DÍA 89
30 DE MARZO (1º SAMUEL 9:1-12:25)
CAPÍTULO 9
SAMUEL RECONOCE A SAÚL COMO EL
ELEGIDO
1 Había un hombre de Benjamín que se llamaba Quis hijo de Abiel, hijo de
Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afíaj, hijo de un hombre de Benjamín, un
guerrero valiente. 2 Este tenía un hijo que se llamaba Saúl, joven y
apuesto. Entre los hijos de Israel no había otro mejor que él; de hombros
arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo.
3 A Quis, padre de Saúl, se le perdieron sus asnas. Entonces Quis dijo a
su hijo Saúl:
—Por favor, toma contigo a uno de los criados,
levántate y vé a buscar las asnas.
4 Ellos pasaron por la región montañosa de Efraín, y de allí a la tierra
de Salisa, pero no las hallaron. Entonces pasaron por la tierra de Saalim, y
tampoco. Después pasaron por la tierra de Benjamín, pero no las hallaron. 5
Cuando llegaron a la tierra de Zuf, Saúl dijo a su criado que le acompañaba:
—Ven, volvámonos, porque quizás mi padre,
dejando de preocuparse por las asnas, esté preocupado por nosotros.
6 El le respondió:
—He aquí, en esta ciudad hay un hombre de Dios,
un hombre muy respetado. Todo lo que él dice sucede sin fallar. Ahora vamos
allá; quizás nos señale el camino por donde debemos ir.
7 Saúl respondió a su criado:
—Pero si vamos, ¿qué llevaremos al hombre?
Porque el pan de nuestras alforjas ya se ha acabado. No tenemos un presente que
llevar al hombre de Dios. ¿Qué tenemos?
8 El criado volvió a responder a Saúl y dijo:
—He aquí, tengo en mi poder la cuarta parte de
un siclo de plata. Se lo daré al hombre de Dios para que nos indique nuestro
camino.
9 Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios decía:
"Venid y vayamos al vidente"; porque al profeta de hoy, antiguamente
se le llamaba vidente.
10 Entonces Saúl dijo a su criado:
—Bien dices; anda, vamos.
Fueron a la ciudad donde estaba el hombre de
Dios. 11 Y cuando subían por la cuesta de la ciudad, se encontraron
con unas jóvenes que salían a sacar agua. A éstas les preguntaron:
—¿Está el vidente en este lugar?
12 Ellas les respondieron diciendo:
—Sí. Allí está delante de ti. Ahora date prisa,
porque hoy ha venido a la ciudad con motivo del sacrificio que el pueblo tiene
hoy en el lugar alto. 13 Cuando entréis en la ciudad, le
encontraréis antes que él suba al lugar alto para comer. Porque el pueblo no
comerá hasta que él haya llegado, pues él ha de bendecir el sacrificio. Después
comerán los invitados. Ahora pues, subid, y de inmediato le encontraréis.
14 Entonces ellos subieron a la ciudad. Y cuando estuvieron en medio de la
ciudad, he aquí que Samuel venía hacia ellos para subir al lugar alto.
15 Un día antes que llegase Saúl, Jehovah le había revelado al oído a
Samuel, diciendo: 16 "Mañana a esta misma hora te enviaré un
hombre de la tierra de Benjamín. A éste ungirás como soberano de mi pueblo
Israel. El librará a mi pueblo de mano de los filisteos, porque yo he visto la
aflicción de mi pueblo, y su clamor ha llegado hasta mí." 17
Cuando Samuel vio a Saúl, Jehovah le dijo:
—He aquí el hombre de quien te hablé; éste
gobernará a mi pueblo.
18 Cuando Saúl se acercó a Samuel en medio de la puerta de la ciudad, le
dijo:
—Muéstrame, por favor, dónde está la casa del
vidente.
19 Samuel respondió a Saúl diciendo:
—Yo soy el vidente. Subid delante de mí al lugar
alto, y comed hoy conmigo. Mañana por la mañana te despediré y te diré todo lo
que está en tu corazón. 20 Y en cuanto a las asnas que se te
perdieron hace tres días, no te preocupes, porque ya han sido halladas. Pero,
¿para quién será todo lo más preciado en Israel? ¿Acaso no será para toda la
casa de tu padre?
