo a su
pueblo.
Sus manos le
basten,
y séle ayuda
contra sus enemigos.
8 Dijo acerca de Leví:
"Dale a Leví
tu Tumim
y tu Urim a tu
hombre piadoso
al cual probaste
en Masá,
y con quien
contendiste en las aguas de Meriba.
9 El que dijo de su padre y de su madre:
’No los conozco.’
No reconoció a
sus hermanos,
ni conoció a sus
propios hijos.
Pues ellos
guardaron tu palabra
y observaron tu
pacto.
10 Ellos enseñarán tus juicios a Jacob,
y tu ley a
Israel.
Pondrán delante
de ti el incienso
y sobre tu altar
la ofrenda del todo quemada.
11 ¡Bendice, oh Jehovah, lo que ellos hagan!
¡Recibe con
agrado la obra de sus manos!
Hiere las
espaldas de sus enemigos
y de los que le aborrecen,
de modo que no se
levanten."
12 Dijo acerca de Benjamín:
"El amado de
Jehovah
habitará confiado
cerca de él.
El lo protegerá
todo el día,
y entre sus
hombros morará."
13 Dijo acerca de José:
"Bendita de
Jehovah sea su tierra
con lo mejor del
cielo, con el rocío
y con el océano
que se extiende abajo,
14 con lo mejor que produce el sol,
y con lo mejor
que da la luna,
15 con lo principal de las montañas
antiguas,
con lo mejor de
las colinas eternas,
16 con lo mejor de la tierra y de su
plenitud,
y el favor de
aquel que moraba en la zarza.
Que esto venga
sobre la cabeza de José,
y sobre la
coronilla del príncipe de sus hermanos.
17 El tiene el esplendor del primogénito del
toro;
sus cuernos son
como los del toro salvaje.
Con ellos
embestirá a los pueblos
hasta los
confines de la tierra.
¡Estas son las
miríadas de Efraín!
¡Estos son los
millares de Manasés!"
18 Dijo acerca de Zabulón:
"¡Alégrate,
oh Zabulón, en tus salidas;
y tú, oh Isacar,
en tus tiendas!
19 Convocarán a los pueblos al monte,
y allí ofrecerán
sacrificios de justicia.
Porque absorberán
la abundancia de los mares,
y los tesoros
escondidos de la arena."
20 Dijo acerca de Gad:
"¡Bendito el
que hizo ensanchar a Gad!
Como león habita,
y arrebata el
brazo y aun la coronilla.
21 Escogió lo mejor de la tierra para sí,
pues allí estaba
la parte del legislador.
Cuando se
congregaron los jefes del pueblo,
realizó la
justicia de Jehovah,
sus juicios
acerca de Israel."
22 Dijo acerca de Dan:
"Dan es un
cachorro de león
que salta desde
Basán."
23 Dijo acerca de Neftalí:
"Neftalí,
satisfecho con favores
y lleno de las
bendiciones de Jehovah,
posee la región
del mar y del sur."
24 Dijo acerca de Aser:
"¡Bendito
más que los hijos sea Aser!
Sea querido por
sus hermanos
y moje su pie en
aceite.
25 De hierro y bronce sean tus cerrojos,
y tu fuerza sea
como tus días."
26 "¡No hay como el Dios de Jesurún!
El cabalga sobre
los cielos en tu ayuda,
y sobre las nubes
en su majestad.
27 El eterno Dios es tu refugio,
y abajo están los
brazos eternos.
El echará de
delante de ti al enemigo,
diciendo:
’¡Destruye!’
28 Israel habitará confiado;
el manantial de
Jacob estará solitario
en tierra de
grano y de vino nuevo.
También sus
cielos gotearán rocío.
29 ¡Bienaventurado eres tú, oh Israel!
¿Quién como tú,
oh pueblo salvo por Jehovah,
escudo de tu
socorro y espada de tu excelencia?
Tus enemigos
tratarán de engañarte,
pero tú
pisotearás sus lugares altos."
CAPÍTULO 34
MUERTE Y
SEPULTURA DE MOISÉS
1 Entonces subió Moisés de la llanura de
Moab al monte Nebo, en la cumbre del Pisga, que está frente a Jericó. Y Jehovah
le mostró toda la tierra: desde Galaad hasta Dan, 2 todo Neftalí, la
tierra de Efraín y de Manasés, toda la tierra de Judá hasta el mar Grande, 3
el Néguev y la llanura del valle de Jericó (la ciudad de las palmeras), hasta
Zoar. 4 Y Jehovah le dijo: "Esta es la tierra de la cual juré a
Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: ’A tus descendientes la daré.’ Yo te he
permitido que la mires con tus ojos, pero tú no cruzarás allá."
