DÍA 73
14 DE MARZO (JOSUÉ
7:1-9:27)
CAPÍTULO 7
ACÁN Y EL
ANATEMA DE JERICÓ
1 Pero los hijos de Israel transgredieron
con respecto al anatema. Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zéraj, de
la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehovah se encendió contra los
hijos de Israel.
2 Josué envió hombres desde Jericó hasta
Hai, que estaba junto a Bet-avén, hacia el oriente de Betel, y les dijo:
—Subid y
reconoced la tierra.
Ellos fueron y
reconocieron Hai, 3 y volviendo a Josué le dijeron:
—No suba todo el
pueblo. Suban sólo unos 2.000 o 3.000 hombres; ellos tomarán Hai. No fatigues a
todo el pueblo allí, porque ellos son pocos.
4 Fueron allá unos 3.000 hombres del
pueblo, los cuales huyeron delante de los de Hai. 5 Los hombres de
Hai mataron de aquéllos a unos treinta y seis hombres y los persiguieron desde
la puerta de la ciudad hasta Sebarim, donde los derrotaron en la bajada, de
modo que el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua.
6 Entonces Josué rasgó su ropa y se postró
en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehovah hasta el anochecer, él y
los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas. 7
Entonces dijo Josué:
—¡Ay, Señor
Jehovah! ¿Por qué hiciste cruzar el Jordán a este pueblo, para entregarnos en
mano de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá hubiéramos decidido
habitar al otro lado del Jordán! 8 ¡Oh, Señor! ¿Qué diré, puesto que
Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos? 9 Los cananeos
y todos los habitantes de la tierra lo oirán, nos rodearán y borrarán nuestro
nombre de la tierra. Entonces, ¿qué harás tú por tu gran nombre?
10 Jehovah dijo a Josué:
—Levántate. ¿Por
qué te postras así sobre tu rostro? 11 Israel ha pecado. Han
quebrantado mi pacto que yo les había mandado. Han tomado del anatema, han
robado, han mentido y lo han escondido entre sus enseres. 12 Por
esto los hijos de Israel no podrán prevalecer ante sus enemigos. Más bien,
volverán la espalda ante sus enemigos, porque se han convertido en anatema. Yo
no estaré más con vosotros, si no destruís el anatema de en medio de vosotros. 13
Levántate, purifica al pueblo y di: "Purificaos para mañana, porque
Jehovah Dios de Israel dice así: ’Anatema hay en medio de ti, oh Israel. No
podréis prevalecer delante de vuestros enemigos hasta que hayáis quitado el
anatema de en medio de vosotros.’ " 14 Os acercaréis, pues,
mañana, por vuestras tribus. La tribu que Jehovah tome se acercará por sus
clanes. El clan que Jehovah tome se acercará por sus familias. La familia que
Jehovah tome se acercará por sus varones. 15 El que sea descubierto
con el anatema será quemado a fuego, él y todo lo suyo, porque ha quebrantado
el pacto de Jehovah y ha cometido una vileza en Israel.
16 Al levantarse Josué muy de mañana, hizo
que se acercara Israel por sus tribus, y fue tomada la tribu de Judá. 17
Al hacer que se acercara la tribu de Judá, fue tomado el clan de los hijos de
Zéraj. Al hacer que se acercara el clan de los hijos de Zéraj, fue tomado
Zabdi. 18 Y al hacer que se acercaran los varones de su familia, fue
tomado Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá. 19
Entonces Josué dijo a Acán:
—¡Hijo mío, por
favor, da gloria y reconocimiento a Jehovah Dios de Israel, y declárame lo que
has hecho! ¡No me lo encubras!
20 Acán respondió a Josué diciendo:
—Verdaderamente
yo he pecado contra Jehovah Dios de Israel, y he hecho así y así: 21
Vi entre el botín un manto babilónico muy bueno, 200 siclos de plata y un
lingote de oro de 50 siclos de peso, lo cual codicié y tomé. Todo ello está
escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero está debajo de ello.
22 Josué envió mensajeros que fueron
corriendo a la tienda. Y he aquí, aquello estaba escondido allí en su tienda, y
el dinero estaba debajo. 23 Lo tomaron de la tienda y lo llevaron a
Josué y a todos los hijos de Israel, y lo pusieron delante de Jehovah. 24
Entonces Josué y todo Israel con él tomaron a Acán hijo de Zéraj, la plata, el
manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus
ovejas, su tienda y todo lo que tenían; y los llevaron al valle de Acor. 25
Y Josué dijo:
—¿Por qué nos has
ocasionado destrucción? ¡Jehovah te destruya a ti en este día!