21 Saúl respondió diciendo:
—¿No soy yo de Benjamín, la más pequeña de las
tribus de Israel? ¿Y no es mi familia la más pequeña de todas las familias de
la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me has dicho semejante cosa?
SAMUEL UNGE A SAÚL COMO REY
22 Entonces Samuel tomó a Saúl y a su criado, los hizo entrar en la sala,
y les dio lugar a la cabecera de los invitados, que eran unos treinta hombres. 23
Y Samuel dijo al cocinero:
—Trae acá la porción que te di, la cual te dije
que guardaras aparte.
24 El cocinero tomó un muslo, lo sacó y lo puso delante de Saúl. Y Samuel
dijo:
—He aquí lo que estaba reservado; ponlo delante
de ti y come, porque para esta ocasión fue guardado para ti cuando dije:
"Yo he invitado al pueblo."
Así que aquel día Saúl comió con Samuel. 25
Y cuando habían descendido del lugar alto a la ciudad, él habló con Saúl en la
azotea. 26 Al día siguiente madrugaron, y sucedió que al tiempo de
la aurora Samuel llamó a Saúl que estaba en la azotea, y le dijo:
—Levántate para que te despida.
Saúl se levantó, y salieron ambos, él y Samuel. 27
Descendieron al extremo de la ciudad, y Samuel dijo a Saúl:
—Dile al criado que se nos adelante, pero tú
espera un poco para que te declare la palabra de Dios.
Y el criado se adelantó.
CAPÍTULO 10
1 Entonces Samuel tomó un frasco de aceite, lo derramó sobre la cabeza de
Saúl y le besó diciéndole:
—¿No te ha ungido Jehovah como el soberano de su
heredad?
2 »Hoy, cuando te hayas apartado de mí, hallarás a dos hombres junto al
sepulcro de Raquel en Zelzaj, en la frontera de Benjamín. Ellos te dirán:
"Las asnas que fuiste a buscar han sido halladas. Y he aquí que tu padre
ha dejado de lado el asunto de las asnas y está preocupado por vosotros,
diciendo: ’¿Qué haré acerca de mi hijo?’ "
3 »Cuando sigas de allí más adelante y llegues a la encina de Tabor,
saldrán a tu encuentro tres hombres que suben a Dios en Betel, llevando uno
tres cabritos, otro tres tortas de pan y el tercero una vasija de vino. 4
Después que te hayan saludado, te darán dos panes, los cuales tomarás de sus
manos. 5 De allí irás a la colina de Dios donde está el destacamento
de los filisteos.
»Sucederá que cuando hayas entrado en la ciudad,
allí encontrarás a un grupo de profetas descendiendo del lugar alto, precedidos
de liras, panderos, flautas y arpas; y ellos profetizando. 6
Entonces el Espíritu de Jehovah descenderá sobre ti con poder, y profetizarás
con ellos; y serás cambiado en otro hombre.
7 »Y sucederá que cuando te hayan acontecido estas señales, haz lo que te
venga a mano, porque Dios está contigo. 8 Después descenderás antes
que yo a Gilgal. Y he aquí que yo descenderé hacia ti para ofrecer holocaustos
y sacrificios de paz. Espera siete días hasta que yo vaya a ti y te indique lo
que has de hacer.
9 Aconteció que cuando Saúl volvió la espalda para apartarse de Samuel,
Dios le transformó el corazón; y todas estas señales se cumplieron aquel día. 10
Cuando llegaron a la colina, he aquí que un grupo de profetas venía a su
encuentro. Y el Espíritu de Dios descendió sobre él con poder, y él profetizó
en medio de ellos. 11 Sucedió que cuando todos los que le conocían
antes vieron cómo profetizaba en medio de los profetas, los del pueblo se
decían unos a otros:
—¿Qué le ha pasado al hijo de Quis? ¿También
está Saúl entre los profetas?