5 Y allí murió Moisés, siervo de Jehovah,
en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehovah. 6 Y él lo
sepultó en el valle, en la tierra de Moab, frente a Bet-peor. Nadie conoce su
sepulcro, hasta el día de hoy.
7 Moisés tenía 120 años cuando murió. Sus
ojos nunca se debilitaron, ni perdió su vigor. 8 Los hijos de Israel
hicieron duelo por Moisés en las llanuras de Moab durante treinta días, hasta
que se cumplieron los días del llanto y de duelo por Moisés.
9 Y Josué hijo de Nun estaba lleno del
espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él. Así que
los hijos de Israel le obedecieron e hicieron como Jehovah había mandado a
Moisés.
10 Nunca en Israel se levantó otro profeta
como Moisés, a quien Jehovah conociera cara a cara. 11 Nadie fue
como él, ni por todas las señales y prodigios que Jehovah le mandó hacer en la
tierra de Egipto contra el faraón, contra todos sus servidores y contra toda su
tierra, 12 ni por la mano poderosa y los hechos asombrosos, como los
que Moisés hizo ante los ojos de todo Israel.
EL LIBRO DE
JOSUÉ
CAPÍTULO 1
JOSUÉ ASUME EL
MANDO
1 Aconteció después de la muerte de Moisés,
siervo de Jehovah, que Jehovah habló a Josué hijo de Nun, ayudante de Moisés,
diciendo:
2 -Mi siervo Moisés ha muerto. Ahora,
levántate, pasa el Jordán tú con todo este pueblo, a la tierra que yo doy a los
hijos de Israel. 3 Yo os he dado, como lo había prometido a Moisés,
todo lugar que pise la planta de vuestro pie. 4 Vuestro territorio
será desde el desierto y el Líbano hasta el gran río, el río Eufrates, toda la
tierra de los heteos hasta el mar Grande, donde se pone el sol. 5
Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida. Como estuve con
Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te desampararé. 6 Esfuérzate
y sé valiente, porque tú harás que este pueblo tome posesión de la tierra que
juré a sus padres que les daría. 7 Solamente esfuérzate y sé muy
valiente, para cuidar de cumplir toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No
te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito en
todo lo que emprendas. 8 Nunca se aparte de tu boca este libro de la
Ley; más bien, medita en él de día y de noche, para que guardes y cumplas todo
lo que está escrito en él. Así tendrás éxito, y todo te saldrá bien. 9
¿No te he mandado que te esfuerces y seas valiente? No temas ni desmayes,
porque Jehovah tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.
10 Entonces Josué mandó a los oficiales del
pueblo, diciendo:
11 -Pasad por en medio del campamento y
mandad al pueblo diciendo: "Preparaos alimentos, porque dentro de tres
días cruzaréis el Jordán para entrar a tomar posesión de la tierra que Jehovah
vuestro Dios os da para que la poseáis."
12 Josué también habló a los rubenitas, a los
gaditas y a la media tribu de Manasés, diciendo:
13 -Acordaos de lo que os mandó Moisés,
siervo de Jehovah, diciendo: "Jehovah vuestro Dios os ha dado reposo y os
ha dado esta tierra. 14 Vuestras mujeres, vuestros niños y vuestros
ganados se quedarán en la tierra que Moisés os ha dado a este lado del Jordán.
Pero vosotros, todos los guerreros valientes, cruzaréis armados al frente de
vuestros hermanos y les ayudaréis, 15 hasta que Jehovah haya dado
reposo a vuestros hermanos como a vosotros, y ellos también tomen posesión de
la tierra que les da Jehovah vuestro Dios. Después volveréis a la tierra que
tenéis como posesión, que os ha dado Moisés, siervo de Jehovah, a este lado del
Jordán, donde se levanta el sol."
16 Y ellos respondieron a Josué diciendo:
—Nosotros haremos
todas las cosas que nos has mandado, e iremos a dondequiera que nos envíes. 17
De la manera que hemos obedecido a Moisés en todas las cosas, así te
obedeceremos a ti. Sólo que Jehovah tu Dios esté contigo, como estuvo con
Moisés. 18 Cualquiera que sea rebelde a tu mandato y que no obedezca
tus palabras en todo lo que le mandes, que muera. ¡Solamente esfuérzate y sé
valiente!
CAPÍTULO 2
JOSUÉ ENVÍA
ESPÍAS A JERICÓ
1 Josué hijo de Nun envió secretamente dos
espías desde Sitim, diciéndoles:
—Id y reconoced
la tierra y Jericó.
Ellos fueron y
entraron en la casa de una mujer prostituta que se llamaba Rajab, y pasaron la
noche allí. 2 Entonces avisaron al rey de Jericó, diciendo:
—Unos hombres de
los hijos de Israel han venido aquí esta noche para explorar la tierra.
