martes, 24 de marzo de 2015

LECTURA 24 DE MARZO

DÍA 83

24 DE MARZO (JUECES 13:1-16:31)

CAPÍTULO 13

NACIMIENTO DE SANSÓN

1 Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehovah, y los entregó Jehovah en mano de los filisteos durante cuarenta años.

2 Había un hombre de Zora, de la familia de los danitas, que se llamaba Manoa. Su mujer era estéril y nunca había dado a luz. 3 Y el ángel de Jehovah se apareció a la mujer y le dijo:

—He aquí que tú eres estéril y no has dado a luz, pero concebirás y darás a luz un hijo. 4 Ahora, guárdate, por favor, y no bebas vino ni licor. Tampoco comas nada inmundo, 5 porque he aquí que concebirás y darás a luz un hijo sobre cuya cabeza no pasará navaja, porque el niño será nazareo de Dios desde el vientre de su madre. El comenzará a librar a Israel de mano de los filisteos.

6 La mujer fue y se lo contó a su marido diciendo:

—Un hombre de Dios ha venido a mí, y su aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, temible en gran manera. No le pregunté de dónde era, y él no me dijo su nombre. 7 Pero me dijo: "He aquí que concebirás y darás a luz un hijo. Ahora pues, no bebas vino ni licor; no comas nada inmundo, porque el niño será nazareo de Dios desde el vientre de su madre hasta el día de su muerte."

8 Entonces Manoa imploró a Jehovah y dijo:

—Oh Señor, te ruego que aquel hombre de Dios que enviaste venga de nuevo a nosotros y nos enseñe lo que debemos hacer con el niño que ha de nacer.

9 Dios escuchó la voz de Manoa, y el ángel de Dios volvió otra vez a la mujer, cuando ella estaba sentada en el campo, pero Manoa su marido no estaba con ella. 10 La mujer se apresuró, corrió y avisó a su marido diciéndole:

—¡He aquí que se me ha aparecido el hombre que vino a mí el otro día!

11 Manoa se levantó y siguió a su mujer; y cuando llegó al hombre, le preguntó:

—¿Eres tú el hombre que habló a la mujer?

El respondió:

—Sí, yo soy.

12 Entonces Manoa dijo:

—Cuando tu palabra se cumpla, ¿cuál será la norma de vida del niño, y qué se le ha de hacer?
13 Y el ángel de Jehovah respondió a Manoa:

—La mujer se guardará de todas las cosas que le dije: 14 Que no coma nada que provenga de la vid, ni beba vino ni licor, ni coma nada inmundo. Ha de guardar todo lo que le he mandado.

15 Entonces Manoa dijo al ángel de Jehovah:

—Permítenos detenerte y preparar para ti un cabrito del rebaño.

16 Y el ángel de Jehovah respondió a Manoa:

—Aunque me detengas, no comeré de tu comida. Pero si quieres ofrecer holocausto, ofrécelo a Jehovah.

Manoa no sabía que él era el ángel de Jehovah. 17 Entonces Manoa preguntó al ángel de Jehovah:
—¿Cuál es tu nombre, para que te honremos cuando se cumpla tu palabra?

18 El ángel de Jehovah le respondió:

—¿Por qué preguntas por mi nombre? Es Admirable.

19 Manoa tomó un cabrito del rebaño con su ofrenda vegetal, y lo sacrificó sobre la peña a Jehovah. Entonces él hizo un prodigio ante la vista de Manoa y de su mujer. 20 Aconteció que mientras la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehovah subió en la llama del altar ante la vista de Manoa y de su mujer, quienes se postraron en tierra sobre sus rostros.

21 El ángel de Jehovah no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces Manoa se dio cuenta de que era el ángel de Jehovah, 22 y Manoa dijo a su mujer:

—¡Ciertamente moriremos, porque hemos visto a Dios!

23 Pero su mujer le respondió:

—Si Jehovah hubiera querido matarnos, no habría aceptado de nuestras manos el holocausto y la ofrenda. No nos habría mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto.