12 Un hombre de allí respondió diciendo:
—¿Y quién es el padre de ellos?
Así, pues, se originó el refrán: "¿También
está Saúl entre los profetas?"
13 Saúl cesó de profetizar y llegó al lugar alto. 14 Y un tío
de Saúl les preguntó a él y a su criado:
—¿A dónde fuisteis?
El respondió:
—Fuimos a buscar las asnas; y como vimos que no
aparecían, acudimos a Samuel.
15 El tío de Saúl dijo:
—Declárame, por favor, qué os ha dicho Samuel.
16 Y Saúl respondió a su tío:
—Nos declaró expresamente que las asnas habían
sido halladas.
Pero del asunto del reino, no le declaró nada de
lo que Samuel le había hablado.
SAÚL ES ACLAMADO REY EN MIZPA
17 Entonces Samuel convocó al pueblo delante de Jehovah, en Mizpa, 18
y dijo a los hijos de Israel:
—Así ha dicho Jehovah Dios de Israel: "Yo
saqué a Israel de Egipto, librándoos de mano de los egipcios y de mano de todos
los reinos que os oprimieron. 19 Pero vosotros habéis desechado hoy
a vuestro Dios, quien os libra de todas vuestras desgracias y angustias, y
habéis dicho: ’¡No! Más bien, constituye un rey sobre nosotros.’ Ahora pues,
presentaos delante de Jehovah por vuestras tribus y por vuestros
millares."
20 Samuel hizo que se acercaran todas las tribus de Israel, y fue tomada
la tribu de Benjamín. 21 Hizo que se acercara la tribu de Benjamín
por sus clanes, y fue tomado el clan de Matri, y de éste fue elegido Saúl hijo
de Quis. Y le buscaron, pero no le pudieron hallar. 22 Entonces
consultaron otra vez a Jehovah:
—¿Aún ha de venir aquí ese hombre?
Y Jehovah respondió:
—He aquí que está escondido entre el equipaje.
23 Ellos corrieron y le trajeron de allí. Y una vez en medio del pueblo,
era más alto que todos, de los hombros para arriba.
24 Samuel dijo a todo el pueblo:
—¿Habéis visto al que Jehovah ha elegido? ¡De
veras que no hay nadie como él en todo el pueblo!
Y todo el pueblo gritaba diciendo:
—¡Viva el rey!
25 Luego Samuel explicó ante el pueblo el proceder de un rey, y lo
escribió en un rollo que guardó delante de Jehovah. 26 Entonces
Samuel despidió a todo el pueblo, cada uno a su casa. Saúl también se fue a su
casa en Gabaa, y fueron con él algunos hombres valerosos cuyos corazones Dios
había tocado. 27 Pero unos perversos dijeron: "¿Cómo nos va a
librar éste?" Ellos le tuvieron en poco y no le llevaron un presente. Pero
él calló.
CAPÍTULO 11
SAÚL LIBRA A JABES DEL ATAQUE
AMONITA
1 Najas el amonita subió y acampó contra Jabes, en Galaad, y todos los
hombres de Jabes dijeron a Najas:
—Haz alianza con nosotros, y te serviremos.
2 Najas el amonita les respondió:
—Haré alianza con vosotros con esta condición:
que a cada uno de vosotros le saque el ojo derecho, de modo que yo ponga esta
afrenta sobre todo Israel.
3 Entonces los ancianos de Jabes le dijeron:
—Danos siete días, para que enviemos mensajeros
por todo el territorio de Israel. Si no hay quien nos libre, nos rendiremos a
ti.
4 Cuando los mensajeros llegaron a Gabaa de Saúl, dijeron estas palabras
a oídos del pueblo. Y todo el pueblo alzó su voz y lloró. 5 Y he
aquí que Saúl venía del campo, tras los bueyes. Y Saúl preguntó:
—¿Qué le pasa al pueblo, para que llore?