Todos los
israelitas los apedrearon, y después de apedrearlos, los quemaron a fuego. 26
Después levantaron sobre él un gran montón de piedras que permanece hasta el
día de hoy. Así Jehovah se aplacó del ardor de su ira. Por eso se llama el
nombre de aquel lugar valle de Acor, hasta el día de hoy.
CAPÍTULO 8
LA CAÍDA DE
HAI
1 Jehovah dijo a Josué:
—No temas ni
desmayes. Toma contigo a toda la gente de guerra, levántate y sube contra Hai.
Mira, yo he entregado en tu mano al rey de Hai, a su pueblo, su ciudad y su
tierra. 2 Harás a Hai y a su rey como hiciste a Jericó y a su rey.
Solamente tomaréis para vosotros su botín y su ganado. Pon una emboscada en el
lado occidental de la ciudad.
3 Josué y toda la gente de guerra se
levantaron para subir contra Hai. Josué escogió 30.000 hombres fuertes, a
quienes envió de noche, 4 y les mandó diciendo:
—Mirad, pondréis
una emboscada detrás de la ciudad. No os alejéis mucho de la ciudad, y estad
todos preparados. 5 Yo y toda la gente que está conmigo nos
acercaremos a la ciudad. Y sucederá que cuando salgan contra nosotros como la
primera vez, huiremos delante de ellos. 6 Saldrán tras nosotros
hasta que los hayamos alejado de la ciudad, porque dirán: "Huyen de nosotros
como la primera vez." Huiremos, pues, delante de ellos, 7 y
vosotros os levantaréis de la emboscada y os apoderaréis de la ciudad, pues
Jehovah vuestro Dios la entregará en vuestra mano. 8 Y sucederá que
cuando hayáis tomado la ciudad, le prenderéis fuego. Haréis conforme a la
palabra de Jehovah. Mirad que yo os lo he mandado.
9 Entonces Josué los envió, y ellos se
fueron al lugar de la emboscada y se pusieron entre Betel y Hai, al oeste de
Hai. Josué pasó aquella noche en medio del pueblo, 10 y levantándose
Josué muy de mañana pasó revista al pueblo. Luego subió delante del pueblo
contra Hai, junto con los ancianos de Israel.
11 Toda la gente de guerra que estaba con él
subió y se acercó; llegaron frente a la ciudad y acamparon hacia el norte de
Hai, estando el valle entre ellos y Hai. 12 Tomó unos 5.000 hombres
y los puso en emboscada entre Betel y Hai, hacia el lado oeste de la ciudad. 13
Así ordenaron a la gente: todo el campamento hacia el lado norte de la ciudad,
y la guardia emboscada hacia el oeste de la ciudad. Y Josué pasó aquella noche
en medio del valle.
14 Sucedió que cuando el rey de Hai vio
esto, los hombres de la ciudad se apresuraron, se levantaron muy de mañana y
salieron al encuentro de Israel, para combatir él y todo su pueblo frente al
Arabá, en el lugar acordado, no sabiendo que le estaba puesta una emboscada
detrás de la ciudad. 15 Josué y todo Israel, fingiéndose vencidos
ante ellos, huyeron por el camino del desierto. 16 Todo el pueblo
que estaba en Hai se reunió para perseguirlos. Y persiguieron a Josué, siendo
así alejados de la ciudad. 17 No quedó hombre en Hai y en Betel que
no saliera tras Israel. Y por perseguir a Israel, dejaron la ciudad abierta. 18
Entonces Jehovah dijo a Josué:
—Extiende la
lanza que tienes en tu mano hacia Hai, porque yo la entregaré en tu mano.
Josué extendió
hacia la ciudad la lanza que tenía en su mano. 19 Y levantándose
rápidamente de su lugar, los hombres que estaban en la emboscada corrieron
cuando él extendió su mano, y entraron en la ciudad. Así la tomaron y se
apresuraron a prender fuego a la ciudad.