24 La mujer dio a luz un hijo y le puso por nombre Sansón. El niño creció, y Jehovah lo bendijo. 25 El Espíritu de Jehovah comenzó a manifestarse en él en el campamento de Dan, entre Zora y Estaol.

CAPÍTULO 14

SANSÓN SE CASA CON UNA FILISTEA

1 Entonces Sansón descendió a Timnat, y vio en Timnat a una mujer de las hijas de los filisteos. 2 Cuando regresó, se lo contó a su padre y a su madre, diciendo:

—He visto en Timnat a una mujer de las hijas de los filisteos. Ahora pues, tomádmela por mujer.

3 Pero su padre y su madre le dijeron:

—¿No hay una mujer entre las hijas de tus parientes, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos?

Pero Sansón dijo a su padre:

—Tómala para mí, porque ella me gusta.

4 Su padre y su madre no sabían que esto provenía de Jehovah, quien buscaba un motivo contra los filisteos. En aquel tiempo los filisteos dominaban sobre Israel.

5 Entonces Sansón descendió con su padre y su madre a Timnat. Cuando llegaron a las viñas de Timnat, he aquí un cachorro de león venía rugiendo hacia él. 6 Y el Espíritu de Jehovah descendió con poder sobre Sansón, quien, sin tener nada en su mano, despedazó al león como quien despedaza un cabrito. Pero no contó a su padre ni a su madre lo que había hecho. 7 Descendió, pues, y habló a la mujer; y ella le agradó a Sansón.

8 Al regresar después de algunos días para tomarla por mujer, se apartó para ver el cuerpo muerto del león. Y he aquí que en el cadáver del león había un enjambre de abejas y miel. 9 El la recogió con sus manos, y se fue comiéndola por el camino. Cuando alcanzó a su padre y a su madre, les dio a ellos, y ellos comieron. Pero no les contó que había recogido la miel del cadáver del león.

10 Su padre descendió a donde estaba la mujer. Luego Sansón hizo allí un banquete, porque así lo solían hacer los novios. 11 Y sucedió que cuando le vieron, trajeron a treinta compañeros para que estuviesen con él. 12 Y Sansón les dijo:

—Permitid que os proponga una adivinanza. Si en los siete días del banquete la interpretáis acertadamente y me la descubrís, os daré treinta prendas de lino y treinta vestidos finos. 13 Pero si no me la podéis interpretar, vosotros me daréis a mí las treinta prendas de lino y los treinta vestidos finos.

Ellos respondieron:

—Dinos la adivinanza, y la escucharemos.

14 Entonces les dijo:

—Del que come salió comida,

y del fuerte salió dulzura.

Ellos no pudieron interpretar la adivinanza en tres días. 15 Y sucedió que en el cuarto día dijeron a la mujer de Sansón:

—Persuade a tu marido para que nos interprete la adivinanza. Si no, te quemaremos a ti y a la casa de tu padre. ¿Será que nos habéis invitado aquí para despojarnos?

16 La mujer de Sansón lloró delante de él y le dijo:

—Tú sólo me odias y no me amas. Has propuesto una adivinanza a los hijos de mi pueblo, y no me la has interpretado a mí.

El le respondió:

—He aquí que ni a mi padre ni a mi madre se la he interpretado, y ¿te la había de interpretar a ti?

17 Ella lloró delante de él los siete días que ellos tuvieron banquete. Y aconteció que al séptimo día él se la interpretó, porque ella le presionaba. Entonces ella explicó la adivinanza a los hijos de su pueblo. 18 Y al séptimo día, antes de la puesta del sol, los hombres de la ciudad le contestaron:

—¿Qué cosa es más dulce que la miel? ¿Y qué cosa es más fuerte que el león?

El les respondió:

—Si no hubierais arado con mi vaquilla, no habríais descubierto mi adivinanza.