Entonces le repitieron las palabras de los
hombres de Jabes. 6 Y cuando Saúl oyó estas palabras, el Espíritu de
Dios descendió con poder sobre él, y se encendió su ira en gran manera. 7
El tomó un par de bueyes, los cortó en pedazos y los envió por medio de
mensajeros a todo el territorio de Israel, diciendo: "Así se hará con los
bueyes del que no salga tras Saúl y Samuel."
Entonces el temor de Jehovah cayó sobre el
pueblo, y salieron como un solo hombre. 8 Saúl les pasó revista en
Bezec: Los hijos de Israel eran 300.000, además de 30.000 hombres de Judá. 9
Y a los mensajeros que habían venido les dijeron: "Así diréis a los
hombres de Jabes, en Galaad: ’Mañana, a la hora de más calor, seréis librados.’
"
Los mensajeros llegaron y lo dijeron a los
hombres de Jabes, quienes se alegraron. 10 Entonces los hombres de
Jabes respondieron:
—Mañana nos rendiremos a vosotros, para que
hagáis con nosotros todo lo que os parezca bien.
11 Y sucedió que al día siguiente, Saúl distribuyó el pueblo en tres
escuadrones. Luego entraron en medio del campamento durante la vigilia de la
mañana, e hirieron a los amonitas hasta la hora de más calor. Y sucedió que los
que quedaron se dispersaron de tal manera que no quedaron dos de ellos juntos.
Saúl es confirmado rey en
Gilgal
12 Entonces el pueblo preguntó a Samuel:
—¿Quiénes son los que decían: "¿Ha de
reinar Saúl sobre nosotros?" ¡Entregadnos a esos hombres para que les
demos muerte!
13 Saúl respondió:
—No morirá nadie en este día, porque Jehovah ha
dado hoy una victoria en Israel.
14 Entonces Samuel dijo al pueblo:
—¡Venid y vayamos a Gilgal para que confirmemos
allí el reino!
15 Todo el pueblo acudió a Gilgal, y allí en Gilgal proclamaron rey a
Saúl, delante de Jehovah. Allí también ofrecieron sacrificios de paz delante de
Jehovah, y allí Saúl y todos los hombres de Israel se alegraron muchísimo.
CAPÍTULO 12
SAMUEL CONCLUYE SU LABOR COMO
JUEZ
1 Entonces Samuel dijo a todo Israel:
—He aquí que he escuchado vuestra voz en todo lo
que me habéis dicho, y he constituido un rey sobre vosotros. 2
Ahora, he aquí que vuestro rey irá delante de vosotros. Yo ya soy viejo y estoy
lleno de canas, y he aquí que mis hijos están con vosotros. Yo he andado
delante de vosotros desde mi juventud hasta el día de hoy. 3 Heme
aquí: Testificad contra mí en presencia de Jehovah y en presencia de su ungido.
¿De quién he tomado un buey? ¿De quién he tomado un asno? ¿A quién he
defraudado? ¿A quién he oprimido? ¿De mano de quién he aceptado soborno para
cerrar mis ojos por ello? Testificad contra mí, y yo os lo restituiré.
4 Ellos respondieron:
—No nos has defraudado ni nos has oprimido, ni
has tomado nada de mano de nadie.
5 El les dijo:
—Jehovah es testigo contra vosotros. También su
ungido es testigo en este día, que no habéis hallado en mi poder ninguna cosa.
Ellos respondieron:
—¡El es testigo!
Samuel cede paso a la
monarquía
6 Entonces Samuel dijo al pueblo:
—Jehovah es quien designó a Moisés y a Aarón, y
sacó a vuestros padres de la tierra de Egipto. 7 Ahora, presentaos
para que yo exponga con vosotros el caso ante Jehovah, respecto a todos los
actos de justicia que Jehovah ha hecho por vosotros y por vuestros padres. 8
Después que Jacob entró en Egipto, vuestros padres clamaron a Jehovah, y
Jehovah envió a Moisés y a Aarón, quienes sacaron de Egipto a vuestros padres y
les hicieron habitar en este lugar. 9 Pero ellos se olvidaron de
Jehovah su Dios, y él los entregó en mano de Sísara, jefe del ejército de
Hazor, en mano de los filisteos y en mano del rey de Moab, quienes les hicieron
la guerra. 10 Ellos clamaron a Jehovah y dijeron: "Hemos
pecado, porque hemos abandonado a Jehovah y hemos servido a los Baales y a las
Astartes. Pero ahora, líbranos de mano de nuestros enemigos, y te
serviremos." 11 Entonces Jehovah envió a Jerobaal, a Barac, a
Jefté y a Samuel, y os libró de mano de vuestros enemigos de alrededor; y
habitasteis seguros. 12 Entonces, al ver que Najas, rey de los
amonitas, venía contra vosotros, me dijisteis: "¡No! Más bien, que haya un
rey que reine sobre nosotros", aun cuando Jehovah vuestro Dios era vuestro
rey.