20 Los hombres de Hai volvieron el rostro, y
al mirar, he aquí que el humo de la ciudad subía al cielo. Pero no les fue
posible huir ni a un lado ni a otro, porque el pueblo que iba hacia el desierto
se volvió contra los que lo perseguían. 21 Josué y todo Israel,
viendo que los de la emboscada habían tomado la ciudad y que el humo de la
ciudad subía, se volvieron y mataron a los hombres de Hai. 22 Los
otros salieron de la ciudad a su encuentro. Así estuvieron en medio de Israel,
los unos por un lado y los otros por el otro. Los mataron hasta que no quedó ni
un sobreviviente ni un fugitivo. 23 También tomaron vivo al rey de
Hai y lo llevaron ante Josué.
24 Sucedió que cuando los israelitas
acabaron de matar a todos los habitantes de Hai en el campo, en el desierto
donde ellos los habían perseguido, y cuando todos habían caído a filo de espada
hasta ser exterminados, todos los israelitas se volvieron a Hai y mataron a
todos a espada. 25 El número de los que cayeron aquel día, entre
hombres y mujeres, fue de 12.000, todos los de Hai. 26 Porque Josué
no retrajo su mano que había extendido con la lanza, hasta que destruyó a todos
los habitantes de Hai. 27 Los israelitas sólo tomaron para sí el
ganado y el botín de aquella ciudad, conforme a la palabra que Jehovah había
mandado a Josué.
28 Josué incendió Hai y la convirtió en un
montículo de ruinas perpetuas, una desolación hasta el día de hoy. 29
Al rey de Hai lo colgó de un árbol hasta el atardecer. Cuando el sol se ponía,
Josué mandó que quitasen su cuerpo del árbol y lo echasen a la puerta de la ciudad,
donde levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta el día
de hoy.
EL ALTAR Y LA
LEY EN EL MONTE EBAL
30 Entonces Josué edificó en el monte Ebal
un altar a Jehovah Dios de Israel, 31 como Moisés siervo de Jehovah
había mandado a los hijos de Israel y como está escrito en el libro de la Ley
de Moisés: un altar de piedras sin labrar sobre las cuales nadie había alzado
herramientas de hierro. Sobre él ofrecieron holocaustos a Jehovah e hicieron
sacrificios de paz.
32 También escribió allí sobre las piedras,
en presencia de los hijos de Israel, una copia de la ley de Moisés, que él
había escrito. 33 Y todo Israel, sus ancianos, oficiales y jueces,
tanto extranjeros como naturales, estaban de pie a ambos lados del arca delante
de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del pacto de Jehovah. La mitad
de ellos estaba hacia el monte Gerizim y la otra mitad hacia el monte Ebal, de
la manera que Moisés siervo de Jehovah lo había mandado, para que bendijesen
primeramente al pueblo de Israel.
34 Después de esto, leyó todas las palabras
de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está
escrito en el libro de la Ley. 35 No hubo palabra alguna de todas
las cosas que mandó Moisés, que Josué no leyera delante de toda la congregación
de Israel, incluyendo las mujeres, los niños y los extranjeros que vivían entre
ellos.
CAPÍTULO 9
ISRAEL HACE
ALIANZA CON GABAÓN
1 Aconteció que cuando oyeron estas cosas
todos los reyes que estaban a este lado del Jordán, tanto en la región
montañosa como en la Sefela y en toda la costa del mar Grande hasta el Líbano
(heteos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos), 2 se
agruparon para combatir de común acuerdo contra Josué e Israel.
3 Pero cuando los habitantes de Gabaón
oyeron lo que Josué había hecho a Jericó y a Hai, 4 usaron de
astucia. Fueron y se proveyeron tomando sobre sus asnos costales viejos, odres
de vino viejos, rotos y remendados, 5 sandalias viejas y remendadas
en sus pies, y ropa vieja sobre sí. Y todo el pan de que se habían provisto
para el camino estaba seco y mohoso. 6 Así fueron a Josué, al
campamento en Gilgal, y le dijeron a él y a los hombres de Israel:
—Nosotros venimos
de una tierra lejana. Haced, pues, alianza con nosotros.
7 Los hombres de Israel respondieron a los
heveos:
—Quizás vosotros
habitáis en medio de nosotros. ¿Cómo, pues, podremos hacer alianza con
vosotros?
8 Ellos respondieron a Josué:
—Nosotros somos
tus siervos.
Y Josué les
preguntó:
—¿Quiénes sois
vosotros y de dónde venís?