19 Entonces el Espíritu de Jehovah descendió con poder sobre él. Y él bajó a Ascalón, mató a treinta hombres de ellos, y tomando sus despojos, dio los vestidos finos a los que habían interpretado la adivinanza. Encendido en ira, regresó a la casa de su padre. 20 Entonces la mujer de Sansón fue dada a su compañero que le había asistido en sus bodas.

CAPÍTULO 15

SANSÓN SE VENGA DE LOS DE TIMNAT

1 Después de algún tiempo, en los días de la siega del trigo, Sansón fue a visitar a su mujer llevándole un cabrito del rebaño. Y pensó: "Me uniré a mi mujer en el cuarto." Pero el padre de ella no le dejó entrar. 2 El padre de ella dijo:

—Pensé que la aborrecías del todo y se la di a tu compañero. Pero su hermana menor, ¿no es más hermosa que ella? Tómala, por favor, para ti en su lugar.

3 Sansón le respondió:

—¡Esta vez yo quedaré sin culpa ante los filisteos, si les hago algún mal!

4 Sansón se fue, atrapó 300 zorras, tomó teas, y atando las zorras por las colas, puso una tea entre cada dos colas. 5 Después prendió fuego a las teas, soltó las zorras en los trigales de los filisteos, y quemó las gavillas y la mies por segar, y hasta las viñas y los olivares.

6 Entonces los filisteos preguntaron:

—¿Quién ha hecho esto?

Y les respondieron:

—Sansón, el yerno del timnateo, porque éste le quitó su mujer y se la dio a su compañero.
Los filisteos fueron y quemaron a la mujer y a su padre. 7 Entonces Sansón les dijo:

—Puesto que habéis actuado así, ¡ciertamente no pararé hasta haberme vengado de vosotros!
8 Entonces les golpeó en el muslo y en la cadera, con gran mortandad. Luego descendió y habitó en la cueva de la peña de Etam.

SANSÓN MATA MIL FILISTEOS EN LEJI

9 Entonces los filisteos subieron y acamparon en Judá, extendiéndose hasta Leji. 10 Y los hombres de Judá les preguntaron:

—¿Por qué habéis subido contra nosotros?

Ellos respondieron:

—Hemos subido para prender a Sansón, a fin de hacerle lo mismo que él nos ha hecho.
11 Entonces bajaron 3.000 hombres de Judá a la cueva de la peña de Etam y preguntaron a Sansón:

—¿No sabes tú que los filisteos dominan sobre nosotros? ¿Qué es esto que nos has hecho?
El les respondió:

—Lo mismo que ellos me han hecho a mí, eso les he hecho yo a ellos.

12 Entonces le dijeron:

—Hemos venido para prenderte y entregarte en mano de los filisteos.

Y Sansón les dijo:

—Juradme que vosotros no me mataréis.

13 Le respondieron:

—No; de ninguna manera te mataremos. Sólo te ataremos bien y te entregaremos en su mano.

Entonces lo ataron con dos cuerdas nuevas y lo hicieron subir de la peña. 14 Cuando llegaba hasta Leji, los filisteos salieron a su encuentro con gritos de júbilo. Entonces el Espíritu de Jehovah descendió con poder sobre él, las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como lino quemado al fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos. 15 Y hallando una quijada de asno todavía fresca, extendió la mano, la tomó y mató con ella a mil hombres. 16 Entonces dijo Sansón:

—Con una quijada de asno

los amontoné a montones;

con una quijada de asno

he matado a mil varones.

17 Cuando acabó de hablar, arrojó la quijada de su mano. Y llamó a aquel lugar Ramat-leji.

SANSÓN EN EL MANANTIAL DE EN-HACORÉ

18 Teniendo mucha sed, Sansón clamó a Jehovah diciendo:

—Tú has dado esta gran liberación por mano de tu siervo; y ahora, ¿he de morir de sed y caer en mano de los incircuncisos?