3 Entonces el rey de Jericó mandó decir a
Rajab:
—Saca a los
hombres que han venido a ti y han entrado en tu casa, porque han venido para
explorar todo el país.
4 Pero la mujer, que había tomado a los dos
hombres y los había escondido, dijo:
—Es verdad que
vinieron a mí unos hombres, pero yo no sabía de dónde eran. 5 Cuando
iba a ser cerrada la puerta de la ciudad, siendo ya oscuro, esos hombres
salieron y no sé a dónde se han ido. Perseguidlos aprisa y los alcanzaréis.
6 Pero ella los había hecho subir a la
azotea y los había escondido entre unos manojos de lino que tenía ordenados
sobre la azotea. 7 Entonces los hombres los persiguieron por el
camino del Jordán, hasta los vados. Y después que salieron los que los
perseguían, cerraron las puertas de la ciudad.
8 Antes de que ellos se acostasen, ella
subió a la azotea, donde estaban, y les dijo:
9 -Sé que Jehovah os ha dado esta tierra,
porque el miedo a vosotros ha caído sobre nosotros. Todos los habitantes de
esta tierra se han desmoralizado a causa de vosotros. 10 Porque
hemos oído que Jehovah hizo que las aguas del mar Rojo se secaran delante de
vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de
los amorreos al otro lado del Jordán: a Sejón y a Og, a los cuales habéis
destruido por completo. 11 Al oír esto, nuestro corazón desfalleció.
No ha quedado más aliento en ninguno a causa de vosotros, porque Jehovah
vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. 12 Y
ahora, por favor, juradme por Jehovah que como he mostrado misericordia para
con vosotros, así haréis vosotros con la familia de mi padre, de lo cual me
daréis una señal segura. 13 Dejaréis vivir a mi padre, a mi madre, a
mis hermanos, a mis hermanas y a todos los suyos, y libraréis nuestras vidas de
la muerte.
14 Los hombres le respondieron:
—Nuestra vida sea
por la vuestra, hasta la muerte, si tú no hablas de este asunto nuestro.
Entonces, cuando Jehovah nos haya dado la tierra, mostraremos para contigo
misericordia y verdad.
15 Luego ella los hizo descender con una
cuerda por la ventana, porque su casa estaba sobre la muralla de la ciudad, y
ella vivía en la muralla. 16 Luego les dijo:
—Marchaos hacia
la región montañosa, para que no os encuentren los que fueron tras vosotros.
Escondeos allí tres días, hasta que hayan regresado los que os persiguen.
Después seguiréis vuestro camino.
17 Los hombres le dijeron:
—Nosotros
quedaremos libres de este juramento que nos has hecho jurar, 18 a
menos que, cuando entremos en la tierra, ates este cordón rojo a la ventana por
la cual nos has descolgado. Reunirás junto a ti en la casa a tu padre, a tu
madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre. 19 Cualquiera
que salga fuera de las puertas de tu casa, su sangre caerá sobre su propia
cabeza, y nosotros quedaremos libres. Pero si alguien pone su mano sobre
cualquiera que esté en la casa contigo, su sangre caerá sobre nuestra cabeza. 20
También si hablas de este asunto nuestro, nosotros quedaremos libres del
juramento que nos has hecho jurar.
21 Ella respondió:
—Como habéis
dicho, así sea.
Luego los
despidió, y se fueron. Y ella ató el cordón rojo a la ventana.
22 Caminando ellos, llegaron a la región
montañosa y estuvieron allí tres días, hasta que los que los perseguían
regresaron. Quienes los perseguían los buscaron por todo el camino, pero no los
hallaron. 23 Después, los dos hombres se volvieron, descendieron de
la región montañosa y cruzaron el Jordán. Fueron a Josué hijo de Nun y le
contaron todas las cosas que les habían acontecido. 24 Ellos dijeron
a Josué:
—¡Jehovah ha
entregado toda la tierra en nuestras manos! Todos los habitantes de esta tierra
tiemblan ante nosotros.
UNA ACTITUD DIFERENTE
REFLEXIÓN
¡Jehovah ha
entregado toda la tierra en nuestras manos! (Jos. 2:24)
Que actitud tan
diferente, después de cuarenta años y una generación posterior. Por lo menos
habían aprendido la lección, lección muy dura que Dios le había dado. No
tuvieron la culpa de la rebeldía de sus padres, pero sufrieron las
consecuencias durante cuarenta años. Así que se quedaron sorprendidos de lo que
Dios ya estaba haciendo, él estaba cumpliendo su promesa. Estos espías fueron
con la actitud correcta, observar lo que Dios estaba haciendo.
ORACIÓN
Mi Dios que tenga
presente siempre que tú dominas sobre todas las cosas, que todo en este mundo
se mueve por tu voluntad. Amén.
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