9 Ellos le respondieron:
—Tus siervos
hemos venido de tierras muy lejanas, a causa del renombre de Jehovah tu Dios.
Porque hemos oído de su fama y de todas las cosas que hizo en Egipto, 10
y de todo lo que hizo a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado
del Jordán: a Sejón rey de Hesbón, y a Og rey de Basán, que estaba en Astarot. 11
Por eso nuestros ancianos y todos los habitantes de nuestra tierra nos hablaron
diciendo: "Tomad en vuestras manos provisión para el camino, id al
encuentro de ellos y decidles: ’Nosotros somos vuestros siervos; por tanto,
haced alianza con nosotros.’ 12 Este pan nuestro estaba caliente
cuando tomamos provisiones de nuestras casas para el camino, el día que salimos
para venir a vosotros. He aquí que ahora ya está seco y mohoso. 13
También estos odres estaban nuevos cuando los llenamos. He aquí que ahora ya
están rotos. Y esta ropa nuestra y nuestras sandalias están ya viejas a causa
del camino tan largo.
14 Los hombres de Israel tomaron de sus
provisiones, pero no consultaron a Jehovah. 15 Entonces Josué hizo
paz con ellos, e hizo una alianza con ellos de conservarles la vida. Los jefes
de la congregación también se lo juraron.
16 Y sucedió que tres días después de haber
hecho alianza con ellos, se enteraron de que eran sus vecinos y que habitaban
en medio de ellos. 17 Entonces los hijos de Israel partieron, y al
tercer día llegaron a las ciudades de ellos. Sus ciudades eran Gabaón, Cafira,
Beerot y Quiriat-jearim. 18 Pero los hijos de Israel no los mataron,
porque los jefes de la congregación les habían jurado por Jehovah Dios de
Israel. Por eso toda la congregación murmuraba contra los jefes. 19
Y todos los jefes respondieron a toda la congregación:
—Nosotros les
hemos jurado por Jehovah Dios de Israel. Por eso ahora no les podemos tocar. 20
Esto es lo que haremos con ellos: Los dejaremos que vivan, para que no venga
sobre nosotros la ira a causa del juramento que les hemos hecho. 21
-Además, los jefes les dijeron-: Dejadlos vivir.
Así llegaron a
ser cortadores de leña y portadores de agua para toda la congregación, como les
habían dicho los jefes.
22 Entonces, llamándolos Josué, les habló
diciendo:
—¿Por qué nos
habéis engañado diciendo: "Habitamos muy lejos de vosotros", siendo
así que habitáis en medio de nosotros? 23 Ahora pues, vosotros sois
malditos, y no faltarán de entre vosotros siervos, ni cortadores de leña, ni
portadores de agua para la casa de mi Dios.
24 Ellos respondieron a Josué y dijeron:
—Porque tus
siervos fueron bien informados de que Jehovah tu Dios había mandado a Moisés su
siervo que os había de dar toda la tierra, y que habíais de destruir delante de
vosotros a todos los habitantes del país. Por eso temimos mucho por nuestras
vidas a causa de vosotros, e hicimos esto. 25 Ahora pues, he aquí
estamos en tu mano. Haz con nosotros lo que te parezca bueno y recto.
26 Así hizo con ellos Josué: Los libró de la
mano de los hijos de Israel, y no los mataron. 27 Pero aquel día los
destinó para ser cortadores de leña y portadores de agua para la congregación y
para el altar de Jehovah, en el lugar que Jehovah eligiera, como lo son hasta
el día de hoy.
TOMANDO DECISIONES CORRECTAMENTE
REFLEXIÓN
Los hombres de
Israel tomaron de sus provisiones, pero no consultaron a Jehovah (Jos. 9:14)
Por el momento no
hubo ninguna consecuencia negativa, pero esta reseñado que tomaron una decisión
sin consultar con Dios. Al estar en una situación delicada, de peligro, como se
encontraba Israel, debían de tener cuidado en toda decisión tomada. A veces nos
confiamos demasiado porque Dios está bendiciendo nuestro camino, pero nunca
debemos olvidar que debemos consultar todos nuestros pasos a Dios en todo
momento. Nuestras decisiones siempre deben de venir de Dios, y no de nuestros
sentimientos por lo que esté pasando en el momento.
ORACIÓN
Mi Dios que pueda siempre estar delante de ti en todo
momento, y así pueda consultarte para tomar las decisiones correctas. Amén
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