19 Entonces Dios abrió la hondonada que hay en Leji, y de allí salió agua. El bebió, recobró su fuerza y se reanimó. Por eso llamó el nombre de aquel lugar En-hacoré, que está en Leji hasta el día de hoy.

20 Sansón juzgó a Israel durante veinte años, en los días de los filisteos.

CAPÍTULO 16

SANSÓN CARGA CON LAS PUERTAS DE GAZA

1 Sansón fue a Gaza y vio allí a una mujer prostituta, y se unió a ella. 2 Y fue dicho a los de Gaza: "Sansón ha venido acá." Entonces ellos lo rodearon y lo estuvieron acechando toda la noche, junto a la puerta de la ciudad. Estos estuvieron en silencio toda la noche, diciendo: "Cuando aparezca la luz de la mañana, entonces lo mataremos." 3 Pero Sansón estuvo acostado solamente hasta la medianoche. Se levantó a la medianoche, y tomando las puertas de la ciudad con sus dos postes, las arrancó con cerrojo y todo. Las puso sobre sus hombros y las subió a la cumbre del monte que mira hacia Hebrón.

Dalila entrega a Sansón

4 Aconteció después de esto que Sansón se enamoró de una mujer del valle de Sorec, cuyo nombre era Dalila. 5 Y fueron a ella los jefes de los filisteos y le dijeron:

—Persuádele y averigua en qué consiste su gran fuerza, y con qué lo podríamos dominar para atarlo y atormentarlo. Entonces cada uno de nosotros te dará 1.100 piezas de plata.

6 Y Dalila dijo a Sansón:

—Dime, por favor, en qué consiste tu gran fuerza, y con qué podrías ser atado para ser atormentado.

7 Sansón le respondió:

—Si me atan con siete cuerdas de arco frescas que aún no estén secas, entonces me debilitaré y seré como un hombre cualquiera.

8 Los jefes de los filisteos le llevaron siete cuerdas de arco frescas que aún no estaban secas, y ella lo ató con ellas. 9 Ella tenía personas acechando en un cuarto. Entonces ella le dijo:

—¡Sansón, los filisteos sobre ti!

Pero él rompió las cuerdas como un cordel de estopa se rompe cuando toca el fuego. Y no se supo en qué consistía su fuerza. 10 Entonces Dalila dijo a Sansón:

—He aquí que te has burlado de mí y me has dicho mentiras. Ahora dime, por favor, con qué podrías ser atado.

11 El le dijo:

—Si me atan fuertemente con sogas nuevas que no hayan sido usadas, entonces me debilitaré y seré como un hombre cualquiera.

12 Luego Dalila tomó sogas nuevas y lo ató con ellas. Y le dijo:

—¡Sansón, los filisteos sobre ti!

Y había personas acechando en el cuarto. Pero él rompió las sogas de sus brazos como un hilo. 13 Entonces Dalila dijo a Sansón:

—Hasta ahora te has burlado de mí y me has dicho mentiras. Dime, pues, con qué podrías ser atado.

El entonces le dijo:

—Si tejes los siete mechones de mi cabellera entre la urdimbre, [y los aseguras con la clavija del telar contra la pared, me debilitaré y seré como un hombre cualquiera.

Dalila lo hizo dormir y tejió los siete mechones de su cabellera entre la urdimbre.] 14 Luego ella aseguró la clavija y le dijo:

—¡Sansón, los filisteos sobre ti!

Pero al despertar de su sueño, él arrancó la clavija del telar con la tela. 15 Y ella le dijo:

—¿Cómo, pues, dices: "Yo te amo", siendo que tu corazón no está conmigo? Ya son tres veces las que te has burlado de mí, y no me has revelado en qué consiste tu gran fuerza.

16 Y aconteció que como ella le presionaba todos los días con sus palabras y le importunaba, el alma de él fue reducida a mortal angustia. 17 Entonces le descubrió todo su corazón y le dijo:

—Nunca pasó una navaja sobre mi cabeza, porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si soy rapado, entonces mi fuerza se apartará de mí, me debilitaré y seré como un hombre cualquiera.