13 »Ahora pues, he aquí el rey que habéis elegido, el cual habéis pedido.
He aquí que Jehovah ha constituido un rey sobre vosotros. 14 Si
teméis a Jehovah y le servís, si obedecéis su voz y no os rebeláis contra el
mandato de Jehovah, entonces viviréis en pos de Jehovah vuestro Dios, tanto
vosotros como el rey que reine sobre vosotros. 15 Pero si no
obedecéis la voz de Jehovah y si sois rebeldes al mandato de Jehovah, entonces
la mano de Jehovah estará contra vosotros y contra vuestro rey. 16
Presentaos, pues, ahora y ved esta maravilla que Jehovah va a hacer ante vuestros
ojos. 17 ¿No es ahora la siega del trigo? Sin embargo, yo invocaré a
Jehovah, y él enviará truenos y aguaceros para que conozcáis y veáis que es
grande la maldad que habéis cometido ante los ojos de Jehovah, al haber pedido
un rey para vosotros.
18 Samuel invocó a Jehovah, y aquel día Jehovah envió truenos y aguaceros.
Y todo el pueblo temió en gran manera a Jehovah y a Samuel.
19 Entonces todo el pueblo dijo a Samuel:
—¡Ruega a Jehovah, tu Dios, por tus siervos,
para que no muramos! Porque a todos nuestros pecados hemos añadido el mal de
pedir un rey para nosotros.
20 Y Samuel respondió al pueblo:
—No temáis. Vosotros habéis cometido todo este
mal; pero con todo, no os apartéis de en pos de Jehovah, sino servid a Jehovah
con todo vuestro corazón. 21 No os apartéis tras las vanidades que
no sirven ni libran, ya que son vanidades. 22 Pues Jehovah no
desamparará a su pueblo, por causa de su gran nombre; porque él ha querido
haceros pueblo suyo. 23 En cuanto a mí, ¡lejos esté de mí pecar
contra Jehovah dejando de rogar por vosotros! Al contrario, os instruiré en el
camino bueno y recto. 24 Solamente temed a Jehovah y servidle con
fidelidad y con todo vuestro corazón, considerando cuán grandes cosas él ha
hecho por vosotros. 25 Pero si perseveráis en hacer el mal, vosotros
y vuestro rey pereceréis.
VIVIENDO BAJO LAS CONSECUENCIAS DE NUESTRAS DECISIONES
REFLEXIÓN
¡Ruega a Jehovah, tu Dios, por tus siervos, para
que no muramos! Porque a todos nuestros pecados hemos añadido el mal de pedir
un rey para nosotros (1Sam. 12:19)
Reconocemos el mal que hacemos, pero ya está
concebido. Esto quiere decir que cargaremos con las consecuencias de nuestras decisiones,
lo único que pueda alivianar en algo nuestra carga sería que nos apeguemos a
Dios y nos mantengamos en su verdad. Pero de todas maneras algo malo acontecerá,
porque siempre nuestras decisiones serán en algo erradas. Solo la sabiduría de
Dios, que todo lo sabe, conoce lo que sucederá en el futuro. Así que debemos
aprender a escuchar y obedecer la voz de Dios.
ORACIÓN
Mi Señor que pueda reconocerte en todos mis
caminos, que puedas estar presente en todas mis decisiones. Amén.
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