18 Viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los jefes de los filisteos, diciendo: "Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón." Entonces los jefes de los filisteos fueron a ella, llevando el dinero en la mano.

19 Ella hizo que él se durmiese sobre sus rodillas. Llamó a un hombre, quien le rapó los siete mechones de su cabeza. Entonces ella comenzó a atormentarlo, pues su fuerza se había apartado de él. 20 Y ella le dijo:

—¡Sansón, los filisteos sobre ti!

El se despertó de su sueño y pensó: "Saldré como las otras veces y me escaparé." Pero no sabía que Jehovah ya se había apartado de él. 21 Entonces los filisteos le echaron mano, le sacaron los ojos y lo llevaron a Gaza. Y lo ataron con cadenas de bronce, para que moliese en la cárcel. 22 Sin embargo, después que fue rapado, el cabello de su cabeza comenzó a crecer.

VENGANZA Y MUERTE DE SANSÓN

23 Entonces los jefes de los filisteos se reunieron para ofrecer un gran sacrificio a Dagón su dios y para regocijarse. Y decían:

—¡Nuestro dios ha entregado en nuestra mano a Sansón, nuestro enemigo!

24 Al verlo el pueblo, alabó a su dios diciendo:

—¡Nuestro dios ha entregado en nuestra mano a nuestro enemigo, al destructor de nuestra tierra, que había matado a muchos de los nuestros!

25 Y aconteció que cuando el corazón de ellos estaba alegre, dijeron:

—Llamad a Sansón para que nos sirva de espectáculo.

Llamaron a Sansón de la cárcel, y servía de espectáculo delante de ellos. Lo pusieron entre las columnas. 26 Y Sansón dijo al joven que le guiaba de la mano:

—Déjame palpar las columnas sobre las cuales descansa el edificio, para que me apoye en ellas.
27 El edificio estaba lleno de hombres y mujeres. Todos los jefes de los filisteos estaban allí, y en la azotea había como 3.000 hombres y mujeres que estaban mirando el espectáculo de Sansón. 28 Entonces Sansón clamó a Jehovah diciendo:

—¡Señor Jehovah, por favor, acuérdate de mí! Dame, te ruego, fuerzas solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos.

29 En seguida Sansón palpó las dos columnas de en medio, sobre las cuales descansaba el edificio; y se apoyó contra ellas, contra una con su mano derecha y contra la otra con su mano izquierda. 30 Y dijo Sansón:

—¡Muera yo con los filisteos!

Entonces empujó con fuerza, y el edificio cayó sobre los jefes y sobre toda la gente que estaba en él. Y fueron más los que mató al morir que los que había matado durante su vida.

31 Sus hermanos y toda la casa de su padre fueron y lo recogieron. Luego lo llevaron y lo sepultaron entre Zora y Estaol, en el sepulcro de su padre Manoa. El juzgó a Israel durante veinte años.


DIOS NUESTRA ÚNICA FUERZA



REFLEXIÓN

¡Señor Jehovah, por favor, acuérdate de mí! Dame, te ruego, fuerzas solamente esta vez (Jue. 26:18)

Después de una vida debatiéndose entre obedecer a Dios y querer vivir su vida como él quisiera, aquí está Sansón reconociendo que todo en su vida le vino por que le fue concedido por Dios. Su gran fuerza y su liderazgo, todo provenía de Dios y dependía de su buena relación con él. Dios lo había dotado con grandes características, tanto que llegaban a atormentar a los filisteos. Ellos querían acabar con Sansón, y le encontraron su punto débil. Pero al final al Sansón reconocer que todo proviene de Dios, pide su fuerza solo por última vez para terminar su tares, la cual le había sido encomendada por Dios. Acabar con los filisteos.

ORACIÓN


Mi Dios que pueda culminar la tarea que me ha sido encomendada por ti, dame las fuerzas necesarias para poder serte fiel hasta el final. Amén.

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